Capítulo 10
—En serio Shota, debes aprender a controlar tus celos paternos, lo haces demasiado evidente. -Le dijo Mic mientras intentaba torpemente abotonar su camisa.
Aizawa suspiró y se acercó para arreglar la camisa de su esposo.
—Yo no soy evidente. -Le dijo mientras abotonaba el último botón, Mic rió. —Bueno, puede ser que mire mal al chico, pero es que él se acerca demasiado a Hitoshi, invade su espacio personal, además, hoy va a volver a verlo ¿Qué no le basta con verlo en clases? Incluso ayer se encontraron ¿Por qué Hitoshi va a su casa?
El rubio tomó las manos de su esposo y le sonrió.
—Cuando sientes interés por alguien quieres verlo siempre ¿No es así? Además son jóvenes, déjalo disfrutar ¿Cuándo viste a Hitoshi saliendo tanto? Ese chico está sacando de su cueva a nuestro hijo, ni siquiera Midoriya había logrado eso. -Le dijo mientras depositaba besos en las manos del pelinegro.
Aizawa sonrió de lado.
—Bueno... Por ahora está bien, pero que no se le haga costumbre. -Dijo, rindiéndose por fin y dándole un abrazo al rubio. —Cambiando de tema, el otro día me crucé con...
La conversación se vió interrumpida por el sonido de unas pisadas, Shinsou ya había bajado.
—Ya está afuera, me voy, hasta luego. -Dijo despidiendo con un ligero movimento de su mano.
—¡Cuídate Hitoshi! -Exclamó Mic con emoción.
—Lo haré pap... Mic. -Dijo antes de cerrar la puerta tras él.
Hizashi suspiró pesadamente.
—Estuvo cerca. -Dijo con una sonrisa.
Shota acarició los rubios cabellos del otro.
—Sabes que le es difícil por... Como nos conocimos, pero sé que pronto pasará. -Le dijo con ternura. —Ahora vayamos a ver que está haciendo Eri, ha estado callada por mucho tiempo.
La pareja se encontró con la cocina llena de harina por un intento de pastel de la pequeña.
—Rayito no sabe que vendrás a casa, creo que aún sigue durmiendo, sí, es mediodía y sigue durmiendo, así que será una reunión de estudios sorpresa. -Le dijo Mei mientras dejaba su abrigo en el perchero y lo invitaba a pasar a la casa.
Shinsou puso una mano en su nuca y ladeó la cabeza.
—¿Has almorzado? -El pelimorado negó. —Oh, el almuerzo lo devoraron Naomi y el resto de su banda, que están ensayando en el garaje, pero creo que aún tenemos algunos dulces, siéntate por favor. -La rubia se fue meneando las caderas hasta la cocina.
Hitoshi se sentó y sacó el teléfono para distraerse, aunque ni siquiera pudo desbloquearlo porque Naomi apareció con una gran sonrisa.
—No sabía que vendrías hoy, deberías vernos tocar. -Le dijo mientras tomaba un par de botellas de agua vacías y entraba a la cocina para cargarlas.
Mei le entregó algunos pasteles que tenían una pinta deliciosa.
El pelimorado llevó uno a su boca cuando alguien le arrebató el plato y lo tomó del brazo.
—Comerás mientras nos ves ensayar. -Le dijo la pelinegra mientras lo guiaba al garaje.
Naomi lo sentó en un sillón mientras volvía a tomar su guitarra y hablaba con el chico del teclado y el de la batería.
—Ellos son Shin y Rei. -Los presentó la chica.
Shin era el de la batería, tenía el pelo teñido con algunas mechas azules, iguales a los de sus ojos y una sonrisa hipnotizante.
Rei era un pelirrojo pecoso lleno de piercings y con cara de pocos amigos, se dedicaba a mirar fijamente su teclado.
—¿Eres Shinsou? Nuestros nombres se parecen. -Dijo Shin con una risa. —Te ví el otro día en la fiesta pero no pude acercarme a tí, lástima. -Hizo un pequeño mohín con su boca y Naomi golpeó su cabeza.
—No le hables así a Shinsou, es alguien muy preciado para mi familia. -Le dijo la pelinegra con el ceño fruncido. —Ahora toquemos esa nueva canción.
Ellos se sonrieron, incluso Rei lo hizo y comenzaron a tocar.
La voz de Naomi volvió a hipnotizarlo, la canción hablaba sobre alguien enamorado que a pesar de todo el amor que tenía no era capaz de expresarse correctamente con la persona que le gustaba y todo se volvía una confusión.
Los tres se veían asombrosos, incluso con las ligeras gotas de sudor que corrían por sus frentes por estar en constante movimiento para animar la canción a la vez que tocaban sus respectivos instrumentos, Naomi debía hacer más al ser la cantante y guitarrista.
Shinsou terminó de devorar sus dulces cuando ellos finalizaron la canción, el pelimorado aplaudió con entusiasmo.
—Son increíbles AngelZ, creo que me volveré su fan. -Les dijo Hitoshi con una sonrisa de lado.
Shin sonrió coquetamente.
—Estoy dispuesto a regalarte un álbum con nuestras firmas e incluso una foto exclusiva. -Le guiñó un ojo para acompañar el coqueteo.
Naomi se disponía a volver a golpearlo cuando una voz lo interrumpió.
—No le darás a Toshi una fea foto tuya. -Unos brazos rodearon los hombros del pelimorado y Denki terminó sentado a su lado.
El rostro de Rei se iluminó.
—¿Al fin vienés a ver mi increíble talento Rayito? -Preguntó el pelirrojo con una sonrisa.
Naomi golpeó a sus dos compañeros.
—Dejen de coquetear con mis niños par de inútiles. -Les dijo con el ceño fruncido la pelinegra.
Denki bostezó.
—Como sea, ¿Vamos a estudiar Toshi? -Preguntó con una sonrisa el rubio.
Cuando el hambre por fin lo había hecho dejar de lado sus videojuegos y bajar a buscar algo que la saciara Mei le había dicho a Kaminari que su crush estaba en la misma habitación que Naomi, Shin y Rei, esos tres eran un peligro para su misión de conquistar a Shinsou, por eso había corrido al garaje.
Shin parecía a punto de replicar cuando Denki tomó la mano de Hitoshi y lo arrastró fuera de la zona de peligro.
El pelimorado simplemente se dejó llevar hasta la habitación del de ojos dorados, su cama estaba deshecha y el videojuego estaba en pausa.
—Vine aquí para que estudiemos, los exámenes se acercan y tienes que aprobar. -Le dijo el más alto mientras se soltaba y comenzaba a sacar sus cuadernos. —Siéntate porque ésto nos va a llevar tiempo.
—Déjame revisar el archivo de aquí, te lo explica bien. -Le dijo Hitoshi mientras colocaba la netbook en su regazo y tecleaba.
Denki suspiró y dejó el lápiz sobre su cuaderno para luego tirarlo en su cama.
—Toshi, estuvimos estudiando durante tres horas, merezco un descanso... -Dijo el rubio mientras apartaba el aparato de las piernas de Shinsou.
—¿Qué piensas qué estás haciendo? Tenemos que... -La frase se atoró en su garganta cuando Kaminari ocupó el lugar del computador.
Las rodillas del rubio se apoyaron en su cama y su nariz quedó a tan sólo unos centímetros del rostro de Hitoshi.
—¿Qué estás haciendo? No pienses que puedes distraerme, tenemos que estudiar. -Denki rodeó con sus brazos el cuello del otro y sonrió.
—No es una distracción, es una recompensa por trabajar tan arduamente. -Susurró mientras se acercaba aún más a él.
Kaminari había quedado insatisfecho con aquel beso en el parque, él quería más, por eso unió sus bocas con desesperación.
Hitoshi estaba sorprendido por la actitud del rubio, pero su cuerpo reaccionó más rápido que él, devolvió el beso con el mismo ímpetu.
Denki no pudo evitar sonreír en medio del beso, realmente estaba pasando, él realmente estaba besándose con Shinsou Hitoshi, su crush.
Pocas veces Shinsou se había besado con alguien, las podías contar con los dedos de una mano, pero aún así sabía perfectamente que aquel rubio de ojos dorados era un buen besador.
Podrían haber pasado segundos, minutos, horas, no lo sabían, ambos estaban totalmente ensimismados, explorando correctamente los labios del otro.
Pero, nuevamente, las cosas se vieron interrumpidas.
—¡Rayito yo...! -Mei tapó su boca con sorpresa, los dos adolescentes se separaron abruptamente, Kaminari hasta cayó al suelo con un gran estruendo.
La rubia se aclaró la garganta.
—Lo siento pero... -Mei sonrió. —Mamá ya ha llegado y trajo algunos dulces... Quiere que bajen pero si quieren seguir eh... Bueno eso, no hay problema.
Kaminari se levantó con rapidez, algo avergonzado.
—¡Ya bajamos! -El rubio acomodó rápidamente su ropa que se había desarreglado en su caída.
Mei sonrió con ternura y salió de la habitación.
Denki carraspeó un poco.
—Otra vez permití que nos interrumpieran. -Le dijo con un pequeño puchero. —Ahora bajemos antes de que los glotones que mi hermana tiene como amigos se coman todo.
Ya todos se encontraban sentados en la mesa, disfrutando de un té, cuando Mei los vió entrar sonrió con cierta malicia.
—¡Has vuelto a mi casa Shinsou! -Exclamó Hikari con una tierna sonrisa. —Y nuevamente ayudas a mi hijo con sus deberes, eres todo un ángel, ven siéntate aquí a mi lado.
Shin y Rei peleaban por un postre de chocolate mientras que Naomi se devoraba dicho postre a espaldas de ellos.
Denki terminó sentado al lado de Shin y frente a Shinsou.
—Oye Shin, cambiemos de lugar. -Pidió Rei ya que su amigo era lo único que lo separaba del rubio.
Shin lo ignoró olímpicamente y sonrió a las dos personas frente a él, Mei y Shinsou.
Hikari, que se encontraba en la cabecera de la mesa, suspiró.
—Éstos jóvenes hormonados de ahora... -Murmuró para si misma, pero sus pensamientos se vieron interrumpidos por su propio teléfono, al cual le había llegado un mensaje. —Oh... -El rostro de la mujer se enrojeció.
Mei dejó de rechazar las insinuaciones de Shin, Denki dejó de apartar las manos de Rei que intentaban abrazarlo con Shin de por medio y Naomi dejó de robar los dulces del pelirrojo.
—Mamá se sonrojó. -Dijo Naomi mientras limpiaba la crema de su rostro. —¿Quién te mandó un mensaje? -Preguntó con una sonrisa.
La mujer tragó saliva y acercó el aparato a su pecho.
—N-nadie... Sólo mi nuevo jefe. -Murmuró bajito, pero la pelinegra ya estaba a su lado y le había arrebatado el teléfono. —¡Naomi no!
—Oh, es verdad que es tu jefe, es un mensaje de trabajo, veamos su foto de perf... ¡Oh santo Adonis, es un sugar daddy ideal! -Para ese entonces sus dos hermanos también se habían levantado y se acercaron a la pelinegra.
Mei comenzó a abanicarse el rostro y Denki jadeó.
—¡Mamá te exijo que lo conquistes! -Pidió su hijo menor, Naomi asintió efusivamente.
—¿Es soltero verdad?¡¿Qué estás esperando madre?! -Exclamó Mei.
Los tres se pusieron a parlotear de la forma en que su madre podría conquistar a semejante bombón mientras la susodicha se encontraba totalmente sonrojada.
Shinsou sonrió.
—¿Quiere que le sirva té? Debe ser algo agotador tener que lidiar con esos tres a diario. -Mencionó el pelimorado mientras llenaba con cuidado la taza de la mujer.
Ella rió.
—Oh no debías, yo debo atenderte a tí, después de todo eres nuestro invitado. -Colocó tres cucharaditas de azúcar y revolvió suavemente. —Respondiendo a tu pregunta, sí, puedo asegurarte que con éstos tres niños ningún día es aburrido.
Los dos comenzaron a charlar tranquilamente, Rei aportaba una que otra cosa a la conversación, en algún momento Shin se unió al grupo de los ruidosos que sólo Dios sabrá qué era lo que hacían con el celular de su madre.
Pronto descubrieron qué era.
Hikari bebía con tranquilidad su té cuando Naomi se acercó con una sonrisa.
—Éste sábado tendrás una cita con ese Adonis/Sugar Daddy/Hermoso y todo lo demás. -Mencionó mientras dejaba el celular junto a su madre.
La pobre mujer se atoró con la bebida y comenzó a toser estruendosamente, Shinsou se levantó con preocupación y palmeó suavemente la espalda de Hikari.
—¿No podías esperar hasta que termine de beber? -Le preguntó Hitoshi luego de asegurarse de que la mujer se encontraba bien.
Naomi se encogió de hombros y luego sonrió.
—Es muy tierno que te preocupes por tu futura suegra. -El pelimorado se quedó callado y Denki había dejado de hablar con su hermana mayor al escuchar a la pelinegra. —Obvio hablo de cuando salgas conmigo.
Mei tuvo que sujetar con fuerza al rubio para que no se abalanzara sobre una sonriente Naomi.
—Ya te dije que dejes de molestar a Rayito, ¿No recuerdas la última vez que lo hiciste enfadar? -Advirtió la rubia.
Naomi frunció el ceño.
—Por supuesto que me acuerdo, el desgraciado rompió mi guitarra por una simple bromita. -Dijo mientras se cruzaba de brazos.
—¡¿Simple broma?! -Exclamó Denki mientras intentaba librarse de los brazos de la rubia mayor. —¡Escondiste mis videojuegos y mi consola para decirme que las habías vendido, por dos semanas!
Shin soltó una carcajada.
—Esas semanas me las pasé totalmente entretenido, tienes juegos buenos. -Mencionó mientras volvía a su lugar.
Hikari por fin salió del pequeño trance en el que había entrado y se plantó frente a sus hijos.
—Dos preguntas. -Alzó un dedo. —¿Por qué yo no conocía ésta historia? -Levantó el segundo. —¿Y quién les dió el permiso de arreglar una cita con mi jefe?
Naomi, imitando la acción de su madre, alzó un dedo.
—La razón por la que no conocías la historia es bastante obvia madre, con Rayito no queríamos ser castigados. -Explicó con calma la pelinegra.
Denki, que al fin era libre, levantó dos dedos.
—Segundo, para el amor no hay que preguntar, además ese jefe tuyo ¿Erik? Se veía bastante entusiasmado y no tuvimos que hacer mucho. -Contestó con simpleza.
Hikari frunció el ceño e infló sus mofletes.
—Niños entrometidos, no les traeré dulces por un mes. -Sentenció. —Excepto a Shinsou y Rei, ellos pueden tener todos lo que quieran, ahora me voy a buscar algo en mi armario que sea decente para esa dichosa cita ¿En serio era necesario que fuera éste viernes? -Preguntó mientras salía de la sala.
Los cuatro implicados en el arreglo de aquella cita chocaron los cinco, victoriosos.
Denki se apresuró y ocupó el lugar de Mei, al lado de Hitoshi.
La rubia no se quejó y se sentó en el lugar de su hermano, aunque para su mala suerte era Shin quien estaba a su lado.
—Ya te dije que no, eres más joven que yo, busca a alguien de tu edad. -Dijo con tranquilidad la chica.
El ojiazul sonrió.
—La edad no es de importancia cuando de amor se trata mademoiselle. -Tomó suavemente la mano de Mei y depositó un beso.
La chica se veía realmente alterada y tuvo que respirar hondo para no saltar sobre el chico y asesinarlo con sus propias manos.
—Vuelve a tocarme y juro que te cortaré el... -Shin puso un dedo sobre la boca de la chica, haciéndola callar.
Rei se acercó a Naomi y le arrebató el dulce que estaba a punto de devorar la pelinegra.
—¿Cuánto crees que tarde en hacerlo llorar como niña? -Preguntó el pelirrojo.
Naomi observó la escena entre su hermana y su baterista.
—De esta hora no pasa. -Comentó pensativa.
Denki, quien se encontraba rogándole al pelimorado para que le cediera una parte de su pastel intervino en la conversación.
—Por la cara que tiene no pasa de los diez segundos. -Dijo antes de volverse hacia Hitoshi y mirarlo con un puchero. —Por favoooooor, ya no hay de ese y yo quiero probarlo. -Puso su mejor cara de niño triste y Shinsou finalmente se dió por vencido.
El pelimorado partió un pequeño, realmente pequeño, trozo y le extendió la cuchara para que la tomara y al fin dejara de molestar.
Pero obviamente Denki tenía otros planes, tomó la muñeca de Hitoshi y acercó el pastel a su boca para devorarlo de un solo bocado y sonreír alegremente con un poco de crema en la comisura de sus labios.
—Gracias Toshi. -Dijo con alegría antes de relamerse los labios y quitar el resto de la crema.
Shinsou tragó saliva y encontró de lo más interesante las fotos familiares que se encontraban expuestas en la pared de la dirección contraria a la del rubio.
Pero un fuerte chillido lo hizo volver a centrarse en la mesa.
Shin tenía su dedo índice metido en su boca mientras lloriqueaba.
—Me mordiste, ¡¿Acaso eres caníbal?! -Mei soltó una carcajada, Naomi y Rei la acompañaron gustosos.
Denki tuvo la decencia de intentar, en vano, reprimir su risa.
Shin decidió refugiarse con la única persona que no se burlaba de su desgracia en ese momento.
Corrió y se escondió detrás del asiento de Shinsou.
—Shinsou, esa chica quiere hacerme daño, protégeme. -Pidió mientras envolvía con sus brazos al pelimorado, ignorando la madera de la silla que estorbaba.
La risa de Denki se cortó y se cruzó de brazos, como un niño pequeño teniendo un berrinche.
Mei frunció el ceño y su nariz se arrugó un poco, pero aún así se veía atractiva, al menos ante los ojos de Shin.
—Realmente tienes un problema con las edades, aléjate de Shinsou si no quieres morir. -Advirtió la rubia.
El ojiazul enarcó una ceja y acercó aún más su rostro al de Hitoshi, éste último rodó sus ojos, fastidiado.
—Morir en tus manos sería un honor my lady. -Mei tuvo que contar hasta cinco para no darle su merecida patada en los huevos.
—Oh cariño... -Rió tontamente. —No seré yo la que te asesine ¿Verdad que no Rayito?
Denki sonrió maliciosamente antes de levantarse de su asiento y separar bruscamente al ojiazul de su querido crush.
—Aleja tus sucias garras de Toshi, gracias. -Lanzó un beso en la dirección donde había caído Shin y se sentó descaradamente sobre el regazo del chico quien inmediatamente se tensó.
—¿Qué crees que éstas haciendo? Deja de brom... -El rubio lo tomó por las mejillas para callarlo y sonrió.
—Él aún no lo acepta pero pronto lo conquistaré, así que te pido amablemente que no te le acerques Shin. -El ojiazul bufó y volvió a su asiento.
¿Hitoshi? Bueno... Él entró en cortocircuito y lo único que pudo hacer fue sonrojarse hasta las orejas.
Se sentía totalmente abrumado y aún no habían cenado.
Omg esta escritora es mala influencia y no pudo actualizar porque estaba recuperándose de año nuevo, pIDO PERDÓN
AMO actualizar a la madrugada ahre
Hablando en serio, tengo problemas con la batería de mi teléfono así que por eso ando media desaparecida.
Cambiando de tema, DIOS AMO MUCHO QUE COMENTEN LA HISTORIA AAAAA ME ENCANTAN SUS COMENTARIOS XFA NO DEJEN DE HACERLO
Bueno ahora me voy a escribir
Lxs ama, Darkness
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