26. SOBRINO
Tengo frío. Tengo mucho frío. No sé dónde estoy. Tengo la vista nublada y el cuerpo no me responde, además que me retumba la cabeza. No puedo moverme.
- Se pondrá bien. No te preocupes.
- Déjala libre. No es culpa suya.
- ¿Perdona?
- No es su culpa.
- Su padre me abandonó. Era mi amigo, mi compañero, mi confidente, mi hermano de otra sangre. Éramos uno. Y la empresa también lo era. Hasta que se fue de mi lado y me dejó solo con todos los problemas, lo que llevó a mi completa ruina. Eso pasó. Por eso quise heredar esto Evan, para sobrevivir. Pero parece que tú no lo entiendes porque estás cegado de amor. Si esta chica no existiese... - noto como alguien me coge de la barbilla. - tú seguirías siendo el mismo. Siendo mi sobrino, mi ayudante. Eres mi mano derecha Evan. No me falles.
¿Evan? ¿Por qué? ¿Por qué él? Intento levantarme del suelo, pero es inútil y me quedo sentada apoyada en una pared de piedra.
- Se tuvo que enamorar de ti... - me dice Patrick viniendo hacia mí y agachándose para mirarme. - Tiene a todas las chicas a sus pies. Pero te quiere a ti.
- ¿Por qué le haces esto? - le pregunto en un susurro y como puedo.
- Quiero que sea feliz con alguien que merezca la pena. No eres un buen partido, niña. Te has follado a todo el instituto, ¿me equivoco?
- No tienes ni puta idea de mi vida, así que cállate.
- Vaya, pensé que serias como tú padre en algunos aspectos. ¿Acaso has cambiado gracias a mi sobrino?
- Tu sobrino es una buena persona, déjale hacer lo que quiera con su vida.
- A mí no me digas qué hacer.
- Suéltame. Déjame en paz. El problema lo tienes con mi padre, ¿no? Pues resuélvelo con él, pero a mí no me metas, capullo.
- Sin faltar al respeto, pequeña. - así me llamaba Evan. - Podría matarte. Pero no lo haré.
- ¿Qué quieres de mí?
- Quiero tenerte aquí dentro, hasta que tu padre vea y reconozca que se ha metido con la persona equivocada.
Dicho esto sale por la puerta y me deja sola en una habitación que solo tiene una pequeña ventana. No entra luz. No sé qué hora es. Seguramente sean las 3 o las 4 de la mañana. No puedo más. Odio mi vida. Ojalá estuviese muerta en vez de en esta situación. Mi novio no resultó ser mi novio después de todo. Su tío es el mafioso que atormenta la vida de mis padres. El exnovio de mi mejor amiga me está volviendo loca. Y encima ahora el tío de mi ex me tiene encerrada y secuestrada.
Papá, espero que me rescates pronto.
>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>
NARRA CHRISTIAN:
- ¿¡DÓNDE ESTÁ!?
Estoy furioso. Estoy ardiendo. Necesito saber dónde está mi hija. Y Evan fue el último que la vio anoche, justo después de decirme que dejaría el trabajo hoy mismo. No es casualidad.
- Le repito, señor Grey, que no lo sé. Lo único que sé es que me puse a ver pisos para buscar hoy y así dejarles paz y tranquilidad. Sobretodo a su hija.
- Evan, no te lo voy a volver a repetir. - le digo con una mirada que petrificaros y absorbería cualquier alma. - ¿Dónde - está - mi hija?
- No lo sé.
Miro a mi mujer. Anna. Tiene unas ojeras increíbles. Ha estado llorando toda la mañana. No ha ido a trabajar. No ha comido. Es casi de noche y no sabemos dónde está Vanessa. De esto nos enteramos por la mañana, cuando mi hermano nos llamó preguntándonos si sabíamos algo de nuestra hija porque no había vuelto a su casa.
- Evan. - le dice mi mujer con calma y tristeza. - Si en algún momento sabes dónde está mi hija, dínoslo. Por favor. Necesito saber que está viva.
Evan la mira con compasión. Luego me mira a mí. Y así durante tres putas veces. Estoy harto.
- Evan, como no me digas dónde está mi hija, porque sé que sabes dónde está, te llevaré a los tribunales.
- No puedo, señor Grey. Si pudiese decírselo se lo diría. Pero no puedo.
- ¿Te tienen amenazado de muerte o algo así?
- Algo así.
Veo que Evan no está por la labor de hablar. Sabe algo. Y no nos lo va a decir. Miro a mi mujer. Está mirando al suelo a no sé qué punto y veo que destrozada. Necesita a su hija. Miro a Evan con súplica en vez de con ira. No puedo más, no quiero enfadarme más. Necesito saber que Vanessa está bien.
De repente me llaman por el teléfono de la oficina. Veo el nombre de la persona que me esta llamado, y es la última persona con la que hablaría ahora.
- Patrick. - digo directamente descolgando el teléfono y poniendo el manos libres.
- ¡Christian! Me alegro de oírte. ¿Cómo te va? - dice con voz burlona. Joder.
- Dónde está mi hija, Patrick.
- Vaya, veo que vas directo al grano.
- No te lo voy a volver a repetir.
- La tengo yo.
Será hijo de puta.
- En pocos minutos llamaré a la policía para que te rastree y salve a mi hija. O estás por la labor o mandaré tu ejecución. Tú decides.
- Está bien, Grey. Haremos esto: - pausa la conversación pero no cuelga. Veo que Anna está mirando con intriga y desesperación el teléfono. - mi sobrino puede guiaros hasta dónde está Vanessa, él sabe dónde está. Allí Dios dirá que os ocurre.
- ¿Eres tan cobarde que no nos dirás qué hacer en cuanto lleguemos? Podría buscarte y matarte.
- No querrás hacer eso, Grey.
- Ponme a prueba.
- ¿Quieres que tú hija muera?
No puedo responder a eso. Me ha puesto entre la espada y la pared.
- Bien, más te vale no hacer nada de lo que te vayas a arrepentir luego.
- ¿Cómo podemos encontrar a tu sobrino?
- ¡Oh! - se empieza a reír. Será cabrón. - Es más fácil de lo que crees, Christian. Solo tienes que mirar delante tuyo.
- Habla claro, Patrick.
- Te lo he dejado bien claro.
Hago lo que dice y solo veo a Evan con la cabeza agachada.
- Basta de juegos. ¿Quién cojones es tu sobrino?
- Te lo vuelvo a decir, Grey. Lo tienes delante.
Vuelvo a mirar a Evan y me mira con temor. Anna lo mira con sorpresa.
- ¿Cómo se llama?
- Evan, Evan McAvoy.
Patrick cuelga el teléfono y me quedo en silencio. Veo la expresión de Evan: terror. Lo único que digo mirándole con veneno en la voz es:
- Serás hijo de puta.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top