24. La historia de Rita Silence

A este punto mis hermanas y yo nos encontrábamos más que desconcertadas por la historia que papá nos había relatado. Creo que incluso Leni comprendió lo que implicaba el saber que tanto Pop-Pop como la abuela Silence fueron los hijos del mismo sujeto.

Me tenté a pedirle tiempo fuera a papá para que se detuviera y nos permitiera digerir todo esto, pero antes que pudiese hablar, Lynn me tomó de la mano para frenarme. Papá continuaba hablando y tal vez de pedirle que parara, pasaría mucho tiempo antes que se animara a darnos explicaciones nuevamente. Incluso Lisa sorprendida por el relato, como todos estaba deseosa por averiguar más.

Tragando saliva, volví a ponerle atención.

* * *

Cuando joven, mi madre era muy distinta a como hoy en día es. Es verdad que siempre fue muy inteligente, sagaz, temible en el mundo de los negocios y con los pies bien puestos en la tierra, dándosele bastante bien el intimidar a las personas, sin duda la digna hija que sus abuelos hubieran querido tener, contrario a su padre, pero tenía su lado bueno.

Siempre se mostró frustrada por la poca cercanía que Christopher demostró con ella, a pesar de sus esfuerzos de tener su atención y ganar su aprobación. Cuando enfermó del corazón y murió poco después que ella terminara su carrera universitaria, se sintió devastada, pero habría cosas peores.

Se enteraría que hubo una mujer que amó más que a su madre, con la cual había tenido un hijo que por culpa de sus abuelos nunca pudo reconocer ni conocer, un hijo ilegítimo a quien le correspondería la mitad de la fortuna familiar.

Catherine, su madre, estaba más que indignada ante esta noticia. Supongo que Christopher nunca contó que la especialidad de la familia Dresde en cuanto al manejo de leyes, le permitirían mover y deshacer de aquí y allá con artimañas legales y fuertes sumas de dinero bajo la mesa, el poder borrar a Albert Loud del testamento para que todo quedase a nombre de su hija. Fue una lucha difícil que duró meses, pero se salió con la suya. En lo que respectaba a Catherine Silence, Albert Loud nunca existió, o al menos no se relacionaba de ningún modo con la familia.

En cuanto a Rita dejando de lado la herencia, por el contrario, sintió una poderosa curiosidad por conocer al primogénito de su padre, el hombre que suponía este amo más que a ella a pesar de nunca haberlo conocido.

Como Christopher, Rita se valió de investigadores privados, pero para hacer algo más que ubicar su paradero. Ante la indignación y oposición de su madre, tras la guerra lo contactó e invitó a conocerla, incluso pagándole los medios de transporte para su traslado.

Mi madre me contaría cuando niño, que había querido que mi abuela tomara el crucero que le sugirió en un inicio para no tener que ver a Albert al saber lo mucho que le afectaba, pero mi abuela no quería dejarla sola, pues aunque la consideraba capaz de pelear si el hijo de su esposo comenzaba a discutirle por la herencia, temía que su hija en conflicto por tratarse de su medio hermano cediera ante él.

Albert llegó a la mansión de los Silence con una maleta bajo el brazo, sorprendido y maravillado de los lujos que le rodeaban, ignorante que por derecho la mitad de todo eso debió de ser suyo, pero lo que más le impresionaría sería su hasta entonces desconocida hermana.

Solían hablar largo y tendido constantemente. Albert se quedó mucho más de los pocos días en la mansión que se tenían contemplados, para disgusto de Catherine, mientras que Rita estaba encantada con él.

Las pocas personas que se acercaron a mi madre sin temor a ser fulminadas por su altanería, solían ser oportunistas que buscaban codearse con gente de poder. Rita sentía que raramente podía relacionarse con gente que desease conocerla verdaderamente más allá del prestigio por su apellido, siendo Albert quizá la persona más sincera de todas.

Catherine estaba furiosa por la presencia de ese joven. Insidiosamente buscaba maneras de hacer que se marchara, pero Rita siempre se las arreglaba para evitar esto. Su madre no era la única molesta, sino también su novio y prometido.

Lynn Dollanganger II era un aristócrata que se estaba haciendo de renombre, gracias a que su padre fue de los primeros accionistas que invirtió en las primeras versiones primitivas de lo que serían las computadoras, siendo él quien mantenía el estatus apostando todavía por compañías que se dedicaban a la investigación de esta tecnología, como en la actualidad siguen haciéndolo ahora los Silence entre sus múltiples negocios. De todos los prospectos que rondaban a Rita desde la universidad, su hijo había conseguido acercarse a ella de forma más sentimental, hecho por el que estaba más que complacido.

Papá desde joven ya tenía el carácter fuerte que ya lamentablemente ustedes conocieron, siendo esto lo que le atrajo a Rita en primer lugar. Nadie podía doblegarlo, salvo por ella misma, de ahí que no pudiese hacer mucho al hacerle ver a su novia, según él, lo peligroso que su medio hermano ilegítimo fuese una presencia constante en su vida.

Rita hizo caso omiso a su novio y a su madre, prefiriendo muchas veces la compañía de su hermano antes que la de ellos, el cuál jamás le había hecho ningún reclamo sobre el dinero o el reconocimiento legítimo de los Silence. Él sólo estaba interesado en conocerla a ella, además de escucharla hablar sobre el hombre al que su madre amo y conocer los motivos por el que nunca permaneció con ellos, siendo esta la razón principal por la que accedió a conocerla al inicio.

Aunque no del todo, Albert comprendió el porqué de su abandono y el que no fuese reconocido como un Silence, a su vez le contaba a su hermana resignado, aunque también complacido, de haber sido criado sólo por su madre con los recursos necesarios. Rita se sentía muy agradecida y feliz por la amistad de Albert, siempre anteponiendo sus consejos y opiniones sobre los de cualquier otro.

En más de una ocasión Albert y mi padre tuvieron sus encontronazos, siendo mi madre quien terminaba por separarlos poniéndose casi siempre del lado de su hermano.

En esta parte no estoy muy seguro de lo que ocurrió. Parece que por mucho que quisiese a Rita, Albert tras considerar la propuesta que le hizo acerca de quedarse a vivir con ellos, decidió al final marcharse tras no poder tolerar a su novio quien a pesar de sus esfuerzos, nunca pudo convencerla que se deshiciese de él sintiendo que no le convenía. También estaba harto de los tratos de Catherine, con quien comprensiblemente siempre se sintió tan tenso como ella con su presencia.

Creo que el día más feliz en la vida de mi padre fue cuando Albert se marchó. Por si se lo preguntan, él hubiese preferido que mi madre se convirtiera en Rita Dollanganger tras casarse con ella, pero mi madre fue muy renuente a cambiar su apellido por tratarse de la última generación Silence conocida, por lo que a regañadientes y por consejo de su padre, fue él quien adoptó el apellido Silence, bajo la condición de conservar el título de Lynn "III" en el nombre y darme el mismo nombre a mí también para al menos sentir que conservaba algo de los Dollanganger. Y sí, desde muy joven le prometí que cuando tuviese un hijo, este sería Lynn Silence V, de ahí que le fastidiara que en vez de esperar a Lincoln, llamase así a una de mis hijas.

Por medio de cartas y llamadas telefónicas que cada vez más se fueron espaciando, la amistad de ambos perduró en los años posteriores. Albert no fue a la boda de su hermana con Lynn, como a ella le hubiese gustado, pese a que ella sí asistió sin compañía a la de Albert con una mujer llamada Lori Foxworth.

El tiempo continuó transcurriendo y cada uno continuó con su vida. La esposa de Albert tendría un embarazo muy complicado, por lo que sólo pudo tener una hija y nada más a la que nombraría como su estimada hermana, mientras que mi madre me tendría a mí y después a Shirley.

* * *

Papá se detuvo un momento. Su expresión parecía ser como si tuviese un mal sabor de boca. Incluso él estaba dudando de continuar al ver nuestras expresiones.

Ahora podíamos entender por qué en un inicio se mostraba tan evasivo a contarnos el turbio pasado familiar de los Silence con los Loud, pero no me atreví a detener su relato, o por el contrario instarlo a que lo continuara si deseaba dejarlo por hoy.

Leni se le acercó y lo tomó de la mano pasado un largo minuto de silencio.

—¿Y qué pasó después papá? ¿Cómo fue que conociste a mamá? —con la voz entrecortada le preguntó—. ¿Cómo fue que te enamoraste de tu prima?

Siendo este quizá el impulso que necesitaba,tras respirar hondo, papá continuó el relato dándose valor para enfrentarnosdespués al final del mismo.

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