MIEDOS
La vida tomo un color bastante cálido desde que Adam y Tomás se integraron a nuestras rutinas poco a poco, a medidas que pasaban los días tanto Valeria como yo buscábamos cualquier excusa para vernos con Adam y su hijo. La cocina fue solo el comienzo, les tomo menos de una semana desmontarla y reciclarla, cuando terminaron nuestro asombro no tenía limite pues pareciera que nuestra nueva cocina hubiese sido sacada de un catálogo de la alta cocina.
Fue tanto el asombro que ese fin de semana hicimos otra reunión en casa como la de mi cumpleaños para celebrar la nueva cocina, teniendo como invitados especiales a Adam y Tom. Días más tarde recibimos una invitación de Adam para acompañarlo a un festival culinario junto a Tom en el centro de la ciudad, su taller fue el encargado de la remodelación de un restaurante y tenía una invitación especial de los dueños, recuerdo que ese día todos salimos rodando del lugar de tanto que comimos.
En más de una ocasión antes de dormir los recuerdos del toro me asaltaban en la almohada, recordar su sonrisa, su profunda voz, su increíble cuerpo y ese aroma tan rural producto de la madera combinada con el sudor del trabajo ponían mi libido al límite. Me acomodaba en la cama y recordaba cada detalle de su ser, el viaje a la playa fue bastante explícito.
El toro no tenía nada de vergüenza de mostrar todos sus atributos, recuerdo el enorme bulto en su entrepierna, mi mente solo podía asociarlo con un buen tamaño de sus genitales o un enorme saco que guardaba su virilidad. Sea cual sea la posibilidad que se ocultaba en ese traje de baño fue suficiente para causar una fuerte erección en mi entrepierna, mi miembro salió de su funda sin esfuerzo alguno y por esa al igual que muchas otras noches tuve que atenderlo diligentemente.
Las semanas continuaron pasando, Valeria se ofreció en más de una ocasión a cuidar a Tom en caso de que Adam lo necesitara a lo que Adam acepto muy agradecido en más de una ocasión, el agradecido era yo en realidad por poder verlo más seguido en mi hogar. El último fin de semana me invito a ser su asistente en un trabajo que él pensó sería una experiencia especial.
En esa ocasión dejo a Tom con mi hermana y nos fuimos en su camioneta hasta la marina de la ciudad, allí fuimos recibidos por un viejo lobo que se identificó como un empresario de la gran ciudad. Venía a pasar tiempo con su familia al mar de vez en cuando en su yate privado, yate de cincuenta pies de largo que ameritaba una remodelación interna que incluía habitaciones, baños, sala y cocina.
Adam no le tomo más que media hora en tomar las mediciones y notas que requería para hacer su trabajo, ya habiendo terminado el viejo lobo nos invitó a dar un paseo a mar abierto en su lujoso yate. Un poco de whisky y uno que otro ron de marcas que solo alguien con dinero puede costear tocaron mi garganta,
Al comienzo me costó acostumbrarme al sabor pero al poco tiempo ya estaba disfrutando de un agradable viaje con aquellos dos, estuvimos medio día en alta mar, incluso usamos unas cañas para pescar con las que pude conseguir un hermoso pez espada. Mire a Adam que parecía bastante feliz por mi trofeo y grabe ese rostro en mi mente, es la primera vez que lo veía tan despreocupado en todo este tiempo, supuse porque Tom estaba siendo cuidado en ese momento por mi hermana en casa y él se sentía lo suficientemente seguro para disfrutar el viaje.
Hoy era lunes en la tarde, aún seguía haciendo horas de consulta y mi turno ya había terminado, mi plan por el día de hoy consistía únicamente en visitar a mi madre en el asilo, con Adam y Tom tenía planes para el día de mañana. Consistía básicamente en acompañarlos a un circo que había llegado a la ciudad días atrás, Tom apenas vio el cartel se emocionó bastante y Adam decidió llevarlo, me llamo invitándome a acompañarlo y gustosamente acepte.
Estacione mi carro bajo un árbol perdido en mis pensamientos, quizás no tan perdido ya que en lo único que podía pensar era en ese toro que poco a poco me había estado robando el aliento las últimas semanas. Llegue a la recepción donde me indicaron que mi madre se encontraba en el jardín como era usual a esa hora.
Al dirigirme a la salida una gran figura que caminaba cerca bloqueo mi camino, cuando me fijé en quien era empecé a descartar la casualidad como algo real.
- ¿Adam? -vi al toro-
- ¡Albert! -me saludo- que haces aquí?
- Aquí es donde esta Beatriz - le devolví el saludo- cierto, te comentamos que estaba internada en un asilo pero no en cual exactamente
- No sabía de verdad -sonrió- de haberlo sabido le hubiese traído algo como un dulce
- Tranquilo -comencé a caminar junto a él- ¿Qué haces tú por aquí?, eso sí es extraño
- Para nada oso -abrió la puerta que daba al jardín- te conté hace tiempo que de vez en cuando el Estado me contrata para hacer algunos trabajos -la atravesó y yo junto a él- deben estar en problemas financieros porque me contrataron para reciclar las cocinas de todos los edificios -rió un poco-
- ¿Es acaso el Estado tan miserable que no puede comprar una cocina nueva? -pregunte viéndolo- ¿O es que tu trabajo es tan bueno, rápido y barato que supera una nueva cocina?
No pudimos evitar reír ambos ante ese comentario mientras caminábamos, le pregunté por Tom y me dijo que lo había dejado con una de las cuidadoras en el jardín mientras tomaba las mediciones. A medida que avanzábamos por el sendero pude divisar a mi madre sentada en la misma mesa de ajedrez que siempre usábamos para jugar.
Una gigantesca figura negra estaba atrás de ella, parecía observar lo que había en el tablero, cuando pase un árbol que interrumpió por un instante mi visión esta extraña figura desapareció. A medida que me acercaba pude divisar a otro pequeño individuo sentado frente a mi madre.
- Mira -Adam- Allí esta, con tu madre
Era el pequeño Tom, estaba sentado frente a mi madre jugando un juego de ajedrez, este ni siquiera volteo a mirarnos cuando llegamos hasta ellos, ni siquiera mi madre volteo a mirarnos, ambos estaban absolutamente concentrados en su juego, juego que parecía haber llegado a una insólita situación de estancamiento. En ambas partes del tablero ya no había piezas, lo único que quedaba eran el rey negro y el rey blanco.
- Parece que es un empate -Beatriz alzo su vista- significa que ambos ganamos -se rió un poco-
- ¡Mmm! -sonrió y miro a otro lado-
- Parece que los genios se suelen buscar -comente riendo- hola mamá ¿Cómo estas? -me acerque a ella y le di un beso en la frente-
- Iré a buscar unas herramientas que deje en la cocina para irnos -Adam- ¿Te gustaría acompañarnos a cenar?
- Por supuesto -le sonreí- déjame hablar un momento con mi mamá y los alcanzo en el estacionamiento
- Vamos Tom -cargo a Tom en sus brazos- hoy cenaremos comida china ¿Quieres?
- ¡Mmm! ¡Mmm! -sonrió-
- Creo que le gusta la idea -comenzó a caminar- ¡Te esperamos allá!
Los observe alejarse poco a poco por el sendero, Tom se giró para ver en mi dirección y alzo su brazo para agitarlo despidiéndose, le respondí el gesto igualmente pero en ese momento sentí una suave mano apoyarse en mi hombro seguido de una voz que ya conocía.
- Ya me dijeron todo lo que has hecho y todo lo que harás, estoy orgullosa de ti Albert
Gire rápidamente para encontrarme de frente con mi madre, esta me miraba fijamente, no de la forma en que un extraño miraría a otro como usualmente haría, si no como alguien que llevas conociendo toda una vida. No pude responder ante mi asombro por esas palabras y esa mirada, era mi madre antes de la enfermedad.
- A ambos los crie sola prácticamente, con bastante esfuerzo, sacrificio, con lágrimas -dió un paso hacia mi quedando bastante cerca- pero sobre todo los crie con cariño, con amor -sonrió- cuando te miro y veo al oso en que te has convertido -pusó su mano en mi rostro acariciándolo- sé que todo valió la pena, te desearía buena suerte hijo, pero no la necesitas ya -acerco su hocico a mi rostro y beso mi frente- nunca olvides que los amo, a ti y Valeria
Ninguna palabra salía de mi hocico por más que intentara articularla, intente extender mi mano para al menos tocarla pero fue en vano, poco a poco se giró sin dejar de sonreírme hasta darme la espalda y comenzar a caminar alejándose de mí. Reaccioné como pude y di un paso torpemente para colocar mi brazo en su hombro, este giro solo para verme con una sonrisa que se transformó en esa cara de confusión con la que me había familiarizado antes.
- Hola -saludo- ¿Lo conozco? -preguntó- se parece mucho a mi hijo -volvió a sonreír-
Sentí como una pequeña lagrima recorrer mi mejilla, ya no sabía si creer lo que segundos atrás había ocurrido, por un momento mi madre, mi verdadera madre había vuelto y ya no estaba, quizás solo fue una mala jugada de mi mente.
- Es porque soy tu hijo mamá -le sonreí- soy Albert
- Tonterías -se rió- mi hijo es solo un osezno de doce años
Ya me había levantado y alistado para salir al hospital, mire el reloj y vi que eran las siete treinta de la mañana, desayunaría algo en el camino ya que no me daba tiempo de preparar algo, deje mi habitación rumbo a la cocina y divise a Valeria sentada en el sofá con un plato de cereal mientras veía las noticias, esta al verme lo puso en silencio.
- ¿Qué tal tu cita de anoche hermanito? -Valeria-
- ¿Qué cita?
- La que tuviste con Adam claro, fueron a comer comida china en ese restaurante que tanto me gusta -siguió comiendo-
- No seas tonta, simplemente coincidimos y me invito a cenar con Tom -abrí la nevera- si fuese una cita lo ideal es que fuéramos solo él y yo -saqué un jugo que empecé a tomar- tú entiendes, solo adultos
- ¿Como la salida en ese yate del viejo lobo de mar el fin de semana? -rió un poco- eso sí que deja mucho a la imaginación hermanito
Antes de responder a eso el teléfono que estaba en la sala sonó, mi hermana se levantó rápidamente con su tazón en mano y atendió. Intente aprovechar el momento para pensar una respuesta que no pudiera usar en mi contra pero ninguna vino a mi mente, no puedes ganarle a una hermana menor que es psicóloga.
- Tal vez lo mejor es asentir todo lo que diga -pensé mientras reía-
En ese momento escuche algo romperse fuertemente, salí de la cocina hasta llegar a la sala de dónde provino el sonido, el tazón de cereal de mi hermana estaba en el suelo con todo el contenido derramado, alce mi vista para encontrarme con la de ella totalmente atonita.
- Mamá falleció -Valeria-
Sentí como si algo en mi cerebro hizo cortocircuito en ese momento, mis ojos se abrieron completamente mientras que sentí mi corazón latir aceleradamente presa del pánico. avance hasta mi hermana que estaba al borde del llanto para abrazarla fuertemente contra mí. En ese momento ambos nos abrazamos como cuando éramos unos pequeños oseznos y compartíamos la misma cama, lo hicimos solo para poder apaciguar el dolor que estaba a punto de estallar en ese momento.
Recordé como llegué con mi hermana al asilo, recordé como nos escoltaron a la habitación de nuestra madre, pero sobretodo aún recuerdo la amarga sensación de retirar la sábana blanca que cubría su cuerpo para poder verificar que era ella. En ese momento unas lágrimas se escaparon de mis ojos y el llanto de Valeria inundo la habitación, Samuel la abrazo intentando consolarla mientras solo me limite a guardar silencio, lleve mi mano hasta ella para acariciar su rostro que parecía dormir plácidamente.
- Duerme bien mamá -le dije- no te preocupes por nosotros, Valeria y yo estaremos bien -le sonreí- solo una madre fuerte puede educar crías fuertes después de todo -otra lagrima se me escapo- nos volveremos a ver eventualmente
Ya era jueves en la tarde, no me tenía que preocupar por el trabajo en un tiempo ya que por muerte de un familiar nos dan días de duelo, el día de ayer se había hecho el velorio en una capilla en el centro de la ciudad. Fueron conocidos de la familia, algunos del trabajo, la familia de Samuel también asistió y por supuesto no podía faltar Adam con el pequeño Tom.
El pequeño ternero se acercó a mí con una pequeña rosa blanca sin espinas que me ofreció, solo pude agacharme para tomarla con cuidado dándole un gracias, este miro a un lado con las orejas abajo y aunque no lo demostrara muy bien podía sentir su tristeza y dolor. Resultaba curioso como a pesar de no demostrarlo con palabras de alguna forma podía sentir sus emociones, como si de una conexión se tratase y esta me enviara información.
Ya habíamos dado el último adiós en el entierro, el ataúd de mi madre comenzó a descender, mi hermana otra vez comenzó a llorar al igual que algunos presentes que conocieron a mi madre de toda una vida. Sentí una mano agarrar la mía, giré hacia su dueño y me encontré nuevamente con el pequeño ternero.
- Mmm -me miró y luego al ataúd-
- Lose Tom -se me escaparon unas lágrimas- también la extraño
Solté la mano de Tom con cuidado y di unos pasos hasta llegar al borde del agujero, el ataúd que estaba cubierto de muchas coronas de flores descendía lentamente, estiré mi brazo lentamente y abrí mi mano dejando caer la pequeña rosa blanca que Tom me había dado el día anterior. Esta aterrizo suavemente sobre las otras coronas encontrando su lugar de descanso final junto a mi madre.
- Solo es un hasta luego -sonreí-
Los días después del fallecimiento de mi madre comenzaron a pasar, después de todo el mundo sigue girando y no espera por nadie tristemente, después del entierro se hizo el Novenario tal cual nuestra madre hubiese querido. A estos nuevamente asistieron por nueve días consecutivos los más allegados a nuestra pequeña familia, incluyendo a Adam y Tom que no dejaron de asistir siquiera un día.
Quizás fue este gesto de solidaridad por su parte lo que termino de probarme que nuestra amistad no solo consistía en que el pudiera contar conmigo cuando lo necesitara, si no yo también contar con el cuándo me hiciera falta. Adam había demostrado su solidaridad están allí todos los días con Tom, los novenarios usualmente son pesados emocionalmente hablando pero los llevaron bien.
El mundo no espera como dije anteriormente, Valeria y yo tuvimos que retomar nuestras rutinas aun con la tristeza en nuestros corazones por la partida de nuestra madre. Sabíamos que ella no quería que nos detuviéramos por eso, este solo era el principio de nuestras vidas y aún quedaba camino que recorrer, debíamos tener la frente en alto.
Desde entonces por alguna extraña razón la presencia de Adam y Tom en nuestras vidas parecieron hacerse más frecuentes, ahora que no tenía la responsabilidad de estar pendiente de nuestra madre teníamos más tiempo para compartir con otros. Aunque en realidad ellos eran los únicos que me interesaban, a pesar de aun estar de luto por su muerte la sonrisa del pequeño ternero con la de su padre calmaban mi corazón en un abrir y cerrar de ojos de una forma que no entendía.
Durante semanas apenas salía del trabajo automáticamente me encontraba con los toros en algún sitio en particular, de vez en cuando Valeria se nos unía con Samuel, íbamos a eventos deportivos, musicales, culturales o gastronómicos. No importaba si era de Adam o de nosotros de donde surgía la invitación, lo único que importaba era que al final todos terminábamos pasando un buen momento. Con el pasar de las semanas fui involucrándome en otras actividades especiales de Tom que Adam celosamente guardaba incluso de su propio padre.
Una noche del sábado Adam me invito con Tom al lago del Parque Norte, me explico cómo cada luna nueva venían a este lugar junto a otros padres con sus crías a pescar de manera aficionada. Debo admitir que ver esa escena de Adam ayudando a Tom a sacar un pequeño pez del agua era digna de una foto y ser enmarcada para siempre.
Pero los eventos no terminaron solo allí, ajedrez, pesca y los fractales solo eran el comienzo, poco a poco la pequeña familia me abrió sus brazos para incluirme en otras actividades. Eran muy variadas y enriquecedoras como clases de artes plásticas para niños especiales, clases de música, juegos deportivos, caminatas en el bosque, entre otras.
Valeria comenzó a intervenir a su manera para ayudarme de cierta forma con Adam, su ayuda consistía en quedarse con Tomás para darme tiempo a solas con Adam y que nuestra relación no solo se limitara a actividades de niños sino también de adultos. Esto en un principio me puso un poco nervioso ya que significaría pasar tiempo a solas con aquel toro que con una sonrisa hacia que mi pompón me traicionara.
Era sábado en la noche, aun no estoy seguro como Valeria lo logro, pero básicamente creó la situación ideal para dejarme a solas con Adam en el centro comercial. Tomo a Tomás en sus brazos y nos dijo que lo llevaría a ver una película infantil en el cine que le recomendaron a lo que Adam también se quiso sumar, sin embargo el resumen que le hizo Valeria de la película resulto ser tan melosa, cursi e infantil que el toro con una mueca de susto desistió de ir al igual que yo.
La acompañamos al cine donde nos despedimos dejándonos solo a nosotros dos y me di cuenta en ese momento en el problema en que me encontraba. Toda nuestra relación hasta el momento giraba en torno a Tomás y sus actividades, más allá de eso no se me ocurría algo realmente valido que nos conectara como dos adultos juntos en un centro comercial.
- ¡Oh mira! -Adam señaló un cartel-
Adam me saco de mis pensamientos alarmistas señalando el cartel de una película, la recordaba por los tráiler que había visto en la televisión.
- ¿"Bloody Moody Lust"? -pregunté-
- Esa misma -me miró- siempre me gustaron esas películas, aunque -se quedó pensativo- en realidad me gusta cualquier tipo de película -explicó- casi no puedo verlas con Tom encima, cada vez que comienzo a ver una el encuentra la forma de interrumpirme para llamar mi atención -rió un poco- termino abandonándolas, no puedo dejar que Tomas vea cualquier cosa no apta para crías
- ¿Te gustaría entrar a verla? -lo miré- Valeria entro a ver una película ¿Por qué nosotros no?
Adam solo embozo una mayor sonrisa por la idea, en ese momento sentir como si acabara de decirle a una pequeña cría que iríamos a ver su película favorita, una forma de consentirlo. Compramos las entradas y un montón de palomitas con otros dulces para entrar a la sala, buscamos un buen lugar central para acomodarnos y disfrutar la función, realmente parecíamos dos crías viendo esa película pero a ninguno de los dos pareció importarnos.
La película termino a las dos horas, salimos del cine criticando la película, así como tenia cosas muy buenas también tenía detalles que corregir. Adam saco su celular percatándose que tenía un mensaje de Valeria.
- Tu hermana dice que intento llamarnos cuando salió pero no respondimos -Adam- también dice que se fue a casa con Tom ya que no sabía nada de nosotros, y que no nos preocupemos por la comida que ella ya compro algo para Tomás
- Oh ya veo, seguro no escuchamos cuando llamo durante la película
Saqué mi celular y no vi ninguna llamada perdida, en cambio lo que tenía era un mensaje igualmente proveniente de Valeria.
"Los vi entrar en el cine ¡Maravillosa jugada hermanito!, me llevare a Tom para la casa para no estorbar en su cita (ya no puedes decir que no es un cita), suerte y besos.
Postdata: finge que tienes una llamada perdida mía"
No pude evitar sonreír ante el mensaje de mi hermana, otra vez se salió con la suya pero estaba vez no me molestaba, mire al toro un momento que parecía concentrado en su celular respondiendo el mensaje de mi hermana y algunas ideas se formaron en mi mente rápidamente.
- Oye Adam ¿Te gustaría comer algo?
- ¿Oh? -volteo a verme- claro, esas cotufas lo único que tenían era aire -sonrió- quede con hambre
- En ese caso ya somos dos
Guarde mi celular y comenzamos a caminar con rumbo a la feria de comida del centro comercial, esta se encuentra en la esquina opuesta del edificio y nos llevaría un poco de tiempo llegar a pie, mientras caminábamos hablábamos de cosas simples y cotidianas, de vez en cuando nos deteníamos en una que otra tienda para admirar los mostradores. Me di cuenta con el pasar de los minutos que aunque mis miedos tenían algo de verdad este podía ser fácilmente superado con una buena plática.
- Oye oso -Adam- sé que no es asunto mío pero no puedo evitar sentir un poco de curiosidad -me miro- en el entierro de tu madre no vi más osos polares ¿Qué paso con tu familia?
- Oh bueno -intente explicar- mi madre provino de una familia bastante religiosa, por lo tanto tenía muchas restricciones y sus creencias eran bastante firmes y arcaicas, cuando ella quedo embarazada antes de casarse sus padres, es decir mis abuelos la echaron, en ese momento mi madre nunca más volvió a saber de ellos, mi padre le dio un techo y sustento hasta que nací yo -le sonreí- pasaron los años y nació mi hermana, allí comenzaron los problemas de la familia, mi padre comenzó a serle infiel a mi madre, ella aguanto lo más que pudo para mantenernos a nosotros en un hogar relativamente estable, pero -suspire-
- ¿Pero? -susurró-
- La estupidez de mi padre pudo más, hecho a mi madre de la casa por una osa más joven y hermosa, y a nosotros con ella, aunque no recuerdo casi nada de esos días -suspire- por eso no vistes osos polares allí, solo éramos nosotros tres -continúe- sin lugar a donde ir busco ayuda en viejas amistades que por suerte le dieron un hogar temporal -sonreí- recuerdo como empezó a trabajar de lo que fuera con tal de mantenernos y educarnos, llego a tener dos trabajos la mayoría del tiempo, contribuía con su amiga a la vez que nos educaba
- Increíble
No pude más que sonreír recordando cuando atendía nuestras necesidades manteniendo una sonrisa, todo para no preocuparnos.
- Los años fueron pasando, cuando tuve edad comencé a trabajar de medio tiempo en cualquier sitio para ayudarla, al poco tiempo mi hermana se sumó -reí un poco- Beatriz siempre estaba atrás de nosotros para que nunca abandonáramos los estudios, era algo peleona en ese aspecto -lo mire- entramos a la universidad becados, ambos -aclare- nuestra madre estaba muy orgullosa en ese entonces, gracias al apoyo económico de la beca y nuestros trabajos pudimos comprar el apartamento donde vivimos con un préstamo -tome un respiro- me gradué a los veinticinco años como médico cirujano, comencé a ejercer en el hospital donde trabajo hoy en día, Valeria egreso dos años más tarde como psicóloga, en ese entonces y por los siguientes tres años todo fue perfecto
- Fue entonces cuando ella--- -comprendió-
- Si -le asentí- hace dos años ella había comenzado a mostrar los síntomas del alzhéimer, al principio olvidaba cosas simples y le hacíamos bromas como que ya estaba vieja -reí un poco- pero luego se tornó más serió, empezó a olvidarme, y se asustaba en las mañanas al no reconocer nuestra propia casa -baje mis orejas- comenzó a salir mientras trabajábamos y en más de una ocasión tuvimos que llamar a la policía para encontrarla -lo volví a mirar- entonces tomamos la decisión más difícil que pudimos haber tomado, pero la mejor para su seguridad
- La internaron en el asilo -completó-
- Así es
Ya en ese momento habíamos llegado a la feria de comida, nos detuvimos un momento y gire mi cuerpo para quedar frente a él.
- Nos prometimos visitarla todos los días, un día yo y un día Valeria para que nunca estuviera sola -baje la mirada- la sacábamos a pasear casi todos los fines de semana con la esperanza de que algún día volviera a hacer ella misma -lo volví a ver- pero eso nunca ocurrió
Retomamos el camino hasta la zona de mesas, elegimos una bastante céntrica cerca de un restaurante de comida árabe, apenas nos sentamos un mapache se apareció tomando nuestras órdenes para luego retirarse y así retomar nuestra conversación.
- Ella recordaba más a Valeria que a mí -gire mi cabeza- aun no entiendo el por qué me olvido tanto, solo me recordaba hasta cuando solo tenía doce años, de allí en adelante todo se había desvanecido
- El alzhéimer es una condición bastante compleja oso -interrumpió Adam- que te haya olvidado más a ti que tu hermana no significa nada, lo importante es que aun recordaba lo que creo ella considero la época más hermosa
- ¿La época más hermosa? -lo mire con duda-
- Soy padre ¿Recuerdas? -sonrió- no hay nada más hermoso que los años en que tu hijo crece, son años que no vuelven y debes aprender a atesorarlos, cuando pasan, pasan, lo único que queda son los recuerdos -estiro su mano tomando la mía- creo que tu madre se refugió en ese tiempo de su mente y se aferró a los recuerdos de tu infancia para no olvidarte -apretó mi mano un poco- fuiste su primera cría, el que camino frente a la adversidad junto a ella primero, el que inspiro a su hermana a seguir tus pasos y convertirse en lo que son hoy en día, nunca olvides eso
Vi su mano apretando la mía, apreté suavemente la suya y alce mi vista para verlo, una sonrisa sincera y una pequeña lagrima se me escaparon, lleve mi mano libre a mi rostro para limpiarla.
- Estúpido toro -reí un poco- me hiciste llorar
- No era mi intención -rió también soltando mi mano con cuidado- pero lo que te dije es la verdad, una verdad que no debes olvidar
Nuestra comida llego en ese momento, sin perder tiempo comenzamos a devorar con ansias nuestros platos mientras seguíamos hablando de cualquiera cosa, ya en ese punto cualquier miedo que tenía al estar solo con él había desaparecido, porque era mi amigo. Terminamos nuestras cenas y nos levantamos con rumbo a la salida, Adam distinguió un puesto de postres que le gustaba al final del pasillo, me indico que lo esperara allí mientras iba por unos para el camino.
Lo vi alejarse mientras su cola se agitaba de un lado a otro mostrando cierta energía que pocas veces había notado. Miré en otra dirección buscando distraerme y distinguí a los lejos una figura que me resulto imposible ignorar.
- Nathan
Camine un poco en su dirección para verificar que era él, efectivamente era él, un caballo con pelaje marrón de unos veintiocho años, crin de un color marrón un poco más oscuro, de mi misma altura pero con una complexión más definitiva. Acelere mi paso hacia él, note que estaba solo recostado en la baranda que impedía que alguien callera al piso inferior, veía fijamente su celular lo que me dio tiempo de acercarme antes de que se percatara de mi presencia.
- Me alegro mucho que estés bien -salude- Nathan
En ese momento el caballo levanto su mirada para toparse con la mía, su rostro despreocupado cambio a uno de genuina sorpresa. En mi interior me preguntaba por qué fui hasta él para hablarle.
- A--- Albert -respondió- tiempo sin verte cariño, estaba preocupado por ti, te llame un montón de veces y deje varios mensajes pero nunca respondiste
- ¿Enserió? -saque mi celular- es extraño, conservo el mismo número de celular y nadie se ha quejado por problemas de comunicación conmigo -lo mire fijamente-
En ese momento un sonido familiar se escuchó, lo reconocía fácilmente pues era una notificación de mensaje nuevo de la aplicación por donde nos conocimos, solo que no venía de mi celular, si no del suyo. Ahora estaba seguro por qué camine hasta él, si quería continuar en mi vida no debía dejar cabos sueltos.
- Tranquilo Nathan -le sonreí- solo quería verificar que eras tú y que estabas bien -me giré dándole la espalda- hasta luego y suerte con tu cita
Camine unos pasos pero una mano se posó en mi hombro deteniendo mi avance, en ese momento algo en mi interior exploto y solté un suave gruñido inconscientemente mientras giraba hacia él.
- No me toques -gruñí-
- Oye Albert, por favor perdóname -se disculpó- estuve ocupado estos meses con el trabajo y la familia, déjame compensártelo con algo especial en tu cumpleaños, sé que es la semana que viene
- ¿Mi cumpleaños? -reí un poco fuerte- mi cumpleaños fue hace meses, un semana después de que desapareciste -lo mire desafiante-
- En serió -miro a los lados- perdóname ¿Si?, no volverá a pasar a la próxima -sonrió- ¡Ya se!, ¿Qué tal si vamos a la casa de la playa?, tú, yo, Valeria y la señora Beatriz
- Llevas dos strikes Nathan -lo mire fijamente- mi madre falleció hace un mes
- ¿Be--- Beatriz falleció? -tartamudeo- yo lo siento, no sabía, de haberlo sabi---
- Si lo sabias -le corte- te envié al menos tres mensajes avisándote, por varios medios, ahora solo confirmas que ignorabas todo lo que te enviaba -me acerque a él- ya enserió Nathan, solo vine a despedirme de ti para seguir adelante, eres libre de mi
Me di la vuelta para empezar a caminar, nuevamente sentí su mano en mi hombro deteniéndome, mi mano rápidamente golpeo la suya quitándola, me voltee a mirarlo esta vez muy molesto.
- Te dije que no me tocaras -le gruñí más fuerte-
- Al--- Albert -dio un paso atrás- perdóname, dame la oportunidad de compensarlo
Otra vez Nathan estiro su brazo intentando alcanzarme, pero una sobra cubrió toda su figura paralizando su movimiento instantáneamente.
- ¿Ocurre algo Albert?, me pareció escuchar un gruñido cuando regresaba
Adam apareció repetidamente a mi lado, cargaba en cada mano un gigante vaso con unas merengadas de helado, supuse que eran los postres que fue a comprar y que por un instante olvidé por completo. Observe el rostro del toro que no se veía muy contento, dio un suave resoplido confirmando mi sospecha, gire nuevamente mi vista hacia Nathan que parecía asustado por la presencia de Adam a mi lado.
- No ocurre nada Adam -intente calmarlo- Nathan es un viejo amigo, solo nos podíamos al día, pero ya nos estábamos despidiendo
- Ah, bueno -me dio uno de los vasos- mucho gusto, soy Adam -hizo una pequeña sonrisa mal fingida al caballo-
- Mucho gusto -Nathan me miro algo confundió y luego al toro-
- Oye, ¿Te parece si me adelanto a pagar el estacionamiento? -preguntó Adam- está algo larga la fila
- Claro claro -probé la merengada- adelántate ¡Esto esta delicioso!
Adam me sonrió por mi reacción y se adelantó caminando en dirección a una taquilla de pago del estacionamiento, gire mi atención de nuevo hacia el caballo que tenía la cabeza baja esta vez.
- No te hagas ideas raras -aclare- es un amigo de la familia
- Eso no te lo crees ni tú mismo -rió un poco y alzo su rostro para verme con una sonrisa- se nota que hay algo más entre los dos
- Vuelvo y te repito, entre los dos no hay nada -agite mi merengada- pero eso no es asunto tuyo de todas formas -lo mire- sigue con tu camino y yo seguiré con el mío Nathan, y como dije antes -le sonreí- suerte con tu cita de esta noche, te deseo lo mejor -comencé a caminar- espero me desees lo mismo
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