9. Primer paso hacia la libertad.



Este lugar es oscuro y lúgubre, pero no es difícil de creer de un sitio ambientado para criminales. Mientras me pasé la mañana preguntando en hospitales y buscando por los alrededores, los investigadores encontraron a Roxy. Un policía me guía por un pasillo en silencio, este sitio da muy mala espina. Quisiera salir corriendo pero no puedo irme de aquí sin ella.

—Aquí es—dice el policía, deteniéndose frente a una celda.

Es increíble. ¿Qué fue lo que hizo para terminar aquí?

Está ahí, acurrucada en un rincón de la celda. Mira hacia el suelo, absorta en su propio universo. Se supone que es una futura estrella del rock, no puede hacer esto cada vez que algo no sale como ella quiere.

— ¿Roxy?

Alza la mirada hacia mi dirección. No muestra ni burla ni enojo. Su expresión es indiferente.

Por más ruda que sea, este no es su sitio. Eso se nota. Trago grueso, ¿tiene un moretón en la mejilla? ¿En serio?

—Sáquenla de aquí.

— ¿Se supone que te agradezca? —pregunta ella con voz oscura, mientras mantiene las manos en los bolsillos.

Miro su mejilla mientras el sol nos golpea. Por lo visto pasó dos días en la comisaría hasta que determinaran qué hacer con ella. Sé que se metió en una pelea con una gente que no debía, pero no sé mucho más. Ella es la que tiene la mayor parte de la historia.

—Pues sí. Tuve que pagarles para que te dejaran salir tan rápido.

Bufa.

—No entiendo por qué me sacaste.

—Los demás estaban preocupados por ti. Creyeron que yo podía ayudarte.

— ¿Qué mierda es esa? ¿Por qué tienen que tenerte tanto respeto?

—Desearía que no lo tuvieran—admito con tristeza.

Ella se ríe.

— ¿De qué hablas? Eres rico, tienes un puesto asegurado en el mundo, no tienes nada de que quejarte.

— ¿Has vivido tan mal como para pensar que el dinero y el poder indican felicidad?

Se queda callada. Por primera vez me mira con una expresión diferente a la burla. Como si por un momento me estuviera tomando en serio. Pero es la verdad, que me haya convertido en alguien intocable e inaccesible por mi posición no es algo que me haga sentir orgulloso.

Agacha la cabeza.

— ¿Tal vez? —murmura—. El punto es que contratar con una disquera habría cambiado eso. Pero lo arruinaste.

— ¿Quieres lo que yo tengo? ¿Es eso?

—Pff no quiero lo que tienes. Solo quiero que dejes de arruinar todo lo que trato de conseguir.

—Lo mismo digo yo—le respondo.

Se ríe.

—A ti no te he hecho nada.

—Dices constantemente que esta es mi realidad y que simplemente acepte ser miserable.

Abre la boca en señal de indignación.

— ¡Tú no eres miserable! ¡Estás bien así!

— ¡No lo estoy! —La sujeto de los hombros—. Estoy desesperado, Roxy. Yo... ya no quiero seguir viviendo si tengo que seguir soportando esta situación.

Su reacción es inesperada. Me da un puñetazo en la cara y me tira al suelo. Mi cabeza impacta contra el césped a un lado de la acera. Roxy se para encima de mí y me agarra por la camisa.

— ¡Eres un imbécil!

¿Qué? ¿Y ahora qué hice?

— ¡No tienes idea de lo que hablas! ¡Deja de decir estupideces!

Me deja caer sobre el césped con fuerza. Me sobo la cabeza, adolorido. Cierro los ojos, sintiendo el sol sobre mi cuerpo. Y pensar que desde la fiesta no había pasado nada tan emocionante como esto.

—Arriba—la oigo decir.

Estoy bien aquí. Además no quiero llegar, sé que solo voy a volver a mi vida triste y aburrida.

—No quiero volver—murmuro.

— ¿Por qué no? —pregunta.

Abro los ojos. Me siento triste, nada tiene sentido. No quiero tener que levantarme para continuar con lo mismo de siempre. Ya no quiero seguir intentándolo. Me paso un brazo por los ojos. Roxy puede irse sin mí si quiere, no me siento bien.

—Oye.

¿Sigue aquí?

—Definitivamente no sé qué significa el encierro, pero... supongo que es como una cárcel permanente. O sea, como si esos dos días que pasé encerrada fueran muchos más. ¿Pero qué no eres feliz con tus libros y tus ñoñerías?

No quiero hablar con ella.

Suspira con pesadez.

—Bien. Te ayudaré.

¿Cómo?

— ¿Qué dijiste? —pregunto. Me estoy atragantando con mi propia saliva de la impresión.

—No lo voy a repetir. Si no me escuchaste te jodiste.

—Sí, ¡si te oí! —me siento de golpe. Roxy parece molesta —. ¿De verdad me vas a ayudar?

— ¡Pero tienes que arreglar todo el daño que hiciste, maldita sea! —me jala de la camisa de nuevo.

—Está bien, está bien, solo deja de amenazarme.

Me suelta con rabia y se pone de pie. Empieza a caminar sin esperarme, yo simplemente la sigo. Sé que le molesta mucho la idea de ayudarme, pero por alguna razón esta vez fue diferente a las otras. Estoy emocionado. ¿Podré salir por fin al mundo real con todos los demás sin que me tengan miedo? ¿Se acabará por fin el encierro?

No puedo esperar a averiguarlo.

El rostro de Roxy es diferente cuando está con Holly. La hermana menor llora en sus brazos, aliviada de que haya aparecido. Ashton solo me mira con agradecimiento, pero no se mueve, dándoles espacio a las hermanas. Tyler y Derek le preguntan cosas a Roxy mientras que ésta no deja de abrazar a Holly.

—Gracias, hombre—dice Ashton, aliviado—. Lamento haberte causado problemas.

Yo no.

—Ahora tenemos más problemas que solucionar —suspira con pesadez. Me mira como si quisiera decirme algo más, pero se abstiene—. Mejor nos ponemos a ello.

Sé de qué problemas hablan, pero no voy a mencionar nada. Si todo sale bien se solucionará pronto. Pero estoy empezando a sobrar. Lo mejor es que me vaya.

—Ya me voy —miro el hombro de Ashton. ¿Estaría bien si le pongo la mano en el hombro como expresión de amistad? Tal vez sería muy atrevido—. Espero que estén bien.

¿Espero que estén bien? Mis despedidas son patéticas. Será mejor que me vaya antes de que pueda arruinarlo más. Mientras busco mi camino de vuelta, escucho la voz de Roxy hacia mi dirección.

— ¡Oye! ¡Te estoy hablando! —me da un puñetazo en el brazo.

— ¿Qué? ¿Qué pasa? —froto la zona adolorida. ¿Por qué me siento tan tímido de repente?

—Tienes que devolvernos el garaje. Y los instrumentos—abre los ojos desmesuradamente, recordando algo—. ¡Rompiste la guitarra de mi hermana! ¡Olvídalo, voy a matarte!

—No la rompí—la detengo—. Era una copia para asustarte.

Baja su puño y me mira con desconfianza.

— ¿Aún tienes la guitarra de Holly?

—Sí.

— ¿Y la mía?

—También.

Suspira, aliviada.

—Eres diabólico.

—No más que tú.

Sonríe con orgullo. ¿Eso es un cumplido para ella?

—Bien, supongo que nos veremos pronto para enseñarte lo que te tengo que enseñar, supongo—murmura con aburrimiento—. Así que te veré mañana.

Asiento en silencio y comienzo a caminar. Sé que ya no me quiere aquí. Pero estoy muy feliz. Sé que esta vez voy a conseguirlo.

— ¡Nerd! —me llama de nuevo a lo lejos.

Me volteo para mirarla.

— ¡¿Cuál es tu nombre?!

Sonrío. Ella nunca va a cambiar, ¿verdad? Me ha preguntado eso muchas veces.

—Félix.

Me voy sin decir nada más. Tengo la sensación de que esta vez recordará mi nombre.

Estoy emocionado. No debería estarlo, es una estupidez pero no puedo evitarlo. Roxy al fin accedió a ayudarme, así que podré salir de esta habitación. Sabré que se siente vivir en el mundo real. Solo espero estar listo para eso.

Ayer dijo que nos veríamos mañana, quiere decir que hoy puedo acercarme y hablarle, ¿verdad? No tendría nada de raro, pero no sé si los de la banda están enterados del cambio de opinión de Roxy. El día de hoy me arreglo para salir como todos los días, pero esta vez hay algo diferente. Esta vez tengo esperanzas.

Arreglarme para ir a la universidad hoy tiene un significado diferente. De hecho, el sol se ve más brillante que nunca. Aunque hoy no veo clases con Roxy, debería acercármele para preguntarle qué es lo que pasará primero. Realmente no sé mucho acerca de ese mundo, pero me gustaría conocer más. Quisiera sentirme libre por una vez en mi vida.

Llego a clases. No veo a nadie en esta materia, así que paso la mañana con la cabeza metida dentro de la clase y mis propios pensamientos. Para la siguiente clase Anna aparece, mirándome con una mezcla de preocupación y enfado.

— ¿A donde fuiste ayer?

Me encojo de hombros.

—Tenía un asunto que atender.

— ¿Con tu madre? Ella me dijo que no estuviste con ella.

¿Qué? ¿Fue a echarle el chisme a mi madre? Genial, va a hacer preguntas la próxima vez que la vea.

— ¿Perdón? —pregunto, ofuscado.

Se echa para atrás, aturdida.

—Perdón, perdón. Pero es que estaba preocupada por ti.

— ¿Desconfiaste de mí?

—Podías estar metido en algo peligroso y no quería que te pasara nada—me dice con algo de miedo. Pone su mano sobre la mía —. Lo entiendes, ¿no?

De nuevo a la zona segura. Ahí es donde quiere llevarme.

—No, no lo entiendo —me suelto de su agarre—. No tienes derecho a controlarme.

Trago grueso, Anna es de las pocas amigas que tengo y no quiero pelearme con ella. Si la pierdo me quedaré solo. Odio sentir esta impotencia. Si pudiera solucionar mis problemas, este sentimiento desaparecería.

—No debiste hacerlo—murmuro.

—Lo sé. Lo siento—suena arrepentida.

—Te perdono —suspiro.

Se sienta en frente de mí.

— ¿Y entonces? —pregunta.

— ¿Y entonces qué?

— ¿A dónde fuiste?

«A sacar a Roxy de la comisaría», esa es la respuesta correcta. Pero no iba a decírselo. Aunque odie decirlo mi amiga es un poco chismosa y tampoco es como que yo deba estar ventilando los asuntos de Roxy con el resto del mundo. Aunque el hecho de pensar que hice algo con Roxy me hace sentir emocionado. Diablos, soy patético.

—No puedo decirte.

— ¿Por qué?

—Porque es algo personal —concluyo—. Lo entiendes, ¿no?

— ¿Pero qué es tan malo para que no puedas contarme? —me dice, algo tensa—. Puedo ayudarte, si quieres.

—No, Anna... no es nada malo. Yo solo-

—Oye ñoña—su mano aparece sobre el hombro de Anna—. Hazte a un lado.

Anna mira a Roxy con desagrado.

—Espera tu turno, estoy hablando con él.

Uh, esto se va a poner feo.

— ¿Cómo dijiste? —pregunta ella, ofuscada—. Lo repetiré otra vez antes de que me provoques a hacer algo que no quiero. Necesito hablar con ese que está ahí.

Me señala. Ruedo los ojos. Me llamo Félix.

—No ves esta clase —le digo a Roxy, sorprendido de que esté aquí.

— ¡Exacto! —Se queja Anna—. ¡Vete ya!

—Necesito un favor —suspira, mirándome.

¿Un favor? Esto es nuevo.

— ¡Él no tiene que hacerte ningún favor a ti, zorra de cuarta!

Esto se está poniendo feo. Anna por lo general no es tan agresiva, ¿qué diablos está pasando?

Me pongo de pie.

—Para —jalo a Anna del brazo. Luego miro a Roxy, quien no deja de mirarme con los brazos cruzados y una expresión aburrida—. Hablemos afuera.

—De acuerdo—dice Anna.

—Tú no—le digo.

—Oh...

Roxy se ríe mientras la señala.

— ¡Hubieras visto tu cara, niña!

—Andando—jalo a Roxy mientras ésta se sigue riendo.

Cierro la puerta del salón detrás de nosotros, quedándonos en el pasillo. El profesor por lo general suele llegar tarde. Creo que él se toma la clase menos en serio que sus propios estudiantes.

— ¿Qué pasa? —pregunto.

—Necesitamos los instrumentos, Félix. Y el garaje —desvía la mirada, incómoda—. Además sería bueno volver a la residencia. Estoy quedándome con Holly, pero la situación está empezando a ponerse complicada.

— ¿Cómo es eso?

—Pues no pueden vivir más de dos personas por cuarto, lo sabes.

No, de hecho no lo sé. Por culpa de mi estatus vivo solo. Aunque tiene sus ventajas, tampoco es algo que agradezca por completo. Me habría gustado pasar por la experiencia de tener un compañero de cuarto.

—Y no le caigo muy bien a la compañera de Holly—suspira—. Si pudieras solucionarlo te lo agradecería.

—Bien, pero... ¿cómo me vas a ayudar tú a mí?

Rueda los ojos, fastidiada. Solo espero que no me esté utilizando de alguna forma.

— ¡Está bien! Mira, hay una fiesta mañana en la noche. Los chicos y yo tocaremos en una de las casas de fraternidad, ya que no podemos ir a los bares —murmura, ofuscada. Cierto, se me había olvidado eso—. ¿Qué te parecería ir?

¿Una fiesta? ¿Y puedo ir sin que me echen desde el momento en el que llegue? Eso sería maravilloso. Aunque no lo niego, tengo miedo de embarrarla.

— ¿De verdad? —pregunto. Estoy algo ilusionado.

—Sí—Roxy me mira de forma extraña—. ¿Qué opinas?

— ¿Y planeaste un concierto sin tener los instrumentos? —pregunto con duda.

—Por eso es que necesito tu ayuda—admite, derrotada.

Ya veo. No sé si sentirme feliz u ofendido por ello, pero lo entiendo. Después de todo me gusta su música y no me gustaría que dejaran de sacar canciones nuevas.

—Oye, dime algo. ¿Cómo es que si no tienen contrato con una disquera lograron transmitir su música por la radio? Incluso ese artículo de periódico.

Roxy se ve sorprendida de que yo sepa eso.

—Pues... un amigo de los medios me hizo un favor en ese tiempo. Pero fue un caso aparte.

—Ya veo.

—Entonces... ¿me ayudarás?

—Está bien—accedo, sacando mi teléfono. Ella sigue mis movimientos con la mirada—. Me gustan sus canciones, me gustaría que sacaran más.

No dice nada, solo me mira en silencio mientras hago una llamada. Pido que lleven los instrumentos de la banda al garaje y que lo abran de nuevo. Cuando cuelgo la llamada Roxy me está mirando con una cara extraña, como si no entendiera algo, pero no soy capaz de definir el qué.

— ¿Estás bien? —pregunto.

Carraspea, incómoda.

—Eh... sí, gracias. No por amenazarme, sino por arreglar el daño.

Asiento en silencio.

—Hablaré con la casera de la residencia a ver qué podemos hacer.

—Genial—se da media vuelta y alza una mano en señal de despedida—. Supongo entonces que te veré por ahí.

Se va, pero tengo un mal sentimiento. ¿Por qué aún se siente extraño? ¿La estoy obligando a hacer esto? No es así como quería que pasara. ¿Por qué las cosas deben ser de este modo? Pero está bien, puedo aprovechar esta oportunidad para salir y conocer el mundo. Pero no sé cómo debo vestirme o qué hacer, la última vez improvisé. Tal vez deba vestirme parecido, nadie dijo nada de mi ropa la última vez, o no que yo recuerde. Mi estilo de vestir es bastante lamentable, pero no es que sepa mucho al respecto.

Cuando regreso al salón estoy en una nube, y aunque Anna hace preguntas y el profesor explica, no soy capaz de poner atención a nada. Solo sé que estoy emocionado y que por fin podré empezar a vivir como quería.

Es esta noche. La banda ha anunciado en su cuenta de Facebook que esta noche tocarán en la fraternidad. Aunque no tienen muchos seguidores, si que hay varias personas de la universidad que siguen sus cuentas. Entonces Roxy no me mintió respecto a eso, lo que quiere decir que ya recuperaron los instrumentos. No fui a mirar, habría sido sospechoso, pero eso ya no importa.

Por fin las cosas van a empezar a salir bien.

También hablé con la casera de la residencia de mujeres y Roxy pudo volver a su habitación, aunque los enviados de mi madre tuvieron que sobornar a la mujer para que accediera. En cuanto a mamá ella preguntó qué me traía entre manos, pero le di a entender que estaba siguiendo sus pasos para conseguir lo que quería y con eso dejó de hacer preguntas. Eso la pone orgullosa por razones que no entiendo.

Es hora. Oigo a las personas trotando por los pasillos como todos los viernes para ir a alguna fiesta, pero esta vez yo me uniré a ellos y si fui invitado. Reviso mi ropa pero ninguna termina por convencerme, así que opto por vestirme parecido a la última vez. Me pongo la ropa de siempre y me coloco una chaqueta encima. Después de eso salgo corriendo del cuarto ante la mirada aturdida de otros estudiantes.

— ¿Grenford? ¿A dónde vas?

— ¡Voy de fiesta! —grito mientras me alejo por el pasillo.

Voy a salir.

Por fin estaré fuera de verdad.


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¡Buenas noches gente! Les agradezco a las personitas que se hayan pasado por aquí :D ¡Espero que les esté gustando! Ahora Félix por fin saldrá de fiesta. ¿Será que por fin se le cumplirá el sueño?

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