25. LA VERDAD

Después de varias horas en el avión, mi tío y yo volvemos a casa. Tras haber desarmado las maletas, me voy andando hacia la casa de mis padres. Tengo llamadas perdidas de Dereck y no pienso contestar ninguna. Al llegar al edificio, subo por el ascensor. La puerta de éste se abre y me encuentro con una persona que no veía desde hace tiempo, y la verdad, me alegro de haberle visto.

- Hola, Vanessa. ¿Cómo estás?

Le abrazo como si me fuese la vida en ello. Él es un amigo de verdad. Necesito saber que al menos él está a mi lado.

- Te he echado de menos, Ethan. ¿Todo bien con mi padre?

- Sí. ¿Tú que tal estás? Evan está arriba, por si me lo ibas a preguntar.

Se me cambia la expresión al segundo.

- ¿Qué ha pasado?

- Evan y yo...

- Lo siento.

- No pasa nada.

- Señor Grey, ¿tengo que recogerle del...? - Evan se calla bajando las escaleras y hablando por el pinganillo al verme. Mira a Ethan y le atraviesa con una mirada de furia. No tiene derecho a hacerlo. De repente escucho los ladridos del pequeño Zeus, que viene corriendo hacia mí y resbalándose por el suelo. Le cojo en brazos y le acaricio la cabeza.

- ¿Y este pequeñín? - me pregunta Ethan.

- Es Zeus.

Veo que Evan nos sigue mirando a los dos. Carraspea y comienza a hablar por el pinganillo otra vez mientras se dirige hacia el ascensor. Llama y Zeus se revuelve en mis brazos para salir corriendo hacia Evan. Éste le mira desde abajo y sonríe agachándose para acariciarle la cabeza. Cuando la puerta del ascensor se abre, Evan entra quedándose frente a nosotros y Zeus le intenta seguir, pero mi exnovio le saca fuera del ascensor y luego se cierra. Zeus empieza a ladrar al ascensor y cuando se cansa se da la vuelta y viene hacia nosotros.

- Bueno, será mejor que me vaya. Tengo que llevarle unas cosas a tu padre.

- Podrías haberle dicho a Evan que te llevase.

- No, mi primo es un idiota nunca me llevaría.

¿Cómo? Ethan se da cuenta de lo que acaba de decir y se va rápidamente al ascensor.

- ¡ETHAN!

Dime que no. Dime que él también no. Por favor. Él no. Suspira.

- Está bien. Tranquila. No es lo que crees. No soy el hijo de Patrick. Soy adoptado. - eso me calma un poco, pero aún así... - Mi "padre" nunca se ocupó de mí desde que empezó... bueno. En ese mundo.

- Ethan, sabes cosas que yo debería saber. Por favor, cuéntamelo. Necesito que me digas por qué Evan me ha dejado de repente. Dime que ha hablado contigo. Por favor.

- Están detrás de ti, Vanessa. Evan tiene que ajustarse a las órdenes de mi padre. No puede desobedecerle. Mi padre siempre se pone hecho una furia cuando le desobedecen. Un día casi mata a uno de sus empleados. - me llevo la mano a la boca. Todo lo ha hecho por mí. Y lo ha hecho por su vida.

- Pero... a ver, me ha salvado la vida, en cierta manera lo ha hecho. - le afirmo a Ethan, el cual me dice que sí con un gesto de cabeza. - Y la suya también. Pero me ha mentido Ethan, debería habérmelo contado aún poniéndome en peligro. Reharé mi vida. Él también lo hará. Pero merecía una explicación por su parte, ¿no crees?

- ¿No pensaste en la posibilidad de que le estuviesen vigilando y que le tuviesen con la pistola en la cabeza si se le escapaba algo?

Joder.

- Bueno, gracias por contármelo.

- De nada.

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Espero y espero y nunca llegan. Ya son más de las 12 de la noche. ¿Dónde se han metido? La puerta del ascensor comienza a abrirse y me doy la vuelta en el sofá mirando para ver si es quien yo necesito que sea. Efectivamente, Evan y mi padre aparecen por el recibidor y me ven. Mi padre con sorpresa, al igual que Evan. Éste se quita las gafas y se dirige corriendo a su habitación pero se lo impido.

- Necesito hablar contigo. - digo con un tono neutro y frío. Luego miro a mi padre. - A solas.

Mi padre levanta los brazos en señal de rendición y se va por las escaleras. Evan viene hacia mí y me pongo bastante nerviosa.

- ¿Hay... - carraspea. Está nervioso. Y eso lo noto. - hay algún problema, señorita Grey?

- Lo sé todo.

- ¿A qué se refiere?

- A tu engaño.

- Necesito que sea más específica, señori...

- Vuelve a llamarme así y te rajo los huevos.

Se sorprende y traga saliva muy nervioso.

- Sé lo de la mafia. - le digo susurrando. - Sé por qué me dejaste. Y sé que va a ser complicado. Espero que tanto tú como yo seamos felices algún día.

- No entiendo nada.

- ¿Me lo vas a negar?

- No sé qué es lo que tengo que negar.

- Tu primo me lo ha contado todo. Te agradezco lo que has hecho por mí. Te agradezco que en cierto modo me hayas salvado la vida. - le digo acercándome al él. - Pero también me has roto el corazón, y ni siquiera conseguí una simple y pequeña explicación. Pensé que confiabas en mí. Espero que seas feliz con el negocio de Patrick. Espero que ganes mucho dinero y que el negocio de tus difuntos padres no decaiga.

Su expresión es de tristeza, sus lágrimas se acumulan en sus ojos por cada palabra que salió de mi boca.

- Espero que entiendas que no puedo perdonarte por tu mentira, por haberme utilizado. Pero te agradezco que me hayas protegido. Ahora si me disculpas... - digo dejando a Zeus en el suelo. - debo irme a casa de mi tío.

Zeus empieza a ladrarme mientras sigo mi camino. Escucho como Evan sube las escaleras y Zeus le sigue. Me doy la vuelta al entrar en el ascensor y no hay nadie en la sala, excepto Zeus que se ha quedado quieto a mitad de escaleras mirando a Evan y a mí constantemente. Las puertas se cierran y empieza a ladrar, mi pobre Zeus. Comienzo a llorar ante la situación del pobre animal, y ante la mía también. Salgo del edificio. Hace frío. Se estaba mejor en Malibú. O no, no lo sé.

De repente, alguien me tapa la boca con un paño. Me contrae contra su cuerpo y yo comienzo a intentar chillar y patalear, pero me es imposible. Quiero irme de aquí después de dar una paliza al que me está haciendo esto. Me empiezo a encontrar cansada. Muy cansada. Necesito ayuda. No puedo más. No me puede estar pasando esto. Quiero irme de aquí. Que alguien me ayude.

Evan...

Dereck...

Ayúdame, Dereck...

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