CAPITULO 6
-En multimedia:Mandy-
—¿En qué te puedo ayudar? —me dice una chica joven en recepción.
—Busco a Víctor y Lucas Montero. Quiero verlos.
—Ahora mismo no pueden atenderte, necesitas una cita y tendrá que ser para la semana que viene. Tenemos el hotel completo y mucha faena para atenderte.
—Bueno, es que no es por negocios — intento explicarle — Víctor me dijo que me pasara a buscarle cuando quisiera.
—Que te hayas acostado con él, no significa que puedas venir cada vez que quieras... Ahora no puede atenderte. — Vaya que directa es esta chica. Y que maleducada. ¿Qué derecho tendrá para hablar así de su jefe?
—Eh, creo que te equivocas. No me he acostado con Víctor, y no entra en mis planes. — me está cabreando — dile por favor que Amanda López ha venido a buscarle. Él sabrá porque.
—¿Eres Mandy?
—Si... Pero tranquila que ya me voy. — Me giro cabreada a la salida. Cuando oigo su masculina voz llamarme.
—Mandy espera, no te vayas. —Viene corriendo hacia mí y me coge de los hombros— A ti siempre podemos atenderte, tranquila.
—Bueno pues dile a tu "recepcionista" —se lo digo con retintín — que no me he acostado contigo para poder tener ese derecho. —me cruzo de brazos y veo como sonríe pícaramente.
—Lo siento, Mandy. Soy Sarah, su hermana —me dice la recepcionista, veo pena en su rostro— no te había reconocido. No te ofendas por favor.
—Solucionado el malentendido, vamos a la cocina. Lucas no se esperará verte. — Posa una mano en la parte baja de mi espalda, empujando hacia delante, me guía por el pasillo. Retira su mano de mi espalda y bajamos unas pocas escaleras.
—Me alegro de verte Mandy, te echábamos de menos. —Empuja las puertas de madera y entramos en una enorme cocina —Como verás, vamos un poco ajetreados. ¡Lucas!
Lo llama, esta de lleno en los fogones removiendo la comida.Levanta la cabeza, me ve y se le forma una alegre sonrisa. Viene hacia mí y me alza dándome giros en el aire. Río alegremente, echaba de menos esto.
—Mandy, que alegría verte.
Me deja en el suelo y me da un fuerte abrazo y dos besos. Veo a Víctor que alza sus cejas burlonamente.
—Oye, que yo no he tenido ese privilegio aún.
Y de repente me encuentro rodeada de otros brazos, que se sienten más calientes. Y más agradables y reconfortables.
—Te he echado de menos — me susurra al oído. Un escalofrío recorre mi cuerpo. Me separo bruscamente, aunque sigue cogiéndome de la cintura y me da dos besos sonoros en las mejillas. Sonríe pícaramente y me suelta. Lo ha hecho aposta.
—Yo también os he echado de menos — Sonrío amablemente — Me alegro de veros.
—Ven, vamos a hablar de tus obras en la casa.
—Quédate a cenar con nosotros —dice de repente Lucas — No hay derecho, ahora te vas con el más guapo y yo no he tenido tiempo de charlar contigo. Quédate...
—Vale, pero sólo si lo has hecho tú.
—Todo lo de aquí, está hecho por mí. Te vas a chupar los dedos Mandy. Ya verás.
Víctor me coge del brazo y salimos de la cocina. Entramos en un gran despacho. Creo es el suyo, es muy elegante y serio.
—Siéntate. Este es mi despacho. ¿Quieres tomar algo? ¿Una copa?
—Vale, lo que tú quieras.
Intento acomodarme mejor en el sofá, espero que no se siente a mi lado. Su presencia me pone nerviosa. Bueno hemos venido aquí por negocios, no va a ligar conmigo. Esta tomándome el pelo, como lo ha hecho siempre.
—Toma. —Me da una copa y se sienta a mi lado. Joder. Estamos muy cerca —me alegro de verte, espero que estés mucho tiempo por aquí.
—De momento un año, quiero que me construyan un porche en la parte de atrás. Y me ayuden a tirar los muebles, pintar y montar todo lo nuevo.
—¿Qué te parece si después de cenar te acompaño a casa? Así veo la obra que quieres realizar y mañana te mandaré al más apropiado.
—Pero estas trabajando, no quiero molestar.
—Soy el jefe, Mandy. Tenemos empleados de sobra. No te preocupes.
—Vale. —Tomo un sorbo a mi bebida. Es Martini. Siento como el calor de la bebida recorre mi garganta. Estamos aquí hablando de las obras, así que no tengo el porqué preocuparme. Aun no me ha hecho ninguna pregunta personal.
— ¿Qué planes tienes para después de ese año, Mandy? —Bebe un trago de su copa.
—Vender la casa y volver a irme a la ciudad.
—¿Acaso tienes pareja Mandy? ¿Algún novio esperando tu vuelta? —Casi me atraganto dando otro sorbo al Martini.
—No.
—¿Y eso? Con lo preciosa que tú eres.... —me coge un mechón del pelo y me lo pone detrás de la oreja. Me está mirando fijamente.
—Lo tuve, pero no funcionó. —El sonríe, sabe que me estoy poniendo nerviosa — Bueno estoy aquí para hablar de las obras. Así que hablemos de eso.
—Te has vuelto amargada...
—¡Pero qué dices!
—No eres la Mandy de hace 10 años.
—Y tú no has cambiado nada... —Digo por lo bajo, el ríe fuertemente.
—Claro que si he cambiado. Soy más guapo, más alto, más sexy, más rico....
—No, definitivamente sigues siendo el mismo creído de siempre. —Sonrío
—Y tú la misma Mandy de siempre, estás preciosa.
Me mira fijamente. Sus ojos azules me tienen hipnotizada. En ese momento tocan la puerta y entra Lucas.
— Vamos a cenar. Víctor ya hemos servido la cena y los camareros lo tienen todo controlado. Venga que he preparado la mesa.
Víctor se levanta y me tiende la mano para irnos.
—Vamos.
Volvemos a la cocina. En un rincón hay una mesa, nos sentamos y Lucas nos sirve pollo asado al horno con patatas. Tiene una pinta exquisita. Cenamos entre risas y cachondeo. Les explico lo de la clausula de la herencia y mi motivo por el cual solo me quedo un año.
—¿Y por qué no te quedas a vivir aquí para siempre? —dice Lucas —Vuelve con nosotros. Vuelve con el club de la muzzarella. No vendas la casa. Quédatela después de la reforma.
—No puedo Lucas. Aquí no me ata nada. — Lucas hace como si le hubieran dado una puñalada al corazón lo que me hace reír mucho. Víctor tan solo observa serio.
—Oh, me han roto el corazón, ¿Y nosotros no somos nada para ti?
—Claro que sí, me importáis mucho.
Al acabar de comer el postre, alabo la comida que hace Lucas y le prometo volver a verle. Víctor me indica salir para acompañarme a casa.
—¿Este es tu coche? —sonríe burlón.
—¡No te metas con Blue! O te irás andando. —el ríe mas fuerte— es un regalo de mis padres.
— Bonito regalo, ¿pero le has puesto nombre a tu coche?
—Si, ¿Qué pasa? —le digo enfadada cruzando los brazos. Veo que pone una mano en el lateral del coche.
—Nada Blue —dice acariciando el coche con cariño, como si fuera un amigo suyo— tu dueña tiene poco gusto para los nombres.
Subo al coche y arranco el motor, con la intención de dejarlo allí, pero es más rápido y sube enseguida.
—No pensabas dejarme, ¿no?
— No.... — le digo inocentemente parpadeando mis pestañas. Sus cejas se alzan con escepticismo. Sonrío y salgo en dirección a mi casa.
Realmente echaba de menos a muzzarella... Y a Víctor con estos momentos, tan suyos. No ha cambiado nada. Sigue siendo creído, mujeriego y desenfadado, no se corta para nada.
Me hago a un lado para que entre en mi casa, y le pido disculpas por el desorden. Dentro le ofrezco de beber y me pide una cerveza, mientras se sienta en el sofá. Voy a la cocina y al volver con las cervezas, lo veo observar la foto vieja que había dejado en la mesa.
—¿Sabes quiénes son? —me dice con la fotografía en la mano.
—Es una foto que he encontrado esta mañana, es de mi tía. Es la de la derecha. —Le digo sentándome a su lado y dándole la cerveza.
—Sabes que este es mi padre. —señala a un joven que hay en la izquierda.
—No. —Digo sorprendida. Observo la foto. No reconozco a nadie más. — Lo curioso es que no recordaba que mi tía tuviera amigos. Salimos fuera y así te explico lo que quiero hacer.
Salimos a la parte de atrás. Y le explico mi idea de un porche y de las mesas con las sillas y el balancín.
—Es una muy buena idea. Aquí afuera se está muy bien ahora. — me mira y ambos nos sentamos en el escalón de la puerta —Sobre todo si es con tu compañía.
—Pensé que si se hace un porche, lo vendería mejor. Las familias pueden estar aquí fuera pasando el día tranquilamente.
—¿Por qué no te quieres quedar tu aquí?
—No siento que este sea mi hogar.
—Sigues huyendo como hace años, ¿es por nosotros? ¿Es por mi?
Caigo en la cuenta de que aun no les he explicado porque me fui sin decirles nada.
—A mi padre le salió trabajo en la cuidad, y nos tuvimos que marchar.
—¿Y por eso no te despediste? ¿O fue por lo que nos pasó aquel día raro?
—No es por eso, tenía miedo de despedirme de vosotros. No tuve valor de hacerlo.
Y mucho menos despedirme de Víctor, en aquel entonces nos gustábamos y nos habíamos besado. Preferí desaparecer, que tener que decirle adiós.
—Me importabas Mandy
—Lo sé y lo siento.
—Me sigues importando. —Acaricia mi mano y la aparto sobresaltada.—Pero tienes miedo, ¿de qué? Con los demás no eres así. Pero en cuanto yo intento acercarme a ti, te sobresaltas, pareces un corderito asustado. ¿A qué temes?
********************************
Hola Wattpanianos!!!
Espero os guste mi novela.♥
Cualquier comentario es bien recibido.
Gracías a todos los que me leéis.
Un beso enorme y disfrutad.
. • * '¨ '* • ♥ • STEFFY • ♥ • *' ¨' * •.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top