Capítulo 3
DELANO.
Comentaré a Lena que encontró a su mamá ayudó bastante a que ella comiera por sí sola... digo, yo le seguí dando en la boca, pero ya no hubo necesidad de buscarle motivos por cada cucharada, ella abre la boca por su cuenta y traga mientras su mente se va a otro lugar, tiene la vista perdida, no quise interrumpirla hasta que se comió la ultima cucharada de compota de manzana, depositando la paleta en su regazo, acariciándole el cabello.
— Listo hermosa, terminaste tu comida, felicidades, lo hiciste estupendo.
Se sonrojó y sonrió de todas maneras, tomando la paleta.
— No soy una niña, Delano.
— Cuando alguien hace algo bien, no importa la edad, hay que felicitarla ¿No crees?
— Sólo cené.
— Y te lo comiste todo, incluido el postre, felicidades por eso.
Quedé de una pieza cuando Lena se inclinó hacia mí para abrazarme con fuerza, me costó un poco procesar lo que estaba pasando, pero logré reaccionar a tiempo y la envolví en mis brazos, acariciando su espalda, sintiendo su columna bastante marcada, está demasiado delgada y espero que logre recuperar todos los kilos que perdió estos meses en un tiempo próximo.
— Gracias, Delano, no sé qué haría sin ti.
— Morirte, por supuesto, soy increíble.
Carcajeó contra mi pecho y no pude evitar contagiarme de su alegría, no quiero ser pesimista y arruinarle el momento, pero me parece bastante extraño que su madre regrese luego de tantos años, si la quisiera tanto como dice, habría regresado antes ¿O es que realmente Viktor la tenía amenazada? ¿Qué tiene que ver él en toda esta ecuación?
— Lena ¿Puedo darte un consejo?
— Alexander ¿No?
Que bien me conoce la maldita...
Detesto cuando estos dos están peleados, me siento como el hijo de una familia disfuncional.
Alexander era todo lo que tenía, quién me defendió cada vez que se burlaron por mis diferencias físicas, el medio albinismo no es bien visto por aquí, quién me dio una razón de vivir, un trabajo, algo que proteger, algo que amar, nuestro vinculo cómo hermanos.
Luego llegó Jelena, una chiquilla guapa y vivaz, un poco santurrona hasta cierto punto, pero era una mujer libre, una mujer que no se sentía con la necesidad de retribuirle algo a alguien, una mujer que no tenía miedo de abandonarlo todo porque ya no tenía nada, por eso la busqué, por eso me convencí a mí mismo que ella me gustaba cuando en realidad me gustaba que me necesitara y que yo pudiera darle lo que ella quisiera sabiendo que lo aceptaría, sabiendo que Lena me seguiría... más tarde me di cuenta de que por muy guapa que la ex monja fuera, por muy libre, por muy entregada a las situaciones nuevas y dispuesta a tomar cada oportunidad como un reto dispuesto a llevar a cabo... ella no era Ivanna, maldita Ivanna que se me metió en la cabeza y el corazón, una mujer que no me elegiría y que jamás me seguiría.
— Delano, te estoy hablando.
Dejé de divagar, mirando a la chiquilla que levanta la cabeza y toma su debida distancia, mirándome con confusión.
— Perdón... estaba pensando.
— ¿Qué querías decirme? Quiero ir a ver a Zara.
La ansiedad se la come viva, muere por ver a esa mujer recostada arriba con otros ojos, no como una desconocida con un posible "quizá", ahora en definitiva es su madre.
— Habla con Alexander, no seas tonta, no te cierres que eso no te hace nada bien, tú sabes que las redes de apoyo son lo más importante en este tipo de tratamientos, cuéntale lo que te disgusta, lo que te provoca ansiedad, cuéntale que cuando entras en este estado, las texturas de la comida te dan nauseas, cuéntale para que él pueda ayudarte. Él te contó en su momento sobre sus traumas para que tú pudieras ayudarle, ahora tú deberías hacer lo mismo.
Asintió apenada, parece haber recuperado la cordura.
Muchas veces decimos cosas que no sentimos en realidad cuando estamos enojados, asustados o desesperados, ahora con la cabeza fría y el estómago calentito, podrá pensar mejor y tomar mejores decisiones.
— Lo haré, hablaré con él en cuanto termine con Zara — levantándose— Gracias de nuevo, Delano.
— Lamento haberme marchado del SPA sin avisarte, me invitaste porque me necesitabas ahí y te fallé.
Levantándome con ella, sintiéndome un poquito desesperado por su perdón, no he dejado de pensar en eso durante toda la tarde, me fui y la dejé sola, me fui...
— Lo comprendo — sonrió con los labios apretados, una mentira— Espero que hayas arreglado tus asuntos con Ivanna, yo no estuve tan sola.
Dio media vuelta y se marchó, haciéndome sentir más mierda.
Por muy enojado que estuviese con Ivanna, no debí dejar a Jelena sola, perdí la cabeza cuando ella decidió que de todas maneras tenía que irse al prostíbulo, yo mismo la llevé y la dejé ahí, yéndome a beber porque sinceramente no quería verle la cara a nadie.
No comprendo por qué Ivanna prefiere venderse cuando yo podría darle todo ese dinero sin la necesidad de que hiciera cosas que no le apetecían del todo, no comprendo qué es lo que me falta ¿Por qué no soy suficiente para ella?
Suspiré rendido y tomé los pocillos vacíos en los que comió Jelena, montando todo en la bandeja, depositándola sobre el carrito de la comida dejándolo fuera del cuarto para que el personal lo retirara más tarde, yendo directo al cuarto de vinos en el sótano con clara intención de seguir bebiendo, Lena no me necesitará por un rato, puedo semi perder la cabeza hasta que ella me busque, dudo mucho que el par de cabezotas quiera hablar justo ahora, Alexander quizá ni siquiera está en la casa, celoso por lo que vio antes en mi cuarto.
— Es que ya no sé que hacer, es mi esposa, la amo y quiero que esté bien —me paré en seco al escuchar la voz de Alexander, ocultándome tras la puerta para poder oír mejor— No sé cómo disculparme con ella, discutimos y no dije las palabras correctas, sólo la ataqué, tengo miedo de espantarla con mis actitudes, yo no quería que las cosas salieran así, yo sólo quería que comiera.
Miré por la rendija de la puerta abierta a Alexander pasearse de arriba abajo con una botella de vino entre las manos, el móvil sobre el mueble.
— Alexander, primero, tienes que tranquilizarte, recuerda que no puedes ayudar a nadie si tú mismo necesitas ayuda ¿De acuerdo? Debes estar tranquilo y en control, te recomiendo que busques un poco más sobre su trastorno alimenticio, infórmate no sólo de internet, por favor, habla con tu esposa y pregúntale qué es lo que siente, qué cosas le incomodan, con qué se siente cómoda, respeta su espacio y no seas agresivo a la hora de hablar.
— ¿Cree que no quiera volver a hablarme?
Mi amigo estaba aterrado...
Él se marchó para hablar con su psicólogo, él está buscando cómo ayudarla.
— Sólo es una discusión, Alexander, las parejas discuten, es muy común, sólo no dejes pasar demasiado tiempo para que ella no note desinterés de tu parte, puedes comenzar diciéndole que, si te necesita, estarás para ella, que sabes que están peleados, pero siempre puede contar contigo, eso es muy importante, que ella sepa que no está sola y tiene personas a su alrededor que se preocupan de ella y la quieren.
— Querer es poco, yo la amo y claro que me preocupo, me aterra saber que puedo perderla porque ella decidió no comer.
— No es que ella decidiera no comer, es que su cerebro le juega en contra, su cuerpo la traiciona, y eso no es su culpa, jamás la culpes, este es un proceso que se vive en familia, porque cuando una persona se enferma, todo el núcleo cercano se enferma.
Di media vuelta y mejor lo dejé a solas en su sesión con el psicólogo, si se siente atrapado, nadie mejor que Valentino para que lo ayude con su bloqueo.
Alexander no es malo... con Jelena, sólo es un tonto que se desespera cuando no sabe cómo ayudar y en definitiva ahora no sabe.
Espero que Jelena me haga caso y decida tener una charla con él para tranquilizar al hombre.
Hice mi recorrido hacia la cocina y me robé el vino blanco que utilizan para cocinar, subiendo rápido las escaleras antes de que el servicio me pille, dispuesto a ir a ver a los niños primero para cerciorarme de que están bien, con total intención de llevarme un monitor para estarlos viendo y escuchando cuando vi la puerta frente a la mía ser remodelada ¿Tenemos visitas?
— Oye Cal —llamando a uno de los chicos— ¿A qué otro perro callejero recogeremos de la calle?
Haciendo alusión a Danika y Zara, sigue siendo extraño para mí tener más mujeres en casa, con Lena y Tanya me bastaba y sobraba.
— Una amiga de la Koroleva, se mudará hoy, por lo que debemos tener todo preparado, están trasladando sus cosas en estos momentos.
— Trasladando de dónde.
El corazón me late a mil por hora ¿Será?
— Del Club-Prostíbulo, la chica que se quedó contigo anoche ¿No lo sabías?
— Gracias por la información, Cal, toma esto.
Le entregué la botella de vino blanco y prácticamente volé por los pasillos hacia el cuarto de los niños, despertándolos a propósito.
— Tío Delano... por qué...
Se estiró entre quejas la pequeña princesita, mirándome mal, digna hija de Jelena.
— Vamos a jugar.
— ¿A jugar a qué? No quiero jugar... quiero dormir...
— Juguemos a... quien le da al tiro de carne ¿Qué dices? Tendré los ojos vendados para darte ventaja.
le brillaron los ojos cuando me miró, le encanta cuando la dejamos disparar.
— ¿Me lo juras? ¿Este no es un plan para que me bañen?
Entrecerrando los ojos.
— Te lo juro, mocosa, ahora arriba, vamos a disparar, nos llevamos al pequeño príncipe — levantándolo de su cuna junto a la cama— Alguien necesita un cambio de pañal al parecer, el tío Delano recogerá toda tu mierda hoy, Alex, estoy muy feliz.
— Mierda es una mala palabra, tío.
Puntualizó Tanya acomodando el pañal de genero en la cama para que recostara a su hermano.
— Si lo sabes, entonces no lo digas, mocosa.
— Le diré al tío Misha.
— ¿Y qué hará? ¿Lavarme los dientes con mierda?
Molestándola.
— Le diré que es mi tío favorito frente a ti.
Cruzándose de brazos, sonriendo victoriosa.
— Ambos sabemos que tu tío favorito soy yo, mocosa mentirosa.
Rodó los ojos y me miró con cansancio.
— Sí, eres mi tío favorito, pero sólo porque eres la persona favorita de mi mamá.
— ¿Lo soy?
— ¿Ves a alguien más que pueda entrar a su cuarto sin tocar, tío? ¿O que duerme con mami cuando le duele la pancita?
Carraspee sintiendo que tengo dos manos izquierdas ahora para cambiar el pañal, pensé que Tanya no se había dado cuenta nunca que Lena y yo compartimos cama un par de veces... varias veces.
— Bueno, supongo que soy la persona favorita de todos, también de tu papá.
— Pues sí, también de papi.
Dijo sonriente.
Para cuando estuvimos listos, tomé al pequeño metiéndolo en el porta bebés que me aseguré de ponerme muy bien y tomé de la mano a la niña para bajar e ir directo al campo de tiro.
— Ok pequeño príncipe, acostúmbrate al ruido, el olor de la pólvora y los molestos gritos de tu hermana.
— ¡Tío!
Se quejó Tanya pidiéndome que la cargara para subirla al banco que le daba la altura suficiente para apoyarse en la mesa y disparar.
— ¿Lo ves? Eres una parlanchina, un loro muy gritón.
Continué.
— ¡Y tú eres Jack Frost!
— Jack Frost es muy guapo.
— ¡Lo es!
— ¿Dices que soy guapo?
— Tengo un tío muy guapo — asintió— Pero... creo que me perdí, estábamos discutiendo.
Carcajee acariciándole el cabello, sin duda, estos niños me ayudarán a bajarle a mi ansiedad ¿Llegará Ivanna? ¿Realmente vendrá?
***
JELENA.
Nerviosa, subí los escalones y entré al cuarto que ocupaba la mujer que, según el papel, era mi madre, es más, el sobre abierto estaba sobre la mesita de noche, no dudé en abrirlo y leer por mi cuenta el parentesco, esta mujer realmente era mi madre y yo tenía muchas preguntas.
Tomé asiento junto a ella en la cama, moviéndola con delicadeza.
— Oye... Zara...
Moviéndola un poquitín más fuerte.
— Zara despierta por favor...
Medio supliqué.
— Zara...
Me costó un poco arrancarla del sueño, pero lo conseguí, y lo primero que hizo al verme fue ponerse a llorar, sujetando mi mano en el proceso, intentando hablar, pero simplemente las palabras no salían de su boca.
— Tenemos que hablar, creo que tienes muchas cosas que decirme ¿No? — tomando el papel con mi mano libre— Hice el examen de ADN porque... necesitaba saber si no me mentías.
— ¿Eres...? ¿Eres Jelena?
Preguntó con voz rota.
— Así es, Zara, soy Jelena y soy tu hija.
Lo siguiente que sentí fueron los brazos de la mujer rodeándome para darme un apretado abrazo, se sentó tan rápido que temí que se mareara, pero parecía bastante bien.
Deseé por tanto tiempo un abrazo como este que no dudé en regresárselo, sintiendo el alivio recorrerme completa, tengo una mamá y me quiere, ella me quiere.
Giré el rostro al escuchar la puerta cerrarse, Alexander se acercó decidido a nosotras, mi madre palideció y me soltó, retrocediendo, en cambio mi esposo se inclinó hacia mí, apoyando su mano en mi hombro, dándole un ligero apretón.
— Se que estamos peleados — susurró— Pero quiero que sepas que cuentas conmigo, Lena, para lo que necesites.
Besando mi mejilla.
— ¿Podemos hablar cuando termine aquí? Yo... quiero disculparme por mi comportamiento.
— Claro, estaré en mi despacho.
Asentí recibiendo otro beso suyo en la mejilla y abandonó la habitación, dándome tiempo para ver a mi madre y su... rostro de pánico total.
— ¿Dónde está él? ¿Dónde está Viktor? ¿Te atrapó? Ese era el bastardo de su hijo ¿No? Él iba a entregarte, Viktor le encomendó entregarte a él.
Lamí mis labios resecos por los nervios y miré a mi progenitora, tomando su mano.
— Pasaron muchas cosas, madre, pero antes de contarte eso, necesito saber por qué no me buscaste durante tanto tiempo ¿Por qué ahora? Mi posición me hace dudar de tus intenciones conmigo.
— Puedes comprobarlo si quieres, pídele a ese hijo de puta que llame a su abuelo, Yakov. Para cuando Viktor me soltó y supuestamente me dejó libre, hizo que su padre me secuestrara, de esa manera yo podría comparar quién me trataba mejor, su intención era que yo decidiera volver con él, pero por más abusos que enfrenté, no lo hice, no le pedí que me dejara regresar.
— Pero... vi trabajos tuyos en la red, te busqué. Si supuestamente has estado secuestrada primero por Viktor y luego por Yakov... entonces ¿Cómo?
— Viktor me permitía trabajar bajo estricta vigilancia, siempre había alguien conmigo, la seguridad aumentó cuando se enteró de que me embarazó, quería mantenerme a salvo ese... puto enfermo.
— ¿Por qué volviste justo ahora? ¿Por qué no antes?
Estoy tan... confundida...
— Yakov me dejó ir, dijo que yo seré un aviso informado, que cuando te encontrara, debo decirte que los problemas apenas están comenzando, y que ahora los Volkov tienen más motivos para odiarte, por eso te buscaba con tanta desesperación, por eso tenemos que irnos, tengo que salvarte, sé que... no estuve contigo y te dejé en ese convento, pero... fue lo mejor que pude encontrar en ese tiempo, estaba desesperada...
Más problemas maldita sea, más problemas.
— Ok, Zara, tengo que decirte un par de cosas.
— ¿No estás preocupada? Tenemos que irnos de aquí, estás viviendo con un Volkov — tirando de la vía de su brazo, intentando salir de la cama— Vamos con mi familia, ellos nos recibirán, nos ayudarán, ellos...
Le impedí bajar de la cama, tomando asiento una frente a la otra mientras sujeto sus manos y le sonrío intentando tranquilizarla.
— Zara, estoy viviendo con un Volkov, sí, Alexander es mi esposo — de ser posible, palideció más— Me casé con un Volkov porque yo así lo decidí, nadie me obligó, es más... Alexander sí fue a ese convento, llegó en el momento justo para salvarme, iban a abusar de mí — suspiré— Zara... al dejarme en ese convento sin un apellido y sin figurar en ninguna parte, me criaron para ser saciar el hambre carnal de los padres que nos visitaban, ese día hermanas, abadesas y sacerdotes me encerraron en un cuarto, me quitaron el hábito y mi velo... estaba casi desnuda cuando Alexander llegó y me ofreció dos alternativas, matarme y matarlos a todos, o dejar que terminaran lo que iban a hacer y luego matarlos, yo elegí morir, quería morir porque me sentía sucia y desdichada, entonces él cambió de parecer y decidió salvarme, y no, no me entregó a Viktor, siempre me protegió de él, siempre evitó que nos encontráramos, puso su vida en peligro por mí y... nuestros hijos, Alexander no es un Volkov hijo de puta, él es bueno y me ama, ama a nuestra familia.
— Pero es fiel a Viktor, él jamás le dijo que no a ninguna de sus peticiones, entonces...
— Viktor está muerto, Zara, él lo mató.
Parecía no creerme, razón por la cual me vi en la necesidad de abrir la galería de mi móvil y mostrarle la cruda imagen de la cabeza de Viktor junto a la de Annika, viendo a mi madre ponerse verde y cubrirse la boca, al borde de las arcadas.
— Lo lamento por mostrártela — guardando el móvil— Es que tenías que creerme, saber que esa... bestia que tanto daño nos hizo está muerta, porque abusó de mí también en una ocasión — me miró— Estaba obsesionado conmigo, intentó de todas las maneras posibles que me quedara con él y yo no sabía por qué, ahora sí.
— El parecido entre tú y yo es...
— Me asusta — admití— Me asusta porque somos muy parecidas, el parentesco era inconfundible, aun así, quise asegurarme, espero que no te moleste.
— No, claro que no, estoy... contenta de poder encontrarte, pero esto no es nada a lo que me imaginé para ti, Jelena, vives entre mafiosos, eres... — me miró con cautela— ¿Te tratan bien? ¿Te alimentas bien? ¿Te maltratan?
Mirándome con lastima por todas partes, deteniéndose en cada lugar dónde los huesos son más visibles.
— Sé que mi aspecto no es el mejor estos días, pero no tiene nada que ver con las personas que viven en esta casa, tengo TCA, estoy trabajando en ello — suspiré— Me cuesta, pero tengo personas que me apoyan en todo siempre. Mamá, este lugar es mío, soy la Koroleva de la Bratva, las ordenes las doy yo y aquí no se mueve nada sin que yo lo sepa, soy respetada y temida, no tienes de qué preocuparte.
— Me alegra saber que tuviste suerte a pesar de todo el daño que mis decisiones te causaron, Jelena... pero tus hermanos... tus hermanos y los de... Alexander...
— Agradezco que no insultes a mi marido — sonriéndole— No te preocupes, sé que debes estar muy angustiada, pero solucionaremos esto, nos costará, porque como escuchaste, no soy santa de su devoción, me odian y quieren que Alexander y yo nos divorciemos, yo no fui elegida para él, no me aprueban, así que... tenemos bastantes problemas, pero recuperaremos a mis hermanos ¿De acuerdo? Confía en mí, yo puedo protegerte ahora, poseo las herramientas, no tienes que cargar todo por tu cuenta.
Zara y yo hablamos largo y tendido para ponernos al día sobre nuestras situaciones, es más, se siente tan culpable por hacerle daño a Danika de forma indirecta, invadiendo su espacio por exigencia de Viktor que quiso dejar el cuarto y buscarla para poder hablar con ella para disculparse.
Por lo tanto, juntas dejamos la habitación y seguimos las indicaciones de mis hombres, encontrando a Danika plantando en el espacio que será su nuevo huerto, muy divertida, con los focos señalándola para que pueda ver, fuera ya estaba oscuro.
Las dejé a solas para que pudieran explayarse y caminé hacia el campo de tiro dónde las luces también estaban encendidas, Delano estaba con los niños, le está enseñando a Tanya a disparar otra vez, se ve divertido usando el portabebés de esa manera.
Los dejé en lo suyo y entré en la casa otra vez, caminando hacia el despacho de mi marido, viéndolo muy concentrado leyendo unos documentos.
Al escucharme cerrar la puerta, levantó la cabeza y bajó los documentos, viéndome detenidamente hasta llegar al escritorio, viendo los documentos de los negocios que he hecho durante este tiempo, se está poniendo al día.
— Deja, los guardo sin perturbar tu orden y podemos hablar ¿Sí? No tardo.
— Te ayudo.
Juntos ordenamos todo en sus respectivas carpetas otra vez, dejándolos en sus respectivas casillas, sólo entonces cuando ya estuvo todo en su lugar y la superficie vacía, me subí y cruzada de piernas tomé asiento frente a Alexander.
— Lamento haberme puesto así — dije yo primero al ver su nerviosismo— Intentabas ayudarme y yo no fui capaz de decirte que no soy capaz de comer comidas enteras la mayor parte del tiempo... no te lo dije porque no quería preocuparte, pero nos está generando problemas y eso... no me gusta.
— Lamento haberte gritado, lamento todo lo que dije... no fueron las palabras completas, no te estaba ayudando para nada, tú fuiste tan paciente conmigo y yo sólo te agredí... lo lamento tanto...
— Delano y yo descubrimos que la comida hecha puré me ayuda a poder tragar sin problemas, no me gusta la textura de los alimentos, lo de... esta tarde sí era mi comida favorita, pero no me la podía tragar, me daba un asco terrible, sólo quería vomitar, y el que me obligaras, me cubrieras la boca y me... gritaras todas esas cosas feas no hizo más que empeorar mi estado... sé que quieres ayudarme, pero por favor no me obligues a comer, no me... obligues porque de verdad no puedo hacerlo...
Se levantó de su silla y me miró, tuve miedo de que decidiera marcharse otra vez y me dejara sola, pero... no lo hizo, es más, me sujetó por la cintura, alzándome y nos sentó juntos en la silla otra vez, yo a horcajadas suyo mientras él me estrechaba con delicadeza, acariciando mi espalda.
— No volverá a suceder, te lo juro, buscaremos lo que te acomode y respetaré tus tiempos, no volveré a ponerme agresivo, eso fue... muy incorrecto, no tienes idea de lo culpable que me siento... gracias por contarme.
Respiré su aroma y le regresé el abrazo, sintiendo que por fin podía relajarme luego del día pesado que tuve, estoy emocionalmente cansada y siento que podría seguir durmiendo sin problemas.
— Gracias por entender...
— Yo siempre voy a querer lo mejor para ti, bebé, en ocasiones me asusto y entro en pánico porque no sé cómo ayudarte, y me equivoco, pero estoy trabajando en eso, hablé con mi psicólogo hoy, está ayudándome a ser más empático y mejor esposo.
Que se esfuerce y que reconozca sus errores es lo que hace la diferencia, él quiere ser mejor de lo que ya es y yo valoro mucho eso.
— Yo también quiero ser una esposa que sirva... no alguien que podría morir de un infarto en cualquier momento por mi... falta de nutrientes.
— No quise insinuarlo de esa manera... lo siento tanto...
Se disculpó otra vez intentando no apretarme lo suficiente como para lastimarme, todo él tiembla, está nervioso y se contiene, porque generalmente me aprieta tanto que apenas puedo respirar, quizá piensa que soy frágil y puede lastimarme.
Tres toques en la puerta nos hicieron suspirar a ambos ¿Quién puede estar molestando a estas horas? Son casi las diez según el reloj en la pared.
— Pase.
Dije yo mirando a Alexander rodar los ojos, él no tenía intención de recibir a nuestro invitado... o invitada.
Ivanna cruzó el despacho y tomó asiento frente a nosotros luciendo nerviosa, estrujándose los dedos y mirando en todas direcciones menos a nosotros.
— ¡Pensé que no vendrías! — acomodándome sobre él para poder mirar a la pelinegra, usando sus piernas como asiento, sintiendo sus manos en mi cadera— ¿Qué decidiste al final? Dime que te quedarás, por favor...
Alexander frunció el ceño con notoria confusión, observándome.
— Yo... quiero hacerlo, pero vine a pedirle permiso a Alexander, yo no sé si le causa repulsión el tema de las chicas aún y no quiero perturbarlo.
— ¿Quedarse...? ¿Quedarse cómo? ¿Por cuánto tiempo?
Ivanna me miró con pánico.
— ¿No le dijiste? Estoy haciendo el loco... que pena...
Sonrojándose notoriamente avergonzada.
— ¿Decirme qué?
Preguntó un confundido Alexander.
Con todo lo que ha sucedido hoy, no tuve tiempo de comentarle sobre mi ofrecimiento a la pelinegra.
— Ivanna, esta es mi casa también, puedo tomar decisiones por mi cuenta, tú no te preocupes por nada — miré a Alexander— Ivanna se viene a vivir aquí, dejará el prostíbulo y le ofrecí un cuarto, yo... pensé que no habría problema si se lo ofrecía, además, de esa manera, ella y Delano estarán más cerca, es más que obvio que algo sucede ahí.
— ¿Más que obvio? Está clarísimo — dijo Alexander rodando los ojos— Ivanna, nuestra casa es tu casa, tú no te preocupes por nada, bienvenida.
Se desparramó con alivio por el sillón, dejando atrás todas las tensiones.
— Por un momento tuve miedo porque ya renuncié y sacaron todas mis cosas, Lena hizo que las trajeran aquí, pelee con Delano así que no sabía si era buena idea venir, él estaba furioso por mi mentirita piadosa.
— ¿Cuál mentira?
Preguntó el chismoso de mi marido.
— Le dije que debía acostarme con siete sujetos diferentes hoy como mis clientes, se supone que me quedaría con él aquí hoy, sólo quería saber si se pondría celoso y... además de ponerse celoso, se enfureció.
— Bueno... Ivanna, yo creo que eres la única tonta que no se da cuenta de que Delano te sigue como perrito desde hace bastante tiempo — le dijo mi león— Te ha propuesto por años venirte a vivir acá.
Alexander lo sabía y no me dijo nada ¿Dónde está el compartir chismes en pareja?
— ¿Cómo podría cuando tú no te sentirías cómodo? Me faltan tornillos en el cerebro, pero tampoco soy inconsciente.
— Bueno, pero esa etapa ya pasó, gracias a mi esposa logré superar ese episodio de mi vida — besándome con delicadeza, un beso corto, pero significativo— Iré por Delano, espera aquí.
— Está en el campo de tiro con los niños.
Respondí embelesada.
— No tardo.
Abandonó el despacho y yo aproveché de encaramarme en el escritorio para acercarme a ella y chismosear antes de que ese par regresara.
— Entonces ¿Qué decidiste en cuanto al medio peliblanco?
— ¿Puedo permitírmelo, Lena? ¿No pasará nada si lo digo en voz alta?
— Es más, deberías decirlo en voz alta, que él lo sepa, las razones de por qué te negaste siempre, así él lo comprenderá y sabrá que no fue el problema, él también tiene miedos como los tuyos, uno siempre cree que es insuficiente hasta que logramos creer que somos más que suficiente, somos demasiado, tú eres demasiado, eres la octava maravilla del mundo, Ivanna.
— Si fueras lesbiana ¿A quién elegirías? ¿A Catrina o a mí?
Carcajee negando.
— Enfócate, loca.
— Perdón, son los nervios — subiendo al escritorio conmigo, abrazándome— ¿Crees que me resulte? ¿Crees que no sea demasiado tiempo?
— Cuando se quiere a alguien, jamás es demasiado tiempo, esperar también tiene su encanto, Ivanna.
Acaricié su espalda dándole tiempo de calmarse y preparar su discurso mentalmente, viéndola erguirse con rapidez al ver entrar a Delano al despacho, Alexander carga con un brazo a Alex y Tanya está sobre sus hombros, Sasha el león corretea a sus pies, se ve feliz.
— ¡Delano! ¡Tengo que decirte algo antes de que me acobarde y regrese al prostíbulo!
— ¿Qué ocurre? ¿Estás bien, Ivanna?
Se preocupó él, acercándose.
Tuve toda la intención de bajar del escritorio para darles espacio, pero Ivanna me apretó la mano tan fuerte, negando suplicante, que decidí quedarme.
— Tú puedes, recuerda, somos demasiado, siempre.
La animé.
Asintió cerrando los ojos unos segundos, tomando una larga respiración, abriéndolos luego para mirar al hombre frente a ella.
— Me gustas, me gustas hace bastante, Delano, pero... el prostíbulo es todo lo que yo conocía, era mi hogar, mi estabilidad, mi fuente de ingresos... lo era todo y... yo siempre tuve en mi mente que no podía estar contigo cómo tú me lo pedías, yo no podría prometerte fidelidad, yo no podría quedarme a pasar la noche contigo, yo... tenía horarios de ensayo, yo... no era suficiente para ti, no soy suficiente, soy solo era una prostituta de la que te cansarías en algún momento y entonces yo lo iba a perder todo si abandonaba mi estabilidad, yo estaba segura de que si te elegía, como típico hombre, luego de cumplir tu reto autoimpuesto de tenerme, ibas a botarme y yo me quedaría en la calle, tenía tanto miedo que... dije e hice cosas estúpidas, cosas que no sentía ni quería decir y que dije a propósito para lastimarte, para desilusionarte... pero seguías viniendo, y seguías viniendo — se le saltaron las lagrimas y eso me estrujó el corazón— Y eso era lindo, que vinieras a verme y pasáramos el tiempo, me aprovechaba de mi trabajo para follar contigo y poder besarte tanto como quería, me ponía horriblemente celosa cuando elegías a otra en vez de a mí, me dolía... porque yo... te quiero y ahora que Lena me ofreció una garantía, ahora que... puedo lanzarme a una piscina que ya no está vacía, sino que, llena de agua... ahora... quiero venir contigo, quiero corresponderte...
Delano estiró sus manos y le enjuagó las lágrimas, sonriendo enternecido.
— Primero guapa, suelta a Jelena para que se vaya, porque lo que quiero hacerte no es apto para ser visto por los niños.
— De acuerdo.
Me soltó, y entonces yo pude bajar del escritorio.
— Ahora... dime que me quieres de nuevo, por favor.
— Te quiero...
Le dijo ella con voz ahogada, mirándolo.
— Dios... eres una mujer tan complicada... ¿Tenía que convencerte Lena?
— Es la mejor amiga de todas, quiero besarla.
Delano carcajeó, pero no fui capaz de escuchar lo que le respondió, los niños, Alexander y yo dejamos el despacho, caminando por el pasillo directo al exterior.
— ¿Dónde vamos? — pregunté— ¿Les daremos privacidad por si... cantan muy alto?
Mirando de reojo a Tanya.
— Tu madre está con la mía afuera... creí que sería bueno si le presentábamos los niños a Zara ¿Tú que dices? Sé que yo no le agrado, nunca le agradé, pero quizá pueda hacerla cambiar de parecer si me conoce.
— Alexander, te amo.
Le dije sonriente, rodeando su brazo con mis manos, tiene ambas manos ocupadas, con una sostiene a Alex y con la otra mantiene sujeta la pierna de Tanya.
— Yo también te amo, preciosa — sonriéndome de regreso— ¿Qué dices? ¿Se los presentamos?
— Hagamos eso, quiero que conozca a mi familia, que te conozca a ti, porque a pesar de ser Volkov, no eres un hijo de puta, eres bueno... conmigo y los niños — porque con el resto...— Y quiero que Zara lo sepa, que lo vea.
Caminamos hasta el huerto de mi señora suegrita que sigue hablando con mi madre, ambas acuclilladas plantando unas flores, pude escucharlas incluso reír, parecen llevarse bien, eso es bueno.
— Em... ¿Zara? Quiero presentarte unas personitas.
Ambas mujeres se dieron la vuelta siguiendo el sonido de mi voz.
— Ellos son...
Señalando a los niños que mi esposo cargaba.
— Sí, son mis hijos, Tanya y Alex... y sí, él es Sasha — señalando al león que no dejaba de saltar, buscando atención— Mi esposo, Alexander — mirando por unos segundos a mi marido— Mi familia...
— Los dejaré un momento para que puedan hablar en paz.
Dijo Danika levantándose.
— No, quédese por favor — tomando su brazo— Usted es parte de la familia también, una Volkova que fue victima de los Volkov, cómo mi marido, su hijo, ambos son buenos, diferentes a las personas que conoces, Zara... por favor dale una oportunidad a mi familia, conócela y verás que no es tan mala.
Mi madre sigue viendo a Alexander con desconfianza, no está segura, pero los niños le llaman la atención, se quitó los guantes de jardinería y se levantó, sonriéndole a Tanya, mi niña sociable también le sonrió.
— Mi nombre es Tanya Volkova — le dijo la niña— Mi mami me eligió y me quiere mucho, yo la quiero mucho a ella también ¿Usted también nos quiere, tía Zara?
La mujer de rubia cabellera quedó atónita frente a nosotros sin saber que responder, probablemente no se esperaba esa pregunta, y siendo sincera... yo también quería saber la respuesta.
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BUENAS BUENAS BESTIES
TARDÉ, PERO LLEGUÉ
ME RETRASÓ UN POCO CON TODO EL TEMA DE LA NUEVA HISTORIA, PERO LO PROMETIDO ES DEUDA
AHORA LA COSA ES
QUÉ PASARÁ CON DELANO E IVANNA?
DELANO TIENE PINTA DE SER HOMBRE PELIGROSO, COMO SASHA
QUÉ DICE EL PÚBLICO? JAJAJAJAJA
LES TRAERÉ DETALLADO LO QUE SUCEDA CON ESOS DOS, USTEDES TRANQUILAS
Y ZARA? ZARA ACEPTARÁ A ALEXANDER?
ALEXANDER ES TODO LO QUE ESTÁ BIEN EN ESTA VIDA, SE EQUIVOCA PORQUE ES HUMANO, PERO SABE RECONOCER SUS ERRORES
ESPERANDO EL PROXIMO PARA VER QUÉ PASAAA
NOS LEEMOS EN EL SIGUIENTE CAPITULO NENAS
LAS AMOOO
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