5. SOLO ES DESEO
No suelo fumar, al menos no antes. Cuando estoy nerviosa puede que necesite una pequeña distracción. Y cuando digo una pequeña distracción me refiero a un cigarro. Una calada nunca viene mal, ¿verdad? No sé qué pensar ya, no sobre el tabaco, sino sobre todo, sobre mi vida.
Ser la hija de un multimillonario no es lo que todo el mundo piensa. Todos creen es: regalos, dinero, mucha comida, tratamientos de belleza, vestidos y ropa lujosa, y sobre todo, lo que la gente más desea, lo que hace que las personas sean egocéntricas, falsas, se vuelvan unos creídos cuando igual no son nada, eso que te dan incluso gracias a una persona que puede hacer que seas más que otros: la FAMA.
La odio, la odio con toda mi alma. Antes me gustaba, la gente me pedía fotos por la calle, me piropeaba, me hacían sentir bien, pero desde hace ya varios años, cuando empecé a desarrollarme más como mujer, todas esas personas que me piropeaban ahora piensan que soy de esas chicas que posan delante de una cámara, que se gana la vida gracias a ello pero que en realidad el dinero va a otra persona superior a mí, y luego me gano la vida en un club de... bueno, os lo imagináis. Básicamente piensan que soy una puta.
Eso me harta, porque el putero, y todos lo saben, es mi padre, o al menos lo era. Mi padre antes creo que se folló a toda la empresa. Hasta que conoció a mi madre. Desde luego, a la señora Grey se le subió la fama a la cabeza, pero no quiero ser la que juzgue a mi madre, ella siempre me ha ayudado en todo, sobre todo cuando me peleaba con mi padre los primeros días tras largarme de casa. Lo que quiero decir es que la fama no siempre es buena. Al pensar eso miro el cigarrillo y lo tiro al suelo para luego pisarlo.
No soporto más la vida que llevo. Creo que debería retirarme durante un tiempo de las cámaras. Por suerte mi padre hizo que no me siguiesen los paparazzis. Voy a centrarme en los estudios.
Noto una mano en el hombro y me asusto saltando hacia atrás. Becca.
- Hey, ¿estás bien?
- ¡Hola! Qué susto me has dado... - la digo con la mano en el pecho.
- Lo siento... - me dice. - Te noto mustia, no has vuelto a clases. ¿Estás bien? ¿Te echó mucho la bronca el director?
- No... no mucha. - digo pensativa.
Becca se queda callada sin dejar de mirarme.
- ¿Tengo monos en la cara o qué?
- Lo siento, no... no quería molestarte. - La miro y veo temor en sus ojos, genial.
- Da igual. - la digo mirando a la nada. Debería irme de aquí, total, tampoco pensaba hacer el castigo que mi tío me ha impuesto, y creo que él ya lo tiene más que asumido. Dije que me centraría en mis estudios pero... bah, a quien quiero engañar, he perdido la concentración en cuestión de minutos con la sola presencia de mi exnovio gilipollas en mi clase. - "Le odio"
- ¿Qué?
Miro a Becca. Lo dije en voz alta, mierda.
- Nada. Creo que me voy a casa Becca, estoy cansada. - digo mientras cojo mi mochila del suelo.
- Espera, ¿y el castigo del director?
- Ambos sabemos que no lo pienso hacer. Chao, Becs.
- ¡Adiós! - me dice sonriente. No pierde nunca la sonrisa.
Me voy andando y tras 10 minutos ya he llegado al edificio en el que viven mis padres. Me encantaría irme de casa, otra vez, pero no puedo. Iba a quitarme las gafas de sol pero prefiero no hacerlo, por si hay algún paparazzi suelto por aquí. Al entrar en el recibidor veo a un chaval entrando rápidamente en el ascensor al que me dirigía yo. Llego al ascensor y este se abre delante mío. Veo al muchacho de más o menos mi edad ahí dentro. Creo que es el becario de mi padre, ¿Ethan se llamaba? Lleva unos pantalones caquis, un jersey crema y unos náuticos. Parece un chaval de revista comparado conmigo, tengo una blusa y unos pantalones de polipiel, seguida de mi chaqueta de cuero, mis botas militares y mi mochila de color vino. Al quitarme las gafas de sol sigue sin mirarme, creo que no me ha reconocido.
- ¿A qué piso se dirige? - sí que es educado, sí.
- Al mismo que tú.
Se gira para mirarme y al verme se le forma una gran sonrisa y creo que veo un tanto de lujuria en su mirada.
- ¿Contento de verme, Scott? - Me da un repaso de arriba a abajo.
- Ni te imaginas... - mientras mira al frente y respira hondo. Le hago el mismo repaso a él mientras me quedo mirando un punto de su cuerpo un tanto levantado. Vaya vaya, creo que el becario de mi padre sí que se ha alegrado de verme después de todo.
Al abrirse las puertas del ascensor en el recibidor de mi casa, sale Evan de no sé dónde y se dirige hacia nosotros.
- Hola Vanessa, tus padres se están vistiendo para ir a un evento, y debo llevarlos y acompañarlos, tendrás la casa sola, no hagas fiestas.
- Vale papi. - Le digo burlona, a lo que él responde con una sonrisa.
De repente salen mis padres bajando por las escaleras, mi madre delante de mi padre. Tan elegantes como siempre, mi madre con un vestido lleno de lentejuelas y abierto hasta el límite de la pierna derecha y la espalda totalmente descubierta. Lleva un moño puesto y dos mechones de pelo sueltos por delante, con su flequillo perfectamente peinado. Luego está mi padre, con un esmoquin y una pajarita, además de llevar el pelo engominado hacia atrás y barba perfectamente perfilada, parecen dos obras esculpidas por el mismísimo Miguel Ángel.
- Hola Ethan, veo que te has encontrado a mi hija por el camino. - Le dice a Ethan mientras se dirige a nosotros. Tan directo como siempre.
- Hola, papá.
- Vanessa, me ha llamado tú tío por haber amenazado a un compañero de clase.
- Repito papá, hola.
- Hola, hija. ¿Ahora, me vas a decir por qué hiciste semejante estupidez?
Veo a todos mirándome, mi padre, mi madre, Evan e Ethan.
- Estaba haciendo un ejercicio y me corrigió con tono burlón, a lo que yo respondí con una pequeña e insignificante amenaza. Solo era un borrador.
De repente veo como estalla en carcajadas, al igual que lo hizo mi tío cuando se lo conté.
- Muy bien hecho, eres igual que tu tío.
- ¿Todo el mundo diciéndome lo mismo?
Mi padre se ríe y veo que mi madre le mira raro pero luego hace una mueca de gracia.
- Bueno, nosotros nos vamos, - le tiende el brazo a mi madre para que se lo agarre mientras van hacia el ascensor.- Ethan, cuida de mi hija, y si quieres adelantar un poco de trabajo.
- Espera espera. - Le dije a mi padre con enfado. - ¡¿Se va a quedar aquí?!
- Sí, necesito que me ayude con unos asuntos y ya que yo no voy a estar en casa él puede aprovechar y hacer lo que no pueda en otro día.
- ¿Hay algún problema? - pregunta mi padre.
- No. Iré a mi habitación a descansar y a estudiar.
- Perfecto. Adiós chicos. - Termina mi madre mientras entran en el ascensor y se marchan.
- Bueno, - empiezo a decir cuando Ethan y yo estamos solos. - me voy a estudiar.
- V... Vale... - me doy cuenta de que Ethan está nervioso. Apuesto a que está pensando en lo que le pasó en el ascensor.
Subo por las escaleras y veo que me está siguiendo. ¿Qué hace?
- ¿Qué haces? - le preguntó parándome en medio de las escaleras. Él se para detrás mío y me mira con nerviosismo.
- Na... nada...
- Si quieres meterte en mi cama solo tienes que decirlo, sabes que la sala de trabajo de mi padre está justo al lado contrario a esta escalera.
Sin decir nada sube lo que queda de escaleras rápidamente para meterme la lengua hasta la garganta. Me agarra del culo y sigue besándome hasta que se separa para coger aire. Siento lujuria, siento fuego en mi interior... pero también siento culpa. Culpa porque no quiero estar haciendo esto con Ethan, sino con... con Dereck.
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