02
Dedicado a Yarelinus
Namjoon escuchó la puerta de su habitación abrirse sin ser llamada con antelación y a una peli-negra menudita entrar a la habitación como ya era costumbre de ella desde que eran muy jóvenes.
La mirada de Namjoon se dirigió al dedo anular izquierdo de la menor, encontrandolo todavía vacío aún después de cinco años. Y es que a sus veinte, Namjoon había aprendido muchas cosas de su "habilidad especial", como él la nombraba para sí mismo, porque no, no se lo había dicho a nadie, ni siquiera a Yareli aun que muchas veces estuvo tentado a hacerlo, siempre desistiendo al imaginarse cientos de escenarios negativos donde ella lo rechazaba por raro. Esos cinco años le habían enseñado muchas cosas sobre el hilo rojo y la falta del mismo en su dedo.
La primera, era que podía ver el hilo rojo de las personas que ya estaban conectadas, esas que habían encontrado su otra mitad como su mamá con su papá y como muchas otras parejas a su alrededor, sin importar si estas estaban casadas o no. La segunda, que no todos poseían un hilo rojo, como él mismo y como Yareli, pero eso no significaba que no estuvieran unidos a alguien por el destino. Y la tercera, que el hilo rojo solo aparecía en el momento adecuado, justo antes de conocer a esa persona especial en tu vida. Solo entonces el hilo se hacía visible, dando comienzo a esa unión astral y poderosa de la cual no había escapatoria.
Namjoon sabía ahora que él no estaba destinado a su mejor amiga y eso dolía como el demonio, pero no por eso la quería menos. No por eso dejaba de sentir lo que sentía hacia ella. Nada de eso había sido un impedimento para seguir amandola en secreto, incluso si en algún momento alguien más estaría con ella. Namjoon solo esperaba que esa persona se tardase en aparecer, así podría disfrutar y sufrir de su amor unilateral un poco más.
-¿Namie, estás listo? Si no te apresuras llegaremos tarde a tu Universidad.
La sonrisa en los labios de la peli-negra solo agitaba y contraía el corazón de Namjoon ante lo que estaba por pasar, haciendo que se deprimiera incluso más. Estaba por separarse de su mejor amiga por primera vez en ocho años. Era intolerable. ¿Qué si en ese año que no se verían tan frecuentemente ella encontraba a su otra mitad? ¿Qué si su amistad se enfriaba y lentamente se distanciaban? Ambas eran posibilidades muy reales. Le pasaba a montones de personas al rededor del mundo cada día y la sola idea estaba volviendo loco a Namjoon, haciéndolo pensar de más durante las noches, acortando sus horas de sueño hasta el punto en el que respirar durante el día era una tarea agotadora.
-Sí, sí, Yare. Ya voy.
Namjoon le regresó la sonrisa solo para no preocupar a su amiga y se levantó de la cama con pesar. Cada movimiento lento y deliberado, agotando rápidamente la paciencia de la menor.
-Ajá ¿y como para cuándo? A este ritmo vamos a llegar cuando yo me tenga que mudar ahí también.
Se quejó con un puchero adorable y frunció el seño, colocando una mano a cada lado de la cadera en un gesto claro de molestia. Luego de un minuto más en el cuál Namjoon no se había levantado de la cama del todo, cruzó los brazos a la altura del pecho, golpeteando con impaciencia su brazo izquierdo con el dedo índice derecho, un suspiro frustrado escapando de sus labios al tiempo que cambiaba de posición y se pasaba una mano por el largo y sedoso cabello.
-No es mala idea. Deja me acuesto a esperar otra vez.
Dijo acostándose otra vez en la cama, logrando que Yareli se acercase a la misma con su cara hecha una mueca de frustración y de un tirón en la mano, Namjoon la tenía recostada sobre uno de sus brazos, haciéndola gritar en el proceso.
-¡Eres un idiota!
Le gritó la peli-negra mientras golpeaba ligeramente el pecho de Namjoon con sus pequeños puños. Haciéndolo reír y haciendo reír a Yareli a su vez, que negó divertida ante los juegos infantiles de su mejor amigo.
Namjoon y Yareli llegaron a la Universidad Estatal de Seúl a tiempo para el aburrido recorrido que daba algún decano por las instalaciones mientras explicaba cosas que no le interesaban a ninguno de los dos y que ciertamente, olvidaban incluso antes de que terminara de explicarlas. Una hora más tarde, ambos eran libres de recorrer las instalaciones con libertad antes de que Namjoon tuviese que ir a su nuevo dormitorio compartido en el ala C del edificio de estudiantes.
-Dígame señor Kim, ¿cómo se siente ser un joven universitario? ¿Está listo para conquistar a todas esas lindas chicas coreanas?
Preguntó Yareli fingiendo que su puño era un micrófono y ella una entrevistadora de una revista famosa, haciendo reír un poco al mayor hasta que su cerebro procesó la última pregunta, haciendo que su risa terminara siendo un poco incómoda hacia el final.
-¿Cree que podrá con la carrera de Literatura?
Namjoon sonrió más genuinamente ésta vez. Siempre había querido estudiar eso y ahora podía cumplir su sueño de toda la vida. Namjoon se ajustó sobre el hombro la mochila que había cargado durante todo el recorrido y hablando a la mano hecha puño de que le tendía Yareli, respondió.
-Esa carrera está en bolsa. No hay duda de que saldré adelante.
Yareli le sonrió orgullosa. Namjoon sabía que tenía el inquebrantable apoyo de la peli-negra y que ella lo apoyaría en cada paso como había estado haciendo durante los últimos ocho años. Desde el principio cuando ni siquiera podían entenderse el uno al otro hasta ese momento de despedida.
-Vamos a instalarte en tu dormitorio. Seré buena amiga y te ayudaré a desempacar.
Le indicó la peli-negra con una sonrisa, caminando otra vez hasta el auto de Namjoon estacionado convenientemente frente al dormitorio del mayor, donde dos maletas aguardaban por ellos. Una vez descargadas las maletas y que cada uno arrastraba una, ambos se dirigieron al gran edificio de concreto pintado de un tenue azul donde una placa enorme de metal indicaba que era el dormitorio C.
-¿Ya sabes quien es tu compañero de habitación?
Preguntó Yareli antes de entrar por la puerta. En el momento en el que Namjoon iba responder lo vió, cortando no sólo el inicio de sus palabras, sino también su voz. El hilo rojo se tejió firmemente sobre el dedo anular izquierdo de Yareli, indicando que su otra mitad estaba por ser encontrada. Namjoon siguió con la mirada el hilo que se extendía por el dedo de su amiga, el suelo y se perdía por el pasillo derecho a ellos. Un nudo se formó en la garganta de Namjoon y su corazón se estrujo de dolor al ver todo en cámara lenta frente a sus ojos sin ser capaz de ponerle pausa a la situación.
Un bajito peli-plata de piel pálida se estrelló de lleno contra su mejor amiga al girar corriendo por el pasillo derecho por el cual Namjoon había visto al hilo perderse. Ambos calleron al suelo envueltos en una maraña de brazos y piernas y claro, convenientemente y totalmente cliché, el chico terminó sobre su mejor amiga, ambos gruñendo de dolor por el impacto.
Y como si Namjoon estuviese viendo una maldita película romántica en la vida real, ambos levantaron la mirada al mismo tiempo y se observaron a los ojos del contrario por lo que Namjoon pensó que era una eternidad antes de ver a su mejor amiga sonreírle al pálido desconocido que le devolvió la sonrisa con otra de encías rositas.
Con el corazón destrozado y no pudiendo soportarlo más, Namjoon tomó ambas maletas y se alejó del lugar, llamando al ascensor que se abrió en automático con el característico sonido de una campanilla y presionó el botón número cuatro, para después presionar el botón de cerrar puertas.
Namjoon sintió una caliente lágrima resbalar por su mejilla y se rascó el dedo anular con molestia. Namjoon se sentía estúpido por llorar por algo que ya sabía que pasaría, pero eso no evitaba que el dolor de su corazón se derramase en forma de lágrimas salada, mientras trataba de apartarlas de sus mejillas con el dorso de las manos.
El escozor volvió a su mano izquierda y Namjoon sintió un ligero tirón en el momento en el que las puertas del ascensor se abrieron. Confundido, Namjoon posó su mirada sobre su mano izquierda, encontrando un hilo rojo firmemente tejido en su dedo anular izquierdo, haciendo que sus ojos se abrieran al límite en sorpresa y en reconocimiento de su nueva situación.
El hilo rojo brillante se extendía por todo el pasillo hasta adentrarse por debajo de una puerta a uno de los dormitorios en ese piso. Namjoon caminó lentamente, arrastrando ambas maletas a cada paso y se detuvo donde su hilo rojo se perdía bajo la puerta. Una risa sarcástica salió de lo profundo de su pecho, sonando rota y desesperada al final.
-No es cierto, ¿Cuál es la probabilidad de que ésto realmente esté pasando?
Se preguntó sarcásticamente en voz alta, sacando la tarjeta de acceso del bolsillo trasero de sus pantalones de mezclilla deslavado y colocándola sobre el sensor en la puerta, que con un sonido de seguros abriéndose y una pequeña luz verde, le indicó a Namjoon que podía pasar. Al abrir la puerta una melena rubia de espaldas le dió la bienvenida. La voz armónica y suave iba de acuerdo con el cuerpo menudito del chico frente a él. El chico al cual su hilo se conectaba.
Un hombre.
Namjoon se quedó estático en la puerta ante el descubrimiento. Su hilo no estaba conectado a nada más y nada menos que otro hombre. No es que él fuese homófobo, de ninguna forma, pero se consideraba cien por ciento heterosexual. Y el hecho de que el destino decidiera unirlo a un hombre le parecía no sólo una broma pesada, sino una burla en toda la extensión de la palabra. Entonces el rubio se dió la vuelta sobre sus talones, revelando un rostro angelical que encajaba perfecto con su voz y su apariencia de hada del bosque, que le sonreía desde la distancia, convirtiendo sus almendrados ojos en dos medias lunas perfectas.
-Hola compañero, me llamo Park Jimin. Un gusto conocerte. Espero nos podamos hacer amigos.
Mi impaciencia se está burlando de mi bien feo.
Me dice: ¡y dijiste que lo ibas a publicar en Diciembre!
😢😢😢😢😢😢😢😢
Gracias Sweet_KS por la preciosa portada ❤
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