Capítulo 14
JELENA.
Semanas antes...
Maldije internamente, contando hasta veinte antes de abrir los ojos y ver al sonriente de mi marido despertarme de mi siesta, siesta que merezco luego de haber estado peleando en la Jaula toda la noche.
No me gusta que cuestionen mi autoridad ni mi fuerza, por lo tanto, les demostré que tanto daño puedo hacer si me provocan, y se los demostré una y otra vez, tengo los brazos fatigados, los nudillos destrozados y un feo moretón en el pómulo izquierdo, pero por lo general, estoy bien, sigo viva, lo que quiere decir que gané todos y cada uno de los enfrentamientos.
— ¿Qué, Alexander? Quedamos en que yo dormía y tú te hacías cargo ¿Sucede algo grave?
Soy consciente de que mi estado anímico ha sido bastante malo estos días.
— Bueno... todo está bien.
Encogiéndose de hombros.
— ¿Se murió alguien?
Pregunté.
Él no me despertaría sin razón alguna.
— No... todos respiran, lamentablemente, me haría feliz si Misha se ahoga con el almuerzo, soy consciente de que te coquetea seguido.
Tomando asiento en la cama.
— Misha les coquetea a todas — Rodando los ojos— ¿Los niños?
— Bien alimentados, Alex durmiendo en mi oficina y Tanya con Lev, asustando a su noviecito el peluquero que le conseguiste.
Deslicé la mano por mi rostro, perdiendo la paciencia.
— Entonces, Alexander ¿Qué puede ir mal para que me despiertes? Sigo con sueño, te amo, pero eso no me impedirá clavarte una navaja en un ojo haber si así recapacitas y miras mejor con el ojo que te queda que estoy descansando.
El muy tonto expresó el pánico cruzar por esos ojos, pensando que realmente sería capaz de apuñalarlo ¿Qué tan bestia cree que soy? Sólo soy una humilde ex monja con mal humor por sueño, nada más.
— ¿Debo esconder los cuchillos o era una mentira piadosa?
Preguntó temeroso, dando un paso atrás.
Hombres, tan tontos y literales siempre.
— No lo sé, lo dejo a tu imaginación ¿Puedes decirme qué necesitas de mí?
Perdiendo la paciencia.
— Bebé, tú sabes que como tu esposo siempre estoy atento a tus necesidades ¿Cierto?
Tomando asiento a mi lado.
— Cierto.
Asentí.
Alexander era increíblemente atento conmigo, no se me despega.
— Bueno, he estado sacando cuentas, tu caja de tampones no baja y tienes aproximadamente cuatro semanas de retraso, porque no te llegó este mes ¿Cierto?
Tomé mi móvil y revisé la App que me avisa cuantos días de retraso debería tener, y efectivamente van casi cuatro semanas, eso quiere decir que Alexander es mi acosador número uno, porque yo ni enterada, he tenido muchas cosas en la cabeza.
— A la mierda... eso explicaría muchas cosas.
Quitándome el cabello del rostro, ahora entiendo por qué me está despertando.
— Entonces... quizá... quizá estés embarazada ¿No crees? Llevo pensando eso desde anoche, me tenías con los nervios de punta en La Jaula, hoy no pude aguantar la ansiedad y fui a comprar test de embarazo, muchos.
Metiéndose las manos a los bolsillos, sacando cajas y cajas de test de embarazo, soltándolos sobre la cama.
— ¿Tantos, Alexander?
— Nunca se sabe, Jelena. Llamé al pediatra de Alex y dijo que puedes hacértelos a partir de la primera o segunda semana de retraso, así que, si estás embarazada, lo sabremos enseguida ¿Lo hacemos?
La suplica impresa en sus facciones, yo sé que lo que más quiere es verme preñada de él, vivir el proceso que le arrebató su familia, estar para mí, y yo que soy una blanda, soy incapaz de negarle el placer.
— Está bien, hagámoslo — tomando el colet de mi muñeca para hacerme un chongo sobre la cabeza— Eso explicaría que mi TCA se fuese de vacaciones y las texturas no sean problema, o el aumento de apetito... o mis cambios de humor... el mal genio, eso explicaría muchas cosas — levantándome de la cama, tomando los test, viendo a Alexander hacer lo mismo— Oye ¿Qué estás haciendo?
— Ayudándote, por supuesto ¿O crees que lo harás sola?
— ¿Qué? ¿Quieres orinarlos también? Es mi orina la que debo poner aquí, no la tuya.
Señalando los test con la cabeza.
— Pero podría ayudarte a rellenarlos, hace en el mini vasito y te ayudo a rellenarlos ¿Para qué los rellenarás todos uno por uno?
Rodé los ojos.
— No me das privacidad, Alexander, podría querer orinarlos por mi cuenta.
Consciente de que me sigue de cerca hasta el baño.
— Si quisieras hacerlos por tu cuenta, ya me habrías ladrado que me quede en la habitación.
Razón tiene.
Lo quiero cerca, estoy nerviosa.
— ¿Ladrar yo cuando es otro el que mueve la cola de felicidad?
Me burlé, cerrando una de las puertas mientras él cierra la otra.
— Bueno, soy un perro feliz — besando mi mejilla— Puede que mi mujer esté esperando a mi tercer hijo, así que... claro que estoy feliz, estoy nervioso.
Admitió.
— Yo también lo estoy, mucho. Me alegro que estés conmigo, hace que todo sea más simple.
Le sonreí, él no tiene la culpa de que quiera arrancarle la cabeza a él y a todo el mundo, él no tiene la culpa de nada.
— Sólo la muerte hará que me despegue de ti, Jelena, más te vale acostumbrarte a que sea tu sombra.
— Así me gustas, bien pegado a mí, como el perro en celo que eres.
Sonriéndole mientras subo su camiseta que uso de pijama y me bajo la ropa interior, tomando asiento en el inodoro.
— Bien, abre cualquiera y dame el vasito pequeño ¿Hay pipetas?
Pregunté, viéndolo dejar todas las cajas sobre la superficie junto al lavamanos.
— Sí, por aquí debe haber también, tú orínalo y yo relleno la mitad de los test, tú la otra mitad.
— Exageraste con la cantidad, con dos o tres era suficiente.
— Pero yo quería estar seguro — entregándome el vasito— Dame en el gusto, bebé.
Rodé los ojos, soltando un suspiro.
— Está bien, Alexander, puedo darte en el gusto con esto.
— Gracias bebé.
Besando mi mejilla, mirándome con detenimiento después.
— Si me miras así no puedo orinar.
Protesté.
— Ay por favor — se quejó— Te he sacado hasta el tampón, Jelena, te he limpiado el culo ¿Qué es un poco de pipi?
— Date la vuelta.
— Sí, señora.
Girando en redondo, mirando a la puerta, dándome la privacidad necesaria para orinarle al vasito, terminando de vaciar mi vejiga, limpiándome y subiéndome la ropa, dejando el vasito junto a los test.
— Listo, ahora a rellenarlos.
— Joder que nervios.
Girando rápidamente, tomando la pipeta, tomando un poco de orina, comenzando a repartirlas, al final, los rellenó todos por su cuenta, parecía muy divertido y yo preferí hacerle un par de fotos, esto quedará para el recuerdo.
— Bueno, ahora hay que esperar cinco minutos —suspiré— Debo admitir que es mejor esperar contigo que comerme la cabeza sola — deslizándome por la pared hasta el piso— Con Alex... tenía mucho miedo, no sabía si sería capaz de criar dos niños yo sola, no tenía idea de bebés, me sentía sola, expuesta, me sentía inútil por no haberte ayudado, sentía terror... sentía que no era correcto que yo siguiera viva cuando tú no lo estabas — viéndolo tomar asiento conmigo en el piso— Te extrañaba tanto que me costaba respirar, me dolía el pecho todo el tiempo, no quería aceptar que ya no estabas, que te perdí, que no pude protegerte, Alex nació porque pensé que tú ya no estabas, le puse Alex por ti.
Sincerándome, sintiendo su cálido brazo rodear mis hombros para acercarme a él, besando mi sien.
— Si sale positivo, si estás embarazada Jelena, te juro por nuestros hijos, por ti, que nada ni nadie va a hacer que me lo pierda, estaré contigo en cada paso, cada control, cada antojo, cada necesidad, yo lo haré todo, te compensaré por haber desaparecido tanto tiempo, no tienes idea cuanto lamento habérmelo perdido, no sabes lo que daría por haber estado contigo, sé que tuviste miedo y nunca me perdonaré el haberte olvidado.
Sequé una lagrima con rapidez, sintiendo esa presión conocida, mi cuerpo llevándome de regreso a esos días de incertidumbre y oscuridad, haciéndome temblar.
— No llores bebé por favor...
Estrechándome con más fuerza, arrastrándome con él hasta tenerme entre sus piernas, abrazándome con fuerza.
— Es que... esto de la espera me lleva de regreso a esos días e inconscientemente me da terror saber que es positivo, no dejo de pensar en que podría perderte, el peligro nos acecha, hemos tenido pocos días de paz, la calma antes de la tormenta que sabemos que se avecina ¿Y si algo pasa? ¿Y si me lastimo? ¿Y si algo le pasa al bebé? ¿Y si...?
Sus labios se plantaron sobre los míos haciéndome callar de manera sutil, probando mis saladas lagrimas que se deslizaron directo a mis labios.
— Nada pasará Jelena, podremos estar en peligro, sí, pero yo no voy a dejar que nada te pase, nadie te va a tocar ni a ti ni a nuestros hijos.
— Pero tú...
— Yo me quedaré contigo en todo momento, no nos separaremos como aquella vez, si tengo que ser un cobarde, pues lo seré, no pienso desperdiciar ni un solo minuto a tu lado ¿Eso te deja un poco más tranquila? Si sucede algo como la última vez, iré contigo.
Solté un gemido y asentí, sintiendo las lagrimas caer con mayor frecuencia.
— Sí — respondí con voz rota— Eso me tranquiliza, por favor cumple tu promesa.
— No rompo mis promesas bebé, cumpliré — abrazándome fuerte— Me quedaré contigo, siempre me quedaré contigo.
Susurró palabras tranquilizadoras hasta que logré dejar de llorar y todo lo que quedó fueron los rastros de las leves convulsiones que tenía mi cuerpo mientras se relajaba, sintiéndome un poco más segura respecto a todo esto.
Ambos giramos el rostro hacia el móvil en el piso, la alarma dando aviso de que ya se cumplió el tiempo establecido y un minuto más, por si las dudas.
— Llegó el momento.
Dijo Alexander, apagando la alarma, poniéndose de pie, llevándome con él.
— Tengo miedo.
Tomándole la mano con fuerza, incapaz de mirar las pruebas en la superficie del mueble.
— Voy a estar contigo en cada paso, podemos con esto, podemos siempre.
— Ok, ok, confío en eso, confío en que no nos separaremos — soltando un suspiro tembloroso— ¿Puedes mirar tú por mí?
— Claro cariño, puedo hacer eso.
Recibiéndome entre sus brazos para que cobardemente ocultara mi rostro entre su pecho y la boca del estómago, dejando que él se acercara y observara el resultado.
— Creo que tendremos que preparar un nuevo cuarto — carcajeo feliz, haciendo vibrar mi pecho— Felicidades bebé, estás embarazada.
Sentí una mezcla de alivio y miedo instalarse en la boca de mi estómago, los nervios me subieron por la garganta y me vi en la necesidad de ir hacia el inodoro, arrodíllame y devolver la comida, sintiendo las manos de alexander golpetearme la espalda con suavidad.
— ¿No es lo que quieres, Jelena? Yo no te obligaré a nada, nunca. Si quieres abortar, te llevaré a la mejor clínica con los mejores médicos, tú sólo tienes que decirlo.
Me doblé nuevamente para vomitar una vez más, sujetando la tela de su pantalón con mi mano en puño, repitiendo el proceso dos veces más hasta que las nauseas disminuyeron hasta que no las volví a sentir, bajando la tapa y tirando la cadena, dejando que Alexander me limpiara la boca.
— ¿Te sientes bien?
Preguntó con preocupación, acompañándome hasta el lavabo, colocando pasta a mi cepillo, entregándomelo mientras yo no dejo de mirar las dos líneas bien marcadas en cada prueba de embarazo, todas positivas.
— No quiero abortar — recibiendo el cepillo— Quiero tenerlo.
Metiendo el cepillo a mi boca.
— Pero... tu reacción no fue muy buena, no lo hagas por mí, no te obligues, yo quiero que seas feliz, que estés tranquila, Cosita, y te veo de todo menos contenta.
Levanté mi mano extendida hacia él para decirle que me espere mientras me lavo los dientes a toda velocidad, escupiendo el exceso de pasta en el lavabo, enjuagándome la boca después, mirándolo a través del espejo.
— Estoy nerviosa solamente porque no es fácil olvidar mi antigua experiencia con el embarazo, sé que no es igual ahora, pero me cuesta separar las cosas, sé que con el tiempo lograré hacerlo, sobre todo si te quedas conmigo.
— No será igual, te lo juro.
Abrazándome desde atrás, apoyando sus manos en mi vientre plano.
— Confío en ti — sonriéndole— Me hace mucha ilusión volver a sentir las pataditas del bebé, ver las ecografías, escuchar su corazón... esas eran las cosas que me calmaban, me hacía sentir bien saber que estoy creando una vida dentro de mí, que lo hacía bien.
— Muero por ver todo eso, quiero verlo todo, no perderme nada.
Ocultando su rostro entre mi cuello y hombro, abrazándome con fuerza.
Todo iba bien hasta que sentí la piel húmeda, liquido caliente tocándome.
— Alexander... ¿Estás llorando?
Quise moverme, pero él no aligeró el agarre ni un poco.
— ¿Alexander?
— Estoy contento, Jelena, déjame saborear el momento.
Contestó con voz ahogada.
— No me digas que te da vergüenza que te vea llorar — sonriendo enternecida— Grandulón, deja que te abrace, deja que esté para ti también, comparte tu felicidad conmigo.
Lentamente me soltó, un poco titubeante, permitiendo que girara entre sus brazos y extendiera mis brazos hacia él para acunarlo, sintiendo su rostro entre mis pechos mientras sus hombros suben y bajan con cada sollozo.
Mi bebé grande está feliz, muy feliz, y yo no pude evitar soltar lagrimas al verlo así de contento.
— Jelena, gracias...
— Es algo que ambos decidimos, estoy igual de contenta que tú. Muero por hacer esto contigo.
— Y yo muero por no perderme nada, quiero verlo todo.
Nos quedamos un largo rato en el baño, hasta que Alexander se calmó, tomando cada quien un test de embarazo, dejando el cuarto para ir a contarle a la familia las buenas noticias, claro que no conté con que la loca de Ivanna corriera hasta mí, botándome al piso, sentándose sobre mí para abrazarme del cuello con fuerza, soltando un gritito agudo que me puso los pelos de punta.
— ¿Qué? ¿Qué pasó? ¿Te hicieron algo? Dime quién fue y le disparo.
Abrazándola por inercia para protegerla, mirando en todas direcciones, buscando el peligro, pero sólo vi la cara satisfecha de Delano, quien levantaba una prueba... de embarazo, como la mía.
— ¡No me digas!
Chillé.
— ¡Sí te digo! — alejándose un poco para mirarme— ¡Estoy embarazada! ¿Significa que ya no podré darte besitos no lésbicos? ¿Cómo funciona esto? No pasa nada si te doy un par de besitos ¿Cierto?
Carcajee abrazándola otra vez.
— ¡Ivanna felicidades!
— Gracias, pero esa no es mi pregunta ¿Puedo o no puedo darte besitos de amigas?
Observándome confunda.
— Mientras Alexander no mire, todo bien.
Carcajeando al ver su preocupación.
— Oye, loca de patio, primero que todo, felicidades — dijo Alexander, tomándola por las axilas para levantarla del piso, colocándola de pie— Segundo, a mi mujer no la beses, es mía — levantándome a mí ahora— Y tercero, no son los únicos con buenas noticias — sonrió, levantando la prueba de embarazo— Supongo que tendremos mocosos corriendo por aquí en unos meses, amigo — mirando a Delano— Felicidades, viejo, felicidades.
— Felicidades a ti también, hasta que lo conseguiste, Boss.
Intercambiando abrazos, golpeándose la espalda como los brutos que son, carcajeando y dándose de golpes en los brazos, unos animales, claro.
— ¡Vamos a ser unas mamis sexys!
Celebró Ivanna.
— ¿Estás contenta guapa? ¿Lo buscabas?
Consulté, tomándola de las manos mientras ella salta feliz.
— Mira, si te soy sincera, no lo buscaba, pero las pastillas de mierda fallaron, me hice la prueba porque estaba con retraso de varias semanas y sorpresa, siete pruebas positivas, creo que soy muy fértil.
Carcajeó.
— Bueno, si tú eres feliz, yo soy el doble de feliz, felicidades — besando su mejilla— ¿Vamos por helado para celebrar?
— Uy sí, por favor — gimoteó— Muero por ese con merengue encima.
— Ya se me antojó, quiero de ese mismo.
Enlazando mi brazo al suyo.
— ¿Cómo se lo vas a contar a la super niña amante del Pum Pum Pum?
Preguntó.
— Tanya estaba tan entusiasmada con Alexander, así que de seguro se pone feliz, en cuanto la encuentre le daré la buena noticia.
— ¿Crees que se ponga feliz por mi bebé? Puede pensar que quiero opacar a su hermanito o hermanita.
Preocupándose.
— Claro que no, Tanya estará igual de feliz, Delano es... es su modelo a seguir, lo adora, por muchos meses fue todo lo que tuvimos como apoyo, y a ti te quiere un montón también, ese bebé lo va a querer como si fuese su hermano.
Soltó un suspiro aliviada.
— ¿Puedo hacerte una pregunta en total confianza? No me molestaré.
— Dispara.
Bajando las escaleras con lentitud.
— ¿Alguna vez te confundiste con Delano?
La pregunta me tomó desprevenida, pero sé que además de ella, muchos otros se lo preguntaron.
— No le digas a ninguno de los dos, ni a Delano y a Alexander, eso puede crear conflictos.
— Soy una tumba.
Suspiré.
— Cuando... pensé que Alexander estaba muerto, lo pensé. Delano era atento, siempre estaba conmigo, compartíamos cama la mayor parte de las noches, era bueno con Tanya y se preocupaba de mi embarazo como si fuese su hijo, en parte fue por eso que me hice más antipática con él, temía que me gustara en serio si lo dejaba acercarse, temía acostumbrarme a él y lo dejara entrar oficialmente a mi vida.
— Carajo... hubiese sido un caos total si hubieses comenzado algo con él y luego Alexander regresara.
Suspiré.
— Ni que lo digas, eso hubiese sido... terrible, no sé qué habría hecho, no se me ocurre una solución, no sé a quién hubiese elegido porque yo amo a Alexander, pero ¿Y si me hubiese permitido amar a Delano? Yo no sé qué habría sido mejor, quedarme con la comodidad o pelear por alguien que no quería recordarme y me lastimaba cada vez que decía en mi cara que estaba con Annika.
— ¿No habrías luchado por él?
— Por librarlo de su familia, claro que sí, pero no sé si hubiese sido tan insistente con nuestra relación, en ocasiones siento que lo obligué a quererme otra vez, fue un alivio cuando me recordó, cuando el Alexander que me amaba me miró otra vez. En ese momento todas mis dudas se disiparon.
Entrando a la cocina, asaltando el refrigerador.
— Delano siempre estuvo enamorado de mí, lo sé y yo fui una cobarde, pero también sé que, sí tú lo hubieses dejado entrar, él se hubiese quedado contigo porque te quería, él de verdad te quiere aún, y le gustaba lo que tenía contigo, lo decía seguido.
— Bueno, pero no hablemos del pasado, yo estoy felizmente casada, embarazada y con una familia, tú pronto tendrás todo eso también, lo que pudo ser ya no fue, tema zanjado.
— Ok, hagamos como que nunca sucedió ¿Vamos al prostíbulo más tarde para contarle la noticia a las chicas?
— Podemos invitarlas a casa ¿Qué dices? Invitamos a los vedettos también, hacemos una sex party.
— Una lastima que ya no pueda follar con todos — suspiró— Una lastima que tú no necesites clases prácticas, me divertía mucho dándomelas de profesora.
Carcajee.
— Siempre podemos tener esas locas sesiones de sexo en las que follamos todos en el mismo espacio, descubrí esa vez que a Alexander lo pone mucho que nos vean o nos escuchen, así no perderemos las viejas costumbres.
— En ese caso, acordemos una fecha, necesito hacer eso otra vez, que esté embarazada no me saca de la acción, quiero sexo morboso.
Y por supuesto que nos pondremos de acuerdo, me pone mucho la situación también.
***
YAKOV.
Fecha actual.
¿Qué más me queda hacer? Comerme el orgullo e ir a ver a Alexander usando a Irina como excusa, de seguro accederá a verme si le digo que me llevaré a su tía, querrá negociar porque sabe que no iré solo y su familia corre peligro, ese es el punto débil de mi nieto, pensaba ocuparlo a mi favor, pero ahora necesito de su ayuda.
Me quedé en el auto dejando que mi gente, armada hasta los dientes se arremolinara fuera del portón principal de su casa, sé que, si cruzo la línea, seré bombardeado en segundos, Jelena es conocida por esa bomba de humo que creó, hace que todo quien lo inhale tenga una muerte lenta y dolorosa en la que el cerebro termina escurriéndose por la nariz, no quiero arriesgarme, por lo tanto, mantendré la distancia.
No pasaron ni cinco minutos cuando fui doblado en número, toda la Bratva estaba aquí, liderada por Jelena, armada, peligrosa y hermosa, una yegua salvaje que no quiero en mi familia, pero que no le va nada de mal su papel como Koroleva de la Bratva, se lo ganó a pulso.
Alexander me preguntó que qué no me gustaba de ella, es simple, no me gustan las mujeres que no puedo dominar, con mi propia esposa es suficiente, Nina, la escurridiza de Nina que me hace perseguirla por toda Rusia cada vez que tenemos una pelea, Nina, quién me permite acostarme con otras siempre y cuando llegue a su cama arrastrándome cada noche, Nina... quien está en manos de ese imbécil ahora...
— ¿Te perdiste, Yakov? Estás muy lejos de casa.
Dijo Jelena, tocando el vidrio del auto con su pistola, tres sutiles toques, su mirada fiera conectando con la mía, no baja la cabeza ni un poco, no demuestra temor.
— Bájate, ahora.
Exigió Alexander, apareciendo segundos después al trote, colocándose junto a su mujer, rodeándole la cintura con el brazo, mirando en todas direcciones sin soltar su fusil, buscando el peligro, protegiendo lo que le pertenece.
— Vine en son de paz.
Avisé, bajando del auto con pistola en mano. Vine en paz, pero no soy ningún idiota.
— ¿Decidiste mostrar tu asquerosa cara por aquí?
Preguntó Jelena, escupiendo esas palabras con odio, me odia porque yo la odio, quiere matarme y yo me oculté porque sé que si se lo propone es capaz de lograrlo.
— Necesito un favor.
Directo al grano.
Alexander carcajeó como si esta fuera una fantástica broma, negando.
— Vete de aquí, abuelo, estás loco si crees que voy a ayudarte con algo.
— Devuélveme a mis hermanastros y entonces escucharé lo que tengas para decir.
Jelena está más abierta al diálogo, Alexander es oídos sordos justo ahora.
— Ese es parte del problema, carajo, por eso necesito ayuda.
— Te escucho.
Jelena parece interesada.
Dio un paso hacia mí, Alexander la jaló hasta tenerla junto a él de nuevo, ansioso.
— Es Ilias, el bastardo enfermizo tiene una puta obsesión con la zorra del jefe turco, la vio viva en redes sociales, una fotografía que dice mucho sobre su relación con el jefe turco, enfureció, tiene un problema con el genero femenino, se llevó a Nina, mi esposa, y arrastró a Naia con él, no sé dónde se las llevó y yo sé que es capaz de matarlas. Yo... he hecho muchas cosas malas en mi vida, pero a Nina la quiero y a la niña... bueno, hay que disciplinarla como a Liam porque son Volkov y no nos sirven las mierdas cobardes y mimadas, sólo los educo para que sirvan a la familia, pero son mi sangre y los quiero vivos, a Liam... Liam está en ese auto — señalé el que estaba tras de mí— Lo ofrezco como moneda de cambio, se los entrego si me ayudan a rescatar a mi esposa y a la niña.
— Trato hecho.
Jelena ni dudo, Alexander en cambio dio un paso adelante colocándola a su espalda, Delano asegurando la retaguardia de la mujer, dos sujetos más a sus costados, la sobreprotegen, eso es extraño, la ninfa de ojos azules, come hombres, jamás se deja proteger por otro, le gusta pelear sus propias batallas.
— ¿Por qué debo creerte? ¿Por qué debo confiar en que esto no es una trampa?
Preguntó Alexander, más frío, más desconfiado.
— Porque te entregaré a Liam ahora sin hacer problemas, no quiero perder tiempo, Nina... Nina debe estar asustada — miré el auto— Dejen bajar al niño.
Ordené.
No me sorprendió ver que apenas la puerta fue abierta, el niño bajó corriendo, buscando aliados, cualquiera que le ofreciera brazos cálidos dónde ocultarse, y esa fue Jelena, que a pesar de que le pidieron que esperara, corrió al encuentro del niño, abrazándolo con fuerza, llevándoselo con él hasta su lugar seguro.
— ¿Lo ves? Cumplí — dije— Ahora... ayúdenme, por favor.
— Si te ayudo, Naia se viene conmigo.
Pidió la ninfa come hombres.
— Te doy mi palabra, pero sólo si mi esposa vive.
— Puedes confiar en mí — dijo estirando su mano hacia mí— Tenemos un trato, cinco minutos y salimos.
Estreché la mano que me ofreció y asentí, escuchándola ladrar ordenes para que llevaran al niño con Zara mientras acercan las motos y los automóviles, se están movilizando.
Suspiré aliviado al ver que la primera parte de la solicitud está completa, la segunda parte se la dejo a Ilias y espero que tenga la misma suerte que yo.
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BUENAS BUENAS BBCITAAAS
CUMPLO LO PROMETIDOO +200 Y VUELVO!
LES TRAJE ESTA VEZ EL COMO SE ENTERARON DEL EMBARAZO, YO SÉ QUE SE QUEDARON CON GANAS JAJAJAJAJAJA
Y TAMBIÉN VIMOS LOS MIEDOS DE AMBOS
LA FELICIDAD DE ALEXANDER
LA CURIOSIDAD DE IVANNA
LA FELICIDAD DE DELANO
ALGUNA QUISO ALGUNA VEZ QUE DELANO SE QUEDARA CON JELENA?
YO DUDÉ, LES ADMITO, LO QUERÍA TANTO QUE QUISE HACER TRIO, PERO JELENA Y ALEXANDER SUFRIERON TANTO CON EL AMOR QUE NO PUDE, NO ERA VIABLE, PERO LO QUERÍAAAAAAA
QUIZÁ ALGUNA VEZ HAGA ALGÚN ESPECIAL NO CANON DE UN TRÍO PARA SATISFACER MI CURIOSIDAD JAJAJAJAJAJA
NOS LEEMOS EN EL PROXIMO CAPITULO BBCITAS
BESITOS EN LA COLA
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