Mi tío baja por las escaleras con una cara de resaca increíble. Yo ya me encuentro sentada en la mesa tomándome una infusión con Berta a mi lado fregando los platos.

- Buenos días...

- Hola, Charlie.

- ¿Dónde has dormido?

- En la terraza.

- Pobre Evan. - dice sentándose en la mesa. Una punzada de dolor recorre mi cuerpo.

- Toma, Charlie. - le dice Berta dándole una infusión. - Por cierto, mejor no menciones a ese tal... bueno, no me acuerdo de su nombre.

- ¿Evan? - pregunta mi tío.

- Vamos a ver, qué te calles. - le dice Berta. Luego me mira a mí. Mira a su alrededor viendo que no está por aquí. Creo que ya lo va pillando. - Bien, Charlie. Ahora tómate eso.

Mi tío hace lo que le dice y yo me levanto de la mesa. Voy a correr por la playa para despejarme y hacer ejercicio. Me pongo mis pantalones cortos deportivos, mi top deportivo y mis playeros Nike. Cojo también los cascos y el móvil me le pongo en una especie de cartera pegada al brazo con una cinta. Salgo por la terraza para calentar un poco y así no sufrir ningún tirón mientras corro. En lo que caliento miro un poco el panorama. Parece que voy a estar sola. Mejor.

- Hola. - me dice Dereck... ¿¡sin camiseta!? - ¿Tú también vas a correr?

- Sí.

- ¿Quieres que te acompañe? Así no me abur...

- No. Adiós. - le digo bajando por las escaleras de la terraza lo más rápido que puedo y corro hacia la orilla.

Le miro de reojo y veo que empieza a bajar las escaleras y empieza a correr. Joder. No me va a dejar en paz. Veo que corre en mi dirección pero luego desvía justo al lado contrario al que yo voy. Menos mal. Bueno, ahora debo concentrarme en correr y correr. Y no pensar en el dolor que siento en mi interior.

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NARRA EVAN:

"Me siento mejor que nunca. Nunca fui como Vanessa vio. Solo me la follaba por gusto. Todo fue mentira. Nunca la quise. Y nunca la querré." Si dijese esto, mentiría. Todo fue mentira, para los dos. Pero lo que ni mi tío ni yo teníamos planeado es que me enamorara de ella.

El plan era dejarla al margen de todo lo ocurrido en casa. Que se olvidase de todo para que no denunciara a mi tío. El día que la invite a cenar ya me llamaba la atención. Pero cuando me confesó por la calle que me amaba... Dejé de pensar en todo esto, y la besé. Fue en ese momento que me enamoré de ella. Me olvidé de todo el plan de mi tío para arruinar a los Grey, pero aún así siempre estuvo presente. Me llamaba todas las noches, hasta que un día Vanessa me pilló y me dio miedo que hubiese descubierto el plan de Patrick.

Odio lo que Patrick me ha hecho hacer, pero no tengo otra opción. Él fue mi padre y mi madre al morir ellos cuando solo tenia 3 años. Tanto él como Helen y Jackson eran parte de una mafia que terminó siendo propiedad de mi tío Patrick cuando fallecieron.

Le debo la vida a mi tío, no puedo fallarle por una chica. Hay muchas en el mundo. No sólo está ella. Además, siempre he sido de cosas de una noche. Nunca me he enamorado, hasta ahora. Pero no me puedo dejar vencer.

Dejaré el trabajo del señor Grey, y me iré de esta casa lo antes posible. Vanessa no merece alguien como yo, un mafioso como yo.

Espero que sea feliz de una vez por todas.

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NARRA VANESSA:

En la terraza nadie me molesta. Desde que he vuelto de correr Berta me preguntaba cada dos por tres si estaba bien. Es un amor de persona, pero... Es evidente que estoy rota.

- ¿Cómo estás? - me dice Dereck desde las escaleras de mi terraza.

No le pienso contestar. Me pongo las gafas de sol y le ignoro.

- Veo que estás mejor. ¿Quieres... dar un paseo?

...

- Vale... - le veo que baja hasta la arena para caminar él solo.

Joder, ¿por qué soy tan buena persona?

- Espera. - le digo levantándome, pero no me escucha. Veo que se dirige hacia la orilla y le sigo por detrás. - Eh, vale. Vamos.

Me sonríe y me abraza.

- Dereck, suéltame. - soy buena persona, pero no tanto.

Rompe el abrazo y me mira con una sonrisa divertida. No voy a mentir, lo necesitaba. Sonrío un poco, me hace reír. Pero no puedo corresponderle. Todavía no.

- ¿Te encuentras mejor? Mis abrazos son geniales, lo sé. - dice levantando la cabeza con orgullo. - ¿De qué te ríes?

- De ti, ¿no es evidente?

- No me gusta que se rían de mí. - le veo totalmente serio.

- Hey, perdona. - le digo con preocupación. Aunque no le aguante, no quería herir sus sentimientos. - Dereck, lo sieeento. - pero sigue andando y no me hace caso. - Va, Dereck. - me pongo frente a él y no me mira. - Joder.

Sigo andando como si nada alejándome de él. De repente escucho como estalla en carcajadas.

- Tenias que haber visto tu cara... - sigue riéndose. Se va a terminar ahogando.

- Eres insufrible.

- Venga. No seas así.

- Me voy a casa.

Me agarra de la muñeca y me tira hacia atrás, quedando mi cara muy cerca de la suya. Demasiado.

- Dereck...

- Es igual que anoche. Solo que tú estabas borracha y no te besaría sin tu consentimiento.

- Entonces hazme un favor, - me callo en ese momento y pienso mis palabras con detenimiento. - y aléjate de mi cara.

Hace lo que le pido y no se opone a ello. Veo su expresión de decepción.

- Buenas noches. - le digo yéndome a casa rápido.

- Que descanses. - dice muy bajito, aunque yo lo he escuchado perfectamente.

No puedo más. Me quiero ir de aquí. Pensé que esto iban a ser unas pequeñas vacaciones divertidas y calmadas. Pero todo esto ha sido un torbellino de emociones. Ahora mismo solo quiero dormir. Es sábado, aunque sea sábado me quiero ir a dormir.

Me voy a mi habitación corriendo y llorando. Miro a Berta y veo que está sentada en el sofá leyendo un libro. Me dirijo a mi habitación a paso lento y desganado.

- A ver, ¿qué te pasa?

La miro y corro hacia ella para abrazarla y romper a llorar. No puedo más. Estoy harta de todo esto. Estoy harta de que me rompan el corazón. Estoy harta de que me confundan. Quiero que me quieran por toda la eternidad. Creo que las únicas personas que lo harán serán mis padres. Evan me ha mentido. Es socio de Patrick, ese hijo de puta que casi mata a mis padres. No se lo perdonaré nunca.