Capítulo 31
MANOS ARRIBA PECADORAS, QUE REVIVE EL FANDOOOM
JELENA.
Delano me apretó entre sus brazos tan fuerte que apenas podía respirar, levantándome lo suficiente para él poder controlar la rapidez y profundidad de las estocadas, empujando sus caderas con ahínco hacia las mías, moviendo el agua, provocando un verdadero desastre a nuestro alrededor, el agua se sale del jacuzzi y moja la ropa que acabamos de quitarnos.
¿Crees que eso detuvo a mi hombre primitivo?
Jadeó aún con su boca alrededor de mi pezón, apretándolo entre sus dientes sin llegar a hacerme daño, gruñendo cuando intenté hacerme para atrás, una orden silenciosa para que lo dejara devorarme por todas partes, tiene hambre de mí, soy su cena, su postre y su capricho, él se lo pasa maravilloso mientras yo lloro del placer, hace mucho no me siento así de deseada, así de... derretida por las sensaciones.
Yo tenía razón, Delano se estuvo conteniendo durante mi embarazo, pero ahora que no hay limitaciones ni debemos tomar tantas precauciones, me va a destrozar.
— Más lento... más lento...
Gimotee lastimosamente en su oído, sintiendo como se erizan los vellos de sus brazos a mi tacto.
— Por favor...
Lo intenté otra vez, echando la cabeza hacia atrás cuando se clavó demasiado profundo en mi interior, forzándome a apretar los músculos de mi vagina, mordiendo mi labio al escucharlo gemir junto a mi oído, apretándome ligeramente más fuerte.
Afortunadamente mi acción hizo que soltara mi pecho ¿Lo desafortunado? Mi voz lo encendió y ahora que se dio cuenta de lo mucho que me gusta escucharlo gemir, me provoca, regalándome todos esos morbosos sonidos sin detener el movimiento implacable de sus caderas, castigándome con la amplitud de su miembro por haber tardado tanto en corresponderlo.
— Delano... voy a correrme...
Clavándole las uñas en la espalda, se tensó ligeramente, pero no paró sus arremetidas, más bien, me sujetó mejor, deslizando sus brazos tras mis rodillas, levantándose conmigo a rastras, embistiendo con agresividad, mirándome como si me odiara, los dientes apretados y su quijada bien dibujada... esa fue mi perdición.
Bien sujeta a sus hombros, me deshice entre sus brazo, sintiendo el sonido de mi propia humedad hacer contacto con su miembro.
— Tu vagina está lo suficientemente estirada, mi reina — habló en tono grave y burlón— Tengo muchas maravillas planeadas para ella, tengo tantas ganas de hacerte llorar...
Las oleadas de placer que me recorren no se detienen, su lenguaje sucio y vulgar me enciende, y podría apostar que lo que recorre mis muslos no es solamente agua y espuma por la facilidad con la que se hunde en mi interior.
— ¿Dónde vamos?
Pregunté sujetándome mejor a él viendo que estamos saliendo del agua, Delano no se ha corrido y con cada paso que da, sale y entra de mi vagina, haciéndome quejar con cada movimiento, podría señalar específicamente dónde me llega su pene justo ahora.
— A la cama, dije que tenía planes para ti.
Mordisqueando mi hombro con la suficiente fuerza para dejar los dientes marcados.
— No te has corrido aún.
Señalé.
— Me correré mientras como algo delicioso.
Soltándome con suavidad sobre la cama, las piernas me tiemblan por la posición de antes más mi prolongado orgasmo, por lo que no me moví de mi posición viéndolo ir por la fruta, caminando con lentitud hacia mí otra vez, mirándolo casi con miedo, a Delano le falla la cabeza y no me sorprendería si sale con una locura.
— Separa las piernas, mi reina, a estas fresas les falta sazón.
Levantando una mientras sonríe malicioso al ver mi expresión.
— Delano yo n-nunca he hecho algo como esto.
Apretando las piernas, avergonzada, no creo que pueda verlo comer algo así luego de... de que él...
— Por favor, mi reina — se arrodilló— Dame el placer — depositando un beso sobre mi rodilla— Deja que te pruebe, dame ese placer... por favor...
Suplicó jadeante y morbosamente bajo, calentándome.
— Eres un pervertido.
Abriendo mis piernas apenas unos centímetros, sintiendo mi rostro arder.
— Así te gusto — sonrió al ver que estoy esforzándome por complacerlo— Un sucio y asqueroso perro que sólo quiere saborear a su dueña...
Lamiendo sus labios al ver que estaba separando un poco más las piernas.
— Apoya tus pies en la cama, Jelena.
Ordenó, y eso me calentó más que cuando se trata a sí mismo como un simple perro. Mi perro.
— Sigue haciendo eso...
Pedí obedeciendo su orden, viendo como se muerde el labio inferior observando mi entrepierna con deseo, fijamente.
Tuve el ademán de cerrar las piernas, sintiéndome cohibida por la ferocidad de su mirada, pero me detuvo.
— Cierra esas piernas, Jelena y te prometo que no podrás sentarte sobre tu culo mañana.
Amenazó, y eso fue suficiente para que mantuviera las piernas quietas en su lugar, sintiendo mi vagina palpitar de la expectación, mi cuerpo arde, mis pezones duelen de lo erguidos que están, la leche se me cae con cada respiración, esto es... demasiado...
— Así... eso es, mi reina — acercándose hasta besar mi rodilla— Permíteme saborearte...
Deslizando la fresa por mis pliegues, llevándosela a la boca para darle una mordida, procurando darme un buen espectáculo de cómo la está disfrutando, lanzando las hojas al piso sin dejar de mirarme.
— Como lo pensé... Deliciosa — tomando un mango esta vez— Le hacía falta un poco de ti, mi sabor favorito.
Moví las caderas, incapaz de quedarme quieta, ganándome una mirada de advertencia de su parte, sujetando una de mis piernas mientras desliza la fruta por mi sexo y vuelve a probarla, llevándola a su boca para comerla, saboreando como si fuera el mejor de los manjares.
Si tuviera amigas, les contaría la fantasía que viví esta noche.
— Delano...
Supliqué.
— ¿Qué sucede, mi reina?
Deslizando una frutilla por mi sexo esta vez, utilizando dos dedos para penetrarme, comiendo mientras yo intento con todo mi autocontrol mantenerme quieta y no quitarle la mirada de encima, Delano no me va a ganar, no me va a intimidar a pesar de que en la cama sea tan... dominante.
— ¿Qué sucede? — lamiendo sus labios— ¿Ya no puedes hablar, bebé?
Se burló, sonriendo con superioridad.
— Debería hacer algo con esa boca vulgar tuya.
Dije. Separando más las piernas, que a mí no me va a ganar.
— Sí, yo opino lo mismo — subiendo a la cama, sin borrar esa maldita sonrisa— Ven aquí, Lena —recostándose— Quiero que me montes la cara.
Voltee a mirarlo como si acabase de soltar una locura, pero la postura relajada que tiene, las manos tras la cabeza, me dice que está hablando más que en serio.
— Ok, lo haré sólo si me dejas ponerlo en mi boca.
Deslizando una uña por su pene, viéndolo dar un ligero brinco en lo que mi hombre aprieta los dientes.
— Lo pondrás en tu boca... luego, ahora quiero que toda tu atención esté concentrada en cada lamida que te dé, porque estoy tan sediento, hermosa...
— Seguro que no...
Sujetó mi mano antes de poder tocar su pene, mirándome.
— Seguro. Porque quiero darte placer a ti ahora, luego disfrutaremos los dos. Quiero que tú sientas lo deseada que eres, quiero que te des cuenta de cuánto te amo. Quiero que sepas con total certeza que tú eres mi fantasía favorita.
Mordí mi labio y asentí, sintiéndome nerviosa y ansiosa por igual, acomodándome junto a su rostro.
— Yo eh... ¿Cómo quieres que yo...?
¿Avergonzada a estas alturas?
— Coloca cada pierna a los costados de mi cabeza, hermosa — me indicó— y baja ligeramente tu sexo hacia mí, si quieres ahogarme, bienvenido sea, yo moriré feliz.
Carcajee por lo bajo, agradeciendo el que intentara hacerme sentir menos nerviosa en lo que, tomando una de sus manos para equilibrarme, tomé posición como me indicó, mirando hacia abajo la estúpida sonrisa absurdamente amplia que tiene, lo disfruta.
— Tú tienes el control, Lena — llevando mi mano que aún tiene sujeta hasta su cabello— Tú puedes moverte como quieras sobre mí, tú me exiges, tú me tienes bebé, porque me tienes, soy todo tuyo.
Mordí mi labio y asentí, apoyando mi mano libre en la cama antes de bajar ligeramente mi sexo hacia él, sintiendo sus manos apretar mi trasero, entonces... me moví, haciendo ondear mis caderas gimiendo al sentir el primer contacto de su lengua, cerrando los ojos para poder sentir mejor, agudizando el oído, escuchando todos esos sonidos morbosamente húmedos que provoca a propósito para calentarme.
Sé que dije que iba a intentar cambiar, que los celos no se apoderarían de mí, pero... es tan bueno el maldito, me hace sentir tantas cosas que no puedo dejar de pensar en todas las que estuvieron antes de mí, Delano era cliente frecuente en el club-prostíbulo, su mejor amiga era prostituta, cuando Alexander estuvo Muerto/Desaparecido, chicas diferentes desfilaban por casa cada tanto, este sujeto ha tenido un montón de compañeras sexuales, pero ahora... me ha elegido a mí para compartir su vida y eso debería bastarme, y lo hace, me hace sumamente feliz saber que a pesar de todo, me eligió, sabiendo que soy más un problema que otra cosa, él me eligió... pero lamentablemente soy una perra celosa hasta la médula y yo necesito hacer que lo pase mal aunque sea un poquito, sólo un poquito para sentirme en control otra vez.
Sujeté su cabello con fuerza y apreté mi sexo contra su boca, moviéndome con violencia sobre él, levantando la cadera lo suficiente para dejarlo respirar, escuchándolo tomar una larga bocanada antes de castigarlo nuevamente con mis ondulantes movimientos, sintiéndolo clavarme los dedos en el culo, ayudándome a moverme más brusco, quiere que lo presione más, o quizá es su manera de decir que yo no estoy ganando porque el desgraciado lo disfruta, él quería morir ahogado en mi sexo, saborearme y embriagarse de mi esencia, puedo cumplirle esa fantasía.
— Voy a correrme.
Avisé sintiendo mi vientre bajo tensarse.
Eso no lo hizo retroceder ni un poco, sus lametones se hicieron más implacables, succionó mi clítoris con ahínco, para luego propinar pequeños mordiscos inofensivos a lo largo de mi sexo, usando dos dedos para follarme, presionando el mismo punto una y otra vez, provocándome, empujándome al borde de mi propio autocontrol... y perdí la batalla.
Me corrí con fuerza, sujetándolo del cabello, moviéndome sobre él sin permitirle tomar aire, sus dedos se clavaron más fuerte en mi interior, siento dolor punzante sobre la zona dónde me sujeta en el culo, Delano debe estar ahogándose, pero no detuvo sus lamidas, hubo un momento en el cual sus dedos abandonaron mi interior, miré sobre mi hombro complacida al ver la urgencia con la que se masturba, el líquido blanquecino manchándole el abdomen, su mano y parte de mi espalda en el proceso, resbalando por mi culo.
Sólo entonces, al quedar ambos satisfechos, me dejé caer a su lado, viéndolo toser, tomando largas bocanadas de aire, su rostro completamente rojo y húmedo desde la punta de la nariz hasta la barbilla, mi humedad.
— ¿No que querías morir ahogado?
Me burlé, viendo su pecho subir y bajar con rapidez mientras intenta calmarse, llevando oxigeno a sus pulmones.
— Y sigo queriendo, pero no quisiste darme el placer, yo hubiese lamido tu sexo hasta mi último aliento.
Juró, y yo le creo, porque es un imbécil que siempre, siempre, cumple su palabra por muy absurda que sea.
— No me servirías entonces — dije separando las piernas, llevando dos dedos a mi clítoris para acariciarlo— No me casaría contigo, no seguiríamos compartiendo cama, Mila se quedaría sin padre, y yo ya no podría ver ese rostro que tanto disfruto ver, me privarías del placer de ver esos cabellos blancos que tanto me gustan... todos ellos...
Mirando el escaso vello que dejó en su pubis, dónde también tiene la pigmentación dividida.
— Te amo, Jelena.
Incorporándose rápidamente para acomodarse entre mis piernas, sujetando mis manos hasta acomodarlas sobre mi cabeza, sujetando ambas con una sola de las suyas, penetrándome sin quitarme la vista, observando cada movimiento de mi rostro al contraerse por la violencia con la que mi vagina se estira.
— También te amo — logré articular— Demasiado como para dejarte ir ¿Entendido? No me dejes nunca, por más que pienses que es lo mejor, no te atrevas a dejarme nunca.
Asintió lamiendo sus labios.
— Lo prometo. Pase lo que pase, no voy a alejarme, te lo prometo.
Inclinándose hacia mí para reclamar mis labios, acomodando una de mis piernas sobre su hombro para poder follarme mejor.
— Delano...
Susurré sobre su boca.
— ¿Sí, preciosa?
Mordisqueando mi labio inferior sin detener sus movimientos.
— No siento las piernas...
Sonrió sobre mi boca y continuó besándome, embistiendo con más fuerza.
— No las necesitas, mi amor...
Ese mi amor me derritió por completo... amo a este hombre... lo amo... lo amo...
— Delano...
Me las arreglé para decir otra vez.
— ¿Sí?
Preguntó desviando sus besos hacia mi cuello, procurando dejar una marca por cada lugar que su boca toca.
— Quiero tocarte...
Jalando de mis manos ligeramente, sintiéndome aliviada cuando me soltó, llevando mis manos a su cuello y el nacimiento de sus cabellos, jalando de estos para alzar su cabeza y comerle la boca como tanto quería, deslizando mi lengua dentro de la suya, acariciándola, sintiendo a este animal tomar mi otra pierna y subírsela al hombro, manteniéndome a su merced, dispuesta y abierta de par en par para recibir sus arremetidas violentas.
— ¿Puedo follarte desde atrás?
Preguntó amasando uno de mis pechos, importándole una mierda que lo salpicara.
— Puedes hacer lo que quieras conmigo.
Respondí jadeante.
Antes de darme cuenta, mi culo estaba en pompa y mi pecho sobre la cama, recibí un buen par de nalgadas antes de sentir una dura embestida que me forzó a arquear la espalda y soltar un grito que me lastimó la garganta, eso no me lo esperaba, no esperaba sentirlo tan profundo en esta posición, no creí poder sentirlo llegar aún más allá, y para más remate... me reí, me reí mientras este animal clava mi rostro al colchón, debo tener algún problema psicológico, porque, entre más me exige y más agresivo se pone, más me enciende.
— Espero que estés lo suficientemente despierta, preciosa, porque pienso usar esa deliciosa boca después, me lo prometiste.
Clavando los dedos en mi cadera para empujarme hacia él cada vez que me propina una embestida, regocijándose en mis gemidos.
— Yo siempre... cumplo... mis promesas...
Moviendo mi cabeza hacia un costado para poder mirarlo, sigue viéndome como si me odiara, eso fue suficiente para que alcanzara mi liberación, y antes de darme cuenta, su pene ya estaba invadiendo mi garganta, y por la forma en la que tiembla, está a punto de explotar.
Sin duda, entre Delano y yo, este ha sido el sexo más morboso y sucio que hemos tenido, en mi embarazo fue la prueba gratis, hoy podré tener todo de él.
***
Al día siguiente, el molesto sol llegó a iluminar mi rostro, arrancándome de mi hermoso sueño, miré el reloj sobre la mesa de noche, apenas dormí cuarenta minutos maldita sea ¿Por qué la vida no quiere que descanse un poco más? No siento las piernas y todos mis demás músculos están fatigados, dudo poder cargar a mis hijos si tuviese que hacerlo en estos momentos, además, el cuarto es un completo desastre, una mezcla de fluidos por aquí y por allá, ropa mojada desperdigada por el piso... pobre del personal de aseo que tendrá que encargarse de esto.
— Ya amaneció...
Dijo Delano con esa voz de recién levantado que me mata, apretando su brazo a mi alrededor para acercarme a él, besando mi mejilla.
— Ya amaneció — me mofé— No hemos dormido nada.
— Pero valió la pena — repartiendo besos lentos por mi hombro— Pude saciar mi sed de ti, no tienes idea de cuanto me reprimí para poder hacerte mía de esa manera, no tienes idea de cuanto autocontrol tuve que reunir.
— Puedo imaginármelo — quise acariciar su brazo, pero toda yo tembló ante el leve movimiento y mejor me rendí— Me dejaste inutilizable.
Carcajeó por lo bajo, llevando su mano a mi pecho.
— Están calientes y duros, Lena ¿Te duelen?
Preguntó.
— Un poco, se acumuló mucha leche.
— Bueno... entonces tendré mi desayuno por adelantado — moviéndome hasta quedar de espaldas en el colchón con él entre mis piernas— Deja que te ayude a ordeñarte.
Mordí mi labio para reprimir una sonrisa, negando.
— ¿Es que tú no te cansas?
— Años esperando por ti ¿Y crees que voy a sucumbir al fatigamiento? — inclinándose hacia mí— Ahora silencio, deja que me alimente, tú bebiste la suficiente leche anoche.
— Si pudiera levantar el brazo, te golpearía por eso.
Sintiendo mi rostro arder de la vergüenza.
— Si no estuvieses dolorida, y pudieras moverte, Lena, te follaría.
Advirtió antes de abrir la boca y meterse mi pezón en la boca, chupando con alevosía, madreando mi otro pecho, bebiendo de forma alterna por varios minutos hasta que dejó de sentirlos calientes y duros al tacto, deteniéndose sólo cuando le dije que ya no me dolían, sólo entonces cambió el agua del jacuzzi y se encargó de darme un baño en profundidad, quitando todo lo suyo que pudo haber quedado dentro de mí, acomodándome en el sofá que no tuvimos oportunidad de probar para vestirme, y para mi sorpresa... cuando abrió la puerta conmigo a cuestas, los escoltas se encargaron de tomar nuestras pertenencias y seguirnos por el ascensor al primer piso, sus miradas asqueadas aún sobre mí, y por más que quisiera, en el deplorable estado en el que me dejaron, no podré castigarlos en persona.
— Apenas pongamos un pie en casa, quiero a todos los perros reunidos en el campo de entrenamiento — dije con voz firme— Creo que tendré que recordarles quien sujeta la correa — mirando a todos estos malditos a los ojos— Soy su Koroleva, no se les olvide, y con quién me encame ese es problema mío.
— El Boss es demasiado permisivo — se atrevió a decir uno de ellos— La Koroleva se juntó mucho con esas putas, tanto, que se le pegaron las malas costumbres, convirtiéndose en una zorra.
Delano giró el rostro lentamente hacia él sin mostrar señal de molestia en ese rostro de hielo.
— Tú. Tú vas a servir de ejemplo para el resto — sonrió— Voy a cocinarte, voy a cortarte en pedacitos y haré que el resto te coma así como lo hacíamos en los viejos tiempos para disciplinar ¿Quién mierda te crees para hablarle así a la Koroleva?
El sujeto palideció y cayó de rodillas, tomando mi mano, besando el dorso.
— Mi señora, por favor, perdone mi atrevimiento, no sé qué estaba pensando, yo... yo hablé de más, hablé sin pensar, por favor...
El ascensor se abrió y lamentablemente habían personas a esta hora en la primera planta, personas curiosas que nos miraban ahora.
— Sigue adelante, Delano — tirando de mi mano temblorosa para que no me tocara— Apenas lleguemos a casa, quiero un asiento en primera fila para ver como esta basura es cocinado vivo, quiero que sufra.
— Por supuesto, Koroleva.
Pateando al sujeto para que no volviera a tocarme, comenzando a caminar.
— ¡Koroleva, por favor! ¡Por favor perdóneme la vida! ¡Cometí un error!
Miré por sobre el hombro de Delano.
— Cállate, levántate y comienza a caminar, los quiero a todos en casa, a todos, y quien piense en escapar, lo cazaré y lo haré sufrir el mismo destino — amenacé sin importarme quien escuchara, no dije nada sobre una muerte dolorosa, nada que pueda incriminarme por asesinato— A los autos, ahora.
Los otros escoltas se encargaron de arrastrarlo en medio de gritos y suplicas hasta el auto de ellos, tuvieron que amordazarlo a cierto punto porque estaban asustando a estas personas corrientes que no tienen idea de lo que uno debe vivir a diario para sobrevivir y mantenerse en lo alto.
Por supuesto, Delano condujo, yo no estaba en condiciones, y apenas pusimos un pie en casa, se encargó de dejarme cómoda y bajo la sombra en el jardín para ver cómo hacía correr la voz, enviando lejos a mujeres y niños que viven aquí para que no presencien tal tortura, pidiéndole ayuda a Akim, Lev, Misha y Orel con la misión de cocinar vivo al saco de mierda de quién se atrevió a llamarme zorra, amarrándolo de pies y manos, dejando su boca libre para permitirme escuchar todos y cada uno de sus gritos, quiero que sufra.
— Vaya, vaya ¿Tuviste una gran noche, mi amor? Hoy llegaste con todo.
Dijo Alexander, tomando asiento en un trozo de mi tumbona, mirando el desastre que debe ser mi piel ahora, manos, chupetones y mordidas repartidas por mi blanquecina piel.
— Una muy buena, sí — levantando mi mano izquierda, mostrándole el anillo que acompaña el que él me compró hace tiempo atrás— Resulta que voy a casarme, otra vez.
Sonriendo.
— Esas son buenas noticias, me alegro que seas feliz ¿Lo hiciste sufrir mucho al pobre? Te conozco y sé que pensaste en mí en ese momento.
Suspiré, claro que pensé en él y claro que hice sufrir a mi ahora prometido.
— Sí, le dije que no al principio porque yo ya estaba casada, lo hice sentir... muy mal, pero cuando me explicó que él y tú lo habían hablado y que existía la posibilidad de poder estar casada con ambos... acepté, acepté sin dudar porque lo quiero para mí, no quiero compartir a ninguno.
Alexander tomó mi mano y trazó lentas caricias en esta, mirando el panorama, así como yo, viendo como los perros se alinean, temblando del miedo, varios de ellos mirándome suplicantes.
— ¿Me dirás qué pasó?
Preguntó.
— Me faltaron el respeto, me llamaron prostituta y zorra, así que decidí que daré una muy buena demostración de por qué tienen que cerrar la boca, sonreír y lamerme los pies si no quieren terminar como él, Delano se me adelantó a la idea, yo lo pensé, pero él lo dijo, así que está encendiendo el fuego ahora junto a los otros cuatro, ellos siempre me han sido fieles, son mis amigos y me ayudan con mis hijos, así que no se comerán a nadie hoy.
Besó mi mejilla y se acomodó mejor a mi lado.
— ¿Me haces un lugar? No quiero perderme el espectáculo.
— Si quieres un lugar, tendrás que moverme tú, porque yo apenas y muevo los brazos, no siento las piernas.
Me miró y el dolor le recorrió el rostro.
— Ay no, Alexander, no, no, no... perdón, no debí dar detalles, no sé si te molesta, no sé si...
— No es eso lo que me molesta, yo estoy bien con el hecho de que estés con él, lo que a mí me... duele es nuestra conversación de ayer antes que te fueras, crees que no te deseo, eso me duele, eso recordé.
Se me estrujó el pecho al recordar cómo me sentí ayer.
— Yo dije que... entendía.
— Es que no entiendes, Jelena, yo quiero ¿Sí? Yo... quiero intentarlo.
— Pero no te apetece.
Concluí por él.
— No es que no me apetezca, es que... no puedo levantarlo — susurró para que sólo yo escuchara— No se me para ni por muy cachondos que se pongan ustedes dos y yo esté mirando... no me funciona desde una de las pesadillas que tuve, una muy realista con Annika de protagonista, no puedo levantarlo porque... se me viene a la mente ella, y... no puedo.
Sonreí sin gracia y negué.
— Aún muerta la hija de puta sigue jodiéndonos.
— Voy a intentarlo, yo... yo voy a cambiar, llamaré a mi psicólogo y mi psiquiatra para aumentar el número de sesiones, me medicaré, yo...
— Alto ahí, alto — lo miré, se está poniendo muy ansioso y eso no ayudará en nada— Respondeme algo ¿Yo sería capaz de lastimarte?
— ¿Qué dices? Claro que no.
— ¿Yo continuaría a pesar de que tú no quieres hacerlo?
Continué.
— Bueno... no. Tú te detendrías si yo te lo pido.
— ¿Yo soy Annika?
— Eres mil veces mejor que ella.
Respondió con total convicción.
— ¿Entonces? — sin quitarle la vista de encima— Alexander... — suspiré— Yo no soy ella, yo te amo, te respeto ¿Lo entiendes? Yo sé que la has tenido difícil, pero soy tu esposa, y el que no me desees ni intentes tocarme... me duele — admití— No quiero presionarte, pero te extraño, extraño a mi marido.
— Lena yo... perdón, perdón por descuidarte, yo... me centré en mí y te olvidé, yo... si no fuera por Delano...
— De sexo no se vive, Alexander, y ser un matrimonio no es sólo para meterlo y sacarlo, no necesitas casarte para eso, pero quiero estar para ti, quiero... saber cuando algo esté mal, no me ocultes cosas ¿Crees que me reiría de ti si me entero de que no se te levanta? Claro que no, buscaría una solución contigo, juntos.
— Voy a... voy a tomar algún estimulante, eventualmente se levantará, entonces nosotros podremos...
Negué.
— No te estoy obligando a follar, no quiero que te sientas obligado, no quieres, Alexander, yo sólo quiero que me desees, que tú desees hacerlo conmigo.
— Yo te amo, Jelena.
— Y yo lo sé, lo tengo muy claro, Alexander, te amo también, pero siento que estamos caminando en círculos, tenemos que avanzar. Sinceramente siento que tú no quieres progresar y yo estoy comenzando a frustrarme y no quiero lastimarte al presionarte, así que... ¿Qué tal si vamos a terapia de pareja? Quiero ayudarte sin causarte más dolor o preocupaciones, y por mi cuenta no se me ocurre nada más ¿Qué me dices?
Enternecido sonrió y acunó mi rostro, besándome dulcemente.
— Gracias, Lena, por no rendirte conmigo.
— Yo te elegí, y no pienso soltarte nunca ¿Olvidas que soy una esposa controladora y tóxica?
— Sí, casi olvido ese rasgo adorable tuyo — me sonrió— Me encanta cuando me celas.
Nuestra platica se vio interrumpida por los gritos en el almacén al final del campo de entrenamiento, el agua debe estar comenzando a calentarse, el sujeto está dentro de la gran olla que mantenemos para estos fines.
— Mami, escuché que cocinaremos a alguien hoy, quiero ver —Dijo mi pequeña, saltando con agilidad hasta llegar a mí, y besar mi mejilla— Buenos días.
— Buenos días, tesoro — viéndola sentarse entre mis piernas, muy cómoda y atenta— No te acomodes tanto porque te irás dentro, esto no es para que lo vean los niños.
Me miró con indignación.
— Los niños normales se fueron a comer al otro comedor con sus mamis, Ezra se quedó con los bebés, y yo, como la Koroleva que seré, quiero estar aquí viendo como castigan a los cerdos, tengo que aprender, mami, la tortura no es algo nuevo para mí, yo también he participado en torturas con los tíos.
Miré a Alexander, un poco sorprendida por las ansias de nuestra hija.
— Si vomitas, yo no lo voy a limpiar.
Le dijo Alexander a Tanya.
— Como si yo fuera a vomitar — levantándose de la tumbona— Le enseñamos a Sasha un nuevo truco, yo le digo ataca y le señalo el blanco, entonces salta y se lo come — sonrió— No importará si se come a uno de estos sujetos, les voy a mostrar lo bien portado que es mi león.
Saliendo disparada al interior de la casa, dejándonos a solas otra vez.
— Estamos criando un monstruo.
Dijo Alexander, levantándome hasta sentarse en la tumbona y acomodarme entre sus piernas, contra su pecho.
— Ni que lo digas, Tanya sin duda va a ser terrible. Ella y Sasha se van a comer el mundo.
— ¡Mi reina! ¡Estamos esperando sus alentadoras palabras para el desayuno de hoy!
Dijo Misha con una sonrisa maliciosa bailando en sus labios, los perros temblaron ante la idea de lo que les espera.
— Oh bueno, yo pensaba hablarles mientras comen la delicia que mi dinero paga para llenarles los estómagos, pero creo que me adelantaré — sonriendo maliciosa— ¿Pueden recordarme qué joder soy yo aquí? ¿Pueden decirme para quién trabajan? Porque no solo el Boss es la figura de autoridad en esta casa, recuérdenmelo, hijos de puta, y los dejaré vivir.
Me regocijé al escucharlos llamarme su Koroleva, su señora, su jefa, viendo a muchos caer de rodillas para suplicar que no los someta a tal castigo, intentando convencerme que ellos jamás hablaron mal de mí a mis espaldas, lastima que yo tengo buena memoria y recuerdo perfectamente quienes me miraron mal, quienes susurraron sobre mis relaciones cuando creyeron que no escuchaba, yo tengo oídos por todas partes, y todos aquí hablaron mierda de mí, por lo tanto, hoy no se salva nadie.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
BUENAS BUENAS PECADORAAAS
DESDE AQUÍ LES VEO LAS MALAS INTENCIONEEEES
QUE DELANO NO DEJÓ NI LAS SOBRAS, SE COMIÓ TODO TODITOOO
YO QUIERO UNO DE ESTOS, QUIERO UN HOMBRE COMO DELANO, ASÍ DE MORBOSO Y MALICIOSO
DÓNDE ME ENCUENTRO UNO DE ESTOS?!
VAMONOS A RUSIA BESTIES QUE AÚN ESTAMOS A TIEMPO DE ENCONTRAR AL AMOR DE NUESTRAS VIDAS!
ENCANTADA QUEDÉ, ASÍ COMO EL MEME DE LA CHICA DESPEINADA EN LA CAMA, COMPLACIDA, PORQUE LE HICIERON TODO LO QUE LE PROMETIERON JAJAJAJAJA
TÍO SATÁN ¿CUANDO ME TOCAAA? SOY TU FIEL SIRVIENTAAAA, MIRA CUANTAS HE TRAIDO AL LADO OSCURO, MEREZCO UN AUMENTOOO
NOS LEEMOS EL PROXIMO CAPITULO BELLAS, SE VIENE TORTURA, TERAPIA Y QUIZÁ ALGO MÁS
NOS LEEMOS PRONTOO
BESITOS EN LAS NALGAS
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top