Capítulo 25
DELANO.
Dejé el cuarto con pesar, odiando a Ivanna por aparecer justo en este momento, todo lo que quiero es aprovechar estos pequeños momentos con Jelena antes de que Alexander se arrepienta de permitirme estar con su mujer, o que Jelena se dé cuenta de que el Boss es un tonto que sólo permite esto porque no se cree suficientemente hombre para ella, Jelena lo sobreprotege, lo hará de nuevo y me apartará, aunque me quiera cerca.
Debo aprovechar estos momentos, debo terminar rápido esta platica sin sentido con la pelinegra.
Suspiré frustrado al verla de pie bajo el cobertizo, estira su mano hacia la nieve para que los copos llenen su palma, está pálida, va bien abrigada, parece como si hubiese vomitado justo antes de venir aquí, pero aun así se ve bonita, ella siempre fue una chica muy guapa, sólo que su vida y la mía no son compatibles, nos conocemos hace demasiado tiempo, conozco todo de ella, y eso no es ni de cerca algo bueno.
— Creí haberles dicho a esos idiotas que te dijeran que no te pusieras en la nieve.
Acercándome con ambas manos en los bolsillos, voy de camiseta, y pantalón, aquí fuera hace un frío que pela, al menos mis pintas le darán una clara señal de que no pienso quedarme demasiado tiempo con ella.
— Lo hicieron — sin moverse de su posición, mirando el cielo— Pero aquí fuera es mejor que adentro, todo es muy asfixiante y lleno de reglas, no me gusta.
Sólo cuando llegué a su posición volteó a mirarme, sonriendo como si no hubiese dicho nada hace unas horas, como si no hubiese ofendido a mi Koroleva.
— ¿Qué haces aquí entonces? Creo que quedó todo muy claro antes.
— Estaba equivocada, borracha y no sabía lo que decía, cometí un error.
Ocultando sus manos dentro de su abrigo, apretándolas a su cuerpo, temblando ligeramente, tiene frío.
— ¿En qué cometiste un error exactamente según tú?
Maldita sea, la conversación parece ir para largo.
— Beber estando embarazada, gritarte cosas que no debí gritarte, irme de aquí por muy asfixiante que sea — comenzó a enumerar— Gritarle a Jelena, lo cual fue un grave error, irme al prostíbulo, comenzar a trabajar allí otra vez — suspiró— En fin, muchas cosas.
— Ya ¿Y qué tengo que ver yo en todo esto ahora? ¿A qué vienes? Debiste llamar a Jelena y pedirle perdón, no a mí.
— No vine a pedirle perdón a ninguno, estuve equivocada, sí, pero ustedes también, siento que me usaron todo este tiempo. Tú me usaste como tapadera para que todos pensaran que no babeas por Jelena, y ella me usó como recordatorio de que eras un hombre fuera de su radar, ella cree que todos caen a sus pies siempre.
— ¿Y no es así? — ladee la cabeza poniendo énfasis en mi confusión— ¿No caemos todos por ella siempre? ¿No tiene a toda una mafia besándole los pies? Si ella dice uno, nadie se atreve a decir dos, ella es la máxima autoridad en esta casa, en Rusia completa.
Carcajeó, cubriéndose la boca con la mano, irónica.
— ¿Eres feliz moviéndole la cola como el perro que eres?
— Sí, lo soy, pero supongo que no viniste a eso ¿Qué quieres, Ivanna?
Al grano. Quiero regresar.
— Bueno, estuve hablando con las chicas, ya sabes, mis amigas, una de ellas en particular, pasó mucho tiempo entre Volkovs y me dijo que ellos y sus subordinados cercanos se rigen mucho por las reglas, como por ejemplo, lo que me prometiste, Delano.
Apreté los puños dentro de mis bolsillos, ya me lo imaginaba.
— No voy a casarme contigo, Ivanna.
— Lo prometiste ¿Es que ya no eres un hombre de palabra? ¿Perdiste todo tu honor? Estoy esperando tu hijo, es justo que te hagas cargo.
— Me haré cargo, pero no me casaré contigo ¿Quién fue la tonta de la idea?
— ¡No es ninguna tonta! ¡Milenka es la más inteligente de todas!
Se cubrió la boca en cuanto notó que metió la pata, gracias, Ivanna.
— Así que Milenka — asentí— Creo que enviaré a alguien a hacerle una visita por llenarte la cabeza de estupideces, ahora vete, recuerda que te vigilan, te enviaré dinero seguido, intenta no molestar a Jelena, me gustaría que no te matara, eso la haría sentir mal, matar a la que una vez fue su amiga.
Carcajeó sin ganas otra vez.
— ¿Te preocupas de que ella se pueda sentir mal y no de que yo muera? Algo está mal en tu cabeza, tus prioridades son extrañas.
— No lo son, está todo muy claro, primero Tanya y Alex, los niños son primero siempre, luego Jelena y Alexander, esas son mis prioridades, Jelena me mataría si no priorizo a sus hijos antes que a ella.
Negó.
— Delano, la palabra de un hombre es lo más valioso que tiene, me preñaste, tienes que hacerte cargo como corresponde, por eso vine aquí, decidí volver a esta asfixiante casa, ir al prostíbulo, trabajar y volver aquí después, estoy haciendo un esfuerzo por ti, para recuperar la relación que teníamos, nos llevábamos bien, ambos sabemos que Jelena se aburrirá de ti en algún punto y necesitarás una nueva tapadera, yo puedo ser esa, puedo cubrirte, eres mi amigo, intento cuidarte, hago este sacrificio de volver aquí por ti, porque te quiero.
Mi corazón dio un vuelco al escuchar sus palabras, Ivanna piensa lo mismo que yo, Jelena se va a cansar en algún momento, me va a dejar.
No fui capaz de retroceder cuando apoyó su mano en mi brazo, su contacto frío me hizo temblar.
— Piénsalo, si ella te deja, podrías fingir que también fue un juego para ti, así Alexander no te odiará, Jelena no te odiará porque habrán sentido lo mismo ¿Lo entiendes? Hago esto por ti, te cuido, así que... deberíamos casarnos, será algo bueno, ambos sacaríamos provecho de ello — deslizando sus manos desde mis brazos hasta mi pecho— Sabes que tengo razón, rara vez me equivoco con estas cosas — volví a temblar— Hazme caso en esto, ella te va a dejar y sé que harás lo imposible por quedarte ahí bajo su pie, siendo su perro fiel, yo puedo ayudarte a quedarte ahí, en tu posición favorita...
No tiemblo de frío carajo, no es... el clima, es ella, es su tacto, su manipulación, me repugna, el hecho de que me ponga las manos encima, me parece de lo más repulsivo, lo odio, pero mi cuerpo no reacciona, recuerda a esas mujeres en la base dónde me hicieron lo que quisieron mientras les repetía una y otra vez que me dejaran en paz, Ivanna está haciendo lo mismo, me toca sin haber preguntado antes si podía, sin interpretar mis claras señales de que no me gusta lo que hace.
No me gusta.
No me gusta.
No me gusta.
— ¿No quieres que te recuerde por qué me elegiste a mí antes que a todas las otras? — dio un paso más cerca— Soy la única compatible contigo en la cama, la única que soporta todas tus embestidas a lo bestia, tu falta de apego, yo lo entiendo todo, soy quién más te comprende, la única que quiso seguirte el juego cuando dijiste que era a mí a quién querías en el pasado, pero que puta mentira Delano — besando mi barbilla— Ese dinero que me diste me sirvió de mucho, jugué a tu jueguito mucho tiempo haciéndole creer a Jelena que tú y yo tuvimos algo en un pobre intento de ver si se ponía celosa, pero ¿Qué crees? Se puso hasta feliz de que tuvieras novia, pobre de ti, Segundo de pacotilla, ni siquiera tus planes funcionan...
Apoyando su mano sobre mi pene.
— Fuiste inteligente cuando viniste a mí para pedirme ayuda, "Por favor Ivanna, metí la pata" suplicaste entre mis piernas, sabes que no puedo negarme cuando me mantienes tan entretenida "Por favor dile a Jelena que tú y yo tenemos historia, dile que me quieres, finge quererme, finge que soy valioso para ti, te pagaré por cada palabra pronunciada, por cada acción" y yo te dije que sí porque quería verte feliz, hice un sacrificio ¿Es que no puedes hacer uno por mí ahora? ¿Vas a casarte conmigo, cierto? Yo dije que sí a la descabellada idea de fingir ser novios mientras tu querida Jelena mirara, entonces ¿No puedes hacer esto por mí?
¿Puedo sólo decirle que sí para que me deje en paz? ¿Lo hará si le digo que sí? ¿Se irá?
— Y-yo... yo...
— ¿Tú qué? ¿Me darás en el gusto, Delano? Eres un hombre complaciente siempre, compláceme, dime lo que quiero...
Masajeándome el pito, teniéndome justo dónde me quiere.
— Como pensé, eres un tonto siempre, me dices siempre que no tengo idea sobre autocuidado, pero ¿Y tú? Hace un frío que pela aquí fuera y ni siquiera llevas zapatos.
Giré el rostro hacia esa voz excesivamente violenta y molesta para provenir de un cuerpo tan pequeño, vi odio en sus facciones, pero... algo debió de ver en mi rostro, automáticamente se le suavizaron las expresiones, acercándose.
— Ponte los zapatos Delano — jalándome de los brazos de Ivanna, interponiéndose— ¿Te quieres quedar o nos vamos?
— Nos vamos.
Respondí de forma automática, recibiendo el calzado, sintiendo automáticamente como la nieve me quema los pies, estaba tan ido que la sensación punzante en la planta de mis pies no fue suficiente indicador para sacarme de ese bucle en la base, mi mente estaba encerrada en ese lugar, una pesadilla, una horrible pesadilla.
— Como siempre, lo interrumpes todo — chasqueó la lengua la pelinegra— Delano estaba por decirme la fecha de nuestro matrimonio ¿Puede o tiene que limitarse a besar el piso por el que caminas?
Jelena me miró otra vez, negué lentamente, el sutil movimiento de su cabeza no pasó desapercibido, ella lo entiende, me entiende.
— Quise darte una oportunidad, pero no eres nada honorable, Ivanna, eres de esas que haría todo por dinero.
— ¿Tú no? ¿Acaso no te ganabas el dinero al comienzo siendo la puta del Boss? Todos lo decían, tú no sabías hacer nada, sin embargo, el Boss parecía perro en celo contigo y a ti jamás te faltaron los fajos de billetes, maletines completos que te daban sólo por hacerlo feliz ¿O me equivoco?
Lena se sonrojó, la furia le brilló en los ojos, no es la primera persona que se lo dice, todos lo pensaban aquí en casa.
— Vuelve a pisar mi casa y ustedes tendrán que recibir el castigo por su insolencia ¿Queda claro?
— Si, Koroleva.
Respondieron los hombres que son los escoltas de la pelinegra, temblando, Jelena furiosa es de temer.
— Sáquenla de aquí.
No tardaron en seguir sus instrucciones, Ivanna los empujó e impidió que la tocaran en lo que comienza a caminar en dirección a los autos mientras protesta lo suficientemente alto para que pudiéramos escuchar, dijo que volverá, si continua así, se hará un problema casi tan grave como cuando Annika venía a visitar a Alexander, a atormentarlo.
— ¿Oye estás bien?
Preguntó Jelena apoyando el abrigo sobre mis hombros, llevo acuclillado un buen rato sin ponerme los zapatos, los calcetines están empapados y me duelen los pies hundidos hasta el tobillo en la nieve, Jelena no va mejor, viste sus calcetines gruesos hasta el muslo y una camiseta mía, va incluso más desabrigada que yo.
— ¿Viniste aquí por mí?
Pregunté ignorando su anterior pregunta.
— Digamos que me puse nerviosa y espié por la ventana, no me gustó lo que vi, digo... si es algo que tú querías, yo no habría interferido, no te culparía si quisieras regresar con ella, yo fui un capricho, podrías pasar de mí fácilmente y continuar con tu vida, no te culparía, pero... tu cara — sujetando mi mentón para que la mirara— Tu cara fue como la del Alexander que conocí, aterrado cuando tenía una mujer cerca, eso vi y no me gustó, así que tomé lo primero que encontré y vine aquí, por ti.
Caí de rodillas en la nieve, mi aliento formando nubes de vapor fuera de mi boca con cada agitada exhalación, el corazón latiéndome tan rápido y tan fuerte que bien podría reventárseme ahora, me cuesta respirar desde hace un rato, el miedo me recorre por completo, me paralicé.
Ahora entiendo lo que vivió por tantos años mi amigo, vivo en carne propia su pesadilla.
— Me estaba... tocando — me las arreglé para decir— Quería apartarla, pero no me podía mover, quería dejar de escucharla, pero sus palabras... ella... dijo que te irías, te cansarás de mí y te irás, yo sé que puede ser, puede que me abandones, pero no quiero ir con ella, no quiero que me toque, no quiero que nadie me toque.
Asintió y extendió, arrodillándose sobre la nieve frente a mí, acercándome a su pecho, permitiéndome abrazarla con fuerza mientras oculto mi rostro en su cuello inhalándola, sintiéndola, intentando calmarme.
Estoy con Jelena.
Estoy seguro.
Ella es una toxica retorcida, no permitirá que nadie me toque, nadie volverá a tocarme.
Estoy a salvo.
— Una lastima Delano — dijo ella acariciando mi cabello— Es una real lástima que Alexander accediera a esto, sabes que cuando quiero algo, lo tomo y no lo suelto, tú no vas a salir de aquí, mis brazos son tu refugio ahora, tu casa, soy tuya también, y eso nada ni nadie lo va a impedir.
Entonces la abracé más fuerte, sintiendo su calor, sus latidos acelerados, su olor, sintiéndola a ella conmigo, cuidando de mí.
Oh amigo... que afortunado fuiste al tenerla a tu lado...
— Tranquilo, no me iré a ningún lugar — acarició mi cabello— Me quedó más que clara tu decisión, pero quiero oírla ¿Soy yo tu decisión? ¿Me eliges a mí a pesar de saber que soy una posesiva obsesa del control?
Tragué grueso para hacer bajar ese maldito nudo en mi garganta, el miedo sigue haciendo de las suyas.
— Sí, te elijo a ti.
— Nadie volverá a ponerte las manos encima entonces, es mi promesa contigo, yo te protegeré.
Yo debería ser quien la proteja, pero en ese momento, me sentí el hombre más afortunado del mundo.
Ese día, Jelena y yo no entramos hasta que Alexander vino a gritarnos a ambos que somos un par de inconscientes por vestir tan ligero en medio de esta nevazón, nos llevó dentro y... esa fue la primera vez que salió de casa desde el accidente, fue él mismo a la cocina por té y café caliente para ambos, unos dulces para acompañar, regresando con una mocosa bien sujeta a su pierna, una mocosa feliz, que ríe emocionada por tener a su papá de regreso.
Alexander no pareció darse cuenta de su progreso, Jelena y yo intercambiamos miradas y sonreímos, supongo que poco a poco ambos mejoraremos, ambos seremos capaces de volver a ser quienes somos.
***
Afortunadamente Jelena logró progresar en su embarazo sin dificultades, rápidamente la semana treinta y dos llegó, y como es una mujer que pocas veces logra quedarse tranquila, fuimos a La Jaula, esta vez, evitó todo tipo de conflicto y se limitó a sentarse en el trono y ordenarle a los bastardos que fueran su banco para los pies, le trajeran comida chatarra o jarras de jugo fresco, todo mientras Alexander se sentaba en el brazo del trono y le acaricia la espalda de forma perezosa, limitándose a existir.
Por supuesto que yo también estaba ahí, de pie junto a la rubia recibiendo sus miradas coquetas cada tanto, conozco esas miradas, las hormonas le piden sexo con frecuencia y no me sorprendería si me pide ir a hacer una visita rápida al auto en medio del bosque, soy su muñeco sexual hasta nuevo aviso, Alexander sigue negándose a la idea del sexo, Jelena no se lo pregunta, no le exige, dijo que, llegado el momento, él se abrirá, no va a presionarlo. En cambio yo, sólo tolero ser tocado por ella, disfruto estar encajado entre sus piernas, lo cual es conveniente para ambos, somos un puto imán que nos impide mantener la boca, las manos u otras partes de nuestro cuerpo alejadas, mi apetito por ella sigue tan grande como el primer día, lo que es increíblemente bueno para ella que siempre tiene hambre.
— Estoy aburrida — protestó Jelena— Quiero irme ya.
Alexander rodó los ojos, no pasa desapercibido para nadie el por qué quiere irse la Koroleva.
— Acabamos de llegar hace una hora, no puedes estar aburrida tan pronto, además, te encanta venir aquí.
Le respondió.
— Pero estoy aburrida, me duele el culo sentada en este duro trono, sería más fácil si tuviera a uno de ustedes dos debajo, pero no — señaló al montón de idiotas bajo las escaleras— Estos bastardos lo interpretarían como si yo fuera una esclava, y eso sólo sobre mi tumba.
— Yo podría darte unos masajes muy buenos para que no te duela el culo, Koroleva, y podría darte otras cosas para tu mal humor.
Propuse sonriéndole de lado.
— Por favor hazlo — dijo Alexander suspirando— Si no tiene su dosis, se pone irritante, necesita relajarse.
Era irónico, últimamente él mismo me pide que me la folle, Jelena está... horriblemente irritante si no come, no duerme bien o no tiene sexo, así que intentamos cubrir todas sus demandas antes de que nos arranque la cabeza.
El motivo de su mal humor de hoy es Ivanna, quien llamó para nuevamente fastidiarme con el tema del matrimonio, me envió a casa un sobre con las ecografías de este mes, nuestro bebé es una niña, una bonita niña que espero no saque los retorcidos genes de su madre, la pelinegra dijo que el nombre me lo dejaba a mí porque no quería tener nada que ver con la bastarda que crece dentro de ella...
Yo no sé qué molestó más a Jelena, que Ivanna me llame para casarnos o que llame bastarda a mi hija, pueden ser ambas cosas, y como está molesta, se desquita con todo lo que tiene en frente.
— ¿Estás llamándome irritante ahora? No estoy haciendo nada.
Protestó la rubia tocándose la panza.
Lamentablemente el par de bebés no ha querido mostrarse, nadie sabe qué serán, lo que aumenta el mal humor de Jelena que quiere saber qué color de ropa comprar.
— No insinué eso, amor, yo sólo digo que siempre es bueno tener un buen polvo exótico en un auto en medio del bosque, sólo piénsalo, es muy romántico.
Se corrigió Alexander, hombre inteligente que intenta salvar su cuello.
— Romántico mi culo — se levantó la rubia— Pero de todas maneras sí quiero ese polvo exótico en el auto —extendiendo su mano hacia mí— ¿Vamos?
— Tú sabes que yo siempre tengo ganas — tomando su mano, emocionándome— Y no pienso que seas irritante.
— Eres un hijo de puta.
Se quejó Alexander, mostrándome el dedo medio, haciéndome reír.
Jelena estaba estirando la espalda antes de bajar cuando Alexander levantó el móvil y contestó.
— Hola amigo, hace tiempo que no sé de ti ¿Cómo está tu esposa?
Amigos además de mí no tiene, digo, sólo tiene a Can, así que debe ser él.
La chismosa de Jelena se quedó en su lugar sólo para escuchar detalles de la conversación.
— ¿Nisa acá? No, no está con nosotros ¿Pasó algo? ¿Pelearon?
Frunció el ceño y tomó la mano de Jelena, observándola alarmado.
— ¿Cómo que despareció del hospital? ¿Restos... Restos humanos? Amigo lo siento... yo... no pensé que fuese capaz de llegar a eso... por supuesto, si sabemos algo te lo haremos saber.
Cortó la llamada y nos observó con preocupación.
— Nisa parió hace pocos días — explicó— La secuestraron en el hospital cuando Can fue a hacerse cargo de las bebés, dos niñas, lanzaron restos de cuerpos a su casa, parte del ADN de Nisa estaba entre ellos... Él sigue buscando, pero... pero yo creo que está muerta, Yakov cumplió su promesa, la atrapó.
Jelena se llevó la mano a la cabeza, acomodándose el cabello hacia atrás, tomando una larga bocanada de aire mientras mira a la nada.
— Es mi culpa, yo les di la espalda, les dije que arreglaran sus problemas solos.
— No es tu culpa —la calmé— Fue lo mejor que pudiste hacer en ese momento, tuviste que priorizar, no puedes abarcar tanto terreno, lo sabes, esto es culpa de Yakov y su mente enferma.
— Tenemos que viajar — dijo Alexander— Can necesitará apoyo, debe estar aterrado.
— Primero pregúntale si nos quiere ahí — dijo Jelena— Puede que nos culpe, y no sé si verme toda gorda le ayude mucho, le recordaré a su mujer.
Pospusimos el sexo y los planes para otro día, la noticia nos cayó como balde de agua fría a todos.
Pocas semanas después, fuimos invitados a un funeral.
Nisa Vural, amada esposa, nieta, nuera y madre.
Sólo cargó a sus hijas una vez.
Ese día Jelena y la culpa se reencontraron, viejas enemigas, culpa que la llevó a adelantar el parto por tres semanas.
Nadie sabe el sexo de los bebés, ni siquiera han acordado los nombres, Can prácticamente le rogó a Alexander que no fueran al hospital, teme que se roben a Jelena también, y Alexander que ha tenido duras semanas, le suplicó a Lena que soportara el dolor para que pariera en casa, segura, dónde él podía protegerla, mientras esta reniega y discute, siendo muy capaz de subirse al avión y aguantar hasta llegar a Rusia porque tenía todo su plan de parto allá.
Todo es un caos, un maldito caos, el llanto de Melek, Milenka, y Alex, el principito que ya cumplió un año, no hace más que intensificar la tensión en el ambiente, hasta Tanya que hasta el momento demuestra tener nervios de acero se puso un poco nerviosa, tiene miedo de que algo le ocurra a su mamá.
¿Y yo? Yo no sé dónde sea más necesario, si con Jelena o los niños, todos parecen querer contención justo ahora, incluso yo, hay demasiadas personas en esta casa, demasiadas, y ya me quiero ir a casa, dónde estoy seguro.
***
JELENA.
Bufé por quinta vez sujetándome la panza, intentando mantener a raya el dolor para no asustar a los niños que ya parecen estar lo suficientemente asustados, llevo discutiendo al menos cinco minutos con Alexander quien no quiere llevarme al hospital por sugerencia de Can y su miedo a que me pase lo mismo que a Nisa, y Delano quien es la voz de la razón siempre, y la conciencia de Alexander cuando la propia comienza a fallar, parece que tendrá un ataque de pánico en cualquier momento, nada está saliendo como lo pensé, ni siquiera tengo ropa de bebé aquí, no tengo nada, no pensaba parir en Turquía.
Tendré que llamar a Misha para que registre a estos bebés en casa, mis hijos tendrán nacionalidad rusa como sus padres y hermanos sin falta.
— Te voy a dar un maldito tiro si no me llevas al hospital ahora.
Señalando a Alexander con mi pistola, esto me duele, me duele horrible, no se compara con el parto de Alex, claro, ese día, además del dolor de parto, sentía la angustia y el cansancio de días y días sobre mi cuerpo, me dolía incluso respirar, me dolía el pecho, dolía todo.
— No puedo llevarte ahí ¿Qué si pasa algo?
— ¿Y si no pasa nada?
Protesté.
— Ya... ya... tranquilas, tranquilas, no ocurre nada, no pasa nada, papá está aquí.
Dijo Can, haciendo malabares para poder cargar a sus dos hijas, una con cada brazo, debe ser horriblemente difícil sin Nisa aquí, a mí se me hacía difícil sin Alexander y eso que tenía a Delano, tenía a mis amigos, a las... las chicas... y él está solo con sus padres, pero por como Ceren lo mira, pareciera que no quiere ayuda, quiere hacerlo solo, es su castigo.
— Está... está bien... — Cedí— Voy a parir aquí, pero necesitaré ropa y pañales, no traje nada, no pensé que fuese a dar a luz aquí.
— Te traeré todo lo necesario — dijo Ceren— Tú tranquila cariño, te vamos a ayudar.
Con dolor y todo fui hasta Alex y le di la mano, viendo que aún en medio de su incesante llanto la tomó.
— Tranquilo mi amor, mami te traerá un par de hermanitos para que juegues cuando estén más grande, no pasa nada, mami está bien.
Tanya se acercó también, rodeándome la pierna, hice mi mejor esfuerzo para no gritar en la próxima contracción, Alexander se acercó para levantar a los niños en brazos, uno con cada uno, mirándome.
¿Qué hacemos con ellos? Están asustados y yo quiero parir.
— Deja, yo los cuido — dijo Engin, acercándose— Can, es hora de la leche ya, quieres ayuda o...
— No. Puedo solo, puedo hacerme cargo de mis hijas yo solo.
Dando media vuelta, alejándose de la sala con las niñas entre los brazos mientras patea las canastillas dónde dormían, supongo que las dejará ahí mientras les hace la leche.
Can está... en la mierda, está hundido, perdido, él no tiene un Delano que lo ayude.
— Te agradezco que los cuides mientras tanto — dije yo entregándole a Alex— Lamento que tengamos que quedarnos, podemos ir a un hotel, esto... nosotros...
— No, no te preocupes, será bueno que haya un poco de vida en esta casa, con lo de Nisa... — suspiró tembloroso— No hemos tenido días buenos, Can se mantiene en pie sólo por las niñas, no nos deja ayudarlo así que... será bueno que haya niños por aquí.
— Yo iré a ver al tío Can — dijo Tanya— Siempre lo hago reír, veré si puedo ser una payasa lo suficientemente divertida, te quiero mami.
Dijo antes de soltarme la pierna y comenzar a correr en dirección a Can.
— Yo también espero que lo haga reír — dijo Engin— Lo... necesita.
Asentí y suspiré, sujetándome la panza, caminando hacia Delano, quien en cuanto lo miré, giró el rostro para observarme con pánico, colocándose tenso.
— Oye, estás seguro aquí, estás conmigo.
Apretando los dientes, las contracciones son cada vez peores.
— Tranquilo, yo estoy contigo, no me voy a ir, acompáñame, quiero que estés ahí.
Ambos, tanto Delano como Alexander, no han superado su trauma, no les gusta compartir espacios con chicas, no les gusta que los toquen, no les gusta estar con demasiadas personas, menos en lugares que no controlan, La Jaula la toleran porque nada se mueve sin que Alexander o yo lo permitamos, pero aquí en Turquía las reglas son diferentes, Las Águilas controlan el lugar, no nosotros, y eso puede que tenga muy ansioso a mi Segundo, Alexander está ansioso, pero por otras razones, mi parto, por ejemplo.
— Yo debería ser el que te cuide.
Dijo sujetando mi mano con más fuerza de la necesaria, respira rápido y superficial, está al borde de un ataque de pánico.
— Otro día, hoy me toca a mí — apreté los dientes y cerré los ojos por al menos cinco segundos antes de volver a poner una sonrisa en mi cara— Vamos arriba ¿Sí? De verdad necesito recostarme — y abrir las piernas— Pero no me quedaré tranquila si no los veo a ambos, debo ver que están bien.
Desde ese día, no los pierdo de vista nunca, me pone ansiosa que estén por ahí sin mí, siento que cosas malas pasan cuando no los veo, así que... evito que salgan solos a toda costa, como hoy, hoy evité dejar a Delano a cargo, dejé a Misha en Rusia por lo mismo, necesito estar viendo a mi Segundo a salvo, de Alexander ni me preocupo, él y yo estamos en el mismo lugar siempre.
— Sí, vamos, subiré, yo... lo siento.
— No hay nada que lamentar, vamos.
Tuve la intención de dar media vuelta y echar a andar, Delano fue más rápido, se puso en pie y me cargó como princesa, mirando a Alexander.
— Vamos, no aguantará mucho más.
— Regresaste amigo, menos mal, ya te iba a golpear para ver si así te recuperábamos.
Caminando hacia las escaleras, directo al cuarto, mi esposo abrió la puerta mientras mi segundo me recostaba en la cama, ambos me ayudaron a cambiarme de ropa, tomando una de sus camisetas para que estuviera más cómoda.
— Oh no, yo soy el marido, mi camiseta es la que va a ocupar.
Discutió.
— Oh no, tu camiseta la a ocupado por años, ya me toca a mí.
Le respondió.
— La tuya la ocupa desde que comenzaron a salir, ya me toca, aprende a compartir, Delano.
No sé si reírme, llorar o dispararles con la beretta que tengo a mi lado, ninguno parece darse cuenta que estoy completamente desnuda, sentada en la cama, con contracciones cada cuatro minutos, y estoy odiándolos por el dolor que estoy sintiendo mientras ellos discuten por tonterías.
— Yo la saqué primero — debatió Delano— Fuiste lento, admite que perdiste.
— ¡Cállense los dos! — grité— Dame la maldita camiseta de pijama mía, las que yo compré cuando era viuda — señalando a mi marido— Pelear por estupideces, estoy intentando no parir sentada, carajo.
Se apresuraron a buscar la camiseta que les pedí entre empujones, ambos son unos tontos, pero al menos me vistieron, me ayudaron a acomodarme en la cama y pusieron las sabanas sobre la mitad inferior de mi cuerpo, sólo entonces abrieron las puertas para que el personal entrara, personal... femenino, carajo, acompañadas de Ceren, quien muy feliz y campante trajo ropa de Melek y Milenka cuando nacieron, también los pañales que les sobraron y ya no quedan, es oportuno que haya bebés aquí.
— Emm... ¿Ceren?
— ¿Si, mi niña?
Preguntó dejando el recipiente de agua tibia en la mesa de noche a mi lado.
— ¿Podría... salir el personal?
Frunció el ceño.
— Pero ¿Quién recibirá al bebé entonces?
— Las mujeres solían parir bebés por su cuenta en el pasado, puedo hacer — viendo de reojo a mis hombres, ambos pálidos y muy pendientes de las mujeres que recorren la habitación, Alexander se puso verde de pronto— Por favor, no me siento cómoda con tanta gente mirando entre mis piernas.
— Claro, claro, como quieras, cariño, las sacaré enseguida ¿Quieres que me quede o... los dejo solos?
— Si pudieras quedarte sería estupendo.
Mirando a Alexander quien fue rápidamente al baño, probablemente se fue a vomitar, Delano pareció haberse dado cuenta y fue tras él, eso o... también quiere vomitar.
— ¿Ellos están bien?
Preguntó Cerén en lo que hace salir a todas.
— Sí, deben estar nerviosos, no estaba presupuestado que mis hijos nacieran hoy.
— ¿Y qué hay de tu Segundo? Se ven más... cercanos. Permiso.
Señalando las sábanas.
— Adelante.
Viéndola subir las sabanas para tantear mi dilatación, que bueno que sabe hacerlo, ya tendría que estar pidiendo un espejo para mirar por mi misma si ya es tiempo o no.
— Que rápido dilatas, niña, tienes siete centímetros.
Dejé caer la cabeza en la almohada, ya falta poco.
— Tampoco tardé en dilatar en el parto de Alex, quizá dilato rápido, o quizá el susto me hizo parir rápido.
— ¿Susto por qué?
— Porque pensaba que mi esposo estaba muerto, apareció de la nada ese día, choqué con él y no me recordaba, no sabía quien yo era, me bajó la angustia y rompí fuente.
— Que terrible niña... que historia más terrible, me alegra saber que lograron superar ese episodio.
Sonreí triste.
— Supongo que si no me recordaba... igual no pasaba nada, iba a estar vivo y estaba feliz con la vida que tenía, lo trataban bien... es más terrible lo que pasó con Nisa, lamento no haber hecho nada.
Ceren apoyó su mano en mi rodilla, sonriendo triste.
— Cariño... sabemos lo que pasó, Alexander llamó para explicarle a Can, no quería que te odiaran por la decisión que tomaste, y nosotros entendemos que tenías prioridades, mucho esfuerzo hicieron con venir hoy, debería ir y decirles que ya no hay nadie ¿Necesitan algo? No los tocaré, pueden estar tranquilos, tomaré mi distancia.
Alexander... siempre... siempre piensa en mí este tontito.
— Gracias por entender, yo... sigo lamentándome, quizá podría haber hecho algo, cualquier cosa.
— Yakov le seguía el paso a Nisa dónde sea que estuviera, nadie podría haber hecho nada — se secó una lagrima que se le escapó, estaba muy triste— Hicimos de todo, la encerramos en casa incluso, pero... nada funcionó.
— Lo siento tanto... tanto...
Estrujándole la mano al sentir el dolor atravesarme después, es como si jalaran mi cuerpo en todas dirección para partirme en pedacitos, duele demasiado, es horrible.
— Ahora, mi niña, tienes que tener pensamientos felices, enfocarte en parir niños sanos, no te preocupes, nadie te culpa, todos hicimos lo que pudimos, nos... quedamos con la conciencia tranquila, pero Yakov pagará, pagará con sangre, sufrirá lo mismo que le hizo a nuestra niñita, Nisa será vengada.
— Cuenten conmigo, la culpa no se irá hasta sentir que hice algo por ella, así que... cuenta conmigo, hablaré con Yakov, los restos de Nisa... al menos eso debe entregarles.
— Te lo agradecería mucho, esa tumba debería tener mucho más que cabellos y sangre, pero ya... perdimos las esperanzas. De estar viva, Nisa nos lo habría hecho saber.
Dijo en lo que camina hacia el baño y toca la puerta tres veces para hacerles saber a los chicos que ya no había nadie y podían salir, Alexander dejó el lugar como un rayo y se acercó a mí, tomando mi mano.
— Perdón, perdón Lena, perdón... me paralicé... yo...
— Está bien, yo entiendo, lo entiendo — acariciándole el rostro— Por eso le pedí a todas que salieran, así que... Delano, necesitaré tu ayuda.
Viendo al chico que se acercó por el otro lado, tomando la liga en su bolsillo, atándome el cabello, quitando aquellos que se pegaron por el sudor en mi frente.
— Lo que necesites, Lena, dalo por hecho.
— Necesito que ayudes a Ceren, recibas a mis hijos.
— Puedo hacer eso, confía en mí, saldrá todo bien.
Asentí y sonreí a ambos, sintiéndome acompañada, pero... no plena, Yakov me las va a pagar, no pensé que fuese a matarla, le contaré a Ilias, el bastardo sigue viviendo en mi casa y hasta comenzó a caerme bien, así que... le pediré ayuda con su padre, después de todo ahora es uno más de mis subordinados.
— Ok, tesoro, diez centímetros de dilatación, vamos a comenzar, esto puede ser doloroso, pero debes soportar, traerás dos hermosos bebés al mundo, tienes que ser fuerte.
Asentí estrujando la mano de Alexander.
— Puedo hacer esto, puedo hacerlo, comencemos.
Delano acercó el agua y las toallas, dio indicaciones afuera para preparar las vacunas a pesar de lo poco que quiere interactuar con esas mujeres, y se quedó con Ceren, esperando, atento a que saliera el primer bebé para hacerse cargo mientras Alexander me da su apoyo y no me suelta, se queda aquí, ambos se quedaron, están conmigo.
Hoy por fin voy a conocer a mis bebés y sabré qué son, podré darles un nombre, y juro por Nisa que... no dejaré que Can se hunda, voy a apoyarlo, le daré la justicia que su sangre reclama, haré lo que debí hacer por ellos semanas antes aunque ahora quizá no sirva de tanto.
— Veo la cabeza, Jelena, vamos, tú puedes.
Dijo Ceren mientras Delano apoya su mano en mi rodilla, me da ánimos, Alexander besa mi frente y susurra palabras tranquilizadoras en el oído.
Yo puedo hacer esto, puedo hacerlo.
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BUENAS BUENAS BBCITAAAS
TRAJE CAPITULO NUEVOOO
USTEDES SABEN, CUMPLEN METAS Y YO VUELOO
QUEDO CON UN SENTIMIENTO AGRIDULCE, NO SÉ QUÉ PENSAR
QUÉ DICEN? A IVANNA LE FALLA MÁS DE LO QUE PENSABAMOS O SIEMPRE LE FALLÓ ASÍ PERO NO QUERÍAMOS DARNOS CUENTA
POBRE DELANO, LA ESTABA PASANDO RE MAL
JELENA SIEMPRE ESTÁ PARA SUS HOMBRES, SIEMPRE
Y ALEXANDER TUVO QUE HABERSE SENTIDO RE MAL CUANDO SUPO LO DE NISA, TANTO ASÍ COMO PARA DECIRLE A SU AMIGO POR QUÉ JELENA TOMÓ ESA DECISIÓN TAN DRASTICA, ÉL QUE NO MUESTRA DEBILIDAD, POR ELLA...
Y LA ANGUSTIA FUE TANTA QUE SE ADELANTÓ EL APRTO, ESPEREMOS A SABER QUÉ SERÁN ESOS BEBÉS, QUE ESTÉN SANOS, QUE JELENA SALGA DE TODO ESO SIN DIFICULTADES
NOS LEEMOS EL PROXIMO CAPITULO BELLAS
BESITOS EN LA COLA
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