15. El camino a la riqueza

Las siguientes horas fueron bastante incómodas para algunos de nosotros. Mientras Lucy estaba metida de lleno en uno de sus libros de vampiros, las gemelas lo hacían en sus juegos mirando por la ventanilla los coches. Leni en su celular con Lily miraba videos graciosos. Lynn jugaba conmigo a golpearme en el hombro cada vez que pasaba un coche rojo; Lisa a pesar de tratar de imitar a Lucy con un libro de química, parecía distraída. Luan intentaba ver los videos de Leni con Lana, aunque junto conmigo, mirábamos de cuando en cuando a papá con temor.

Él conducía silencioso con la radio puesta, aunque dividiendo algo de su tiempo entre el volante, un poco en la música que sintonizó y más mayoritariamente en Luna, quizá también en Lori a juzgar por su expresión de mal talante. Mentiría al decir que no estaba interesado en saber qué es lo que Luna le escribió en esa carta.

Paramos algunas veces cuando caía la noche en hoteles del camino. Al igual que cuando lo hacía para cargar gasolina, papá miraba con mucho detenimiento el dinero en su cartera antes de gastarlo. La primera vez rentó tres habitaciones muy económicas de una sola cama distribuyéndonos de tres en tres, la segunda noche sólo rentó dos habitaciones, la tercer noche fue una y para la cuarta incómodamente nos detuvimos a dormir en Vanzilla saliéndonos del camino. Justo ahí es donde nos encontrábamos.

—Lola —molesta le recriminó Luan al perder muy pronto el sueño al igual que todos—. ¿No puedes apoyar a papá y prestarle de tu dinero para que durmamos más cómodos en un cuarto de hotel aunque estemos apretados? Yo le di todo lo que me quedaba en la última estación de gasolina.

—¿Y con qué crees que dormimos y comimos en el último restaurante?

Los ánimos estaban por los suelos. A pesar del ruido que hacíamos, quizá ya acostumbrado con los años por el mismo, papá roncaba apoyado sobre el volante.

A pesar de acusarlo con la mirada por la situación en que nos metió, inesperadamente fue Lynn quien de buen humor trató tranquilizarnos lo mejor que pudo.

-Bueno, familia. ¡Basta ya! Sé que por ahora las cosas apestan, pero si piensan en lo que nos encontraremos al final del arcoiris, yo digo que vale el sacrificio que estamos haciendo.

-¿Qué hay al final del arcoiris? -preguntó Leni-. ¿Un duende?

-Oro -Lynn le respondió con una sonrisa brillante-. Ya escucharon a papá. Los abuelos están chapados en él. Para aguantar lo que resta del viaje, piensen en lo que se compraran, o lo que podemos pedirle a los abuelos que nos compren por todos nuestros cumpleaños atrasados -por un momento guardó silencio pensando en algo que pareció ponerla todavía más de mejor humor-. Yo por supuesto que les pediré usar ese gimnasio y que de faltar algo, lo equipen bien.

A Lola de pronto le brillaron los ojos olvidándose de la incomodidad que había estado sintiendo.

-¡Una colección de los mejores vestidos a la moda!

-Esos yo podría hacertelos, Lola -Leni le señaló pensando en algo-. Supongo que podría pedirle a los abuelos que me llevaran a Milán o a París para estudiar de los mejores diseñadores del mundo.

Lucy miró su maltratado libro.

-Podría pedirles una biblioteca completa con las obras más oscuras de la literatura gótica.

-¡Un zoológico para mí sola! -Exclamó Lana entusiasmada.

-Clases de comedia y teatro. -Fantaseó Luan.

-¡Pastel! -Lily alzó feliz los brazos.

Mientras me imaginaba con todos y cada uno de los números publicados de Ace Savy, desde el uno hasta los últimos que dejé en casa al no poder traerlos, me di cuenta lo retraída que Lisa parecía.

-¿Que pasa, Lisa? ¿Es que no te gustaría que los abuelos te consiguieran el laboratorio de tus sueños?

-Eso... se escucha genial, aunque no estoy segura si pudiera conseguirlo.

-¿Crees que no les alcanzaría el dinero?

-No se trata de eso, Lincoln. Sin embargo... ¿Por qué nuestros abuelos en todo este tiempo mantuvieron su distancia de papá, su propio hijo? ¿Que significa eso que por mamá él cayó en desgracia de su familia? ¿Realmente creen que así de fácil lo van a aceptar de vuelta?

Los ánimos que Lynn nos había dado de pronto desaparecieron. Míranos a papá roncando. Ya le habíamos preguntado más detalles al respecto durante el camino, siempre contestándonos de forma cortante que se trataban de "cosas de adultos que no podríamos entender". Era fastidioso que nos subestimara de esa manera.

Leni parecía ser la única que conservaba el buen ánimo. Colocó una mano sobre el hombro de Lisa y las palabras que le dedicó las sentimos para todos.

-Nadie puede estar enojado para siempre, menos con su propia familia. Además fueron los abuelos quienes le dijeron a papá que podía ir con ellos y llevarnos. ¿No es esa una buena señal a que papá va por buen camino para ser perdonado?

Al igual que nosotros, la misma Lisa parecía encontrar coherente dicha explicación. De cualquier forma no podía quitarme de encima la inquietud que sentía.

De pronto la alarma del celular de papá se encendió despertándolo. Salió de Vanzilla para estirar sus entumecidos músculos tras dormir en mala postura y también a que le diera el sol de la mañana, mientras que nosotros enseguida lo imitamos sacando los bocadillos que nos quedaban para desayunar.

Con fastidio, Lola secundada por Lana le preguntó a papá lo mismo de cada mañana.

-¿Cuánto falta para que lleguemos con los abuelos?

Papá primero examinó el GPS antes de responderle lo que pensamos sería lo mismo de todos los días: "Un par de días más".

-Es muy posible que lleguemos con ellos hoy mismo al anochecer.

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