Capítulo 27
DELANO.
Mis manos hierven, mis palmas pican, todo mi cuerpo está despierto, muere de ansias por toca a la mujer que está frente a mí, pero hoy no es mi momento, es momento de ayudar a Alexander, nada me haría más feliz que cubrir las necesidades físicas de esta mujer, desearla y hacerle saber que la amo con cada caricia, cada beso, cada roce, cada penetración, me encantaría poder hundirme en ella y perder la noción del tiempo en un vano intento de calmar las ansias acumuladas de ella.
Dudo algún día cansarme de poder sostenerla, no creo en Dios, pero la mera existencia de Jelena es una completa bendición para mí.
Desde que Lena llegó, yo dejé de sentirme sólo, Alexander siempre estuvo, sí, pero desde que ella llegó a nuestras vidas, él dejó de alejarme y comenzó a sentir, permitirse sentir, ser feliz y vivir.
Todos comenzamos a vivir cuando esta... cosita insignificante se metió a nuestros corazones a la fuerza.
— ¿Qué ocurre, muñeca? ¿Tímida a estas horas? No te conocía esta faceta.
Dije en susurro, recorriendo sus brazos con mis manos de forma lenta, disfrutando de sus vellos erizados, la forma en la que acomoda la espalda en mi pecho y echa su cabeza hacia atrás, permitiéndome hacer mientras toda ella tiembla de las ansias.
Estoy muy seguro de que lamenta tanto como yo el no poder tener sexo, su cuerpo ruega para que lo toque, y a la vez, añora que Alexander pueda ser capaz de tocarlo.
— Tímida no, caliente, estoy en llamas, deseosa — se sinceró— Pero hoy no es mi momento, es momento de Alexander, esto es por él. Tenemos que aguantar, lo siento.
Dijo con pesar, levantando una de sus manos para apoyarla sobre la mía, trazando lentas caricias, eso fue suficiente para que yo supiera que también se preocupa por mis necesidades, ella se preocupa por mí, me quiere, me lo ha hecho saber seguido, me siento... pleno aquí.
— Yo no... no sé si funcione — Alexander palideció— Quizá sí debas jugar sólo con Delano, yo puedo... puedo mirar, eso funciona, entonces...
— No — lo interrumpió su esposa— Jamás sabremos si funciona si no lo intentamos, sólo lo intentaremos, sin presiones, lo sabes.
Estirando su mano para tocar su pecho, Alexander no retrocedió, eso fue un alivio para esta mujer quien botó el aire contenido en un tembloroso suspiro, está nerviosa y ahora entiendo que no son sólo temblores de ansias, ella no quiere que su esposo se ponga mal, quiere protegerlo y amarlo, sólo que en ocasiones lo que sale de su boca, lo que hace y lo que piensa no se comunican, y eso la frustra, sobre todo después de lo que Can le dijo, se ha sentido muy frustrada.
— No sé si pueda complacerte, Jelena — le dijo Alexander sin moverse, pero tenso— No sé si pueda tolerar tus roces, te amo, nunca lo dudes, te amo demasiado, pero puede que esto sea demasiado para mí, cuando lo intentas, mi mente se... llena de pensamientos de esas mujeres, de Annika, de mí, incapaz, atado, forzado, y yo...
— Lo comprendo, mi mente tiene los mismos pensamientos cuando otra mujer me toca, no puedo pensar, las nauseas me invaden — Si el se sincera, yo también— Me duele el pecho y no puedo respirar, pero cuando es Jelena... me siento seguro, amado, respetado, sé que ella no me lastimaría, se que ella se detendría si se lo pidiera, y sé, que mi placer para ella es tan importante como el propio, más incluso. Confiaste en ella antes, confía en ella otra vez, Jelena respetará tus limites, siempre lo hizo.
La chica dejó de apoyar su espalda en mi pecho y se movió para poder mirarnos a ambos, me sonrió de forma cálida, se sujetó de mi brazo y apoyándose en la punta de sus pies, jaló ligeramente de mí para tenerme a su altura y besó mi mejilla, un gesto tan puro, pero a pesar de eso... me hizo temblar, un... cosquilleo digno de un colegial estúpido en el vientre bajo, pero... todo esto del amor es tan nuevo para mí que me lo permito, me permito sentirme como un puberto cada vez que estoy con ella.
— Si no estás listo, no te presionaré — dijo Jelena, estirando su mano para tocar el brazo de él— Cuando tú quieras, cuando te sientas seguro, yo seguiré estando aquí, a tu lado.
Sonriéndole cálido.
— Quiero intentarlo.
Dijo Alexander tragando grueso.
— No te obligues — le dijo Jelena— Si no te sientes preparado, no lo disfrutarás y yo quiero que lo disfrutes.
— ¿Disfrutarlo? — tomó la mano de ella y la apoyó en su entrepierna, moviendo la cadera para que ella pudiera sentirlo— Estoy deseoso, Jelena, mi problema es otro, tú siempre logras excitarme.
Tuve total intención de alejarme porque este era su momento, no el mío, pero ambos me miraron... bastante mal, indignados.
— ¿Y tú dónde demonios vas? Si algo sale mal, tienes que quedarte aquí.
Protestó Alexander.
— Es cierto — lo respaldó la rubia desquiciada— Él es mi esposo, tú mi novio, y no veo justo hacer algo sin uno de ustedes presente.
Me sorprendió que ambos me quisieran aquí, supongo que aún tengo mi mentalidad de Segundo, servir y proteger nada más... sólo que... ahora yo soy... más, mucho más.
— Bueno, me quedo entonces, pero este sigue siendo tu momento Alexander, este bombón puede hacerme una mamada en otro momento.
Guiñándole un ojo a la chica que se sonrojó por mis palabras, tomando asiento sobre el sofá frente a la cama, tendré un buen lugar, si todo sale bien, tendré asientos en primera fila para ver una muy buena porno... y masturbarme en el proceso, será muy estimulante si aparece en la película mi actriz favorita.
— Entonces... ¿Me dejarás?
Dijo la rubia seductora que movió su mano para frotar a Alexander sobre la ropa.
Mi amigo, que no es un idiota, asintió lentamente, entreabriendo los labios, soltando un jadeo bajo, retrocediendo cuando ella avanzó.
— ¿Me temes, Alexander?
Preguntó la rubia sin quitar su mano, pero quedándose completamente quieta.
— Me gustan todas tus facetas, jamás te temería, sé que tú jamás me lastimarías.
Le confirmó Alexander, relajando sus hombros tensos.
— Entonces ¿Te sentarías en la cama conmigo?
Quitando su mano del pene de mi amigo, extendiéndola hacia él, siempre dándole la posibilidad de negarse, siempre haciéndole saber que él tiene el poder de elegir.
Alexander asintió y tomó su mano, siguiéndola a la cama, tomando asiento uno junto al otro, mi amigo parecía un puberto a punto de ser devorado por una come hombres... y en cierta parte lo era, Jelena ha tenido pocos hombres en su vida, pero... es una completa experta en la cama, una mirada suya estando desnuda y dispuesta, y yo podría correrme, así de fácil soy.
— ¿Puedo desabrochar tu pantalón?
Le preguntó después sin moverse de su posición.
— Está bien.
Accedió Alexander, muy al pendiente de los movimientos calculados de su esposa, quién quitó el botón y lo miró, al ver que no había nada mal, prosiguió bajando el cierre, mostrando lo que el jeans ocultaba, el bóxer del Boss a punto de estallar y la punta asomándose sobre el elástico, esa mierda de pretina molesta y duele como la mierda, no sé cómo se puede mantener tan tranquilo justo ahora.
— ¿Puedo continuar?
Preguntó la rubia quién se relame los labios, deseosa de llenarse la garganta y atragantarse, es una maldita masoquista que adora el control y que le exijan, pero ahora está cediendo, por él, su pareja, su igual.
— S-sí, estoy bien, yo estoy bien.
Apretando las mantas bajo su peso, yo no sé si se autoconvence o está deseoso de que siga, su rostro expresa nerviosismo, no sé como leer eso, no puedo disfrutar de mi porno si él no lo disfruta, no podría regocijarme en su dolor.
— ¿Seguro que estás bien?
Ok, ok, si los dejo solos jamás van a salir de la zona de confort, supongo que para eso estoy aquí, soy el intermediario.
— Alexander, tú tienes el control ¿Qué es lo que no entiendes? — me acerqué— Si tu dices "Para" ella parará, si dices "Continua" ella continuará, si quieres más, sabes que Jelena te lo dará, y si quieres parar, yo estaré deseoso de llenarle esa boquita astuta, satisfaceré sus deseos, así que, si no funciona, me tiene a mí, no tienes de qué preocuparte.
El brillo malicioso que se instaló en esos ojos me hizo saber que en parte, el placer de Jelena es lo que le importaba, ahora que sabe que, feliz, yo ocupo su lugar, parece más decidido a experimentar.
Creo que necesitan un poquito más de presión.
— Bonita ¿Te pones de rodillas, por favor?
Pregunté a mi Koroleva con todo el respeto que mi pito a punto de explotar me permite, señalando a Alexander, esto era por él, hoy por él... o ahora, ahora por él, luego por mí.
— ¿Lo ves? — señalé mi punto, acariciando el labio inferior de la rubia con mi pulgar— Ella sabe seguir ordenes, es una reina muy obediente.
Acariciando su barbilla, mordiendo mi labio ante las posibilidades.
— ¿Qué esperas para pedirle algo? Ella te lo concederá, por nosotros, ella haría cualquier cosa, así como nosotros haríamos hasta lo imposible por ella.
— Jelena... ¿Podemos intentarlo?
Se animó a decir mi amigo ¡Eso es hombre! A eso le llamo tomar riesgos.
Estoy orgulloso, carajo.
— ¿Quieres que te la mame, mi pobre león?
Esa boca sucia hace estragos en mi pito, muero porque ya sea mi turno.
— Sí, exactamente eso quiero.
Tuve intención de quitar mi mano para regresar al sofá y tocarme como es debido, pero... Alexander tuvo otra idea, tomando mi mano y apoyándola en el cabello de la rubia, ambos mirándonos un poco descolocados por la acción del rapado.
— Yo quiero mirar e intentar disfrutar — Dijo Alexander— Tú vas a presionarla, a Jelena no le gusta hacer mamadas si no la presionan y no creo ser capaz.
Admitió Alexander.
Jelena gimió del gusto, mordiéndose el labio inferior mientras apretaba las piernas, a la muy maldita le excita la idea.
¿Quién soy yo para negarle su fantasía?
— Por supuesto, estoy para servir, Boss.
— Aquí yo no soy tu Boss, eres mi amigo, los amigos se apoyan ¿No?
— Por supuesto, apóyate en mí siempre, cuando quieras, lo que sea, te voy a ayudar.
Sobre todo, en estos favores muy sexuales que involucran a mi novia.
— Bueno chicos, luego se abrazan y hacen esa cosa de hombres que no entiendo — estirando las manos— Tengo hambre justo ahora y dos penes que tragarme, así que si me lo permiten...
Así que también va a mamármelo... que rico. Creí que tendría que pedírselo.
Alexander levantó la cadera para bajarse ligeramente la ropa interior en lo que Lena tira de la ropa y se acomoda mejor entre sus piernas mientras yo me mantengo de pie junto a ellos muy al pendiente de la situación, si Alexander no puede y Jelena está muy perdida en las sensaciones, tengo que detenerla, y si mi amigo puede con la situación, pues voy a presionarla para que se ahogue y ruegue como le gusta hacer, insisto, me gusta mi papel en esta relación.
— Permiso...
Dijo la rubia antes de besarle el glande y engullir el pene hasta la mitad, subiendo y usando su lengua para lamerlo de las pelotas a la punta, asegurándose de usar mucha saliva para que así fuese más fácil tragársela, usando esas pequeñas manos para sostener esos centímetros que junto al rostro de mi chica se ven... absurdos.
Alexander se tensó, pero no de miedo esta vez, es más, debió de sentirse tan bien que entre abrió los labios y soltó un gruñido, apretando las mantas bajo su peso, moviendo la cadera para que la rubia dejara de jugar y se la tragara toda, al parecer, hasta aquí, va todo bien.
— ¿Qué pasa, bebé? — pregunté a mi Koroleva— ¿Demasiado grande para ti? ¿No te cae en la boca?
La reté, viendo el odio expresado en su mirada cuando me miró de reojo.
Eso es... ódiame más, para cuando me la mames, me lo chupes tan fuerte que no sea capaz de unir palabras en una oración.
— Pruébame.
Gruñó la rubia, tomando mi mano para asegurarla bien en su cabeza, ella quiere que la presione.
¿Quién soy yo para negarme a su orden? Soy sólo un simple perro...
Sonreí malicioso y enredé los dedos en esa sedosa cabellera, empujándola hacia el pito de Alexander, viendo como centímetro a centímetro desaparecen dentro de esa pequeña boquita y le abultan la garganta, observando como se le enrojece el rostro y tose en ocasiones, se ahoga, pero no hace ningún esfuerzo por subir, por lo que seguí presionando hasta que tuvo el rostro pegado a la pelvis del rapado mientras me mira victoriosa.
— ¿Crees que eso es todo, linda? ¿Te aplaudo? — sin quitar mi mano, sin dejar que se mueva— Yo apenas estoy comenzando, y ni hablar para cuando sea mi turno.
Jalándola del cabello para hacer que levante la cabeza, empujándola hacia abajo otra vez, un poco bruto, sí, pero es que estoy malditamente excitado.
— ¿Y tú qué? ¿No tienes manos? — miré a Alexander— Mira como la tienes, adora tu maldito pene, babea por él, llora por él, se sonroja por él.
Haciendo alusión a como saliva por la forma en la que la obligo a tragarse su pito, acción que la hace llorar por ahogarse y como no respira, se le pone rojo el rostro, pero así le gusta a ella, entre más brutal, entre más sucio le hable, más le gusta, más la excita.
— Yo no puedo, hazlo tú.
Dijo Alexander un tanto asustado.
— Claro que puedes — tomé su mano y la reemplacé por la mía en la cabellera de su esposa— Mira, ya lo estás haciendo, tú tienes el control, mira.
Alexander miró a la chica entre sus piernas, miró su mano y volvió a mirar a la chica, y entonces... presionó, haciendo que ella se tragara centímetro a centímetro otra vez, lentamente, mientras esta se sujeta de sus muslos para no perder la estabilidad.
— Como dice la canción, hermosa — dije yo, liberando mi erección, comenzando a masturbarme— Quiero escupirte en la boca para que resbale mejor, jalarte del pelo para que te duela y hacerte saber que en ese preciso momento, el que tiene el control soy yo, quiero follarte hasta que se te duerma la vagina y luego usar mis dedos para ver que otros lugares de ti puedo usar — Una lastima que no pueda follármela por un tiempo— Hay muchas cosas que quiero hacerte, olvidar que eres mi Koroleva, mi dueña, quién sostiene la correa, y hacerte llorar de placer, hacer que supliques, que llores, que me ruegues... eso quiero... lo deseo tanto...
La vi apretar las piernas y gemir mientras Alexander se anima y la presiona más, alzando las caderas para clavarse más profundo en esa boquita estrecha y húmeda que debe sentirse como la gloria, estoy malditamente celoso ahora.
Jelena gimió de gusto cuando me arrodillé tras ella y le abrí el pantalón para frotarle el clítoris con mis dedos, todo sin dejar de masturbarme, apretándomelo tan fuerte que duele, es la única manera de no correrme tan rápido, estoy malditamente caliente hoy y no entiendo la razón.
— ¿Me dejarás, Jelena? ¿Me dejarás tomar el control y hacer un desastre de ti? — susurré tras ella, frotándola más rápido— Se que siempre soy el sensato, pero no estoy nada en control ahora, tengo muchas ganas de poseerte de todas las maneras posibles, en todas las posiciones, sobre todas las superficies y faltarte el respeto de todas las maneras que estoy pensando justo ahora. Quiero dejar de ser tu Segundo por un momento y ser tu novio, sólo eso, uno que quiere hundirse en ti y hacer que olvides el mundo entero.
La humedad me empapa los dedos, Jelena está deseosa, tan deseosa que no deja de soltar dulces sonidos que el pito de Alexander ahoga, quien se motiva con cada provocación morbosa mía, probablemente celoso de lo que le haré a su mujer, de todo lo que voy a hacerle en cuanto la puta cuarentena se levante, estas son promesas, yo voy a hacerlo, le pediré una cita, una noche para ella y para mí en algún bonito hotel alejado que prepararé para cumplir mis fantasías, fantasías en las que ella fue protagonista por meses y meses.
— Uuf... carajo —Gruñó Alexander, poniéndose de pie— No te muevas y sujétala.
Me pidió Alexander, usándome de pared para apoyar a su esposa, moviendo las caderas frenéticamente, llenándole la boca a Jelena, y yo que no fui capaz de quedarme del todo quieto, rodee su cintura con mi brazo mientras mi mano recorre su garganta abultada y se regocija con sus arcadas.
¿Por qué me resulta tan sexy cuando se ahoga? ¿Por qué quiero que siga ahogándose?
Alexander terminó corriéndose dentro de la boca de nuestra chica, no fui capaz de darle un respiro cuando me puse de pie, cambié la mano de Alexander por la mía y le follé esa deliciosa boquita húmeda y apretada, viendo como me reta con la mirada la muy... maldita, quiere más, y ¿Quién soy yo para negárselo?
Con Alexander sentado en la cama ahora, la hice retroceder hasta quedar de espalda entre sus piernas, ahora soy yo quien lo usa de pared mientras le follo la boca nuevamente, moviendo las caderas sin cuidado alguno, sintiendo su lengua traviesa jugar con la piel sensible de mi pito, aún en esta posición, ella sabe que tiene el control, me tiene dónde me quiere, en sus manos.
Eché la cabeza hacia atrás, y me dejé llevar por las sensaciones, tuve toda la intención de cerrar los ojos y perderme, pero no, no podía perderme el espectáculo de esta mujer, mirándome fijamente mientras se come mi pene, centímetro a centímetro sin titubear ni quejarse mientras Alexander le acaricia los hombros, el cuello, y el pecho, provocando que la leche le mojara el frente de su vestido.
Eso es sumamente sexy, quiero lamerle esos deliciosos pechos... y probarla, porque dudo que me haga el favor de sentarse en mi cara y montármela hasta que muera de asfixia.
Me corrí el gruesas descargas dentro de esa boquita, viéndola tragar mientras las lagrimas le corren por las mejillas, se ve hermosa, malditamente hermosa.
Una lastima que no pueda follármela.
— ¿Ves como si podías?
Dije a Alexander, retirando mi pito de la boca de su mujer, guardándomelo, hablando jadeante, cansado, pero no satisfecho, yo podría seguir, pero no hoy, debo ser consciente, Jelena acaba de parir a dos hermosas niñas hace pocas horas.
— Sí, sí podía, pero si no hubiese sido por tus presiones, hubiese declinado la oferta, tenía miedo de ofender a Jelena — jalando de su esposa para levantarla del piso y sentarla sobre sus piernas— ¿Estás bien, cariño?
Fui por pañuelos húmedos y le limpié el rostro, guiñándole un ojo, lo que la hizo sonreír.
— Si, estoy de maravilla, pero ahora me dio mucho sueño — bostezó— Iré a alimentar a las niñas y luego dormiré un poco aquí — levantándose— Agh carajo... quiero sexo...
Se quejó en lo que deja la habitación, abandonándonos.
— Bueno, ahora dime ¿Cómo te sientes? No se lo diré a ella, tus secretos están a salvo conmigo.
— No te voy a mentir, quiero follármela — suspiró— Creo que podría hacerlo, una mamada no fue suficiente.
— Ni que lo digas — suspiré— Estoy que reviento, así que apenas cumpla la cuarentena, te digo que me la llevaré a un hotel adornado como ella se merece y le haré todo lo que le prometí.
— Por mí bien, me haré cargo de los niños, esta dinámica es un dar y recibir, tenemos que coordinarnos.
— Algo así como ¿Un calendario? ¿Qué días la tendrás tú y qué días la tendré yo?
Suena interesante.
— Sería interesante ver cómo te reprimes los días que me tocarían, ambos sabemos que no podrías evitar ponerle las manos encima, la sigues como un perro, ahora más que antes.
— Ahora no tengo que fingir que no me interesa más que como jefa o amiga.
Encogiéndome de hombros.
— Delano, gracias.
Sonrió.
— ¿Gracias por qué?
— Por ayudarme a superar mis traumas y ayudar a Jelena a ayudarme.
— Sabes que siempre voy a estar para ambos, soy tu consejero y tu amigo, no olvides que cuentas conmigo.
Siempre va a contar conmigo, siempre.
***
Tres semanas después, me encontraba en el prostíbulo, viendo a las putas del lugar correr de un lugar a otro con recipientes de agua tibia y toallas, la muy... idiota de Ivanna no quería ir al hospital porque tenía una presentación importante en la noche y no quería perder el tiempo, la niña... mi hija, no tendría una madre, no la pelinegra al menos, dejó más que claro que luego de parir, no quiere tener nada que ver con ella, con... Mila, ese fue el nombre que elegí para mi pequeña, Mila.
— Ya viene el bebé, podrías intentar parecer preocupado por mi amiga y soltarle la mano.
Protestó Catrina, señalando la mano que mantengo firmemente unida a Jelena, quien me acompañó hoy para ver todo más de cerca, ella quería estar presente para apoyarme.
— Y tú podrías irte a la mierda — le dijo la rubia— Ve tú a apoyar a tu amiga, ella es el vientre de alquiler de nuestra hija nueva, así ve cállate la boca.
No desayunó y durmió mal, lo cual aumenta su mal humor matutino.
Eso me resulta muy sexy, la verdad.
— Oye, sé que no es momento, Delano, pero quería hacerte una propuesta.
Dijo la rubia cuando Catrina se alejó con una mueca de disgusto en el rostro.
— No, no una indecente, aún no puedo — rodó los ojos con una sonrisa en los labios— Quería hacerte una muy decente propuesta, una para toda la vida.
— Ya estás casada, no puedes casarte otra vez.
Le dije a modo de broma, estoy nervioso y molestarla es un buen mecanismo de defensa.
— No es eso tampoco — rodó los ojos de nuevo— ¿Me dejas hablar?
— De acuerdo, princesa.
Accedí.
— Me gustaría que... en el documento legal, aparezca mi nombre como la madre de esa niña — me dijo— Ella tendrá a su padre, tú, pero no tendrá mamá porque es una maldita zorra egoista, así que... me gustaría hacerme cargo, darle el mismo amor que a mis gemelas, a Alex, a Tanya, el mismo trato que al resto de mis hijos, ella será parte de la familia, nuestra disfuncional y especial familia.
Ella me lo propuso antes, mucho antes y yo pensé que era una broma, pero ver que la niña está por nacer y Jelena sigue aquí, sujetándome firmemente, protegiéndome de cualquier roce con otra mujer, ofreciéndose a hacerse cargo de mi hija es... es un recordatorio de que lo nuestro es real, ella me quiere, quiere que esto sea duradero.
— Eso sería pedirte mucho — admití— Un hijo es un compromiso para toda la vida.
Le recordé.
— Lo sé. Por eso te lo digo, tú eres algo que quiero para toda la vida, y a tu hija también, nuestra, quiero que sea nuestra.
El llanto cortó el espacio y se formó un silencio sepulcral, todo lo que podía oir eran los rítmicos llantos de la pequeña que envuelven en una manta pequeña ahora.
— Aleja esa cosa de mí — protestó Ivanna cuando intentaron acercársela— No es mía, sólo me hizo ganar unos buenos millones. Aleja esa bola de baba y mierda, carajo, está toda sucia esa bastarda.
Yo sí que me acerqué para recibir a la bebé y cortar el maldito cordón que la une a esta loca.
— No es una bastarda — le reproché— No es bastarda, Ivanna, me tiene a mí, y a Jelena — dándole la espalda para mostrarle a la pequeña bebé rubia con... un mechón blanco, como el mío, tan pálida, pero con sus mejillas rosadas, tan... viva, tan real, tan hermosa— Hola pequeña... saluda a tu mamá.
Presentándosela a mi chica, quien no dudó en cargarla y acomodarla en su pecho.
— Hola bebé, hola Mila — le habló mimado— Así es, yo soy tu mamá, por fin tu papá me lo permitió ¿No crees que eso es algo maravilloso? Me alegra saber que sacaste los rasgos hermosos de tu padre, lo que me hizo enamorarme de él apenas lo vi, el hombre más hermoso que he visto en la vida, y tú también lo serás un día, la mujer más hermosa que otro hombre... o mujer podrá haber conocido, el centro del universo. Un día de estos, lo serás todo, y ahí estaremos, en primera fila, para ver como brillas.
Sin duda, adoro a esta mujer, estoy malditamente enamorado, jodido, hasta el cuello, y no tengo intenciones de salir de aquí.
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BUENAS BUENAAAS
HE VUELTOOOOO
TARDÉ TANTITO PORQUE ESTOY LITERAL HASTA EL CUELLO CON MIS TRABAJOS PARA EL INTERNADO
LES JURO, SON DEMASIADAS COSAS, ME QUEDAN CUATRO DÍAS Y ESTOY MURIENDO LENTAMENTE
MI GRUPO DE TRABAJO NO TRABAJA Y EL TIEMPO AVANZA, Y YO QUIERO MATARLOS A TODOS
UUF, QUE MAL ESTO DE LOS TRABAJOS EN GRUPO CUANDO EL GRUPO NO TRABAJA
YO SOY UNA MUJER RESPONSABLEEEEEEEE
MEDIA PERRA, PERO RESPONSABLE JAJAJAJAJA
ASÍ QUE NENAS, USTEDES SABEN, META CUMPLIDA, COMENTARIOS POR PARRAFO, Y YO VUELVO MÁS RAPIDO
PROMESA
BESITOS EN LA COLAAA
LAS REQUETECONTRAMEGA AMOOOO
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