Capítulo 10

JELENA.

Nada salió bien y todo fue nuestra culpa.

Alexander me informó sobre la llamada que tuvo con Nisa, la chica le pidió que no enviara a nadie, le pidió que por favor la dejara hacer esto a su manera ¿Y qué pasó? El obstinado de mi marido de todas maneras hizo las cosas a su manera, envió a su gente a espaldas de todos, incluyendo a la chica turca y ahora su vida está en peligro.

Ilias debe estar furioso barriendo las calles buscándola, llegó a oídos nuestros que Yakov le sigue las huellas a Nisa, la quieren para torturarla, para vengarse por haberse reído en su cara, incluso llegó el rumor de un funeral, el funeral de la esposa de Ilias, el hijo de puta la mató para volver a casarse, la turca estaba haciendo bien las cosas, pero Alexander...

— ¿Y si la matan qué vamos a hacer?

Discutiendo con mi esposo de camino al hotel de la chica, no atiende el móvil y necesitamos llegar antes que Yakov y su sequito de matones machistas.

— ¿Tú crees que quiero exponerla? ¡Yo quería protegerla! A mi amigo esa mujer le gusta y le entretiene, claramente no iba a querer ponerle el blanco en la espalda, sólo sucedió, cometí un error, soy humano.

— Yo sé que sí, yo sé — respirando y botando el aire, intentando no armar una gran discusión sobre esto— Pero te dije que la dejaras hacer las cosas a su manera, Can te advirtió, ella te advirtió ¿Es que acaso no la creías capaz?

— Claro que no la creí capaz, la muy tonta sólo hace lo que le piden, se nota a kilómetros que no es de las que se preocupa por su propia vida, Can me contó que la muy estúpida para cuchillos con sus manos antes de que siquiera estén en el mismo metro cuadrado que él, Nisa no ama la vida, sus ojos están muertos, esa chiquilla es capaz de dejarse matar, y si eso ocurre, no quiero que sea mi culpa, Can me odiaría y es de los pocos amigos que he logrado mantener durante los años.

Bueno, al menos en esto él y yo tenemos la misma opinión, Nisa necesita terapia con urgencia, está bien tener sentido del deber, pero no a ese extremo, no es sano.

— ¿Y Can le permite ser así?

Apoyando la mano en el vidrio para estabilizarme, dobló muy brusco.

— Bueno, Can dice que no logra controlarla, ella no lo escucha, pero cumple con cada orden que él le da como jefe de las águilas, porque como Can, o como CEO de compañía, Nisa es la que manda, su carácter es dominante, así como el tuyo, tu tampoco escuchas.

Protestó.

¿Estamos sacando los trapos al sol tan temprano?

— ¿Yo no escucho? — Pregunté indignada— ¿Y tú escuchaste ahora? Porque también tengo cosas que decir.

— ¿Salvamos a Nisa ahora y discutimos otro día mejor? — dijo cauto— ¿Quizá nunca? No me gusta discutir contigo.

Dándole un apretón a mi muslo sin perder de vista la calle, el muy tonto sabe que no puedo negarme a sus peticiones, es tonto siempre que no se trata de mí, odio que sepa lo que me gusta.

— No te librarás de esta, Alexander Volkov.

— No esperaba hacerlo, señora Volkova.

Sonriendo de lado.

Y como soy una tonta enamorada, terminé sonriendo yo también.

Malditos los Volkov y sus encantos naturales, buenos genes, eso es lo que tienen, genes buenos que los hacen guapos, y genes malos que los hacen hijos de puta que le harían un favor al mundo si por fin se murieran.

Afortunadamente mi esposo no tiene ese gen hijo de puta que los hace machistas, retrógrados, imbéciles, que sólo hacen al mundo más podrido, más retorcido.

— Llegamos, vamos.

Dejando de lado las emociones que se arremolinan en mi cuerpo cada vez que menciona cosas como esposa o señora Volkova, no me hace gracia que me diga señora, pero me gusta cuando hace notar lo mucho que le agrada el que yo sea su pareja, su compañera, suya.

Subimos rápidamente, encontrando a la chiquilla desnuda en la bañera en una videollamada con Can, parece ser que interrumpimos algo, mi marido quedó tan en shock que no apartó la vista por al menos un segundo antes de dar la vuelta y encontrar mi cara molesta y celosa por igual.

Su cara era un "Lo siento mi amor" en todo su esplendor.

Apresuré a la chica a vestirse y salir del hotel, subiéndola a un auto con Misha y Delano, mi esposo y yo la seguiríamos de cerca para asegurarnos que nada le ocurriría, la cosa se puso extraña e interesante cuando el auto de en frente comenzó a moverse de forma extraña y Delano nos envió un texto.

Están follando aquí, ayuda.

Si Can se entera de las aventuras de su secretaria/Sicaria/AmigaConVentajas, Misha no vivirá para contarlo y el hombre me sirve, lo quiero, mi hija lo adora, no se puede morir, por lo tanto, su follada exprés con el ángel de Las Águilas, será un secreto para todos quienes no los vieron.

Y para cuando pensé que habíamos hecho todo a tiempo, que todo por fin estaría bien... Nisa me llama para despedirse, Yakov e Ilias estaban allá, con ella, tienen a su abuela, tienen a Nisa, y todo lo que pude hacer fue llamar a Alexander para advertirle, temo por la turca, temo por su alma.

Y a pesar de no hacerlo hace mucho tiempo... recé por ella, porque se lo merece, pero no desperdiciaré su sacrificio, esta es mi oportunidad.

— Necesito a todas las unidades disponibles para un operativo de extracción — hablando a todos en el patio de entrenamiento con Alex en brazos, estaba en su hora de leche de mami— Necesito al menos 24 hombres que trabajen en escuadrones de 6 personas, se van a San Petersburgo, pero ya — Zara se acercó al escuchar el murmullo y ver el ajetreo— Irán por Naia y Liam, siete años, su apariencia debería ser como la mía — miré a mi progenitora— ¿Cómo son?

— Exactamente como tú, los genes de mi familia son más fuertes — aportó la mujer— Están lastimados... si los encuentran, por favor tráiganlos a casa.

Suplicó frotándose el pecho, debe ser difícil mantenerse de brazos cruzados cuando tus hijos están siendo violentados.

— Ya escucharon ¿Quiénes se ofrecen para el operativo?

Los grupos rápidamente se fueron formando, al final, fueron treinta quienes se postularon para la misión, seis personas en cada escuadrón, personas que se alistaron en cosa de minutos y subieron a las camionetas rumbo al angar con el avión grande, Akim y Orel liderarán la extracción, confío en que con ellos a la cabeza todo saldrá como tiene que salir mientras yo me como la cabeza y el remordimiento me impide pensar en otra cosa que no sea Nisa siendo torturada, porque eso deben estar haciendo con ella ahora.

Los rusos somos unas bestias, somos insensibles, crudos, pero ¿Esa rama de los Volkov? Ellos están enfermos, son unos jodidos enfermos.

— Alexander, tenemos que ir.

Plantándome frente a él, viéndolo con el móvil en la oreja, hablando a sus contactos en Turquía, apoyo para Nisa.

— No me interesa cuanto cobres ¿Me ves con cara de pobre? ¿Crees que un Volkov pide rebajas? Puedo pagarte cien veces esa cantidad y sigo siendo billonario, imbécil, ahora haz la mierda que te ordené — mirándome de reojo, haciendo hacia atrás su silla, palmeando su regazo para que tomara asiento sobre él aún con Alex alimentándose— Rastrea ese vehículo, te di la patente, hazlo ahora, rápido, si no me sirves, tu cabeza la pondré en la mesa sobre la que comerán tus hijos, te doy mi palabra, adiós.

Cortó y apoyó el móvil con fuerza en el escritorio, sobresaltando a Alex quien comenzó a llorar de inmediato.

— Ay no, bebé, no te hablaba mal a ti, era a esos imbéciles de mierda con los que papá trabaja, lo siento...

Cargándolo mientras yo me arreglo la ropa, arrullándolo.

De Alexander podrán decir mil cosas, pero mal padre no es.

— Tranquilo, tranquilo, no estoy enojado contigo, tú eres un bebé modelo, yo estaba enojado con otras personas.

Golpeteándole la espalda con suavidad para sacarse los gases.

Y como me encanta verlo en su faceta de papá, tomé asiento junto a su computadora en el escritorio para mirarlos mejor, haciéndole una foto rápida sin que se diera cuenta.

— Alexander, vamos a Turquía.

Dije en cuanto recordé por qué estoy aquí.

— No podemos.

Respondió sin dejar de darle su atención a nuestro hijo.

— Sí que podemos, tenemos que ir, es nuestra culpa.

Todo es compartido entre nosotros, la culpa, las victorias, las derrotas, todo juntos, siempre.

— No Jelena, no podemos — alzando la cabeza— Si nos vamos, nuestros hijos quedarán desprotegidos, nuestra familia, los niños que viven en esta casa, las mujeres... — Se ve acomplejado— Yo... — tragó saliva— Sonará frío y mezquino, pero una vida no pesa más que todas las de acá, quizá esperan que justo eso hagamos, que corramos a tontas y locas a Turquía, yo no puedo dejar a mi familia desprotegida y tampoco podemos llevarlos. Lo siento, pero no podemos ir.

Deslicé los dedos por mi cabello con una mano, mirando en todas direcciones, tiene razón, lo sé, pero... pero no quiero quedarme de brazos cruzados.

— Pero Nisa... Nisa necesita apoyo.

— Y te aseguro que Can tiene hasta al jardinero recorriendo las calles por ella, tranquilízate.

— Lo escuché, Alexander, escuché que Can veló por mí a la distancia cuando tú no estuviste, fue el ultimo favor que le pediste antes de que me olvidaras ¿Cómo puedo dejar desprotegida a la mujer que aún no sabe que le gusta? ¿Qué clase de persona sería?

— ¿Crees que no lo he pensado? Me da vueltas todo el tiempo en la cabeza, me siento un mezquino, un mal amigo, pero tenemos hijos, Jelena, ellos no los tienen, no somos sólo nosotros dos, si algo nos ocurre ¿Qué pasaría con estos pequeños?

Señalando a Alex con la cabeza.

— Yo sé... yo sé... pero... me siento culpable — se me oprime el corazón de la angustia— Necesito saber qué está pasando.

— Y yo. Creeme que de estar en otras circunstancias, no hubiese dudado en ir, pero ahora...

La puerta fue abierta de golpe, chocando con la pared interior mientras Tanya e Ivanna se plantan frente al escritorio fingiendo un saludo militar, ambas muy firmes y serias.

— Señor papá, señora mamá — dijo Tanya— Permiso para interrumpir su platica.

Dijo mi pequeña, sonando muy divertida.

— Permiso concedido, cadete.

Contestó Alexander en el mismo tono serio, siguiéndole el juego.

— Señor papá, acabo de cometer una tontería muy grande.

— Fue mi culpa.

La defendió Ivanna.

— Una tontería del tamaño del amor que el tío Delano me tiene.

Dijo mi hija, lo cual, en palabras adultas, es una gran cagada, una gran gran cagada.

— ¿Qué hiciste ahora, pequeña delincuente?

Pregunté con curiosidad, dándole toda mi atención.

— Había un sujeto que estaba llamando inútil a la tía Ivanna — Narró mi renacuaja— Todo el mundo parecía estar ocupado, así que nadie prestó atención, el tío Delano está bañando a Sasha, dice que apesta a muerto de tres días — prosiguió— Y entonces yo la defendí, pero se me pasó la mano.

— ¿Cómo es eso de que se te pasó la mano, mi amor? ¿Qué hiciste?

Preguntó Alexander, interesado.

— Le disparé papi, no apunté bien y le di en el abdomen, ahora está ensuciando el piso cuando yo quería que se limitara a ensuciar el pasto, con el agüita del rociador ni siquiera iba a notarse, pero se arrastró hasta adentro para pedir ayuda el tontito.

Riendo por su travesura, cubriéndose la boca con ambas manos, intentando ponerse seria dos segundos después.

— Como dije, fue mi culpa, no la estaba vigilando y tomó un arma, pudo lastimarse, lo siento.

Se disculpó Ivanna.

— ¿Tú estás bien, guapa? — pregunté acercándome a ella bajando del escritorio de un brinco— ¿Te hizo algo?

— No, nada, no me hizo nada, la princesita actúa rápido, tiene nervios de acero.

Mi hija sonrío orgullosa de si misma, su ego es impresionante y estos comentarios se lo alimentan.

A mí me parece estupendo que crea que es la mejor siempre.

— Bueno ¿Y tú nenita? ¿Está todo bien contigo?

— Todo perfecto, mami.

Contestó girando en su eje para mostrarme que no tiene ni siquiera un rasguño.

— Bueno, pues ve y termina el trabajo — entregándole mi propia arma— Recuerda que, si comienzas algo, tienes que terminarlo. Las mujeres Volkova no dejamos cabos sin atar. Ve y mátalo.

— ¡Si, señora mamá!

Dedicándome un saludo militar, tomando la mano de Ivanna, arrastrándola hacia el exterior de nuevo, y como Alexander y yo somos los fans numero uno de nuestra hija, la seguimos en silencio hasta encontrar al idiota que efectivamente está ensuciando mi piso.

Debería dejar de ponerle blanco y limitarnos al negro, la sangre se ve mucho menos y últimamente hay mucho de eso por aquí.

— Dale en la cabeza para que no sufra más el pobre...

Pidió Ivanna que tiene una puntería horrible, no hemos tenido tiempo para corregirle la postura, hemos tenido días muy ajetreados.

— Tía, primera regla, la idea es que sufran mucho, no poquito.

Le contó mi niña, disparando en los brazos del sujeto, riéndose cuando este gritó.

— Estamos criando un monstruo, yo creo que deberíamos preocuparnos cuando llegue a la etapa rebelde de la adolescencia.

Susurró Alexander con Alex en brazos, su papá logró calmarlo.

— No si seguimos siendo sus héroes, esa es la meta, guapo.

Celebrando internamente la malicia de mi hija, ella está siendo una muy buena distracción para nerviosismo por Nisa.

El suplicio del hombre terminó cuando se le acabaron las balas, la ultima la disparó Ivanna, Tanya le enseñó como tiene que pararse y sujetar el arma, afortunadamente mi amiga logró darle al blanco de carne, ambas celebraron felices, dejaron el arma en el piso y se fueron en dirección a la cocina para asaltar el refrigerador.

— Bueno... creo que Tanya encontró a su compañera de travesuras — suspirando— Ivanna parece adorar aprender de ella, ambas se la pasan juntas casi todo el día, Delano comenzará a sentir celos.

Alexander carcajeó.

— Estamos haciendo un buen trabajo — besando mi coronilla— Bueno, tú en su mayoría, yo me perdí varios meses de su avance, ella... ya estaba así cuando yo regresé, así que este es tu logro.

— Nuestro — dándole un apretón a su brazo— Todo es nuestro, todo lo que hagamos — sonriéndole— Ahora llama a tu amigo que debe estar con los nervios de punta, no puedo dejar de pensar en Nisa.

— Sí, de acuerdo, lo llamaré enseguida ¿Cargas a Alex?

— Sí, dámelo.

Recibí al pequeño y lo acomodé contra mi pecho, dándole suaves palmaditas, estaba por dormirse, ya pesa más, me tiemblan los brazos cada vez que lo dejo en su cuna, pero no hay mejor sensación que sentir su calor, sus movimientos, su respiración...

No hay mejor sensación que eso.

Regresamos nuevamente a su despacho, tomé asiento en su silla mientras él recarga la cadera en el escritorio con el móvil pegado a la oreja, esperando.

— No puedo hablar ahora.

Fue lo primero que Can dijo al contestar, el ruido del chirrear de las llantas me dice que está dentro del auto, conduciendo, y no está respetando las señaléticas.

— ¿Has sabido algo de Nisa? Estamos preocupados.

— Si estuvieras preocupado, estarías viniendo, creí que éramos amigos, esto es por tu culpa, esto...

— Algo ahí — interferí— Sé que estás molesto y dolido, pero nosotros también tenemos personas que proteger, personas que solas no pueden protegerse ¿Ok? Además, contratamos gente, mucha gente que está levantando cada piedra en Estambul para encontrar a Nisa, no nos quedamos de brazos cruzados, eso nunca.

Frunciendo el ceño, yo siento mucha impotencia quedándome aquí, pero Alexander tiene razón, no podemos dejar a nuestros hijos por mucho que me duela y la culpa me haga sentir una inútil.

— No estoy de brazos cruzados, o tranquilo, no estoy de piernas arriba, Can — explicó mi marido— Desde aquí estoy haciendo todo lo posible para serte de ayuda, eres mi amigo y me preocupo por lo que a ti te preocupa, así que... créeme.

El suspiro fue largo y bien audible.

— Lo sé, yo... yo sé que están preocupados, agradezco que estén ayudando, pero llevo más de una hora buscando, no la encuentro y los Volkov tienen fama de ser unos hijos de puta que abusan mujeres, son unos machistas y misóginos, mucho más allá de los niveles tóxicos de la mafia que podrían considerarse normales por nosotros, tengo miedo de llegar tarde.

— No va a pasarle nada, no van a tocarla de esa manera, están furiosos, querrán hacerle daño físicamente, van a destruir su mente, pero no se les pasará por la cabeza el abuso, ellos quieren venganza.

Lo miré mal, eso claramente no dejó muy tranquilo a nuestro amigo, debió omitir ese tipo de información.

— Alexander... sé que tienes gente que proteger también, pero me sentiría más tranquilo si estás aquí para ayudarme, estoy desesperado, no la encuentro... no puedo encontrarla...

Alexander me miró, y entonces lo comprendí todo.

— Jelena también. Tu reputación te precede, sé que podrás encontrarla, Nisa necesitará ese toque femenino, sólo... por favor... por favor... si quieren, pueden traer a sus hijos, mi casa tiene mucha seguridad, ni siquiera un pájaro logra entrar sin que nos enteremos, sólo... por favor...

Suspiré, no podemos decirle que no si se desespera de esa manera.

— Iremos — suspiró Alexander— Mis hijos irán también, no puedo dejarlos sabiendo que mi familia nos pisa los talones. Estamos saliendo.

— Gracias amigo, gracias, gracias.

— Nos vemos en un rato, la encontraremos, tranquilo.

— Los estaré esperando, adiós.

Cortó la llamada y entonces Alexander y yo comenzamos a movernos, mandamos a hacer todas las maletas mientras le dábamos la información a Delano quien se quedará a cargo en nuestra ausencia, Ivanna entró en pánico por cinco minutos cuando le dije que ella se quedaba de dueña de casa en mi ausencia, pero dijo que mantendría todo en orden hasta nuestro regreso.

Alexander, Tanya, Alex y yo fuimos directo al avión con un par de hombres a bordo, Ezra entre ellos, es quien cuida a los niños, los consciente y los conoce mejor que cualquier otro, al menos él sí los alimenta, los viste y los baña, Misha, Orel, Akim, Lev o Delano, ellos sólo se dedican a jugar con ellos y ensuciarlos hasta que quedan irreconocibles, buenos amigos, pero no los indicados para dejarlos de niñera, de seguro olvidarían darle de comer al pequeño príncipe.

***

El viaje se me hizo demasiado largo, Tanya jugó con su pistola de juguete todo el tiempo con los perros que le alaban todo lo que ella hace, tiro al blanco con blancos de papel al final del avión y una pistola de juguete con balines de plástico, el ruido era un poco insoportable, todo gritos y risas que asustaban a Alex, pero bueno, no se puede conseguir el punto medio en todo siempre.

Nuestra primera parada en Estambul fue la casa de los Vural, nos recibió una mujer, Ceren, la madre de Can quien hizo pasar a los niños hablando en ingles en todo momento para poder comunicarnos, el turco no es un idioma que maneje, pero lo aprenderé, eso seguro.

— Dame al pequeño, les prometo que estará todo bien, gracias por venir.

Puse a Alex en sus brazos, viendo cómo lo arrulla con cariño, a la mujer le gustan los niños, se le nota.

— Mami ¿Nos quedamos con la nueva tía?

Preguntó mi pequeña en un perfecto inglés.

— Sí preciosa, Ezra y otro grupo más se quedan también, nos llamas si necesitas algo, tendré el teléfono con volumen en todo momento, tú sólo tienes que llamar y vendré corriendo.

Extendió sus brazos hacia mí, la levanté y estreché con fuerza, besando su mejilla.

— Entonces me quedaré cuidando a mi hermanito, éxito mami, cuida a papá, está medio tontito.

Riendo.

— Oye jovencita, la única media tontita de la familia es la tía Ivanna.

— No es tontita, ella solo no sabe, hay que enseñarle con paciencia, papi.

Alexander carcajeó.

— Si mi cielo, tienes razón, ahora deja de ser una sanguijuela con tu madre, es mía por las próximas horas, luego te la presto cinco minutos, tu misión, soldado, es cuidar de tu hermanito y de la nueva tía Ceren ¿Entendido?

— Entendido señor papá — dedicándole un saludo militar en cuanto pidió ser bajada— Cuídense mucho, nos vemos más tarde.

— Nos vemos, tesoro.

Besé su coronilla, y luego mi esposo repitió la acción, ambos levantándonos.

— Ceren, por favor cuídalos mucho.

Pedí sintiéndome mal por alejarme de ellos ahora.

— Los mantendré seguros, no se preocupen por nada, gracias por venir, mi familia está en deuda.

Alexander apoyó su mano en el hombro de la mujer, dándole un apretón.

— Ya verá como regresamos a salvo todos a casa.

Y todos sabemos que eso es una vil mentira, han pasado horas, Nisa no aparece, Can debe estar desesperado.

¿Cómo lo haremos? ¿Cómo haremos algo que los turcos no pudieron hacer?

— Ok, esta es la estrategia, sabemos como piensan los Volkov, sabemos los lugares que utilizan, los tipos de tortura que imparten, sabemos todo eso, así que... nos dividiremos ¿Qué dices?

Propuso al llegar a los autos.

— Me parece bien, el que encuentre algo primero le avisa al otro, nada de actuar solos.

— Bien, hagamos eso — besando mis labios— Cuídate, cosita insignificante, que este imbécil no sabe vivir sin ti.

Sonreí enternecida.

— No te faltaré nunca, tú tranquilo, ahora muévete, hay una mujer que nos necesita.

Cada quien se dividió entonces, montando cada uno en su propio auto llevando a su sequito de hombres, Nisa aparece en las próximas horas o dejo de llamarme Jelena Volkova.

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BUENAS BUENAS BBCITAS

COMO LAS TRATA LA VIDAA

COMO SABEN, EL VIERNES ME ROBARON MI TELEFONO, AYER TUVE QUE IR A HACER TODOS LOS TRAMITES Y LUEGO LAS CONFIGURACIONES DEL TELEFONO NUEVO, RAZON POR LA CUAL NO ALCANCÉ A SUBIR EL CAP

PEERO COMO ESTE LO SUBÍ TEMPRANO, SUBIRÉ UNO DE NISA A LA NOCHE

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