( doce )
Al día siguiente, aún confundida por los hechos ocurridos la noche anterior, decido encontrar a Edward en la cafetería. Sé que estará ahí porque siempre desayuna en ese lugar, así que, me levanto temprano y parto sola hacia allá.
Al entrar, el mismo aroma de tostadas me invade las fosas nasales, haciendo revolver mi estomago. Anoche, mientras cenaba con Max, no pude parar de pensar en lo ocurrido y apenas probé la comida. La actitud de Edward había sido muy extraña, un lado de el que jamas había visto... parecía un demente.
Mientras espero en una de las mesa, reviso mi teléfono celular y me encuentro con varios mensajes. Uno de Vivian y dos de mi madre. ¿Por que mi madre me escribiría? La relación entre mi familia y yo no es exactamente perfecta, ellos aún no perdonan que haya abandonado la carrera de negocios y me haya dedicado a estudiar medicina, eso contando que me haya marchado de casa. Sin embargo, el mensaje de mi madre solo resulta ser para decirme que se ha enterado de lo que le paso a Ava y que me visitaría. No quiero preocuparme por algo más en este momento así que no le contesto, regreso mi teléfono a mi bolsillo y espero pacientemente hasta que la puerta de la cafetería se abra y Edward aparezca.
Cuando la puerta se abre por tercera vez mientras estoy ahí, parezco tener suerte porque reconozco de inmediato al chico que entra. Frunzo el ceño al notar que viene solo y que, al contrario de siempre, Ducky no esta con él. Los ladridos de la noche pasada regresan a mi, ¿le habrá ocurrido algo? No obstante, Edward no nota que estoy ahí, por lo que tengo levantarme e ir hasta él.
Sus ojos están hinchados y su rostro luce demacrado cuando lo miro, unas grandes bolsas descienden bajo sus ojos. Resisto el impulso de preguntarle si está bien y sólo lo miro por unos segundos, examinando su aspecto.
—Edward —le digo a modo de saludo, sus ojos distraídos me miran y sorprensivamente, una sonrisa se curva en sus labios.
— Karen. Llegaste —dice, su tono de voz es tranquilo.
—Si, llegue ayer. ¿Cómo estas?—le pregunto y nos guío hacia una mesa.
—Mmm bien, gracias. ¿Y tu? ¿Como va todo? —me pregunta, pero parece distraído.
—Yo estoy bien... pero tú no lo pareces, ¿algo está mal? —inquiero, con el ceño fruncido.
Él me mira con expresión confundida, sacudiendo la cabeza, negando. -Nada está mal, ¿porque lo dices?
Suspiro, encogiéndome de hombros y cruzando los brazos. -No lo sé, pareces... perdido. Por cierto, ¿y Ducky?
—Si, es solo que... no lo sé, es como si hubiera hecho algo que no puedo recordar, ¿Sabes? Es muy raro. Y Ducky no aparece desde ayer, supongo que regresará a casa sino es que ya esta ahí.
—¿Como no sabes dónde está? Anoche te vi, estabas con él.
—¿Anoche? —se sobresalta, extrañado.
—Si, anoche. Cuando fuiste a mi hotel -le respondo. El rostro de Edward permanece confundido y parece procesar mis palabras.
—Y-yo... no recuerdo eso. ¿Fui a tu hotel? —su tono envía escalofríos a mi espalda. ¿Como no puede acordarse de ello?
Por mi mente cruza la idea de que me esté jugando una broma, pero Edward no tiene la suficiente confianza como para hacer eso. Tampoco creo que este fingiendo porque su rostro esta pálido y casi parece asustado por no recordar lo que hizo anoche, ¿quizás estaba borracho? A menos de que tenga un hermano gemelo—lo que sería increíble— el chico que vi anoche es Edward.
—¿No habrás estado borracho o algo? Estoy segura de verte anoche, incluso hable contigo... bueno, cruce palabras porque parecías confundido —le digo, recordando los acontecimientos de la noche pasada. Su "¿Quien es Edward?" Había bateado la mierda fuera de mi, asustándome infinitamente. —¿Que dije? —me pregunta, interesado. Lo miro a los ojos, lo cual me hace notar el gorro en su cabeza que trata de ocultar los rulos de su cabello, pero que, fallidamente, salen disparados a los lados. —Te pregunté si estabas bien y cuando te llamé por tu nombre dijiste en un tono muy intimidante "¿Quien es Edward?" —respondo.
Edward sin embargo, frunce el ceño y su confusión aumenta. —No recuerdo haber hecho eso, Karen. No recuerdo nada de lo que hice ayer luego de salir de casa en la tarde a pasear a Ducky... pero luego, nada.
Estoy a punto de responderle cuando el sonido de la campanilla de la puerta de la cafetería notifica que un nuevo cliente ha llegado, pero la cosa es que no es cualquier clientes, desde mi lugar en la mesa puedo ver perfectamente a la persona que entra y no tardo en reconocer aquella melena castaña alborotada y al chico que entra, y no es nada más y nada menos que Louis.
Él se pasea por la cafetería sin notar mi presencia y puedo ver como Edward nota mi distracción, siguiendo la trayectoria de mis ojos. Su ceño se frunce al percatarse de que mi completa atención se ha desencadenado en el chico bajo causante de tantos problemas. Necesito hablar con él, y esta parece la perfecta ocasión para hacerlo.
Sin importarme Edward, me levanto rápidamente, moviendo mis pies sobre el suelo marmolado hasta llegar a Louis, que no me haya notado se vuelve en un beneficio y cuando logro alcanzarlo me encuentro lista para hablar.
—Mira a quien tenemos aquí —me sobresalto cuando son sus palabras las primeras en pronunciarse, lenta y tortuosamente se da la vuelta para encararme mientras que una perfecta sonrisa ladeada adorna su estúpido rostro. Se cruza de brazos y se apoya en la barra, llevándose las manos al pecho y luciendo... bastante interesante en esa posición. —Sin duda eres estúpida, ¿que haces por aquí de nuevo?
Sus palabras son como veneno, el hecho de la ultima vez que lo vi estaba ofreciéndome su ayuda y que ahora este volviendo con su actitud petulante y odiosa me hierve la sangre.
—No sabes nada de mi, Louis. No pensarás que soy una estúpida cuando te vea pagando por lo que hiciste —digo entre dientes, no realmente pensando mis palabras. Louis no ha matado a Ava, de eso estoy algo segura, pero si sabe algo y aunque tenga que llegar a términos extremos, tengo que hacer que hable.
Él carcajea, negando con la cabeza. —Karen, Karen... ingenua y estúpida Karen, ¿por que no te quedaste en tu hogar? Como te lo dije hace tiempo, deja de jugar al gato y al ratón porque al final, tu eres el ratón y el gato no tardará en arrancarte la cabeza —dice confiado acercándose a mi, solo tiene que dar un par de pasos para estar lo más cerca de mi que puede, su aliento chocando contra mi rostro. —¿No te das cuen—?
—¿Tienes algún problema, amigo? —Edward lo interrumpe, giro mi mirada hacia él y no luce complacido con Louis, los puños están apretados a cada lado de su cuerpo y sus ojos verdes están intensamente clavados en Louis. Puedo notar como todo el cuerpo del castaño frente a mi se tensa, casi parece... intimidado e asustado de Edward.
Louis ríe por lo bajo y se aleja de mi, alejando su mirada fuera de Edward y clavandola en la mía, se gira a tomar una bolsa con lo que supongo es su pedido y antes de caminar hacia la puerta y salir de la cafetería me susurra.
—No has aprendido nada.
Me quedo paralizada ante sus palabras, tratando de comprender lo que quiso decir. Pero no puedo seguir permitiendo que Louis continúe jugando con mi mente, eso es todo lo que sabe hacer.
—¿Estas bien? —pregunta Edward a mi lado mientras asiento con la cabeza, suspirando. —¿Conoces a ese chico?
—Solo lo he visto un par de veces en el hotel, no es nadie de quien tenga que preocuparme —le digo simplemente a lo que el asiente con la cabeza comprensivo.
—Bueno, ¿me dejas invitarte el desayuno? —sonríe de lado genuinamente, señalando la mesa en la que habíamos estado posteriormente. Sonrío de vuelta, decidiendo lidiar con Louis en otro momento.
(...)
Max y yo estamos sentados en el living del hotel cuando Kimberly entra gritando desesperada, los tres nos congelamos en nuestro lugar mientras la vemos correr con las manos llenas de barro y con su vestimenta empapada en lo que parece sangre.
—¡Alguien ayúdeme! ¡Hay una chica! ¡Ayúdenme! —escuchamos de nuevo sus gritos y ellas no ve en el living, acercándose a nosotros. Corro hacia ella, preguntándome que demonios ha ocurrido para que este tan desesperada.
—¡Kimberly! ¿Que? ¿Qué ocurre? ¿Estás bien?
—La vi Karen... la vi, vi a la chica... yo estaba... oí algo y... fue horrible —solloza, tratando de calmar los temblores en su cuerpo.
Pronto, los dueños del hotel -sus tíos- aparecen obviamente extrañados por los gritos, Kimberly levanta la mirada hacia ellos y mientras ella va hasta ellos le indico a Max llamar a la policía. Kimberly parece estar al borde del colapso mientras esperamos a que lleguen las autoridades, su cuerpo entero no ha dejado de temblar.
Seguidamente escuchamos las conocidas sirenas de policía fuera del hotel y no tarda en aparecer el mismo detective que seguía el caso de Ava. Parece sorprendido al verme pero no se molesta en prestar mucha atención en mi.
—Recibí una llamada desde aquí. ¿Qué ocurre? —pregunta, observando directamente a Kimberly, quien no ha dejado de llorar. —¿Que ha ocurrido, Kimberly?
—Yo... vi un cuerpo, era u-una chica... y el-ella estaba... estaba cubierta de sangre y yo escuche algo, como ladridos y l-la chica estaba viva pero luego.... luego dejo de respirar y yo.. —Kimberly relata, balbuceante e incapaz de terminar de decir otra palabra más sin derrumbarse en llanto.
—¿Dónde la viste? —pregunta el detective.
—Ella fue a la ciudad hoy a comprar unos suplementos para el hotel, fue en las afueras —responde su tío por ella.
—El mismo lugar donde encontraron a Ava... —susurro, con las manos cruzadas en el pecho.
—Bien, Kimberly, necesito que nos lleves a ese lugar, ¿Si? Mientras nos digas más rapido todo terminará —indica y Kimberly asiente y pronto se están encaminando hacia la patrulla.
Estoy a punto de pedir permiso para ir cuando Kimberly pide mi presencia, Max se encarga de decirme que tenga cuidado antes de que entre en la parte trasera de la patrulla. El detective no conduce demasiado antes que lleguemos al lugar donde Kimberly dice que se detenga, nos encontramos en una zona llena de arboles rodeado por un camino solitario y oscuro. Kimberly debió haber venido caminando desde aquí.
Nos bajamos del automóvil y el detective nos indica que caminemos detrás de el mientras saca un arma de su costado, Kimberly guía nuestros pasos y pronto un olor desagradable me invade las fosas nasales, me sobresalto cuando en mi camino tropiezo con una bolsa llena de toallas y otras cosas. Son las cosas que Kimberly fue a comprar en la ciudad.
—Dios Santo —exclama el detective y las dos enfocamos la mirada hacia él y le observamos tapar su nariz mientras que regresa a la patrulla.
Camino decidida hacia donde ha dicho y con mi teléfono celular alumbro el área, dejando caer el aparato al suelo cuando me encuentro con el cuerpo de una chica cubierto de sangre y maltratado.
¿Que demonios?
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Nota de la autora: ¡Apareció otro cuerpo! Bueno, esto va a ser interesante... ¿no creen? Preguntitas, ¿porque Edward no recuerda lo que hizo? ¿Estará haciéndolo a propósito o tendrá alguna enfermedad o estaba borracho, o esta loco? Bueeeee, btw, cambiare los días de actualización para los domingos porque no se, parece ser el día en el que me llega la inspiración, termine el capitulo ayer tarde y bue, preferí subirlo ahorita. So, nos estamos leyendo los domingos.
Otra cosa, al parecer a algunas personas no se le puede ver el capitulo diez, o mejor dicho, les aparece pero incompleto y sin sentido. Lo que yo se de hacer es;
1. Sacar la historia de sus bibliotecas y volverla a agregar.
Si el problema persiste, 2: CERRAR SESIÓN.
Eso es todo lo que yo hago cuando me pasa algo parecido, sin embargo, si sigue sin arreglarse díganme y tendré que subir el capitulo 10 de nuevo.
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