Capítulo 12

JELENA.

Luego de haber encontrado a esa chica y ponerla en las manos seguras de un Can desesperado por sujetarla y no soltarla más, regresé con mi familia a casa para obtener respuestas de lo sucedido con mis hermanos, a estas alturas ya deberían tener algo, Delano no es ningún incompetente, pero no llamó ni una sola vez con noticias positivas.

¿Qué está pasando?

Era temprano en la mañana cuando llegamos a nuestro hogar, los niños cayeron rendidos en sus respectivas camas, en cambio nosotros, no pudimos descansar, tomamos una ducha rápida, una follada mañanera para despertar los sentidos, nos vestimos y fuimos directo a la primera planta, al comedor específicamente, dónde todos esperan por nosotros para comer, de pie tras sus respectivas sillas, todos, incluso Ivanna, lo cual era sorprendente, porque esta chica no solía respetar la jerarquía de esta casa.

— ¡Hola bonita! ¡Te extrañé!

Soltó moviendo sus manos de forma animada, lo cual me hizo sonreír, esta sí es ella, ser correcta y callada no le va.

— Shh... pecas, después.

Le susurró Delano, tomándole la mano, entrelazando sus dedos.

— Por el culo me paso tus modales, guapo — le respondió esta en un volumen audible para todos— La extrañé y se lo voy a hacer saber.

— Yo también te extrañé, guapa.

Respondí sonriente, tomando mi lugar en la mesa junto a mi marido.

Ambos tomamos asiento, Alexander empujó el café lejos de mi mano y en su lugar, puso un tazón de leche, estamos recién intentándolo y ya está privándome de la exquisita cafeína que bebo prácticamente nunca por estar lactando, pero ya qué, yo también quiero otro hijo, será divertido.

Mi esposo siempre atento preparó el sándwich como sabe que me gusta, y acercó también unas galletas de chocolate, colocándolas en mi plato, pidiéndome que comiera primero mientras él se dedica a preparar lo suyo ahora, comiendo también, luego Delano y así, el resto, según los niveles jerárquicos, comenzaron a comer, llenando el espacio de sonidos de cubiertos, tazas al ser revueltas, y banales conversaciones matutinas.

— Hija, luego quiero hablar contigo... los chicos, tus hermanos... no estaban en la casa que tus contactos dijeron que debían estar, la casa estaba vacía...

Dijo Zara, la tristeza expresa en su rostro, grandes ojeras bajo sus ojos.

— Así que no salió bien... —mirando de reojo a un Delano que mira un punto ciego tras Misha que está sentado frente a él— No me dijeron nada, les dije que me mantuvieran informada.

Lanzándole un trozo de pan a mi segundo para que dejara de hacerse el tonto y me mirara.

— Yo no quería sumar más problemas, no sacaba nada con decirte que no había nadie ahí, iba a esperar a que regresaras para darte la mala noticia.

Se defendió.

— Podría haberme pasado directo a la casa de Luka para... no sé, intentar buscar pistas.

— Querida, fui con ellos a ver mi casa — dijo Luka— Había rastros de que alguien estuvo ahí, había juguetes y crayones que claramente yo no tenía, los niños estuvieron ahí, pero se los llevaron el diablo sabe dónde, el problema es que hemos estado buscando, no creas que nos quedamos de brazos cruzados, pero no hay nada, ni las huellas de Ilias, Yakov o los niños.

— ¿Qué hay de Aslan Vural? A ese bastardo también lo tengo en la mira.

Respondí, llevándome una galleta a la boca, estoy tan furiosa con ese sujeto que quiero destriparlo yo mismo, pero ese placer debe tenerlo Nisa, ella fue la que perdió más en esta guerra, se perdió a ella y perdió a su único familiar vivo que sí se preocupaba de su bienestar, que sí la quería.

El día que lo encuentre, lo dejaré a sus pies para que ella decida cómo va a ser su muerte.

— Nada de él tampoco, lo que sí sabemos, es que estaba en problemas con un ejercito turco, Ilias se deshizo de esa gente, y lo ultimo que supimos de él es que se reunió con Yakov, deben haberse aliado, hay que estar listos en todo momento, porque no se quedarán de brazos cruzados.

Narró Misha, bebiendo de su café, observándome con su seriedad característica cuando habla de trabajo, este y el Misha que se va de fiesta son dos sujetos completamente diferente.

— En ese caso, no disminuiremos la seguridad —ordené— Quiero que doblen los turnos de vigilancia, esta casa no debe quedar desprotegida nunca, y hoy iremos a La Jaula para reclutar gente, quien quiera venir es bienvenido.

— Yo quiero ir — se aventuró a decir Luka— He escuchado rumores, pero nunca la he pisado, quiero ver por mí mismo el lugar.

— Yo quiero ir también — dijo Irina— No voy a ser una dama protegida todo el tiempo quiero ver y aprender mucho más.

Me agrada esta mujer, tiene las ganas de vivir su vida de forma libre y eso me encanta.

— Yo voy también entonces, Irina — guiñándole el ojo— Nosotras también podemos hacer lo que hacen todos por aquí, sólo hay que tomar le riesgo.

— Así se habla, pecas — dijo Delano orgulloso, besándole la mejilla— Soy el Segundo y no podré estar contigo, pero te dejaré los mejores escoltas ¿De acuerdo?

— De acuerdo, yo comprendo tu posición y la respeto — le sonrió— Quiero poder valerme por mi misma para que no te preocupes, así que no es necesario tanta protección, necesito un profesor.

— Y lo tendrás — dije yo— Toda aquella que quiera comenzar a entrenarse, mis hombres de confianza les darán unas horas del día para prepararlas —mirando a las mujeres y sus hijos sentados en mi mesa— Por supuesto no es obligación, aquí no obligamos a nadie, pero la propuesta es para todas.

El cuchicheo se sintió apenas terminé de hablar, algunas estaban asustadas, otras querían intentarlo y ver qué sucedía, podría ser interesante lo que resulte de todo esto.

— Me encanta cuando te pones mandona por la mañana...

Susurró el insaciable de mi marido, besándome el cuello.

— Puedo ser mandona todo el día, tú tranquilo.

Acariciándole el cabello, este animal simplemente no se me sale de encima desde que le dije que sí a todas sus suplicas.

— ¿Qué fue lo que pasó en mi ausencia? Alexander, estás más pegajoso que nunca.

Dijo Delano, mascando su sándwich.

— Le dije que dejaría de cuidarme para tener otro hijo, le daré en el gusto de verme embarazada.

A Delano casi se le cae la taza que sujeta con su café, observándome con sorpresa.

— ¿Qué te hizo cambiar de opinión?

La sorpresa es más que palpable en sus facciones.

— Bueno... Alexander quiere verme embarazada, y lo estuve pensando, la vida es corta, Delano, lo sucedido con Nisa me abrió los ojos, no seguiré posponiendo mis planes por imbéciles que quieran meterse conmigo, además, embarazada o no, sigo siendo letal.

— No lo discuto — asintió— Y sabes que cuentas con mi apoyo, siempre voy a protegerte, Jelena.

— Lo sé — estirando mi mano para tomar la suya— Eres mi mejor amigo, Delano, gracias por siempre apoyarme en mis decisiones.

— Eres mi mejor amiga también — dándome un ligero apretón— Siempre voy a estar para ti.

— Solía ponerme celoso de esto — dijo Alexander— Pero ya estoy acostumbrado, además, es a mí a quien Jelena le dará hijos — riéndose mientras mira su café— Muchos hijos nuestros por ahí dando vueltas...

Hablando sólo, riéndose por su cuenta, imaginando el mundo utópico que tanto quiere, un lugar feliz y lleno de niños.

¿Cómo le digo que este sí será el ultimo sin romper su fantasía?

— Hija ¿Podemos hablar?

Preguntó Zara otra vez, su cabeza debe ser un caos ahora.

— Sí, está bien — arrastrando la silla hacia atrás— Vamos a mi despacho.

— Lleven el desayuno de las damas al despacho, por favor — ordenó Alexander— Jelena no puede saltarse sus comidas, sólo cosas nutritivas, por favor.

Negué sonriendo.

Si así se pone ahora que no estoy embarazada, no quiero ni imaginar lo que hará cuando sí lo logre, será muy sobreprotector.

***

Llegando con Zara al despacho, tomamos asiento y pocos minutos después, llegaron con la comida, retirándose con rapidez luego de disponer todo sobre la mesa, siguiendo la indicación del sobreprotector de mi esposo.

— Bien madre, te escucho — bebiendo de mi leche caliente— ¿Qué sucede?

— Naia y Liam. Mis hijos... ellos... No están en ningún lugar, Jelena, no están y yo estoy perdiendo la cabeza, ya no sé qué hacer, no hay nada que pueda hacer, sé que te he molestado mucho con el tema, pero... no sé a quién más acudir.

Asentí sintiendo un retorcijón en el estómago, si esos enfermos fueron capaces de dejar a Nisa en esas deplorables condiciones, no quiero ni pensar en qué le harán a un par de niños que ni siquiera saben cómo defenderse, porque de seguro la chica turca dio pelea.

— Tranquila madre, seguiré con la búsqueda, encontraré nuevas pistas, no voy a desistir, son mi familia esos pequeños, mía y de mi esposo, créeme que no nos quedaremos de brazos cruzados, por más que cueste, los encontraré.

— Confío en ti, Lena — estirando su mano sobre el escritorio para tomar la mía— No volveré a poner en peligro a nadie, confiaré en ti, en tu familia y tu organización, me quedaré aquí con Laika, no hay lugar más seguro y con Yakov e Ilias dando vueltas... no me gustaría exponer a nadie ¿Puede el resto de mis hermanos venir aquí?

Asentí pensando en que por fin la racionalidad se posó sobre esta mujer.

— Por supuesto, la casa es grande, sobran un montón de habitaciones, si quieres ir por ellos, te dejaré unos escoltas permanentes para que puedan ir y venir sin sentir temor, todos tendrán sus escoltas para que puedan continuar con sus vidas mientras Alexander y yo nos encargamos de encontrar a quienes faltan, tú tranquila madre y no dudes en pedirme lo que necesites.

Asintió tomando una galleta, dándole una mordida, viéndose más tranquila.

¿Habrá pensado que no buscaría a mis hermanos? Jamás dejaré de buscarlos, además, quiero darles caza a sus captores, necesito que esos imbéciles estén muertos para continuar, he perdido demasiado por esos imbéciles de los Volkov, ahora sumando a Aslan también, todo el mundo está lleno de hijos de puta que deberían dejar de gastar oxígeno.

— Cuéntame entonces ¿Cómo es eso de que tendrás otro bebé? ¿Decidiste decirle que sí a Alexander?

— Le dije que sí, así es — sonriendo— Él quiere verme embarazada, vivir el proceso conmigo, hacerlo juntos, ya que, el anterior... bueno, fue bastante traumático para mí, pensé que él estaba muerto, Alexander no me recordaba — suspiré— Queremos retomar nuestra vida juntos, hacer cosas juntos, y otro hijo es algo que ambos queríamos.

— Tenías razón al decir que no debes posponerte por un grupo de idiotas, aquí tienes la suficiente seguridad para mantenerte a salvo, además, dudo mucho que alguien sea tan estúpido de ir en contra de la Koroleva, la gente tiembla cuando te mencionan.

Sonreí con suficiencia, bebiendo de mi leche caliente otra vez, está bastante deliciosa y a la temperatura perfecta, no me sorprendería si mi marido pidió que le midieran la temperatura antes de traérmela.

— He hecho cosas muy malas, madre, demasiado malas. He matado, torturado, degollado, amenazado, extorsionado, y un montón de otras cosas, me dejé ver y me hice notar, no me oculto y siempre pongo mis intenciones sobre la mesa, no demuestro debilidad ante nadie, ni siquiera estando embarazada de Alex dejé de ir a La Jaula, entrar en ella y pelear para ganar, nunca bajé la cabeza, el bajo mundo sabe de lo que soy capaz y quiero que así se mantenga, el miedo es el motor del respeto, y el respeto lleva a la lealtad, mis hombres son leales a mí por esto, porque me temen y me respetan.

— Hacen bien en temerte, he visto lo que eres capaz de hacer si sólo hablan algo que no te parece, pero... supongo que está bien, es la manera correcta de sobrevivir en el mundo que elegiste.

— Soy feliz justo dónde estoy, tengo el control de la situación, a Rusia en la palma de mi mano, tengo hijos y un esposo que me ama, no podría pedir más.

— Alexander... lo juzgué mal sólo por su apellido — tomando otra galleta— Es un buen hombre, se nota que te quiere y se preocupa realmente de que estés bien, segura, sana, feliz... le debo una disculpa por todo lo que le he dicho.

— Sí, yo creo que sí se la debes, Alexander nunca ha sido cruel conmigo, se merece lo mejor, quiero que él sea feliz, su vida a sido una mierda, quiero cuidarlo como él me cuida a mí.

La puerta fue abierta y el rey de roma que se asoma, entra al despacho y cierra tras él, caminando hacia nosotras con una sonrisa de imbécil en el rostro.

— Escuchaste lo que dije.

Sonriéndole.

Hablando más como afirmación que como pregunta.

— No estaba espiando, sólo pasaba por aquí, y escuché cosas muy interesantes, escuché mi nombre y lo que planeas hacer conmigo, mujer — besando mis labios— Te amo.

Probablemente tenga la misma sonrisa de tonta que él, y es que hay cosas que no cambian.

— Yo también te amo, Boss.

El muy tonto me pidió levantarme del asiento, se acomodó y me atrajo para comer sobre él mientras le cuenta a mi mamá las novedades del plan para encontrar a nuestros hermanastros, tratándola bien, hablándole con modales, comportándose a pesar de las atrocidades que esta mujer le dijo en su momento.

— Agradezco mucho que no abandones la búsqueda — dijo Zara, tomando la mano de Alexander— Pero antes de seguir adelante, quería pedirte perdón por todas las cosas que he dicho sobre ti, por juzgarte sin conocerte, por hablar tonterías sin saber todo lo que has hecho por mi hija. Alexander, estoy muy agradecida por lo que haces por mi familia, y también estoy arrepentida por mi actuar, si pudiese retroceder el tiempo, habría hecho todo muy diferente, porque a pesar de todo, tú eres un hombre bueno, diferente a la rama podrida de tu familia que al parecer te saltó en la entrega de ese gen maldito que todos tienen incorporado... bueno, todos menos tu tío Luka, él también es un hombre bueno, sensible y leal, Irina también lo es, aprendí que no todos los Volkov merecen desgracias, muchos de ellos también viven en un infierno, como las mujeres que rescataron, me abriste los ojos, muchacho, y te estaré siempre agradecida por haberlo hecho.

Alexander le sonrió cálido, dándole un apretón suave a la mano de mi hombre.

— Cuente conmigo siempre, señora Zara. Yo podré ser un montón de cosas, pero mal padre y mal esposo nunca, su hija y nuestros hijos son lo más importante que yo tengo, son mi vida entera y sin ellos preferiría darme un tiro y morir, así de extremista, y como planeo una venganza contra los Volkov, mi plan principal es mantenerme vivo y hacer feliz a Lena por el resto de nuestras vidas.

Abracé su cintura aún sentada sobre él, besándole la mejilla.

Sin duda, amo a este sujeto, amo que sea así de sensible cuando estamos a puertas cerradas y tan hijo de puta cuando estamos con los perros o enemigos.

Es el equilibrio perfecto.

***

Esa misma noche, como dije, iríamos a La Jaula, los niños duermen en mi cuarto mientras Alexander y yo nos cambiamos en el suyo, bueno, cuarto que hicimos nuestro ahora ya que los niños han estado compartiendo el otro, es bastante conveniente tenerlos al cruzar el baño.

Para ir a La Jaula, me decidí por un short de cuerina, zapatillas y un top, todo negro, tomando un cortaviento del mismo color de Alexander para ponerme encima, el frío comienza a sentirse y si me mantengo quieta, terminaré congelada, pero en cuanto llegue allá, el calor humano y la adrenalina de las peleas me hará entrar en calor, planeo pelear para demostrar que sigo siendo la abeja reina de la colmena, que no significa nada que Alexander haya regresado, él y yo seguimos en la cima, ambos con el mismo poder y autoridad.

Ya listos y dispuestos, montamos al auto y arrancamos, siendo seguidos de cerca por Delano e Ivanna, Luka e Irina, además de mis amigos, Akim, Orel, Misha, y Lev con su nueva conquista, Rufus, quien apareció para la cena diciendo que no se perdería la diversión, pidiéndome permiso para participar de esta velada, cosa que claro que autoricé, el sujeto me cae de maravilla y a Lev parece caérsele la baba cada vez que lo mira, por mí perfecto que se emparejen, esa fue mi intención desde el principio.

Otros tantos perros vinieron con nosotros, entre más de mis hombres, mejor, mostrar el poder que tenemos es importante, eso los hará pensar dos o tres veces si quieren enfrentarse a nosotros, saben que no les conviene.

— ¿Estás lista, bebé? ¿Lista para fingir?

Preguntó mi marido, ofreciéndome su mano.

— Lista para ser la hija de puta que tanto odian — posando mi mano sobre la suya— ¿Cambio de planes o lo haremos como hablamos?

— Todo sigue tal cual — besando el dorso de mi mano— Mi reina no merece nada menos.

Sonreí coqueta, deseando llevármelo por el bosque para que me folle contra un árbol, pero hay prioridades hoy, y es mostrar nuestro poder, así que... manos a la obra.

— Vamos entonces, que la función debe comenzar.

— Por supuesto.

Tomados de la mano comenzamos a caminar hacia la entrada del lúgubre lugar de escasa iluminación, olor a muerte, sangre y sudor.

Me abstuve de ver el rostro de nuestros nuevos invitados y espero de todo corazón que las chicas no estén asustadas, llamará la atención su forma de vestir, no llevan faldas como el resto de las chicas/mascota de aquí, razón por la cual se les acercarán e intentarán hacer estupideces, cosa que por supuesto no lograrán, la orden es no permitir a nadie cerca de ellas a menos de dos metros de distancia, estarán protegidas y vigiladas en todo momento.

Delano tuvo que soltar a Ivanna cuando llegó al pie de la escalera, nos sigue el paso, Alexander y yo vamos dos escalones por delante de él, subiendo directo a nuestro trono, conscientes del silencio que se armó en cuanto se percataron de nuestra presencia, conscientes de que todos los ojos estaban puestos en nosotros.

— Toma asiento, Koroleva.

Pidió Alexander, soltándome para que me acomodara bien en el trono, cruzándome de piernas, mirando a todos hacia abajo con mirada altiva, viendo de reojo a mi marido tomar asiento en el brazo del trono, rodeándome los hombros con su brazo.

— Vino —Pidió Alexander— Y que sea rápido, no pierdan las putas costumbres, están aquí para servirme, para servirnos.

Una de las esclavas se apresuró a acatar la orden silenciosa de su dueño que la golpeó para hacerla reaccionar, acción que me molestó, pero me abstuve de dispararle a pesar de llevar un arma, la chica parece ser masoquista, porque sonrió y le rogó que lo hiciera más fuerte en cuanto terminara, no tengo nada que hacer si la chica quiere mantenerse con él.

— Y fruta. Me da hambre cuando me aburro, espero que hoy me den un buen espectáculo, quiero ver sangre y dolor, quiero escuchar gritos de agonía, quiero desesperación — dije yo— Y quien logre complacerme, por supuesto, me lo llevo a casa como premio.

Viendo las miradas lujuriosas de algunos, miradas brillantes cargadas de deseo.

Puede que se haya malinterpretado lo que dije, yo decía, llevármelos a casa como parte de mis hombres, nada más, como si Alexander fuese capaz de dejarlos respirar siquiera cerca de mí.

El vino y la fruta llegó rápidamente, las esclavas las acomodaron en la mesa a nuestro costado sin mirarnos a la cara ni una sola vez, haciendo una reverencia y regresando abajo con sus respectivos dueños.

Debo admitir que me gusta el efecto que produzco, me gusta el poder.

— Comiencen. Entreténganme.

Exigí.

Y por arte de magia, el mundo comenzó a girar otra vez. Las apuestas, los gritos, el sonido de las cadenas girando al bajar las jaulas, todo se reanudó.

— Dan una buena imagen de esta manera — dijo Delano, tomando una manzana y un cuchillo— Se ven poderosos, ambos, y no le bajas el perfil a Jelena, sentarla sobre tus piernas hubiese sido decir que ella sigue siendo tu puta y tú el dueño de su correa.

Comenzando a pelar la manzana.

— Por eso ella tomó asiento y yo lo hago en el brazo del trono, quiero que todos noten que el poder es compartido y ninguno tiene más que el otro.

— ¿Cómo no voy a darle otro hijo cuando se comporta así? ¿Me puedes decir, Delano?

— Si yo fuese gay y pudiera darle hijos, créeme que lo tendría lleno de críos, Boss.

Admitió el sujeto, dándome un trozo de manzana para que comiera, sabe que no me gustan con cascara y no me gusta mascarlas, lleva un tiempo pelándolas así para mí, dándomela de a trozos hasta que me la como completa.

— ¿Qué mariconada es esa, Delano?

Se quejó Alexander.

— Pues eso, que yo no sería tonto y te elegiría a ti, demostrarte vale la pena, felicidades Jelena, dominaste a la bestia.

— Mi pobre león sólo necesitaba alguien que lo amara por lo que es y lo comprendiera.

— Yo lo amo como amigo, y lo comprendo, pero no fue suficiente — dándome otro trozo de manzana— El pobre Delano siempre desgastándose y nadie le agradece.

Me levanté del trono y fui hasta él, echándole los brazos al cuello, tomándolo por sorpresa.

— Yo sí te lo agradezco, sabes que, sin ti, yo me hubiese dado por vencida, te debo la vida y mi felicidad también, yo no podría ser plenamente feliz sí tú no estuvieras, eres mi mejor amigo, mi familia, gracias, Delano.

Con un brazo rodeó mi cintura y dejó de estar tenso, relajándose.

— Siempre voy a estar para ti, hermosa.

— Soy un hombre rehabilitado, ya no siento celos ¿Eso será normal? ¿Debería preguntarle a mi psicólogo? Que quede claro que sigo amándote Jelena, es que no entiendo por qué no estoy celoso.

Preguntó Alexander a nuestra espalda con seriedad, lo cual nos hizo reír a nosotros dos, Alexander es todo un caso aún.

— Es normal no sentir celos cuando sabes que esto de aquí — dijo Delano, señalándonos— Jamás pasará de la amistad, porque Jelena es mi familia.

— Sí, eso debe ser.

Se encogió de hombros mi marido, jalándome por el brazo para acomodarme entre sus piernas y besarme con su agresividad característica, sujetándome el rostro por las mejillas.

— Ahora ve ahí y has que me sienta orgulloso, cosita insignificante.

Murmuró en mi boca, rozando mis labios con los suyos.

— Te dedicaré mi victoria, mi pobre león.

Saliendo de la comodidad de sus brazos, dejando el arma con Delano, quedándome únicamente con mi navaja, jugando con ella, haciendo la girar en mi mano hasta bajar a la jaula y pararme en el medio.

— ¿Quién quiere probar suerte hoy? ¿O demasiado cobardes para intentar sobrevivir al pelear conmigo?

Sonreí de lado al ver al sujeto que entró, un cabeza de musculo con brazos más gruesos que mi cabeza, espalda ancha y piernas bastante delgadas a comparación del resto de su cuerpo, un patético míster musculo que tiene la cabeza llena de esteroides.

— ¿Dejaste la corona en casa, princesita? ¿Te revolcarás en el barro?

Preguntó haciéndose tronar los dedos de las manos, todos, pensando que así iba a intimidarme, que iluso.

— Primero, yo no soy ninguna princesa, soy la puta reina del lugar — escuchando la chicharra y posterior a eso, el roce de las cadenas al bajar la Jaula— Segundo, yo jamás he temido revolcarme en el barro, siempre es un placer demostrar por qué deben temerme.

— Yo no te temo.

Se aventuró a decir, dando un paso hacia mí, confiado.

— Pues deberías, porque no tienes ni la menor idea de lo que soy capaz de hacer con tu patético cuerpo.

— Soy tres veces más grande que tú ¿Qué harán tus bracitos delgados y pequeños en comparación conmigo?

El imbécil es tan grande y lento que no reaccionó a tiempo cuando colgué mis piernas en su cuello y la falta de aire lo llevó al piso, ni siquiera tuve la oportunidad de usar la navaja cuando escuché el inconfundible crack producido por el quiebre de su cuello.

— Te faltó ejercitarlo, cariño.

Desenredándome de él, tomando asiento sobre su pecho, tomando mi navaja, sujetándolo por el cabello.

— Si no te corto la cabeza, no sería mi sello, bebé, sin rencores.

Comenzando a cortar, sintiendo la sensación de las capas de piel, grasa y músculos ser cortados, salpicándome de la sangre de este sujeto, sonriendo de satisfacción al tener su cabeza sujeta por el cabello en mi mano, poniéndome de pie, alzándola para que un horrorizado publico la mirara bien.

— Es lo que le sucederá a quién decida ir en mi contra, un recordatorio —sonriéndoles, lanzando la cabeza contra la reja— Nunca estoy de humor, así que no tienten a la suerte, suban esta mierda.

Automáticamente la jaula comenzó a subir, limpié mis manos en la ropa del cuerpo del hombre con esteroides y comencé a caminar de regreso a las escaleras, viendo como me abren el paso, bajan la cabeza y llevan las manos a la espalda, mostrando su respeto.

— Esa es mi esposa.

Dijo Alexander apenas me tuvo en frente, sujetándome por la cintura para pegarme a su cuerpo y besarme como si me hubiese extrañado.

— Pórtate bien, Alexander Volkov, sabes que sé usar una navaja.

Bromee.

— Sé muy bien la clase de mujer con la que me casé, tú no te preocupes.

***

ALEXANDER.

Cuatro de la mañana, dejé el vestidor y tomé mis cosas en completo silencio para no despertar a la bestia que tengo por mujer, fui a ver a los niños dormir plácidamente, Tanya abrazada a un Sasha que ya no está tan pequeño como cuando llegó aquí, han pasado varias semanas desde la liberación de Nisa y mi escape tiene que ver más o menos con eso, Can está en la ciudad para la primera ecografía del bebé, me llamó hace un rato porque la ansiedad no lo deja dormir, así que iremos a beber, alcoholizarnos de seguro le hará bien para bajarle a su estado de euforia.

— Papi ¿Dónde vas?

Dejé de caminar por el pasillo, viendo a Tanya fregarse un ojo a escasos pasos de mí.

— Yo... he... voy a salir.

— Sí sé eso, pero ¿Dónde y por qué no me avisas? No puedes salir sin avisar, jovencito.

Carcajee bajo, acuclillándome para ver a esta mandona que es la viva imagen de Jelena.

— Yo soy el padre, yo no pido permiso, muñeca.

Recibiéndola cuando llegó a mí, alzándola en brazos, sintiéndome en las nubes cuando abrazó mi cuello y se apoyó en mí, aún adormilada.

— Tienes que avisar, porque si algo te sucede, Tanya sabrá dónde está papi y le dirá a mami para que te ayude, no quiero que te suceda algo papi ¿Vas a regresar?

Regresé al cuarto con ella, sentándola en la cama, cubriéndola con las mantas, ayudándola a acomodarse, viendo cómo lucha por mantener los ojos abiertos.

— Iré a beber con el tío Can ¿De acuerdo? Volveré, siempre vuelvo, tesoro —besando su frente— No volveré a irme, confía en mí.

— Confío en ti. Un Volkov jamás rompe sus promesas.

— Así es, mi pequeña, un Volkov siempre cumple sus promesas, así que duerme, que cuando abras los ojos, yo estaré por aquí ¿De acuerdo?

— De acuerdo — sonrió— Diviértete papi, y dile al cabezota del tío, que le pediré al tío Satán que la tía perdida no lo reciba a balazos por haber desaparecido durante la noche. Rezaré también por ti por no avisarle a mami.

Sonrió inocente.

Yo comencé a temer de mi futuro, no creo que Lena se moleste... ¿O sí?







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BUENAS BUENAS BELLAAAS

HE CUMPLIDOOO, +200 COMENTARIOS, Y YO LES TRAIGO CAPITULO 

SE VIENE BUENO BEBAS, SE VIENE BUENO EN AMBAS HISTORIAS

JELENA SIGUE EN LA CIMA DE LA PIRAMIDE 

ALEXANDER NO DECEPCIONA, LO AMO

ZARA POR FIN ESTÁ CENTRANDOSE

LA JAULA SIGUE TEMBLANDO POR ESTA PAREJITA

TANYA SIGUE SIENDO MI NIÑA IDEAL JAJAJAJAJA

JELENA SIGUE AMANDO CORTAR CABEZAS JAJAJAJAJA

AHORA VEAMOS COMO LE VA A CAN CON ALEXANDER EN SU NOCHE DE COPAS

POBRE CAN EL ANSIOSO JAJAJAJAJAJA

NOS LEEMOS EN EL SIGUIENTE CAPITULO BEBAS

BESITOS EN LA COLA



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