Capítulo 30
PRIMERO QUE TODO, BELLAS, GRACIAS POR TODOS SUS MENSAJES, TUVE DÍAS GRISES Y USTEDES ME AYUDARON A VOLVER A BRILLAR, ME TOMÉ UNOS DÍAS PARA RECARGAR ENERGÍA Y PENSAR EN NUEVAS IDEAS, HE REGRESADO RECARGADA Y FRESCA, LISTA PARA BLOQUEAR LO MALO Y ABSORBER TODO LO BUENO QUE ME DAN. GRACIAS POR TANTO.
JELENA.
Siete treinta de la noche, Alexander estaba con una niña en cada brazo, la tercera, Alisa, la ultima en despertar, estaba en su silla frente a él mientras su papá la mueve con el pie, se ve un poco... estresado, sobre todo por Alex ahorcándolo por el cuello, colgándose de él mientras carcajea, Tanya está por ahí haciendo de las suyas con Sasha así que... por el momento son cuatro contra uno.
— ¿Seguro que puedes quedarte con todos hoy?
Pregunté en lo que termino de ajustar el vestido a mi figura, regalo de Alexander, un vestido largo, de noche, rojo vino, de tirantes en mis hombros, un escote sutil, dos trazos de tela cruzados en la espalda, ajustado y abierto en el muslo izquierdo, mi esposo compró específicamente este porque es una versión más sutil del que usé con él la primera vez que salimos juntos, una gala, y como esto era una cena en un bonito restaurante, quiso que luciera tan linda como en aquel día, fue un detallazo de su parte sabiendo que saldré hoy con otro hombre, y que no voy a llegar.
— Puedo hacerlo, no soy ningún inútil, puedo cuidar de mis hijos y no los llamaré suplicando por ayuda.
No quise decirlo así de explicito, pero sí, lo pensé.
A Alexander se le hará difícil con tanto bebé, digamos que nunca lo ha hecho sólo, Delano siempre le ayudó cuando yo estaba haciendo otras cosas... o estaba descansando.
— De todas maneras, si algo pasa...
— Despierto a Ezra y lo obligo a ayudarme — encogiéndose de hombros— Tú mereces salir de aquí y despejarte un rato, últimamente estás muy saltona, pensando que algo grave pasó, paranoica, sin querer ir a los trabajos por no dejar solos a los bebés, mereces despejar tu cabeza, los niños se quedan con su papá, estarán a salvo, así que tú pásatelo bomba y regresa como la perra de la que me enamoré, esa que no le interesa quién venga a tocarle la puerta porque sabe que se lo va a cargar sin sudar siquiera.
Sonreí enternecida con sus palabras, este es Alexander Volkov en su más romántica expresión.
— ¿Seguro que podrás? Son... cinco niños, Alexander, se nos pasó la mano con los críos.
Sonriéndole en lo que meto mis pies en las sandalias y las sujeto en mis tobillos.
— Puedo — dijo seguro— Controlo una perrera completa, y controlo La Jaula sin siquiera mover un dedo, cinco críos no son nada, así que tú ponte más guapa, porque guapa te ves hasta recién levantada y con vomito de bebé en la camiseta, y sal de la casa para ir a tu cita que te lo mereces, estás estresada y tienes que liberar esa tensión.
Que marido tan comprensivo tengo.
— Alexander, te amo — sonreí enternecida— Gracias por ayudarnos a salir con Delano, prometo que la siguiente cita será tú y yo, así será justo para ambos.
— Más adelante tal vez ¿De acuerdo? Es que... no quiero decepcionarte, Lena, yo... — lamió sus labios y dejó de mover los brazos y la pierna, lo que hizo a las bebés protestar, por lo que tuvo que reactivar sus movimientos a pesar de cómo le trabaja la cabeza— Hay... cosas que no me funcionan.
— ¿Qué cosas?
Pregunté frunciendo el ceño, colocando los pendientes de diamante en mis orejas.
— Hace un par de... muchos días que no puedo... levantarlo, no funciona — reconoció— Y no quisiera decepcionarte.
— Por eso no me dejas tocarte.
Lo miré mal, ajustando el collar a mi cuello.
— Me avergüenzo, Jelena ¿Qué es un hombre con problemas de erección? Soy joven aún, no quiero usar esa mierda de viagra, tendré la necesidad de correrme, pero no quiero tener sexo, me da asco.
Abrí los ojos de golpe, eso fue casi como si me dijera que yo le daba asco, hirió mi orgullo a pesar de yo saber qué historia hay detrás de todo eso.
— Está bien, lo entiendo.
Dije sin más, volteando para tomar asiento en el tocador y terminar de maquillarme, faltan mis labios e iluminar ciertas zonas.
— Cosita, no quise decirlo de esa manera, no lo digo por ti.
Se retractó en cuanto se dio cuenta.
— Lo sé, lo entiendo.
Dije luego sin voltear, procurando seguir la línea de mis labios para no pasarme, el rojo es difícil de quitar sobre todo si es de larga duración.
— No, no lo entiendes, ese es tu tono de no entender, mientras fijes que entendiste.
Rodé los ojos, en ocasiones odio que me conozca tan bien.
— A tu tiempo, Alexander, no te preocupes.
Cerrando el labial para tomar el iluminador, casi es hora de que Delano venga por mí, el muy tonto chapado a la antigua quiso que nos vistiéramos en cuartos separados, estuvo alejado de mí a propósito todo el día para que lo extrañara más.
— Jelena, por favor hablémoslo, no podría vivir sabiendo que te aburriste de mí por no poder satisfacerte.
Sonaba tan... afligido el pobre, en ocasiones olvido que no puedo enojarme con él por cosas como estas, Alexander sobre piensa demasiado las cosas y temo que cometa una estupidez, ese miedo jamás se ha ido, no desde que Delano hizo el comentario esa vez que metí la pata en el casino, cuando él no fue capaz de aclarar si estaba casado o no, y yo... no le creí cuando él suplicó que confiara en sus intenciones conmigo.
— Oye, Sasha — volteando para mirarle. No le digo así desde que regresó, el león se confundía— No estoy enojada, en serio — mirándolo con aflicción— Si no te... sientes seguro, puedo decirle a Delano que salgamos otro día, no quiero irme sabiendo que no te sientes seguro.
Sería lamentable cancelar, pero... me da miedo irme y dejarlo vulnerable.
— No, definitivamente tienes que ir, Delano lleva planeándolo hace un tiempo, no sería justo para él.
— Claro que no sería justo y yo tengo muchas ganas de ir, pero tú...
— Yo estoy bien, si tú estás bien conmigo y mi situación, yo estoy bien.
Aclaró con rapidez, lo que me da a entender que no está para nada bien.
Me miré al espejo dos segundos más para aplicar iluminador a mi nariz y entonces me levanté, caminando hacia él, acunando su rostro entre mis manos, besándolo suavemente, acariciando el cabello de mi pequeño para que dejara de ahorcar a su papá y se quedara quieto por dos segundos.
— Te amo ¿De acuerdo? Eso no va a cambiar — aseguré mirándolo directo a los ojos— Eres mi esposo, padre de mis hijos, y te amo, demasiado. Sasha... vi lo que te hicieron, vi lo que sufriste ¿Por qué te presionaría?
— Sé que no me presionarías, te dolió que dijera que me da asco el sexo y pensaste que dije directamente que me da asco tú, tu toque y tu sexo.
Como puñal se sienten esas palabas, mis dudas dichas en voz alta duelen.
— No me das asco — aclaró al ver que no fui capaz de formular ninguna palabra, no sabía que decir— Jamás me darás asco, eres la única que tolero cerca, mi lugar seguro, y si te pones a llorar ahora, hermosa, estropearás tu trabajo de horas, no llores.
Mi hijo estiró sus manitas y como pudo me acarició una mejilla, como si entendiera, como si me dijera que no llorara, me consuela.
— Ven aquí, mi amor.
Cargando a Alex para llenarle las mejillas de besos, dejándole un par de marcas de besos que ya después Alexander le borrará, ahora necesito apapachar a mi bebé mayor.
— ¡Mamá!
Protestó el pequeño, dice pocas palabras, como mamá, papá, Eano, que yo creo que es su forma de llamar a Delano, dice Sha cada vez que señala a Misha y además dice Nina cuando juega con Tanya, así que... algo le vamos entendiendo al pequeño príncipe, ya comienza a hablar mi bestia mediana.
— ¿Estamos bien?
Preguntó mi marido aún moviendo los brazos y la pierna para mecer a nuestras hijas, quiere levantarse y probablemente besarme la boca, sus ojos curiosos no dejan de moverse, pero tiene a las niñas y si deja de moverse, desataremos el caos.
— Está todo bien — sonreí hacia él— Así que no te comas la cabeza con cosas innecesarias.
Voltee al sentir el ruido de la puerta abrirse, Delano entró al cuarto luciendo un exquisito traje a la medida, va sin corbata y los dos primeros botones abiertos, varios de los tatuajes de su cuello están a la vista, con lo que me excitan sus tatuajes... es una lastima tener que taparlos, le pasaría la lengua a todos y cada uno de ellos, muy feliz.
— ¿Estás lista, hermosa? —Preguntó observándome de pies a cabeza, maravillado— Carajo... estás hermosa... ¿Todo esto es mío?
Se maravilló.
Delano es tan fácil de complacer, me duele en ocasiones que se sienta poca cosa o menos por mi relación con Alexander, para mí ambos son iguales, no podría elegir a uno y dejar al otro con el corazón partido, es como ese día en el que tuve que decidir a quien salvar de las prostitutas en la base, mi corazón se dividió, no estaba en mis planes salir de ese lugar sin uno de ellos, siempre fueron ambos, sólo que... me forzaba a separar las cosas, poner líneas claras y dolorosas...
Me alegro que esos días terminaran.
— Todo es nuestro — protestó Alexander— Pero hoy te presto la parte que es mía para que me la regreses mañana, intacta.
— Sí, Boss, la regresaré en una pieza — dijo sin dejar de mirarme— Quizá no intacta, dudo que la regrese así de inmaculada y saludable.
Lamiendo sus labios con lentitud, sus ojos moviéndose por todas partes sobre mi cuerpo, debe estar pensando muchas obscenidades justo ahora.
— Bueno, mientras ella sea feliz, yo soy feliz — dijo mi marido— Váyanse ya, yo cuido a los niños, dame a ese hijito de mami — señalando a Alex con la cabeza— Suelta a tu mamá, mocoso, tuviste mucho de ella ya, deja que disfrute.
Regañándolo en tono de broma al ver que se aferra a mi cuello con fuerza, no quiere que me vaya.
— Alex, iremos por dulces, chocolate y helado a la cocina.
Intentó por segunda vez mi hombre en un tono más amistoso, eso sólo hizo que mi pequeño se aferrara más fuerte.
— Alex, mami tiene que irse, pero volveré pronto ¿De acuerdo? — le expliqué— Mami siempre vuelve, mi bebé grande.
— No.
Dijo sin dejarme separarlo de mi cuerpo.
— Ay mi bebé...
Se me apretó el pecho de la angustia al ver que comienza a llorar, no quiere que me vaya.
— Ay no, si siguen así terminarás llorando tú también.
Dijo Alexander dejando a las bebés en la cama, colocándose de pie, quitándome a Alex de los brazos, lo que hizo que estallara en llantos fuertes, asustando a las bebés, lo que las hizo llorar a ellas también.
El cuarto se hizo un festival de llanto.
— Ay... no puedo irme así — mirando a mis bebés— ¿Y si... nos vamos un poquitín más tarde?
— Perderán la reservación — dijo Alexander empujándonos hacia la salida— Yo también soy el papá y puedo manejar esto, váyanse ya y diviértanse.
— ¡Mamá! ¡No!
Alex intentó alcanzarme, quería a toda costa que yo lo cargara, pero Alexander cerró la puerta y nos echó del cuarto, quedándose dentro con cuatro bebés que lloran sin parar, lo compadezco, le agradezco... y yo estoy llorando ahora también.
— Bebé... estarán bien, Alexander sabrá manejarlo.
Dijo apoyando su brazo alrededor de mis hombros, usando su mano libre para limpiar las lagrimas que comienzan a caer.
— Es que Alex no quería que me fuera...
— Eso es porque pasas las veinticuatro horas del día con él, siempre pendiente a sus necesidades, siempre con ellos y eso no les hace bien a ellos ni a ti, tienes que dejarlos ir un poquito, sólo un poquito para que tanto tú como ellos puedan vivir.
— Pero son mis bebés, me necesitan.
Asintió, besando mi frente.
— Claro que te necesitan, siempre te necesitarán, pero tienen papá, me tienen a mí, tienen a Ezra, a Misha, Orel, Lev y Akim, tienen a tus tías, tienen a los tíos de Alexander, tienen abuela... no están solos ni desamparados, tienes que vivir tu vida también o te arrepentirás más adelante.
— Pero... pero... Nisa se separó de ellos un momento y entonces...
Mi miedo, ese es mi más grande miedo, separarme un momento de mis niños y... no volver a verlos más.
— Tú no eres Nisa, ella tuvo un desenlace... trágico, pero no eres ella ni nunca lo serás, así que seca esas lagrimas y regresa a ser esa perra despiadada que eres, la que espera con la frente en alto al enemigo porque sabe que jamás podrán derribarla, esa es la Lena de la que yo me enamoré, la que a pesar de la paliza que recibiera, siempre se levantaba y luchaba con todo lo que tenía en vez de dejarse llevar por el miedo.
Dos veces en la misma noche, me han dicho lo mismo dos veces, dos personas diferentes... quizá deba comenzar a equilibrar el ser madre y la Koroleva, estoy siendo muy mamá y dejé de lado mis otras obligaciones, me dejé de lado a mí misma.
— Lo siento... es que yo... tengo miedo, Delano.
— Lo sé, hermosa, yo sé, pero tú eres más que capaz de superar todo lo que quiera hacerte tropezar, además, no tienes sólo un hombre contigo, tienes dos, doble protección, doble compañía, doble amor, todo doble, así que relájate, respira y vamos a divertirnos, los niños son muy especiales, Alex hizo una pataleta y en dos segundos estará ahorcando a su papá otra vez, lo adoran, sólo que Alex quiere tus tetas, extraña la leche de mami.
— Sí, puede ser eso, quiere leche de mami todo el tiempo mientras alimento a sus hermanas —suspiré un poco más relajada— Tienes razón, Alexander sabrá manejarlo, estará todo bien.
— Así es, todo saldrá bien, así que vamos a nuestra cita y divirtámonos, lo pasaremos estupendo.
Asentí y sonreí, dejando que borrara las ultimas lágrimas, siempre cuidadoso de no correr mi maquillaje, dejó mis hombros y estiró su mano y me la ofreció, mano que gustosa tomé y comencé a caminar con él, consciente de las miradas nada amistosas que me dedicaron varios de mis perros.
— Estoy tomando nota de sus rostros — dijo Delano en voz alta— Mañana por la mañana los tendré a todos suplicando de rodillas por mirar a su Koroleva así, hijos de puta.
Tan relajado que hasta a mí me hizo temblar, esta amenaza era cierta y muchos morirán, si es que no lo hace a la antigua y mata a uno para torturar a todo el resto.
Digamos que... desde que hice publica en casa mi relación con Delano, los perros me miran como lo hacían mis primeros días aquí siendo cortejada oficialmente por Alexander, como si yo no tuviera nada que ofrecer y aún así recibo mucho, como si yo no fuese nada, una perra que traiciona la confianza de su Boss, me pierden el respeto porque yo... lo dejé estar, nuevamente me dediqué a mis hijos y dejé de lado mis obligaciones.
— Mañana.
Dije subiendo al auto, mi auto, permitiendo que Delano lo condujera, un privilegio para cualquiera, nadie sube a mi bebé tras el volante.
— ¿Mañana qué, hermosa?
Preguntó poniendo en marcha el vehículo.
— Mañana yo voy a torturarlos — dije mirando su perfil— Ya está bien de dejar que el pasado opaque mi futuro, yo no soy Nisa.
— Así es, no eres ella.
— Y no soy Ivanna, no soy un juego, no soy alguien que deje que hablen a mis espaldas mientras finjo indiferencia, no más.
— Sobre Ivanna... hay algo que debo contarte.
Mirándome de reojos unos segundos antes de seguir al pendiente de la calle.
— ¿Qué ocurre con esa zorra? ¿Nuevamente está jodiendo?
Fruncí el ceño.
— No nos molestará más, es lo que quería decirte.
— ¿Se cansó de joder? Y eso de nunca más lo dudo, pedirá dinero para quedarse callada, joderá de todas maneras.
— No, no lo hará, no joderá más.
Rodé los ojos, él la conoce mejor que yo ¿Cómo no comprende que no se va a quedar quieta?
— Claro que joderá, es su pasatiempo favorito y el hobbie es reunir dinero, dos cosas que puede hacer contigo, con nosotros.
— La maté, Lena — dijo con calma— Alexander y yo la matamos hace unos días, hemos estado muy ocupados y me tocaba a mí darte la noticia, así que lo hago hoy, ella está muerta, su cuerpo sigue colgado en el galpón porque no fui capaz de descolgarla, me dio... asco, tocar a alguien tan repugnante como ella, una doble cara que fingió amabilidad porque le convenía... no puedo creer que logró mantenerse en control tanto tiempo contigo, porque de ti quería sólo dos cosas.
— ¿A ti y...?
— Bueno, tres cosas — sonrió de lado— A mí, aunque siempre fui tuyo, tu dinero, que se lo dabas sin que ella hiciera demasiado, y sexo, ella moría por probarte y lo sabes, odiaba que te resistieras tanto, normalmente siempre consigue lo que quiere, pero contigo no pasó y eso la frustró.
Así que sexo, eh...
— Yo siempre pensé que lo decía de broma.
— Ella hablaba muy en serio — aclaró— Cuando tú te ibas a preparar para salir a bailar, siempre mencionaba lo hermosa que te veías y las muchas cosas que probaría contigo... estaba obsesionada.
— Cuando le dices que no a alguien, siempre termina obsesionándose, una lastima que ella no se mantuvo al margen, podríamos haber sido muy felices como amigas, yo le habría dado todo.
¿Qué si me duele su muerte? Sí.
Yo tuve esperanzas de que en algún momento la golpeara un choque de realidad y volviera a ser la Ivanna que recordaba... pero no pasó y ya está más que muerta, no hay nada más que hacer.
— Mañana bajaré su cuerpo, la mutilaré y la haré desaparecer, me haré cargo.
— Pero el olor...
— La muerte hace mucho dejó de ser problema para mí — interrumpí— Me dará gusto despedirme de sus restos, tengo un par de cosas que decirle.
— ¿Quieres que te lleve?
Consultó.
— Como mi segundo, se espera que lo hagas, pero a esas alturas, Alexander querrá darse un tiro porque no está acostumbrado a quedarse solo con tanto crío, así que no, ayúdalo, le pediré a Misha que me lleve.
Será lo mejor, no quiero exponer a Delano a ver a su amiga en ese estado de descomposición, quiero que la recuerde a como la vio la última vez.
¿Cómo la habrán matado? Tengo curiosidad.
¿Habrá sufrido? Porque por nuestros últimos encuentros, lo merecía.
¿Habrá suplicado? Habría dado muchas cosas con tal de ser espectadora... o participe de su muerte.
¿Cuál habrá sido el detonante? Porque dudo mucho que decidieran matarla porque sí de un día para el otro...
— Mañana quiero un reporte completo de las razones de su muerte, hoy sólo quiero ser tu chica, nada más, pero mañana voy a ser tu Koroleva y tengo muchas ganas de ser una hija de puta.
— Por supuesto, te daré un reporte detallado, pero por esta noche, sólo sé mía.
— Toda tuya, Delano.
Estirando mi mano para apoyarla sobre la palanca de cambio que sostiene, viendo su sonrisa relajada hacerse más amplia.
Esta era nuestra noche, mañana me preocuparé del mañana, por ahora, sólo me centraré en Delano.
***
Llegados al restaurante, Delano entregó las llaves al botones para que lo estacionara y estiró su brazo hacia mí para que lo tomara mientras yo amenazaba con la mirada al pobre idiota que le tocó estacionar a mi bebé, diciéndole silenciosamente lo que le haría si le encontraba una sola línea irregular a mi bebé de metal, le tengo mucho amor a ese auto.
— Hoy eres sólo Jelena, deja de mirarlo así y fíjate en mí.
Protestó mi cita, y razón tenía, por lo cual, me sujeté a su brazo y lo dejé guiarme hacia dentro, preguntó por su reservación y amablemente nos llevaron al privado que solicitó, una bonita mesa separada del resto por suaves cortinas azules de terciopelo.
— ¿Quieres que te la chupe? ¿Por qué tanta privacidad?
Pregunté en cuanto nos quedamos solos, viendo su rostro de sorpresa, mi comentario no se lo esperaba.
— No, no quiero que me la chupes... aquí — aclaró— Pedí privacidad porque tú eres prácticamente una celebridad en Rusia, todos conocen tu rostro y saben a lo que te dedicas, te estarán mirando todo el tiempo y yo quiero que me mires a mí, quiero toda tu atención.
Es tan dulce cuando quiere serlo...
Y hoy está bastante posesivo, quiere toda mi atención para él, y planeo entregársela.
— Está bien, pero mi propuesta de chupártela sigue en pie.
Colgando mi pequeño bolso en el respaldo de mi silla, apoyando los codos en la mesa y mi cabeza en las manos, mirándolo atentamente.
— ¿Y ahora que te ocurre, loca?
Mi actitud, lo hizo sonreír.
— Me dijiste que querías mi atención, te la estoy dando.
Carcajeó.
— Eres tan... literal, mocosa del demonio ¿Cuándo vas a crecer?
— Así de pequeña, mimada y toca bolas te gusto, tendrás que aguantar.
Pestañeando repetidas veces, haciéndolo reír.
— No te lo voy a negar, son parte de tus encantos.
Girando el rostro cuando entró la camarera con las cartas entre las manos.
— Buenas noches ¿Ya están listos para ordenar?
Preguntó, quedándosele viendo a Delano más tiempo de lo normal.
Lo sé, es guapo, pero es mío.
— Sí, mi hombre y yo estamos listos.
Dije sólo par ver la cara que pone, me encanta hacerle saber al resto que el hombre que tengo en frente es mío, ya sea Alexander o Delano, ambos son míos.
— D-de acuerdo, les daré tiempo para que elijan con calma.
Colocando una carta frente a cada uno antes de dar media vuelta y dejarnos a solas otra vez.
— ¿Terminaste de orinarme encima y golpearte el pecho, mi Koroleva?
Preguntó Delano muy sonriente, esto le encanta.
— No, puede que, si te voltea a ver otra vez, sea un poco más directa.
Sonriendo en lo que reviso que delicia culinaria comeré hoy.
— Bueno, entonces espero que lo haga para que puedas ser más directa, mi Koroleva.
— ¿Puedes dejar de llamarme así? ¿No que hoy sólo somos Jelena y Delano?
Se encogió de hombros.
— Molestarte es mi pasatiempo favorito.
Bajando la carta, probablemente él sí la leyó mientras yo fingía que lo hacía.
— Dos pueden jugar este juego.
Dije doblando mi pie, agachándome ligeramente para desabrochar la correa y volver a acomodarme en el asiento, tomando la carta, fingiendo nuevamente que leía mientras acaricio su muslo con mi pie, viéndolo acomodarse en la silla... dos veces.
— Eres... muy maldita cuando quieres, hermosa.
Sujetando mi pie cuando llegué a su entrepierna.
— ¿En problemas tan pronto?
Aplastando ligeramente su naciente erección, ambos, tanto Alexander como Delano, se ponen duros con muy poco, me gusta confirmar que sigo ejerciendo el mismo efecto en ellos.
— Estoy intentando no empalarme desde que te vi en ese vestido, así que no me presiones, estoy haciendo un esfuerzo sobrehumano en controlarme, porque todo lo que quiero es doblarte sobre esta mesa, subirte ese bonito vestido, moverte la tanga hacia un lado y penetrarte.
Dijo en un volumen grave y marcado, bajo, que me obligó a acomodarme sobre el asiento, se me humedeció la entrepierna de tan sólo escuchar sus intenciones, algo me dice que esta noche será muy, muy interesante.
— ¿No te parece mejor romperlas? Traje repuestos en el auto, Alexander se encargó de prepararnos una maleta con ropa de cambio para mañana, él sabía que necesitaríamos ropa y yo sé que tú no eres de los que corre las bragas a un lado para follar, así que ¿Por qué te haces el caballero? El Delano que yo conozco me doblaría sobre la mesa, subiría mi pierna a esta para mantenerme más abierta, me arrancaría las bragas y me golpearía el culo por provocarlo en un lugar dónde no podemos hacer tanto ruido, después de eso me follaría mientras me sujeta por el cabello y me clava los dedos en la cadera, provocándome dolor mientras me desarma de placer, eso es lo que mi Delano haría.
Moviendo mi pie para sentir como se le hincha la polla, mientras aprieta los dientes.
— ¿Ya decidieron qué van a pedir?
Preguntó la mesera, quién llegó en el peor momento, estaba muy bien seduciendo a mi hombre, maldita. Pero no quité mi pie, de su entrepierna, agradezco que el mantel fuera lo suficientemente largo para poder ocultar mis acciones.
Aunque me hubiese gustado hacer que viera lo que acaba de interrumpir.
— Delano ¿Pides por mí, por favor? — pedí— La verdad es que no leí ni una sola palabra, estaba muy ocupada seduciéndote.
Sonriendo inocente.
— Por supuesto, guapa, yo pido por ti —Dijo este reprimiendo una risa, tomando la carta —Quiero dos filetes, uno termino medio para mí y otro bien cocido para ella, patatas a la francesa para ambos, kétchup para mi chica, no le gustan sus papas sin kétchup, una copa de vino y un jugo de arándano para ella, tenemos hijos — explicó— No puede beber aún, desafortunado, pero nada que hacer.
La cara de sorpresa de la chica lo dijo todo, Delano hizo el comentario de los niños para que ella dejara de mirarlo así, quizá de esa manera se ubica un poco más... a pesar de que no ha hecho nada hasta ahora, sólo lo mira porque... porque sí, Delano es hermoso y exótico, cualquiera con ojos y buen gusto lo miraría.
Necesito bajarle a la toxicidad, joder.
— Le traeré sus órdenes lo más rápido posible.
Dijo luego de registrar todo y tomar las cartas de regreso, dejándonos a solas.
— Merezco un premio por portarme tan bien ¿Verdad?
Dijo lentamente, con ese pedazo de voz que se carga que me hace estremecer de pies a cabeza, mientras estira su mano y toma la mía con delicadeza, trazando lentas caricias con su pulgar sobre mi dorso.
— ¿Quieres tu premio?
Moviendo mi pie sobre su erección otra vez, escuchándolo gruñir ligeramente en lo que contrae el rostro, mirándome con odio, con deseo... me desea, mucho, y se ha reprimido por semanas, hoy mi vagina corre peligro.
— Lo que yo quiero, no es algo que puedas darme aquí, hermosa, no si pueden interrumpirnos, te quiero para mí toda la noche, hoy eres mía, nada de compartir, y no tienes idea de lo caliente que eso me tiene — sujetó mi pie y presionó su erección un poco más fuerte, haciéndolo gruñir mientras yo muerdo mi labio soltando un jadeo— Te deseo, Jelena.
Apreté los muslos intentando aliviar la sensación de placer doloroso que se clavó en mi vientre bajo por sus palabras, estaba increíblemente húmeda.
— ¿Y si... nos saltamos la cena?
Propuse.
Todo lo que quiero es encerrarme con él y hacerlo a lo bestia hasta el día siguiente.
— Oh no —negó quitando mi pie, apoyando ambas manos sobre la mesa— Parte de esta cita es calentarte tanto que apenas te lleve a la cama, me desearás tanto que no vas a pensar en nadie más, así que lo siento, preciosa, vas a tener que aguantar las ganas.
Fruncí el ceño e hice un mohín, pero conozco a Delano, nada sacaré suplicándole a pesar de lo mucho que le gustaría la idea, por lo que opté por mi plan dos, intenté verme lo más tranquila posible y comí con calma, demasiada calma, viendo a Delano ponerse cada vez más nervioso hasta el punto de dejar caer los cubiertos sobre el plato, haciendo un estruendo.
— ¿Qué pasa? ¿No que tenías tantas ganas? ¿Te pone nervioso tenerme entre cuatro paredes sólo para ti? ¿Temes que pueda comerte?
Bromee para aligerar el ambiente, Delano está tenso, muy tenso.
— Bueno... sí que me pone nervioso, hace un tiempo no lo hacemos, mucho menos lo hemos hecho contigo así, no embarazada, intenté contenerme todas esas veces por el bien de las bebés, pero ahora no hay limites ¿Entiendes? Las posibilidades de lo que puedo hacerte son tan variables que estoy... ansioso.
Ansioso, ya veo. Ansioso y no nervioso, eso es bueno, eso quiere decir que mi vagina sí corre peligro, Delano es... una bestia en la cama, insaciable y agresivo, sucio como me gusta.
— Yo también estoy ansiosa —estiré mi mano sobre la mesa, apoyándola sobre la suya— Pero ya sabes, sin presiones, sin expectativas, sólo tú y yo, disfrutándonos, y si no te sientes capaz, no te sientes bien para hacerlo, siempre podemos hacer otras cosas, las parejas no sólo follan y yo siento que estás muy presionado justo ahora, te noto... nervioso y lo que menos quiero es que no disfrutes nuestra cita, es la primera que tenemos como pareja y deseo que la disfrutes tanto como yo.
Sonreí.
Delano giró su mano para tomar la mía, trazando caricias con su pulgar y me sonrió de regreso.
— Eres perfecta, mujer ¿Quién en su sano juicio no querría hacerte el amor?
Alexander.
Alexander no quiere... no puede, no me desea.
— Sin presiones ¿Ok?
— El que te presionará seré yo, bebé. Sobre la mesa, contra la pared, en el baño, en la cama, la encimera... te presionaré sobre todas las superficies que encuentre para saciar este hambre que tengo de ti.
Debo admitir que luego de esa revelación, dejé de jugar con la comida y comencé a comer más rápido sólo para salir de ahí, tomando la mano de mi hombre para dejar el restaurante apenas pagamos y subimos al auto, dejando que él me guiara.
Delano sí que se preparó, me llevó a un hermoso y alto edificio de cristal, subiendo hasta el piso más alto, la mejor vista, paredes de cristal oscuro en el cual podía ver toda la ciudad a nuestros pies, pero nadie vería nuestras perversiones, eso me gustó, pero me gustó más la decoración del lugar, Delano no eligió sólo el romanticismo, también eligió el morbo. Esta habitación era gigante, enorme, y de un solo ambiente dejando de lado el baño, ese estaba a parte, la cama estaba centrada y pegada a la pared, una cama enorme, cuadrada, con dócel, las sabanas blancas inmaculadas, la tela que cae desde el techo desde los cuatro extremos de rojo vivo, la madera oscura, pero eso no es todo, frente a la cama, una plataforma circular y un tubo para bailar, rodeado de cientos de hebras de hilo suave para crear una fantasía sensual y excitante, en uno de los extremos, el jacuzzi ya lleno, el vapor volando por sobre la espuma, el champagne estaba enfriándose junto a este, dos copas, chocolate blanco y negro además de frutillas y mango, fruta conocida por ser afrodisiaca, y la sorpresa no acaba ahí, al otro extremo del cuarto había un sofá curvo que vi en el prostíbulo un par de veces, se pueden hacer un montón de interesantes posiciones sexuales en él, en la pared, una cruz de cuero, cuatro grilletes colgaban de cada extremo, me estremezco al pensar en las posibilidades, afortunadamente también había una cocina completamente amoblada en la que podíamos comer y beber más tarde, porque hoy sí que me harán sudar.
— ¿Y bien, hermosa? ¿Estás asustada ya?
Preguntó mi hombre pegándose a mi espalda, sus manos recorriendo mis pechos y mi cintura mientras reparte besos por mi cuello, su voz gruesa y ansiosa.
Repasé el lugar viendo el morbo a primera vista, luego me enfoqué en su toque romántico, pétalos de rosas rojas po todas partes, velas aromáticas de rojo oscuro y negras, yo era su sacrificio hoy, iban a devorarme.
— ¿Asustada de ti? Nunca.
Aseguré moviendo mi cabeza hacia un lado para darle más espacio a sus labios curiosos, sintiendo sus dedos mover el tirante de mi vestido por mi hombro, depositando húmedos besos, raspando con sus dientes, plantando sus labios después mientras su mano libre presiona mi cadera para mantenerme en mi lugar mientras él se frota descaradamente con la curvatura superior de mi trasero.
Me vi en la necesidad de estirar mi mano y sujetarme de su nuca para mantenerme de pie, estaba sintiendo demasiadas cosas en estos momentos, me encantó el lugar y muero por dejarme amar por este hombre.
— ¿Qué me dices si vamos a tomar un baño primero? El agua se enfriará si la dejamos estar.
Propuso.
— Esa idea me gusta mucho. Desvísteme.
Aprende a hablar, Jelena, deja de dar ordenes siempre...
De todas maneras, mi tono de voz no pareció molestarle, llevó sus manos a los botones de mi vestido desabotonando lentamente, depositando un beso sobre cada trozo de piel descubierta, haciéndome temblar de la expectación.
— ¿Te pusiste ropa interior especial para mí, Lena?
Preguntó deslizando la tela por mis hombros, dejándola caer al piso, ofreciéndome su mano, la cual gustosa tomé, para salir del montón de seda en tacones, luciendo el conjunto que elegí para él hoy, un triángulo diminuto sobre el culo y dos hilos de tela en mis caderas, un triangulo en el frente, ocultando mi sexo, para el brasier, un camino de flores lo suficientemente ancho para cubrir mi aureola, el fierro del brasier cubierto de tela moldeando el borde inferior de mi pecho, dos tiras cruzándose en mi espalda para mantenerlo en su lugar, es osado, pero sensual, ya quiero que me lo arranque.
— Te ves... exquisita.
Haciéndome girar en mi lugar para tomar un buen vistazo de mi atuendo.
— Gracias, Delano, quería ponerme algo lindo para ti, pero te advierto que tengo los pezones parchados y cuando los saque, puede que hagamos un pequeño desastre.
Chasqueando la lengua, tengo tanta leche que se me va cayendo sola y es... incómodo.
— Yo con el hambre que tengo...
Mordiéndose el labio, mirándome completa otra vez.
— Quítate la ropa tu también — propuse— Te espero en el agua.
Soltándolo para comenzar a caminar lentamente hacia el jacuzzi, desbroché el brasier y lo tiré al piso, consciente de que me estaba mirando mientras subía un pie en los escalones para soltar mi calzado, dándole una buena vista de mi culo cuando me erguí y deslicé la tela por mis piernas, lentamente, reprimiendo mi sonrisa victoriosa al ver la premura que tiene por arrancarse la ropa, sobre todo cuando tiré los stickers sobre mis pezones, soltando un leve jadeo de dolor, la pegatina me lastima, pero era necesario si quería ponerme algo delicado y pequeño.
No tuve oportunidad de sumergirme cuando ya lo tenía frente a mí, jadeante, mirándome de pies a cabeza.
— Estás hermosa...
Susurró observando mis pechos.
— Tú no estás nada mal tampoco — bromee, tomando asiento, ocultando mi cuerpo hasta los hombros con el agua y la espuma— Sigues siendo el hombre más hermoso que he visto.
Viéndolo sumergirse junto a mí, sonriente.
— Ese día, Jelena, no tienes idea de lo feliz que me hiciste, nunca me sentí bien con mi aspecto, hasta que te conocí a ti.
Estirándose para tomar el champagne.
— Es sin alcohol, lo pedí especialmente para que pudieras beber algo esta noche ¿Quieres?
— Quiero — sonreí— Ese fue un gran detalle, gracias, Delano.
— Por ti, lo que sea, preciosa.
Sirvió ambas copas y dejó la botella en su lugar otra vez, el leve movimiento movió la cubeta y entonces... lo vi. Una cajita de terciopelo rojo pequeñita, miré a Delano con pánico al percatarme de lo que era, y él, al ver que vi su sorpresa, se preocupó.
— Lena, yo... — lamió sus labios— Yo... lo pensé mucho, mucho tiempo, y... me gustaría dar el siguiente paso contigo — tomando la caja— Me enamoré de ti ¿Ok? No sé cuanto tiempo llevo enamorado, intenté reprimirme por años, Lena, años, porque me gustaste desde que pusiste un pie en nuestra casa, te quería muerta al principio, sí, es cierto, pero eso no quita que eres la mujer más hermosa y más pura que he conocido, claro que ahora eres una perra, pero... sigues siendo lo más hermoso que yo he visto y... sería un imbécil si no te pidiera que... fueras mi esposa.
Abriendo la cajita frente a mí, un hermoso anillo simulando una corona, de oro blanco, repleto de diamantes de diferentes tamaños, un anillo digno de una Koroleva, sí que lo eligió bien, es... hermoso.
Bebí el contenido completo de mi copa y desee que este champagne tuviera alcohol, porque acaba de ponerme en una posición muy difícil.
— Delano yo... yo...
— ¿No quieres? — se preocupó— Mierda... Debí darte señales o algo para estar seguro — se acomodó el cabello— Arruiné la noche ¿No? — cerró la cajita y la dejó en el borde del jacuzzi otra vez— La cagué, lo siento, la cagué, olvidemos esto...
Tuvo el ademán de levantarse, pero se lo impedí, sujetándolo por el brazo para mantenerlo en su lugar.
— Delano... yo ya estoy casada ese es el problema, la poligamia no es legal en Rusia y por más que yo... quiera, no podemos, la ley no lo permite.
Soltó un suspiro cargado de alivio, mirándome.
— Alexander y yo lo hablamos, no es legal, pero tampoco punible, y siendo quienes somos, no van a decirnos que no, podemos hacer esto, podemos casarnos si es lo que tú deseas, ser mi mujer también ante los ojos de todos.
— ¿Ambos lo hablaron? ¡Eso quiere decir que no habrá problema si yo... digo que sí?
El corazón me late a mil por hora, esto es algo grande, algo muy grande.
— Si tú quieres casarte conmigo, Jelena, nada ni nadie será impedimento.
— Oh mierda, cuanto te amo.
Subiendo a horcajadas sobre él, devorándole la boca, tragándome un jadeo de sorpresa de su parte, le costó al menos dos segundos darse cuenta de lo que estaba haciendo antes de sujetarme por las caderas y apretarme contra su cuerpo, devolviendo el beso con las mismas ansias que yo.
— Entonces ¿Esto es un sí?
Preguntó a centímetros de mi boca.
— Ponme ese anillo, Delano.
Extendiendo mi mano izquierda hacia él, viendo como con manos temblorosas toma en anillo, y lo desliza por mi dedo anular, depositando un beso sobre él después.
— Juro por mi vida que voy a hacerte feliz.
Prometió levantándome ligeramente para alinear su pene con mi entrada.
— Juro que yo intentaré ser menos asfixiante, intentaré relajarme, ser menos tóxica, menos controladora, aprenderé a hablar, lo prometo, voy a cambiar.
Jadeando al sentir su miembro separar mis carnes lentamente, cómo extrañaba esta sensación.
— ¿Cuántas veces he repetido que me encanta tu lado posesivo y tóxico? Me excita, Lena — jadeó en mi oído— Me excita tanto que tengo que encargarme por mi cuenta de lo que me provocas, extrañé tanto la sensación de estar dentro de ti...
Afortunadamente ahora fui inteligente y me puse el implante en el brazo, no más bebés, podría follar como loca y no tendría que preocuparme si se van dentro.
— ¿Qué ocurre? ¿Tan temprano y sin habla, bebé?
Se burló al ver que me mordí la lengua cuando lo intenté, llevo un tiempo sin sexo, mi vagina regresó a lo que era luego del parto, soy pequeña, mi vagina es pequeña y Delano tiene un pene envidiable tan grande como el de mi marido, me siento muy llena, me roza por todas partes y las ganas de correrme son demasiadas, si me muevo, estimulo mi clítoris con el roce de nuestros cuerpos, estamos tan juntos que mis pezones se frotan con su pecho, y si le sumo el hecho de que voy a casarme... eso multiplica por diez las sensaciones, me siento sensible y apenas puedo pensar.
— Jódete.
Logré articular, apretando los dientes, clavándole las uñas en los hombros cuando me alzó ligeramente y me hizo bajar, encajándose profundo en mi interior, llegando al tope, logro sentir que está chocando con algo ahí dentro, y espero que esta no sea una de esas veces en las que termino en el hospital por el sexo sucio y morboso.
... aunque no me importaría si logro aguantar el sexo intenso hasta el otro día, felizmente me interno por la mañana si estaré bien cogida y satisfecha.
— Joderte es lo que haré toda la noche, hermosa, así que más te vale haber dormido bien los días anteriores, porque no te dejaré dormir hoy.
Inclinándose hacia mi pecho para meterse un pezón en la boca, y succionó en lo que retira su pene y vuelve a penetrarme, ambas acciones juntas, volviéndome loca, forzándome a contraer mis paredes, apretándolo, ganándome un gruñido de advertencia de su parte para que me relajara.
¿Cómo relajarme cuando me están devorando tan rico?
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BUENAS BUENAS MIS PECADORAS BELLAAAAS
HE REGRESADO A MIS INICIOS DE DEJARLAS CON LAS GANAS JAJAJAJAJA
PERO BUENO, EL PROXIMO CAPITULO REGRESAMOS PUESTAS PARA LA SUCIERÍA Y LA PUTERÍA, QUE ESO ES LO QUE A TODAS NOS GUSTA MAMACITAAAS
VOLVERÉ A HACER EDITS AHORA QUE TENGO MÁS TIEMPO TAMBIÉN, DEJÉ MUCHAS COSAS DE LADO QUE RETOMARÉ, ESO AYUDA A LA INSPIRACIÓN
ESTOS DÍAS ALEJADA DE LAS REDES ME AYUDÓ A DESPEJARME, PERO INSISTO, SUS MENSAJES SON TODO LO QUE ESTÁ BIEN, ME RE AYUDARON A CONTINUAR A PESAR DE QUE SÓLO QUERÍA BORRAR TODO Y ABANDONAR WATTPAD
BESTIES, UNA VEZ MÁS GRACIAS, SON LO MEJOR DE LA VIDA, GRACIAS POR TANTO, PERDÓN POR TAN POCO
SE LES RE AMA
NOS LEEMOS EN EL SIGUIENTE CAP
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