( nueve )

Edward resulta ser alguien muy amable y con el cuál parezco olvidar que no debo confiar en nadie aquí, sin embargo, no soy tan tonta como para ceder a cualquier cosa que me pida. 

Su perro Ducky obedece todo lo que su dueño le dice y encuentro una distracción en ello que me tranquiliza, algo me dice que lo he visto en otra parte, cada vez que miro a los ojos verdes de Edward me parecen vagamente familiares. Pero, ¿de donde? 

No pasan otros dos minutos antes de que Max regrese, mientras me tiende el agua, parece confundido de mi compañía. —: Había mucha gente ahí dentro, pero pude conseguirte agua.

Sonrió ligeramente y de repente Edward se levanta. 

—Gusto en conocerte. Edward Styles —se presenta y es la primera vez que escucho su nombre completo, Max estrecha su mano y asiente tranquilo. —Fue un gusto hablar contigo, Karen. Me temo que Ducky debe ir a casa a tomar su cena, espero verte por aquí luego—dice, tomándome por sorpresa. Casi es de noche y supongo que Max y yo nos iremos luego de que él ya no esté. 

—Igualmente —es lo único que digo antes de que él sonría, tome a su perro Ducky y desaparezca tranquilamente por la carretera. 

 —Ese tipo es raro —comenta Max con el ceño fruncido, —Demasiado... ¿amable? 

Entorno los ojos hacia él y me encojo de hombros, restandole importancia al asunto. —No lo sé, parece buena persona. Además, no tenemos que volverlo a ver.

Él asiente—: Bueno, en un lugar tan pequeño como éste yo no estaría tan segura de eso. 

Cuándo regresamos al hotel nos damos cuenta de que no hemos sabido nada de nuestros dos amigos desde la comisaría, pero estaba segura de que estaban bien. Max se marcha a su habitación antes de asegurarse de que me encontraba bien, la verdad, él me resulta alguien de apoyo en estos momentos. 

Decido quedarme en la sala de estar observando un poco de televisión antes de partir a mi habitación. Mientras camino por el pasillo, escucho unas voces en una de las puertas, la curiosidad me molesta y cautelosamente me acerco a ésta, escuchando una voz baja y raspada. 

—¿Que pretendías hacer ofreciendo tu ayuda? Eres un idiota, Louis. Lo arruinas todo —reconozco entonces su voz, es el anciano que trabaja aquí. 

—¿Soy un idiota por querer que todo esto acabe? ¡Estoy cansado de que lo protejas! ¿Es él quien se ha llevado a esa chica, cierto? ¿Va a matarme a mi también para asegurarse de que mantenga la boca cerrada? ¡Es un maldito fenómeno y siempre va a serlo! —me estremezco escuchando las palabras de Louis detrás de la puerta, antes de que pueda pensar sobre ello escucho unos pasos acercándose a la puerta y corro hasta el final de corredor para que no me vea. 

Me asomo cuidadosamente, asegurándome que Louis no pueda verme al salir. Cierra la puerta con fuerza y permanece respirando dificultosamente unos momentos antes de lentamente girar su cabeza hacia a mi, pero afortunadamente, yo soy mas rápida y me inclino hacia atrás, escapando de su mirada. El corazón me late rápidamente y no puedo pensar en lo que Louis podría hacerme si me descubre, suspiro una vez mas antes de volver a mirar hacia el pasillo. Louis ya no esta. 

Me apoyo contra la pared, respirando aliviada pero siendo interrumpida por una voz a mi lado. —¿Qué estabas mirando? 

Me sobresalto asustada, llevándome la mano al pecho y reconociendo a la chica que me habla. Es la misma que nos atendió el primer día que llegamos. 

—Nada, yo sólo... estaba yendo a mi habitación  —le respondo, sonriendo ligeramente y esperando que no haga mas preguntas. 

—Soy Kimberly,  —se presenta, sonriendo genuinamente—: Yo voy de salida, necesito cubrir mis turnos en el bar de por aquí. ¿Nos vemos luego?  

—Mmm, claro. Hasta luego —me despido, sonriendole y viéndola partir por el corredor. 

Finalmente, continúo mi camino hacia la habitación, pensando en la extraña conversación con esa chica pero estando aún más intrigada con lo que escuche detrás de esa puerta. ¿Qué era lo que Louis sabia y que debía mantenerse callado? Esto solo confirma mis sospechas sobre Louis y estoy más segura de que él tiene algo que ver en todo esto. 

Y si él no quiere decirme lo que sabe, no me queda mas opción que obligarlo a que lo haga. 

La mañana siguiente, mientras busco algo que ponerme entre mis cosas no logro conseguir una camiseta mía, estoy segura de haberla dejado justo en mi maleta y ahora no está. Sin embargo, no le doy muchas vueltas al asunto y me pongo lo primero que veo. Escucho un golpe en la puerta que me avisa que Max ha llegado para que vayamos a desayunar, Vivian y Dylan parecen ignorarnos pero ayer antes de dormir me encargué de ir a su habitación. 

—¿Nos vamos? —le pregunto, sintiendo una pequeña sensación de genuinidad. Pero nada de lo que ocurre me puede dar tranquilidad, sin embargo, permitirme un desayuno tranquilo suena muy bien para mi. 

Él asiente y no puedo resistir mirar a la puerta de la noche pasada. A decir verdad, me da nervios llegar a encontrarme a Louis porque, una parte de mi me dice que me vio espiando la otra noche. Pero, él no tiene pruebas de ello, ¿o si? Aunque tengo demasiadas preguntas para el que si no me las dice a mi, estoy segura que se las dirá a la policía. 

Cuando llegamos la living me sorprendo al ver a Vivian y Dylan en la recepción y con dos maletas en sus manos, frunzo el ceño extrañada... ¿acaso se iban a ir? 

 —¿Qué es todo esto? —les pregunto, señalando las maletas a sus lados. Cruzo mirada con Vivian y ella parece perdida, aleja su mirada de la mía y se cruza de hombros. 

—¿No es obvio? ¿Ya perdiste la lógica? Nos largamos de aquí, algo que debimos haber hecho desde mucho —escupe Dylan, riendo sarcásticamente. 

—Vivian, ¿te vas a ir?  —inquiero hacia ella, ignorando a su novio. 

—Pues claro que lo hará. No voy a arriesgarme a perderla a ella  —dice Dylan.

—¿Podrías callarte? No te lo he preguntado a ti —contraataco, Dylan me esta cansando con sus insinuaciones y altanerías. No voy a permitir que vuelta a gritarme. 

Ella mira a Dylan y asiente lentamente. —N-no puedo quedarme aquí, Karen. No podemos, ¿porque no vienes con nosotros? ¡Es peligroso aquí! —dice.

—No me voy a ir de aquí, entiendo que tu quieras hacerlo. Pero no me voy sin encontrar a Ava. 

—¿Encontrarla? ¿Que piensas encontrar? ¿Lo que queda de ella? —interviene Dylan y resisto las ganas de golpearlo directo en la mandíbula. 

—¿Tú que sabes? ¡No sabes si está muerta! —digo, tratando de convencerme a mi misma. 

Él ríe—. Haz lo que quieras, nosotros nos largamos de aquí.

Vivian me da una mirada de disculpa mientras que Dylan, como si fuera un títere, la conduce hasta la puerta del hotel. 

—Ava estaría decepcionada de ti, Vivian. Ella jamas nos abandonaría, ¿y tú lo haces? —es lo único que le digo. 

Ella se congela antes del salir y lentamente se gira hasta  mí y dice, —: Ava querría que viviéramos, Karen. 

Han pasado al menos dos horas desde que Vivian y Dylan se marcharon, por lo que nos dijo el recepcionista del hotel iban a buscar una estación de autobuses que los llevaría de regreso a Nueva York. 

—No puedo creer que se hayan ido  —suspira Max a mi lado en la única cafetería de la isla—: Estoy seguro que Dylan obligo a Vivian a irse, ella no se iría sin encontrar a Ava. 

Me encogo de hombros tambaleando mis pies en la silla—: La entiendo, y entiendo a Dylan. Tú puedes irte si gustas. 

—Ava era mi prima, Karen. Era mi única familia desde que mis padres murieron... junto con los de ella —él dice y asiento con la cabeza, jugueteando con mis dedos sobre la mesa. 

Nos vemos interrumpidos por un ladrido en puerta, no giro mi mirada hasta la persona hasta que escucho su voz.

—¿No permiten mascotas? —pregunta, y reconozco su voz. 

Me volteo en el asiento y me congelo por un instante antes de ver a Edward levantado ahí, vistiendo todo de negro y con su perro en brazos. 

 —Por supuesto que no, es una cafetería —replica uno de los trabajadores de la cafetería, rodando los ojos ante la pregunta de Edward. 

—Bueno, supongo que iré a otro lugar a desayunar —expresa, tomando a su perro—: Vamos, Ducky.

Antes de que este a punto de irse cruza su mirada con la mía y sonríe. Me remuevo incómoda pero sonrió nerviosa e incómodamente hacia el. Ahora, en la plena luz del día, puedo visualizar su rostro mucho mejor. No parezco tan sorprendida al notar que sus ojos verdes están mas brillantes que nunca, sus labios, curvados en una media sonrisa, están perfectamentes cincelados y tienen una forma de corazón casi perfecta. 

—Hey —saluda él, pareciendo sorprendido de verme ahí. Sin importarle la cara de fastidio del chico de la cafetería, entra, probablemente violando algunas normas higiénicas. 

—¿Quieres que me despidan?  —se queja el chico una vez mas, mirando a Edward. 

Él lo ignora y se acerca hasta a mi, miro a Max quien sospecha que eso sera interesante. —Hey, nunca me dijiste tu nombre. ¿O lo hiciste? Bueno, no lo recuerdo.

—Soy Karen —le digo tranquilamente—: Creo que deberíamos salir antes de que te echen, nosotros ya estábamos de salida.

Él asiente, riendo ante mi comentario. Max y yo nos levantamos de la mesa y juntos salimos de la cafetería. Tenía pensando ir de aquí a la comisaria a saber si hay nuevas pistas o algo asi. Pero supongo que eso puede esperar. 

—Que coincidencia encontrarte. Aunque, a decir verdad, esperaba verte de todas maneras  —dice, sonriendo. Como, verdaderamente sonriendo y mostrando una hilera de perfectos dientes blancos. 

Max parece incómodo con la situación y traga saliva ruidosamente a mi lado—Mmm, voy a... estar por aquí viendo algunas cosas en estas tiendas, regreso en un minuto —explica balbuceante, señalando hacia las calles y marchándose antes de que pudiera detenerlo. 

—¿Es tu novio?  —dice, lo miro extrañada—: El chico.

Niego con la cabeza tensa. —No, Max no es mi novio. 

Él asiente y parece distraído hasta que su perro comienza a ladrar. Los dos seguimos la dirección de sus ladrillos y resoplo cuando me encuentro con el comisario incompetente. Edward calma a su perro, quien parece rabioso y alterado en presencia del hombre. Sin embargo, a Edward no le bastan más que un par de caricias para tranquilizarlo. 

El hombre ignora al perro y se dirije directamente hacia a mi—: Señorita Woods, acabo de ir a su hotel y me han dicho que estaba en la cafetería. Justo iba a buscarla —me dice de la nada, pareciendo tenso y nervioso.

—¿Por qué me estaba buscando?  

Suspira, acongojado. —Han descubierto un incendio casi apagado en las afueras de la isla. Hemos indagado y nuestro equipo ha encontrado un cuerpo quemado —dice, pronunciando lentamente sus palabras. Retengo el aliento, sintiendo de inmediato los latidos desbocados de mi corazón.

—Necesitamos... necesitamos que identifique el cuerpo... o lo que queda de él.

N/a: hey, después de casi una semana (?) actualicé, pondré un día de actualización que será el viernes para que tenga tiempo suficiente para escribir los capítulos.

¿Predicciones?

Gracias por leer! Xx.

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