9. Presiones

Lori regresaba de su trabajo en ese momento. Se le veía exhausta. Me miró ayudando a las gemelas con su tarea y me sonrió agradecida, pues ella no se veía con humor para atender a nadie en esos momentos. En la cocina Luan terminaba de preparar la cena mientras Lucy ponía la mesa. Luna estaba ocupada alistándose para tocar en la noche en un evento donde la habían contratado junto con su banda. Estaba entusiasmada debido a que la paga sería buena y eso ayudaría en los gastos de la casa.

—Lisa, por favor ya guarda eso para que podamos cenar.

A la petición de Lucy, Lisa refunfuñó levantando sus libros de cuentas. Lori la detuvo antes que subiese a la segunda planta.

—¿Y cómo vamos?

—A este paso estaremos bien hasta el próximo trimestre, tiempo en que espero nuestra unidad progenitora masculina haya conseguido emplearse en una ocupación más redituable. Al menos si es que muestra interés en ello.

Suspiré al igual que mis hermanas tras escucharla decir aquello. Papá había dicho que no tenía problemas en cuidar a Lily, pero en realidad sólo lo vimos como una excusa para que pudiese enfrascarse en su teléfono celular como constantemente lo hacía.

Luna bajó a tiempo ya preparada anunciando que tenía tiempo para tomar un refrigerio antes de marcharse. Estaba por ir a buscar a papá a su estudio, cuando este apareció cabizbajo dejando a Lily su sillita.

—Gracias por ocuparse de todo, chicas —se dio cuenta de la manera en que lo mirábamos detectando nuestro reproche—. Lamento si últimamente no he estado muy presente.

—¿Ahora sí irás mañana a buscar trabajo? —Le preguntó Lori haciendo oídos sordos a sus disculpas.

—De hecho, tengo una entrevista mañana en el edificio de una empresa donde solicitan un capturista de datos.

A Lola esto le sorprendió.

—Creí que lo que querías era trabajar en un restaurante.

—Me hubiera gustado, pero por ahora en ninguno están contratando, además que la paga que ofrecen en ese sitio es buena y Kotaro va a darme una mano entre sus jefes para que pueda entrar —me miró al igual que a mis hermanas mayores compungido—. Por favor, no me odien. Las cosas mejorarán, ya lo verán.

Sorpresivamente Luan tomó la iniciativa de levantarse para ir a abrazar a papá brindándole un poco de consuelo.

—Eres nuestro papá. Nunca podríamos odiarte. Sabemos que lo estás haciendo lo mejor que puedes sin mamá.

Sus palabras nos conmovieron tanto como nos asombraron por la seriedad que pocas veces empleada al hablar. Pronto nos reunimos con él y tras pensárselo unos momentos, Lori también lo hizo.

—Gracias cariño. Gracias a todos. Soy muy feliz de saber que soy del tipo de padre que siempre podrá contar con el amor de sus hijos.

—Tranquilo, papá —Luna le dijo—. Es lo normal. Todos los padres merecen ser amados.

Conforme íbamos soltándonos, papá pareció decaído y pensativo.

—No siempre cielo. No todos lo merecen. No a todos los padres se les puede amar, a algunos es muy difícil hacerlo, mucho menos aquellos que parecen buscar el no ser amados.

La manera en que dijo aquello nos estremeció. Estábamos por preguntarle a qué se refería cuando tocaron a la puerta. Lana se ofreció a abrir y el cartero se anunció.

—Disculpe, tengo algo para el señor Lynn Loud y para el señor... —al leer la carta parecía de pronto confuso—. ¿Lynn Silence?

Papá se aproximó y tomó ambos sobres despidiendo al hombre tras agradecerle el envío. Miró el sobre de aspecto oficial, pero con mayor asombro lo que parecía una carta común.

—¿Qué es lo que ocurre, viejo?

En respuesta, papá de forma distraída le entregó el sobre membretado a Lisa antes de correr hacia su habitación nervioso.

—Lisa, encárgate de esto. Cenaré más tarde.

Tras encerrarse en su pieza, miramos a Lisa quien ya había abierto el sobre y leía con los ojos muy abiertos el contenido.

—El banco dice que llegamos al tope de tiempo para pagar el adeudo de la hipoteca.

Lori, Luna y Luan parecieron horrorizadas por aquello. Miré a Lynn para que me explicara qué sucedía, pero ella tan confundida como yo se encogió de hombros. Leni se rascó la cabeza confundida.

—¿Qué significa eso?

Lisa que parecía a punto de echarse a llorar, gimió al responderle.

—Que vamos a perder nuestra casa.

Lynn se sobresaltó más que yo teniendo un arrebato.

—¿¡Qué!? ¡Pero esta es nuestra casa! ¿No se suponía que estaba pagada ya o algo así?

Eso mismo todos nos preguntamos alarmados, menos Lori que negó antes de hablar.

—Mamá y papá se llenaron de deudas conforme la familia iba creciendo, por lo que hipotecaron dos veces la casa para solicitar al banco varios préstamos. Eran cifras muy grandes, pero a la larga y gracias a su esfuerzo y el apoyo de Lisa con la venta de sus patentes y contribuciones conseguimos terminar de pagar una y buena parte de la otra. Pero con lo fatal que a papá le fue en restaurante, los pagos de mi carrera en la universidad —hizo un gesto de molestia por recordar los estudios que tuvo que abandonar al no poder más costeárselos— y lo que le pasó a mamá y el abuelo... Santo Dios. ¿Qué vamos a hacer ahora?

Lo mismo todos nos preguntamos, mientras papá en su habitación parecía más interesado en leer aquella carta y ocupar el teléfono.

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