8. EVAN
- ¡¿CÓMO?! - me grita Claire en medio del bar.
- Grita más, Claire. Creo que los de la otra punta no te han escuchado.
- Vamos a ver, - comienza a decir frotándose las sienes. - ¡¿Me estás diciendo que ayer te follaste al becario de tu padre y saliste corriendo al decir el nombre de otro chico, que luego volvió a pedirte perdón después de llamarte puta, que tu padre descubrió lo que pasó, y que por la noche el chofer e inquilino de tus padres, tu ex-ligue, fue a tu habitación a intentar seducirte y te negaste rotundamente a follar con él y os quedasteis mirando la ciudad hasta que se fue a su cama?!
- Sí. - contestó simplemente tomando mi hamburguesa.
- Eres increíble. - me dice con tono sarcástico. - Te podías haber follado a dos tíos en un día. DOS. - hace una pausa cuando recalca el número. - ¡¿Y lo hiciste a medias por otro tío?!
- Sí.
- Tu te has enamorado.
Me atraganto y bebo agua.
- Claire, deja de decir estupideces.
- ¿Quién es el afortunado?
- Te digo que no me he enamorado de nadie.
- Y yo te digo que me digas quién es.
- Un idiota de mi clase.
- Mmmm... así que un amor de tu propia clase eh...
- Que no me he enamorado.
Se queda en silencio.
- ¿Qué pasa? - la pregunto.
- Nada. - dice con nerviosismo.
- Claire... - le digo amenazándola levantando el tenedor.
- ¡Que no pasa nada!
- Vale vale.
- Bueno, puede que haya quedado con un chico alguna vez...
- ¿En serio? ¡Me alegro muchísimo! - la digo sonriendo. - ¿Quién es?
- Un chico de tu instituto. Se llama Dereck Foster.
Me he quedado petrificada.
- Ayer quedamos y el día anterior también, y el anterior... - dice casi en un susurro, suspirando. Mierda.
- ¿Te gusta?
- Es más que eso. Creo que me he enamorado.
Lo de este chico es increíble. Primero este tío me trata como si quisiera saber más de mí, como si quisiera cuidarme, no hace más que llamarme tigresa y me llamó por la noche. Y ahora me hace esto, como una ingenua pensé que me importaba, pero veo que no es así. No lo entiendo. Pero lo que sí sé es que le odio. Le odio muchísimo.
- Me alegro por ti.
- ¿Estás bien? - me mira con preocupación.
- Sí. - le digo sonriendo. - Te lo mereces.
- Muchísimas gracias, amiga. No sabes lo mucho que me gusta ese chico.
- Bueno, ahora pidamos la cuenta y vayamos a casa. Tengo que estudiar.
- ¿Desde cuando te importan tanto los estudios? - me dice riéndose.
- Desde hace poco. Pero lo importante es empezar.
- Vamos.
Claire me acompaña a casa y me dice que quedemos otro día para ir de compras. La digo que lo pensaré y se va a su casa tan contenta. Al entrar en casa veo que no hay nadie. Mis padres estarán trabajando.
- ¡Hola! - Evan.
- Buenas. ¿Qué haces aquí?
- Tu padre se fue con tu madre. Dijo que él la llevaría al trabajo. Aún así tengo que estar atento al teléfono, por si quiere que le recoja o algo.
- Bien.
- Bueno, te dejo por si quieres ir a estudiar o algo. - se da la vuelta hacia las escaleras y las sube. No tengo nada que hacer. Lo poco que tenia lo hice en clase para poder comer con Claire a gusto sin tener que preocuparme por estudiar. Creo recordar que ayer dejé a Evan un poco excitado y se llevó un chasco. Podría intentar seducirle. Yo puedo hacer lo que me dé la gana, y quiero olvidarme de Dereck. Estoy harta. Además, le conozco desde hace 2 o 3 días. Es imposible querer a alguien en ese período de tiempo.
Subo las escaleras para seguir a Evan sin que se de cuenta. Está buenísimo. Además, ¿qué problema hay? Mi padre no está en casa, y no llegará con mi madre hasta las tantas de la noche. Veo que entra en la habitación y me quedo al otro lado de la puerta sin que me vea. Miro que atuendo llevo. Creo que debería cambiarme de ropa. Voy a mi habitación y me pongo un vestido ajustado rojo y unos tacones negros. Me dirijo a la habitación de Evan y veo que la puerta está medio abierta. Recorro toda la casa en busca de Evan y no lo encuentro. Bah, ¿a quién quiero engañar? No voy a llegar a ningún lado con este comportamiento. No sé si estoy madurando o qué, pero si hago esto no me voy a sentir bien, tanto por Evan como por mí.
Bajo al gimnasio de mi padre en el ascensor, dos pisos más abajo. Es privado así que no hay nadie. Pero me encuentro a alguien entrenando en la sala de pesas. Evan. Entro y le digo hola. Está sin camiseta y con unos pantalones cortos ceñidos. Yo llevo unos pequeños leggins negros hasta debajo de la rodilla y un top deportivo push-up que alza un poco mis pechos. Me mira de arriba a abajo y para la mirada en mis labios para después bajar a mis pechos y volver a mis labios. Carraspea y baja la mira al suelo. Yo me doy la vuelta y me tropiezo pero antes tocar el suelo veo que unos brazos grandes me agarran. Evan me va soltando pero no del todo. Pone las manos en mis caderas. Recorre mi figura con las manos y presiona su cuerpo contra el mío con sus manos otra vez en mis caderas. Se acerca a mi oído y no hace falta que aparte el pelo, dado a que tengo un moño puesto.
- ¿Subimos? - me susurra.
Le agarro de la mano y le llevo hasta el ascensor. Le tengo todavía detrás mío y pegado a mí, respirando en mi cuello, sabe que eso me encanta, sabe que me pone cachonda.
- Para...
- ¿Por qué? - me pregunta con voz seductora.
- Tú sabes por qué.
El ascensor se abre y en cuanto las puertas se cierran me estampa contra la pared y me besa. Me empieza a tocar todo el cuerpo mientras sigue besándome . Solo tengo un top deportivo, así que no es complicado que me lo quite justo antes de llegar. Le araño la espalda y el gime cada vez que lo hago, igual que cuando le muerdo el labio. Echaba de menos este cuerpo.
- Te echaba de menos. - me dice separando un poco el rostro del mío. No le contesto, lo que hago es tocar su... bueno, ya sabéis, por encima del pantalón. - Eres preciosa...
Las puertas se abren y Evan me lleva todavía enganchada como un koala hacia mi habitación, pero con la puerta abierta, por si entra alguien en casa. En cuanto me tumba en la cama se baja los pantalones y alcanza el condón que sacó de la mesa de noche. Se lo va a poner pero le paro y hago que se ponga de pie en el suelo, mientras yo me agacho para empezar a lamerle. Echa la cabeza hacia atrás y se peina el pelo con los dedos mientras yo sigo con mi labor.
- Dios... sigue... - hago lo que me pide hasta que me levanta del suelo y empieza a besarme el cuerpo tumbándome en la cama. Para en mis pechos y me mira mientras lo hace. Se levanta un poco. - Te necesito.
- Hazlo.
Se pone el condón y se mete dentro de mí.
- Joder... - dice.
Los dos gemimos hasta donde nos llega el aire. Él continúa de manera suave, como si me fuese a romper en algún momento. Me recorre el cuerpo con los ojos.
- Sigue Evan... sigue...
- Eso haré.
La saca y me pone a cuatro patas.
- Dios...
Me agarra del culo y de la cadera. Después empieza a tumbarse sobre mí y me agarra de los pechos. Me levanta para ponerme contra su pecho mientras sigue moviéndose.
- No pares Evan...
- No lo haré.
- Sí.... sigue...
- Estoy muy cachondo... ponte arriba nena.
Se tumba y me pongo encima. Ahora me toca a mí. Me muevo todo lo mejor que sé, como me gusta a él, porque le encanta. Primero me muevo lento, muy lento.
- Cielo ve más rápido... - me dice agarrándome de las caderas.
- No, - me acercó para susurrarle al oído. - Me voy a mover así de despacio... - escuchó sus gemidos. - hasta que yo quiera...
- Joder... - empiezo a moverme más rápido. - Me voy a correr, Vane...
- Hazlo...
- Bésame. - me dice levantándose y sentándose. Me agarra de la nuca y me mete la lengua hasta la garganta.
- Evan...
- Vamos Vane...
- ¡Evan! - grito de placer.
Sale de mí y se tumba a mi lado. Tengo un mal presentimiento.
- ¿En qué piensas? - me pregunta Evan.
- Nada, nada.
- Vanessa, tengo que decirte algo.
- Dime.
Se queda callado pero no dice nada más.
- Nada, descansa. - me besa la frente y sonríe como... ¿apenado?
Pasa el brazo al rededor de mi cintura y me quedo profundamente dormida. Su compañía siempre me ha agradado después de todo.
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