Capítulo 26

LAS LEO BELLEZAAAS


JELENA.

Apreté los dientes y la mano de Alexander a la vez, echando la cabeza hacia atrás mientras el dolor me atraviesa, sin duda, este es de los peores dolores que he sentido, lo irónico es que ya lo había sentido antes, y aquí estoy, pariendo otra vez, supongo que por los hijos uno es capaz de muchas cosas.

— Un poco más, Jelena, un poco más, está por salir.

Dijo Ceren.

Delano con las toallas y el agua listas para recibir al bebé, pálido, mirando mi entrepierna, supongo que muy bonito no debe de verse, debo tener una vagina gigante ahora.

— ¡Ay carajo! — lloriquee— Estos son los últimos, Alexander, los últimos.

Protesté.

— ¿Y si yo quiero tener uno contigo?

Medio suplicó Delano, lo cual me pareció bastante dulce.

— Bueno, si eso llega a pasar, que ese sea el ultimo — tomé un respiro— Pero que sea el último.

— ¿Qué? ¡No! — Protestó Alexander— ¿Y si salen dos? Van a ser dos bebés hermosos, Jelena siempre dijo que Delano era hermoso, supongo que más hermoso que yo porque a él lo miró primero y...

— Cállate, Alexander — medio le gruñí— Último esfuerzo, Ceren.

— Tú puedes, chica.

Pujé una ultima vez, usando de motivación la estupidez de Alexander, mirándolo mal por su comentario, intentando no reírme en el proceso por la cara de miedo que tenía, aunque... de haber querido, tampoco me hubiese podido reír, me duele demasiado, siento como si me estuvieran partiendo, el cuerpo humano es... impresionante.

— ¡Está fuera! — dijo Ceren, un segundo después, el llanto se escuchó— Una hermosa niña.

Celebró, entregándole la bebé a Delano, quien la cargó con delicadeza para limpiarla, acercándose a mi lado en la cama luego, apoyándola sobre mi pecho para que pudiera verla.

— Es hermosa — acariciando ese pequeño cuerpecito, soltando lagrimas de emoción— Es hermosa — repetí, besando su coronilla— Hola, mi amor, bienvenida al mundo, cariño.

Alexander besó mi frente y luego besó a nuestra bebé, acariciando su pequeña espalda, sonriendo como un idiota, haciéndole promesas, enternecido hasta decir basta.

Sí... esto es lo que yo quería, verlo así de conectado, no como con Alex, cuando... nos dejó para darnos espacio, pero que humillante y doloroso recordarlo.

— Aush... aush... aush...

Me quedé sintiendo otra maldita contracción, aquí viene la segunda.

— Tú puedes, guapa, último esfuerzo.

Dijo Delano secando mi sudor con su mano.

— Sí, ultimo esfuerzo — sonriendo agotada— Hagamos esto, soy la puta Koroleva, puedo traer otro bebé al mundo, yo puedo hacerlo.

Asentí sintiendo la oleada de dolor atravesarme.

Hice mi mejor esfuerzo por pujar y no llorar a la vez, estaba intentando hacerlo por separado, cada cosa a su vez para verme menos patética, pero esta mierda sí que duele, además, el llanto de la bebé, Alexander que no sabía qué hacer, la palidez de Delano viendo con horror mi vagina... insisto, podría haberme reído, pero no era momento para eso, ya me reiré luego.

— Aquí viene, linda, ya puedo ver la cabeza.

Dijo Ceren.

Todo lo demás sucedió muy rápido, pronto hubo dos llantos que inundaron la habitación, Delano limpió a la bebé lo mejor posible y la apoyó en mi pecho, ambas niñas en mi pecho, dos niñas.

— Al parecer Alex será un afortunado entre tantas mujeres — Carcajeó Alexander— Dos niñas, demonios, Tanya se volverá loca de felicidad.

Ceren se encargó de quitar la placenta y ayudar a este par de hombres a cortar el cordón, Delano cortó el de una de ellas, bebés a las cuales aún no les ponemos nombres, pero deberíamos.

Ambos les dieron el primer baño encerrados en el cuarto de baño con la supervisión de Ceren mientras las mucamas me ayudan a mí a limpiar mi cuerpo y cambiar las sabanas manchadas de sangre, el cansancio me está matando, pero aún así llamé a Misha para darle el aviso a él y a todos allá que parí dos bebés sanas y hermosas, habrá muchos preparativos, una fiesta, pero... prepararía todo eso luego, cuando descanse un poco.

Delano y Alexander regresaron al cuarto cada uno con una bebé en brazos, tan blancas que parecen de papel, con el cabello extremadamente rubio, las mejillas rosaditas, hermosas, son... bebés hermosas.

— Creo que tú deberías ponerle el nombre a las bebés — dije a Alexander— Ahora que su papá está aquí... sería bueno que tú te encargaras de eso, yo se lo puse a Alex y a Tanya tampoco se lo elegiste, así que... sería bueno que te encargaras.

— Lo haré, les pondré nombres bonitos y llamaré a Misha para que las inscriba, tú descansa mi amor, lo mereces, trajiste dos bebés sanas al mundo, eres increíble.

Me celebró, besándome en la boca.

— Yo lo ayudo, no la cagará ni elegirá nombres de perro ¿De acuerdo? — dijo Delano— Descansa, ellas estarán bien, todos los niños estarán bien y tú también, tienes dos hombres para ti, dos hombres que te ayudan, no estás sola.

Me tranquilizó.

Él tranquilizándome cuando mi ansiedad reside en dejarlos solos mientras yo descanso.

— Dormiré un ratito, sólo un ratito y luego estaré con ustedes.

Tocando la faja que me pusieron las mucamas, me siento apretada, pero ya qué, es parte del proceso.

— Estaremos bien, no te preocupes —Dijo Alexander— Yo le conté a Can lo que pasó para que no te odiara, Can le contó a sus padres para que tuvieran todo preparado, así que... estará todo bien, sólo preocúpate de ti.

— Sí, es que ahora tengo que encargarme de un par de cosas más — viendo a mis bebés— La primera leche de mami, ya después me iré a dormir, tráiganmelas.

Cómodamente me las apoyé en el pecho y con ayuda de mis hombres, comenzaron a beber hasta saciarse, ellos se encargarán de sacarle los gases, por ahora... yo descansaré, necesito descansar, estoy muerta.

***

ALEXANDER.

Delano me ayudó a cargar con una de las niñas, bajando las escaleras para encontrarnos a Can con sus pequeñas en brazos, mirando la nada, sigue... ido, y lo entiendo, yo no sé qué haría si Jelena muriera, jamás me lo perdonaría, me culparía a pesar de saber que lo hice todo, lo entiendo.

— ¿Ya nacieron?

Preguntó mi revoltosa mayor, cinco años ya, dando vueltas a mi alrededor, intentando mirar a las niñas, una lastima que estén más o menos cubiertas.

— Si, Cotorra, ya están aquí, mami hizo un gran esfuerzo —le dijo Delano acuclillandose— Mira, ella es tu primera hermanita, tu papá tiene a tu otra hermana, dos niñas, eres la hermana mayor de dos niñas.

— ¡Sí! — celebró— Podremos jugar a hacer pium pium pium para hacerle competencia a Alex — tomando la mano de su hermano para acercarlo— Mira Alex, mami nos trajo dos hermanitos.

Mi bebé mayor hizo sonidos que solo Jelena sabe interpretar, señalando a la bebé que Delano le muestra, decidí imitarlo y arrodillarme en el piso para mostrarle a la otra bebé, no son idénticas como las de Can, tienen rasgos que las diferencian, pero parecen unas bonitas muñequitas, son hermosas.

Sin duda los bebés que hacemos con Jelena son hermosos, hasta Tanya comenzó a parecerse a mi esposa, quizá, por cómo la admira y el amor en la crianza, todo lo que podría haber tenido de Annika, ya no lo tiene, que fortuna.

— ¿Cómo van a ponerles? ¿Jelena pensó en los nombres?

Preguntó Can llamando la atención de todos, dedicándome una débil sonrisa, mirando cada tanto hacia el segundo piso, el miedo le brilla en la mirada, teme que algo le pase a mi esposa y esa ansiedad me la transfiere a mí.

— Jelena me dijo que yo los eligiera, he estado viendo nombres todo el embarazo, supuse que sabría como ponerles cuando las viera.

— ¿Y sabes ya cómo ponerles?

Preguntó mirando a sus propias hijas, la nostalgia opacándole las facciones, debe ser... terrible todo lo que está viviendo.

— Sí, de hecho sí — desordenando el cabello de Alex, haciéndolo reír— Esta pequeña se llamará Alisa — mirando a la que tengo en brazos— Y la que carga Delano se llamará Valka, dos herederas más para los Volkov.

— ¿Y qué hay de este? — señaló a mi Segundo con la cabeza— ¿Qué cambió? Se veía muy cercano con tu esposa.

— Ah sí, es que es el novio de mi esposa — casi se le salieron los ojos— Pasaron muchas cosas, entre esas, les permito revolcarse cada tanto.

— Todos los días, Alexander.

Me recordó Delano, sonriendo con orgullo, le encanta ser el novio de mi mujer, al comienzo me molestaba un poco, pero ahora lo uso de saco de Box, él es quién aplaca a la bestia de Jelena, el que le da las malas noticias, el que la calma con sexo ya que... yo sigo sin ser capaz de pensar siquiera en tal acción, el que la convence de hacer cosas que no quiere pero le convienen, y así, Delano es muy bueno para convencerla, y así, la cantidad de veces que mi esposa me quiere arrancar los ojos, disminuyó de diez a uno, lo cual es bastante bueno para mí.

— Yo no hubiese dejado que otro tocara a mi esposa.

Dijo Can con voz apagada.

— Yo pensaba lo mismo, pero este idiota siempre ha estado para ella, siempre — señalé— Cuando yo morí, o bueno... cuando pensaron que morí, fue el único apoyo de mi mujer, la ayudó con el embarazo, la obligó a comer, a salir adelante, la ayudó con Tanya —suspiré— Y siempre ha estado para mí también, a pesar de todo siempre ha sido mi apoyo, y yo sabía que ambos se reprimían por mí, la forma en la que se miraban y se cuidaban no era normal, así que... luego de lo que pasó cuando me atraparon, les permití estar cerca, amarse libremente.

— Bueno... si Nisa regresara y... llegara con alguien que la ayudó a vivir, yo también se lo permitiría — se ve tan abatido— Le permitiría todo...

— Lamento mucho lo que pasó, de haber sabido que Yakov haría algo como eso... le hubiese pedido a Jelena que siguiera adelante, pero yo no... no valgo nada aún, ella ha estado muy ocupada, decidió no ir a hospitalizarse, su embarazo fue de alto riesgo todo el tiempo, el riesgo de aborto era inminente y aun así se quedó para cuidar de nosotros, se arriesgó a perder a estas niñas para ir a recatarnos, se hirió, le dispararon, la cortaron... yo... luego de temer perderlo todo, decidí que la dejaría hacer lo que ella quisiera, y si eso es compartir un pedazo de ella con Delano, estoy dispuesto.

Can asintió y se levantó del sofá para llevar a sus hijas ya dormidas a la cuna, Ceren le ayudó y afortunadamente este se dejó ayudar.

— Te entiendo, y entiendo por qué ella decidió no ayudarnos, ustedes tenían sus propios problemas grandes, que vinieran hoy ya fue un gran esfuerzo y estoy agradecido, Nisa hubiese estado feliz de saber que vino a su funeral gente que tanto la quería.

— Sin duda la queríamos, Jelena no deja de lamentarse, de culparse, prometió cazar a Yakov, mi mujer cumple sus amenazas, te lo va a traer para que lo acabes como más quieras.

— Estaré esperando entonces, mi gente también lo está buscando, pero el hijo de puta aparece y desaparece, está con una organización grande en Rusia, una organización de la que no hay registros. No tengo ubicación, nombres, nada, la gente de ahí ni siquiera existe, a quienes hemos atrapado, se cortan la lengua y mueren antes de poder sacarles información, las torturas no funcionan, ni siquiera se inmutan, es como si... estuvieran acostumbrados, yo no entiendo en qué retorcida mierda está metido Yakov.

No lo sé y no quiero averiguarlo, yo sólo quiero un poco de paz para los nuestros, para estos niños... no quiero que tengan una vida llena de odio y sangre.

Aunque conociendo a Tanya, esta chiquilla sí que quiere sangre y balas, lo adora, es todo lo que conoce, así que... ya veremos, todo se solucionará con el tiempo.

***

JELENA.

Desperté dolorida, sí, pero ni comparado a cómo me sentía hace lo que parecen varias horas, fuera la luna está en lo alto del cielo despejado, primavera, estamos en primavera, casi verano, y yo tengo dos hermosas hijas de las que... no sé su nombre aún, tengo que ver a Alexander, quizá les puso Roberta y Jacinta ¿Quién sabe? Alexander le falla un poco el cerebro, sobre todo cuando está feliz, es cuando menos piensa, yo quería nombres rusos.

A duras penas me levanté de la cama, fui hasta el baño agradeciendo ver mi rostro sin una pizca de maquillaje, supongo que debí verme horrible mientras paría con el delineador corrido por tanto llorar... aunque es a prueba de agua, así que quizá me vi maravillosa ¿Quién sabe?

Lavé mis dientes y oriné intentando no terminar en el piso con mis piernas temblorosas, me até el cabello para que mis nuevos bebés no me los jalen mientras las alimento y me decidí a salir del cuarto, viendo la escena más divertida de todas, es más, no sólo yo pienso que es divertido.

Can estaba durmiendo en el sofá largo con la cabeza echada hacia atrás, sostiene dos almohadas largas como si fueran sus bebés... bebés que están dormidas en sus cunas muy cómodas, pero Can sostiene muy bien sus almohadas, es un papá muy precavido y responsable, en cambio mi marido está paseándose con una de las bebés de un lado hacia el otro con rostro de pánico mientras le dice a Ceren que puede manejarlo porque ya tenía dos hijos, sólo que Alexander no hizo este tipo de cosas hasta unos meses después, los recién nacidos sólo saben hacer tres cosas, comer, cagar y dormir, es el ciclo de la vida, ya después se vuelven menos odiosos, uno los ama porque son los hijos propios, hasta cuando cagan nos parece adorable, así que... aquí vamos.

— ¿Problemas en el paraíso bebé?

Riendo mientras me acerco, viendo a Delano con la otra bebé en brazos en el sofá muy cómodo y tranquilo, sin llanto, es más, una mano para la bebé y otra para darle la mamadera con su jugo a Alex quien quiere seguir siendo el bebé de la casa, es bueno que él si sepa de bebés, fue quien me ayudó todos esos meses solos así que... él sabe de bebés, culos enrojecidos, llanto, reflujo, pañales y todo lo demás.

— Yo puedo cuidar de nuestras hijas, tú ve a descansar, amor.

Volteó a verme intentando parecer calmado cuando el pánico se lo come vivo.

— Yo le dije que ya tenían hambre, pero Alexander no me deja ir a despertarte, es un tonto que no sabe de bebés.

Dijo Delano desde su posición en el sofá, sonriéndole a Tanya, quien se acomodó a su otro lado, mi Segundo y nuevo novio está en completo control.

— Pero ella tiene que descansar.

Me señaló con la cabeza, ni de lejos piensa soltar una mano de la bebé, está aterrado.

— Cariño, te llevan a la bebé como en dos, máximo tres horas post el parto porque les da hambre, las mamás no descansamos — le dije yo caminando hacia él— Somos mujeres, nunca descansamos.

Cargando a mi bebé, acariciándole el puente de la nariz con mi índice, meciéndola con delicadeza, escuchando como poco a poco su llanto cesa hasta convertirse en quejidos suaves.

— Oye ¿Cómo hiciste eso? Lleva llorando como media hora.

Me dijo sorprendido, bajando el volumen, señalando a la bebé.

— Bueno, los niños son como los perros, huelen tu miedo — le dije mientras reía— Y si está llorando, tienes que llevármela, es la regla, mamá siempre lo sabe todo.

— Lo tendré en mente para la próxima, se avergonzó ¿Necesitas que te traiga algo? ¿Esos cojines cómodos que parecen una U quizá?

— Si, de hecho, sí, ese es muy cómodo, así no me duele la espalda.

— Voy corriendo, mi amor.

Besando mi mejilla antes de salir disparado en dirección a las escaleras.

Esto va a ser divertido.

— ¿Les... molesta si amamanto aquí? Podría ir al cuarto.

Dije buscando el sofá más próximo para sentarme, ya estuve de pie demasiado tiempo y no quiero caerme con un bebé hermoso en brazos.

— Claro que no, cariño, amamantar es lo más normal del mundo.

Me tranquilizó Ceren en lo que Engin va hacia una de sus nietas para cargarla, la bebé estaba llorando.

— Quizá también tiene hambre — me apresuré en decir— Mi otra bebé se ve tranquila, puedo amamantarla si quieren, así Can puede dormir un poco más, se ve exhausto y no parece querer recibir ayuda.

Engin suspiró y se acercó con la bebé en brazos, esta lleva una medallita pequeña con el nombre de Melek, las niñas de Can son idénticas, supongo que así las identifican.

— Sí... Can... él... se siente culpable por lo de Nisa, intenta hacer todo por su cuenta, apenas duerme pensando que quizá algo le puede suceder a las niñas, duerme en el piso en el cuarto de ellas, no deja que les preparemos la leche, o que las carguemos o... nada — suspiró viendo a su nieta— Está perdido, muy perdido.

— Siempre puedo arrastrarlo conmigo a Rusia — le dije a Engin— Puedo... literal arrastrarlo conmigo a Rusia, así él podría descansar, hay un montón de vigilancia, nosotros podemos ayudarlo con las niñas, será más fácil si ellas tienen una figura femenina, mi casa es... es un refugio de niños últimamente, mis hermanos viven ahí, mujeres que rescaté de... Yakov viven ahí también con sus hijos, hay un montón de seguridad, un ala de la casa especialmente dedicado a ellos ya que... mi esposo y mi segundo no se sienten cómodos en compañía femenina, así que... lo que quiero decir es que mi casa es cómoda, yo podría ayudarlo.

Me siento culpable, esta es mi manera de... retribuir el darles la espalda, sé que eso no traerá a Nisa de vuelta, pero... servirá.

— Yo creo que eso serviría — dijo Alexander acomodando el cojín por mí— Escuché lo importante, y creo que le ayudaría, mi esposa es aterradora, a Can no le quedarán ganas de contradecirla.

Liberé uno de mis pechos y acomodé a mi bebé ahí, Alexander me ayudó con el otro y puse a la bebé de Can para que se alimentara, sintiendo los tragos rítmicos de ambas, había olvidado cuanto duele amamantar por primera vez, pero cuando el dolor pasa, la conexión que se hace vale la pena.

— No pienso irme de aquí —todos volteamos al origen de esa voz— Los recuerdos de Nisa están aquí, y ella hubiese querido que criara a nuestras hijas aquí.

Se negó rotundamente, apretando las almohadas.

— Bueno, si no quieres, no puedo obligarte —acariciando el cabello de las bebés— Pero puedes ir cuando quieras, cuando te sientas perdido, nos tienes allá, y creo que tienes que ir en algún momento porque eres un desastre que no se deja ayudar, y eso a Nisa tampoco la hubiese hecho feliz.

— ¿Qué sabrías tú de lo que a ella la hubiera hecho feliz? — increpó— Tú le diste la espalda, tú, tú... — poniéndose de pie— ¡Tú estás amamantando! Ya has pasado más tiempo que Nisa con sus hijas ¡Ella las vio sólo en el parto, maldita sea! Mírate ahora ¿Qué hubiese dado yo para que ella tuviese estos momentos?

Apreté los labios, sí que me odia, se estuvo reprimiendo.

— Can, yo sé que...

— No, no sabes nada, carajo, y dame a mi hija —acercándose a grandes ancadas, arrancando con cuidado a la bebé de mi pecho— No hagas cosas que nadie te pidió, si ella tenía hambre deberían haberme despertado.

Cubrí mi pecho un poco avergonzada por tomar atribuciones que no me corresponden, Can tiene un poco de razón al enojarse, yo soy en gran parte culpable de lo que le pasó a su familia.

— Can, oye...

— No, Jelena, aquí no tienes ni voz ni voto, esta no es Rusia, y tú no estás en tu puto castillo de cristal en dónde todos hacen lo que les ordenas siempre — me gritó, asustando a las bebés, hasta Alex comenzó a llorar— Así que no, no opines sobre temas en los que nadie te preguntó.

Yendo por su otra hija antes de abandonar la sala, dejándonos a todos atónitos y a mí con un mal sabor de boca.

— Ok, creo que es hora de irnos.

Dije yo poniéndome de pie, quitando el cojín, nada bueno saldrá de quedarme aquí si Can no quiere verme, no le hará nada de bien.

— Lo siento mucho, él está un poco difícil últimamente — se disculpó Ceren— Lo lamento mucho...

La pobre está roja de la vergüenza.

— Tranquila, yo entiendo, me pasé — dije caminando hacia Delano— ¿Me ayudas con la bebé por favor? Alexander, tú te encargas de Alex, Tanya cielo, ve a recoger tus cosas ¿Sí?

— Jelena ¿Estás bien?

Preguntó Alexander con Alex entre los brazos, intentando calmarlo.

— Estoy bien, pero creo que Can se sentirá mejor si nos vamos, así que... nos vamos.

— Lo siento mucho — se disculpó Engin ayudándonos a recoger nuestras cosas— Él no es así generalmente, no con los amigos.

— Yo me pasé de la línea, lo entiendo, así que no te preocupes Engin — lo tranquilicé— Lo siento, y si... si cambia de idea, las puertas de mi casa siguen estando abiertas.

Ordenándoles a mis hombres que rápidamente recogieran todas nuestras pertenencias, entre antes nos vamos, mejor, tampoco me hace bien estar aquí, la culpa me carcome, necesito volver a casa dónde puedo controlar la situación, Can tiene razón, me gusta mi palacio de cristal, palacio que explotó y me dejó devastada, se llevó a mi marido, sus recuerdos, me hizo arrastrarme por el piso para llegar dónde estoy, viéndome en la obligación de ir a un lugar de mierda dónde no hay espacio para las mujeres, ganándome día a día el respeto de esos bastardos, me gusta mi palacio de cristal del que estoy al pendiente a diario porque hay personas a las que debo mantener seguras dentro, hice un palacio de cristal seguro para todos ellos, los que escapan, un refugio, me gusta... mi palacio de cristal porque he luchado día a día para que luzca como luce.

Así que me regreso a mi puto palacio de cristal donde no van a recordarme la mierda que soy por darle la espalda a mis amigos.

***

Ya en el avión, Ezra jugaba a las cartas con Tanya mientras entretienen a Alex haciéndole pensar que también está jugando, dándonos tiempo a los adultos para hablar, estoy amamantando a mi otro bebé mientras Delano le saca los gases a la que acabo de entregarle y Alexander se asegura de que yo esté cómoda, somos un gran equipo.

— ¿Y bien? No tuviste tiempo de decirme el nombre de las bebés ¿Qué decidiste?

Aparentando que nada pasó, que Can no me hizo pedazos con sus palabras.

— Sí, yo... decidí, y espero que te gusten, porque ya las inscribí.

El pánico cubriéndole las facciones ¿Qué le ocurre? Ni que fuera a matarlo porque no me guste el nombre, eventualmente me va a gustar.

Quizá Can tiene razón, hago lo que quiero siempre, en ocasiones ni siquiera le pregunto a Alexander si es lo que desea... quizá... yo soy la equivocada al invitarlo a casa, quizá todos odian vivir en esa casa por mi culpa.

— Cuéntame, te pedí que tú eligieras los nombres porque confío en tu gusto y quiero que seas parte de esto.

Comenzaré a pensar mejor lo que digo.

— Bueno... yo... decidí que se llamarán Alisa y Valka ¿Qué te parece? Las vi y... fue el nombre que mejor les quedaba, me gustan mucho ¿Te gustan?

Sus nervios fueron dolorosos y tiernos, creo que estoy un poco sensible con el parto y las palabras del turco.

— Me encantan esos nombres — le sonreí— ¿Quién es quién?

Sonrió un poco más tranquilo y se inclinó hacia mí, emocionado.

— Ella es Valka — acariciando con cuidado la cabeza de la pequeña a la que amamanto— Significa fuerte, esta pequeña va a ser imparable, como tú, me recuerda mucho a ti, mira, tiene la misma forma de tus labios y tu pequeña nariz, incluso las cejas, todo es como tú. Y esta pequeñita de aquí es Alisa, significa Luz, como fue la ultima en nacer, siento que será... nuestra luz luego de toda la mierda que ha pasado.

— Me encantan, mi pobre león — apoyando mi mano sobre la suya— Son nombres muy bonitos, pero puede que no sea la última, se lo debo a Delano, si él quiere un hijo conmigo, bueno, le daré un bebé, pero ese sí que será el último.

Mi segundo abrió los ojos con sorpresa, definitivamente no se esperaba eso.

— ¿Seguro tendrías otro hijo a pesar de que ya pareces dueña de guardería infantil?

Estiré mi brazo y lo golpee entre risas, Delano quizá sepa que me siento mal, quizá no, pero todo él siempre sabe cuando necesito un empujoncito para salir adelante.

— Seguro tendría otro si es lo que tú quieres — carcajee— Y... bueno, estos últimos días hemos dormido juntos, así que tengo un par de planes de remodelación que me gustaría hablar con ustedes.

Ya no más imponer nada, no quiero que digan que soy una dictadora.

— Soy todo oídos, aunque sabes que siempre quiero lo que tú quieres.

Puntualizó mi Segundo y novio.

— Yo quiero escuchar esa propuesta — dijo mi esposo— En ocasiones se te ocurren cosas muy locas, amor.

Y lo dijo con suavidad, porque ambos sabemos que sí se me ocurren muchas tonterías arriesgadas.

— Estuve pensando... — alargando las palabras— Que como últimamente compartimos cama porque ninguno quiere no dormir conmigo, deberíamos agrandarla para quedar más cómodos.

— Ok, es una idea razonable.

Accedió y Delano asintió, de acuerdo con él.

— También pensé en cambiar a Tanya de habitación, y hacer una para Alex, ambas frente al cuarto de nosotros.

— Ok, y eso por qué, están bien dónde están.

Frunció el ceño, confundido.

— Porque tenemos bebés nuevos, Alexander, no podemos tenerlos a todos hacinados en una habitación, Tanya despertará por las noches por los llantos, Alex ya regula su sueño, duerme toda la noche, si despierta cuando las bebés despierten, será un festival de llantos y no tengo suficientes brazos, tendremos tres bebés en la habitación de al lado.

— Espera... ¿Tres?

Preguntó Delano con confusión.

— Sí, tres — guardando mi pecho, acomodando a Val para sacarle los gases— Alisa, Valka y tu bebé, Delano ¿Qué esperabas? ¿Que la hiciéramos vivir en el sótano? Es tu hija, tú eres mi pareja, su mamá es una maldita que no la quiere, por lo tanto, me haré cargo.

La sorpresa en su rostro me dejó más que claro que él no esperaba nada de mí en todo esto.

— Bueno... si es lo que tú quieres — me apresuré a decir— No quiero imponerte nada, es tu hija y tus decisiones, yo sólo quería hacerte saber que si necesitas ayuda, estaré para ti, yo...

— Lena... cállate, por favor — dijo Delano entregándole la bebé a Alexander— tengo unas increíbles ganas de follarte ahora por lo fabulosa que eres, pero no podemos follar por un tiempo ¿Cierto?

— Bueno, no, no podemos, pero... me gustaría arrodillarme y darte una mano ¿Qué dices? Hay un cuarto al final del avión que podríamos usar.

Sonriendo maliciosa.

— Alexander ¿Te quedas con los niños?

Preguntó Delano.

— ¿Estás loco? Ezra los cuida a todos, esto es terapia, Delano, yo necesito mirar para ver si se me sigue parando.

Protestó mi muy ardiente marido, lo cual me enciende.

— Bueno, entonces, vamos al cuarto, tenemos mucho que hacer.

Colocándome de pie.

— Podrías intentar ir un poco más allá hoy, amigo —le dijo mi Segundo a mi esposo— Además de sólo mirar y masturbarte, intenta que Lena te masturbe hoy, solo intenta, no te presiones, eso podría ayudarte.

— ¿Y si la hago sentir mal porque no funciona?

Protestó Alexander con un poco de miedo.

— Si no lo intentamos, no lo sabremos, amor — dije yo— Sin presiones, recuerda que todo aquí es a tu tiempo, cuando lo desees y no me ofenderé, es más, me siento muy honrada de que me permitas estar a tu lado a pesar de todo, te amo y sólo quiero ayudarte, no darte más problemas.

Entregándole las bebés a Ezra, él se hará cargo, Delano le acercó las sillitas dónde las acomodarán.

— Gracias Jelena, por seguir aquí a pesar de todo.

Dijo mi marido, muy emocionado.

— Eso debería decírtelo yo —encerrándome en el cuarto con dos hombres hambrientos— Gracias a ambos por seguir aquí a pesar de ser un dolor constante en el culo.

— Dolor en el culo todos los problemas de los que nos has librado, bonita — dijo Delano, acariciando mis hombros desde atrás, plantando un beso en mi cuello— Te estoy agradecido por todas las veces que has cuidado de mí, de nosotros.

— Estoy de acuerdo con Delano — dijo Alexander, acariciando mi cintura— Sin ti estaríamos perdidos, pienso en la vida que tenía y en qué hubiese pasado si te hubiese matado como era el plan, mi vida sería un caos, una mierda, Annika seguiría viva, mi padre seguiría atormentándome, Tanya viviría en una pesadilla constante, todo sería una mierda, piénsalo, eres lo mejor que me ha pasado.

Dos pares de manos recorriendo mi piel, cumplidos calentándome las orejas, besos ardiendo en cada lugar por los que son depositados.

Que pena es no poder tener sexo... tengo tantas ganas de disfrutarlos...



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BUENAS BUENAS BELLEZAAAS

HE VUELTOOOO

ESTA VEZ CON LOS NOMBRES DE LAS NENAS

MÁS PROMESAS

LAS PALABRAS DE CAN QUE TORTURAN EL CORAZÓN DE JELENA

ALEXANDER DE PADRE QUE ES... UN POQUITO CHISTOSO

DELANO DE... PUES DE DELANO, MANTENIENDO EL CONTROL DE LA SITUACIÓN SIEMPRE

Y EL PLAN DE TERAPIA PARA ALEXANDER AHORA, TERAPIA QUE SE VE MUY DIVERTIDA

NOS LEEMOS PRONTO BELLAAAAS

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