5. Fiesta de cumpleaños
La parte más complicada del proyecto no fue arreglar los preparativos en el restaurante para la fiesta en tiempo récord, sino hacer que Lana se bañara y que aceptara usar uno de los vestidos de Lola, del mismo modo que resultó complicado convencer a Lucy que llevara uno, negro por supuesto, aunque igualmente parecía tan a disgusta como Lisa parecía estarlo en el suyo, aunque esta última era más discreta para expresarlo.
—Vamos, chicas —les pedía Leni mientras arreglaba el moño en el cabello de Lana—. Háganlo por mamá. Estoy segura que sus ánimos se levantarán mucho cuando recuerde las hermosas niñas que tiene en todas nosotras. Aprendan de las demás que no se están quejando por esto.
En ese momento Lynn hizo acto de presencia abriéndole las puertas a algunos de los amigos de nuestros padres. Llevaba un vestido rojo con un lazo blanco y el cabello recogido con un pasador de flor. Impresionado me le acerqué; al verme, el buen ánimo que ella mostró con los invitados pareció agriarse.
—Bueno, ya está. Supongo que este es tu momento, apestoso. Adelante. Dime lo ridícula que me veo.
—No iba a decir eso. En realidad, te vez muy bien. Muy... muy hermosa.
Lynn se sonrojó. No podía quitarle la mirada de encima por lo extraño que era verla tan presentable, pero extraño de un modo agradable.
—¡Ya deja de mirarme! Tómame una foto para que te dure más, tonto.
Tras soltar ese sarcasmo saqué mi celular y le tomé la foto. Ella molesta hizo un ademán enojada de tratar de quitarme el teléfono, pero me escabullí a toda prisa hacia donde Lori estaba con los Casagrande para que desistiera de hacerme daño.
—Les agradezco que hayan podido venir —les decía mi hermana junto a Bobby—. Sé que mi mamá los aprecia mucho y estará feliz de verlos también a ustedes aquí.
—Es un placer mija —le contestaba la abuela Rosa—. Espero que tu mamá se encuentre mejor tras lo que sucedió. Sabes que siempre pueden contar con nosotros.
Luna junto con Luan probaban el sonido en el improvisado escenario que montaron. Papá iba de ahí para allá terminando de servir los aperitivos a los invitados con ayuda de Kotaro. Ronnie Anne de pronto se me acercó tras separarse de su madre. Iba como de costumbre a su aire con su sudadera morada, sintiéndose un poco fuera de lugar, pues incluso yo me había puesto una camisa naranja y mis pantalones caqui de cita para la ocasión.
—Entonces, ¿cómo has estado, Lincoln?
—Bien, esperando que esta fiesta resulte un éxito.
Ella asintió luciendo incómoda.
—Oye, una vez más lamento lo que le sucedió a tu abuelo. Sé que debió ser muy difícil para ti por lo cercanos que eran —con melancolía miró a sus abuelos riendo por algo que Leni les contaba—. No puedo imaginar lo que se sentiría perder a un ser querido de esa forma.
Presioné su hombro con afecto y ella tomó mi mano.
—No pienses en eso. Creo que lo mejor que uno puede hacer es aprovechar cada momento. Uno nunca sabe lo que puede ocurrir.
Ella asintió y parecía a punto de decirme algo cuando papá alterado nos dijo a todos.
—¡Escuché un taxi! ¡Todos guarden silencio!
De inmediato apagaron las luces. Aún y cuando mamá sabía de antemano la fiesta que tendría, queríamos mantener cierto grado de misterio para amenizar el ambiente. Tocaron a la puerta y cuando papá fue abrir, todos gritamos eufóricos.
—¡SORPRESA!
—¡Hey! —se quejó el recién llegado—. Cuidado con eso, chicos. El viejo Flip no es alguien que esté todavía para sorpresas así a su edad. Entonces, ¿qué hay de comer?
Decepcionados, todos regresamos a lo que hacíamos.
—No lo entiendo —exclamó Lori viendo la hora en su celular—. Mamá ya debería de estar aquí.
—Bueno, como que ella dijo que haría otras cosas y podría llegar tarde.
—¿Sabiendo que la esperamos para su cumpleaños, Leni?
Flip se rio al hecho palmeando la espalda de papá.
—Quizás la señora ande buscando celebrar de forma "especial" con un invitado diferente, ¿no crees, hombre?
Todos miramos con reproche al tendero por el comentario de tan pésimo gusto. Ni siquiera Luan pudo ser empática con él.
—Y dicen que los peores chistes del mundo los digo yo.
Myrtle asintió.
—Sin duda eso fue muy grosero, señor.
Flip al verla se alisó el cabello y se le acercó haciendo ademanes de coquetería.
—Entonces, el viejo Flip no recuerda haberla visto antes por aquí. ¿Viene acompañada mi buena señora?
Luna se acercó a Myrtle y la alejó de él.
—Retrocede, viejo. Ella es nuestra abuela.
Myrtle parecía al borde de las lágrimas conmovida por el modo en que mi hermana la llamó y fue en su defensa. Desde la muerte del abuelo, deprimida había creado distancia de nosotros, por lo que cuando la invitamos al cumpleaños de mamá quedó muy gratamente sorprendida, pues había pensado que ahora que Pop-Pop ya no estaba, nosotros no querríamos tener nada que ver con ella. El saber que todavía nos importaba y la queríamos en nuestras vidas pareció darle el impulso necesario para continuar adelante, el mismo impulso que esperábamos también conseguir con mamá.
Sin embargo el tiempo pasó y muchos de los invitados como nosotros constantemente miraban con impaciencia la hora, incluso algunos comenzaron a retirarse. Ya era muy noche y comenzábamos a preocuparnos. Papá, Lori, Leni, Luna, Myrtle, Lynn y yo ya le habíamos marcado a su celular varias veces desde que el doctor Feinstein nos dijo que mamá tenía cerca de un par de horas de haberse marchado, pero las llamadas no entraban.
Las gemelas al igual que Lily estaban dormitando, el vestido de Lana ya estaba todo arrugado y sucio por la comida. Leni estaba por ofrecerle a papá el llevarlas a dormir a la casa junto con Luna, cuando un coche se acercó.
Flip había sido el último invitado en llegar, por lo que no esperábamos a nadie más, así que entusiasmados nos acercamos esperando ver un taxi y a mamá bajar de él, sin embargo no se trataba de ella y ese coche no era un taxi.
Era una patrulla.
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