Capítulo 13: El reto

Lo que sentía por Nicholas era más que innegable, las reacciones de mi cuerpo lo gritaban todo el tiempo y ya yo no quería engañarme más, me encantaba escucharlo y estar con él.

« Al fin lo aceptas » Me dice mi yo interior y siento un cosquilleo en el pecho.

Sí, creo que ya lo he aceptado.

Nicholas y yo nos separamos. Abrí los ojos y le di una gran sonrisa de boba. Él también sonrió como el grandísimo idiota que es. Me hizo sentir menos boba porque el parecía un retrasado.

—¿Por qué eres así? —pregunté frustrada. Es tan impredecible y a la vez un completo idiota.

—¿Así cómo? —preguntó juguetón.

Idiota.

No hay forma de explicar lo inexplicable.

—Olvídalo. Tu capacidad mental no llegaría a entender la mía. —Él me miro sorprendido.

—Disculpe usted, al menos mi capacidad mental no perdió parte de sus recuerdos. —bromeó. Pero eso no me pareció gracioso.

Él se dió cuenta.

—Lo siento... eso fue estúpido. —Bajó la cabeza mientras jugueteaba con sus dedos apenado. Sus disculpas me reconfortaron.

—Necesito recordar. —musité perdiendo la mirada en el blanco suelo. Nicholas puso su mano sobre la mía.

—Puedo ayudarte con eso. Pero en otro momento, ahora tienes que irte. —declaró.

—¿Por qué?

—Algo está fallando.

—¿Qué?

—¡Lena! Hazlo ya. —Me levanté sin entender nada, él se notaba nervioso, me lanzó una mirada extraña, luego miró el suelo y no se movió más.

—¿Pero qué...?

—Disculpe ¿Qué hace usted aquí? —Escuché decir a una chica detrás de mí. Mierda. No me puedo mover.

¡Piensa! ¿qué haría un experimento en la habitación de otro? 

¿Hablar? No, ¿Escuchar? No.

—Señorita. —Me volteé encontrándome con una pelirroja conocida, aunque no recordaba su nombre.

—Yo... —Piensa Lena ¿qué estás haciendo aquí? ¡Ya!—. Olvidé donde está mi habitación.

Ella me miró con compasión.

—Oh, no te preocupes, te llevaré a tu cubículo. —dijo tomándome de los hombros con cuidado. Antes de salir de la habitación de Nicholas le di una última mirada, él me miró y me guiñó.

No pude evitar sonreír.

Pero traté de disminuirla, por mi seguridad.

Mientras caminábamos buscando mi cubículo me di cuenta de que ella no sabía dónde era. Quizás esto tardaría un poco.

Y Nicholas, Él solo me estaba advirtiendo, pero ¿Por qué se puso así? ¿Qué andaba mal?

Nicholas...

Una idea me cruzo por la cabeza.

—Usted ¿Cuida de ese muchacho? —le saque tema de conversación, para romper tensión y porque me interesaba lo que fuera a responder.

—Sí, llevo unos meses cuidando de él. —respondió serenamente.

—¿Y sabe qué le paso?

—No llego hasta allá querida, solo soy una enfermera.

—Mmm.

Paramos en un lugar pero no era mi cubículo. De hecho era un lugar grande que me parecía muy conocido. Como si ya hubiera estado aquí antes.

La enfermera sacó una tarjeta de su bolsillo y la puso frente a una pantalla, en la pantalla apareció un logo y la palabra "Aceptado" la mujer me invitó a pasar, ya dentro me preguntó:

—¿Al menos sabes tu nombre?

—Sí, soy Lena. —respondí algo nerviosa.

Ella toqueteo una pantalla que había dentro del lugar, mientras yo detallé el lugar. Era bastante sencillo al igual que los cubículos, con la diferencia de que no veía camillas por ningún lado, tenía una mesa de trabajo blanca, una computadora transparente, una mesita pequeña con flores naturales, un par de muebles y un refrigerador. La miré nuevamente y al hacerlo me asusté.

—Dice llamarse Lena, pero no recuerda su número de cubículo, así que no estoy muy segura. —dijo a aquel ser de la pantalla.

—Enseguida voy a buscarla. Usaré la tarjeta para entrar. Enciérrela. —sonrió malévolamente y cortó a llamada.

La enfermera se acercó a mí y yo retrocedí un paso.

—Debo seguir órdenes, espero que entiendas. En el refrigerador hay bocadillos y ya vendrá por ti el Doctor Ruben, él te ayudará a encontrar tu cubículo. —habló más animada que antes, no parecía saber mucho de lo que ocurría aquí o quizás no le gustaba involucrarse mucho.

De todas formas, no podía dejar que me encerraran.

Corrí hacia la salida y traté de empujarla, pero ella volteó. Al parecer escuchó mis pasos.

La mujer puso sus manos en mis pechos, cosa que me desorientó el tiempo suficiente como para que ella; me empujara y saliera dejándome encerrada y tirada en el suelo. 

En espera del doctor asesino Ruben.

Prefería mil veces morir, que estar otra vez cerca de él.

Busqué con la mirada un escapé, pero no había ni un ducto de ventilación, tampoco ventanas. Desesperadamente llevé mis manos a mi cabeza desordenando un poco mi cabello. Y fue ahí cuando se me ocurrió.

Bajé mis manos y las miré pensando en la posibilidad que tenía de salir con ayuda de mi extraña habilidad.

Me acerqué a la pantalla que estaba cerca de la puerta, ya enfrente froté mis dedos para crear electricidad, cuando tuve el hilo de electricidad entre mis dedos lo acerqué a la pantalla, alejé mi cara, cerré los ojos y los pegué a la pantalla.

Pero nada pasó.

Los miré confundida y seguí intentando pegarlos a la pantalla para que la arruinara, pero de ninguna forma funcionaba.

Tal vez no pueda transferir electricidad si los tengo atados mutuamente, a no ser...

Nicholas... ¡lo que me enseñó Nicholas!

Me posicioné frente a la pantalla, respiré hondo preparándome para lo que pensaba hacer, entonces empecé.

Junté todos los dedos de mi mano derecha y los froté simultáneamente con la mano izquierda, pero mis manos estaban separadas. Podía sentirla energía en cada mano, la electricidad corría por las venas de mis brazos, el calor empezaba a llegar a mis palmas, cuando sentí que empezaba a quemar y picar, extendí las dos manos hacia la pantalla abriendo las palmas y estirando mis dedos.

Pude ver y sentir como la electricidad salió de mis dedos, hilos entre azul y blanco destruyendo todo a su paso, fue emocionante, un poco doloroso, pero fascinante.

No tuve que pegar mis manos a la pantalla. Ya estaba totalmente quemada y la puerta, algo fracturada, empezó a deslizarse hasta abrirse dándome la libertad.

Salí de la habitación, miré a un lado y no había nada, miré al otro y venían dos guardias corriendo a empujarme y Ruben trás de ellos sonriendo y aplaudiendo.

Todo sucedió en cámara lenta para mí, intenté correr pero los dos guardias llegaron y cayeron sobre mi espalda tumbándome al suelo.

Me sentía mareada y desorbitada, pero no sabía si era por los guardias o por lo que acabo de hacer, definitivamente me siento débil y agotada, como si hubiera perdido mi energía.

Recordé que fue exactamente así cómo me sentí cuando Nicholas me lo enseñó. Además, ya lo había hecho dos veces en tan poco tiempo.

—Llévenla a la Zona Central C, la necesito para unas pruebas. —dijo Ruben a los guardias, ellos me levantaron de los brazos, y me arrastraron, yo no podía levantarme, parecía una muñeca de trapo.

Ruben al verme en ese estado sonrió y acercándose a mí, dijo sonoramente:

—¿Qué te pasa Lena? Te ves mal. —hizo un gesto de preocupación fingida y luego sonrió otra vez.

La vista cada vez se me nublaba más provocándome dolor de cabeza, así que cerré los ojos.

Pero no los pude volver a abrir.



⚡ ⚡ ⚡



—Hola, soy Lena ¿Tú cómo te llamas? —Le pregunté a aquel chico rubio, aunque sabía que no solía contestar.

Él me miró cansado, en su mirada se notaba el fastidio que le provocaba mi voz, yo era muy irritante, pero, de un momento a otro, su mirada se fue abriendo al igual que su boca, lo hacía lento como si le costara; luego fue abriendo sus manos y extendiéndolas muy lento hacia mí, yo me aleje un poco, me estaba asustando, él no era así.

De repente él se acercó tan rápido, que en cuestión de nada lo tenía tomándome de los hombros, su mirada estaba frustrada y llena de preocupación, sus labios se veían secos y duros, su rostro empezó a deteriorarse y sus labios se abrieron intentando pronunciar palabras, varias veces, pero nada salía de ellos.

El miedo recorrió mi cuerpo, esto debe ser una pesadilla. Cerré los ojos.

—No lo es. —Escuché decir a una voz muy seca, era el tono más áspero y descuidado que había escuchado. Abrí los ojos de golpe.

Eso me asusto aún mas ¿podía leer mis pensamientos? ¿cómo rayos? El chico me estaba mirando con desesperación mientras poco a poco su cuerpo se borroneaba.

¿Qué está pasando?

—Lena, Soy Edan, Soy parte de ti y tu de mí, no debes olvidar quién soy. —dijo y poco a poco recuperó el tono de voz.

¿Parte de mí?

—Lena ¿Dónde estás? Dime ahora ¿Dónde estás? —preguntó desesperado, su torso y sus manos se fueron desvaneciendo, su agarre ya no estaba en mí. 

Se sintió extraño.

—En Deyecc. —respondí sin pensarlo mucho. Él puso los ojos en blanco. De él solo quedaba la cabeza y los hombros, era aterrador.

—¡Eso ya lo sé Lena! —Gritó perdiendo los estribos— ¿En qué parte est...

Se desvaneció por completo. Solté el aire que inconscientemente retuve en mis pulmones.

Pronto noté que mis alrededores empezaban a borronearse igual que el chico...

¿Cómo se llamaba?

Entré en pánico al ver mis manos, en un segundo estaban desapareciendo y al otro ya no estaban y comenzaban a desaparecer mis antebrazos, ni siquiera me di cuenta en que momento desaparecieron mis piernas

¿Qué?

¿Siquiera es creíble lo que acabo de decir?

—¡¿Qué está pasando?! —Solté un grito en el que poco a poco perdía la voz.

Pude ver como se desvanecía mi vista, lo último de mí.









⚡ ⚡ ⚡





—¡¿Qué rayos pasa?! —grité pronunciándolo todo muy rápido y despertando de golpe.

¿Qué acababa de suceder? ¿Fue un sueño? ¿Una pesadilla? ¿Una alucinación?

¿Un mensaje? 

No lo entendiendo.

Y ese chico... ¿Qué me había dicho?

—Ehmm, creo que tuviste una pesadilla. —Chillé escandalosamente del susto que me había provocado escuchar su voz, mi corazón se aceleró a mil, no sabía que él estaba aquí. Lo miré para cerciorarme de que era real. Él se reía de mí.

—Debiste ver tu cara de estúpida. —se burló. No me parecía nada gracioso.

El relamió sus labios divertido.

—Oh vamos, deberías aprovechar y reírte conmigo, quién sabe, quizás sea la última vez que te rías Lena. —dijo entre risas. 

Ok, ahora es menos gracioso que antes.

El doctor Ruben parecía un total y completo cretino, en todos los sentidos de la palabra. No le importaba en lo absoluto mi bienestar, no debería hacerse llamar doctor.

—Vale, si no quieres reír, no hay lío. Ya me doy cuenta que te dejas regir por los sentimientos, grave error, Lena. —Negó con la cabeza, haciendo una mueca; frunciendo sus labios de lado.

Yo solo lo miraba, con mucha rabia.

Por qué no entendía sus acciones. Y nunca lo iba a hacer.

—Nunca debes mostrar tus debilidades a nadie, mucho menos a las personas que amas, esas personas son las primeras en traicionarte. —aseguró levantando su dedo índice a modo de enseñanza.

¿Me estaba dando un consejo?

Lo seguí mirando con recelo. El quitó la mirada y chasqueó la lengua con fastidio.

—Qué pesada eres con esa mirada de idiota, de verdad no la aguanto, inyéctenla ahora, ¡ahora! —ordenó a alguien detrás de mí, volteé la mirada rápidamente en esa dirección, pero mi cara volvió a su lugar debido a una mano muy fuerte. Luego sentí un pinchazo, seguido del entierro de algo filoso en la sien izquierda, quedé en shock, el dolor que sentía en mi cráneo era insoportable, arrugué la cara por inercia, quería disminuirlo, pero era inútil.

Pude sentir como el objeto filoso salió de mi sien, dejando un horrible pitido en mi cabeza. No me di cuenta en que momento cerré los ojos.

Escuché al doctor hablando con la persona que me había hecho esto, pero no entendí entender absolutamente nada de lo que decían.

Abrí los ojos y la luz me cegó. Todo estaba borroso, mi cabeza dolía, el pitido no se iba, solo intensificaba su ruido y el ruido de todo a mi alrededor. 

Escuchaba el caer de una gota, en alguna parte, cómo si la gota fuera gigante y yo microscópica.

Entre lo borroso una sombra se fue esclareciendo un poco.

El rostro sonriente de Ruben, enfocaba y luego desenfocaba, y no paraba.

Lo último que escuché de él fue tremendamente irritante y no solo por el dolor, no solo por la bulla...

—Qué débil te ves, espero que mejores para las pruebas, no quiero tomar estas medidas de nuevo ¿ok? —rió malévolamente y se despidió agitando la mano.

Mi mente se apagó.





⚡ ⚡ ⚡

Desperté y todo me daba vueltas, no podía reconocer nada, me costaba ver a mí alrededor.

Intenté levantarme pero mis piernas temblaron y caí de rodillas en el suelo ¿Negro?

En Deyecc todo es blanco...

O tal vez, no todo.

Ahora... ¿dónde estoy?

La cabeza seguía doliéndome, no tanto como antes.

El pitido insoportable no estaba, eso era un alivio.

Una vez más, intenté levantarme, y esta vez logré estabilizarme un tiempo más y volví a caer.

¿Por qué estaban tan débiles mis piernas? ¿Qué me había hecho ese desgraciado?

—Vamos Lena, no quiero ponerte otra dosis, muévete. —Escuché una voz en mis alrededores, parecía venir de todos lados.

Rápidamente intenté volver a levantarme y esta vez me estabilicé por más tiempo. Mi vista mejoró y le di un vistazo a mis alrededores.

Quedé boquiabierta.

Estaba encerrada en un cubo negro. Cuatro paredes, el suelo y un techo de un material que no fui capaz de reconocer.

Un destello azul recorrió el techo y con mis ojos seguí su dirección, detrás de ese destello todo se volvía transparente. El destello se amplió hasta las paredes y fue ahí donde pude ver otra vez a mi mayor dolor de cabeza.

—Ruben. —Dije en voz alta. Él sonrió.

—El mismo ¿me habías olvidado?, eso es normal aquí... —preguntó con tiranía. Su sonrisa no dejaba de crecer y se veía cada vez más escalofriante.

Habían varios científicos con bata blanca alrededor de él y caminando alrededor del cubo gigante, en el que me encontraba encerrada. Entre ellos pude ver a la doctora Hayley, ella me miraba preocupada, pero intentaba mostrarse serena y enfocada en su trabajo detrás de una pantalla.

No la miré por mucho tiempo para no perjudicarla. En vez de eso, dirigí mi atención al ser frente a mí, que seguía sonriendo como desquiciado.

—¡Es hora de empezar!, por favor, los de tercer nivel, ¡retírense! —Varios científicos empezaron a movilizarse a la salida y los que quedaron siguieron en lo suyo—. Esto se pondrá feo.

¿Qué estaba planeando?

Cuando ya todos habían salido, cerraron las puertas con seguro, todas las pantallas tenían un candado rojo y la palabra "peligro" lo demás no lo pude leer, eran letras muy pequeñas.

—Te preguntarás qué haces allí encerrada. Pues, no soy de los que alargan las palabras, soy rápido, tú vas a mostrarme lo que sabes hacer y no vas a negarte y a comenzar a decir "no sé hacerlo" porque has explotado dos de mis pantallas sin ningún tipo de ayuda y honestamente, me impresiona, pero quiero ver cómo lo haces, así que ¡muéstrame! —pidió extendiendo los brazos y sonriendo como un verdadero maníaco.

Lo pensé unos segundos, no puedo decirle que no sé, no puedo decirle que no, no puedo hacerlo ¿O sí? 

No, no puedo hacerlo sin saber qué es lo que tiene en mente... Yo...

Yo...

¡Tengo una idea!

—¿Y qué gano yo con mostrarte mis habilidades? —pregunté intentando alargar la conversación. Su sonrisa decayó, pero no por completo, más bien, se había tornado de malévola a divertida.

—¿Qué ganas tú? —La burla se notaba en su tono de voz—. Pues, déjame pensar... ¡Oh sí! Tú miserable y única vida, puede ser. A menos que no la quieras... —respondió sarcástico. Él no parece querer negociar.

—¿No quieres hacer esto más divertido? —su sonrisa volvió a crecer.

—¿Y cómo planeas divertirme? —miré a la doctora Hayley, estaba muy nerviosa.

En un momento en el que Ruben no me miraba, le guiñé el ojo rápidamente en señal de que lo tenía todo controlado. 

O bueno, casi.

Pensé en alguna idea que le pareciera a ese destornillado y fuera de mi conveniencia.

—Pues... —Lo miré— Rétame.

Los presentes gimotearon indignados, susurraron un par de cosas e insultos hacia mí.

—Rétame y si cumplo con tus expectativas dejarás que todos los que quieran salgan de aquí, nadie será tu propiedad, ni siquiera yo. —emití con seguridad. Me empezaba a sentir fuerte, él no se podía negar y si lo hacía...

—Olvídalo niñita. —respondió sin ánimos, parecía aburrido—. Se acabó el cha cha cha, comencé...

—¿Qué pasa doctor Ruben? ¿Se acobardó? —cuestioné retándolo con la mirada, él me lanzó una mirada aterradora.

Los presentes comenzaron a susurrar y a indignarse otra vez, patéticos.

—¿Enmudeció? ¿O es que tiene miedo de esta niñita? —Las indignaciones y quejas aumentaron con lo que acababa de decir, por primera vez yo le sonreí a Ruben y él parecía estar perdiendo el control, pero de repente me sonrió.

—¡Cállense! ¡Ya basta! ¡Esto son las pruebas no un circo! ¡Ruidosos! —gritó Ruben y de inmediato se hizo el silencio en la sala, estaba asustada pero no iba a demostrárselo.

Él se acomodó la bata, volvió a sonreír y mirándome directamente a los ojos, me retó:

—Usa tus grandes habilidades Lenita —extendió las manos señalando sus alrededores y las empuñó—. Y destruye todo Deyecc.

Me paralicé.

Mi seguridad, cayó en picada.

Y el miedo volvió a tomarme de rehén.

Ahora, debo pensar en cómo cumplir eso.

¿Lo haré?

¿En qué estaba pensando?

—Te reto. —culminó sonriente.

¿En qué diablos me había metido?





















______

Señoraj y señorej, ya nos acercamos a los capítulos en los que la tensión va a estar pero en el techo.

Jajajaja ¿Cómo están? espero que bien.

¿Qué opinan de Ruben? ¿Les gustó esta cap?

¿Qué creen que vaya a pasar?

Voy a dejar x aquí abajo mis redes, y les cuento que recientemente ¡me creé un tiktok para mis historias! Se los dejaré también abajito.

Y de paso, pronto haré un banner xd

Instagram: unicornblue7   /   Tiktok: unicornblue7_

pd: les dejo el link aquí de un vídeo que hice de rubensitu papi churri, espero les guste tanto cómo a mí:

No pude subirlo como vídeo, x eso puse link, sad.

https://www.tiktok.com/@unicornblue7_/video/6940207490910964997?lang=es&is_copy_url=1&is_from_webapp=v2

noj vemoj, los tkm💞



— J A N 🦄

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