11. Una mala noticia

Miramos a papá en espera a que respondiera mi pregunta. Abrió la boca un par de veces antes de volver a cerrarla, realmente se le notaba bastante inseguro de contarnos algo.

—Miren... las cosas son un tanto complicadas. Digamos que... mi familia tenía algo así como... un serio conflicto con su abuelo, con Pop-Pop. Así que el que me enamorara de su hija y lo dejara todo para casarme con ella, pues... no les sentó muy bien.

Esto nos sorprendió, pero abría la puerta a otra pregunta.

—¿Qué tenían tus padres contra el abuelo? ¿Él les hizo algo malo?

Papá se encogió de hombros.

—A estas alturas no importa ya. Eran problemas entre ellos, no míos y mucho menos de ustedes.

No era la respuesta que esperábamos, pero comprendimos que por mucho que insistiéramos, seguramente continuaría evadiendo el tema. Lori se cruzó de brazos con evidente fastidio.

—Y entonces, ¿Qué nos queda ahora por hacer?

—Ahora quiero que pasemos a lo que de verdad importa. Dentro de dos semanas el banco vendrá a embargarnos, por lo que antes de que eso suceda, quiero que empaquen sus cosas. No podremos llevarnos todo, así que quiero que busquen los objetos que más aprecien, pero que no abulten mucho. De ropa procuren no llevar mucha para que tengamos espacio. Con unos dos o tres cambios por cada uno bastarán. Ya allá les compraré lo necesario a cada quien en cuanto nos asentemos. No deben de llevar más de dos maletas cada uno. ¿Entendieron? Así que manos a la obra, equipo. Hay mucho qué hacer.

Comprendimos que esto realmente iba en serio de verdad. En dos semanas teníamos que empacar nuestra vida en dos maletas para partir a otro país con unos abuelos que hasta hace menos de una hora desconocíamos su existencia. Como mis hermanas, sentí que papá más que una solución a nuestros problemas, había decidido terminarlo todo lanzándonos de cabeza hacia un precipicio.

Intentando dar el ejemplo de iniciativa, o tal vez sólo para apresurarnos desde ahora, papá en ese momento buscó todas las maletas que teníamos pidiendo mi ayuda y la de Lori y Luna para hacer la repartición de las mismas a cada uno, advirtiéndonos una vez más que lo que lleváramos debía caber justo solo en esas dos maletas que nos entregaría a cada uno. Lori en lugar de hacerle caso, furiosa se dio la vuelta rumbo a su habitación.

—No creo que en dos maletas quepan todos mis balones, mis uniformes o equipo de béisbol —se quejó Lynn.

—Sólo llévate una pelota para que te entretengas para el camino y si quieres un guante —le pidió papá—. Te compraré allá luego todos los balones o equipo que necesites; hasta un juego de pesas incluso. Ahora que me acuerdo, creo que con mis padres teníamos un gimnasio privado bastante bien equipado. Seguro te dejan usarlo.

Un tanto más entusiasmada, Lynn se marchó a su habitación a buscar qué llevarse. Lucy suspiró, sabiendo que no podría llevarse su ataúd, pero seguramente buscaría la manera que el busto de Edwin cupiera en una de las maletas como Luan lo intentaría con el señor Cocos.

Compungidos percibiendo nuestros ánimos caídos, Charles, Cliff, Waltz y Geo nos miraban expectantes. Antes que pudiera decir algo, Lana me ganó la palabra con papá.

—¿Y qué pasará con nuestras mascotas? ¿Podremos llevarlas con nosotros? ¿Los abuelos dejarán que las llevemos a su casa? ¿Cómo llevaré a Brinquitos, Izzi, Eldiablo y a mis demás amigos?

Por la expresión que puso, me imaginé que papá ni siquiera había considerado a nuestros amigos de compañía.

—Yo... pues... Mis padres nuca fueron de tener animales en casa, ni siquiera aves. Supongo que pueden pedirles a sus amigos que se los queden. A los que ustedes no puedan encontrarles un hogar, entonces... llamaré a un refugio para que se encarguen de ellos.

Tras recuperarme de la sorpresa, indignado comencé a lanzar un montón de quejas al respecto de separarme de mis mascotas, mismos que quedaron ahogados en las quejas y reclamos que mis hermanas comenzaron a hacerle a papá en ese momento por varios minutos hablando en voz alta todas al mismo tiempo.

—¡BUENO, BASTA YA! —estalló papá callándonos a todos—. ¡Hago lo mejor que puedo! ¡Si no se los dan a sus amigos, llamaré al refugio para que los recojan a todos! ¡Si no les gusta entonces pueden dejarlos abandonados en la casa a ver quién ve por ellos! ¡No pueden venir con nosotros y eso es todo!

Quedamos mudos por el arrebato de papá. Ya no parecía ni nervioso o ansioso, sólo se le veía realmente furioso como pocas veces llegamos a verlo en nuestras vidas. Dándose cuenta de lo que hizo, de nuevo pareció intentar decir algo, sólo para al final quedarse callado, darse la vuelta y encerrarse en su habitación.

Nadie dijo nada. Primero escuchamos el llanto de Lana al comprender que tendría que desprenderse de todos los habitantes de su pequeño zoológico. Lola le siguió cargando entre sus brazos a un manso y asustado Cliff. Pudimos escuchar a Lucy llorar murmurando entre gemidos: "Colmillitos". Luan se tapó los ojos y corrió escaleras arriba diciendo algo de buscar a Gary. Waltz voló hacia Leni, la cual cruzó sus brazos permitiendo que aterrizara en su regazo donde junto con Luna, tristes le hicieron mimos en la cabeza y sus alas. Lisa sacó a Geo de su bola y lo restregó contra su rostro llorando también.

Sintiendo un agudo dolor de cabeza, me senté en el sillón haciéndole una seña a Charles para que subiera a mi lado. No sé por cuanto tiempo junto con Lynn que de pronto se unió a mí, estuvimos haciéndole cariños en el cuello y la cabeza a nuestro gran amigo. A mi hermana la idea del gimnasio en casa había dejado de importarle.

Horas después escuchamos un auto aproximarse a la casa. Sin despedirse de nosotros, Lori salió afuera para refugiarse en los brazos de Bobby rompiendo en llanto antes de marcharse con él.

Volvería muy tarde por la madrugada a casa. Nadie, ni siquiera papá tuvo cara para reclamarle nada.

.

.

.

Vaya, quizá me estoy tomando más en serio de lo que debería esto, o será sólo que escribir escuchando desde youtube las melodías de "Flowers in the Attic soundtrack" me pone sensible.

Les aclaro que por evidentes motivos, la próxima actualización será hasta el sábado 26 de diciembre. Nos vemos hasta entonces, lectores y colegas. Saludos.

Pero pasemos a asuntos más alegres.

Desde este momento les deseo a todos quienes están siguiendo este nuevo proyecto, que pasen una Feliz Navidad en compañía de sus seres queridos y dentro de lo posible se la pasen bien. Cuídense mucho y no dejen de extremar precauciones por su salud, no se confíen. Pórtense bien y si se portan mal, pues inviten.

Los aprecio a todos. Jonás Nagera.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top