Capítulo 12
Kaminari suspiró pesadamente.
Dos semanas.
Dos semanas sin tener algún otro avance con Shinsou.
Y había tres culpables para eso:
1) Los exámenes, aunque recientemente habían finalizado
2) El espantoso ser de Monoma Neito, que acaparaba para sí a Shinsou
3) El imbécil de Tetsutetsu, que siempre pedía pasar tiempo con Kaminari y el rubio comenzaba a sospechar que estaba redirigiendo su amor por Kirishima hacia él
Suspiró nuevamente y apoyó su frente en la mesa.
Mei lo miró extrañada.
—Has estado muy cabizbajo Rayito, ¿Qué te pasa?¿Acaso él...? -Denki negó con rapidez.
Sabía que su hermana estaba asustada por los mensajes que había recibido de su padre, pero aquel tipo no había vuelto a intentar contactarse con él.
—No es eso... Es que, es Tosh... Shinsou. -Le dijo mientras llevaba uno de los dulces que su madre había dejado a su boca. —Por ciertas circunstancias ya no estamos mucho tiempo juntos y no sé qué hacer para revertir eso.
La rubia se sentó frente a él y lo tomó de las manos.
—¿Has pensado en pedirle una cita? -Le preguntó con una sonrisa.
Denki abrió sus ojos sorprendido ante aquella nueva esperanza.
—Mei... ¡Eres una genia! -Tomó el rostro de su hermana con sus manos y besó su mejilla con intensidad. —¡Te amo!
El rubio corrió hacia su habitación, para mandarle un mensaje a su querido crush.
Mei negó divertida hasta que su teléfono llegó, un mensaje de la empresa que la hizo volver a la seriedad que la embriagaba hace días.
Marcó un número en su teléfono y esperó a que le contestaran.
—Oh, nunca esperé que me contactaras mademoiselle. -Dijo con diversión aquella voz.
—Basta de juegos Shin, te llamé para hablar de negocios, necesito tu ayuda para coordinar una reunión con tu padre.
Shinsou salió de su casa bastante nervioso, aún no tenía claro el por qué.
Bueno, tenía una cita con Kaminari, pero no por eso tenía que tener los nervios de punta, ¿No es así?
La verdad es que sí había echado de menos pasar tiempo con aquel rubio, esas últimas semanas apenas podía conversar con él en clase y durante los recesos era arrastrado por Monoma.
Ah, Monoma, la verdad era que el chico era bastante insistente, pero no le movía ni un pelo a Hitoshi, quien comenzaba a verlo como un amigo únicamente.
Finalmente llegó al lugar acordado, Denki se encontraba sentado en una banca de aquel parque que les quedaba a la misma distancia a ambos.
El rubio llevaba unos jeans negros, una camiseta blanca, una chaqueta amarilla, y unas gafas de sol sobre la cabeza, había adornado el conjunto con brazaletes y algunos aretes, pero lo que captó la atención de Hitoshi fue el anillo en su dedo anular.
Shinsou se sonrojó un poco ya que él lo llevaba en el mismo lugar, hace tiempo sabía ya de su significado, pero por alguna razón no se lo había quitado aún.
El pelimorado se acercó y finalmente aquellos ojos dorados se encontraron con los suyos.
Kaminari lo contempló con tranquilidad.
Jeans azules y una sudadera negra algo grande, Shinsou había decidido colocarse la capucha, lo que le pareció sumamente atractivo al rubio.
—Hola... -Le dijo un tanto nervioso el pelimorado.
Kaminari le dedicó una radiante sonrisa.
—Ya llegaste, ¿Nos vamos? -Le preguntó mientras se acercaba a él y entrelazaba sus dedos con temor, al ver que Shinsou no se apartó sonrió aún más. —¿A dónde quieres ir Toshi?
Shinsou se sonrojó un poco por el apodo.
—No lo sé... ¿Qué quieres hacer? -Le preguntó mientras observaba el cielo, tratando de huir del contacto visual, que lo ponía nervioso.
Denki apretó un poco su mano y lo pensó por unos segundos.
—Hay una feria no muy lejos de aquí, tiene una gran variedad de cosas, podríamos ir y entretenernos un poco. -Sugirió.
Hitoshi finalmente lo miró a sus ojos y al verlos tan brillantes y suplicantes no se pudo negar.
—De acuerdo, vayamos. -Le dijo con una sonrisa.
Kaminari se alegró y comenzó a arrastrar al pelimorado hacia dicho lugar.
Fue una tarde tranquila y placentera, era verdad la gran variedad de puestos que tenía esa feria.
Pudieron comer distintas cosas e incluso había algunos puestos de juegos, Kaminari también había quedado encantado con el puesto de peluches de Pokémon, por supuesto que se había comprado su Pikachu y como broma le había comprado a Shinsou un Gengar, alegando que era parecido a él.
La tarde caía cuando al fin decidieron volver a sus casas, se detuvieron en donde sus caminos se separaban, en aquel parque en el que se habían encontrado.
—Bueno... Supongo que nos veremos en clase... -Le dijo Shinsou mientras colocaba una mano en su nuca.
Kaminari asintió mientras miraba el suelo.
—Por favor, reservame a mi los recesos de ésta semana, ya estoy cansado de tener que compartirte con Monoma. -Le dijo a modo de burla antes de alzar la mirada, donde se encontró a apenas unos centímetros de Hitoshi, quien se le había acercado.
Ambos se observaron unos segundos antes de comenzar a acercarse aún más, con lentitud.
Denki pasó sus brazos alrededor del hombro de Shinsou, teniendo cuidado de no dejar caer su Pikachu.
Hitoshi rodeó con delicadeza la cintura del rubio, tampoco soltó a su Gengar.
Sus ojos se conectaron, ninguno dijo ni una palabra, tampoco siguieron acercándose, no tenían prisa, ésta vez no los iban a interrumpir.
Fue ese pensamiento el que hizo sonreír a Denki antes de, finalmente, sellar sus labios.
Fue un beso tranquilo, cada uno explorando y amoldandose a los labios del otro, fue Hitoshi quien decidió profundizar el beso, apretó con un poco más de fuerza la cintura del rubio e introdujo su lengua con algo de timidez, Denki la recibió gustoso.
Kaminari se sentía en las nubes, aún no creía que eso estuviera ocurriendo, por eso subió su mano libre y comenzó a jugar con los cabellos del pelimorado, para asegurarse de que aquello fuera real.
Finalmente tuvieron que separarse por la falta de oxígeno.
—Yo... -Comenzó a decir sonrojado el rubio, pero Shinsou volvió a unir sus labios con insistencia.
Así estuvieron por un largo rato, parando de tanto en tanto para recuperar el aire perdido.
Pero la vibración insistente en el bolsillo de Shinsou les indicaba que ya se había hecho tarde, por lo que, muy a su pesar, tuvieron que separarse.
—Supongo que ya tenemos que volver a casa. -Le dijo con una sonrisa el rubio.
Shinsou asintió.
—Adiós.-Le respondió con una sonrisa tímida.
Denki tomó con fuerza la sudadera de Hitoshi y volvió a unir sus labios una vez más, fue un beso tierno y corto.
—Nos vemos el lunes Toshi. -Se despidió con una sonrisa antes de encaminarse a su hogar.
Shinsou sonrió un poco y también tomó el camino que le correspondía, mientras respondía los mensajes preocupados de su padre.
—Es que en serio Kami, eres grandioso, tuviste un gran avance. -le dijo con una sonrisa Mina.
Sero asintió dándole la razón.
—Hoy en el receso se los veía bastante juntos. -Mencionó Kirishima. —Monoma quiso ir a interrumpirlos pero Blasty no se los permitió, ¿No es así Blasty? -Le preguntó con una sonrisa al chico que caminaba a su lado.
Las mejillas de Bakugo se sonrojaron un poco.
—Eso fue porque no soporto a ese bastardo, no pienses cosas raras Pikachu. -Le dijo mientras evitaba mirarlo a los ojos.
Denki sonrió agradecido, Bakugo era una buena persona, aunque los demás no lo creyeran.
Finalmente tuvieron que separarse, Mina y Sero por un lado, Kirishima y Bakugo por el otro y Denki por el suyo.
Como habían ido a comer unas hamburguesas ya era pasado el mediodía, sabía que Mei se encontraba trabajando al igual que su madre y Naomi le había enviado un mensaje avisando que ensayaría con la banda en la casa de Rei por lo que no tenía prisa en volver a casa.
Recién había sacado las llaves de su mochila cuando sintió la presencia de alguien a sus espaldas, se giró un tanto asustado y se encontró cara a cara con la persona que menos esperaba ver.
—Hijo... Por favor escúchame...
Ante él estaba Yami Kaminari, progenitor de Denki y sus hermanas, ex esposo de su amada madre.
Se veía algo demacrado, sus rubios cabellos, el cual habían heredado sus hijos, se encontraba casi repleto de canas, sus ojos azules habían perdido toda luz y sus ropas se veían andrajosas.
Las manos de Denki temblaron por lo que las apretó con fuerza.
—No tengo nada que hablar con usted, señor. -Le dijo mientras intentaba darse la vuelta y abrir con rapidez la puerta de su casa.
Pero el hombre no iba a aceptar el ser ignorado, tomó con fuerza la muñeca de su hijo, haciendo que éste hiciera una mueca de dolor.
Miles de recuerdos comenzaron a pasar por la mente de Denki.
Su madre llorando, con la cara magullada mientras le suplicaba que no los toque.
Una Mei de dicisiete años, parada firmemente frente a ellos, plantandole cara a aquel horrible hombre, poniéndole un ultimátum.
Los intentos desesperados del hombre por intentar golpear a su hija mayor y a su esposa, mientras era retenido por la policía.
Una mujer pelirroja con tres niños, que sonreían alegremente al ver que aquel asqueroso hombre saldría impune.
Denki lo empujó con terror y retrocedió unos pasos, alejándose de su casa.
—¡Aléjate! -Suplicó con voz temblorosa.
Yami se acercó aún más, con el rostro distorsionado por la ira.
—¡Quiero que me escuches! -Exigió, luego su rostro se suavizó. —Déjenme volver... Por favor... Yo sé que ustedes me dejarán volver, son mis bebés, mi amada familia... Por favor... -Intentó acariciar el rostro de su hijo.
Pero Denki ya no pudo soportarlo más, comenzó a correr lejos de su casa, con las lágrimas acumuladas después de años de maltrato fluyendo, haciendo su vista borrosa.
Lloró y corrió hasta que sus piernas no pudieron más, se detuvo en el ya conocido parque, aquel en el que había visto a Shinsou y había sido tan feliz.
Que diferente era ahora.
Miró hacia atrás y vió con horror como el hombre de sus pesadillas se encontraba a tan solo unos metros, agitado por haberlo seguido.
Denki sollozó con fuerza, llamando la atención de varias personas que se encontraban por la zona.
—N-no te acerques. -Volvió a suplicar entre lágrimas, pero el hombre no lo escuchaba, seguía avanzando con firmeza hacia él, volviendo a mostrarle aquel rostro furioso al que tanto le temía.
Denki se agachó y cubrió su rostro con las manos para luego cerrar con fuerza sus ojos, esperando que todo eso fuera simplemente un mal sueño.
Pero los pasos seguían acercándose hacia él.
Sintió cómo alguien tocaba su cabeza, no con brusquedad, sino con compasión, unos pasos resonaron y se plantaron frente a él.
—Te ha dicho que no te acerques. -Dijo con firmeza una voz conocida.
Denki alzó su cabeza y miró con sorpresa como Shota Aizawa se veía impasible ante la ira de Yami.
—No se meta, ese de ahí es mi hijo y quiero hablar con él. -Le respondió con un tono hostil el rubio.
Aizawa enarcó una ceja.
—Así que usted es su padre, ¿Ese mismo que tiene una orden de alejamiento con cualquier miembro de su familia? Lamento informarle que eso me da más motivos para impedir que se acerque. -Le respondió con una calma intimidante el pelinegro.
El hombre frunció el ceño y apretó sus puños.
—¿Cómo usted sabe eso? -Preguntó entre dientes.
Aizawa bufó.
—No es de su incumbencia, alejese. -Repitió con advertencia.
Un grupo de curiosos ya se había arremolinado a su alrededor, Yami se percató de ello y apretó con fuerza sus dientes, no podía hacer nada en aquel lugar.
Apuntó a su hijo.
—Ya nos volveremos a encontrar, tú y las zorras de tus hermanas y madre me las van a pagar. -Le dijo antes de retirarse con rapidez.
Aizawa estaba tentado a ir y darle sus merecidos golpes a ese bastardo, pero tenía algo más importante de lo que preocuparse.
El hombre se arrodilló frente al rubio que aún seguía llorando.
—Tranquilo... Ya pasó... -Le dijo mientras acariciaba sus cabellos con suavidad.
Una mujer se les acercó.
—¿Necesitan ayuda? -Preguntó preocupada.
El pelinegro negó.
—No se preocupen, soy su profesor, lo llevaré a un lugar más tranquilo. -Tomó con suavidad el brazo de Denki. —Vamos Kaminari, necesitas respirar, ¿Tienes tu teléfono?
Denki comenzó a temblar, lo había dejado caer en la entrada de su casa, lo único que tenía en ese momento eran las llaves de la misma, aunque se encontraba en un estado en el que no era capaz de hablar.
Aizawa decidió llevarlo a su casa, con un poco se ayuda, el rubio pudo caminar, aunque sus lágrimas no parecían detenerse.
—¿No crees que ya se tardó demasiado? -Preguntó preocupado por quinta vez Hizashi.
Shinsou colgó la llamada.
—Todavía no contesta... -Le dijo igual de preocupado.
Eri se encontraba sentada en la mesa en la que habían almorzado, Aizawa había ido a comprar un pastel en celebración de que Shinsou había terminado sus exámenes y de que ellos habían terminado de corregir dichos exámenes, pero no había vuelto.
Hizashi ya se encontraba colocándose su chaqueta para ir a buscarlo cuando la puerta de entrada se abrió y por ella ingresó Aizawa.
Shinsou y Yamada suspiraron de alivio, alivio que duró poco al ver que el pelinegro ingresaba tomado del brazo de Kaminari, quien lloraba a mares.
Hitoshi se acercó preocupado.
—¿Qué es lo que ha...? -Denki, al escuchar la voz del pelimorado se lanzó a sus brazos, para abrazarlo con fuerza.
Aizawa suspiró pesadamente.
—Se los explicaré en la sala, pero antes, ¿Tienes alguna forma de contactarte con algún familiar de él? -Preguntó su padre.
Hitoshi asintió y le entregó su celular, donde tenía los números de Mei y Naomi.
Dos autos se aparcaron casi al mismo tiempo frente a la casa, de ellos bajaron tres personas: Mei, Naomi y Hikari, con rostros totalmente preocupados.
Hizashi les abrió con rapidez y pronto las tres corrieron hacia donde se encontraba Denki.
El rubio se había quedado dormido en las piernas de Hitoshi, quien secaba las lágrimas que caían rebeldemente por sus mejillas y le susurraba continuamente que todo estaría bien.
—¿Qué ha pasado? -Preguntó totalmente preocupada Hikari.
Aizawa le ofreció asiento a las tres y comenzó a explicar lo ocurrido desde su punto de vista.
Mei apretó con fuerza sus puños.
—Ese bastardo... Sabía que estaba desesperado pero no pensé que estaría tan mal. -Murmuró mientras miraba preocupada a su hermano menor.
Naomi y Hikari la miraron extrañadas.
—¿Qué quieres decir?¿Acaso ya sabías por qué quería volver a contactarse con nosotros? -Preguntó Naomi.
Mei asintió con la mirada gacha.
—Bueno... Él hace poco se divorció de aquella mujer, al parecer también la maltrataba y ella finalmente decidió denunciarlo, aunque nuevamente, gracias a su dinero, salió impune. -Dijo con rabia. —O al menos eso creía él, su ex esposa se quedó con todas sus acciones de la compañía y él se había gastado el poco dinero que le correspondía en sobornar para quedar libre, incluso así sé que aún debe mucho dinero por su libertad, él está en quiebra total, creo que pensó que alguno de nosotros podríamos darle una parte de nuestras acciones para que él volviera alzarse en el negocio, pero eso es totalmente ilógico, creo que ya ha perdido su cabeza y con ésto... -Volvió a mirar a su hermano y sus ojos se llenaron de lágrimas.
Hikari apretó sus labios.
—Él las pagará. -Dijo con total seriedad.
Aizawa les invitó un té, que las ayudaría a calmarse.
—En serio, no tenemos plabras para agradecerte por lo que has hecho por mi pequeño... -Le dijo con total sinceridad Hikari.
Mei y Naomi asintieron, dándole la razón.
Aizawa les sonrió.
—Es algo que cualquiera hubiera hecho, no tienen que agradecerme. -Le dijo mientras terminaba de servir la taza de Mei. —Ya saben que si necesitan que yo testifique o lo que sea, lo haré con gusto.
Hikari sonrió agradecida, sabía que ese hombre frente a ella era de fiar y que era buena persona, ya lo había notado antes al ver la buena educación que tenía Shinsou, la mujer fijó su mirada en su hijo, que aún dormitaba en el regazo del pelimorado que lo rodeaba dulcemente con sus brazos.
La mujer sonrió al ver la paz en la cara de su pequeño, sintiéndose protegido en aquellos brazos.
Holaaaa
En lo que a mi respecta esto es publicar temprano JAJAJAJAJ
omg drama drama, me puse nerviosa mientras lo leía para corregirlo, y ESO QUE SOY LA ESCRITORA ah
Tengo que informarles algo... PRÓXIMAMENTE VOY A PUBLICAR OTRO FIC AAAA, todavía no decido de cuál shipp, está entre mis dos protegidos: Shinkami e Itadei omg omg
Ahre bueno mejor dejo de decir boludeces
Me voy a hacer algo importante,,, ver Naruto
ADIÓS, darkness
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top