26. Después de lo que papá nos contó

Tras su relato, papá respiró hondo concluyendo con una reflexión.

—Saben, llegué a pensar que así como su abuelo, mis padres también podrían cambiar su carácter y modo de ver las cosas quedando encantados con su nieto y sus nietas cuando las conocieran, pero... se tomaron muy en serio eso de cortar todo contacto conmigo, pues a lo largo de estos años nunca lo hicieron y no es que yo pusiese tampoco mucho esfuerzo en conseguirlo. Shirley era la única que me hablaba, pero nunca me explicaba la reacción que mis padres tuvieron cuando mi familia o yo salíamos en sus conversaciones.

—Hasta ahora —Luan concluyó.

Todos nos sumimos en un silencio como nunca antes lo hayamos hecho. Era mucho qué procesar. Mamá y papá... ¿primos? ¿Esto realmente estaba sucediendo? Me sentí de pronto extraño, como si algo anduviera mal en mí. Creo que mis hermanas pensaban del mismo modo a juzgar por el modo en que se abrazaban a sí mismas, o como Lola se veía las manos, quizás buscando algo, una imperfección que nunca antes había notado y sería a consecuencia que sus padres fuesen primos entre sí.

Todos menos Lisa. Si bien parecía como nosotros sorprendida por el relato en sí, el impacto no parecía surtir tanto efecto en ella.

—¿Tu lo sabías?

Le preguntó Lucy al notarlo también, el resto de mis hermanas la miraron consternadas, incluso papá lo hizo con cierto nerviosismo. Leni se debatía entre reprendernos para que la dejásemos en paz, pero la curiosidad por saberlo la venció y como nosotros, sólo se quedó observándola. Lisa abrió y cerró la boca varias veces antes de animarse a hablar.

—Hace tiempo cuando estudiaba las bases de la genética... al inicio comencé tomando muestras de plantas, pero seguí con nuestras mascotas... al señor Grouse y algunos compañeros de mi salón y...

—¿Nosotros? —Lana le preguntó apenas indignada como el resto.

—Ustedes, pero... cuando tomé muestras de mamá y papá... noté ciertas coincidencias que no pude dejar pasar desapercibidas en sus patrones genéticos.

Papá con un hilo de voz, le habló.

—Tu madre y yo nunca nos animamos a hacernos esa clase de estudios comparativos por... miedo. Lisa, ¿qué tan amplia era esa coincidencia?

Lisa jugó con sus manos incapaz de ver a papá a la cara al responderle.

—No tanta como la que hay entre Lincoln y nosotras, pero si la suficiente como para que no descartara un parentesco que creía medianamente distanciado entre ambos. La teoría acerca que podrían ser primos lejanos con genes predominantes con el desconocimiento de esto, siempre la tuve presente, sin imaginarme nunca que... en realidad fueron conscientes de ello todo este tiempo.

—¿Por qué nunca nos lo dijiste? —La acusó Lynn.

—¿Por qué tendría que hacerlo? No se trataba de una pareja próxima a casarse, sino de nuestros padres casados desde hace veinte años con once hijos. ¿Cuál era el punto de contárselos a estas alturas?

Tuvimos que concederle esa. La mano de Luan se cerró sobre el hombro de papá. Este se volvió a verla con culpa.

—¿Tanto amabas a mamá que no te importó tenernos? ¿Qué es lo que somos exactamente? ¿Acaso somos... monstruos?

Luan se deshizo en llanto y papá se puso de pie para abrazarla contra su pecho, acariciando su cabello en un intento de reconfortarla.

—No digas eso, cariño —sin soltarla, se volvió hacia nosotros—. Nadie aquí es un monstruo. Todos ustedes son el fruto del amor de dos personas que ignoraron su sangre, por prestar más atención a sus corazones. Recuerden eso. Lincoln, chicas, cada uno de ustedes es especial a su manera, ya sea por sus talentos o su modo de ser. Su sangre no los define más allá que somos familia y como tal tenemos que permanecer unida. Porque sí saben lo que somos, ¿verdad?

—¡Somos Loud! —Gritaron con convicción las gemelas junto con Lily y Lynn.

—Exacto. Incluso yo a estas alturas soy con orgullo más un Loud que un Silence, por lo que les garantizo que saldremos de esto, juntos. Verán que en cuanto mi madre sepa que tiene once preciosos nietos, su carácter cambiará y en cuanto los conozca, todos los rencores del pasado desaparecerán.

Las chicas limpiándose los ojos asintieron, incluso Luan que se separó de él sorbiéndose la nariz. Era extraño verla tan quebrada. Sin embargo, yo no pude compartir su entusiasmo, pues algo en sus palabras me inquietaron.

—Papá, ¿qué significa eso de "en cuanto la abuela sepa"?

Papá tomó su suéter y una vez más se mostró ansioso.

—De algún modo, mi padre se las arregló para que mi madre nunca supiera nada acerca de lo que sucedió en mi vida. Supuso que Rita y yo nos casamos y seguíamos juntos. Si bien se enteró finalmente que falleció al igual que su medio hermano... ignora que a lo largo de los años ella y yo tuvimos hijos.

Esto nos sorprendió tanto como la historia que nos contó. Leni miró por última vez los moretones en su espalda antes que los cubriera con su suéter.

—¿No se lo dijiste ayer?

—Ella... aún estaba muy molesta por haberla abandonado por su sobrina y... no creí prudente decirle todo lo que pasó entre ambos desde ese entonces.

Si ese fue el castigo por huir con su propia prima, todos nos preguntamos qué le hubiese hecho de saber que tuvo tantos hijos con ella, ¿matarlo?

—Papá —Leni le preguntó—. ¿Cómo planeas decírselo?

Hubo un largo silencio, que papá vino a romper pasados unos segundos tras mirar con ansiedad la puerta por la que entró.

—Es... es posible que tengan que pasar más de una noche en esta habitación hasta que se me ocurra algo.

La posibilidad ya la venía pensando al igual que Lisa, siendo una gran revelación y sorpresa para el resto.

—¿Cuánto tiempo? —Preguntó Lynn mostrándose muy inquieta.

—No lo sé. Una semana, tal vez.

Miramos las cuatro paredes a nuestro alrededor, además de la puerta del baño y la de ese armario tipo habitación con las escaleras. ¿Realmente tendríamos que permanecer los nueve en este espacio tan reducido una semana?

—Todas las mañanas les traeré el desayuno, como en la tarde la comida y en las noches la cena —nos explicó papá mirando el carrito de donde habíamos tomado la merienda que nos trajo junto con el abuelo—. Cuando todo quede resuelto, vendré para sacarlos. Esta habitación como el abuelo les explicó, está en un ala poco concurrida, por lo que ni mi madre o los sirvientes los escucharán mientras permanezcan aquí. De cualquier forma, les agradeceré que hagan el menor ruido posible, sólo por si acaso.

El ruido venía de la mano de nuestro nombre "literalmente" como Lori diría. De pronto sentí un poco de envidia porque ella no nos acompañó y pudo quedarse con los Casagrande. Me pregunté cómo hubiese reaccionado ella a todo esto, igualmente también Luna.

—Por favor, papá —Luan le pidió—. Has todo lo posible por contarle sobre nosotros a la abuela pronto.

—Lo haré cariño. Recuerden que no se trata sólo de contárselo, sino también hacer que lo acepte, que los acepte a ustedes y nos permita ser parte de la familia como siempre debió de ser. Cuando pueda garantizar que tenemos su simpatía saldremos de aquí.

Lynn no dejaba de frotarse los brazos abrazándose a sí misma ansiosa.

—En este cuarto encerrados... ¿una semana? Sin espacio.

—Y sin internet. —no fue mi intención empeorar las cosas al decirlo, sólo se me escapó.

Lisa de pronto se sobresaltó.

—¿Cómo es que en esta mansión no hay ningún servicio de internet? —Reclamó alzando su tablet.

—Puede que les cueste creerlo, pero mis padres realmente están muy atrasados en ciertos aspectos y el internet es una de esas cosas. Todos los asuntos importantes prefieren tratarlos por teléfono o correspondencia tradicional. Uno de sus empleados tiene su casa muy cerca de aquí y es a quien le encargan la tarea de tratar con todo lo relacionado con las computadoras, redes sociales y correo, creo que es su única obligación. En todo caso digamos que para más mal que para bien, nos encontramos en ese pequeño uno por ciento que es parte del planeta donde las señales satelitales no son posibles.

Lisa estaba más impactada ante este hecho que el resto de nosotros. Papá ya vestido se acercó posicionándose en medio de todos.

—Hablaré con mi padre y veré si puedo traerles algunos juegos o algo para que se entretengan. Ahora tengo que marcharme, tengo que ver a mi madre y trabajar en el modo de volver a ganarme su afecto. Vengan acá y denle un abrazo a su viejo.

Lo rodeamos en un abrazo reconfortante procurando no lastimarlo mucho. El sentimiento nos invadió y lloramos a su lado una vez más.

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