17. NO PUEDO

- Usted es Vanessa Lia Grey, ¿cierto? - me dice el tipo que me apunta con la pistola. Menos mal que todavía no le había pagado... - ¡RESPONDE! - dice mientras me empuja la cabeza con la pistola.

- Sí, soy yo. - le digo con tono neutro pero asustado. Claire sigue paralizada. Espero que la policía venga pronto.

- Dígale a la otra señorita que se levante, de una vuelta para que vea que no va armada, y se quede a su lado.

- Haz lo que dice, Claire.

- ¡VAMOS! - le grita el asaltante.

Claire hace lo que dice para luego quedarse a mi lado. El tipo latino le manda quedarse de rodillas al lado mío. Mientras la apunta por la pistola. Joder, ¿qué es todo esto? De repente entran otros dos tíos vestidos de negro que se ponen delante nuestro apuntándonos con una pistola cada uno. ¿Pero qué coño está pasando?

- Bien, veo que las tenéis atrapadas. - Esa voz... Patrick.

- Sí, señor.

- Ahora iros. Quiero hablar con ellas a solas.

- Como quiera señor.

Dicho y hecho. Los tres hombres se van, dejándonos a solas con Patrick.

- Sé quien eres niña, - dice agachándose y levantándome la barbilla. - y sé que sabes quien soy.

- ¿Se puede saber que quieres de mí?

- Solo quiero el dinero de tu padre nena, además de arruinarle, pero supongo que de eso ya te enteraste cuando tú y tú amiguito les llevasteis a él y a su mujer al hospital. ¿Me equivoco? - Será gilipollas el tío.

Sirenas de policía. Por fin.

- Bueno, será mejor que yo me vaya ya. - dice con toda la tranquilidad del mundo. - Ah, por cierto, señorita Grey. Tiene al enemigo más cerca de lo que usted cree. - para después sonreírme, guiñarme un ojo y desaparecer por el ascensor.

- ¡VANESSA, ¿QUÉ ES ESTO?!

- Ni yo lo sé, Claire. Ni yo lo sé.

Me levanto y desato mis manos fácilmente mientras desato las de Claire e intento calmarla  y limpiarla las lágrimas.

- ¡POLICÍA! - entra la policía rápidamente en el apartamento de mis padres, con mis padres detrás de ellos. Creo que los policías les avisaron en cuento supieron que nosotras les llamamos.

- ¡VANESSA! - dice mi padre entrando. - ¡¿QUÉ HA PASADO?!

- Tranquilo papá. Estamos bien. ¿Puedo hablar contigo un segundo? - les miro a todos. - A solas.

- Sí, claro. Anna, ocúpate de tranquilizar y alimentar a la pobre Claire. - veo que mamá se la lleva despacio hacia la cocina. - ¿Podrían inspeccionar la casa para comprobar que no haya ningún intruso más?

- Por supuesto señor. - le dice el capitán del grupo de policía.

- Gracias. Iré con mi hija a la oficina.

- Espere que la comprobemos. - entran tres policías y luego salen decididos. - Despejado.

- Perfecto. Ocúpense del resto de la casa, por favor.

- Ahora mismo. - le dice el capitán.

Mi padre y yo nos quedamos a solas en la oficina y le relato todo lo que ha ocurrido. Mi padre se queda cada vez con la boca más abierta, además de la furia que le corroe por dentro. Incluso le digo la última frase que me dijo, y mi padre empieza a pasearse sobre quién puede ser ese enemigo tan cercano que mencionó Patrick.

- Patrick es muy listo, puede haber enviado a cualquier persona para que nos espíe. Peor tiene que ser un profesional para que no nos hayamos dado cuenta. - el ascensor se abre y mi padre y yo salimos corriendo de la oficina, al igual que los policías, que rodean el recibidor del ascensor apuntando con las armas.

- Hola, ya estoy... - Evan.

- Bajen las armas. - dice mi padre. Los policías abren el paso y salgo corriendo hacia él, abrazándolo.

- Hola amor... - me dice acariciándome el pelo. - ¿Estás bien? - No puedo responderle ahora mismo, solo necesito un abrazo. Necesito saber que está conmigo. - ¿Qué ha pasado?

- Alguien se coló en el piso mientras estábamos los tres fuera y Vanessa y su amiga Claire estaban aquí. Las amenazaron con matarlas, pero solo las querían dar un susto. No hay ningún herido.

Evan me abraza y parece que mi padre le dice que nos podemos ir para que hable con la policía tranquilamente. Le he contado todo a mi padre. Él sabrá qué decirles.

Evan me acompaña a la habitación. Me deja en la cama y me tapa. Luego sale de la habitación y le digo paro.

- Evan no te vayas, por favor.

- Ahora vengo, solo voy a cambiarme de ropa para poder meterme en la cama contigo.

- Vale... - le digo mientras me sonríe. Cierra la puerta y se va.

Pasan varios minutos y sigo esperándole. Necesito airearme un rato así que salgo a la terraza para respirar tranquilamente y relajarme. Ver la ciudad me relaja, ver las luces. Me encanta verlo.

- Vane. - me llama Evan. Me doy la vuelta y veo que sale conmigo a la terraza. Se pone detrás mío y me besa el cuello con pequeños besos mientras yo cierro los ojos. - ¿Estás mejor? - me dice frotándome los brazos y dándome un abrazo. Me doy la vuelta para ponerme de frente suyo.

- Sí, estoy mejor, gracias. - le digo sonriéndole.

- Me alegro. - me dice besándome la frente. - ¿Quieres descansar?

- Sí, por favor.

- Vamos.

Tal cual fue. Nos metimos en mi cama y me abrazó. Poco a poco me iba quedando dormida, hasta que caí totalmente en los brazos de Morfeo.

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Me muevo en la cama y noto que no hay nadie al lado mío. Evan habrá ido al baño. Miro el reloj y son las 4:30 de la mañana. Joder, me voy a tener que levantar luego para ir al instituto, será mejor que duerma un poco más. Pasa un buen rato y veo que Evan sigue sin venir. ¿Le habrá pillado mi padre? Bueno, ya que me he desvelado voy a ver dónde está. ¿Y si se ha caído en el baño y se ha abierto la cabeza? Vale, tengo que ir a ver.

Me dirijo al baño, pero no hay nadie. ¿Dónde estará? Voy al otro baño de la casa, pero tampoco hay nadie. Escucho unas voces procedentes de la sala de estar, o mas bien de la oficina de mi padre.

Evan está dentro hablando por teléfono. Le hago una seña para decirle hola y me dice que espere con el dedo. Dice adiós a la otra línea para venir hacia mí y guiarme otra vez a dormir.

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NARRA EVAN:

No puedo dormir, no después de lo que le ha pasado a Vanessa. No puedo seguir con esto. Miro la hora y deduzco que mi novia no se despertará hasta dentro de un buen rato. Es mi oportunidad. Cojo mi teléfono y bajo las escaleras para entrar en la oficina de Christian. Allí nadie me molestará.

- Hola. - digo llamando al número.

- Hola, Evan. ¿Qué te cuentas?

- ¡¿Que qué me cuento?! ¡Casi matáis a Vanessa!

- No la íbamos a tocar. Solo queríamos asustar a su padre.

- Sí, y a ella también. Basta ya con todo esto Patrick, no va a llevar a ningún lado.

- Joder, Evan. ¿Otra vez con esto? Es el negocio familiar.

- Me importa una mierda el negocio familiar.

- No me digas... ¿no será que te has pillado de la hija del hijo de puta al que quiero arruinar?

- Cállate, ella no tiene nada que ver con esto.

- Un respeto. Soy tu tío. Y tú eres mi mano derecha.

- Llevo varios meses con esta familia. Es noble y no tiene la culpa de que estés mal de la cabeza, déjalos en paz.

- Sabes que no voy a hacerlo. Y tú solo sigue mis órdenes si no quieres que le pase nada a tu querida Vanessa. Adiós.

Y cuelga. Joder. ¿Por qué me ha tenido que pasar esto a mí?

Veo a Vanessa en la puerta. No puedo seguir con esto, la quiero, y no quiero que la pase nada. Voy hacia ella y la guío a la cama para que vuelva a dormir. Mañana tiene clase.

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