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.ೃ 💐 Saquito de oro .𓄼
Jaehyun siguió abrazando al pequeño conejo en silencio, al rato el pelinegro se soltó de su abrazo y le brindó una pequeña sonrisa. El tigre sintió su corazón saltar ante la sonrisa llena de inocencia de Doyoung.
— Estoy mejor, gracias. —El chico se secó las lágrimas con la manga de su ropa, se quedó sentado viendo el suelo, estaba algo avergonzado ya que el tigre lo había visto llorando.
El castaño tenía una duda, no pudo evitar plantearla. El conejito quedó algo aturdido al escuchar su pregunta.
— Entonces, ¿de quién es la ropa que me diste? Porque no creo que ese hombre te haya dado de su ropa. —El castaño se apretó la lengua para evitar decir "maldito" y solo soltó "hombre".
Doyoung pareció ponerse nervioso y apretó la ropa que el tigre usaba entre sus manitos, sus orejitas temblaron y su cola gris se agitó.
El tigre notó su pánico y acarició su sedoso cabello negro con suavidad, sus ojos llenos de ternura.
— Está bien decirme. —Sus palabras fueron suaves y convencieron al conejito; Doyoung suspiró.
— E-esas ropas son de un buen hombre que me cuidó por un tiempo, ese hombre me encontró vagando por el pueblo y se compadeció por lo que me llevó con él. —Jaehyun agradeció en su corazón al desconocido, había cuidado a su conejito de pasar hambre.
— ¿Dónde está ese hombre ahora? —El tigre llevaba un par de días aquí y no lo había visto, en su mente pensó en una posible respuesta, pero igualmente hizo la pregunta; Doyoung puso cara triste y sus orejitas bajaron con desánimo.
— Él... Él murió hace un año y medio más o menos, era bastante mayor. —Las palabras del pequeño fueron un susurro, pero el tigre logró escucharlas, abrazó al conejito nuevamente en un intento de consolarlo.
Doyoung sonrió y se apartó de su cálido abrazo, al cabo de unos segundos, había lágrimas acumuladas en sus ojos acuosos, pero las secó con rapidez.
— Lo siento... —Fue lo único que se le ocurrió decir al castaño, sentía sincera pena ya que según Doyoung ese hombre era una buena persona.
Un silencio inundó a ambos híbridos.
— Está bien. —Al cabo de un par de minutos el conejito dijo esto en un murmullo.
Cuando cayeron sus palabras pudieron escucharse dos gruñidos, ambos hombres se sonrojaron al mismo tiempo ya que eran sus estómagos avisando de su hambre.
Ambos se miraron y rieron con alegría, el anterior ambiente oscuro se había esfumado.
Los dos sentían que sus sentimientos por el otro se habían intensificado, ahora sentían su corazón latir fuertemente por el contrario; se tomaron de las manos y fueron a la cocina entre sonrisas.
Después de una cena rápida para calmar su hambre, el tigre abrazó al conejito y ambos se acostaron a dormir.
Era algo temprano, pero Doyoung estaba preocupado por las heridas del castaño por lo que decidieron dormir un poco más temprano.
Se durmieron sintiendo el calor y respiración tranquila del otro.
ꕤ
Los rayos del sol de la mañana entraron a través de las ventanas, los rayos del sol iluminaron toda la habitación e hicieron que el pequeño conejito acostado en la cama se moviera con somnolencia.
Doyoung abrió los ojos, los mismos se encontraban llenos de somnolencia, acuosos y algo confundidos por su reciente despertar. Las orejitas del pelinegro temblaron mientras se sentaba en la cama, miró a todos lados y al posar su mirada nublada sobre el tigre castaño dormido en la cama sonrió con ternura.
Jaehyun tenía su largo y cabello extendido en la cama, sus orejas atigradas se movían de vez en cuando con cada sonido en la habitación, pero eso no parecía perturbar el sueño del híbrido ya que emitía ronquidos suaves mientras su cola se hallaba tranquilamente acostada cerca del espacio donde se encontraba acostado.
El conejito pelinegro volvió a acostarse con una sonrisa en el rostro, en cuanto su cuerpo tocó la cama nuevamente, sintió el cuerpo el tigre moverse.
Doyoung suspiró en cuanto el castaño volvió a quedarse tranquilo.
El pelinegro se acostó al lado del tigre y abrazó su cuerpo, se le dificultó un poco, pero logró envolver su cintura con sus blancos bracitos.
El conejito admiró las facciones duras, pero hermosas de Jaehyun, su fuerte cuerpo y su platinado y sedoso cabello castaño, era hermoso.
No sabía qué le veía a él, un conejo pelinegro y simple.
Justo cuando Doyoung iba a sumirse en sus pesimistas pensamientos sintió como el tigre al cual abrazaba le devolvía el abrazo con fuerza, pero no la suficiente para hacerle daño.
— Buenos días, mi lindo conejito. —La voz de Jaehyun era ronca por su reciente despertar, la voz del tigre se escuchó justo en su oído lo que hizo estremecer al conejo pelinegro.
Doyoung se quedó un poco aturdido ya que el castaño lo había descubierto mientras lo abrazaba, sus mejillas se sonrojaron y su colita tembló de manera tierna.
— B-buenos dí-días. —Las palabras del pelinegro fueron entrecortadas por sus nervios, intentó apartarse del tigre pero el mismo no dejó que se alejara, Jaehyun frunció el ceño.
— No te alejes, me gusta abrazar tu cuerpo, es suave y huele bien. —El conejito pudo escuchar como su corazón se aceleraba de manera involuntaria, sus orejas temblaron, pero él las tomó tapó sus ojitos con ellas.
Jaehyun se divirtió por la repentina actitud tímida del conejito, intentó apartar las orejas llenas de pelo gris del pequeño, pero Doyoung no lo dejó hacerlo.
El pelinegro no quería que el tigre viera todo su rostro rojito, sería vergonzoso.
Después de rato luchando el castaño logró apartar las orejas del menor, pero solo se encontró un par de ojos nerviosos color chocolate, su sonrojo había desaparecido.
Jaehyun miró a su pequeño con cara lamentable.
Doyoung hizo un puchero y se apartó del cuerpo del tigre de golpe.
— ¿A dónde vas? —cuestionó Jaehyun mientras se levantaba de la cama, traía puesta la misma túnica de ayer la cual se encontraba manchada de sangre y con partes rotas a causa de la pelea.
Doyoung se horrorizó y buscó rápidamente otra ropa que el mayor pudiera utilizar, pronto encontró una simple túnica gris con algunas decoraciones en azul.
Jaehyun no dijo nada y solo se desvistió. Doyoung se sonrojó y desvió la mirada al ver el cuerpo desnudo del tigre, lo había visto con anterioridad, pero era diferente.
El tigre sonrió mientras se vestía con la ropa entregada por su pequeño.
No quería avergonzar más al conejito por lo que solo se vistió y ambos salieron de la habitación. Doyoung pensó en hacer algo de comer por lo que fue a la caja de madera que tenía en la cocina a buscar ingredientes, pero al abrirla no encontró nada.
Buscó un poco más y al rato recordó que ayer había acabado con todos los suministros, definitivamente su tigre comía en grandes cantidades, él solo había comido algo de verdura y gachas.
— No hay comida... —Le dijo al tigre mientras desviaba los ojitos, Jaehyun hizo una pequeña "o" con la boca y procedió a salir de la casa, Doyoung lo siguió muy confundido.
— Espera aquí, iré a buscar algo, vendré en un rato. —El pelinegro seguía confundido, pero asintió lentamente, Jaehyun se sonrió mientras quitaba su ropa y se la entregaba al conejo.
Doyoung volteó avergonzado, pero cuando volvía a mirar Jaehyun ya no estaba, delante de él se encontraba un majestuoso tigre de pelo naranja con franjas negras, su cola se balanceaba suavemente mientras sus ojos negros lo miraban con ternura.
El conejito primero se alarmó, pero pronto reconoció los ojos de Jaehyun, se calmó y se acercó a él para acariciar su pelaje.
Jaehyun dejó que su conejito lo acariciara, al pasar un rato el tigre se apartó, Doyoung lo miró con sus ojitos perdidos, no sabía porque de repente el castaño se había transformado a su forma animal.
El tigre solo salió corriendo hacia la montaña; al pasar unos segundos Doyoungie cayó en cuenta de que era el lugar donde había encontrado al tigresito.
Doyoung se quedó esperando mientras sostenía la ropa de su Jaehyunie.
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Al pasar más o menos unos cuarenta minutos en espera, Doyoung pudo escuchar las pisadas de algún animal, al comienzo se asustó, pero suspiró con alivio al ver al tigre con un saco marrón en la boca.
Jaehyun dejó el saco en el suelo mientras le indicaba al conejito con los ojos que lo tomara. Doyoung sentía mucha curiosidad, pero primero le dijo al tigre que volviera a su forma humana.
El castaño cumplió la petición el pelinegro, en cuanto volvió a su forma humana Doyoung le lanzó la ropa con suma vergüenza. Jaehyun se rió y se colocó la túnica.
Entonces el pelinegro se agachó y tomó en sus manos el saquito, al tenerlo entre sus manos notó que el mismo era bastante pesado y parecía contener monedas en el interior.
Las orejas del conejito se levantaron con curiosidad y abrió el saquito, sus ojos y boca se abrieron con mucha sorpresa al ver que en el interior había muchas monedas de oro.
Las monedas más comunes de ver eran las de cobre, algunas veces lograbas ver de plata, en este pequeño pueblo era extremadamente extraño ver monedas de oro puro.
Doyoung miró al tigre, este le sonrió con orgullo.
— Estaban enterradas cerca de donde me hallaste, yo las enterré allí por seguridad en cuanto escuché tus pisadas a lo lejos. —explicó el castaño al ver la duda en los ojos del menor.
El conejito siguió sorprendido, ¿por qué le daba Jaehyun tanto dinero?
— ¿Por qué me das tanto dinero? —La pregunta del pelinegro confundió al mayor, miró al pequeño como si fuera muy obvio.
— Para comprar suministros por supuesto, en este pueblo debe haber un mercado, ¿cierto? —Doyoung asintió, pero en su corazón seguía asombrado, era imposible que gastaran todo este dinero en comida, a lo sumo gastarían en total una moneda y tendrían comida para todo el mes.
Jaehyun no sabía esto; le pidió al conejito que administrara el dinero con una sonrisa, estaba feliz de colaborar con las cosas del hogar.
— Vamos al mercado. —dijo el castaño con una gran sonrisa, quería comprar carne para comer sin quedar con hambre.
Doyoung lo siguió sin decir nada más mientras sostenía el dinero. En su corazón pensó con cariño, su tigre es un poco tonto.
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