CULPA
Paso un día, era viernes en la noche, me encontraba como siempre en la habitación de Tomás, el pequeño ternero estaba distraído anotando números en su pequeño cuaderno como solía hacer. El doctor Santos se encontraba presente realizando algunas pruebas de control adicionales, mientras que yo simplemente me limite a estar allí para que el ternero no se alterara, Adam miraba desde afuera de la habitación, cada vez que Tomás lo veía el toro mayor sonreía y lo saludaba haciendo reír un poco al ternero.
- Todo parece estar bien -Santos- ojalá se mantenga así
- Dios lo escuche -lo mire-
- Buenas noches
La voz del viejo zorro entrando a la habitación llamo nuestra atención, este sin perder mucho tiempo se acercó a donde estábamos, se puso enfrente de mi con una pequeña sonrisa.
- Aun me cuesta creerlo pero lo lograste -el zorro miro a Tomás- esta de primero en la lista de espera para un corazón, el próximo que llegue será para él
- ¿¡Enserió!? -exclame- esas son muy buenas noticias ¿Escuchaste eso Tomás?
Gire a ver al pequeño ternero, ese me miro en silencio por unos segundos con una naturalidad que me estremeció, giro su rostro a su cuaderno para volverlo a ver, escribió un poco más y lo cerró con cuidado, lo tomo con ambas manos y me lo ofreció.
- ¿Quieres que te lo sostenga? -lo tome con cuidado-
- Mmm -asintió-
Tomás me miró fijamente otra vez, nunca antes había sostenido la mirada con el pequeño ternero tanto tiempo, ahora era yo el que quería girar a ver a otro lado extrañamente. Tom hizo una pequeña sonrisa y giro su rostro hacia su padre que estaba fuera de la habitación hablando con José y Valeria, volvió a mirarme sonriendo como queriéndome decir algo.
- ¿Tomás? -lo mire-
- Mmm
Las alarmas de la maquina se dispararon de repente, vi en la pantalla como su pulso se aceleró bruscamente mientras el doctor Nelson presionaba el botón de emergencia llamando a los enfermeros.
- ¡Está entrando en un paro! -Santos-
- ¡No puede respirar, hay que entubar! -exclamé-
Varios enfermeros llegaron corriendo en ese momento, no sé en qué momento Adam había entrado a la habitación pero no se quedaría allí mucho tiempo, el viejo zorro le ordeno a los enfermeros que sacaran al toro que se encontraba gritando. Dos enfermeros intentaron sacarlo a rastras pero no pudieron, vi de reojo como José tuvo que entrar a ayudar a sacarlo.
Santos abrió su hocico mientras yo introducía el tubo y encendía la máquina para suministrar oxigeno directamente a sus pulmones. Tom entro en paro, la maquina no registraba pulso, Nelson suministro adrenalina en su brazo mientras yo comenzaba el procedimiento de reanimación cardiopulmonar desesperadamente.
Pasaron veinte segundos en los que aún no volvía el pulso, mire a los doctores que entendieron de inmediato lo que quería. En menos de un segundo Santos preparo la máquina de reanimación a mi lado mientras el zorro despejaba el pecho del ternero, unto un gel en su pecho mientras yo tomaba las paletas ya cargadas.
- ¡Despejen! -avise-
Nelson aparto sus manos del pecho de Tom, coloque las paletas en su pecho y aplique la primera carga, la maquina quedo en silencio por un segundo para volver a su sonido infernal. El zorro con sus manos volvió a hacer presión varias veces en el pecho de Tom para intentar estimular el corazón sin resultado.
- ¡Aumenta! -grite-
Santos aumento la carga y volví a advertir que despejaran para aplicar la carga al pequeño cuerpo del ternero que se estremeció ante la electricidad. Nuevamente el zorro intervino aplicando presión al pecho de Tom sin resultado.!
- ¡Aumenta más! -lo mire-
El múrciela volvió a elevar la potencia de la máquina para seguidamente aplicar una tercera carga al ternero, mire la máquina para ver sus signos vitales que aún seguían si regresar. Gire mi rostro hacia el murciélago para indicarle que volviera a subir la carga pero la mano del zorro en mi brazo capto mi atención, lo mire fijamente un segundo y vi su rostro negar suavemente con las orejas abajo.
Mire a Tom que estaba tendido en la cama, tenía los ojos cerrados, su respiración había cesado igual que su pulso de forma permanente, entonces escuche de parte del murciélago la peor pregunta que nos pueden hacer a los doctores en esas situaciones.
- ¿Hora del deceso? -apenas susurró con cierto dolor-
La pregunta perforo mi mente como a alguien que le disparan en la cabeza, alce mi rostro rápidamente para ver hacia fuera de la habitación. Valeria tenía sus manos en su hocico a punto de estallar en llanto igual que José, gire un poco para ver a Adam que veía fijamente con el hocico abierto hacia nosotros. Dio un paso adelante negando con la cabeza, dio otro paso para luego caer de rodillas, observe su mano ir a su pecho como intentando sacarse su propio corazón para por fin reventar.
Adam soltó un fuerte bramido que retumbo en todo el lugar, el dolor en aquel grito de desesperación fue tal que todos los que por allí pasaban quedaron paralizados al momento y no me cabe la menor duda que fue así en todo el hospital. El sonido de aquel bramido atravesó mi pecho con tal intensidad que las paletas cayeron de mis manos mientras daba unos pasos hacia atrás, choque contra la pared de cristal y sentí perder la fuerza en mis piernas, me dejé caer contra el vidrió hasta que sentí el frio suelo del lugar.
Otro bramido igual que el primero volvió a golpear mi alma, lleve mis manos a mi cabeza que sentía estaba a punto de estallar, la impotencia de no poder hacer nada contra ese dolor que sentía Adam me consumió y poco a poco las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos sin pedir permiso. Un viernes diez de Agosto del dos mil dieciséis, a las ocho con cuarenta y tres minutos la única cría de Adam, Tomás, había muerto bajo mi cuidado.
Intente pararme como pude, mi pecho dolía profundamente, apoye mi brazo en el piso y toque algo sin querer, cuando gire mi vista hacia esto vi el cuaderno de Tomás que seguramente deje caer por accidente. Lo tome con cuidado cerrándolo y me termine de levantar, observe de nuevo al ternero, Nelson le había retirado el tubo de su hocico y arreglo con cuidado su camisa para ponerlo más presentable, Adam había entrado a la habitación seguido de su padre y mi hermana.
El toro se detuvo al costado de la cama, se inclinó suavemente para acariciar el rostro de su cría con extremo cuidado, como si no quisiera despertarlo, acerco su rostro al de él y pego su frente a la del pequeño ternero.
- Te amo -Adam le susurró-
Valeria lloraba desconsolada en el hombro de José quien también no podía ocultar su terrible pena, observe como Adam le dio un abrazo al cuerpo de Tomás mientras volvía a estallar en aquel amargo llanto. Caminé lentamente dándole la vuelta a la cama quedando junto a Adam, este pareció sentirme pues se despegó de su cría apenas me detuve, giro a verme fijamente intentando recuperar el aliento.
Extendí mi mano lentamente ofreciéndole el cuaderno de Tom, nuevamente las lágrimas escaparon de mis ojos y mi respiración se aceleró, Adam giro para quedar frente a frente conmigo, tomó el cuaderno como si de una copa de cristal se tratase, lo vio unos segundos.
- No es justo -habló con tono quebradizo- ya le iban a dar un nuevo corazón
- Lo sé -le respondí de igual forma-
Di un paso hacia el toro y lo abrasé con fuerza, este nuevamente no pudo contener su dolor igual que yo. En ese momento ambos lloramos juntos, los que estaban afuera ingresaron al poco tiempo, y con ellos las y más empezaron a llegar.
Pasaron algunas horas desde el fallecimiento de Tomás, este había sido trasladado a la morgue mientras el servicio funerario venia por él, por mi parte aun llenaba el informe del caso para no dejar cabos sueltos. Una vez finalice lo entregue en recepción y me fui a la oficina de Nelson solicitándole unas vacaciones, llevaba tres años sin salir de vacaciones por lo tanto estaban acumuladas, dado todo lo ocurrido el zorro firmo los papeles dejándome libre por al menos tres meses de vacaciones acumuladas sin pestañear, dijo que me lo merecia.
Era sábado en la mañana, salí de casa con Samuel vestidos totalmente de negro con rumbo al velorio, Valeria se había adelantado ya que ella y José se estaban encargando de los asuntos administrativos del mismo. Estacioné en un estacionamiento a varias cuadras y caminamos, al llegar nos costó mucho entrar por la cantidad de individuos que había, descubrí al poco tiempo la razón, todos había venido a dar el pésame a Adam.
Vi a Adam en una de las salas recibiendo el pésame de incontables individuos, no quise molestarlo en ese momento, seguí mi camino al salón donde velaban y allí vi el pequeño ataúd de Tom con una gran cruz de flores en el centro. Las paredes del lugar estaban totalmente cubiertas de coronas clásicas del momento demostrando la solidaridad de quienes las enviaron.
Me acerque al ataúd, mi hermana y José estaban allí pero los ignore, fui directamente a la parte abierta del ataúd y lo vi nuevamente, estaba arreglado con un traje formal, una pequeña sonrisa iluminaba su hocico haciéndome recordar los días que pase con él. Recordé todas las veces que me hizo reír con su inocente sonrisa, otra vez no pude contener mi dolor y el aliento comenzó a fallarme, comencé a llorar.
Sentí una suave mano posarse en mi hombro, gire a ver su dueño quien resulto ser mi hermana, la abrace instantáneamente y ella a mi intentando calmar mi tristeza. Recordé por un momento cuando meses atrás había fallecido nuestra madre, había dolido mucho, pero por alguna razón la muerte de Tomás dolía mucho más.
El velorio se tuvo que extender dos días por la cantidad de personas que querían ofrecer su pésame al padre del pequeño ternero. Samuel y yo salimos nuevamente del departamento rumbo al cementerio, Valeria ya debía encontrarse allá, ella y José fueron los que realizaron todos los arreglos del entierro también. Apenas llegue me estacione donde pude y camine con Samuel por aquel inmenso campo verde lleno de lapidas.
La cantidad de individuos en aquel lugar era abrumadora, me costaba mucho caminar y ocasionalmente chocaba con alguien, poco a poco me fui dando cuenta que todos los allí reunidos eran conocidos de las actividades de Tom. Pude ver al profesor Neptali acompañado de sus estudiantes, también al dueño de aquel restaurante que nos invitó al festival culinario, vi a algunos padres con los que salimos a pescar.
Fácilmente supuse que todos los demás que no conocía eran igualmente conocidos de los toros por alguna actividad que nunca llegué a conocer, lo más curioso quizás fue que entre aquella multitud vi a los doctores del hospital que conformaban el comité de trasplante de órganos.
- No podías hablar -pensé- y por alguna razón lograbas crear una conexión con cualquiera que te conociera sin esfuerzo
Llegue al sitio del entierro por fin, Adam estaba sentado frente al agujero con la vista perdida en el ataúd, mi hermana me había reservado un puesto junto al toro, me senté y al poco tiempo llego un viejo león, un cura, a dar las palabras de la biblia para el descanso final. Paso un buen rato y de vez en cuando se percibía un llanto entre la multitud, ya fuese de un adulto o una cría, gire a ver el rostro de Adam, este solo permanecía con los ojos cerrados y un rostro inexpresivo, creo que intentando escapar de la realidad.
El cura termino y un muy lento descenso del ataúd comenzó provocando un llanto ahogado de más presentes, uno por uno y en fila fueron arrojando distintas flores al ataúd mientras descendía, una vez en el fondo me aparté del toro para acercarme al agujero, extendí mi brazo y abrí mi mano dejando caer una pequeña rosa blanca, como la que él le ofreció a mi madre.
- Nos volveremos a ver -susurre- eventualmente nos volveremos a ver, y cuando eso ocurra espero me perdones Tom
Hoy fue el último día del novenario de Tom, lo realizamos en la iglesia más grande que pudimos conseguir en la ciudad, mi hermana fue la encargada de presidir todos los rezos diligentemente como cuando nuestra madre. Adam hace días dejo de llorar su hijo, en cambio ahora solo guarda un sepulcral silencio, solo habla lo necesario prácticamente, cada vez que me mira veo sus ojos vacíos como si carecieran de vida, en mi interior sé que aquel día no solo deje morir a Tom, sino también una parte del toro del que me había enamorado.
Era de noche, salimos de la iglesia, me ofrecí a llevar a Adam y su padre a su casa y ellos aceptaron sin problema. Una vez allí el toro mayor me invito a pasar por un café, al subir Adam se fue directo a su habitación dejándonos solos a mí y a José en la sala. José me invito a sentarme en el sofá mientras preparaba el café que me ofreció.
- ¿Cómo sigue? -le pregunte-
- Allí va -respondió desde la cocina- es difícil saberlo, casi no come, despierta con pesadillas, casi no habla, me preocupa de verdad
- Hablare con Valeria -suspire- tal vez pueda recetarle algo que lo ayude a dormir
José regreso de la cocina con dos tazas humeantes de café, tome un sorbo y deposite la taza en la pequeña mesa de centro. José se sentó en un sillón del frente igualmente con su taza, al cabo de unos segundos deposito su taza en la mesa y me miró fijamente.
- No es tu culpa Albert -me miró- hiciste lo que pudiste
- ¿Entonces porque siento que si lo es? -mire el piso-
- Valeria, Samuel, sus compañeros de actividades, todos te han dicho lo mismo, no fue tu culpa
- Patrañas -levante la mirada- siento que lo deje morir José, siento que no hice suficiente, yo mismo no fui suficiente -me señale- eh perdido pacientes José, no lo puedo negar, y no puedo evitar sentir dolor y frustración al perderlos por las circunstancias en mi contra, cuando me llega un paciente este se vuelve lo más importante para mí en el mundo en ese momento -frote mi mano contra mi rostro- Tomás era la más importante para mí en ese momento y lo perdí, le falle a él y a su padre -confesé-
- No puedes ser tan duro contigo mismo Albert, nosotros estábamos allí, los tres mejores doctores el hospital estaban allí cuando sufrió el ataque y ni aun así pudieron salvarlo, era su hora
- ¡No! -exclame- no era su hora, no lo era -negué con la cabeza- si hubiese sido más rápido le hubiesen dado el corazón a tiempo y lo hubiéramos salvado -continúe- o mantenerlo con vida hasta que llegara el corazón, pero falle
- ¿Cómo podrías saberlo Albert? -cuestiono- el único que sabe eso es Dios, tú fuiste un ángel para Tomás en sus momentos más difíciles, estuviste allí a su lado todo el tiempo velando por él, y te estaré eternamente agradecido por eso, tanto Adam como yo lo estamos
- ¿Adam? -susurre- Adam, cuando Adam me mira -lo mire- es como si negara con la cabeza decepcionada de mí, y yo estando en su lugar sentiría exactamente lo mismo
- No, no es cierto
Tanto José como yo miramos hacia el origen de esa voz que nos interrumpió, era Adam que estaba de pie junto al marco del pasillo que da a las habitaciones. Recuerdo oír la puerta cerrarse cuando llegamos pero no recuerdo oír en ningún momento que se volviera a abrir. Adam camino lentamente hacia nosotros mirándome fijamente, me levante lentamente casi temblando ante la presencia de Adam.
- Todos te lo han dicho, menos el que realmente debía decírtelo -Adam- no fue tu culpa
- Adam -mire al piso- te pedí que confiaras en mí y al final no pude salvar a Tom, no tengo perdón
Bajé la cabeza avergonzado, sentí mi pecho doler al recordar todo lo ocurrido y en eso unas manos tomar mi rostro con cuidado para levantarlo.
- Si no hubieses estado allí cuando Tom sufrió el ataque -Adam- él hubiese muerto en ese momento, si no lo hubieses recibido en el hospital tú mismo, él hubiese muerto
- Adam
- Te quedaste con él, le ofreciste lo mejor que podías para cuidarlo -tomo aire- estuve presente cuando lo defendiste ante un comité de fríos doctores que no lo veían más que como basura para la sociedad -se acercó más a mí- te vi pelear por mi hijo como nadie nunca en su vida lo habría hecho, te vi hablar de mi hijo como alguien que realmente lo amaba y respetaba tal como hacia yo, al final te vi ganar
En ese momento sentí como si empezara a temblar por todas las emociones encontradas dentro de mí a causa de las palabras de Adam, este al notarlo me deslizo sus manos por mis hombros abrazándome por el cuello, pude sentir al poco tiempo su mejilla frotándose contra la mía intentando calmarme.
- Lo tercero mejor que nos pudo haber pasado en la vida a Tom y a mí fue conocerte en el parque Oeste -continuó- lo segundo mejor que pudo habernos pasado fue verte en el consultorio donde Tom accidentalmente termino con tu billetera, pero lo primero, lo mejor que nos pasó en nuestra vida fue recibir la invitación de tu hermana a pasar a tu casa cuando te la devolvimos el día de tu cumpleaños, porque a partir de ese día te volviste nuestro amigo, un amigo que siempre estuvo a mi lado en todo momento, un amigo que veía a mi hijo de igual forma que yo
- Adam -solloce-
- Los momentos que vivimos desde que llegaste fueron los mejores, y te estaremos eternamente agradecido por eso -se separó de mi con cuidado- así que por favor Albert, no te culpes más
Mis lágrimas empezaron a correr solas por mi rostro, pero no por tristeza, si no por alivio, mire Adam quien nuevamente me miraba con una sonrisa, la primera que veía desde que Tomás murió. En ese momento lo abrase y él a mí, agradeciendo que me haya quitado la carga de su muerte que llevaba en mis hombros.
A la tarde del día siguiente fui a visitar a Adam, no tenía nada mejor que hacer además de que debía llevarle unas pastillas para dormir que me recomendó mi hermana, al subir por las escaleras me topé con José bajando con una maleta, me aviso que se regresaba a su ciudad por unos días decisión que cuestione, no me parecía que debía dejar a su hijo solo en ese momento.
José solo sonrió diciendo que él estaría bien, que una visita mía vale más que estar con su padre tanto tiempo. Antes de subirse a un taxi que ya lo esperaba me tiro sus llaves que tome en el aire.
- ¡Te servirán más a ti! -gritó desde el taxi-
Sin más remedio subí a la casa de Adam usando la llave que me había dado, al entrar encontré al toro sentado en la mesa tomando lo que parecía ser un chocolate caliente que le había dejado su padre. Me senté con él y este me sirvo en una taza a parte un poco. Conversamos un rato sobre cosas sin mucha importancia, me esforcé por intentar hacer sonreír al toro y lo logré en algunas ocasiones.
El timbre de la puerta sonó, el toro estaba a punto de levantarse pero le dije que yo iría. Llegue a la puerta rápidamente, pensé que podría ser José, tal vez se le había quedado algo y tuvo que regresar pero mi sorpresa fue otra al abrir y encontrarme a una vaca negra muy bien vestida.
- Buenas noches, disculpe la molestia -saludo- estoy buscando a Adam ¿Esta?
Afirme con algo de duda y le pedí que esperara, llame a Adam diciéndole que lo buscaban en la puerta, me retire para no entrometerme pero cuando cruce hacia la cocina escuche la voz del toro.
- ¿¡Johana!? -exclamó- ¿Qué haces aquí?
- Me entere de lo de nuestro hijo, acabo de venir del cementerio
Me pare en seco al escuchar esas palabras, entendí de inmediato que debía ser la madre de Tomás, quien los abandono hace casi seis años. Rápidamente me ubique cerca de la puerta tras una pared para que no me vieran y poder escuchar mejor la conversación.
- Yo quiero, quiero disculparme por abandonarte, a ti y a Tom
- Es un poco tarde eso ¿No crees?
- Nunca es demasiado tarde ¿Por qué crees que estoy aquí? -se detuvo un momento- quiero que lo volvamos a intentar
Mis orejas en ese momento se pararon casi alarmadas, afine aún más mi oído para saber la respuesta del toro.
- Me abandonaste una vez, y no es tanto a mí, es a Tom al que abandonaste
- ¡Y lo siento por eso!, me equivoque, pero sé que podemos superarlo, juntos
Hubo un momento de silencio, un silencio que hasta yo que no estaba en la conversación podía sentir. En ese momento mil conjeturas pasaron por mi mente de lo que podría estar pasando, quizás Adam acepto a su ex esposa y se estaban besando.
- Ya yo superé lo que tenía que superar -respondió- lo hicimos Tom y yo juntos, luego otros se unieron a nosotros dándonos los mejores momentos que pudimos tener
- Adam -Johana- ahora que Tom no está juntos podemos comenzar de nuevo
Lo último que dijo aquella vaca hizo que sacara mis dientes y saliera de mi escondite para quedar frente a los dos, justamente en ese momento me di cuenta que el toro ya se había adelantado a mis intenciones pegando a la vaca contra la pared de la entrada.
- ¡Desgraciada! -resopló- ¿Cómo te atreves a decir semejante barbaridad?, nos abandonas hace años ¿Y vuelves justamente después de la muerte de nuestro hijo?, solo te falta tener la frase sínica tatuada en la frente -se acercó más a ella-
- Adam no quise decir eso -intentó escapar del toro- tu y yo---
- ¡Cállate! -gritó- no existe un tú y yo, largo de mi casa y de mi vida de inmediato, no vuelvas nunca
- Adam por favor
- ¡Que te largues! -bramó-
El fuerte bramido de Adam paralizo por completo a la vaca que tenía contra la pared, este se despegó de ella lentamente sin dejar de verla fijamente. Johana pareció por fin procesar la información y giro la cabeza en mi dirección, embozo una suave sonrisa que no supe cómo interpretar y comenzó a caminar hacia la salida.
Adam cerró la puerta fuertemente y giro para verme, su rostro reflejaba una gran furia en ese momento que poco a poco fue cambiando a una de profunda tristeza. Me acerque a él lentamente y a medida que lo hacía pude ver como derramaba algunas lágrimas, lleve mi mano a sus hombro para intentar calmarlo.
- ¿Quieres que te acompañe esta noche? -pregunté-
El toro me miro con unos ojos parecidos a los de un pequeño ternero asustado y asintió levemente, ahora sabía de donde Tomás había sacado su tierna mirada, le sonreí y lo guie hasta la cocina. Mientras el toro estaba sentado en uno de los bancos le serví otro chocolate, mientras se distraía con la taza aproveché de revisar su nevera y sacar algunas cosas para preparar una cena improvisada.
No es que la nevera estuviese muy bien abastecida pero al cabo de una hora y aun no estoy muy seguro como logre cocinar una lasaña de berenjena bastante aceptable que ofrecí al toro. Aun así este apenas y pudo tocarlo, seguro la discusión con esa vaca había matado cualquier apetito que podría haber tenido hace rato.
Pasaron unas horas, estaba en el baño de invitados cepillándome, me preparaba para para dormir, afortunadamente contaba con un pijama olvidado en el departamento del toro mucho tiempo atrás y que él guardo. Escupí la crema dental de mi hocico para enjuagarme, al terminar de secarme descubrí como había machado mi camisa de crema dental.
- Si Valeria estuviera cerca ya me hubiese ridiculizado de alguna forma -pensé- afortunadamente no está aquí
Me quite mi camisa y lave un poco la mancha, quedo limpia pero mojada de modo que la colgué en un gancho del baño para que secara. Salí del baño usando solo el pantalón del pijama con rumbo a mi habitación, pase enfrente de la habitación cerrada de Tomás y me detuve un momento, olfatee un poco el aire.
- Aun se puede sentir su aroma -pensé-
Continúe mi camino pero me detuve en la habitación abierta de Adam para echar un vistazo, lo vi sentado en la cama, callado y con la mirada baja, solo usaba un bóxer negro como su pelaje igual que como cuando iba a la playa. Detalle mejor que estaba mirando, vi sus manos y mis ojos se abrieron de golpe.
En una mano sostenía un pequeño frasco amarillo que reconocí de inmediato, fue el frasco de pastillas para dormir que le había traído, en la otra mano un puñado de dichas pastillas. Ante el peor de las posibilidades avance rápidamente y le di un contundente golpe a la mano que sostenía las pastillas tirándolas por el piso, me agache rápidamente para quedar a su altura y ver directamente a su rostro, este solo me miraba entre sorprendido y confundido.
- ¿¡Qué crees que estabas haciendo!? -grite-
- Y--- Yo -tartamudeó-
Adam no parecía reaccionar bien, giro su cabeza hacia un lado evitando mi mirada, parecía desubicado en su mente, tomé su rostro con mis manos y lo forcé a verme de frente.
- ¡Adam! -llame su atención- ¿Qué crees que estabas haciendo?
- Al--- Albert
El toro negó suavemente con su cabeza y llevo sus manos sobre las mías para hablar con un tono de voz quebradizo.
- Tomás ya no está -Adam- él era mi vida, sin él -se quedó mudo un momento- sin él no tengo nada, no soy nada
- Eso no es verdad Adam -le asentí- eres mucho, vales mucho, aunque Tomás no este estas tu para mantener su recuerdo vivo, ese es tu nuevo deber ahora -pegue mi frente a la de él- eres importante para muchos, para mi -hice un segundo de silencio- Tomás no querría verte así, él no quiere verte así, nadie te quiere ver así, yo no te quiero ver así -me despegue de él suavemente para mirarlo- no lo hagas Adam, ni lo vuelvas a pensar, no podría cargar con el peso de tu muerte en mi conciencia
El toro pareció intentar procesar la información para llegar a una conclusión, quito sus manos sobre las mías y dejo caer al suelo el pote de las pastillas que tenía en su otra mano para luego abrazarme mientras sollozaba.
- Podrías -Adam- podrías acompañarme a dormir esta noche ¿Podrías?
- Aunque no me lo pidieras lo iba a hacer Adam
El toro se acomodó como pudo en la cama, mientras tanto apague la luz del cuarto dejando todo a oscuras, llegue al borde de la cama y me acosté a un lado de Adam, le dije que estaría disponible para el a cualquier hora y para lo que necesitara, esto solo asintió levemente. Intente conciliar el sueño pero el hecho de compartir la cama con aquel toro me ponía a pensar muchas cosas.
Primero la situación que nos llevó a eso, su fallido intento de suicidio, me cuestione que hubiese pasado si no me hubiera quedado esa noche, une escalofrió recorrió mi cuerpo. Pensé en que el estar en la misma cama que el toro era un sueño que siempre tuve desde que lo conocí, pero no en estas circunstancias, si hubiesen sido otras quizás hubiese pasado algo más.
Un fuerte movimiento en la cama llamo mi atención seguido de un golpe en mi pecho desnudo, Adam se había acercado a mí y apoyado su cabeza en el.
- Ahora entiendo -dijo- porque Tomás adoraba tanto abrazarte a ti y a Valeria
El toro froto su rostro contra mi pecho, sentí una pequeña humedad en el, estaba derramando lagrimas mientras lo hacía, con un poco de temor ante su reacción estire mi brazo sobre el para abrazarlo suavemente, este no pareció oponerse en lo absoluto, solo resoplo suavemente mientras se acercaba más a mí.
- Ustedes son -continuó- como un peluche gigante reconfortante
En ese momento Adam comenzó a sollozar nuevamente mojando todo mi pecho con sus lágrimas, solo me limite a abrazarlo con mi brazo mientras lo intentaba calmar acariciando su espalda sin mucho éxito. Recordé entonces lo que hacia mi madre cuando yo o Valeria no dejábamos de llorar por algo que nos hubiese pasado.
Lleve mi hocico hasta su cabeza y lo frote suavemente entre las bases de sus cuernos, luego saque mi lengua y comencé a lamerlo en la zona muy lentamente. Al cabo de unos minutos la respiración del toro comenzó a calmarse, su sollozo disminuyo hasta convertirse en un suave respiro en mi pecho, por fin se calmó, se había quedado dormido entre mis brazos.
A partir de ese día me mudé a casa del toro para hacerle compañía y tenerlo vigilado, aunque me dijo que ya no era necesario que durmiera con él me negué rotundamente a dejarlo solo por las noches cosa que al final acepto. Los días fueron pasando y su padre regreso de nuevo, una mañana al salir del cuarto de Adam que aun dormía me pregunto él porque estaba durmiendo con su hijo, sin más remedio le tuve que confesar lo ocurrido con Adam días atrás con las pastillas, en ese momento la expresión de José cambio a una alarmada llena de culpa.
Seguí hablando con el intentando calmarlo y al final lo convencí que no le dijera nada a su hijo, le prometí que yo me encargaría cuidar de él hasta que estuviera completamente repuesto. Los días continuaron pasando, poco a poco Adam recupero su voraz apetito y parte de su sonrisa perdida, a la semana decidió abrir nuevamente el taller que había estado cerrado mucho tiempo por el luto argumentando que tenía muchos compromisos que cumplir.
Adam se distraía con el trabajo y recuperaba el apetito, señales que ya estaba emocionalmente más estable, su padre volvió a su ciudad pidiéndome nuevamente que cuidara a su hijo hasta su próxima visita. La mejor parte con el toro eran las noches por su puesto, aunque me dormía en un costado de la cama en la mañana siempre despertaba yo primero en la misma posición que la primera noche, es decir, con el rostro de Adam en mi pecho mientras lo abrazaba, sentía el sabor de su pelaje en mi lengua señal de que lo había lamido.
No recordaba en que momento el toro se acurrucaba en mi pero no me importaba, lo más seguro es que aun sentía cierta inseguridad en las noches y terminaba buscándome como apoyo. Valeria nos visitaba a menudo en las tardes junto a Samuel, traían siempre dulces de diferentes tipos, siempre diferentes pero igual de sabrosos. La última visita de Valeria trajo un regalo especial para Adam, al abrirlo descubrió que era un marco de plata con una fotografía.
Recordaba la fotografía, aun la tenía en mi celular y la veía de vez en cuando pero debo admitir que verla en ese marco de plata le daba un toque especial, en ella estábamos Adam, Tomás y yo, el día del evento, ambos sosteníamos a Tomás por los brazos y lo alzábamos jugando, la foto la tomo justo en el momento que Tom estaba en el aire riéndose. Adam miro a Valeria fijamente y susurro un tímido gracias para luego colgar la foto en una de las paredes de la sala donde siempre pudiéramos verla.
Pasaron tres días desde entonces, eran las dos de la tarde y me encontraba limpiando un poco la casa ya que Adam se encontraba trabajando en el taller. Pase por la puerta del cuarto de Tom y me detuve un momento, la abrí y entre para admirar su habitación, estaba cubierta de una fina capa de polvo pero no me atrevería a tocar nada hasta que Adam decidiera que hacer con ella.
Gire mi vista un momento hacia el computador y note que el pendrive estaba insertado, curioso por lo que pudiera contener encendí la computadora y me senté, al cargar me fui directo al pendrive y lo abrí. Vi algunos archivos en el con números como nombres, organice los archivos por fecha y vi el más reciente.
El ultimo archivo modificado fue unos pocos días antes de su muerte y en ese momento recordé que el ternero no había hecho más fractales durante el último mes. Tome el pendrive y apague la computadora, fui hasta planta baja donde Adam se encontraba en su oficina distraído, le di el pendrive y le explique la posibilidad de que hubiera un último trabajo de su hijo allí.
Este miro el pendrive con duda unos segundos y luego a mí para sonreírme.
- Vallamos a la universidad entonces -Adam-
Tomamos el auto y nos fuimos directo a la universidad, estacionamos cerca de la escuela y nos dirigimos al salón auditorio donde siempre estaba el profesor Neptali. Al tocar la puerta este nos recibió sorprendidos por nuestra visita, nos invitó a pasar, pude notar como los estudiantes presentes quedaron en silencio automáticamente.
Adam le dio el pendrive al profesor explicándole lo del archivo, este lo tomo y lo introdujo en su laptop para revisar el archivo.
- Es extraño -Neptali- no es como los demás -nos miró- no creo que sea un fractal
- ¿Entonces qué es? -pregunte-
- No estoy seguro hasta no ejecutar la simulación -miró su laptop- está terminado pero le faltan unos comandos finales, denme unos minutos
Pasaron al menos diez minutos en total silencio, gire mi vista a la pared donde el proyector proyectaba lo que hacía el profesor en su laptop, cabe decir que no entendía nada.
- Ya comprobé la integridad del archivo y finalice las últimas líneas -dijo el profesor viéndonos- ¿Lo ejecuto?
- Si por favor -Adam-
- Está bien -giró de nuevo a su laptop- allí vamos Tom
Apenas el profesor le dio al botón se escuchó el sonido del ventilador de su laptop arrancar, señal que estaba procesando a máxima potencia. Todos giramos nuestros rostros hacia la proyección que se tornó negra, miles de pequeñas rectas comenzaron a aparecer en el espacio poco a poco y sin orden aparente.
- No es un fractal -susurro- son simples graficas de funciones en el espacio
De repente la velocidad con que aparecían creció exponencialmente, ahora no eran solo rectas, había curvas, planos, figuras geométricas en el espacio que parecían acoplar unas con otras perfectamente. Los segundos fueron pasando y nos dimos cuenta que no era una simple figura lo que se formaban, eran tres.
- ¿Q--- Qué es eso? -dijo el venado-
Los contornos de las figuras iban tomando consistencia, a medida que la imagen giraba poco a poco comenzaron a cambiar los colores para darles más sentido a las imágenes. Cuando la imagen detuvo su movimiento y el ventilador de la laptop se apagó mi mente no podía procesar lo que veía en ese momento.
Tres figuras, dos grandes una pequeña, la primera a la izquierda de color blanca en su totalidad con algunas sombras, la segunda figura un poco más grande que la primera, de color negro con unas pequeñas protuberancias blancas saliendo de su cabeza, ambas figuras extendían sus brazos para tomar a la tercera y más pequeña de todas hecha de distintos colores.
- Tomás -susurró Adam-
Era la foto que Valeria nos había llevado días atrás, donde lo sosteníamos en el parque. No dude más y saque mi teléfono para ubicar la foto en la galería, la puse en pantalla y extendí mi mano con el celular al frente de nosotros, eran idénticas en esencia.
- ¿Acaso Tomás podía ver el futuro? -pregunté- ¿O era un sueño que tenía?
- No lo sé -respondió Adam en un susurró- pero sea lo que sea, visión del futuro o un sueño que tenía -me miro sonriendo- se lo cumplimos
En ese momento el venado que había permanecido callado camino lentamente hacia al frente de su escritorio quedando ante sus alumnos.
- Tarea para la casa muchachos -empezó a hablar-tomar este programa y compartirlo con todos
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