Después de que papá nos diese la noticia, vagamente recuerdo lo que ocurrió después. De pronto me encontraba en el sofá sentado con mis brazos rodeando a las gemelas, que ocultando sus rostros contra mi cuerpo lloraban a lágrima viva. Por mi parte estaba teniendo problemas para procesar la noticia.
Miré a mi alrededor buscando orientarme. A mi lado Lynn lloraba más de lo que Lucy lo hacía abrazada contra ella. Leni en el sofá trataba de contener la calma y su llanto para poder arrullar a Lisa que estaba histérica, como papá lo hacía de pie con Lily, quien a pesar de sus dos años tenía la noción suficiente para comprender lo que ocurría dado el modo en que también lloraba. Luan se había puesto de pie y cubriéndose la cara se había marchado a la cocina, donde Luna la alcanzaría para abrazarla también y llorar juntas.
Aquél cuadro fue lo que me hizo comprender finalmente lo que estaba ocurriendo. Era verdad, el abuelo había muerto. Pop-Pop. Ya no lo volvería a escuchar nunca más, pero... no, eso no podía ser cierto, porque... porque la última vez que lo vi hace semana y media estábamos corriendo alegremente en el jardín del asilo, siendo solapados por Myrtle de Sue para que no nos llamara la atención. Incluso cuando me despedí, me dijo que me esperaría la próxima semana para acompañarme al centro comercial a un restaurante del hijo de un amigo suyo que le prometió un descuento por un buen par de filetes. Íbamos a comer filetes, íbamos a comer juntos. ¡Pop-pop no podía estar muerto!
Estreché con más fuerza a las gemelas contra mí, las cuáles hacían preguntas para las que no tenía respuesta, siendo una constante una que yo mismo me hacía: "¿Por qué?".
—Papá... —Leni gimió sin soltar a Lisa—. ¿Mamá lo sabe?
—Yo... quería... no me atreví ir a buscarla y su teléfono no... no me contesta.
—¿Y Lori?
No le respondió. Aunque no lloraba a diferencia del resto buscando aparentar fuerza para nosotros, era evidente que la noticia también le afectó.
Una hora después en lo que poco a poco todos buscamos calmarnos, escuchamos la puerta principal abrirse. Mamá entró con aire jovial pese a notársele cierto cansancio.
—¡Ya llegué! Vaya día que tuve. Con el doctor Feinstein recibimos a una mujer que tenía... —Ya había entrado a la estancia y tras hacer un repaso rápido del aspecto desdichado que teníamos, se detuvo cuando miró a papá confundida—. ¿Chicos? ¿Qué ocurre?
—Cielo... no me entraban las llamadas a tu celular y el teléfono de tu trabajo me marcaba ocupado.
Con un poco de culpa, mamá se mordió el labio.
—Tuvimos la línea ocupada mucho tiempo debido a las quejas de un paciente que tuvimos ayer y mi celular estaba muerto porque olvidé cargarlo. Pero dime, ¿qué ocurrió?
Luan que para ese momento estaba sentada en las piernas de Luna en el sofá, se puso de pie y le pidió a papá a Lily. Cuando lo liberó y al ver que nadie se atrevía a ver a mamá por temor a su reacción al enterarse de lo ocurrido, papá la tomó del hombro pidiéndole que lo acompañara a su habitación.
—¿Por qué? ¿Qué sucede, Lynn? Me están asustando.
—Cielo... hay algo que debo de decirte. Vamos.
Ambos se marcharon. Todos permanecimos en solemne silencio en nuestros lugares. Con mis manos acariciaba el cabello de las gemelas ya un poco más calmadas, pero igual de tristes. Lynn se recargó sin soltar a Lucy sobre mi hombro.
Comprendí que papá era el hombre de la casa y por eso le correspondía a él la responsabilidad de darle la noticia. Yo era su segundo hombre al mando y como tal, también tenía cierta responsabilidad. Soltando por un breve instante a Lola, conseguí sacar mi celular del bolsillo para marcar el número de Lori. Pasados unos segundos que me parecieron eternos, me contestó.
—¿Lincoln? ¿Qué pasa? Espero que sea importante, porque estaba en una clase.
—Lori... hay algo que debes saber.
—¿De qué se trata?
Entonces todos escuchamos el alarido más doloroso y desesperado que desde su habitación mamá rompió tras enterarse de la muerte de su padre.
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