36. Entre dudas y juegos
Un nuevo día inició. Al despertarme, casi termino golpeándome el pie contra el escalón de la escalera pegado al borde de la cama. No había dormido bien con todo y que pensé lo haría por quedarme solo esta vez. Lo cierto es que me hubiese gustado de nuevo compartir cama con Lynn y Lucy, pero el estado de ánimo de ambas como el de las demás no era precisamente favorable, en especial cuando la suposición que di les caló hondo. Aún podía recordar cada detalle de la discusión.
—Es imposible que Bart hiciera algo así —acusó Lola—. No parece mala persona. ¡Es muy lindo y educado!
—Tu eres muy linda y solías actuar muy educada con los jueces cuando concursabas —Luan le señaló— pero nunca fuiste por eso precisamente la señorita humilde o piadosa y lo sabes.
Lejos de sentirse ofendida, Lola reflexionó al respecto al igual que los demás.
—¿Bart no es bueno? —Lily le preguntó a Leni.
—La verdad... es que no lo sabemos. Acabamos de conocerlo. Como que parecía amable, pero...
—No deja de ser uno de los criados de los abuelos —concluyó Lisa con un dejo de vergüenza por el modo en que había actuado ante él—. Aunque en realidad tampoco es que tengamos pruebas concluyentes que de verdad tenga el mismo grado de crueldad que ellos.
Lynn resopló mirándome con enfado.
—¿Lo que dijiste no sería sólo por la paranoia que te está dando por estar encerrado tanto tiempo?
Lisa se ajustó los anteojos sopesando esa posibilidad.
—Es cierto que cuando uno está en un encierro prolongado, pueden pasar dos factores con la aparición de un extraño en el escenario. Uno puede sentir al momento un lazo de unión ante la menor muestra de amabilidad... como es posible nos ocurriese a nosotras; o por el contrario, se sienta un rechazo y desconfianza hacia el individuo al sentir algo así como una invasión al espacio ya establecido como propio, ambas sin fundamentos precisos más allá de la psiquis del individuo.
—¡No estoy loco! —reclamé indignado—. Ese sujeto sencillamente me dio mala espina y es todo. Con ustedes se portó bien, pero a mí me miraba como si no valiera su tiempo.
—Entiendo —exclamó Lucy pensativa—. Sólo te celaste por perder nuestra atención.
—¡No son celos! Oigan, que el bueno aquí soy yo y sólo quiero cuidarlas.
—Eres nuestro hermano menor —me reclamó Luan—. Ese no es tu trabajo.
—Soy el hermano mayor de cinco de ustedes, pero eso no significa que por eso voy a descuidarte a ti, a Lynn o a Leni de protegerlas de que nada malo les pase.
Esto último pareció conmoverlas, pero sólo eso, todavía no parecían estar del todo convencidas de mis suposiciones. Pensé una vez más en algo para defender mi postura.
—¿Recuerdan cuando me convencí que nuestros vecinos eran algo así como espías? Todas dijeron que estaba mal como ahora, hasta que los vecinos huyeron demostrando que lo eran. Es lo mismo. Todo lo que me faltan son pruebas.
—Un acierto entre varios que llegaste a errar gravemente —Lisa reflexionó tomando el libro de Lucy—. En todo caso entiendo tu punto, por lo que por precaución recomiendo, no bajemos nuestra guardia como descuidadamente lo hicimos sin tener certeza del tipo de persona que es el apuesto mayordomo. Mantengámonos neutrales en su presencia. Quizás no sienta repudio ni afecto sincero por nosotras y se está limitando a seguir su trabajo mostrándose amable por mera cortesía.
Lana con cierto miedo le preguntó.
—Y... ¿si es verdad lo que dice Lincoln? ¿Qué tal si fue él quien golpeó a papá?
Lisa se sintió tan incómoda como el resto al pensar en esa posibilidad.
—Fue lo que mencioné. Sí fue así y les recuerdo que no tenemos pruebas de que lo hizo, entonces su actuar no se habría debido por motivos personales, sino siguiendo la orden de la abuela.
Lola parecía reacia a pensar mal de Bart, mientras el resto de mis hermanas parecían convencerse de mi teoría.
—Tendríamos que preguntarle a papá cuando venga a vernos.
Lynn escupió con enojo.
—Si es que se digna a aparecer. ¿Ya cuanto pasó desde la última vez que vino?
—Cinco días y contando —Lucy le respondió—. La abuela debe realmente estar muy enferma.
Por concentrarnos en Bart, casi nos habíamos olvidado de ese detalle que el mayordomo nos contó. ¿Qué era lo que tenía la abuela? Por primera vez me pregunté la edad que tendría. Se supone que es más joven que Pop-Pop quien tenía apenas sesenta y ocho cuando falleció, aunque no sabía por cuánto. No creía que fuese por algo de la vejez, ¿O es que acaso tenía como el abuelo un problema en el corazón, siendo la diferencia que a ella si se lo detectaron a tiempo antes que fuese tarde como sucedió con su medio hermano?
—Bueno —Lucy reflexionó—. Es por ella que estamos en esta situación. Si muere, entonces el quedarnos ocultos aquí dejará de ser necesario. Crucemos los dedos.
El pensamiento era demasiado terrible, por lo que reprendimos a Lucy con la mirada sintiéndonos bastante culpables, pues sin decir nada, era evidente que estábamos de acuerdo con ella aunque no quisiéramos admitirlo.
Tras recordar todo eso en la cama llevando mi ropa de dormir como precaución a que el abuelo apareciera, la puerta se abrió. Precisamente usando sólo su camisón, fue Lucy quien entró y sin anunciarse o decir nada, se metió a la cama recostándose a mi lado.
—Sólo hago tiempo en lo que Lynn y las demás terminan de bañarse y arreglarse antes que sea mi turno. —Me respondió antes que le hiciera la pregunta.
Volví a recostarme resignado a que de nuevo sería el último en entrar al baño.
—Antes de que te bañes, Lucy ¿me dejarías entrar para hacer del uno?
—Sí, está bien.
Momentos después, quien entró fue Lana sin su gorra, pero todavía vistiendo su bata y llevando un vaso abrazado contra sí misma. Subió brevemente a mi cama para de ahí correr hacia la escalera que daba al ático. Luan no tardó asomarse también.
—¡Lana! ¡Tienes que bañarte antes si quieres subir a jugar!
—¡En cuanto termine de hacer la trampa!
Ella se salió con la suya y entró al ático. Me giré hacia Luan.
—¿Qué trampa?
—Vinieron a dejarnos muy temprano el desayuno. Había tiras de fruta y Lana tomó algunas para usarlas como cebo y atrapar a la rata que está allá arriba.
—¿No sería mejor usar queso? —Lucy preguntó—. Nos habían traído un poco hace unos días.
Lana un tanto agitada apareció de nuevo sin llevar ya nada en las manos. De un brinco se arrojó de las escaleras hasta caer a mi lado, entonces tomó mi brazo para que la rodeara. Había alcanzado a escuchar la pregunta de Lucy, quien del otro lado tomando mi brazo libre la imitó.
—Lo del queso es un cliché, Lucy. Es verdad que es más oloroso y son fácilmente más atraídos, pero por experiencia sé que no es el queso sino las cosas dulces lo que más les gusta a los ratones. Lincoln, hazme un mimo.
Ella misma puso mi mano sobre su cabeza, por lo que comencé a hacerle unas caricias en el cabello. Lucy no dijo nada, pero parecía disgustada. Su carácter se suavizó cuando a ella también le comencé a hacer lo mismo.
—¿También quieres que te mime, Luan?
Mi hermana no me respondió, sólo se sonrojó y emitió un pequeño, pero agudo chillido antes de responderme a la vez que Lynn aparecía con una bata de baño tras terminar de bañarse.
—Creo que mejor le pediré a Leni que lo haga, "hermanito".
—No soy tu hermanito —le respondí en juego fingiendo indignación—. Soy el único varón y por tanto el amo y señor del ático —atraje más a Lucy y a Lana contra mí, esta última bastante divertida con lo que hacía—. Y estas dos son mis pequeñas hijas.
Lily llevando sólo una toalla alrededor de su cintura apareció atraída por el escándalo que estábamos haciendo.
—¿Puedo ser tu hija tambén?
—Por supuesto. Eres mi pequeña hija, Lily.
Dejé a Lana y a Lucy para cargar a Lily. La toalla se le había caído, lo que me permitió hacerle con más libertad una trompetilla en la pancita que le provocó un acceso de risa.
—Y si esas son tus hijas, ¿quién es la mamá? —Me preguntó Lynn apoyada contra la puerta.
—Por supuesto que tú.
Lynn pareció abochornarse cuando extendí mi dedo hacia la puerta donde estaba, lo que me divirtió, en especial porque no se dio cuenta a quien realmente estaba señalando.
—¿Yo soy la mamá? —Leni preguntó detrás de ella—. ¡Genial! Me gusta jugar a la casita. ¿Y ahora qué hago?
—Bueno, como tu señor esposo, es tu deber servirme el desayuno a la cama para que no tenga que levantarme.
Leni ya estaba a punto de ir por él, cuando Lynn sujetándola del hombro la detuvo.
—¡Espera, Leni! No le des gusto a este tonto.
—¿Por qué no, si es mi esposo?
—Porque... porque... —era divertido ver a Lynn tratar de pensar en una excusa—. ¡Porque no te ha dado para la manutención de tus muchos hijos!
De pronto la tenía encima de mí... literalmente. De un salto brincó e impidió que me hiciera a un lado sentándose sobre mi cintura y apoyando sus manos contra mi pecho.
—¡Donde está el gasto que le debes a tu esposa, apestoso!
—Me lo gasté en la pensión de mi anterior esposa, mi amor. Así que tú eres la culpable de quedártelo todo.
El coscorrón que me dio si me dolió, pero valió la pena con tal de ver ridiculizada a mi hermana de quien las demás se rieron por lo que dije, además por la manera en que ella trataba de disimular su sonrojo.
Al alzar una pierna para salir de la cama, mis ojos se abrieron como platos por lo que vi. Esperaba que Lynn no se hubiese dado cuenta de nada para evitarme problemas, cuando Lana vilmente me traicionó.
—¡Termina de vestirte o al menos ponerte ropa interior, Lynn! Lincoln ya te vio todo.
De un salto me puse de pie y tras sortear a mis hermanas, conseguí entrar al baño y encerrarme en él antes que Lynn furiosa consiguiera alcanzarme. Temí que la puerta se desprendiera de su sitio ante la forma en que la golpeaba.
—¡Sal de ahí apestoso!
—¡Te juro que no vi nada! ¡Además ya quiero bañarme!
Al darme la vuelta, vi a Lisa sin sus anteojos dentro de la tina hasta el cuello de agua y burbujas tratando de mirarme.
—Si tengo que hacer suposiciones, diría que la necesidad de hacer tu evacuación biológica matutina fue muy fuerte, eso o desde temprano hiciste enojar a nuestra unidad fraternal más agresiva.
—Supongo que un poco de las dos. ¿Puedo quedarme aquí hasta que a Lynn se le pase el coraje?
Lisa asomó medio cuerpo, tomó una botella de shampoo y me la entregó.
—Si te vas a meter aquí conmigo a asearte, sólo contén tus ácidos úricos hasta que terminemos.
—¿Tú los has contenido?
—He... sí. Por supuesto.
Debería de marcar este día por el record que conseguí en cuanto avergonzar y hacer sonrojar a mis hermanas se refiere.
Minutos después mi pijama estaba tirado en la esquina del baño y yo me encontraba adentro de la bañera con Lisa, mientras ella con los ojos cerrados disfrutaba del modo en que lavaba su cabello con el shampoo y mis dedos sentada en mi pierna. De pronto le pregunté cortando su momento de relajación sin darme cuenta.
—¿Quién trajo el desayuno? ¿El abuelo o Bart? Sé que si hubiera sido papá me hubieran despertado.
—Lo ignoramos. Cuando despertamos ya no estaban los enceres de la cena de anoche y en su lugar se encontraba el desayuno. Conjeturo que pudo ser el mayordomo, pues por su formación, quizá a diferencia del abuelo que es un tanto hosco, sepa ser sigiloso en sus labores.
La idea que además de todo lo anterior que de por sí me molestaba con respecto a Bart, se sumara el que pudiese entrar silenciosamente a la habitación mientras mis hermanas dormían sin que ellas se dieran cuenta, me inquietó bastante. De pronto me arrepentía por no haberme quedado de nuevo a dormir con Lynn y Lucy, aunque de haberlo hecho, seguro todos nos hubiéramos despertado por los gritos que el abuelo hubiese proferido de haber sido él en realidad.
—Terminé, Lisa. Cuidado con los ojos al enjuagarte.
—¿Quieres que talle tu espalda como compensación?
—Gracias, pero no es necesario.
Algo pareció molestarla, pero no supe qué fue. Me aventó la esponja para que terminara de asearme y salió de la bañera. Sonreí al verla. Cinco años, pero salvo por la estatura, apenas y podía distinguir muy vagamente las diferencias físicas de su cuerpo entre ella y Lily. Parecía una bebé de casi el doble de tamaño.
—No tardes mucho. El turno que ocupaste era el de Lucy.
Sin embargo, apenas ella salió, Lucy entró sorprendiéndonos. Se me quedó mirando fijamente provocando que me asustara y retrocediera al otro lado del borde de la bañera. De pronto ella señaló la puerta sin quitarme la vista de encima y exclamó con tranquilidad.
—Fuera. Ahora.
Me puse de pie y ella retrocedió asustada unos segundos haciendo una mueca. No entendí por qué. De pronto se tranquilizó igual de rápido.
—¿Por qué te metiste a bañar con ropa interior?
—Porque iba a bañarme con Lisa, ni modo que fuera a hacerlo desnudo.
Tomé la bata para cubrirme y secarme. Lisa me observó perpleja.
—¿No necesitabas hacer también tus evacuaciones corporales? —escandalizada me espetó—. ¡Las hiciste cuando estábamos ahí dentro juntos!
—Ah... Nop. Me aguanté y se me quitaron las ganas.
Por su expresión, creo que no se la creyó. Al salir envuelto en una toalla, me encontré a Lynn más tranquila y ya vestida terminando de desayunar en la cama que compartía con Lucy y ocasionalmente también conmigo. El incidente parecía habérsele olvidado.
—¿Todo bien? —Me arriesgué a preguntarle.
Eructó antes de responderme.
—Aun me debías la pensión, "querido".
Nuestras hermanas que nos miraban reían divertidas.
—Bueno... tengo una abuela muy rica. En cuanto me dé mis mesadas pendientes te pagaré lo que te debo.
—Me parece bien —se puso de pie—. Iré al ático a bajar la comida. Fue demasiada y necesito quemarla.
Entonces reparé en los platos y vasos sucios además de vacíos.
—¿Dónde está mi desayuno?
Burlándose, mis hermanas voltearon hacia Lynn, quien me miró desde la entrada de la habitación al ático con una sonrisa.
—¿Es que no eres de los que se quitan el pan en la boca para alimentar a sus esposas?
En un rápido movimiento se me acercó y de un tirón me quitó la toalla que usaba sobre mi cintura burlándose. Pareció desencantada al verme en interiores.
—¡Rayos! Pensé que ahora a ti se te vería todo.
Igual provocó las risas de mis hermanas. Resignado y con hambre, fui a vestirme para subir también al ático. No es que quisiera seguir jugando con Lynn, pero esperaba que aquella rata no se hubiese comido todavía el cebo de Lana para no tener que esperar a la comida para llevarme algo al estómago.
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Soy consciente que esto puede parecer relleno, pero... realmente disfruto mucho escribiéndolo, además que permite hacernos una idea del acercamiento que los Loud han tenido entre sí debido a su condición de resguardo. Espero les guste igualmente.
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