Capítulo 38
JELENA.
Entramos al famoso pent-house que mis amigos prepararon, pero en vez de comenzar un frenesí de sexo que es lo que todos queríamos... obtuve otra cosa.
Delano y Alexander me soltaron a regañadientes, dándome un pequeño empujoncito de confianza hacia las chicas, quienes se arreglan la ropa y el maquillaje, mirándome con vestigios de vergüenza y tristeza, extendiendo su mano hacia mí, el resto se estiró, se acomodó el pantalón y caminaron juntos hacia lo que parecía ser la sala, hablando de los tragos que iban a pedir para la fiesta privada, Connor y Kieran estaban aquí, el resto el diablo sabrá dónde se metió, probablemente fueron inteligentes y corrieron de la posible ira de mis maridos.
Luego me ocuparía de eso, mientras tanto, me dejaría arrastrar hacia uno de los cuartos del lugar, subiendo a la cama con ellas para tener, lo que yo creo, es una charla de chicas, una que no tengo hace mucho tiempo.
— ¿Y bien? Mi cabeza estaba nublada hace un momento, me perdí un poco con los sucesos de esta noche, primero ¿Quién las invitó? Segundo ¿Quién tocó a mis hombres? Porque no tienen permiso de ser tocados — enumeré— Tercero ¿Cómo creen que las cosas seguirán tal y como fueron luego de que me dieran la espalda?
Me siento muy contrariada, por un lado, me siento feliz de que estén aquí, las extrañaba, pero el tiempo me ha hecho desconfiada ¿Qué próximo suceso las hará darse cuenta que soy más que una chica que salía de copas con ellas? ¿Qué las hará recordar que soy un monstruo?
— Nos invitó Delano, dijo que le... gustaría que tuvieras amigas en el día más feliz de tu vida, tuvimos una larga platica sobre lo equivocadas que estábamos y lo mucho que te extrañamos — dirigió el grupo Milenka— Lo segundo que preguntaste, había prostitutas para ellos, sí, pero a la primera negativa, nadie los tocó, sólo se quedaron ahí viendo como ese par de locos te bailaba.
Fantástico, ahora me siento mal porque fui la única que disfrutó de un casto bailecito.
— Y tercero — suspiró, mirando a sus amigas, buscando ayuda— Estábamos equivocadas... lo sabíamos, lo comentamos, pero... nos dio vergüenza tocar a tu puerta porque ¿Con qué derecho pediríamos perdón? Luego de lo de Ivanna, pensamos que no querrías volver a involucrarte con gente como nosotras.. entonces...
— Alto ahí — interrumpiéndola, levantando la mano— No digas gente como nosotras como si fuese un insulto hacia su persona, yo fui una de ustedes, trabajé ahí ¿O lo olvidan? Me gané ese lugar, así que no pueden decir gente como nosotras sin meterme en ese saco, somos lo mismo, lo pasábamos bien, entonces... ¿Por qué?
— Ivanna nos hizo elegir, vivía ahí, estaba embarazada, lloraba todo el tiempo, nos dio lastima — dijo Catrina— Sin nosotras no iba a tener nada, tuvimos que elegir su lado, tú tenías una casa llena de gente que te quería y te apoyaba.
— ¿No pensaron que quizá también las necesitaba a ustedes? ¿Por qué la apoyaron en esa estupidez de relación con Delano? Todos sabían que entre él y yo había algo, sabían que... tarde o temprano pasaría algo, la química entre nosotros era evidente, entonces...
— Ivanna lo hizo a propósito para dañarte — dijo Rachel— Estaba celosa de todo lo que tenías, dijo que te quitaría lo único que no podías tener porque Alexander jamás te lo permitiría, entonces, comenzó todo el plan de convencer a Delano que ella era la última carta que tenía para llamar tu atención.
— Y funcionó — rodé los ojos, acomodándome el cabello con molestia— Estaba tan... celosa, joder, sobre todo cuando Ivanna se embarazó, pensé que ya había perdido toda oportunidad luego de eso, Delano se iba a casar, el honor de un hombre es mucho más importante que el amor, pero...
— Pero Ivanna jugó mal sus cartas, se descontroló — Dijo Katya, uniéndose a la plática— Aunque salió bien para ti al final, tienes un prometido nuevo y otra hija que... no hemos tenido el gusto de ver ¿Podemos verla? Por favor...
¿Confiar o no confiar? El tiempo me hizo desconfiada, tanto, que no me despegaba de mis hijos y eso me hizo débil, decaí cómo Koroleva, dejé de tomar riesgos y me quedé en una zona segura, así no es como quiero vivir.
— Sí, salió bien para mí, Alexander me permitió tener algo con Delano, nos permitió casarnos, arregló todo para que nadie, absolutamente nadie me impida ser la orgullosa mujer de dos hombres hermosos y calientes, me saqué de encima a una víbora que le servía mi dinero, pero no quería ser mi amiga, así que sí, todo salió bien, pero... esto — señalándonos a todas— En el futuro, si sucede algo como eso otra vez, como con Ivanna, la envidia, las amenazas, las faltas de respeto, saben que tendré que responder porque una Koroleva que no se da a respetar en un mundo de hombres... — suspiré— Tengo que tener mano dura al menos cuando estemos en presencia de mi gente, si son capaces de entenderlo... bueno, perdonadas, dejemos todo en el pasado y...
No pude terminar la frase cuando se me abalanzaron encima, caí al piso con poca gracia con ellas encima, nos acompañaron los gritos y chillidos, luego vino el llanto, Milenka no dejaba de restregar su mejilla con la mía mientras me lloraba, Catrina no deja de repetir que extrañaba mucho nuestras noches de chicas, Katya pedía perdón una y otra vez, mientras Rachel se dedicaba a llorar apoyada en mi pecho.
La puerta fue abierta con estruendo, Delano y Alexander apuntaron mirando en todas direcciones, este ultimo sujeta unas papas entre sus labios, comiendo a toda velocidad, fue imposible no largarme a reír, de brazos abiertos, tirada en el piso, con las piernas levantadas contra la cama y las chicas llorándome encima... me incluyo, también estaba llorando, es que estoy feliz de que regresen a ser mis amigas, con los chicos todo es genial, su amistad y su lealtad está a otro nivel, pero uno necesita chicas para hablar, bueno, sobre temas de chicas.
— Todo bien por aquí — avisé— Sólo tenemos una sensible y dramática charla de chicas.
Mis chicos sonrieron y asintieron, bajando las armas, Delano me guiñó un ojo antes de empujar a todos fuera del cuarto, dándonos privacidad otra vez.
— ¿Qué íbamos a poder hacer nosotras contra ti? — preguntó Milenka— Somos sólo cuatro putas sin conocimiento de armas contra una mujer que de por sí es un arma.
— No sé qué les pasó por la cabeza a esos dos — rio Katya— Como si pudiéramos matarte.
Fruncí el ceño, evaluando la idea por un par de segundos, ellas dejaron de reír y me miraron con temor, luego me largué a reír otra vez, como si ellas pudiesen hacerme algo, eso es imposible.
— Sin rencores — secándome las lágrimas— Mis hombres son unos exagerados, les encanta tenerme saludable, me enviaron al hospital hace poco.
Rachel me sujetó por la ropa, acercándome a ella, tanto, que su nariz tocó la mía.
— Quiero detalles sucios, porque ya te pasó eso una vez y fue por una cogida de Alexander, quiero saber qué pasó.
— Detalles sucios ¿Qué es la vida sin los detalles sucios?
Dijo Catrina, poniéndose de pie.
— Bueno... hicimos un trío, pero ¿Prefieren que les cuente los detalles sucios, o prefieren mirar? Porque teníamos algo muy importante que hacer con esos hombres en la sala, yo estoy deseosa de tener una sesión de sexo candente justo ahora antes del secuestro de la novia, por cierto ¿Quién es el tonto que me va a secuestrar?
Las chicas intercambiaron miradas cómplices, pero no me dijeron nada, sólo se pusieron de pie y me ofrecieron ayuda para levantarme, empujándome hacia la salida, saliendo entre risas y comentarios cómo "Ya verás" o "Te va a encantar".
— ¿Ya terminaron de derramar lágrimas nostálgicas, abrazarse como las nenas, dar brinquitos estúpidos, hacerse trencitas y pulseras de la amistad?
Molestó Misha, levantando su cerveza hacia nosotras.
— Sí, y también hicimos un pacto sexual — le dijo Catrina— Jelena nos convenció, nos metemos a monjas ahora mismo, vamos a ir a ver a alguien a una iglesia... ¿Cómo se llamaba?
— Santiago, padre Santiago.
Dijo Milenka, quien parece tener mejor memoria, siguiéndole la broma.
A todos les cambió la cara en segundos, mirándonos como si estuviésemos locas, de seguro estaban esperando acción y se encuentran con esto.
— ¿Tú también?
Preguntó Alexander casi con horror en el rostro.
— Sí, lo pensé bien, creo que debería volver, ustedes pueden criar a los niños, lo hacen de maravilla.
Ambos se pusieron de pie, observándome como si estuviese loca, cuatro zancadas y ya estaban tomándome la mano, una cada uno, negando rotundamente.
— No, nada de eso, no tienes permiso — dijo Delano— Eres nuestra, no naciste para ser monja, yo no críe a ninguna perra débil, te crie para comerte, Koroleva.
Milenka me empujó con su codo directo en las costillas con suavidad, sonrisas cómplices, las que extrañaba, están todos entrando en nuestro pequeño jueguito improvisado.
— ¿Estás recordando nuestros inicios, Delano? Tú me hiciste así — señalándome con la cabeza— ¿No estás complacido con el resultado?
— Coincido con el medio peliblanco, no tienes permiso, es más, estoy esperándote — dijo Alexander, apoyando mi mano en su entrepierna, tiene una erección más que considerable— Y he esperado demasiado.
— Ah, por cierto — dijo Milenka, inclinándose hacia mí, susurrando— No quisieron que nosotras les bailáramos porque no sabían si tú te enojarías con ellos si aceptaban, así que les bailaron otras.
La miré con ojos entrecerrados, esa información me hubiese servido hace cinco minutos, me sentí mal en vano por haber disfrutado cuando ellos también lo hicieron, me alegro, hemos avanzado mucho en poco tiempo, inclusive regresamos al comedor gigante sin separar a las chicas del grupo, la confianza de ambos va en aumento.
— ¿Es tarde para decir que era una broma?
Sonriendo culpable hacia el par de hombres que me mira sin una pizca de diversión.
— Sí, muy tarde — dijo Delano, imitando a mi esposo, apoyando mi mano en su paquete— Me duele como no tienes idea, vengo esperando esto hace mucho ¿Me darás en el gusto, preciosa?
Tragué grueso, viendo como todo el mundo hace tríos y parejas, hoy hay diversión para todos.
— Por si tienen dudas, lo nuestro también era broma — dijo Catrina entre los brazos de Kieran y Misha— Me gusta demasiado follar como para no hacerlo más, a comer.
Acomodándose sobre el moreno, abriendo las piernas, dejándose toquetear.
— Ojos en mí, muñeca ¿Qué es más interesante que nosotros?
Dijo Alexander, sujetando mi rostro para que lo mirara.
Al parecer, mi bromita no le cayó tan bien, lleva el ceño fruncido y la quijada apretada, las aletas de su nariz se abren con cada inhalación, su pecho sube y baja con rapidez, parece furioso, un león enjaulado a punto de ser puesto en libertad... tal y como me gusta.
Sonreí con malicia hacia este par de hombres, acariciando la hombría de cada uno, viéndolos tomar una profunda inhalación temblorosa, pero no se movieron, esperan ahí, como buenos perros, siempre esperando mi elección.
— Bueno, en vista de los acontecimientos anteriores, hoy vine preparada, lubricante en el bolso y... un regalito en mi culo, tienen que desenvolver el regalo para saber qué es.
La mano de Delano se aventuró primero, ganándose una maldición de Alexander por adelantársele, levantándome el vestido para tocar qué había ahí, sus ojos se abrieron de la sorpresa al sentir el metal frío que sobre sale, hoy me preparé por mi cuenta para evitar tantos preliminares, quiero sentirlos y no terminar con una bata blanca en el hospital, quiero disfrutar.
— Una joya anal — dije, invitando a Alexander también a tocar, llevando su mano a la zona— Una grande, me tomé mi tiempo antes de salir, compré un set completo, siete juguetitos de diferente diámetro, cada uno más grande que el anterior, este es semejante al tamaño de ambos, así sólo tendrán que ponerlo dentro sin prepararme tanto ¿No soy inteligente? Merezco mi premio doble.
Delano sujetó la base que sobre sale y jaló con sutileza, haciéndome jadear, sentarse con esto puesto era todo un logro, pero quitarlo... eso sí que iba a hacer estragos en mi cuerpo, ha estado puesto un rato ya, mi culo está más que listo para recibirlos, estoy ansiosa por recibirlos.
— Veo que te has hecho una pervertida —dijo Alexander— ¿Qué voy a hacer contigo, cosita? — apretándome una nalga con fuerza, mientras Delano no deja de jugar con la joya, las piernas me fallan, estoy realmente esforzándome por mantenerme en pie— Quiero llenar todos tus agujeros justo ahora, me siento realmente ansioso ¿Segura que es lo que quieres?
— Siempre puedes negarte, lo sabes.
Dijo Delano, complementando las palabras del rubio, claro que lo dijo con la voz una octava de grave, está caliente, pero sigue siendo respetuoso a pesar de todo.
— Ya sólo... comiencen, quiero hacer lo mismo que todos aquí, los gemidos están volviéndome loca, quiero disfrutar yo también.
— Ok, basta de juegos — se apresuró a decir Alexander, llevando las manos al cierre de mi vestido— No preguntaremos otra vez.
En cosa de segundos mi ropa terminó en el piso, luego tuve el mejor de los espectáculos, verlos desnudarse es de mis pasatiempos favoritos, como van exponiendo piel poco a poco, primero la camiseta, esos músculos duros de sus brazos que me sujetan como si no fuese nada, un pecho fuerte dónde recargarme, ocho reglones en el estómago gracias al exhaustivo ejercicio diario que realizan, la V marcada que marca el final de lo que gustosa me comeré hoy, dos penes gloriosos que golpean sus abdómenes por la dureza, erecciones en su máxima plenitud que harían babear a cualquiera, muslos definidos y gruesos, todo en ellos tiene grandes proporciones, cada uno midiendo poco más de metro noventa, dos hombres gigantes, todo para mí, con sus humildes centímetros, mal genio y aires dominantes.
Me siento tan afortunada en estos momentos.
— Delano parece muy ansioso en estos momentos, así que tendrá el primer turno — dijo Alexander, apoyándose en el respaldo del sofá, llamándome— Tú vas a chupármela, cariño, así que de rodillas, alza bien el culo para que Delano tenga una buena vista ¿Sí? ¿Vas a desmayarte hoy otra vez?
Mordí mi labio, apretando las piernas, di un respingo al sentir el juguete en mi trasero ser retirado a medias y puesto en su lugar otra vez, empujándolo más hacia dentro mientras me sujetaba por el estómago, manteniéndome en mi lugar, Delano es despiadado, sobre todo cuando vamos a follar.
— No voy a desmayarme — dije con convicción— O lo intentaré al menos... eso creo.
Inclinándome hacia adelante cuando sentí la joya salir por completo y regresar a mi interior, Delano está torturándome.
— ¿Lo harás o no lo harás? — Preguntó Alexander, sujetándome por el mentón para levantar mi cabeza— ¿Vas a ser una perra débil? Delano estaría decepcionado, él no te crío así, porque todo esto — señalándome— Fue su esfuerzo ¿Recuerdas?
Miré sobre mi hombro al hombre que literalmente me formó por meses para poder proteger a Alexander, en esos tiempos, esa era mi motivación, ser lo suficientemente fuerte para mantenerlo lejos de las garras de la perra de Annika, e hizo un estupendo trabajo convirtiéndome en lo que soy.
— Déjate de juegos —reclamé— ¿Me ves débil?
— No lo sé ¿Lo eres?
Dañando mi ego, interesante ¿Así es cómo jugaremos?
— Una vez te lo dije, Alexander, y te lo digo a ti también, Delano, parecerá que ustedes sostienen la correa justo ahora, mi correa, pero soy yo quien decide qué tanto aprieta o si quiero quitármela, se van a arrepentir de juguetear conmigo.
Arrodillándome lentamente sin perder contacto visual, acariciándole los muslos, levantando el culo, mirando a Delano sobre mi hombro.
— El lubricante está en el bolso, rómpeme el culo si quieres, llegaré caminando en unos impresionantes tacones a la iglesia después de todo.
— Tú eres un problema serio — dijo Alexander, jalándome por el pelo para que lo mirara— Creo que tengo que corregir esa linda boquita pequeña tuya, habla mucho.
Empujando su pene contra mi mejilla, separándose lentamente, admirando como el liquido preseminal y mi rostro estaban conectados por un pequeño hilillo, la imagen era morbosa, tanto, que estoy empapada.
— Ustedes dos son mi fantasía favorita —estirando mi mano para sujetarle la erección— Justo ahora siento que lo tengo todo.
Saqué la lengua y lo lamí desde las bolas hasta la punta, prestando especial atención al glande, caricias lentas y circulares por la zona, sintiéndolo temblar bajo mis atenciones mientras yo misma intentaba concentrarme en el sujeto que tenía detrás, untando más lubricante en mi culo antes de llenarme lentamente, centímetro a centímetro, abultándome el vientre por lo profundo que está llegando, haberme preparado con anticipación fue lo mejor que pude haber pensado.
Abrí la boca todo lo que pude y bajé, tragando rítmicamente para que mi garganta apretujara a Alexander, quien mueve las caderas para que me apresure a tomarlo por completo, y a pesar de querer ir lento para prolongar su tortura, él no tenía los mismos planes, sujetó mi cabeza y me empujó de golpe hasta tener su pelvis pegada a mi rostro, y eso no le bastó, entrelazó sus dedos detrás de mi cabeza y me mantuvo ahí, presa de su agarre, con las arcadas vivas, mientras Delano sujeta mis brazos hacia atrás, usándolos como riendas para hundirse más profundo en mi interior, las lagrimas nublan mi vista, el deseo me nubla la razón, a pesar de eso, fui capaz de ver claramente como Kieran me guiñaba un ojo, sonriéndome con morbo al ver mi posición, completamente a merced de estos titanes.
— Esto es lo más cerca que vas a estar de rezar, Jelena — dijo Alexander con la voz una octava más grave— Le vas a rezar a mi pito, todos los días, de rodillas, mientras Delano te da por detrás y te llena, eres nuestra, y nada te va a alejar de nosotros, nos elegiste, estás condenada a pasar la vida entera a nuestro lado.
— Una condena bastante dura, mujer — complementó Delano con voz estrangulada sin disminuir ni un poco la velocidad o la fuerza de sus embistes— Porque te daremos así cada noche, somos un par de ninfómanos insaciables ¿Podrás complacernos a ambos?
Tosí incapaz de moverme, apenas respiraba, las arcadas están a la vuelta de la esquina, los gemidos del resto no hacen más que elevar mi libido, quiero tocarme, pero estoy completamente inmovilizada.
— Creo que, si la dejas respirar, vivirá y podrá responder, Alexander.
Le dijo Delano como burla.
— Oh, que aburrido eres, no tienes idea lo deliciosa que es su garganta, lo húmeda que es y cómo me aprieta, se siente en la gloria.
Dejándome ir por fin, alcé la cabeza de golpe y tosí, tomando largas bocanadas de aire para recuperarme, viendo la diversión brillarle en esos ojos, y la sonrisa maliciosa adornando su rostro, lo disfruta, le encanta llevarme al límite.
— Debimos follar contigo mucho antes — dijo Connor— Eres apetecible de ver.
Alexander giró el rostro con rapidez, mirándolo con molestia.
— Ella es mía ¿Quién diablos eres tú?
— Un amigo nada más — encogiéndose de hombros, nada asustado— Uno que le enseñó todo lo que sabe.
Alexander iba a ponerse a pelear, su lenguaje corporal me dio el aviso que necesitaba para ponerme su miembro en la boca otra vez, succionando con fuerza, sintiéndolo temblar, todo atisbo de rabia se borró de su rostro y me puso atención, moviendo las caderas para llenarme cada vez más, olvidando a Connor, quien me sonrió cómplice y siguió con lo suyo, dándole a Katya como si su vida dependiera de ello, frunciendo el ceño, apretando los dientes, está por correrse, conozco esa cara, la vi tantas veces en el pasado...
— Ojos en mí, mujer promiscua.
Dijo Alexander, sujetándome por el rostro para guiar mis movimientos, cada vez más despiadados y veloces, Delano no cooperó, es más, conspiró en mi contra, embistiendo con violencia, poco después... lo sentí.
Liquido viscoso y caliente brotando de mi culo, recibí una nalgada y luego su voz... sus labios rozando mi oreja, sus dientes atrapando mi lóbulo, calentándome.
— Te llenaré tanto, que saldrá semen de tu culo por semanas, gatita cruel y promiscua, dejando que otros te coqueteen cuando tienes a dos sujetos sólo para ti...
Apretándome los pechos, estrujándome los pezones, la leche corriéndole por los dedos mientras Alexander me embiste sin piedad, buscando su propia liberación, Delano juega con mi cuerpo y las ganas de correrme son inminentes, las sensaciones acumuladas, la presión... las ganas...
Apreté los muslos y me retorcí, rozando mi trasero con la erección del medio peliblanco cuando la liberación me alcanzó, me atoré con mi propia saliva y tosí, aguanté las arcadas lo mejor posible, sintiendo a mi hombre llenarme la garganta, retirándose lo suficientemente rápido para que parte de su semilla me recorriera el rostro.
— Estás marcada, todo el mundo sabrá a quién le perteneces ahora.
Dijo Alexander, disfrutando de las vistas, su semen recorriéndome entre los pechos, por mi abdomen, perdiéndose en mi entrepierna, goteando al piso.
— Debería correrme en tu espalda y forzarte a salir así, que todos sepan lo que hicimos contigo, gatita cruel.
Dijo Delano, usando la esencia de Alexander, guiándola a mi entrepierna, introduciendo dos dedos, metiendo todo lo que podía dentro.
Gemí con fuerza, apoyando mi espalda en su pecho, deshaciéndome en caricias, respirando agitada, mirando a Alexander apreciar la escena, arrodillándose frente a nosotros.
— Sepárale las piernas, Delano, ofrécemela.
Mordí mi labio ante la urgencia de su voz, el morbo del momento me tiene caliente, varios de nuestros participantes en esta noche de juego pararon de hacer lo que hacían para mirar como Delano obedecía y separaba mis piernas, clavándose en mi culo antes de ofrecerme a Alexander, quién, sin más demora me penetró, guiando un camino de besos por mi cuello, ido en el placer.
— Gatita traviesa ¿Esto querías? ¿Qué todos sean testigos de lo sucia que eres? Una gata insaciable en celo que no se satisface con dos penes rompiéndola por dentro, siempre quiere más...
Delano está celoso, está más que claro, hoy está más hablador de lo normal, más sucio, más insaciable.
— Yo no he... hecho... nada...
Sujetándome de los brazos de Alexander, necesito tocar algo tangible para mantener la mente aquí y no irme a la mierda, perdiendo la conciencia, el exceso de placer suele causar estragos en mi cuerpo y no quiero desmayarme hoy.
— ¿No? ¿Y por qué los estás mirando? ¿Te gusta que te miren? ¿Quieres que te follen también?
— ¡Ah! — grité cuando sus dientes apretaron con fuerza sobre mi hombro— Animal...
Me quejé, consciente de que sí estaba mirando a los chicos, pero no sólo a Kieran y Connor, los estaba mirando a todos, todos parecen muy interesados en nuestras prácticas, eso hace que me excite ¿A quién no? ¿Cómo no quiere que mire?
— ¿Recién vienes dándote cuenta, gatita? — dijo Delano— Yo soy un perro que recogieron de la calle ¿Recuerdas? Fui comprado por Alexander, y regalado a ti para que me uses como quieras, paso de dueño en dueño, siempre ¿Estoy tomando atribuciones que no me corresponden? ¿Confundí las señales? ¿No los deseas a ellos? ¿A quién deseas Lena?
Sus palabras no hacen más que repercutir en mi sexo, cada vez que contraigo mis agujeros, ellos gimen en mi oído, provocando una nueva oleada de placer que vuelve mi cuerpo tan frágil y blando como la gelatina, estrujándolos otra vez.
— Los... yo los deseo...
— ¿Sí? ¿A quién? —preguntó Alexander— ¿A todos en este cuarto?
— ¿Puedo masturbarme mientras miro? Esto es mejor que el porno.
Preguntó Catrina, ganándose un golpe de Milenka y una reprimenda, distrayéndome un poco del placer que me arrasa y hace que mi cabeza deje de funcionar, apenas puedo unir palabras, Delano y Alexander me están pidiendo demasiado.
— ¿A quién deseas, Lena?
Presionó el medio peliblanco, encajándose tan bien en mi interior que me vi en la obligación de arquear la espalda, rozando mis pezones con el pecho de Alexander, ambos tan cerca, frotándose con mi cuerpo, hundiéndose en mi interior, separando mis carnes, maltratando mi centro, mis tripas, destrozándome...
— ¡Ustedes! — Logré decir, un hilillo de saliva me corre por la barbilla, acabo de correrme, no pienso, mi cuerpo no responde, me siento tan bien...— Sólo... ustedes dos...
— No te escuché muy convencida — dijo Alexander, inclinándose hasta lamer mi pezón, llevándose los rastros de leche— Quiero nombres y apellidos ¿Con quienes vas a casarte, mujer promiscua?
Quise mantener mi mente conectada, pestañee repetidas veces, intentando enfocar, pero el placer no me abandona, una oleada tras otra me arrasa con fuerza, la humedad me correa por el cuerpo y se une a la esencia de ambos en el piso, un squirt que no hizo más que facilitarles la tarea de penetrarme y maltratar mis entrañas, gritando de placer al sentirlos correrse en mi interior.
— Mañana te tendremos menos piedad, Lena — dijo Delano— Vas a tener que hablar, te llenaremos tanto, que nos vas a dar un montón de hijos — susurrándome al oído— Prepárate.
Soltándome las piernas, alzándome para que Alexander me cargara directo al baño, metiéndome en la bañera, luego de eso... no supe más.
***
Desperté en una bonita habitación pintada de azul, las ventanas y cortinas estaban abiertas, el suave y cálido viento veraniego y dulce me acaricia el rostro y parte del cuerpo... medio desnudo, llevo puesta la camiseta de alguien encima, no reconozco el olor, mi vestido y ropa interior descansan bien doblados a los pies de una cama matrimonial de sabanas pulcramente blancas y cobertor que combina con las paredes, en un rincón, un closet lo suficientemente grande para cubrir toda la superficie, en el lado contrario, un pequeño librero repleto de libros de todo tipo, creo haber leído un par de libros sucios de por ahí, el dueño de esta habitación tiene muy buen gusto literario.
Curiosee más intentando buscar indicios de la noche pasada, no tengo idea quién o cuando me trajeron aquí, yo recuerdo haber estado follando y luego... me fui a negro, desperté en un auto, alguien dijo que ya estábamos llegando y me relajé, luego me quité la ropa y me metí a la cama como si nada.
— Oh mierda que vergüenza — sujetándome la cabeza— Estúpido mal habito de ebria, no debí beber, me confié porque le dejé leche suficiente a los niños como para permitírmelo.
Tengo la mala costumbre de desnudarme cuando estoy ebria, y creo que cometí el mismo error anoche, soy lo suficientemente inteligente como para desnudarme cuando ya estuviese sola, pero aún así... fui descuidada.
— ¿Dónde carajos estoy?
levantándome con cuidado, las piernas me tiemblan y me duele el culo, aún así, caminé hacia el espejo en la pared frente a la cama, levantando la camiseta para ver que efectivamente estoy desnuda, mi cuerpo es una acuarela de manos y dientes, Alexander y Delano celosos son cosa seria.
Suspiré rindiéndome, mi cabeza era una laguna mental de pensamientos, había varias cosas que no recuerdo con calidad, por lo que tomé las bragas en la cama y me las coloqué, caminando fuera del cuarto para descubrir quién tuvo la osadía de secuestrarme.
— Oh, despertaste, buenos días.
Dijo una chica desconocida, el aroma delicioso me llevó directo a la cocina, esa mujer tiene un bonito delantal de arcoíris puesto, sujeta la sartén con una mano, mientras da vuelta la tortita con una espátula, se ve tan radiante y feliz que me duelen los ojos.
— Hola... sí... — tomando un palito de las flores en el jarrón que tenía al costado, usándolo para sujetarme el pelo en un moño— Desperté, pero... no sé dónde estoy.
Sonrió cálida, señalando uno de los cuatro puestos en la pequeña mesa, hace mucho que no como en mesas de tamaño normal, me acostumbré a la extravagancia de mi casa, aunque... esto no está mal, me gusta.
— Toma asiento, te lo contaré todo, por cierto, mi nombre es Nina, es un gusto.
— El gusto es mío, Nina, mi nombre es Jelena ¿Puedo ayudarte en algo? Por cierto, me vendría bien la información, no tengo ni la menor idea de cómo llegué aquí.
Ella carcajeó.
— Sí, lo supuse, cuando llegaste pensé que estabas muerta, rellenaré los espacios de información.
Giré el rostro al escuchar una puerta cerrarse a la distancia.
— ¡Hemos llegado! Trajimos lo que pediste, bombón.
Esa voz yo la conozco...
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
BUENAS BUENAS PECADORAAAS
HE TRAIDO UN NUEVO CAPITULO!
ME PERDÍ EL FIN DE SEMANA PORQUE CÓMO BIEN SABEN, SU HUMILDE SERVIDORA DE SANTA NO TIENE NADA Y NECESITABA INSPIRARSE PARA EL CAPÍTULO DE HOY
USTEDES SABEN QUE DE TODO LO QUE ESCRIBO, UN POCO DE REALIDAD HAY JAJAJAJAJ
DEJO A SU IMAGINACIÓN QUÉ PARTE
SÓLO PUEDO DECIR QUE LO PASÉ ESTUPENDO
TUVE MIS HUEVITOS, SIGO SIENDO DIGNA
HE REGRESADO A MI CASA, ASÍ QUE, MAÑANA CAPÍTULO DE ENGAÑO
VEREMOS A GABRIELA Y SU PRIMER ACERCAMIENTO CON EL EMPODERAMIENTO QUE ESPERABAMOS
NOS LEEMOS BELLEZAS, LES DEJO A LEONE Y GABRIELA PARA QUE SE ANIMEN A COMENTARLOS MAÑANA
BESITOS EN LA COLA
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top