07

Namjoon sintió tensarse el hilo en su dedo, para después brillar un poco más rojo de lo normal. Nunca había visto algo así antes. En sus años de observación sobre su extraña habilidad, jamás había visto que el hilo de alguien más cambiara de tonalidad o que ésta se hiciera más brillantes. Entonces, ¿por qué ahora? Por qué ahora, que el cuerpo pequeño y cálido de Jimin por fin había encontrado su lugar bajo su brazo. Por qué ahora, que podía sentir lo correcto que era estar juntos. Lo natural que se sentía estar de esa forma. Como dos piezas de rompecabezas que por fin encuentran su lugar en el mundo y forman un todo más grande y más hermoso.


Namjoon no podía negar por más tiempo que su otra mitad era Jimin. No cuando sentía la atracción jalar de él con más fuerza cada vez que estaban juntos. No cuando sentía su corazón saltarse un latido cuando le sonreía con esa preciosa sonrisa de medias lunas. Con esa sonrisa que le abultaba las adorables mejillas y lo hacía verse incluso más joven, más hermoso. No cuando sentía las extra necesidad de estar cerca de él, de tocarlo, de abrazarlo... De quererlo.


No entendía como podía sentir todo eso y al mismo tiempo, su tonta cabeza pensar que estaba mal. Qué estaba haciendo algo mal. Que era incorrecto porque amaba a Yareli. Que era incorrecto porque Jimin también era un hombre. Que era incorrecto porque seguramente serían repudiados por la sociedad.


Pero... ¿Cómo algo que es incorrecto se siente tan bien? ¿Cómo algo que no debería ser, es? Porque sin lugar a dudas, por mucho que le gritara su cabeza que no era correcto, su corazón y el hilo atado a su dedo, le confirmaban una y otra vez que en efecto, no era correcto, era perfecto.


El hilo volvió a tensarse y a brillar en un rojo escarlata, con un halo casi neón. Era extraño, pero tal vez hubiese sido menos extraño si le hubiese puesto un poco más de atención a las intenciones de Jimin, quien rápidamente se apoderó de su regazo en un movimiento fluido y natural. Colocándose a horcajadas sobre él, con una sonrisa coqueta.


--Ups, creo que la sutileza está sobre valorada, Namjoonie.


Namjoon no pudo ocultar su cara de sorpresa. Esta otra cara de Jimin era... Interesante. Muy distinta al chico tímido, dulce y sonrojado que había conocido hasta ahora. Parecía un hermoso ángel caído, ahí sobre su regazo, con esa sonrisa sexy, los ojos brillantes con intenciones menos puras y los generosos muslos expuestos a su disposición.


Involuntariamente, sus manos encontraron su camino hacia la diminuta y delicada cintura de Jimin. ¿Cómo era que un hombre tenía un cuerpo tan curvilíneo y femenino y al mismo tiempo no lo era? Había una dualidad en él que sentían que lo absorbía completamente. Que lo atrapada en su pequeña y tentadora telaraña y no lo dejaba escapar por mucho que lo intentara. Sus manos amasaron la suave carne bajo sus dedos y se colaron por debajo de la camisa, tocando la piel caliente.


Los ojos de Jimin se oscureciero por el deseo y antes de tener tiempo a reaccionar, los labios del chico estaban sobre los suyos, firmes, suaves y esponjosos, buscando un camino para frotarse más cerca. El cerebro de Namjoon gritaba que lo detuviera, que parara en ese momento todo, que no era correcto hacer eso con un chico. Pero su cuerpo, que tenía otras ideas, acercó más el cuerpo de Jimin sobre el suyo y abrió la boca, buscando la ansiosa lengua del rubio, chupandola dentro de su boca para fundirse en una batalla húmeda y sensual. Sus manos, totalmente por su cuenta, se escurrieron por el cuerpo contrario como serpientes. Una acariciando hacia arriba, por el firme torso de Jimin, y la otra hacia abajo, introduciéndose en el pantalón corto del rubio, tomando posesión de la generosa nalga derecha, tocando y apretando, sintiendo el exceso de carne en sus dedos, sin poder atraparla toda.


Jimin gimió una súplica en su boca y comenzó a frotarse sobre él de forma circular, lenta y sensualmente. Namjoon sentía la mente embotada. Respondía a las necesidades físicas de Jimin con tanta fiereza, que se desconocía a sí mismo. Eventualmente la voz en su cabeza que le gritaba que era incorrecto, fue amordazada por los hilos del deseo. Sometida, callada y arrojada al fondo de su memoria.


No importaba dónde tocara a Jimin, o dónde le tocara el rubio a él, no era suficiente. Nada era suficiente. Se sentía frenético, hambriento de más, cada vez más del otro. Su mano, la que acariciaba el torso de Jimin, se escurrió haci el frente, tomando entre su índice y pulgar el pequeño y duro pezón, girándolo y estirándolo a su antojo.


Jimin liberó la boca de la contraria y, hechando la cabeza hacia atrás, gimió con fuerza. El sudor ya perlaba la frente de ambos chicos, haciendo su piel resbaladiza. Namjoon aprovechó esa interrupción para apoderarse del suave y tentador cuello con su boca. Besando, mordiendo y succionando la sensible piel, haciendo temblar más al chico entre sus brazos, haciéndolo gemir más alto con esa hermosa voz.


Jimin se apartó de él, interrumpiendo a Namjoon de hacer ese camino de marcas rojas y púrpuras que se estaban formando sobre la delicada piel. En un movimiento rápido, el rubio se sacó la camisa, dejando su torso al descubierto para Namjoon, quien lo veía como la persona más hermosa que había visto en su vida.


Para Namjoon, Jimin se veía hermoso así. Con la respiración agitada, la piel perlada de sudor, el cabello revuelto, los labios hinchados y en su cuerpo preciosas marcas de posesión. Se veía tan hermoso y tan suyo, que el pensamiento mismo lo asustó. El hilo que los unía se sentía caliente y brillaba de un rojo cada vez más intenso y hermoso. Solo entonces, Namjoon se dió cuenta que el hilo reaccionaba al deseo que ambos sentían. Había reaccionado por Jimin al principio, pero ahora era por ambos. Como si el deseo que sentía uno, empujara al otro para luego alimentarse del deseo de ambos y construir algo más grande y sensual.


Jimin le sonrió, pero no de forma sensual o sexual. Fue una sonrisa tierna y serena, una sonrisa de absoluta confianza que hizo a Namjoon sentirse cálido por dentro. Se sentía como si esa sonrisa desvaneciera todas las inseguridades del moreno. Como si en lugar de amordazar la voz en su cabeza, la erradicara por completo. Por esa razón, Namjoon le sonrió también, atrayendo con más suavidad el cuerpo de Jimin hacia el suyo, rozando con dulzura la pequeña nariz del contrario, haciéndolo reír de deleite, para después besar esos preciosos labios con lentitud, con cariño, no tan ansiosamente como antes.


Namjoon no se dió cuenta entonces, pero su hilo, que lo conectaba con Jimin, se tornó de color rosa, mientras ellos estaban distraídos dándose pequeños besos juguetones aquí y allá antes de atraparse mutuamente en un beso profundo, muy diferente al primero que se habían dado, donde todo era lujuria desenfrenada, el chasquidos de sus bocas al chocar y sus respiraciones agitadas. Ahora era suave, lento y amoroso. Un beso donde sus bocas se reconocían como la pieza faltante de la otra, con las respiraciones al compás de la contraria y el deseo de ser uno más marcado, más elemental.


--Jimin...


Suspiró Namjoon en los labios del otro, introduciendo su segunda mano dentro del pantalón corto de Jimin, quien le dió la bienvenida con un gemido. Jimin se separó una vez más, solo para quitarle a Namjoon la camisa roja, dejándolos piel contra piel de la cintura para arriba y rápidamente se fundió en otro beso. Las manos de Namjoon tomaron firmemente ambas nalgas y empujaron las caderas de Jimin con más firmeza sobre su prominente erección, rozandolas ambas, estimulando sus cuerpos con lentitud.


--N-Nam... Ah... Y-yo-


El irritante sonido del celular de Namjoon llenó la habitación, sorprendiendolos a ambos, que se quedaron estáticos en sus lugares por un segundo, rompiendo la burbuja sensual que los envolvía. Namjoon sacó lentamente las manos del pantalón de Jimin, casi con renuencia, para tomar su celular. El moreno sintió a Jimin tensarse sobre su cuerpo y con un suspiro fastidiado, levantarse de su regazo, para rápidamente cruzar la sala e ingresar a su habitación, cerrando la puerta con fuerza.


No entendía que había puesto al rubio tan molesto. Tal vez la interrupción lo había puesto de mal humor. Él también se sentía frustrado, con su dura erección latiendo y doliendo atrapada dentro de sus pantalones. La pantalla de su celular brillaba todavía con el nombre de Yareli y en el último timbre contestó, respirando profundamente.


--¿Hola?


Namjoon hizo una mueca, al escuchar su propia voz tan profunda, más de lo normal, y se aclaró la garganta con discreción. Con su mano izquierda, presionó su erección un poco, tomando respiraciones lentas, para bajar la prueba de su deseo por compañero de apartamento. Para ser honesto, por primera vez, Namjoon encontró las llamadas de Yareli molestas. Y por primera vez también, vió un halo oscuro rodear el hilo atado a su dedo. ¿Por qué era que cambiaba tanto su hilo ahora? ¿Qué significaban esos cambios?


--¡Joonie! ¿A que no sabes lo que pasó? ¡Yoongi me invitó a salir! Estoy tan nerviosa, ¿qué debería hacer? ¿Le digo que sí?


Namjoon suspiró, pasando una mano por su cabello húmedo. No quería saber todas estas cosas, sentía todavía su corazón punzar de dolor de saber que Yareli lentamente estaba encontrando su lugar al lado de su pareja destinada. Su erección había bajado completamente ahora, pero ahora se sentía mal por dos razones completamente distintas.


Por un lado estaba Yareli, el amor de su vida, un amor unilateral, que lentamente lo estaba haciendo a un lado por alguien más. Y por otro lado estaba Jimin, quien sabía que era su pareja destinada, la persona que encajaría con él, en todas las formas posibles. Que estaba destinada a ser su complemento perfecto, pero alguien a quien no conocía del todo, todavía.


Sentía ése cariño, esa fuerte atracción hacia Jimin, que lentamente iba creciendo con la convivencia mutua. Y al mismo tiempo sentía ese añejo amor por Yareli. Ese amor que había sentido por tantos años y que le dolía soltar.


--Namjoon, ¿estás ahí?

--Sí, aquí estoy.


--Entonces, ¿Crees que debería aceptar? Sé que no lo conozco mucho pero algo dentro de mí me dice que es correcto. Lo siento tan familiar que da miedo. Estoy siendo tonta, ya lo sé. Pero de verdad, siento como si lo hubiese conocido toda mi vida que...


Namjoon sintió como si su corazón se estrujara un poco ante las palabras. Él también había sentido lo mismo con Jimin. Esa pertenecia aterradora. Como si todo encajara en su lugar solo por hablar con esa persona. Asustaba lo mucho que quería soltar el amor por Yareli para entregarle su todo a Jimin, aun sin conocerlo. Asustaba mucho saber que alguien más tenía tanto impacto sobre sus emociones y su corazón. Y al escuchar a Yareli, se preguntó si Jimin estaba sintiéndose tan asustado como él, por todos esos sentimientos tan nuevos y tan extraños.


Le dolía soltar el amor que le tenía a Yareli, pero tal vez era lo mejor. Ella había encontrado esa persona perfecta para ella y él mismo había encontrado su mitad perfecta también. ¿Por qué seguir haciéndose daño por algo que nunca sería? A la larga, solo confundiría más sus sentimientos, los de Yareli y lastimaría a Jimin.


--Creo que deberías aceptar a Yoongi. Quiero decir, la invitación de Yoongi.


Le interrumpió Namjoon, mirando una vez más su hilo, encontrándolo un poco más oscuro ahora. El negro tragando un poco más del hermoso color rojo. La conversación con Yareli terminó unos minutos más tarde, con su mejor amiga feliz y con un doloroso peso menos en su corazón. Se sentía un poco vacío, pero se sentía bien, porque sabía que ese vacío pronto lo llenaría Jimin con su cálida personalidad.


Namjoon se levantó con una sonrisa del sillón, apagó la muy olvidada televisión y dió un paso en dirección de la habitación de Jimin y se detuvo antes de llegar a su puerta. Tal vez era mejor darle su espacio. Si el color que cubría su hilo en ese momento era una indicación de los sentimientos de Jimin, lo mejor era dejar que se calmara primero, para después hablar con él.
Todavía no sabía que le diría, pero algo se le ocurriría.


Todo estaría bien ahora.





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