Capítulo 13
Denki apretó con rapidez los distintos botones, pero aún así su auto terminó estrellándose y perdió la carrera.
—¡Maldita curva! -Dijo mientras dejaba el mando sobre la mesita de la sala, el rubio se acomodó aún más en su lugar.
Denki se había acomodado entre las piernas de Hitoshi y apoyaba su cabeza en el pecho de éste mientras jugaba videojuegos, en cambio el pelimorado se encontraba revisando sus redes sociales mientras rodeaba la cintura del rubio con uno de sus brazos.
Shinsou vió de reojo la pantalla del juego, que ya se encontraba en pausa.
—Se supone que yo vine aquí a ayudarte con las tareas de ésta semana, no a ver como juegas un juego de carreras que no eres capaz de pasar. -Le mencionó mientras guardaba su teléfono.
Denki alzó un poco su cabeza y lo miró con el ceño fruncido.
Bueno, era verdad que Kaminari necesitaba ayuda, después de aquel incidente había faltado una semana entera a clases, bajo las órdenes de su madre.
Hikari ya había hecho la denuncia correspondiente y ahora un patrullero vigilaba a las afueras de su casa todo el día.
Al único que le habían prohibido salir era a él, Hikari seguía asistiendo al trabajo aunque su sexy jefe, Erik, se encargaba personalmente de ir a buscarla y de traerla de regreso a la casa, Naomi tenía que asistir a la universidad y ensayar con su banda ya que se acercaba un importante concierto, Rei se encargaba de escoltarla a todos lados donde ella fuese.
Mei era la más ocupada, la empresa le ocupaba casi todas las horas del día, apenas dormía. Resulta que la ex esposa de Yami había decidido vender las acciones que le habían otorgado y apenas se enteró de ésto Mei se puso manos a la obra, pudo comprar gran parte ella misma, pero el capital se le iba de las manos, por lo que formó una alianza con la empresa del padre de Shin, quien compró el resto de las acciones convirtiéndose así en socios cooperativos, como Shin había ayudado bastante y había decidido concentrarse más en la empresa pasaba mucho tiempo con la rubia, a quien escoltaba con mucho placer.
Denki hizo un pequeño puchero.
—Toshi, las tareas son muy aburridas, mejor no las hagamos. -Le dijo mientras intentaba volver a alcanzar el mando.
Hitoshi lo tomó con suavidad de la muñeca y afirmó con fuerza su agarre en la cintura del rubio.
—No volverás a jugar, vamos a estudiar. -Le dijo con firmeza.
Kaminari se giró con una sonrisa.
—Tengo una idea mejor. -Susurró antes de voltearse por completo y subirse al regazo de Shinsou, pasando sus brazos por los hombros del chico, que lo miraba impasible.
Hitoshi bufó.
—Entiendo perfectamente tus intenciones pero te informo que eso no evitará que hagamos tus tareas, así que ni lo intentes. -A pesar de sus palabras el chico acabó tomando la cintura del rubio.
Kaminari sonrió aún más y acercó sus rostros para besar con suavidad los labios del otro.
Desde que supo que podía besar a Shinsou cuando quisiera aprovechó cada oportunidad que se le diera.
—¿Tendré que acostumbrarme a ver éste tipo de escenas cuando llegue a casa? -Los dos jóvenes se separaron y se giraron hacia la dueña de aquella voz.
Mei se acababa de sacar su abrigo y lo guardó en el armario de la entrada, permitiendo ver el hermoso vestido anaranjado que llevaba, que se ajustaba a sus perfectas curvas.
Denki apoyó su mejilla en la cabeza del pelimorado y rió.
—¿Y yo tendré que acostumbrarme a verte llegar junto con ese imbécil? Vaya... Cada vez se ven más unidos. -Comentó con burla.
Shin frunció el ceño y desajustó la corbata del traje azul que en esos momentos llevaba.
—No me llames imbécil, mocoso, además vine aquí porque tenemos ensayo con la banda. -Se justificó mientras lanzaba su corbata por ahí y desabotonaba unos botones. —Maldición, que molesto es usar traje todo el día.
La puerta de la entrada volvió a abrirse y por ella ingresaron Naomi y Rei.
—No quiero preguntar qué está pasando. -Mencionó la pelinegra mientras apuntaba a su hermano en el regazo del pelimorado y a Shin que básicamente se estaba desnudando bajo la atenta mirada de Mei.
Todos se sonrojaron.
—¿No tenían que ensayar?¡Vayan! -Mei empujó a los tres universitarios al garage y luego apuntó a los adolescentes. —Y ustedes ¡Estudien!
Shinsou bajó a Kaminari y le sonrió.
—Ya oíste a la dama. -Le dijo mientras sacaba los cuadernos.
Denki hizo un pequeño puchero mientras se resignaba a estudiar.
Mina abrazó con fuerza al rubio y le llenó la cara de besos.
—¡Te extrañé tanto mi niño! -Lo abrazó con fuerza y despeinó sus cabellos.
Kaminari intentaba zafarse de la animosidad de su amiga pero no podía escapar del poder del amor de la pelirrosa.
Después de otros tres días de descanso su madre finalmente le había permitido volver al instituto, dado que aún no encontraban al bastardo de su padre debía ir acompañado en todo momento, lo bueno de todo ésto es que Shinsou sería su principal acompañante.
Con aquel pensamiento alegre ingresó al aula junto a sus amigos.
Se sentó obedientemente en su asiento a esperar la llegada de los demás alumnos y del profesor correspondiente, Mic.
El profesor había llegado pero lo que más le interesaba al rubio aún estaba ausente.
¿Dónde se había metido Shinsou?
Ya estaba a punto de sacar su teléfono cuando la puerta se abrió y por ella ingresó el pelimorado, algo agitado.
—Lo siento. -Murmuró antes de sentarse en su lugar.
Kaminari ladeó un poco la cabeza.
—¿Qué te pasó Toshi? -Preguntó curioso.
Shinsou tragó saliva.
—Bueno... Tuve algunas... Dificultades. -Dijo con calma.
Dificultades que tenían nombre y apellido, Neito Monoma.
Esos últimos días, durante la ausencia de Kaminari, el chico lo había estado abordando de forma constante, obligándolo a pasar tiempo juntos, tiempo el cual el rubio aprovechaba para intentar coquetear, manosear o besar a Hitoshi, cosa que comenzaba a cansarlo.
Ésa misma mañana había estado huyendo de Neito y se le había hecho tarde, seguramente su padre le reclamaría ésto
Desventajas de ir al instituto en el que trabajan tus padres.
El pelimorado estaba tan sumido en sus pensamientos que no notó la mirada preocupada de Denki hasta que éste lo tomó suavemente de la mano, entrelazando sus dedos.
—Toshi regresa a la Tierra, la clase de inglés ha empezado y yo no entiendo nada. -Le mencionó el rubio.
Shinsou sonrió y apretó un poco la mano del de ojos dorados.
—No puede ser que no entiendas ésto, ya te lo expliqué antes, verás...
—¿Oye y si subimos a la azotea? -Preguntó el rubio mientras guiaba a Shinsou hacia la salida del salón, sin soltar su mano.
El pelimorado iba a responder cuando una persona se interpuso en el camino de ambos jóvenes.
—Shinsou. -Llamó con una sonrisa Monoma. —¿Nos vamos ya?
Kaminari soltó la mano de Shinsou y tragó saliva, algo incómodo.
—Si quieres ir con él no tengo problema... Mejor voy a... -El rubio pensaba en una excusa válida cuando Hitoshi volvió a tomarlo de la mano.
Monoma se cruzó de brazos y movía su pie, con impaciencia.
Shinsou inspiró hondo antes de hablar.
—Lo siento Monoma, hoy estaré con Denki, permiso. -Rodeó al chico y caminó con tranquilidad, llevando a Kaminari consigo.
El de ojos dorados estaba demasiado impresionado como para hablar.
Shinsou lo había elegido a él.
O tal vez lo había hecho por simple cortesía...
Kaminari suspiró pesadamente cuando llegaron a la azotea y Hitoshi enarcó una ceja.
—¿Por qué pones esa cara?¿No querías venir aquí? -Preguntó mientras se sentaba en la sombra, ese día el lugar estaba vacío.
Denki ladeó un poco la cabeza y finalmente se sentó frente al pelimorado, manteniendo una distancia prudencial.
—Si tú no quieres estar aquí yo no tengo ningún problema, puedes irte con Monoma si quieres, sé que soy prescindible y... -Shinsou frunció el ceño y acunó el rostro del de ojos dorados en sus manos.
Lo miraba seriamente y por alguna razón a Kaminari le dieron ganas de llorar.
—¿Por qué piensas que yo no quiero estar aquí?¿Acaso no lo dije claramente? Denki, yo realmente quiero estar aquí contigo.
El corazón de Kaminari latió con fuerza, era la segunda vez que lo llamaba por su nombre.
Hitoshi limpió las lágrimas que en algún momento habían comenzado a deslizarse por las mejillas del rubio.
—Y-yo quiero contarte algo Hitoshi. -Dijo con seriedad el de ojos dorados.
Shinsou tragó saliva y asintió.
—Estoy acostumbrado a pensar que soy alguien prescindible porque fue una frase que oí durante toda mi infancia, era mi padre el que la repetía constantemente... -Su voz tembló ligeramente. —Él siempre nos golpeaba, pero sobre todo a mi madre, que siempre se interponía para defendernos... -Bajó la vista y comenzó a mover sus dedos por puro nerviosismo, sólo le había contado eso a Mina y ahora estaba dispuesto a sincerarse con Hitoshi. —Un día... Él descubrió que a mi me gustaba un niño del barrio, se enojó tanto... -Las lágrimas seguían fluyendo. —Me dijo que era una simple basura, que nunca sería especial para alguien porque era un inútil, un imbécil prescindible que sólo sabía molestar con mis problemas a la gente de mi alrededor... -Kaminari comenzó a llorar con fuerza, sintió como Hitoshi lo envolvía en un abrazo y lo pegaba a su pecho mientras acariciaba con cariño sus cabellos. —Una semana después la policía lo arrestó, Mei estaba a punto de cumplir sus dieciocho y había hecho su jugada, mi padre quedó libre al poco tiempo pero para ese tiempo ella ya había logrado tomar posesión de gran parte de las acciones de la compañía, con ese sustento económico ella nos sacó a flote, mamá tardó unos meses en poder salir a la calle sin miedo, tuvimos mucha terapia de por medio antes de ser lo que somos ahora.
Denki inspiró hondo y se acurrucó en el pecho de Shinsou, de alguna forma la respiración del chico lograba calmarlo.
—Todo lo que han pasado tú y tu familia debió ser más duro de lo que yo puedo llegar a imaginar, entiendo que esas palabras aún te afectan porque he notado que aunque no quieras demostrarlo sientes mucha inseguridad sobre ti mismo, así que quiero que me escuches bien... -Shinsou tomó el rostro del chico y lo obligó a que lo mirase, las últimas dos lágrimas se deslizaron con lentitud por sus mejillas cuando el pelimorado volvió a hablar. —Kaminari Denki, tú eres y siempre serás alguien importante, estás lleno de luz, una luz que cautiva a todos aquellos que están a tu alrededor, si es necesario te lo repetiré miles de veces, realmente lo vales.
Kaminari sintió como el aire en sus pulmones se esfumaba y miraba totalmente sorprendido a Shinsou, sus ojos dorados resplandecieron un poco más cuando el pelimorado apoyó su frente en la suya y sonrió, posando sus ojos en él.
Sus bocas se acercaron poco a poco antes de fundirse en un beso tranquilo y sin prisa.
Denki se separó un poco y sonrió.
—Gracias Toshi. -Murmuró antes de volver a unir sus labios.
Faltaron a la siguiente clase y a Shinsou no le importó que, más tarde, su padre lo regañara por eso.
El pelimorado recordó la interrogante de Tsuyu.
«¿A tí te gusta Kaminari?»
Aún no sabía cómo se sentía el que le gustara una persona de forma romántica, pero se encontró pensando en que no le molestaba si era como cuando estaba con Kaminari.
El hombre jadeó y frunció el ceño ante la escena que se desarrollaba frente a él.
—¿Qué rayos significa ésto? -Preguntó con ira.
Un pelirrojo alto se puso delante de la mujer temblorosa y de los otros dos niños, de doce y diez años.
—Ya te lo he dicho, aléjate de nosotros, maltrataste a mi madre durante diez años, no volveré a permitir que te acerques a ella. -El joven chasqueó sus dedos y varios hombres de gran complexión física lo tomaron por la fuerza, Yami intentó resistirse pero le era imposible contra los tres sujetos.
Sus ojos azules brillaron con ira.
Otra vez se repetía la historia, otra vez su esposa y su hijo mayor lo traicionaban, comenzó a gritarle improperios a los cuatro pero aún así el más alto permanecía impasible, protegiendo a su madre y sus hermanos, en algún momento Yami vislumbró una escena similar, la que ahora lo miraba con furia y determinación era Mei, apretó sus dientes.
—¡Ustedes ya verán, me libraré de ésto y sufrirás, tú y tú madre Mei, no lo olvides!
Su hijo frunció el ceño levemente confundido.
—No te preocupes, pronto verás a Mei y ella se encargará de llevarte a la cárcel en la que mereces morir de forma lenta, nunca más volverás a ver nuestros rostros, Yami Kaminari. -Le dijo con voz dura, les dió una mirada a sus guardias y asintió, dando el permiso para que lo llevaran a las autoridades.
Por segunda vez, los actos violentos de Yami fueron detenidos por sus propios hijos, solo que ahora era ésta familia la que podría dar un respiro de sus agresiones, aquella familia podría empezar a vivir con tranquilidad con el pensamiento de que aquel asqueroso hombre se pudriría en la cárcel, donde merecía estar.
Holaaaaa
Acá otro cap omg ésta vez fui demasiado puntual ah
Ayer fue mi Cumpleaños AAAA datoinnecesario#
Bueno acá podemos empezar a darle un cierre a éste drama siqsi, igual prepárense porque... Mejor me callo omg
Hasta el próximo sábado bbs, Darkness
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