7. Amenaza cumplida.
Huele horrible. No es mi olor favorito, de hecho me gusta despertar por las mañanas con un olor agradable como el de las rosas, o mejor aún, con olor a comida. Si, mejor con olor a comida, así se me despierta el apetito y todo lo demás también. Pero no es el momento, tuve pesadillas y me siento muy cansada, además de que necesito descansar todo lo que pueda para poder pensar con frialdad sobre los problemas que tengo que resolver. No, no quiero despertar. Maldita sea, ¿qué huele tan mal?
¿Y quién me está gritando?
— ¡Esto es un asco! ¡¿Qué hiciste ahora?!
Me doy la vuelta en la cama con hastío. ¡Quiero dormir! Suspiro con fuerza y aprieto mi almohada entre los dedos. Excepto que mi almohada es extrañamente pequeña, huele mal y tiene forma de cáscara de plátano.
Abro los ojos. Esto no es posible. ¡¿Qué es todo esto?!
—Es todo, no puedo con esto —sigue hablando, sin darse cuenta de que estoy tan impactada como ella—. Puedo tolerar que llegues borracha, que no me dejes dormir por escuchar tu estúpida música a altas horas de la noche y que nunca tapes el tubito de la crema dental, pero esto ya es otro nivel. Lo siento Roxanne, pero no puedo seguir viviendo así.
«No me llames Roxanne, solo mi madre me llamaba así, ella y... alguna que otra persona que ahora mismo no puedo recordar». Bien, algo bueno sale de todo esto, no viviré más con la pesada. No, ¿qué estoy diciendo? Esto no es bueno. ¡Mi cama está llena de basura! Ugh, ¡esto es asqueroso! ¡¿Y eso que hay ahí es popó de rata?! ¿Cómo pasó esto? Anoche no fui de fiesta, y aunque lo hubiera hecho no estoy tan loca como para llenar mi cama de basura. ¡Ay no! ¡¿Y ahora qué mierda hice anoche?! ¡Ni siquiera bebí! Piensa, piensa, ¡piensa!
Flora está como una loca, caminando de un lado para otro y mirándome con desaprobación. Sí, yo tampoco apruebo que mi cama esté vuelta un chiquero. ¡Qué asco! Hasta siento las piernas pegajosas. ¿Por qué sigo acostada en la basura? ¿Es porque mi mente aún está medio dormida?
—Esto no se queda así.
Ruedo los ojos mientras el sonido de un portazo lleno de ira resuena en la habitación. A lo mejor va a ir por ahí, caminar unos tres o cuatro kilómetros a la redonda —o tal vez más, dependiendo de lo enojada que esté—, luego volverá, me dará otra de sus reprimendas sobre como todo lo que hago le molesta y finalmente su parte pacifista saldrá, haciéndome prometerle que no volveré a hacer lo que sea que la haya molestado. Promesas que por cierto, siempre termino rompiendo.
Me levanto de la cama con asco. Hasta mis piernas tienen restos de basura. ¡Esto es asqueroso! Trato de pensar todo lo que puedo, incluso más allá de mi capacidad cerebral, pero no encuentro una explicación para esto. ¿Acaso estoy tan loca como para haber llenado mi cama de basura mientras dormía? No, esto no es una casualidad. Alguien hizo esto. Pero eso es imposible, nadie tiene la llave de la habitación además de Flora, la señora de administración y yo.
Esto da asco, literalmente.
Al rato Flora vuelve, pero sigue mirándome con desaprobación.
— ¡Flora! Estaba preocupada por ti—le digo, sonriente—Sabes que no puedes irte por ahí sin avisar, ¿verdad? Pudo haberte pasado algo y tú sabes que no quiero que nada malo te suceda.
Normalmente rodaría los ojos y me pediría que me sentara frente a ella para hablar, pero está demasiado seria. Mierda, esto es malo.
— ¿Flora?
—Señorita Knight—abro los ojos a más no poder. ¿Qué hace esa señora aquí? —Recoja sus cosas.
—Pe-Pero...
—Tercera advertencia. Se lo advertí.
Esto no es posible. ¿Es en serio?
— ¿Hermana?
—Hola Holly—suspiro con pesadez.
Mi hermanita le echa un ojo a la pesada maleta que llevo a un lado. Esto es un desastre, ¿cómo pasó esto? Estas cosas suceden cuando no tienes buena reputación, suele pasar que nadie te cree. Es verdad que no me he portado del todo bien en la residencia, pero esto es demasiado. Esta vez Flora no me quiso perdonar. ¡Ni siquiera fue mi culpa, joder! ¡Ahhhh! Necesito encontrar un cuarto vacío para gritar, o un espacio muy abierto.
Holly se tapa la nariz. Lo peor de todo es que no he podido quitarme del todo el olor a basura.
— ¿Qué pasó?
—Me echaron de la residencia—murmuro con vergüenza.
Holly me mira con desaprobación.
— ¿Qué hiciste?
No mamá Holly, ahora no. ¿Es mi impresión o todos están más prevenidos sobre mí últimamente?
—No me mires así, esta vez no hice nada malo—le digo, derrotada—. Lo cual es extraño, porque por lo general siempre hago algo malo, algo de lo que no me avergüenzo, en realidad.
¿Así que esto es lo que se siente ser víctima de una injusticia? Wow, creo que no experimentaba este sentimiento hace mucho tiempo. Ni siquiera sé cómo Holly ha logrado soportarme a su lado tanto tiempo, sin duda me quiere mucho. Tanto que se hace a un lado para dejar que entre yo, su apestosa hermana, a su pulcro e impecable recinto.
—Violet está en clase —menciona, tapándose la nariz con la manga de su chaqueta.
—Deja de hacer eso—murmuro.
— ¿Qué? Hueles horrible.
—Lo sé. Desperté entre un montón de basura.
— ¿Otra vez despertaste en el basurero? —pregunta, cruzándose de brazos.
— ¡No! ¡Y eso solo pasó dos veces! —Y es una larga historia que no quiero recordar ahora—. ¿Puedo quedarme aquí un tiempo mientras veo cómo arreglar lo de la residencia? ¡Te juro que no haré ruido!
Holly parece dudosa entre ayudar a su hermana y seguir la normativa de la residencia. A diferencia de mí, ella es muy respetuosa con las normas civiles, y con cualquier tipo de norma en general. Si mamá estuviera viva estaría más orgullosa de ella que de mí. Bueno, si estuviera viva nosotras seríamos personas diferentes.
—Tengo un colchón, si lo quieres usar.
— ¡Sí! — ¡Qué bien! No quiero dormir en una banca en el parque—. Gracias, gracias, ¡gracias!
Me abalanzo a abrazarla con efusividad. Mi hermanita, ¡es tan adorable! Es con la única que puedo contar al cien por ciento y que sé que nunca me dará la espalda. Bueno, también están los chicos de la banda, pero Holly es mi familia y lo más cercano que tengo a un amor fraternal.
—Deberías darte una ducha—murmura entre mi abrazo, fastidiada.
Me río. ¿Es porque estoy oliendo a basura? ¡Ay, Holly siempre tan aseada!
— ¿Estás rechazando un abrazo de tu hermana, pequeñita?
— No me llames pequeñita—bufa con timidez.
— Sé que te encanta que te llame así.
—Que no.
—Que sí.
—Que no.
—Que sí.
Holly rueda los ojos y sonríe, como si supiera que no hay caso en tratar de convencerme de algo. ¡Pues no, no lo hay! Por ahora solo me queda averiguar quién está detrás de todo esto, y ya tengo un sospechoso en mente.
Tengo afán en llegar a clase, hoy ese desgraciado me va a oír. Trato de llegar temprano, así tendré tiempo de romperle un par de huesos antes de que empiecen las clases. Pero llego tarde de nuevo. Quitarme el olor a basura con un buen baño tomó más tiempo del que creía.
Ahora solo tengo que encontrar a ese infeliz. Y ahí está, sentado en su sitio con la mirada al frente y con una expresión de molestia más marcada que de costumbre. No sé cómo cojones alguien conseguiría la llave de mi habitación y la llenaría de basura para lograr que me echaran a la calle, pero si hay algo que me quedó claro es que el nerd tiene los contactos suficientes para tener lo que se le antoje. La llave de mi habitación no es una excepción a eso.
Tengo dos opciones: una es partirle la cara, o dos partirle la cara.
Nos quitó los instrumentos, cerró el garaje y me secuestró. ¡La niñita me secuestró! Todo esto tiene que ser una jodida broma, pero ahora mismo me va a oír.
Me paro frente a su escritorio y golpeo la mesa con mi puño. Ni se inmuta. La clase se queda en un silencio sepulcral, pero a mí no me importa. Necesito que me mire. Vamos niño, dame tu atención que necesito decirte un par de cosas en la cara antes de que te golpee. No puedo creer que él haya frenado toda la actividad de la banda solo por su estúpido capricho.
Grenford alza la mirada. No parece atemorizado, lo cual es raro. Por lo general reaccionaría de alguna forma.
— ¡Señorita Knight! ¡¿Qué significa esto?!
No digo nada. Me quedo mirando al niñato con rabia, mientras él no despega sus ojos de los míos. Viéndolo tan de cerca, es extraño. Sus ojos se ven oscurecidos. Reconozco esos ojos. Eran los mismos que yo tenía años atrás, cuando perdí toda la esperanza. Me río con sarcasmo. ¿Me estás diciendo que el nerd está deprimido y que seguramente tiene una razón válida detrás? No voy a jugar a eso. Ni loca voy a ponerme de su lado.
— ¡Señorita Knight!
Es inútil, no puedo confrontarlo aquí. Hay demasiada gente con la atención puesta en nosotros y no puedo arriesgar la beca. Bufo y me echo para atrás.
—Tú me vas a escuchar—farfullo, solo para que él me oiga.
No hay caso por ahora. Ante los ojos de los demás sigo mi camino y me desplomo en mi sitio. Saco un chicle de mi boca y lo mastico. Todos excepto la niña no dejan de verme.
— ¿Qué? ¿Nunca han visto a alguien comerse un chicle? ¡Profesor, no tenemos todo el día!
El profesor rueda los ojos como diciendo «No hay caso con esta chica» y continúa la clase. Pero no me puedo concentrar, solo quiero que llegue la hora del almuerzo para poder confrontarlo y que detenga toda esta locura de una buena vez. Solo es un nerd y eso es lo que va a seguir siendo, aunque no lo quiera.
No quiero que se meta en mi camino.
—Félix, ¿puedes repetirme la segunda pregunta? —le dice la otra nerd. Él no le responde—. ¿Félix? ¡Félix!
Alzo una ceja en su dirección. ¿Y ahora qué le pasa a ese?
—Señor Grenford, me sorprende que usted esté llamando tanto la atención el día de hoy —dice el viejo de repente, mirándolo—. Le pido por favor que deje sus temas personales fuera de mi aula de clase.
Él no responde, y por un momento recuerdo algo que no quiero traer a mi mente. Por una milésima de segundo me siento mal por él, pero luego me acuerdo de todo lo que nos hizo a la banda y a mí, y se me pasa. Empuño la mano con rabia. Las disqueras... la oportunidad que tanto he buscado y él lo arruinó. Él quiere vernos caer. No sabe cómo lo odio.
El que va a caer vas a ser tú, maldito infeliz.
Cuando terminan las clases veo mi oportunidad para enfrentar al nerd. Tiene que morder el polvo por lo que está haciendo, ¡estoy casi segura de que él está detrás de todo esto! Es el único que tiene las influencias suficientes como para haber llegado hasta mi habitación y llenarla de basura para que me echaran. ¿Acaso no se puede caer más bajo?
El viejo dice las últimas palabras de la clase y me preparo para interceptar al nerd, pero la mirada asustada de Holly en la entrada del salón me desconcentra por completo. Grenford pasa por su lado con rapidez y se va, sin tan siquiera esperar a su amiguita que lo persigue como perro faldero. ¡Mierda! ¡¿Ahora donde se supone que lo encuentre?!
El enojo se esfuma cuando regreso la mirada a mi hermanita, tan pálida como la nieve. Me acerco a ella rápidamente y le pregunto:
— ¿Qué pasa?
—Nuestros instrumentos están... están...
«Sí, están secuestrados por Grenford».
—Lo sé. Holly, yo-
—Los destruyeron...—se lleva las manos al rostro—. Los destruyeron, Roxy...
Me quedo lívida. ¿Qué mierda? Se supone que Grenford solo los destruiría si yo abría la boca. Corro junto a Holly hacia el garaje, sintiendo que voy a vomitar.
Al llegar al garaje puedo ver los pedazos de algo tirados en el suelo frente a la puerta cerrada del garaje mientras los chicos observan en silencio. Me quedo pálida, esos pedazos de color blanco, las cuerdas, todo... es la guitarra de Holly. ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué haces esto?! ¡No te hice nada, maldito niño con dinero!
—Es mi guitarra...—dice Holly con la voz temblorosa—. Está destruida...
Los demás también se ven pálidos. Solo está la guitarra de Holly, pero no hay señales de los demás instrumentos. Esto es una amenaza. Me está amenazando, demostrándome que cumplirá con lo que dijo si no guardo silencio y cedo a sus exigencias. Es un enfermo, eso es lo que es. Me llevo las manos al rostro y suspiro con fuerza. Esto no puede estar pasando.
—Nos cancelaron el concierto de mañana—me dice Ashton.
— ¿Qué? —Tengo una sensación helada en el pecho—. ¡¿Por qué?!
—No lo sé. Pero no quieren que volvamos a presentarnos ni en Finisterra, ni en ningún otro lado. Encontré esto.
Me tiende un volante. Lo leo y siento la ira hervir entre mis venas. Ese pedazo de animal no estaba bromeando, va en serio con todo esto. Nos están prohibiendo el acceso al local. Es ridículo.
—Está por muchos bares de la zona.
Me río con cinismo.
— ¿Problemática? ¡Yo no he hecho nada!
—Ay, por favor—Derek rueda los ojos—. Eres la que más problemas nos causas a todos. ¿Ya olvidaste cuando hiciste enojar a ese jefe de la mafia? ¡Tenemos suerte de estar vivos ahora!
Desvío la mirada, incómoda.
—Eso es otro asunto.
—Roxy—Ashton me pone las manos sobre los hombros, mirándome con seriedad—. Dime que tú no tienes nada que ver en esto.
Trago grueso. No puedo decirles. Félix Grenford juró llegar hasta las últimas consecuencias si no lo ayudaba y lo está haciendo. No puedo decirles que me metí en problemas otra vez. Siempre soy la oveja negra de la banda. Incluso mi hermana parece estar a punto de llorar al ver su guitarra hecha pedazos. Quiero gritar. ¿No se supone que Holly era algo así como su amiga? ¿Cómo pudo hacer esto?
— ¿Me lo juras?
Quito su mano de mi hombro, ofuscada. Creo que hoy no voy a poder hablar con Grenford. Ashton y yo vamos por los diferentes bares de la ciudad tratando de aclarar la situación. Ninguno quiere que Danger Knight toque en su establecimiento, a pesar de la confianza que habíamos logrado con ellos.
—Roxy, cariño, eres muy problemática.
—Vamos Bob, no puedes hacernos esto. Por los viejos tiempos, ayúdanos.
El viejo Bob niega mientras limpia un vaso de cerveza.
—Lo siento cariño, esta vez no puedo ayudarlos.
Ese imbécil de Grenford debe estar detrás de todo esto, pero apenas lo agarre me va a escuchar. Quiero ir ahora mismo y partirle la cara, pero no puedo si Ashton está pegado a mi lado todo el rato como mosca. Va a empezar a hacer preguntas. No quiero que la banda me odie, ellos son muy importantes para mí. Comienzo a sentir miedo de verdad. No quiero perder todo por lo que he luchado.
No quiero.
La banda, nuestros sueños, todo. No quiero que se vaya a la basura solo por las exigencias de un niño mimado.
—Holly me contó lo que pasó con tu residencia —dice Ashton mientras volvemos a la universidad.
Hermanita, te amo pero a veces no sabes cuándo cerrar la boca.
—Es extraño que todo esto esté pasando a tu alrededor. Roxy, por favor dinos qué has hecho ahora.
No quiero que me odien. Los he vuelto a decepcionar, he vuelto a fallarles, cuando pasó lo del mafioso incluso amenazaron con sacarme de la banda. Estoy acorralada. Por favor, no quiero esto, quiero que todo vuelva a la normalidad, nosotros tocando y divirtiéndonos como en los viejos tiempos.
Tengo mucho miedo. No quiero que todo eso desaparezca.
—No he hecho nada.
Ashton agacha la mirada, realmente triste.
—Estamos acorralados. Sin instrumentos, sin donde presentarnos, sin oportunidades con las disqueras... tal vez tendremos que detenernos por un tiempo hasta que encontremos instrumentos, y un lugar para tocar. Si no lo logramos entonces...
¿Qué...?
— ¡No! —lo freno, parándome frente a él. Maldito Félix Grenford, como lo aborrezco. Quiero llorar. Por favor Ashton, no me hagas esto—. Encontraremos una solución, encontraremos un nuevo lugar para tocar, conseguiremos instrumentos y seguiremos intentando con las disqueras. No podemos rendirnos.
Aunque esas palabras salen de mi boca, sé que incluso si hacemos todo eso, Grenford volverá a quitarnos todo. Pánico. Siento pánico ante la idea de que la banda, mi fuente de estabilidad y mi sueño más grande, desaparezca.
—Nos han quitado todo—murmura él—. Tendremos que pausar, y no hay salida para eso. Esta vez no.
Ashton sigue caminando sin tan siquiera escuchar lo que tengo que decir. Creo que voy a desmayarme.
Odio a los nerds, pero amo más a la banda, con toda mi alma. No quiero que muera.
No quiero.
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¡Buenas! ¿Como les va? ¡Espero que se estén cuidando mucho! ¡Ya saben, Maria los quiere vivos! :3 Al parecer Félix está cumpliendo con su amenaza :0 ¿Pero qué tan lejos podrá llegar?
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