39. El regreso
Durante cuatro largos días el abuelo y Bart estuvieron yendo y marchándose sin hacer nada más que dejarnos las comidas correspondientes y llevándose lo que dejábamos sucio de las mismas anteriores. Si acaso y para mi disgusto, Bart se detenía a hacer un poco de plática a mis hermanas.
Lana parecía haberse obsesionado con capturar al extraño y enorme roedor de ojos rojos, en especial después de haberle contado estos detalles que le aseguré que tenía, a pesar que el resto de mis hermanas no parecían darme mucho crédito. Lily dejándose contagiar por la obsesión de Lana, se había juntado mucho con ella buscando ayudarla de alguna manera en su captura.
—Espero que en la próxima comida nos traigan algo que podamos usar mejor como cebo —comentaba Lana consiguiendo más la atención de Luan que examinaba con cierto interés la nueva trampilla que colocó—. La vez pasada ni siquiera lo tocó a pesar que Lisa me garantizó que funcionaría.
Lisa le respondió tirada sobre una de las hamacas permitiéndose distraer del viejo libro de historia sobre la unión soviética que somnolienta leía.
—Tal vez esté enfermo o se haya marchado a otra parte. No hemos tenido señales de su presencia los últimos días. No me explico de otra manera qué clase de roedor resistiría las muestras de tocino o salchicha que te entregué de mi ración.
Se había hecho costumbre para todos permanecer en el ático buena parte del día como en ese momento. Junto a Lynn me encontraba montando en las vigas de soporte dos nuevas hamacas que Leni fabricó usando toallas, sábanas y cobijas del mismo sótano, así como un par de vestidos horribles que ni a ella le gustaron y esperábamos los abuelos no extrañaran.
Lola interrumpió su fiesta de té con genuinas tazas de porcelana agrietas y descoloridas para añadir algo tras escucharlas.
—Lo que desearía es que el abuelo ya nos trajera esos libros para aprender francés de una buena vez.
Desde que nos dijo que los traería, el abuelo no volvió a mencionar nada al respecto, dejándonos con la duda y cautela sobre qué tan prudente sería presionarlo para recordárselo. Luan se rascó la cabeza pensativa.
—Tal vez se le están olvidando las cosas por la edad. Si para la próxima no nos dice nada, yo misma se lo recordaré. Mejor aún, si Bart viene podemos pedirle que hable con el abuelo para que se lo diga él.
Mostró una sonrisa al decir esto último. A estas alturas ya casi me había dado por vencido al tratar de hacerlas entender que Bart no me parecía trigo limpio.
—¡Papi!
Volteamos a mirar a Lily quien dejó de hacer lo que hacía con Lana para correr feliz hacia la entrada del ático, cuando el asombro entre nosotros fue mayor al ver en efecto a papá subir hasta nuestro encuentro.
—¡Hola familia!
Papá atrapó a Lily entre sus brazos cuando ella saltó hacia él tras su saludo, las gemelas fueron las siguientes, pero Leni consiguió ganarles llegando primero para abrazarlo con Lily en medio de ambos.
Lisa casi se cae de su hamaca, pero conseguí atraparla a tiempo, sólo para que me dejara de lado y fuese hacia papá tallándose los ojos bajo los lentes. Luan y Lynn aunque no sobre reaccionaron, era evidente que estaban emocionadas por ver a papá al igual que el resto, pues sus expresiones parecieron iluminarse. No me di cuenta de dónde había estado Lucy antes, cuando de pronto la encontré rodeando la cintura de papá con el labio temblándole.
Entusiasmado también me le acerqué, pero permití que las chicas terminaran primero de hacerle saber lo mucho que lo habían extrañado tanto como yo. Tras un largo momento poco a poco fueron desapartándose de él dándole su espacio, mismo que aproveché para que fuese ahora mi turno de abrazarlo.
—¿Cómo has estado campeón? ¿Has cuidado de tus hermanas?
Con culpa resentí los instantes en que solía retroceder aterrado por el abuelo al recordarlos de pronto.
—He hecho lo que he podido. ¿Pero dónde has estado? ¿Por qué tardaste tanto en venir a vernos de nuevo? —emocionado como el niño que solía ser, de pronto pensé que había venido para hacer algo más que visitarnos—. ¿Vienes para llevarnos a conocer a la abuela?
La expresión que puso fue toda la respuesta que necesité. Creí que había arruinado el momento con mi pregunta, además de ilusionar en vano a las chicas que lo vieron esperando a que se tratara de eso.
—No, sólo vine porque los extrañaba, además claro de dejarles allá abajo la cena. Sé que me he ausentado mucho, pero créanme que no me he olvidado de ustedes, es sólo que su abuela ha sido muy absorbente.
Leni en señal de apoyo le apretó el hombro.
—¿Cómo sigue? ¿Todavía está enferma? El abuelo hace mucho nos dijo que no se sentía bien.
Papá asintió. Su ánimo pareció decaer aún más.
—Estuvo hospitalizada más de una semana debido a un infarto que sufrió.
Guardamos silencio digiriendo aquella información. Ciertamente sonaba muy grave.
—¿Pero ya se curó? —Leni le preguntó preocupada.
—Se reestableció, pero... su corazón quedó muy debilitado, por lo que necesita de cuidados especiales. Le dieron el alta pues en realidad esos cuidados se los pueden dar aquí también, además que a ella no le gustan mucho los hospitales.
Aunque sé que debería preocuparme principalmente por el estado de salud de mi abuela quien no sabe que ni mis hermanas o yo existimos, era algo distinto lo que me afligía.
—Papá... ¿cómo crees que la abuela en su condición le afectaría saber de nosotros?
Una vez más reinó el silencio. Estoy seguro que no era el único que en la mente tenía la imagen de la abuela a su interpretación personal sufriendo un nuevo infarto por la impresión, uno fulminante que terminaría con su vida.
—Chicos... mi madre... los médicos creen que con los cuidados adecuados ella tal vez podría vivir hasta el siguiente verano, tal vez más allá de eso, pero... no hay nada seguro. Podría ser que incluso la próxima semana ella... ella realmente quedó muy mal.
Apenas octubre estaba comenzando. Quizás Lisa ya tuviese en mente un tiempo aproximado más exacto de lo que posiblemente le quedara de vida, pero todo lo que tenía yo era la idea que era probable en poco menos de un año la abuela ya no estaría entre nosotros.
Lynn se rascó la mejilla y miró hacia el suelo con los puños apretados.
—Entonces no vas a contarle nada acerca de nosotros, ¿verdad?
La pregunta la había hecho por todos y aguardamos mirando fijamente a papá que a pesar de la agradable brisa fría soplando en el ambiente, él parecía sofocado y sudoroso. De verdad me parecía que tenía menos cabello que antes.
—Estoy asistiendo con un sicólogo, uno muy bueno y que estoy seguro podrá orientarme en el tema. Tal vez pueda sugerirme una forma de darle la noticia de un modo que el impacto no sea tan fuerte.
Lucy se separó de él lentamente dando unos pasos hacia atrás buscando con su mano la mía.
—*Suspiro*. ¿Y si te dice que no es recomendable para su corazón contarle tu secreto?
Papá parecía tener problemas en decir lo siguiente.
—Entonces... significaría que realmente está demasiado débil y delicada... y por ello no habría mucho caso decírselo de todas formas, porque entonces no tardaría en...
—¿Morir?
Lola escupió con fastidio aquello, ganándose una mirada reprobatoria de papá, de Luan y de Leni, pero no le dijeron nada. Papá sólo asintió antes de suspirar también y proseguir.
—Todos debemos hacer sacrificios, chicos. Además, ya hemos llegado muy lejos por lo que no podemos hacer que lo que hemos vivido hasta ahora sea en balde. Solo piensen en lo que habrá allá abajo esperándoles cuando finalmente puedan salir de aquí, aún si no tienen la oportunidad de conocer a su abuela.
Durante un largo tiempo nadie dijo nada. Leni abrazó a papá de pronto y exclamó.
—Confiamos en ti, papá. Haremos lo que nos pidas.
Él le regresó el abrazo lagrimeando. El resto incómodos apartamos la vista. Por supuesto que estábamos con Leni, pues no es que tuviésemos otras opciones disponibles, aunque no estoy seguro que tanto en realidad estábamos de corazón con papá.
—Padre –Lisa interrumpió el momento— ¿por qué estás viendo a un psicólogo?
—Muchas cosas. Aún me cuesta trabajo lidiar con lo que le ocurrió a su madre debido a que no llevé bien el duelo por estar buscando la forma de no perder la casa y nuestro negocio, a lo que se sumó perdiera después ambos igualmente, además del tener que regresar a esta mansión y la "bienvenida" que mis padres me dieron, junto con el tener que retenerlos aquí sin encontrar la forma de sacarlos, aunque de ustedes por obvios motivos no le he dado detalles.
Se tentó el hombro y Leni le recorrió de esa zona la prenda que llevaba. A pesar de todo el tiempo que pasó desde entonces, aún parecía tener una ligera mancha rojiza donde semanas atrás estuvo uno de los muchos cardenales negros que la abuela ordenó le dejaran a golpes. Comprendimos mejor el motivo por el que tomase terapia y en silencio decidimos unánimemente ser más comprensivos con él. Posiblemente cuando saliéramos de esta, también nosotros la necesitaríamos.
—Me gusta lo que han hecho con el ático —agregó papá mirando con atención los arreglos que le hicimos al lugar—. Es increíble cómo consiguieron convertir este vejestorio en un salón de juegos.
—Nos han ayudado las cosas interesantes que nos hemos encontrado —Lana señaló con orgullo los juguetes y chucherías con las que nos entreteníamos, después lo hizo hacia la trampilla para roedores—. Y tal vez consiga un nuevo amigo pronto.
Papá asintió.
—Ya veo. Es genial. De verdad me gusta.
Lola desapareció y tras revolver algunas cosas, regresó con algo ya familiar para nosotros desde hace pocos días.
—Y de verdad encontramos muchas cosas interesantes. Como esto. Por cierto, papá. ¿Por tu parte canadiense entiendes el francés?
Una vez más agradecí el que en medio de la impresión por tener a papá de vuelta, Lola tuviese cabeza para recordar algo así de importante. Papá tomó el diario de la bisabuela Harriet y lo hojeó al principio con fingido interés, pero conforme pasaba las páginas y comprendía lo que era, su rostro parecía estar perdiendo color.
—¿Dónde encontraron esto?
—Aquí mismo, en el ático —Le respondí y papá me miró de un modo extraño, como si estuviese acusándome por mentirle. Me hizo sentir incómodo—. ¿De dónde más podríamos haberlo sacado?
De pronto pareció reponerse, aunque lo sentí todavía más nervioso que antes.
—Sí, por supuesto. Pues, ¡vaya! Es curioso. No sabía que su bisabuela había hecho uno de estos.
Lola dio saltitos a su alrededor.
—¿Puedes entenderlo? ¿Sabes lo que dice? ¿Nos lo lees?
Papá regresó a la primera página y lo noté murmurar en francés lo que iba leyendo, después en voz alta y en nuestro idioma comenzó a hacerlo.
—"La pasión por el hombre que amo me ha traído a este sitio que está lleno de algo más que pretensiones y pedanterías, sino también de incertidumbre e intrigas, todo bajo el incierto destino de la vida que espero pasar al lado de mi amado Christopher, cuyos ojos reflejan un mar tormentoso aquejados por el dolor producido de quienes se supondrían deberían velar por su felicidad, antes que por los intereses de un apellido sin vida".
Lucy estaba boquiabierta por lo que escuchó, acercándose una vez más para absorber mejor las palabras que escuchábamos.
—Vaya que a la bisabuela Harriet le gustaban las palabras complicadas —papá se rio—. Creo que la cabeza me dolió de sólo traducir el primer párrafo.
—Por favor continúa, papá. —Lucy le suplicó.
—No puedo leerlo todo, cariño. Además, tengo que regresar a ayudar a atender a mi madre. Pero lo que puedo hacer es llevarme esto y en mis tiempos libres leer el diario y luego contarles lo que dice, ¿qué les parece?
—¡Eso sería excelente!
Fue Lola quien le contestó recibiendo apoyo de algunas de las chicas, pero por el contrario la idea a mí no me gustaba.
—No te molestes, papá. El abuelo prometió traernos material para que aprendamos francés por nuestra cuenta, así que podremos a la larga leerlo nosotros mismos.
A las gemelas esto claramente les disgustó, aunque Lynn y el resto de las mayores junto con Lucy me miraron con inquietud.
—Tonterías, campeón. Eso les tomaría mucho tiempo y quizás ya no tarde tanto en regresar como antes.
—El tiempo nos sobra. Nos daría algo qué hacer mientras esperamos a que tu madre se muera.
Si mi padre y las chicas me hubieran dado una paliza por haber soltado sin pensar esa barbaridad, no me sorprendería, e incluso apretaría los dientes dispuesto a recibirla al darme cuenta lo terrible que fue, incluso más de lo que Lucy a estado insinuado de vez en cuando, pero hasta ella quedó sorprendida por mis palabras como todos y yo mismo.
—¡Lincoln! —Leni fue la primera en saltar escandalizada—. ¡Eso no estuvo bien! ¡Pídele disculpas a papá ahora mismo!
Asentí avergonzado.
—Perdón papá. No quería...
—Está bien. Comprendo que están desesperándose mucho por esperar aquí, igual te pido que no vuelvas a decir una cosa como esa —se detuvo pensativo unos instantes antes de continuar—. Saben, la próxima vez que regrese les daré una sorpresa a todos. Por ahora tengo que irme ya.
Se acercó a Leni para abrazarla y darle un beso en la frente, después repitió la acción con Luan, para seguir con Lynn y así continuar con el resto de las chicas. Me dejó para el final mirándome cauteloso. Me mostró con formalidad la mano, pero en cuanto la estreché, me empujó hacia él para abrazarme también y susurrarme al oído.
—Eres el hombre de la casa, Lincoln. Por favor que no se te olvide. Debes de ser fuerte por y para tus hermanas, pues me estás cubriendo la espalda al cuidarlas a ellas.
—Sí, papá. Lo haré —Nos separamos después—. Sobre el diario...
—No sabía que existía y de verdad quiero saber tanto como ustedes qué hacía aquí la bisabuela Harriet, dado que mi padre no me quiere contar nada al respecto y de preguntarle a mi madre... pues...
—No es una opción, lo entiendo. También pensé que al abuelo le disgustaría saber del diario, por eso no le dijimos que lo teníamos, o que queríamos aprender francés para traducirlo.
Papá asintió.
—Continúas siendo muy prudente y listo, eso es lo que siempre más me ha enorgullecido de ti —y que lo dijera me hizo sentir tan bien como no lo había hecho en mucho tiempo—. En cuanto termine de leerlo les contaré lo que dice, ¿está bien?
Suspiré. Supongo que él tenía más derecho que nosotros de saber el contenido de ese escrito.
—Está bien, papá. Tómate tu tiempo.
Y tras que bajamos todos para ver la cena y a papá retirarse dejando llorando por su partida a Lily siendo consolada por las gemelas, quienes contenían mejor su llanto, aunque no tanto como Lisa, me dejé caer en la cama reflexionando sobre mi comportamiento. Ciertamente el encierro estaba desesperándome, pero no era el único al que le estaba afectando.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top