4. ¡AL DESPACHO DEL DIRECTOR!

- "¿¡QUÉ!?" - pienso en mis adentros. No puede ser. Esto no puede ser real. La persona que está en esta clase no es la que estoy viendo. No puede serlo. Rizos rubios y ojos avellana. NO, QUE NO SE SIENTE A MI LADO. ME NIEGO. Cruzo los dedos para que eso no pase, pero el sitio vacío a mi derecha me delata. La persona que ha entrado por la puerta camina en mi dirección cuando el profesor se da la vuelta y así mirar en el ordenador. Justo está por sentarse, pero otra persona se sienta, en vez de la primera. Dereck. Le miro en agradecimiento por lo que acaba de hacer, a lo cual me responde con una sonrisa. Después mira a James, el cual debe ocupar el lugar en el cual se encontraba Dereck anteriormente y sigue la clase. De repente comienzo a pensar en la sonrisa que Dereck me ha dedicado y me late muy fuerte el corazón. ¿Qué me pasa? Esta no soy yo. La Vanessa Grey por la que todos babeaban se ha debido de perder viniendo a clase o se ha quedado metida en el armario empotrado de mi habitación. Yo siempre he sido una persona que manipula a los hombres, en el buen sentido, claro. No lo hago con mala intención. Los chicos se mueren por mí, paso la noche con ellos, y me voy de sus casas. Tuve una relación larga, sí. Creí haberme enamorado, pero todo fue una farsa. Cuando James me invitó a salir le dije que sí al instante. Estaba muy enamorada de él. Pero un día recibí un mensaje de un número que no tenía guardado. Era él desde otro dispositivo, insultándome, mandándome fotos que él mismo me había hecho en unas condiciones bastante íntimas. Luego hubo un vídeo, el cual poco tiempo después, circuló por todo internet. En ese momento decidí dejarlo, pero él insistió. Al principio estuvo arrepentido de todo lo que hizo, o al menos eso pensaba. Con el tiempo me di cuenta del acoso que recibía por su parte, con lo cual decidí poner una orden de alejamiento. James, al ver que no podía hacer nada, se fue de la ciudad, huyó para no ser arrestado. Pero parece que ahora a vuelto, y con las mismas intenciones que antes. Me pregunto qué tramará ahora, básicamente porque noto su mirada de depredador en mi nuca.

- ¿Vanessa? - oigo que me llaman, pero sigo sumida en mis pensamientos. - ¿Vane? - giro la cabeza y me encuentro con la mirada preocupada de Dereck.

- Dime. - le digo confusa.

Él me hace un gesto con el dedo hacia delante. Lo sigo y veo la mirada del profesor en mí, y no parece contento.

- Srta. Grey. - dice el profesor. Cómo odio que me llamen por el apellido de mi padre. - Acérquese a la pizarra para hacer el ejercicio.

Aaagggh. Sintaxis. Lo peor que se me da en este mundo tenía que pedírmelo a mí. Si James no hubiese entrado por la puerta, ahora no estaría en esta situación.

- Srta. Grey. - que deje de llamarme así, por favor. - ¿Va a salir a la pizarra o directamente a dirección? - estúpido viejo.

- Voy. - le digo.

Camino hacia la pizarra y comiendo a analizar. Oigo el resoplido del profesor, creo que no lo estoy haciendo bien.

- Srta. Grey. - y ahí está otra vez. - ¿Podría decirme dónde está el complemento directo?

Me quedé callada, no sabía la respuesta. Nunca lo sabría. Esto se me da fatal.

- El complemento directo es toda la estructura que se encuentra después del verbo.

Puto James.

- Muy bien señor...

- ¿Ves esto? - alzo el borrador en su dirección, interrumpiendo al profesor. - Esto es un complemento directo. Pero directo a tu cabeza.

- ¡Señorita Grey! - me vuelvo al profesor, aun con el borrador en la mano. - ¡Al despacho del director! ¡AHORA!

Genial. Lo que me faltaba.

Me dirijo hacia el despacho del director y entro sin llamar.

- Hola, tío.

- Mira Vanessa. Una cosa es que sea el hermano de tu padre y otra que no me respetes como tu director.

- Perdooona.

Charlie Grey, aunque él no utiliza su apellido aquí ya que podría causar polémica al estar yo estudiando en este instituto, el hermano de mi padre. Mi tío no está nada mal, comentan por ahí que ha tenido varios rollos con alguna profesora, sobre todo con la de Historia. En este instituto se hace llamar Charlie Harper.

- ¿Qué ha ocurrido esta vez? - me pregunta mi tío.

- ¡Nada!

Me mira con las cejas levantadas y con cara de: ¿en serio?

- Un chico de mi clase que no me cae nada bien hizo una cosa bien o cual yo no sabía cuando el profesor me sacó a hacer un ejercicio a la pizarra. Me molestó que contestase bien y con tono de burla para darme una lección, y le amenacé con tirarle el borrador en la cabeza. ¿Contento?

Me mira con seriedad, pero no enfadado. De repente aparece una pequeña sonrisa en su rostro y de un momento a otro comienza a reírse a carcajadas. No doy crédito.

- ¡No me puedo creer que dijeses eso delante de toda la clase! - y sigue riéndose. - Eres igual que tu padre y yo cuando éramos niños.

- ¿No me digas?

- Sin pitorreos, niña. Estoy siendo bueno contigo. No has hecho gran cosa, no es porque seas mi sobrina preferida, además de la única que tengo. - me dice con cansancio.- Siempre tienes que meterte en líos...

- Siento no ser la niña buena que pretendes que sea. Siempre posando delante de cámaras para revistas o anuncios. No quiero ser la chica que siempre sigue órdenes.

- Como decía, eres igual que tu padre.

- NO SOY COMO PAPÁ.

Mi tío se queda perplejo y callado.

- Mañana tendrás que quedarte toda la tarde en la escuela limpiando las taquillas, concretamente las del pasillo 12.

Silencio. No quiero empezar una guerra que sé que voy a perder.

- Puedes retirarte.

Me levanto y me voy del despacho, no sin pegar un portazo y saliendo de la escuela.

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