BILLETERA
Ya habían pasado dos días desde el evento en el parque, el doctor Nelson estaba muy contento por el desempeño de mi compañera y el mío, tanto así que dijo que de ahora en adelante si organizaban más y estábamos disponibles seriamos los médicos asignados automáticamente. Era martes, Nelson me había dado el lunes libre en el hospital por el trabajo realizado en el evento, y así poder reintegrarme hoy día a primera hora en el cambio de turno, pero eso era lo de menos, hoy era un día algo especial.
Estaba acostado en mi cama viendo la televisión con cierta pereza, el despertador hizo su magia matutina de levantarme para el trabajo como siempre, vi la hora en el televisor, apenas eran las cinco y media de la mañana.
- ¡Albert!
La puerta de mi cuarto se abrió de golpe dejando ver a Valeria tan exhibicionista como puede ser cada mañana, corrió rápidamente a mi cama y pego un salto para caer sobre mí.
- ¡Albert! -me abrazo fuertemente- ¡Feliz cumpleaños hermanito, por fin hoy te vuelves un macho adulto!
- ¿Y los doce años que han pasado desde que cumplí dieciocho no cuentan? -pregunté mientras intentaba zafarme de ella-
- Ante mis ojos siempre serás mi hermanito menor -me mordió una oreja- la torta para el sábado ¿Bien?
- ¡Pero yo soy el mayor! -gruñí- y si, está bien
- ¡Oh querido hermanito! -tomo mi rostro y comenzó a frotarlo contra sus enormes senos- no veo el día que te cases con una hermosa osa no tanto como tu bella hermana, es decir yo -aclaró- y me hagas tía
El nivel de vergüenza que sentía en ese momento era tal que se notaba el rojo de mi piel a través del pelaje.
- ¿Es que no tienes nada mejor que hacer que recordarme que soy un gay soltero treintañero? -la aparte como pude y me levante de la cama para ir al baño-
- Oh Dios mío
Vi un breve destello seguido del sonido de una cámara tomando una foto, en ese momento un sudor frio recorrió mi espalda al recordar que había lavado la noche anterior pero me había acostado a dormir con uno de los suspensorios rojos que Valeria me regalo. Giré lentamente y vi a Valeria caminando de puntillas hacia la puerta.
- Jo, jo, jo -escuché-
- Dame ese celular o te mato
Como siempre al final perdí contra mi hermana, aunque recupere el celular la foto había sido cargada a su nube privada, a menos que supiera donde están guardados los servidores de Google Drive para destruirlos no podía hacer nada.
- ¡Estúpido! -gruñí de frustración mientras estacionaba mi vehículo- estúpida Valeria, sé que eventualmente hará algo con ella -apague la camioneta- no vaya a ponerla en su Instagram o algo así vendiéndome como lo hizo hace un año con esa foto de la playa, estuve rechazando invitaciones de toda clase de machos por tres meses -baje del carro hasta la entrada del hospital- relájate Albert, hoy te toca horas de consulta.
Llegue a mi oficina y me arregle para comenzar mi jornada laboral, lo bueno de las horas de consulta es que eran eso justamente, solo pasar consultas de diversos pacientes, la jornada era más corta que la de turno de emergencia y más tranquila por decirlo de alguna manera, siempre considere las horas de consulta una forma de día libre, además que salía lo suficientemente temprano para hacer algo particular o visitar a mi madre en el asilo.
Comencé a pasar consultas a las ocho de la mañana como es costumbre, atendía de dos a tres pacientes por hora dependiendo del caso. Muchos venían por molestias repentinas, otros por control rutinario, pero en algunos casos me topaba con alguna situación irregular que ameritaba intervención.
Afortunadamente ese día no era hoy, la suerte estaba de mi lado y ya casi terminaba la jornada, después de atender una vieja cabra que padecía unos dolores de espalda salí brevemente al pasillo a la máquina de bocadillos por unas frituras y volver al consultorio. Empecé a comer felizmente mi merienda hasta que escuché unos golpes en la puerta.
- Pa--- Pase! -me trague la bolsa entera-
Metí rápidamente la bolsa de basura en un cajón del escritorio y me limpié el hocico antes que entrara el paciente, al voltear fui recibido por un conocido ruido y una cara familiar.
- ¡Mmm! ¡Mmm!
- ¿¡Tomás?! -pregunte sorprendido-
- ¡Doctor Albert!
Enfoque mi vista un poco más allá del pequeño que ahora vestía los mismos janes azules pero una camisa con la famosa formula de Einstein solo para encontrarme con su padre, Adam. Este vestía unos jeans azules al igual que su hijo y una camisa negra que apenas aguantaba su musculatura, se confundía fácilmente con su pelaje haciendo parecer que no tuviera nada puesto.
- No esperaba verlo aquí -se acercó hasta mí y extendió su mano-
- Pues aquí trabajo señor Adam -estreche su mano- hoy estoy en horas de consultas
- No tiene idea de lo feliz que me ver una cara conocida acá, en especial para Tom -le hizo un gesto con la cabeza- hijo saluda al doctor
- ¡Mmm! -se acercó a mí y estiro la mano-
- Hola Tom -tome su mano con cuidado para saludar- es un gusto volver a verte
- ¿Vez?, le caes muy bien, aun no entiendo bien por qué -Adam-
- Tal vez solo le gusten los osos polares en general -reí un poco- cuénteme señor Adam ¿Que lo trae por acá?
- Pues en realidad vine al pediatra, pero no está y me remitieron a este consultorio, vine para que le hicieran un chequeo general a Tom, que le abrieran un expediente médico en el hospital para control y casos de emergencia.
- ¿Y eso? -mire a Tom- uno pensaría que él ya tiene eso por su condición
- Si, lo tiene en efecto pero tuve un problema con el seguro -suspiró- dijeron que la condición de autismo y o consecuencias causadas por esta ya no serían cubiertas, así que me vi obligado a buscar otro seguro médico que si lo hiciera
- Como cosa rara -suspire también- los seguros no aseguran donde saben que pueden perder
- Si, así es -el toro acaricio a su hijo por la cabeza- en conclusión, conseguí un nuevo seguro y la clínica afiliada mejor ubicada es esta -explicó- quise tomar precaución y venir a que le abrieran su expediente medico
- Me parece que hiciste lo correcto -me puse el estetoscopio- ¿Comenzamos?
Los minutos fueron corriendo a medida que le hacía un chequeo de rutina al pequeño ternero, mientras tanto su padre llenaba unas formas para la apertura del expediente, a medida que avanzaba la revisión también lo hacia la conversación. Cosas triviales como su empleo el cual resulto ser carpintería, ahora entendía por qué percibí y sigo percibiendo ese olor madera en él.
También me dijo otras cosas personales como que estaba separado desde hace cinco años, su esposa lo abandono después de recibir el diagnostico de autismo de Tomás.
- Algunos padres simplemente no lo soportarían -pensé mientras volteaba a ver a Adam- pero él siguió adelante con su hijo a pesar de todo
Ya había pasado casi una hora con la revisión, Adam lleno todo su papeleo diligentemente y Tomás se comportó casi como un ternero común y corriente, por su buen comportamiento saqué un dulce que aún tenía en mi bata y se lo di, este al verlo solo lo tomo y sonrió. Llego la hora de despedirse, les di algunas instrucciones para consolidar la apertura del expediente y algunas recomendaciones a la hora de llenar las planillas.
Una parte de mí no quería separarse de aquella pequeña familia, ese breve momento que compartí con ellos por alguna razón me hizo sentir bastante bien, quizás fueron mi regalo de cumpleaños. Mire mi celular, ya era hora de salir, tome mis cosas para despedirme de las recepcionistas del hospital y tomar camino, me detuve en una pastelería que frecuento cada semana para comprar unos dulces que me gustan, al pasar a pagar descubrí que mi billetera no estaba en mi bolsillo trasero.
- No no no -revisé todos mis bolsillos- ¿Dónde dejé la billetera?, recuerdo haberla metido a mi bolsillo después de comprar en la máquina del hospital
Revise el bolsillo de mi camisa y encontré afortunadamente un efectivo con el que pude pagar, regrese al auto y seguí buscando la billetera sin mucho éxito.
- Genial -suspire- si no la consigo mañana en el consultorio me tocara llamar al banco y bloquear todas las tarjetas que cargaba, sin mencionar todas las identificaciones que tendré que sacar -saque uno de los dulces de la bolsa y empecé a comerlo- al menos tú lo vales -recordé al toro- si si, tú también lo vales -reí un poco-
Los días comenzaron a pasar como por arte de magia, lamentablemente no conseguí mi billetera y me vi obligado a bloquear todas mis tarjetas para gestionar nuevas por el banco. Decidí hacerlo la semana que viene aprovechando que tendré el turno nocturno nuevamente y poder hacer esas diligencias en la mañana.
Ya era sábado en la tarde, y tal como prometió Valeria me organizo una pequeña e íntima reunión con las personas más cercanas a mí. Es decir ella, su prometido, un oso grizzli llamado Samuel que trabajaba como desarrollador de software en una empresa y mi madre a quien sacamos por ese fin de semana del asilo, no era la primera vez que lo hacíamos ni sería la última.
- ¿Quién dices que cumple años hija? -pregunto la osa polar mayor desde el sofá-
- Este oso perezoso -Valeria me señalo-
Estaba acostado en el sofá de enfrente viendo la televisión y me levante para acomodarme.
- Es solo que pienso en todo lo que tendré que sufrir en los bancos para recuperar las tarjetas que perdí
- No le des mayor importancia Albert
Samuel, el prometido de mi hermana me tendió un gran vaso cuyo contenido no podía ver.
- Poco a poco recuperamos lo que perdemos -continuo el oso- y al final terminamos no solo recuperando lo que perdimos, si no teniendo más de lo que teníamos en ese momento
- Visto de esa forma no suena tan mal -tomé el vaso y di un sorbo- oye te quedo muy bien este whisky
- Samuel lo dice porque hace unos meses le robaron su cuenta de Guild Wars, perdió todo -Valeria le dio un pequeño vaso a la osa enfrente- poco a poco recupero todo lo que perdió, no vale la pena darse mala vida por esas malas experiencias, la vida al final es como un juego -se giró hacia mamá- ¡Oye oye!, no tan rápido, es Ponche Crema no agua
- Un juego que solo se juega una sola vez, tenemos una sola vida y no podemos reinícialo si nos equivocamos en una decisión
En ese momento todos subimos nuestros vasos al aire para chocarlos suavemente.
- Salud por eso -Samuel-
- ¿Y tú quién eres? -preguntó la osa mayor-
- Soy Albert, tu hijo mamá, hoy es mi cumple
- ¡Oh!, que coincidencia, mi hijo también se llama Albert y hoy es su cumpleaños, seguro está en su cuarto jugando con la consola, deberías llamarlo
- Tranquila mamá, el vendrá cuando piquemos la torta, deja que juegue -Valeria se sentó a su lado y la abrazo-
- Está bien querida -se terminó de tomar su vaso- ¿Me puedes dar más?
El tiempo comenzó a transcurrir con una charla bastante agradable, de vez en cuando éramos interrumpidos por nuestra madre quien contaba historias de cuando éramos oseznos. Cabe mencionar que tanto Valeria como yo nos sentíamos apenados mientras Samuel estallaba de la risa en más de una ocasión.
Ya eran las seis de la tarde y la noche comenzaba a caer, decidí que era mejor cortar la torta en caso de que a nuestra madre le diese sueño y tuviéramos que acostarla.
- Albert -me llamo Valeria- ven acá por favor
Me levante de mi cómodo puesto en el sofá para llegar hasta el mesón de la cocina donde Valeria colocaba unas velas en la torta.
- ¿Nathan te ha llamado? -preguntó sin mirarme-
- No -mire a otro lado-
- ¿Ni un mensaje? -me miró de reojo-
- Hace dos semanas no sé nada de él -me senté en uno de los bancos- no eh querido insistir
- Te dije que no era de confiar
- Valeria ahora no por favor -baje mis orejas-
- Es que -gruñó un poco bajo- eres un buen oso, eres profesional, buena ética y moral, buenos sentimientos, y y y -suspiró fuertemente- eres mi hermanito, y no quiero verte solo, mucho menos en tu día
- Creí que él sería diferente -la mire un poco triste- ya casi cumplíamos el año, no sé qué nos pasó, simplemente comenzó a alejarse, mis últimos intentos por saber que le pasaba no llegaron a nada al parecer
En ese momento sonó el timbre del departamento, estaba a punto de levantarme para ir a atender pero Samuel me detuvo con un gesto de que él abriría.
- A la próxima hazme caso -respondió- cuando te digo que el unicornio es rosa es porque ya le arranque los pelos de su cola
- Solo tú le arrancarías lo pelos a un unicornio -reí un poco- idiota, si si lo sé, tú y tu ultra sexto sentido
- Oye, para algo estudie psicología y atiendo locos de todo tipo a toda hora -me sonrió-
- ¡Oye Albert! -Samuel gritó desde la puerta- ¡Te buscan por acá!
Me levante del banco extrañado porque no esperaba a nadie en particular, Samuel se apartó de la puerta y camino de vuelta a la cocina y apenas me asome en la puerta un pequeño brazo negro se extendió frente a mi señalándome.
- ¡Mmm! ¡Mmm!
- ¿!Tomás!? -tome su brazo saludándolo algo sorprendido-
Levante la vista un poco y me tome de nuevo con Adam que me miraba con una sonrisa algo apenada.
- Buenas noches doctor Albert -se rascó la cabeza- disculpe llegar aquí tan repentinamente y sin avisar pero era importante
- Adam
Tomás llevaba sus clásicos jeans azules pero ahora la camisa tenía una especie de cubo, si mi cultura general no me fallaba era un teserato, una representación de la cuarta dimensión. Adam por otra parte tenía unos jeans negros y una camisa de botones tipo guayabera, una suave brisa arrastro su olor hasta mi hocico haciéndome recordar su profesión de carpintero con un ligero olor a una colonia que me resulto agradable.
- No hay problema Adam -estire mi mano para saludarlo- ¿Que es tan importante como para venir hasta mi departamento?
- Pues vera -respondió mi saludo- él es la causa, adelante hijo, dásela
- ¡Mmm!
En ese momento Tomás estiro su mano con lo que parecía ser mi billetera en ella, la tomé y abrí para revisarla, efectivamente era mi billetera y todas mis tarjetas e identificaciones estaban adentro, incluso el efectivo.
- Hoy estaba lavando la ropa y cuando vacié el cesto de ropa sucia del cuarto de Tom esto estaba entre su ropa, no estoy seguro como llego allí, lo único que se me ocurrió es que la allá tomado de su consultorio o cuando se colocó su ropa después del chequeo de alguna forma se metió en su bolsillo -acaricio la cabeza de Tom- cuando la abrí para revisar me sorprendió bastante que era de usted, busque algún numero para contactarlo pero no encontré ninguno, pensé en llevarla al hospital pero no sabría con quién dejarla exactamente que se la hiciera llegar -explicó- encontré su identificación fiscal con su dirección así que decidí venir a entregársela personalmente y adicional pedir disculpas por el mal rato que le cause.
- ¿Mal rato? -sonreí- ¿Estas de broma?, me has ahorrado mucho trabajo, pensé que la había perdido definitivamente, ya me estaba preparando psicológicamente para hacer las gestiones en los bancos para recuperar las tarjetas, sin mencionar sacar de nuevo todos mis permisos, ahora solo tengo que hacer unas simples llamadas para desbloquearlas y listo, muchas gracias Tom -acaricie la cabeza del pequeño- en especial a ti Adam
Antes de que el toro pudiese responder fui apartado fuertemente del marco de la puerta por un golpe en mi cintura.
- ¿Quien es hermanito? -pregunto Valeria- no sabía que habías invitado a un amigo a la reunión
- Ah -me compuse rápidamente- Valeria él es Adam -le presente- nos conocimos en el evento del domingo pasado y luego coincidimos en el consultorio el martes, ese es su hijo Tomás -le explique- Adam esta es mi hermana menor -enfatice mucho la última palabra- Valeria
- Mucho gusto señorita -extendió su mano- un placer conocerla
Valeria con su personalidad activa como siempre no tardo en estrechar su mano, pude notar como me miro de reojo para luego mirar al toro, otra vez a mí y luego al toro de nuevo, eso solo podía significar una cosa, algo maquinaba en su mente.
- El gusto es mío Adam -sonrió- ¿Señorita? -me dio un codazo- deberías aprender modales de él hermanito -se agacho para quedar frente a Tomás- mucho gusto torito, mi nombre es Valeria -extendió su mano-
- ¡Mmm!
En ese momento Tomás hizo algo que me dejo a Adam y a mi mudos y sorprendidos por igual, dio dos pasos al frente y abrazo a Valeria por el cuello, acto seguido ella lo abrazo y se levantó cargándolo con cuidado. Mire con atención el comportamiento de Tomás que ahora era cargado por mi hermana, parecía completamente normal, movía su cola de un lado a otro casi feliz mientras llevaba una de sus manos hasta una de las orejas de Valeria para presionarla.
- ¡Oye oye! -exclamó- trátalas con cariño que ya tienen dueño torito
- ¡Mmm! -sonrió y miro a su padre-
- ¿Q--- Qué? –Adam tartamudeo un poco- bueno, creo que deberíamos irnos, no queremos quitarles más tiempo, parece que están ocupados con su reunión
- Tonterías tonterías -se apartó de la puerta- es el cumpleaños de Albert y lo estamos celebrando aquí en familia, tu como eres su amigo también estas invitado -me miro de reojo- ¿Verdad Albert?
- ¡Ah! ¡Por supuesto! -también me aparte- estábamos por picar la torta, mientras más mejor
- ¡Mmm! ¡Mmm!
Tomás volteo a ver a su padre sonriendo casi que suplicándole por quedarse, al principio su rostro reflejaba cierta duda si aceptar o no pero la mirada del pequeño ternero en manos de la osa lo convenció.
- Está bien -sonrió- nos quedaremos un ratito a que corten la torta y luego nos vamos, no quiero que piensen mal de nosotros
- ¿Pensar mal de ustedes? -Valeria- más bien no quiero que piensen mal de nosotros por no invitar a tan apuestos toros ¿Verdad que si Tom?
Agito su brazo sacándole una tímida risa al ternero que solo hizo que se aferrase más a la osa polar, la sorpresa por el comportamiento de Tom ante Valeria no desaparecía, Adam paso a nuestro departamento y cerré la puerta. Ya dentro Valeria dejo a Tom en el sofá y presento a Samuel con Adam, mi madre que había estado allí en todo momento se puso de pie y saludo como total normalidad.
- Mamá te presento a Adam, un amigo -los presente- y ese ternero de allí es su hijo Tomás, Adam esta es mi madre Beatriz -me acerque a él para hablarle en voz baja- ella sufre de Alzheimer así que su memoria no está muy bien
- Oh, entiendo -asintió Adam- mucho gusto señora Beatriz -estrecho la mano de la osa mayor- saluda hijo
- Mmm -Tom extendió su mano-
- Oh un amigo, tenías tiempo que no traías un amigo a casa para jugar -estrecho la mano de Tom- seguro se divertirán
- ¡Mmm! ¡Mmm! -Tom sonrió-
Mientras Samuel y mi madre conversaban con los toros me separe del grupo para llegar hasta la cocina donde estaba mi hermana preparando unas bebidas.
- ¿Que estas tramando Valeria? -pregunte-
- ¿Que yo que? -puso una cara inocente-
- No me engañas, conozco tus miradas y cuando tramas algo nunca es bueno
- Tu no deberías engañarme a mí, ese Toro es del que me hablaste en dos ocasiones, y no hablas de alguien si no es que te interesa -sonrió- y déjame decirte que tienes buen gusto hermanito -me guiñó el ojo-
- Oh no, no y más no -exclamé en voz baja- él es un paciente, no puedo involucrarme con mis pacientes
- Su hijo es el paciente, no él -coloco varias bebidas en una bandeja- así que eso no aplica
- Definitivamente no -la mire fijamente- es un padre ejemplar por lo poco que se dé el, ni siquiera lo intentare
- No debes intentarlo -me miro algo extrañada- ¿No te parece que la vida quiere que algo pase aquí?, digo, te gusto la primera vez que lo vistes, luego lo volviste a ver en consultorio y ahora se aparece en la puerta de tu casa ¿Necesitas que el universo te envié una carta diciéndote de que no es coincidencia?
- Solo -suspiré- no intentes nada raro ¿Si?
- ¿Raro yo? -bufó y formo una sonrisa- ¿Como podría?
Salió de la cocina con la bandeja de bebidas hasta la sala donde todos estaban, le dio un refresco a Tom que tomo con cuidado, otro ponche de crema a nuestra madre y whisky para Samuel y Adam, sin faltar uno para nosotros dos que acabábamos de llegar al sitio. Valeria deposito la bandeja en la mesa del sofá y alzo su vaso.
- Por el cumpleañero, un brindis por que siga cumpliendo muchos más -susurró- y que me dé sobrinos
La cara de vergüenza que puse en ese momento en que todos reían fue épica, si algo sabía hacer mi hermana era ponerme en ridículo fácilmente. Afortunadamente tenia una consola debajo del televisor de la sala, se la coloque a Tom para que se distrajera y me sorprendió lo mucho que sabía manejarla, en poco tiempo busco un juego infantil en el disco duro y comenzó a jugar. Con Tomás distraído en la sala los adultos nos fuimos al mesón a seguir nuestra conversación.
- Oh -Beatriz- tú debes ser la madre de Tomás -paseo sus manos por los hombros de Adam- sí que eres grande hija -palpó con cuidado los pectorales del toro- oh vaya, sí que debes producir buena leche, ahora entiendo por qué tu cría esta tan grande y bonito
Valeria se tuvo que cubrir con una servilleta para no escupir lo que estaba tomando por la risa que intentaba desesperadamente ocultar, Samuel se había quedado con la boca abierta mientras que yo lleve la mano a mi frente deseando que la tierra se abriese y me tragase. Adam por su parte solo se limitó a reír un poco nervioso ante el comentario de la osa mayor.
Al cabo de una hora los presentes me cantaron cumpleaños, repartimos la torta con un poco de gelatina y quesillo que mi hermana preparo, aunque todos repetimos varias veces quedo mucha torta que tuvimos que guardar. Tom reanudo su juego y Valeria acostó a nuestra madre en uno de los cuartos de invitado, el tiempo comenzó a volar mientras platicábamos de cosas triviales.
Más información del toro comenzó a salir a la luz, como que tenía un pequeño taller de carpintería por el centro de la ciudad desde hace unos diez años, lo inicio poco antes del nacimiento de Tomás. Hacia trabajos particulares y en algunas ocasiones contratos especiales con ciertas empresas del estado, por dinero y por ende de los cuidados especiales de Tomás no se tenía que preocupar en lo absoluto afortunadamente.
Valeria hizo el comentario de la posibilidad de remodelar la cocina, argumentando que era la original desde que nos habíamos mudados hace ya cinco años atrás, no es que estuviese en contra pero le corte las alas recordándole que un mes atrás habíamos terminado de pagar los gastos de su futura boda conjunto con la familia de Samuel con gran esfuerzo de nuestra parte y le habíamos mandado a hacer el motor a mi vehículo, eso sumado a otras cosas nos dejaron económicamente cortos de efectivo y tardaríamos unos meses en recuperarnos.
- ¡Tonterías! -exclamó Adam- no es necesario remodelar la cocina para dejarla como nueva
- ¿A que te refieres? -pregunte tomando un sorbo a mi vaso-
- La mayoría de los carpinteros te tumbaran toda la cocina para fabricar una nueva desde cero, allí está el costo, comprar todos los materiales y la mano de obra -explicó- esto tiene como consecuencia que muchas familias de bajos ingresos o ingresos moderados descarten esta opción y no hagan nada, como vi que esto resultaba muy excluyente les ofrecí algo más sencillo a estos individuos, reciclar la cocina
- ¿Reciclar la cocina? -ahora Valeria intervino- ¿En qué consiste?
- Sencillo, se mantiene la estructura tal cual, en algunos casos se desmontan algunos sectores para trabajarlos mejor, se cambian las chapas, pernos y bisagras por actuales de su elección, cambios menores en la estructura al final generan un gran cambio visual de la cocina, al mantener la vieja estructura ahorran todo el costo del material, generalmente le ofrezco a los clientes conseguir los materiales pero también les doy la opción de que ellos los ubiquen por su cuenta y cuando los reúnen todos hacérmelos llegar para realizar el trabajo, de esta forma solo pagan la mano de obra -tomo un sorbo de sus vasos- a la mayoría de los carpinteros este sistema no les conviene, ellos perciben más ganancia haciendo cocinas desde cero y ubicando ellos los materiales a sobreprecio para tener aún más ganancia, pero no es correcto, por eso trabajo así y afortunadamente me ha ido muy bien
- Increíble -Samuel- siento que me estafaron con la cocina que le mande a hacer a mi madre hace un par de años -se llevó la mano a su frente-
- Que te puedo decir -Adam-
Valeria parecía entusiasmada por la explicación de Adam, este para exponer mejor su punto saco su celular y mostro algunas fotos de cocinas antes, durante y después del reciclaje. Efectivamente la estructura se mantenía pero sufría una actualización total del pasado al presente dando una impresión de remodelación total a la cocina y por ende a la casa.
Mi hermana no dudo por un minuto más en pedir sus servicios para actualizar nuestra cocina y aunque al principio estaba algo renuente por el costo Adam tenía un aire de confianza que me termino de convencer.
- ¿Qué hora es? -Adam-
- Son las -mire mi reloj- ¿Dos de la mañana? ¿A donde se fue el tiempo?
- ¿¡Dos de la mañana!?
Adam giro para ver a la sala y descubrió que su hijo no estaba donde lo dejo, todos al ver esto nos levantamos y comenzamos a buscarlo por toda la casa, a los pocos segundos lo encontré dormido en la cama matrimonial de la segunda habitación de invitados.
- Disculpa Albert -dijo Adam entrando a la habitación- se me fue la hora, hace mucho deberíamos habernos ido
- Descuida, no es para tanto -mire al pequeño ternero plácidamente dormir- ¿Que tal si se quedan por esta noche a dormir?
- ¿Ah? -el toro giro a verme- no sé si deba, ya eh abusado mucho por esta noche de su hospitalidad
- No no para nada -respondí- al contrarió es muy agradable tenerlos por aquí además ya es bastante tarde y tendrías que cargar a Tom dormido, mejor pasar la noche aquí y te vas mañana temprano más tranquilo
- ¡Me parece una excelente idea! -Valeria me dio un suave empujón para meterse al cuarto- traeré otra almohada y sabanas -se giró para salir y me susurró- y ni siquiera tuve que mover un dedo para que se quedara, todo lo hiciste tu hermanito
- Lla--- Llamare -intente hablar- al vigilante para que este pendiente de tu camioneta abajo, es un lugar seguro así que no te preocupes por ella
Ese comentario de Valeria me estremeció un poco, si bien lo hacía por hospitalidad en el fondo lo hacía por la simple razón de querer compartir con el toro un poco más. Adam acepto la propuesta y al cabo de unos minutos le dimos al toro otra almohada y sabana para que se acostara junto a su hijo, cuando estaba en la puerta listo para salir Adam se quitó su camisa de botones para tenderla a un costado de la cama.
Me estremecí por completo al ver por fin su impresionante cuerpo marcado por el trabajo. Terminé de salir para cerrar la puerta pero antes de terminar de cerrarla pude ver a Adam acostarse cerca de Tom. Este casi que instintivamente mientras dormía se acurruco en el pecho de su padre buscando su calor y protección, este simplemente se limitó a abrazarlo con cuidado mientras le daba una lamida en la frente.
Hasta mañana -pensé- apenas los conocí hace unasemana y ya los envidio -sonreí- en especial a ti Tom
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