I

PRÓLOGO: PARTE 1.

- Kaori, llegados a este punto creo que deberías plantearte unirte a un club ¿Ibas al Karasuno? Tengo entendido que era famoso por su equipo de voleibol, ¿no?-

Los cuervos caídos...

- Hace unos años llegó a los nacionales.

- ¡Estupendo! Pero no tiene por qué ser el club de voleibol, hay muchas otras opciones. Podrías probar a ir a uno que te llame la atención y hablar con algunos compañeros, ¿qué te parece la idea?-

Kaori echó la cabeza atrás, chocando con la pared de la sala. Enrolló las piernas en cruz, notando la suavidad de la alfombra en la que estaba sentada.

Tanto su psicóloga como ella sabían que la idea no era precisamente de su agrado. Si fuera por ella, se quedaría en su cuarto, jugando a videojuegos y durmiendo hasta que le llegase la hora, pero ni su familia ni sus amigos le dejarían rendirse. Por eso mismo estaba acudiendo a estas sesiones, por ellos, aunque la verdad es que era agradable. El estudio era luminoso y minimalista, con ambientadores e inciensos muy relajantes y con pequeñas salas insonorizadas con muchos cojines y alfombras suaves.

Mao, su psicóloga, estaba frente a ella, mirándola con paciencia. A Mao no parecían gustarle mucho las sillas. Siempre la invitaba a sentarse o tumbarse en el suelo, y tenía unos calcetines especiales para que se los pusiera al entrar y fuera descalza. A Kaori le caía bien Mao, no le hablaba de forma condescendiente y la escuchaba de verdad. Su padre siempre la miraba como si estuviera exagerando, como si no tuviera nada mejor que hacer que andar llamando la atención.

- No prometo nada.-

Mao sonrió, satisfecha con la respuesta. Sabía que a Kaori le iba a costar, pero intentarlo era un paso muy importante.

- Me alegro mucho, Kaori. Me cuentas cómo fue el... ¿lunes de la semana que viene? ¿Te viene bien ese día?- Preguntó mientras revisaba su pequeña agenda.

Kaori asintió y le entregó el pago de la sesión. Se quitó los calcetines y lo puso en su taquilla, sacando su chaqueta, zapatos y mochila. Se despidió de Mao y salió a la calle donde la esperaba Koshi Sugawara.

- ¡Hola Kao! - Saludó, con una sonrisa.- ¿Qué tal ha ido?

- Hola Suga. Bien, supongo.- Ambos comenzaron a andar en dirección a casa de Kaori, donde iban a pasar la tarde juntos.

Suga llevaba varios años siendo amigo de Kaori, a pesar de ser un año mayor que ella. Aunque Kaori había pasado su infancia con su madre en Tokyo, su hermano Yoshuo había vivido allí, en Miyagi, a pocos minutos de distancia de Sugawara. Yoshuo y Suga se habían conocido oficialmente en la escuela Nagamushi, donde eran compañeros de clase y de equipo. De ahí surgió una bonita amistad, por lo que Suga comenzó a pasar muchas tardes en casa de Yoshuo. Unos años más tarde, Kaori se mudó a casa de su padre y fue inevitable que se conocieran. Como Kaori no tenía amistades en Miyagi, Yoshuo y Suga comenzaron a pasar mucho tiempo juntos, practicando las recepciones, jugando a videojuegos, haciendo excursiones a la playa... Suga no tardó en convertirse en un segundo hermano mayor para Kaori, y él la veía de la misma forma, como una hermana pequeña.

- ¿Has hablado con Mao-sama sobre Yoshuo?- Preguntó Suga, mientras que ella sacaba las llave para entrar en la casa.

Kaori frunció los labios, formando una mueca. Asintió levemente y pasaron a la entrada para quitarse los zapatos.

El año pasado, a Yoshuo le habían proporcionado una beca para estudiar en el extranjero, y el grupo se dividió. El padre de Kaori trabajaba en una empresa famosa, y pasaba muchas horas en su despacho, por lo que no era mucha compañía. Kaori fue encerrándose más y más en su habitación y ni siquiera Suga podía convencerla para hacer unos pases. Fueron precisamente Yoshuo y Suga quienes hablaron con sus padres para que comenzara a asistir a terapia.

Subieron al cuarto de Kaori, que estaba bastante desordenado. La cama sin hacer, los cuadernos desperdigados por el escritorio, bolsas de plástico y envoltorios tirados, la ropa sucia repartida por el suelo...

-Lo sien...- Kaori sentía como las mejillas se le calentaban de la vergüenza.

- Vamos, te ayudo a recoger.- Le cortó Sugawara mientras que comenzaba a apilar los cuadernos.

Se pusieron a recoger el cuarto al completo. Suga mantenía el semblante tranquilo y sonriente mientras que la ayudaba, doblando la ropa e introduciéndola en los cajones. Sabía que era una situación recurrente. Kaori... no estaba pasando por un buen momento. Apenas comía, apenas dormía, no podía concentrarse en clase ni estudiar... Cuando no podía verla, se aislaba en su cuarto. No se cuidaba ni se aseaba. Por eso no le recriminaba tener el cuarto así, aunque sabía que a ella le avergonzaba.

-¿Sabes? Estoy muy feliz de que estés hablando con Mao-sama.-

Observó como Kaori se quedaba mirando un punto fijo en la pared, con las sábanas a medio doblar. Él sabía que en un caso como el de su amiga había que ir poco a poco, y acompañarla para que no se rindiera.

- ¡Perfecto! Ahora mucho mejor.- Exclamó al tirar la última bolsa a la papelera.- Venga, vamos a jugar y me cuentas lo de Yoshuo.-

Encendieron la consola y pusieron su juego favorito, sentados sobre la colcha de la cama de la chica.

- Mmmmm... Hemos hablado de él al principio. Mao-sama dice que tengo que ser sincera conmigo misma para poder avanzar. Hemos hecho algunos ejercicios. Y... Me ha recomendado que me apunte a un club.-

Aunque Kaori observaba la pantalla de juego, a Suga se le iluminaron los ojos.

- ¡Vente al c...!

- No iré al club de voleibol.

- ¿Por qué?

- No me gusta hacer ejercicio.-

"Ten encantaba hacer ejercicio." Pensó Suga, sin despegar la vista de la pantalla. Antes era muy atlética y vivaracha. Nunca se negaba a hacer pases y recepciones y solía retarles a él y a Yoshu a carreras y competiciones. Antes de que se fuera Yoshuo...

- Mao-sama quiere que hable con más chicos y chicas de mi edad.

- ¿Eso es bueno no? Conocer a nuevas personas...

- Ya te tengo a ti. Y a Daichi y a Asahi. No necesito a nadie más.-

"Te da miedo conocer a nadie más."

- ¡Eh, que eso era mío! Suga, devuélvemelo. ¡Suga!

- ¡No sé de qué hablas!- Exclamó mientras que corría hacia la otra punta del mapa de juego.

...

- Kaori-san, te están llamando unos chicos de tercero.-

Kaori levantó la vista de su cuaderno hacia la puerta del aula, donde la esperaban Sugawara con dos chicos más de tercer año. Agradeció con la cabeza a su compañera de clase y salió al pasillo.

- Hola, Daichi, Asahi.- Ellos le devolvieron el saludo con una sonrisa de oreja a oreja y miraron al peligris, expentantes.- ¿Qué tramas Suga?- Preguntó la chica con los brazos cruzados.

- Habíamos pensado en quedar un rato después de clase, ¿te vienes?-

Los tres chicos se fijaron en el uniforme arrugado de la chica, y en su pelo liso sin peinar, pero no comentaron nada.

- No lo sé Suga, creo que quiero irme a casa...

- Si te vienes te compro uno de esos dulces que tanto te gustan.-

La chica se apoyó en el marco de la puerta, sin cambiar su postura. Dulces... De esos tan ricos con relleno de chocolate...

- De acuerdo. Os veo a los tres en la puerta principal.

- Eh, mejor en la puerta de la sala del club.- Pidió Asahi.
Suga y Daichi lo miraron como si acabara de meter la pata y el rostro de Asahi palideció levemente.

- ¿Por qué?

- Eh... Esto...- Asahi comenzó a encogerse en el sitio, balbuceando.

- Es que tenemos que hablar con unos chicos de primero antes de irnos ¿No te importa, Kao-chan?- Se apresuró a preguntar Sugawara.

Kaori asintió y volvió a entrar en la clase.

En cuanto se alejaron por el pasillo, Daichi golpeó a Asahi en la nuca.

- ¿Por qué has mencionado el club? Ahora sospechará.

- Es que no quería que se fuera como otras veces.- Explicó mientras se rozaba la zona del golpe, apenado.

En otras ocasiones, la chica se había ido rápidamente nada más salir de clases, enviándoles un mensaje en el último momento para avisarles de que se iría a casa sola, cancelando cualquier plan.

- Bueno, lo hecho hecho está. Ahora tenemos que centrarnos en que Kaori se sienta lo más a gusto posible.- Afirmó Suga, con calma.

...

Kaori avanzó cabizbaja por los pasillos mientras que escuchaba música. Ya casi había llegado a la sala del club. Cuando salió al exterior del edificio, vio a varios miembros del club de voleibol discutiendo entre sí.

- ¡Hinata, idiota! ¡Está claro que yo he ganado!
- ¡No es cierto!
- ¡Vosotros dos, dejadlo ya!-

"- ¡No lo soporto más! ¡Nunca me escuchas!
- ¡Estoy harto de tus quejas! ¡Todos los días trabajo dejándome la piel por vosotros! ¡¿Y así me lo agradeces?!"-

Kaori se detuvo en seco, paralizada. Aumentó el volumen de la música y rodeó el edificio principal, alejándose del club.

¿Qué hacía? ¿Se iba a casa directamente? Seguramente Suga acabaría viniendo a buscarla y la arrastraría a la calle. Y de verdad que se le apetecían unos dulces...

Se apoyó en la pared, quedando en cuclillas, mientras que pensaba qué hacer. Aún con la música al máximo, seguía escuchando amortiguadamente los gritos de los chicos del club. Apretó los cascos contra sus orejas.

"¡Ni siquiera tu propio hijo quiere estar contigo...!"

Suga, Daichi y Asahi llegaron al club, encontrándose con Ennoshita intentando separar a Hinata y Kageyama, que seguían gritándose. Al notar la presencia del capitán, los tres se quedaron quietos y en silencio, temerosos de la reacción de Daichi.

- ¿Ha llegado ya Kaori?

- ¿Kaori Satoo? No, no la hemos visto.- Contestó Ennoshita.

- ¿Quién? - Preguntó con curiosidad Hinata, separándose del mayor.

- Una amiga nuestra, de segundo año. Habíamos quedado en verla aquí.

- Pues no ha venido nadie.

- ¿Se habrá ido a casa sin decir nada otra vez?-

Se hizo el silencio. Los chicos escucharon una respiración agitada no muy lejos, junto con un levísimo rumor electrónico.

Los tres mayores lo siguieron hasta dar con la chica, que se había mantenido con las manos en las orejas apoyada en la pared, mirando el suelo con la respiración cada vez más irregular. El rumor provenía de los cascos de Kaori, que estaban tan altos que podía percibirse a pocos pasos. No se había percatado de su presencia.

Suga indicó a sus amigos que se encargaría él y se inclinó en cuclillas frente a la chica hasta llegar a su altura. Mientras, Daichi y Asahi fueron a hablar con los demás.

- ¡Atención! - Kageyama y Hinata se volvieron hacia su capitán.- En unos minutos nos acompañará Kaori Satoo. Queremos que se una al club como gerente. No quiero ni una pelea, ¿me habéis entendido?

- ¡S-sí!- Exclamaron al unísono.

Al otro lado del edificio, Suga puso ambas manos contra las de Kaori para que soltara sus cascos.
Esta se sobresaltó, percatándose de la presencia de su amigo. Abrió los ojos con temor al notar como su respiración se aceleraba sin control, hiperventilando, y miró a Suga pidiendo auxilio con su mirada.

Él le sonrió, intentado transmitirle algo de serenidad y al obligó a sentarse completamente en el suelo. Él hizo lo mismo, y cogió el móvil de la chica para bajar el volumen de la música gradualmente. Kaori agarró con fuerza sus brazos. No quería estar así, aterrada sin entender la razón. No podía respirar.

Suga le quitó los cascos de la cabeza, y extendió las manos de su amiga sobre las suyas. Hizo una secuencia con las yemas de los dedos bajos los de ella, y la miró para indicarle que los repitiera.

No era la primera vez que ocurría algo así, y ya habían trabajado técnicas de relajación que les había enseñado Mao.

Kaori repitió el patrón lentamente, y Suga hizo uno nuevo, cada vez más lento. Una vez la respiración de la chica se reguló, éste hizo movimientos más amplios, acariciándoles las manos y los brazos, hasta que llegó a su cabeza, sacudiéndole el pelo.

Kaori sonrió, intentando peinarse con los dedos.

- ¿Mejor?- Preguntó Suga, tendiéndole una mano para que se levantara.

Kaori la aceptó con una sonrisa y le abrazó brevemente.

- Gracias...
- No las des. Vamos, que nos están esperando.-

Caminaron de vuelta al club, donde los esperaba el equipo al completo.

- ¡Hola, chicos! Esta es Kaori Satoo, de segundo año.

- Encantada.-

Nishinoya y Tanaka miraron con los ojos entrecerrados la cercanía entre su compañero y la chica.

- ¿Es su novia?
- Es linda.
- Sí, pero mi corazón pertenece a Shimizu-sempai.
- Parecen muy unidos...-

Sus rostros cada vez se arrugaban más, examinando a Kaori. Esta apartó la vista azorada al tiempo que Daichi les daba un codazo a los dos.

- Kaori-sempai, ¿te gusta el voleibol?- Preguntó Hinata, entusiasmado.

- Mmmm... Antes sí, pero ya no juego.

- ¡Ohh! Y ¿qué posición jugabas? ¿Por qué lo dejaste? ¿Te lesionaste? ¿Estabas en el club femenino?-

Kaori miró fijamente a Suga. Empezaba a entender su plan. No tendría que haberle dicho el consejo de Mao-sama de conocer a más personas. Suga captó el enfado de la joven y contestó en su lugar.

- Hinata, no le agobies con tantas preguntas, que acaba de llegar.

- Lo siento, Kaor...-

Kaori lo cogió del cuello de la chaqueta y lo arrastró afuera, dejando a Hinata con la palabra en la boca.

- Sé lo que tramas. Quiero irme.

- Dales una oportunidad.

- ¿No se suponía que íbamos a estar de pasada?

- Venga, Kao. Quédate un rato más.-

Kaori recordó lo gentil que había sido hace tan solo unos minutos y se serenó, cruzando los brazos.

- ... Mi padre quiere que esté en casa en una hora como muy tarde.- Murmuró, dando un paso atrás para que volviera a la sala.

Una vez dentro, el resto del equipo se presentó, sin gritar. A Kaori le sonaban algunas caras como Ennoshita, que estaba en su misma clase, y Nishinoya y Tanaka, de su mismo curso. Notaba de vez en cuando las miradas de estos últimos sobre ella y Suga, como si tratasen de averiguar algo. Hinata era muy animado y rebosaba energía y pasión, mientras que Kageyama era todo seriedad y robotizado. No parecía que estuviera acostumbrado a tratar con otros compañeros de forma... Informal.

Hablaron un poco de sus gustos, posiciones y relaciones dentro del equipo. Kaori entendió que la discusión de antes entre los dos chicos de primer año era algo recurrente y se quedó mirando el suelo, algo decepcionada. No le gustaban las discusiones, sobre todo las que llevaban a los gritos.

Cuando pasó una hora, el club de voleibol comenzó a movilizarse. Kaori, Asahi, Daichi y Suga salieron mientras que sus compañeros se cambiaban de ropa para ir a entrenar.

Inmediatamente, Nishinoya y Tanaka se pusieron a discutir sobre sus sospechas.

- ¿Creéis que es la novia de Sugawara-sempai?

- Parece muy distinta a él, ¿no? A ver, es amable pero parecía muy... Ida, como si no estuviera escuchando del todo. Además, es muy seria.

- Quizás halla tenido un mal día.- Defendió Ennoshita.

- ¡Yo estoy deseando saber qué jugaba Kaori-sempai! ¿Creéis que estaba con el club femenino?- Exclamó Hinata, con una sonrisa.

- No lo creo. No parecía estar en forma. Quizás dejó de jugar antes de entrar en el Karasuno.- Replicó Kageyama.

"No parece que se cuide mucho. Y estaba en los huesos." Pensó, recordando su aspecto desaliñado.

Fuera de la sala, Kaori y los demás avanzaban hasta la puerta principal del instituto.

- ¿Y vosotros, qué? ¿No vais a entrenar?

- Iremos más tarde, no te preocupes, Kaori. ¿Qué te han parecido los chicos?-Respondió Daichi, con las manos en los bolsillos.

- Pues... Son un poco... Intensos, ¿no? En especial los de primero.-

"Y hoy estaban más tranquilos de lo normal", pensaron los tres mayores.

- Un poco, pero te acostumbras con el tiempo. Además, es muy divertido ver cómo se motivan entre sí y al resto del equipo, de esa forma tan peculiar.

- Si no fuera por ellos, es posible que yo no habría vuelto al club.- Explicó Asahi, llamando la atención de Kaori.

Permaneció pensativa mientras que se dirigían a la panadería favorita de la chica, cerca de su casa. El olor a galletas recién horneadas y a chocolate caliente impregnaba toda la calle. Compraron un dulce para cada uno, aunque Kaori se llevó el más pequeño.

- Pensaba que te gustaban estos dulces ¿No tienes apetito?

- Es que... Mi padre me estará esperando para comer juntos. No quiero ir con el estómago lleno.

"No es cierto." Pensó Sugawara, fijándose en el rostro ahuecado de la chica. Había adelgazado muchísimo en un año y era especialmente visible en su cara y en sus brazos.

El móvil de la chica comenzó a sonar, llamando la atención de los presentes.

YOSHI

Kaori se quedó mirando la pantalla, indecisa. No quería aceptar la llamada, pero una parte de ella echaba de menos a su hermano. Finalmente Suga le quitó el teléfono de las manos y contestó la llamada.

- ¡Hola Yoshuo! Soy Suga... ¿Kaori?- La miró interrogante, y ella sacudió la cabeza, indicando que no quería hablar.- Lo siento, ahora mismo no puede hablar. Están aquí los chicos, por si quieres saludar. Un momento.-

Separó el teléfono de su oreja para que Asahi y Daichi puedieran saludar a Yoshuo y volvió a colocárselo para escuchar la respuesta de su amigo.

- Te echamos de menos por aquí... Sí, te cuento más tarde... Ten cuidado. ¡Adiós!- Colgó la llamada y le devolvió el móvil a su amiga.

- Gracias, Suga.
- Está preocupado por ti, Kao.
- No puedo. Lo siento.
- Tranquila, podrás. Poco a poco.-

La rodeó de los hombros con su brazo y el grupo se despidió, quedando solo Suga y Kaori, que iban juntos a casa.

- Ah, no creas que vas a irte de rositas. Te dije que no iba a unirme al club de voleibol y me tendiste una trampa.

- Bueno, bueno, que no fue para tanto. Además, me hacía ilusión presentarte a los nuevos.

- Claro, claro.-

Guardaron silencio cuando llegaron a casa de Kaori, girándose para despedirse.

- Te vas a librar porque mi padre me está esperando.-

Suga simplemente sonrió y se despidió sacudiéndole el pelo.

- Nos vemos mañana, enana.-

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