9. LA CITA

Me despierto sin ningún peso encima. Recorro la cama en busca de Evan, pero veo que ya se ha ido. Bajo a desayunar sin ninguna prisa. Es sábado y todavía no sé qué es lo que voy a hacer hoy. Cuando bajo veo a Evan totalmente vestido con el traje, las gafas de sol y el pinganillo puesto. Me acerco a él.

- Hola. - le digo dándole un beso en la mejilla. Está serio. Muy serio. - ¿Estás bien?

Sigue mirando al frente. Ninguna señal. Muevo la mano frente a él pero no responde. Me doy la vuelta para irme. No veo a nadie por la sala. ¿Qué le pasará a Evan? Solo quería ser amable. Algo me rodea la muñeca y tira de mí hacia atrás. Evan me pone contra su espalda y me rodea con los brazos. Respira contra mi pelo y mi cuello y sonríe.

- Buenos días. - Me giro y le miro con una ceja en alto. - Quería comprobar que no estuviese tu padre cerca. - Me da la vuelta por completo, aún mirando el panorama comprobando que papá no estuviese cerca. Le miro a los ojos, mejor dicho a las gafas. Evan tiene buen corazón, creo que no estaría mal probar salir con alguien. No soy de esas personas y lo sabemos todos, pero tengo que empezar a sentar la cabeza. - Me gustaría hablar contigo. Y también con tu padre, pero primero contigo. ¿Quieres que vayamos a cenar hoy? Es sábado.

- ¡Claro! ¿Por qué no?

- Perfecto. Te recojo cuando traiga a tu padre. Me cambiaré de ropa y nos iremos.

- Vale. - le digo sonriendo.

- Así que a cenar, eh... - nos sorprende mi madre. Me separo de Evan de un salto, todavía seguía abrazándome. - Tened cuidado, tu padre viene ya.

Me separo más de él y Evan vuelve a su posición de trabajo. Me voy al lado de mi madre en lo que mi padre baja las escaleras. Le da un beso a mi madre y me da a mi uno en la cabeza.

- Señor. - le dice Evan a mi padre a modo de saludo.

- Evan. - le responde mi padre.

-Adiós, chicas.

- Espera, papá. - se gira mientras se ajusta los gemelos de las mangas. - Había pensado en ir a cenar con Evan luego. - le digo. Mi padre sigue con la misma expresión: medio chulo medio padrazo protector. Da hasta miedo. - ¿Te... te parece bien?

- Vale, - dice con cansancio. Después mira a Evan con amenaza. - En casa a las 23:00. Ni un minuto más, ni un minuto menos.

- Por supuesto, señor. - le dice Evan como si fuese un robot.

Mi padre pasa delante suyo hacia el ascensor mientras le mira. Cuando no mira, Evan me dedica una pequeña sonrisa y saluda a mi madre con la cabeza, a lo cual mi madre contesta con una sonrisa. Los dos desaparecen dentro del ascensor, Evan todavía con una sonrisa en la cara. Está contento. Lo que no sé es cómo me siento yo. Evan es un buen chico, es guapo y está buenísimo. Además me trata como una reina. ¿Por qué no estoy contenta?

- ¿Vanessa? - me pregunta mi madre zarandeándome un poco del hombro.

- Sí, dime.

- ¿En qué pensabas?

- Nada.

- Vanessa...

- No sé cómo tomarme la cena de esta noche.

- Estabais abrazados cuando llegué yo. ¿Lo que te preocupa es cena?

- Lo que me preocupa son mis sentimientos, mamá.

- ¿Te gusta Evan?

- Sí, pero no tanto como yo pensaba. Y no quiero ilusionarle.

- Te gusta otra persona entonces. - es una pregunta pero también una afirmación.

- Creo que sí, pero es imposible. No le conozco apenas. Además, - digo haciendo una pausa y haciendo una mueca de tristeza. - está con una amiga.

- ¿Te molesta?

- No.

- Mentira. - sonrió ante su expresión.

- Vale. Siento cierto aprecio hacia él. Siempre ha sido muy amable conmigo y por como me traba y me picaba creía que le gustaba. Pero creo que no es así después de todo. De todas formas le conozco poco. Siempre ha estado en mi clase pero nunca habíamos hablado hasta hace poco cuando me choqué con él. No hay más. Espero que Claire sea feliz con él. Le gusta mucho.

- ¿Quieres olvidarte de ese chico con Evan?

- No lo sé. Supongo. Pero no quiero hacerle daño a Evan.

- Entonces dale una oportunidad. - me dice con una sonrisa. - Sé como te mira. Le gustas.

- Bueno. No pierdo nada por probar. Si sale bien...

- Pero no te excedas. Sabes que tu padre puede ponerle de patitas en la calle en cualquier momento si llega a pasar algo aquí dentro.

- Vale. - la miro y la abrazo. - Gracias, mamá.

- De nada. Y ahora... - me empieza a decir. - ¿has terminado los deberes?

- Mamaaaa...

- ¿Los has terminado?

- Sí.

- Entonces vamos a ver qué te pones para esta noche.

(...)

Vale. Solo falta vestirme. Ya me he duchado, lavado el pelo y maquillado. Me pongo un vestido negro sin mangas y con un solo hombro. Le recorre un volante del mismo color en la parte superior. Escojo unos tacones negros de aguja y un bolso de gucci a modo de cartera. Me dejo el pelo suelto, pero luego pruebo a hacerme una coleta por la que caen mi peinado ondulado y veo que me queda mucho mejor. Así se me ve bien la cara. Bajo las escaleras y veo a un chico alto y moreno con unos vaqueros ajustados, un jersey negro ajustado con el cuello de la camisa por fuera de este y unos zapatos negros de vestir.

- Parece que vamos a a un funeral, querida. - Me dice Evan al llegar junto a él, besando el torso de mi mano.

- ¿Tú crees? - Le digo con una sonrisa divertida. Suelta una carcajada mientras me ofrece su brazo para llevarme así al coche. - Vaya, qué caballero.

- Aprendió del mejor. - escucha una tercera voz detrás nuestro. - A las 23:00 en casa Evan, no me decepciones.

- Descuide, señor. No lo haré. - Le miro sonriendo mientras me guiña un ojo sin que mi padre lo vea.

- Adiós, papá.

- Adiós, chicos. - Dice mi madre entrando en la sala junto a mi padre. - Adiós, mamá. - Ésta me guiña un ojo y me sonrojo mientras miro a Evan, el cual me mira divertido.

- ¿Algo que deba saber, princesa?

- Nada. - Le digo riéndome. - Mi madre y sus locuras.

- No creo que sea una gran locura. - Dice susurrando para él mismo, aunque yo lo haya escuchado perfectamente.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top