Capítulo 15
JELENA.
Estaba lista para la acción, dando ordenes por aquí y por allá sin soltar al niño que se aferra a mi como si su vida dependiera de ello, estaba lista para soltarlo y enviarlo con Zara, pero Alexander parecía tener otros planes, me sujetó por el codo con delicadeza y... me miró, eso fue suficiente para saber que tenemos que hablar.
— Tú, espera afuera — le ordenó a su abuelo— Y ustedes vigílenlo, ya regresamos.
Cubrieron nuestra espalda en todo momento mientras subíamos al auto y el chofer conducía hasta quedar a mitad de camino según las indicaciones de mi marido, ni muy cerca de casa, ni muy lejos del portón, es la distancia justa para saber cómo proceder.
— Jelena...
— No quieres que vaya ¿Cierto?
Suspiré acariciando el cabello de Liam, el pobre no deja de temblar y se me estruja el corazón cada vez que mis ojos se cruzan con los suyos.
— Aslan es un puto loco, te va a disparar sin dudar si le da la gana, lo sabes —el temor palpable en su voz— Iremos con mi abuelo ¿Quién me dice a mí que este no es un plan suyo? Tengo miedo de perderte, de perderlos.
Apoyando su mano en mi panza.
— Pero...
— Por favor, Jelena... sólo esta vez, quédate al margen sólo esta vez, yo no te arrebataré la adrenalina que tanto te gusta, pero esto... hoy no, tengo un mal presentimiento.
Estiré mi mano y acomodé sus cabellos, suspirando.
— Van a dudar de mí.
— Jamás. No lo permitiré, ellos saben el valor que tiene su reina, no se atreverían a faltarte el respeto.
El miedo en su mirada me dice que realmente no quiere cortarme las alas, sólo... no quiere que me pase nada y creo que al menos una vez debería ceder, él siempre hace lo que yo quiero, así que...
— Bien, como quieras, yo me quedo para que las personas aquí estén seguras, tú vas y te aseguras de traer, aunque suene extraño, a nuestra hermanastra.
— Gracias Jelena, sé que te molesta, pero... gracias.
Acunando mi rostro para besarme.
— Solo pongámonos en movimiento, me pone ansiosa que te vayas sin mí.
— No será mucho tiempo, te lo prometo.
Me besó otra vez y entonces hizo que el auto se pusiera en movimiento otra vez, me bajé frente a la casa junto con Liam y el vehiculó arrancó junto con Alexander, poco después, todos los autos se pusieron en movimiento... se marcharon.
— Señorita...
Liam tiró de mi ropa para llamar mi atención, supongo que me quedé un buen tiempo mirando el lugar dónde los autos estuvieron, me siento ansiosa, no me gusta perder de vista a mi marido por muy tóxico que eso suene.
— ¿Qué sucede, cariño?
— ¿El tío Ilias va a estar bien?
Preguntó preocupado ¿Por qué un monstruo como él sería motivo de preocupación para un niño que fue violentado por el mismo?
— No volverá a hacerte daño, cariño.
— Pero él nunca me hizo daño — ladeando la cabeza con confusión— Él me protegía, nos protegía a ambos. Se queda con el abuelo Yakov por nosotros, él recibe la mayor parte de los golpes siempre... pobre tío Ilias...
Fruncí el ceño ¿Hablamos de la misma persona?
— Emm... cariño — acuclillándome frente a él— No es necesario mentir, Ilias no volverá.
— Pero yo sí quiero verlo, no miento, el tío Ilias... él recibió una bala por mí, él me cuida — jaló de mi ropa— Quiero que esté bien, por favor, llámalo ¿Y si está muerto?
Esto es extraño... ¿Hablaremos del mismo Ilias?
— Cariño, yo...
— Por favor, sólo quiero saber si no se murió por mi culpa...
Suspiré.
¿Cómo decirle que no?
Tomé el móvil y busqué el nombre del indeseable entre mis contactos, es oportuno tener a los enemigos cerca de ser necesario, como ahora.
— Vaya... ¿Y este privilegio?
Intenta sonar tosco, pero se le nota en el tono lo lastimado que está y el esfuerzo que hace al hablar.
— ¡Tío Ilias!
Liam me quitó el móvil, emocionado.
— ¿Llegaste a salvo Liam? ¿Mi padre te hizo algo?
Sonaba preocupado, realmente preocupado.
— Estoy bien, no me hizo nada, estoy con la mujer que usted dijo.
— Esa mujer es tu hermana, más respeto, chico.
El niño me miró con confusión.
— ¿Usted conoce a mi mamá?
La emoción palpable en su voz, le brillan los ojos, y esa sonrisa tan bonita le ilumina el rostro golpeado...
¿Qué clase de infiernos vivió?
— Tu mamá está conmigo, digo, nuestra mamá, así que... ¿Por qué no vamos a verla?
— Ve con tu mamá, niño, es lo que queríamos ¿Recuerdas? Que estuvieras a salvo.
— Pero mi hermana...
— Tu hermana pronto estará contigo, te lo prometo, estoy yendo por ella ahora, todos vamos.
Liam me miró y yo asentí, sonriéndole, haciéndole saber que estaba de acuerdo con Ilias, todo saldría bien.
¿Quién lo diría? Ilias y yo pensamos igual.
— Quédate con Jelena, Liam, ella te mantendrá a salvo.
— ¿Te volveré a ver?
El pequeño parece... triste.
— Quizá, niño, quizá.
Rodé los ojos.
— Si me traes a Naia en una pieza, puedes venir a visitarlos, pero tú solo, sin Yakov.
Debería no sentir compasión por escorias como estas, pero algo de monja me queda en el interior, tengo que hacerle un exorcismo a esa parte de mí.
— Tienes mi palabra.
Hasta emocionado sonaba el idiota.
— Hasta entonces.
Corté la llamada intentando parecer la perra de siempre y suspiré, mirando al pequeño.
— ¿Listo para ver a mamá?
Estirando mi mano hacia él.
— ¡Listo!
Saltó emocionado, tomando mi mano.
Con cada paso que damos, Liam camina más y más lento mientras se le borra la sonrisa, cuando se detuvo por completo, no pude ignorarlo, me acuclillé frente a él y lo tomé por las manos, mi hija es sólo cuatro años menos, este mocoso hace que algo en mí despierte, supongo que cuando te haces madre, el instinto materno pega fuerte, y el niño que tengo en frente no es un desconocido, es mi hermano.
— ¿Qué sucede, pequeño?
— Es que... tengo miedo.
— ¿Miedo de qué, cariño?
— ¿Y si mamá ya se olvidó de mí? El abuelo decía que... que... mi mamá no nos quería y por eso nos abandonó a mi hermana y a mí.
Si a alguien abandonaron, es a mí, Liam, a mí me botaron a un convento, ustedes ni parecido.
— Claro que mamá los quiere, los adora. Todo este tiempo los ha intentado recuperar, por eso está aquí, porque yo, tu hermana, soy la Koroleva de la Bratva, me casé con el Boss, Rusia es nuestra y nuestra madre, a pesar del miedo y el odio que le tiene a los Volkov, vino conmigo para pedir ayuda, para rescatarte.
— ¿Seguro que sí quiere?
— Segura que sí, va a estar encantada de saber que estás aquí.
Sonrió.
— ¡Entonces vamos!
Soltó una de mis manos y mantuvo firme la otra sujeta, jalándome por el pasillo a pesar de no saber dónde íbamos, eso me hizo reír, se divierte.
— ¿Todos siguen abajo?
Pregunté a mis hombres que siguen custodiando la puerta del despacho.
— Sí señorita, justo como ordenó.
— Perfecto, corran la voz, a quienes se quedaron, que afiancen la seguridad exterior, no hay peligro, los sacaré.
— Como ordene.
Ambos se hicieron a un lado y me dejaron pasar, poco a poco el murmullo de mi orden se hizo escuchar y la gente comenzó a movilizarse en el exterior.
— Bien, dame un momento cariño.
Abrí la puerta en el piso que se mantiene bien oculta en el despacho, bajé los escalones y me moví con la suficiente velocidad para esquivar la bala que... mi hija disparó, bala que sólo alcanzó a acariciarme la mejilla, ella estaba frente a todo el grupo de personas que no pueden defenderse, interesante.
— ¡Esa es mi hija, carajo!
Celebré saltando los escalones sobrantes.
— ¡Ay mami lo siento! — se acercó preocupada— ¿Cómo iba a saber yo que eras tú?
— Estuvo perfecto, mi amor, dame esos cinco.
Acuclillándome para que chocáramos manos, pero en vez de eso, se acercó y me tocó la mejilla, mirándose la mano manchada de sangre.
— ¿Mis hermanitos están bien?
— Increíble, cielo, mira que tu madre no es de cristal, es todo terreno.
Y aun así Alexander me dejó aquí.
— ¿Qué pasó afuera? ¿Y Delano?
Ivanna no pudo con la ansiedad y se acercó para preguntar, tomándome del brazo para ponerme de pie, mirándome la mejilla con preocupación.
— Bueno, sí que pasó algo, Yakov vino aquí — las mujeres que rescaté de esa casa de locos ahogaron un grito de terror puro— Ya se fue, tranquilas, se fue porque... necesitaba ayuda, se fue con parte de mi gente, Alexander y Delano con ellos, Aslan secuestró a la abuela de mi marido y se llevó a Naia — Zara palideció— Fueron a recuperarla, pero mamá — mirando a mi progenitora— Tengo a Liam conmigo, está arriba, está esperan...
No tuve oportunidad de terminar cuando ella pasó por mi lado corriendo para subir las escaleras e ir por su hijo, desde mi posición soy capaz de escuchar cómo le pregunta si está bien, lo besa, lo mima y le dice que siempre lo ha amado, que jamás dejó de pensar en él, de quererlo a su lado.
Y yo no pude evitar sentir envidia de un niño, porque a pesar de haber sido abandonada, estoy segura de que jamás sintió remordimiento de ello.
— Ivanna ¿Me das a mi hijo, por favor?
— Claro guapa, pero ¿Estás bien?
Entregándome a Alex con delicadeza, mi bebé de inmediato sonrió al ver mi cara, le hice mimos y extendí mi mano libre para tomar la de Tanya quien no dudó en tomarla también.
— Claro que estoy bien ¿Por qué no lo estaría?
— Chiquita, te comprendo — se acercó Irina, acariciando mi mejilla sana— Y no está mal sentirse mal por lo de Zara, pero tranquila ¿Sí? Tienes más familia, no estás sola, me tienes a mí, te casaste con mi sobrino, somos familia.
Me animó.
— Y me tienes a mí también, un tío sexy que siempre te puede secar las lagrimas — la apoyó Luka— No te amargues, chiquita.
— Comenzamos con el pie izquierdo, pero yo sí te quiero, sobrina.
Dijo Laika, sonriéndome amplia.
— Gracias, muchas gracias por eso, pero no es sólo lo de Zara, me molestó, sí, pero... Alexander se fue y... eso me pone ansiosa.
— Es un Volkov, somos duros de matar.
Se relajó Luka, no le preocupaba ni un poco todo esto.
— Sí... como sea — suspiré— Iré a alimentar a mis hijos, Sasha, gatito grande, vamos — mirando a la multitud— Es seguro fuera, pero manténganse dentro de la casa, hay vigilancia en el exterior, sonará la alarma en caso de que sea necesario volver aquí abajo.
Entonces di media vuelta y dejé el espacio cerrado sujetando bien a mis hijos, viendo a Zara llorar de alegría, arrodillada en el piso, abrazando a Liam.
Me alegro por ellos, me alegro mucho, pero... de todas maneras me da envidia y sé eso está mal, pero yo... hace mucho tiempo dejé de saber a ciencia cierta que estaba bien y que no era correcto, ya no sabía.
***
ALEXANDER.
Algo dentro de mi pecho me hace saber que no fue correcto dejar a Jelena atrás, la decepción en su cara me lo dijo todo, pero ¿Qué podía hacer yo? Prefiero darme un tiro antes de que algo le suceda a mi mujer o a mis hijos, perder a ambos en el mismo lugar sería catastrófico para mí, no podría seguir adelante por mi cuenta, yo sólo... prefiero pedir perdón después y seguir teniéndola a mi lado, viva, al finalizar el día.
— ¿Puedes dejar de suspirar cada dos segundos? Me distraes.
Protestó Delano a mi lado, ambos compartiendo auto.
— Bueno, siempre puedes lanzarte por la ventana ¿Puedes dejar de quejarte?
Protesté de regreso, volteando el rostro para mirarlo.
— ¿Para qué le pediste que se quedara si vas a estar distraído? Jelena dio peleas muy duras estando embarazada de Alex, vas a hacer que se vea frágil y ella te querrá matar por eso.
Suspiré.
— Claro que no estoy intentando que ella se vea frágil, Aslan está loco ¿Y si le hace algo? Delano, está embarazada.
— ¿Y qué? No está invalida, tonto.
— ¿Y entonces qué hago?
Soltándome el pelo, atándomelo otra vez, una manía de cuando estoy nervioso.
— Déjala ser y si quiere ir, créeme que la protegeremos con nuestra vida. La Koroleva es una víbora cruel, una perra de mil vidas, así que déjala en paz, debe estar comiéndose la cabeza en casa porque tú estás aquí y ella no.
— Pero ella...
— No por ella, tonto, debe estar ansiosa porque no te tiene en su radar, no tienes ni idea de la ansiedad que le da no estarte mirando cuando hay peligro, ella teme perderte, ya te perdió una vez.
Suspiré.
— La próxima vez no le pediré que se quede ¿Bien?
— Eso me gusta más, ahora, pon atención al plan, te lo diré de nuevo.
— Los planes se supone que los hago yo.
— Llevas media hora sin hablar, Alexander, así que lo hice yo. De algo que sirva ser tu segundo.
Bueno, sí que tiene razón.
Suspiré, y le presté atención, escuchando atentamente.
Más tarde me enfocaré en Jelena, me arrastraré para pedir perdón, pero por ahora... ahora debo enfocarme en el trabajo.
***
Bajé del auto apretando el cigarrillo entre mis dientes, fumo cuando mi mujer no está cerca para no molestarla con el humo, menos ahora que está embarazada, antes porque lactaba... y bueno, ahora que está embarazada, tuvimos que cambiarle la leche a Alex ya que amamantar le quitará nutrientes a los nuevos bebés y a ella... quizá debimos esperar un poco, pero ya están ahí, ya los quiero, pero Alex... a Alex no le gusta mucho la leche de formula, afortunadamente ahora que comenzó a comer comida de bebé sigue igual de gordo y bello, aunque es Jelena la que se la pasa llore y llore porque no puede lactar, le gustaba ese momento de mamá e hijo que tenían.
— ¿Dónde te fuiste? Reacciona, Boss.
Dijo Delano dándome un pequeño empujón que pasó casi desapercibido para traerme de regreso, sigo pensando en Jelena, no me la puedo sacar de la cabeza.
— Mi mujer. Ella debería estar aquí.
Cargando el arma, comenzando a caminar, tomando la delantera mientras mis hombres me siguen, debo estar atento, soy el Boss, no cualquier sujeto.
— Ya será para la otra, concéntrate.
— Agradece que eres mi amigo, o ya te hubiese matado por regañarme.
Mirándolo mal, viéndolo temblar ligeramente.
— Alguien tiene que mantenerte centrado.
— No me tientes, Delano, no estoy de buen humor.
— Golpéame entonces, golpéame, frústrate y sigue adelante, maldita sea, pero reacciona, te necesito aquí, yo...
Y sí que lo golpee, con fuerza y directo en el rostro, viéndolo retroceder dos pasos, llevando su mano a la zona herida justo dónde sangraba, escupiendo sangre dos segundos después.
— Gracias.
Dije yo, eso sí que me ayudó a liberar tensiones.
— No es nada, para qué estamos los amigos, animal.
Moviendo la cabeza hacia los lados para espabilar mientras Misha lo sostiene por los hombros, observándome temeroso, con la guardia en alto.
— ¿También quieres uno?
Amenacé.
— No, así estoy bien, gracias. Yo sí valoro mi vida, Boss.
— Eso pensé.
Asintiendo y volviendo a caminar, no veo a Aslan por ninguna parte, esta propiedad dónde mi abuelo rastreo a su amada es de las nuestras ¿Qué tanto le mostraron al perro turco?
— Tendrá que llamar a su amigo más tarde para darle las condolencias por su hermano.
Dijo Misha.
— ¿Estás diciéndome qué hacer?
Gruñí.
— No me atrevería, señor.
Estoy con un humor de perros, más les vale no provocarme hoy, no hasta que tenga a mi mujer en frente al menos.
Yakov le dio tres tiros a la chapa de seguridad del portón e hizo entrar a todo el mundo, desesperado por encontrar a su mujer ¿Por qué se molesta tanto si la engaña cada que tiene oportunidad? Larissa, por ejemplo, no es ningún secreto que se acuesta con la chica que quiere que se case conmigo.
En primer lugar ¿Por qué yo dejaría a mi esposa? Esa es una completa estupidez, mi mujer es perfecta.
En segundo lugar ¿Por qué me casaría con sus sobras? Que puto asco.
— Alexander, tú ve por...
— Eh eh eh — señalándolo con mi arma— Aquí no somos amigos, colegas ni mucho menos, yo soy el Boss, yo soy el que tiene Rusia bajo su mano, así que te me vas ubicando que familia no somos, Yakov.
Apretó los puños a sus costados, chirreando los dientes con tanta fuerza que desde mi posición fui capaz de escucharlo, se contiene.
— Sólo quiero encontrar a tu abuela.
— Ella nunca me hizo nada, por eso estoy aquí, por ella y por Naia, no por ti, grábatelo. Mi gente sabe el plan, sólo no estorbes.
Pasando por su lado, asegurándome de golpearlo con el hombro para demostrarle mi descontento, yo lo odio, odio a este hijo de puta.
— ¿Qué te tiene de mal humor? ¿Qué la perra de tu mujer se quedó en casa? ¿Por fin comprendió que su lugar es en la cocina y criando niños?
Giré en redondo y fui a por él, golpeándolo directo en el rostro con el puño, sintiendo su respuesta en la nariz, causándome una hemorragia que no me detuvo al momento de devolver con la misma agresividad el golpe.
— ¡De mi mujer no vas a estar hablando! ¡Más respeto con la Koroleva!
Jelena tenía razón, el no venir afecta su reputación, la jodí, pero tengo tanto miedo de perderla...
— ¡Las mujeres no sirven para nada más! ¡Mételo en tu cabeza!
Lanzándome al piso para golpearme más duro, será viejo, pero la edad le ha dado experiencia y fuerza, sus golpes me duelen, pero no me quedo atrás, quiero hacerlo sangrar, quiero que llore sangre el maldito viejo hijo de puta que me hizo la vida imposible junto a mi padre que espero se esté quemando en el infierno ahora.
— ¡Alexander, cuidado!
Demasiado tarde, solté un quejido al sentir el cuchillo clavarse en mi costado, nuestra pelea delató nuestra posición, tenemos visitantes y uno de ellos acaba de apuñalarme.
— Maldito hijo de puta, quien te crees.
Saliendo de encima de Yakov, sujetando por el cuello al sujeto que me apuñaló, alzándolo en el aire, viendo sus estúpidos esfuerzos por ser soltado, rasguñando mi mano.
— ¿Crees que una puñalada es suficiente? Bastardo inútil...
Sacándome el cuchillo acompañado de un quejido, lanzándolo al piso, usando la otra mano para apretar más fuerte al sujeto, soltándolo sólo cuando escuché el crack provocado por su cuello en una posición poco natural, viéndolo caer al piso acompañado de un ruido sordo.
— No dejen vivo a nadie, manos a la obra.
Ordené viendo como los hombres de Aslan vienen a nosotros, en ese momento sí tuve que enfocarme al 100%, no había tiempo para distracciones, las balas van por todas partes, quieren matarme, ya he recibido varios cortes con cuchillos gruesos y roces de balas, la breve pelea con Yakov me dejó ligeramente aturdido.
Si algo me han enseñado los años es que la única competencia para un Volkov es otro Volkov.
— ¡Tío Ilias!
Giré el rostro al mismo tiempo que Ilias, la voz infantil de una pequeña siendo cargada como costal de papas, dos hombres intentan llevarse a Naia, mi abuela está atada de manos y pies, amordazada, siendo cargada sobre el hombro de otro sujeto que corre tras los dos primeros, mi abuela, una guerrera sin lagrimas en los ojos, sin rastros de haber sentido pena o miedo, sólo un profundo odio cuando conectó con la mirada de Yakov, lo cual hizo temblar al viejo, tembló ligeramente, pude verlo.
— ¡Ya voy, niña!
— ¡No he llorado, tío!
No me quedé atrás.
Como él, corrí tras esos imbéciles siendo seguido por mi segundo y otros tantos, Ilias tampoco se vino sólo, pero eso no es lo curioso, lo curioso es que... la niña parece quererlo, parece... que se siente a salvo con él ¿Por qué? Si Ilias es un hijo de puta como Yakov ¿Por qué...?
— ¡Tío Ilias!
Gritó ella de nuevo.
— ¡Ya voy, niña, ya voy! ¡Dije que te pondría a salvo, lo prometí!
M tío parecía desesperado por salvarla, no entiendo...
No entiendo nada...
— ¡Cierra los ojos, Naia!
Grité, y eso hizo ella.
Dos balas fueron suficientes para acabar con quien la cargaba, el cuerpo cayó al piso con la niña encima, se lastimó, sí, pero era la única manera, el auto estaba esperando por ellos, al ver que no llegarían, arrancó.
Cobarde.
Con la niña a salvo, mi siguiente objetivo fue el sujeto que tiene a mi abuela, gruñí al sentir la bala clavárseme en el hombro, de todas maneras, no me tembló la mano para atravesarle el cráneo, Nina cayó al piso acompañado de un gemido de dolor puro, retorciéndose.
— Yo me quedo con la niña, tu ve con tu madre, Naia se va conmigo.
Le dije a Ilias, este asintió mirándola por unos segundos y siguió el trote hacia Nina para soltarle las manos y la boca.
— Naia, nos vamos ahora, tu mamá te está esperando.
Le dije mientras soltaba sus manos, viendo que estaba ilesa, no se lastimó.
— ¿Mi mami? ¿Ella me quiere? El abuelo Yakov dijo que nos abandonó.
Negué.
— El abuelo Yakov es un mentiroso y un maltratador, tu mamá te ha estado buscando todo este tiempo — alzándola en brazos— Tu hermano Liam está con ella, te esperan.
— ¿Liam está bien? Él tenía miedo.
Se preocupó.
— Está de maravilla, Naia, así que ahora, necesito que tú también estés en una pieza, ocultarte en mi pecho, cúbrete los ojos, no quiero que veas ¿De acuerdo?
— Sí, señor.
— Soy... soy Alexander, soy tu hermanastro por muy extraño que eso suene, somos familia, y la familia se cuida, así que confía en mí, te llevaré con tu mamá y tu hermano.
— El abuelo dijo que tenía dos hermanos, si tú eres uno ¿Quién es el otro?
Cotorra como mi hija, las niñas jamás se callan.
— Jelena es tu otra hermana, es mayor que tú, mucho más mayor, se quedó con Liam, te gustará la casa, pero ahora, silencio, no me desconcentres.
Comenzando a correr hacia la casa otra vez, debo atravesar un par de pasillos antes de lograr llegar a los autos, tengo que sacarla de aquí.
— A las damas no les tienes que decir silencio, eso es de mala educación.
Me regañó la mocosa.
Definitivamente las mujeres Volkova tienen un carácter único.
— Cállate por favor, Naia.
Rodando los ojos.
— ¿Estás casado? ¿Qué diría tu esposa si le dices cállate? No, no creo que estés casado, nadie te soportaría, nadie soporta a los Volkov, su destino es estar solos o hacer infelices a las mujeres que tienen cerca. Eso dice el tío Ilias.
A la mierda con la niña, no se calla nunca.
Giré en el momento exacto en el que un imbécil se nos acercó con total intención de dañar a la niña, el cuchillo lo sentí clavárseme en el costado, el mismo lugar de antes, gruñí y apreté los dientes con fuerza, cargando a Naia con un brazo para dispararle al sujeto con el otro.
— ¡Nos vamos! — avisé— Objetivos recuperados ¿Aslan?
— No está, señor.
Avisó el perro más cercano.
Maldito hijo de puta cobarde, nuevamente se escondió.
Delano se me unió al trote hacia el exterior, cuidándome la espalda hasta subir ambos al auto y arrancar a toda leche, la niña sentada entre ambos, mirándome con preocupación, viendo todos los lugares dónde la camiseta se mancha de rojo.
— ¿Qué?
Pregunté. Lleva demasiado tiempo viéndome así, me pone los nervios de punta.
— ¿Estás casado o no?
— Sí, si estoy casado.
— Pobre de ella entonces...
Suspiró cruzándose de brazos.
Delano no pudo evitar una carcajada baja, viendo a la niña con orgullo.
— Eres igualita a su hija.
— ¿Hija? ¿Tienes una hija?
Me miró con interés.
— Sí, su nombre es Tanya, tiene tres, cumple cuatro en dos semanas.
— ¿Qué sabe hacer ella? ¿Borda? ¿Cose? ¿Sabe algo de la cocina? ¿Sabe sobre los modales en la mesa? El abuelo me golpeaba las manos cuando comía antes que Liam, dijo que el hombre siempre come primero porque nosotras sólo nacimos para servirles a ellos... ¿Ella sabe eso? Para que no le golpeen sus manitos.
Estiré la mano y le acaricié el cabello un poco brusco, moviendo su cabeza hacia los costados en un intento de hacer que cambiara ese rostro triste y temeroso, lo hizo, mirándome con molestia.
— En mi casa no hay algo como eso, nadie es mejor que nadie, y mi hija no está obligada a saber esas mierdas inservibles, mi hija será la cabecilla de una mafia completa, ella es la mujer más importante de Rusia justo con su madre, son mi corazón, mi motor, y son la pesadilla de quien va en su contra, cada una única y peligrosa.
— Me gusta eso, yo quiero vivir ahí también ¿Puedo?
— Puedes. Tu mamá vive con nosotros, ella es... Jelena es su hija, tu hermana mayor, están esperando por ti.
No creo que deba decirle que su hermana es mi esposa, eso la confundiría.
— Por fin voy a conocerla... mamá hablaba siempre de su hija mayor cuando yo era pequeña, la hija que tuvo que esconder para que no le hicieran daño, la hija que vive con las monjas, la hija que visitaba todos los domingos para la santa misa.
Así que Zara sí tenía interés en mi esposa... eso es interesante, pondrá feliz a Lena.
— Duerme un rato si quieres, el camino es un poco largo.
Me miró.
— Emm... ¿Puedo apoyarme en ti?
— Puedes.
— Pero estás herido.
Viéndome con preocupación.
— ¿Esto? No es nada. He tenido heridas peores.
Muchas de las cicatrices que poseo hechas a propósito por mi padre para verme más intimidante, nunca le importé.
— Bueno, sí tú lo dices...
No pasó demasiado para que la cotorra se quedara dormida, debe estar exhausta, temerosa por estar con desconocidos, pero pronto estará en su hogar como siempre debió ser.
— Oye ¿Estás bien?
Preguntó Delano, mirándome con preocupación.
— Lo estoy ¿No escuchaste la respuesta que le di a la niña?
— Te ves de la mierda, está más que claro que no estás bien ¿Podrías no mentirme a mí?
— ¿Quién eres? ¿Mi esposa?
Rodé los ojos.
— Jelena va a querer matarte cuando te vea, ni siquiera te has sacado las balas.
— Estaba muy ocupado como para perder el tiempo haciéndolo.
— Necesitas puntos.
Señalando los lugares dónde fui apuñalado.
— En casa.
— Eres un imbécil.
— Cuidado Delano, sigo de mal humor.
Rodó los ojos y giró el rostro, apoyando el codo en el reposa brazos de la puerta, sujetándose la cabeza en la mano para mirar hacia el exterior.
Y no me habló otra vez.
***
JELENA.
Casi cinco horas después, los autos comenzaron a llegar, me comí todas las uñas del nerviosismo mientras esperaba aquí, los niños están cenando con el resto ahora mientras yo me siento en las escaleras del pórtico que mi hombre llegue completo.
Sentí alivio por dos segundos al verlo salir del auto, la sensación se evaporó y en su lugar, los nervios hicieron que se me revolvieran las tripas, viéndome en la obligación de correr al basurero, quitarle la tapa y devolver lo poco que he comido desde que se marchó, sintiendo su perfume mezclado con el olor de la sangre antes que su mano mientras me golpeteaba la espalda con delicadeza.
— Estoy mejor de lo que me veo, te lo juro.
Dijo mientras yo no paraba de vomitar.
— ¿Tú eres mi hermana? ¿Je... Jelena?
Giré el rostro ligeramente cuando las nauseas disminuyeron, viendo a la niña rubia con mis ojos, mi nariz, mi boca, mi mentón... la niña era muy parecida a mí, yo tenía su mismo rostro a su edad, era obvio que se trata de Naia.
— Sí cariño, yo soy tu hermana — dándole mi mejor intento de sonrisa— ¿Estás bien?
— Sí, estoy bien, Alexander me salvó justo a tiempo, pero está muy herido, hace caras de dolor.
Chasqueando la lengua.
— Sí... yo... tengo que hablar con él ¿Qué dices si te llevo con tu mamá? Está con Liam, nerviosa, muy nerviosa al no saber nada de ti.
— ¡Sí! ¡Quiero ver a mami! La extraño...
Jelena se irguió y puso esa mascara de hielo en su rostro otra vez, la mascara que confunde a todo el mundo, que la hace una reina sin sentimientos mientras caminamos juntos a una debida distancia directo al comedor, dónde abrió las puertas y le sonrió a Zara, viendo a la mujer levantarse con tanta rapidez de su silla que terminó botándola al piso.
No se giró hacia mí hasta que vio a Zara y Liam abrazar a Naia, sólo entonces me tomó la mano y me sacó del lugar, comenzando a caminar otra vez, en esta ocasión, hacia las escaleras.
— Jelena, estoy bien.
— Silencio, Alexander.
Subiendo las escaleras pisando fuerte, molesta.
— Jelena, te digo que estoy bien — jalando de su brazo, pegando su espalda a la pared, acorralándola ahí— Todo lo que necesito es a ti, saborearte, amarte, follarte — recibiendo un beso brusco de su parte— Vamos, necesito un baño, luego recibiré mi castigo por dejarte atrás.
— ¿Qué castigo?
Perdida en la oscuridad de sus ojos, casi no se ve color, tiene las pupilas muy dilatadas.
— Tú, montándome la cara.
Respondió serio.
— Eso para ti sería un premio, Alexander, no mereces premios.
— Entonces felicítame por llegar vivo mientras me asfixias para torturarme por estar herido, por dejarte, por cometer el error de pedirte que te quedaras.
Jadeó.
¿Qué mierda? ¿Por qué está tan excitado?
— Masoquista de mierda — solté sin pensarlo— No mereces tal privilegio, menos en tu estado.
— Morir asfixiado, siempre te he dicho que quiero morir así, pero hoy no quiero mi rostro clavado entre tus perfectas tetas, quiero mi pene entre ellas, no tienes idea lo mucho que he querido hacerlo.
Tragué grueso sintiendo la humedad crecer entre mis piernas, estoy molesta y preocupada, pero parece tan desesperado por mi atención, mi cuerpo, que eso me está excitando a una velocidad que me asusta.
— Yo no...
— Por favor, cosita insignificante, dame el placer, por favor... por favor...
Abriendo la boca para repartir besos húmedos por mi cuello y el borde de mis pechos, robándome suspiros y jadeos bajos, importándole muy poco que nuestra gente esté pasando por nuestro lado justo ahora.
Mientra no vea Tanya, no me interesa.
— Al cuarto Alexander, ahora.
Ordené.
— Por supuesto, Koroleva, en un minuto, sólo déjeme probarla un poco más.
Sujetando mis muñecas para mantenerme quieta en lo que su boca, su lengua y sus dientes no dejan ni un trozo de piel de mi cuello o borde superior de los pechos sin marcar.
¿Qué joder tiene en la cabeza? ¿Por qué llegó así de loco por mí? ¿Qué pasó?
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BUENAS BUENAS BELLAS!
COMO LAS TRATA LA COCHINA VIDAAAA?!
A MÍ ME ESTÁ DANDO BIEN DURO LA VIDA ¿QUÉ QUIEREN QUE LES DIGA? JAJAJAJAJA
APENAS TENGO TIEMPO PARA DORMIR, PERO SOBREVIVIMOS
REGRESANDO AL CAPITULO
JELENA SIENTE CELOS DE SUS HERMANOS, CREE QUE ZARA NO LA QUIERE:c
QUE FEA SENSACIÓN ESA, POBRECITA
AUNQUE POR OTRO LADO, SUS TÍOS LE RE DEMUESTRAN QUE ELLA TIENE MÁS FAMILIA, QUE ESTARÁN SIEMPRE PARA ELLOS
NO SÉ, PERO LE TENGO UN CARIÑO ESPECIAL A IRINA
EN CUANTO A ALEXANDER, BIEN ARREPENTIDO EL VATO
HASTA DE MAL HUMOR ANDABA POR DEJAR A JELENA EN CASA
DELANO PAGÓ LOS PLATOS ROTOS, POBRE DELANO
LA NIÑA, NAIA ES UNA COTORRA IGUAL QUE SU HIJA ¿DE QUÉ PARTE DE LA FAMILIA SERÁ ESO EH?
PERO NUESTRO LEÓN LLEGÓ PRENDIDOOOO
AY JELENA QUE TE COMEEEN
NOS LEEMOS EN EL SIGUIENTE CAPITULO HERMOSAS
BESITOS EN LA COLA
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