6. Egoísta.
Lucy juega con su muñeca sobre la cama. Es la única de sus muñecas de la infancia que conserva, y a pesar de tener quince años no parece haber dejado ese hábito. La muñeca la calma. Ella ha tenido crisis de pánico en el pasado por lo que a veces no puedo evitar preocuparme, pero está mucho mejor ahora. Nunca supe cuál fue el origen de los ataques. Yo a veces también me he sentido asfixiado, pero no a ese nivel. Recuerdo la vez que terminó en el hospital debido a eso, ni mamá ni papá estaban enterados de lo que sucedía con ella, y aunque yo ya había empezado a sospecharlo, no fue hasta ese momento que todo estalló.
A veces no puedo evitar pensar que Lucy también está siendo afectada por el encierro. Pero ahora se ha convencido a sí misma de que está mejor encerrada. Sale al exterior pero no es muy sociable, es como una versión juvenil de mamá. Soberbia, narcisista y solitaria, pero a la misma vez sonriente.
—Que linda estas hoy, Molly —le dice a su muñeca mientras peina su cabello con sus dedos.
—Me preocupas, hermana—murmuro, perturbado.
Alza la mirada, asesinándome en su mente.
—Estoy bien.
— ¿Sí?
—Sí.
Suspiro.
— ¿Qué hay de ti? —Pregunta sin dejar de mirar su muñeca—. ¿Has hecho algo con tu vida?
—He hecho muchas cosas con mi vida.
—Tú quieres salir, ¿verdad Félix? —Me sorprende que sepa eso—. No lo ocultas tan bien. Pero desde que te fuiste de aquí no he visto mucho cambio.
—Es difícil—muevo mis manos con nerviosismo.
Hay muchos obstáculos en el camino y Roxy es uno de ellos. Cuando me rechazó al pedirle mi favor, no tuve que pensarlo dos veces para saber a quién debía llamar. Mamá no estaba en casa en ese momento así que Lucy tomó el teléfono. Pero entonces me detuve: ¿De verdad estaba dispuesto a pasar por encima de mis principios para obtener lo que quería?
—Tus principios no te van a dar lo que quieres. Esa chica no te escuchará si tú no te haces escuchar.
—Traté de hablar con ella, pero ni siquiera me dio la oportunidad —agacho la mirada—. No lo entiendo. Se supone que hablando se solucionan las cosas.
—Eres un tonto, hermanito —me dice, poniendo su muñeca frente a mí — ¡Pregúntale a Molly si hablar le ha resuelto algo en la vida!
No voy a preguntarle eso, es una muñeca. ¿Cómo pueden creer papá y mamá que Lucy ya está bien? O tal vez simplemente le gusta fingir que juega con la muñeca. Será mejor que no piense mucho más allá o terminaré en territorios en los que no me quiero meter.
—Hablar no sirve para gente como tú o como yo. Yo soy muy recta y tú demasiado educado. La gente no espera de nosotros nada fuera de lo común. Somos el tipo de personas de las que no se puede esperar que actuemos diferente a lo que todos piensan, pero a diferencia de ellos tenemos poder—mira sus manos—. Si no pueden escucharnos por lo que somos, tenemos que hacer que nos escuchen.
¿De verdad es así? No lo niego, es cierto que la gente suele deducir al verme qué tipo de persona soy y cuál es mi futuro. Se sienten orgullosos por eso, pero yo no me siento así. Estoy cansado de esta vida. Llegar a mi cuarto cada día después de clase me hace sentir patético, ya no quiero seguir haciéndolo. A veces incluso me quedo caminando solo por cualquier lugar, donde sea, con tal de no llegar a la soledad de mi habitación al final del día. Solo quiero que este ciclo termine.
— ¿Y entonces que hago?
—Métete con algo que le duela —dice Lucy, moviendo una mano de su muñeca—. Cuando se meten con lo que amas, ya no puedes ignorar a esa persona.
¿Algo que le duela? Roxy ama mucho a la banda y se desvive por ella, pero yo los admiro. Los demás chicos de la banda no me rechazaron, ¿por qué les haría daño? Roxy es la única que parece tener algo contra mí, lo cual me duele porque ella es la que más me importa de toda la banda.
—No quiero hacerle daño—digo.
—Pero ella si quiere hacerte daño, Félix. Ella es así porque se cree la reina del universo y en cierto sentido eso no es malo —me señala con su uña pintada de un rosa demasiado chillón—. Pero tú tampoco te debes dejar aplastar. Tienes algo que ella no y es poder. Úsalo.
—Pero... ¿y si eso me vuelve una mala persona?
—Nadie es buena persona por completo, hermanito. Y ella es mala persona y nadie le dice nada. ¿O acaso quieres seguir así cómo estás?
No necesitaba plantearme la respuesta a eso.
Yo tengo poder, cosa que ella no. Ella tiene libertad, cosa que a mí me falta. No había que ser demasiado listo para saber que ambos podíamos ayudarnos el uno al otro. Teníamos lo que al otro le faltaba, así que solo debía proponerle el trato de su vida. Pero no podía hacerlo, eso era mostrarme débil y eso le daría poder a Roxy sobre mí. Ella no es quien tiene el poder en este momento.
Aunque ella tenga libertad, el poder es mío y lo voy a usar.
— ¿Qué están...? ¡¿Pero qué?!
Roxy se revuelve en su silla tratando de liberarse. Era necesario. Si la dejaba suelta probablemente trataría de reventarme la cabeza por haberla traído hasta aquí. Comienza a gritar que la suelten, a insultar y a amenazar, pero no le tengo miedo si está amarrada. Me tiemblan las manos. ¿De verdad voy a hacer esto? ¿Al final soy como el resto de los miembros de mi familia?
Esta es la única forma de que me escuche.
—Roxy.
Alza la mirada hacia mí con ojos amenazantes. Al principio le cuesta reconocer lo que tiene en frente, luego parece pasar a la confusión y vuelve a la rabia, para finalmente mostrar burla.
— ¿Tú? —sonríe con desdén —. Vamos, suéltame y olvidemos esto.
Niego con la cabeza. No, no es tan fácil. Para ella lo es, pero para mí no, solo ya no puedo soportar volver a esa habitación con el mismo vacío en el corazón un día más.
—Oye nerd, te dije que me sueltes. Tus bromas dan asco.
¿Cree que es una broma? Incluso con los dos mastodontes a sus lados, ella sigue pensando que realmente no tengo el valor para hacer esto, a pesar de que ya lo hice. Es como Lucy lo dijo. Las personas como nosotros no seremos escuchadas por lo que somos, sino que tenemos que hacer algo para que nos escuchen.
Debo usar el poder que ella no tiene. Odio la idea de hacerle daño a la banda que tanto admiro. Odio pensar que ya no sacarán más canciones por mi culpa, al menos por unos días. Simplemente ya no puedo soportarlo más, estoy en el punto en el que no me importa si la banda tiene que pagar el precio por las decisiones de Roxy.
Me siento frente a ella con la mesa de madera separándonos. No deja de mirarme de arriba a abajo, como preguntándose donde está la trampa. Roxy, ya estás en ella.
— ¿Cómo era que te llamabas? —pregunta, sonriendo de medio lado.
Aprieto los puños en mi regazo. Solo quiere hacerme sentir débil, quiere burlarse de mí. ¿Por qué, Roxy? Tú significas mucho para mí. Verte perseguir tu sueño es lo que me motivaba a perseguir el mío. ¿Por qué no crees que pueda conseguirlo?
—Perdóname, pero no me dejaste alternativa—le digo con voz seria.
Tiro algunos papeles en la mesa frente a nosotros. Ella se estira para tratar de leer lo que dicen, y a medida que sus ojos recorren las letras del papel su sonrisa se va desvaneciendo. Comienza a comprender que esto no es una broma, que voy muy en serio.
— ¿De donde sacaste eso? —pregunta, algo pálida.
—Las disqueras me enviaron una copia de los correos que te enviaron. Yo se los pedí.
Alza la mirada mientras un mechón rosa cae sobre sus ojos. Ahora parece más hostil.
— ¿Qué quieres decir?
Perdóname Roxy. Puede que Lucy tuviera razón, al final soy como ella y como mi madre: utilizando el poder para que los demás hagan lo que yo quiero. Aunque es la primera vez que hago algo así, ¿esto es lo que estoy destinado a ser? ¿No puedo cambiar? Si no puedo hacer nada, si de verdad no sirvo para nada más... no pierdo nada quitándote lo que más amas para tratar de que al menos tú pienses lo contrario.
—Yo intervine para que las disqueras te rechazaran.
Los guardaespaldas de mi madre no tardan más de dos segundos en reaccionar. Agarran a Roxy cuando ésta intenta abalanzarse sobre mí, pero no puede hacer mucho con las manos atadas. Su rabia es imposible de ocultar. Sí, así es como me siento yo cada vez que gente como ella intenta aplastarme. Ahora sabes lo que se siente.
Se echa para atrás y se ríe.
—Claro que no. Eres el nerd de la universidad, no tienes las pelotas de hacer eso.
Sabía que no me iba a creer. Chasqueo los dedos y uno de los hombres se mueve para traer algo que está en el fondo de la habitación oscura. Roxy sigue los movimientos del hombre en silencio, y cuando éste regresa con el objeto en sus manos se queda lívida.
—Eres un hijo de...
— ¿Me crees ahora?
— ¡Estás muerto!
Trata de abalanzarse contra mí de nuevo, pero el guardia es mucho mas grande que ella y no la deja mover. Da patadas al aire mientras grita, su cabello rosa volando por todas partes y sus ojos llenos de rabia. Toda ella concentrada en una sola cosa: acabar conmigo.
Quiero llorar, odio ver en lo que me he convertido. Me odio completamente. Es extraño, no pensé que así es como pasarían las cosas. Ella es la mujer a la que admiro, ¿por qué tiene que odiarme? ¿Por qué no puede creer que yo tengo posibilidades al igual que los demás? Sé que mucha gente piensa como ella. ¿Por qué? Yo no elegí ser así. Yo no pedí nada de esto.
En un movimiento brusco Roxy le da una patada a la mesa mandándola a volar hacia mí y uno de los guardias de mi madre se precipita y me cubre para que la mesa no me dé en la cara. Que patético soy, porque sé que ahora mismo soy tan débil que ni siquiera habría reaccionado a tiempo para cubrirme.
Estoy cansado de ser así. Ella lo tiene todo. Simplemente es injusto.
Cuando alzo la mirada está con los brazos colgando y la cabeza agachada. Solo el guardia que la mantiene agarrada evita que caiga al suelo.
—Niño, no sabes con quien te estás metiendo... —se ríe ella—. Fuiste tú, ¿no? Tú fuiste quien hizo que nos quitaran el garaje.
—Sí.
— ¿Por qué? ¿Ah? ¿Por tu estúpido juego de querer ser libre? —se remueve incómoda, tratando de que el guardaespaldas la suelte—. ¡¿Por qué tienes la guitarra de Holly?!
—No solo tengo la de Holly.
Abre los ojos en expresión de sorpresa, pero poco a poco vuelve a la furia.
—¡Devuélvelos!
—No.
— ¡Eres una maldita escoria! ¡Cuando te ponga las manos encima...!
—No harás eso—me pongo de pie—. Roxy... hay una forma fácil de salir de esto.
Solo tiene que ayudarme a salir de este círculo vicioso, es todo lo que pido. ¿Acaso es mucho pedir?
— ¿Que simplemente te aceptes como eres y me dejes en paz?
—No.
— ¡Estás bien así! ¡Tienes dinero, eres estudioso, tienes-!
— ¡Nada! —la interrumpo.
Ella no lo entiende. No sabe lo que se siente vivir todo el tiempo con otra cosa que no sean tus propios pensamientos. Están ahí en tu cabeza todo el tiempo, tratando de acabar contigo, de destruirte. No entiende que no hay estímulo del exterior que pueda hacer que las voces de mi cabeza se vayan ni por un segundo, porque todo lo que hago es permanecer encerrado. Ella no entiende la desesperación que siento todos los días, en especial cuando debo volver a la residencia después de clases. Las materias de la universidad son una de las pocas cosas que me permiten salir y no volverme loco. Si no fuera por eso...
—No tengo nada—murmuro. Ella parece ponerme atención por un momento—. Todo lo que tengo son mis pensamientos y están volviéndome loco.
Mi voz comienza a sonar desesperada. Es solo que ya no quiero vivir así. No quiero pasar un día más de mi vida pensando que esta es la única forma de vivir y que debo aceptarla.
—Estoy harto de esta vida. Quiero que sea diferente... Ya no quiero vivir así. ¿Por qué no puedes entender eso? Lo único que quiero es cambiar y tú crees que no puedo. ¡Incluso hiciste una estúpida exposición en clase para dejarme eso en claro!
Sonríe por un momento como si estuviera recordando algo bueno, pero su sonrisa no parece tan maliciosa.
—Sí, eso fue divertido.
— ¡No lo fue! ¡Te burlaste de mí!
—Burlarme de ti es divertido —se ríe.
No, no es divertido. ¡Nada de esto es divertido! Si tan solo se pusiera en mis zapatos, si sintiera la incertidumbre y la desesperación que yo tengo que soportar sería más comprensiva. Pero se cree la reina porque contó con la suerte de tener una vida más afortunada que la mía. Una vida con más gente, más aventuras y más sueños. Ella no tuvo que ver los atardeceres caer uno tras otro sin que ningún cambio sucediera en su vida.
Roxy se pone seria y me mira con hostilidad.
—Dame la guitarra.
—No.
—Son nuestros instrumentos, devuélvelos. ¡¿Por qué haces esto?! —Se enoja de nuevo. Trata de liberarse con fuerza, pero el guardaespaldas es demasiado fuerte — ¡Devuélvenos el garaje y nuestros instrumentos, maldita sea! ¡¿Qué es lo que quieres?!
—Tú sabes que es lo que quiero.
— ¡Ja! No tengo por qué ayudarte. No es mi culpa que seas un perdedor.
Le echo una mirada al guardaespaldas a mi lado, asintiendo en su dirección. Él entiende mi señal y se lleva la guitarra de Holly.
— ¡Espera, mierda! ¡Devuelve eso!
—No.
— ¡Joder! ¡Ya basta Grenford! ¡Basta de todo esto! ¡Es suficiente!
Sigue sin creer que sea capaz de hacer esto, de verdad me cree tan inútil. Pero esta vez las cosas no se van a quedar así. Estoy harto de tener que soportar esta situación y ella no quiere entenderlo. Ni siquiera le estoy pidiendo algo descabellado.
Si ella me ayuda yo puedo ayudarla. Puedo conseguirle un contrato con una disquera; si me da libertad yo puedo darle poder. Podemos ayudarnos el uno al otro.
— ¡¿Qué no lo entiendes?! —Grita— ¡Simplemente no quiero estar cerca de ti!
Sus palabras me queman de golpe, tanto que por un momento pierdo el equilibrio. No, por favor no digas eso. Ni siquiera me conoces.
— ¿Por qué? —pregunto. Mi voz suena desestabilizada —. Nunca habíamos cruzado la palabra... ¿por qué me odias? ¡No te hice nada!
—No quiero estar cerca de gente como tú. No me gustan los nerds y ya está.
— ¿Por qué? ¡¿Por qué, Roxy?!
—No es tu problema—contesta con la voz apagada—. Solo déjame ir y arregla todo el daño que causaste.
No, no puedo llorar frente a ella. Solo voy a verme más patético y desesperado, no permitiré que me vea de esa forma.
—No.
— ¡Grenford! —me grita, colérica. Sus ojos tiemblan, está desesperada pero el orgullo no la deja ceder— ¡Te voy a partir el puto cráneo cuando tus niñeras no estén cerca si no arreglas todo esto!
Es suficiente. No puedo con esto. Quiero ir a la habitación y esconderme, pero no puedo. Yo también quiero tener una oportunidad, pero Lucy decía la verdad. Para los demás, gente como nosotros que no sabe socializar bien, somos un cero.
—Hazlo y tus instrumentos se harán pedazos. También si le dices algo a la banda. Si te atreves, olvídate de tus instrumentos y de la banda para siempre.
— ¿Qué...? ¡No puedes estar hablando en serio!
— ¿Me ayudarás?
— ¡No! ¡Primero muerta!
Me echo para atrás. Ni siquiera esto fue capaz de convencerla, a pesar de que su banda está en riesgo no fue capaz de olvidar su egoísmo y sus motivos para ayudarme.
—Eres tan... tan egoísta —me río con tristeza. ¿Esta es Roxy Knight, la chica que admiro? ¿Así es como son las cosas? —. ¿De qué sirve tener una banda y ser admirada si eres una mierda de persona?
— ¿Qué...?
—Ni siquiera te importa que esto le haga daño a la banda.
— ¡No intentes manipularme! —me grita. Está tan ciega que no le importa el bienestar de otros más que el suyo.
—Si tú no te das cuenta sola, Roxy... te voy a ayudar.
Eres egoísta, tan egoísta. Narcisista. Solo piensas en ti. No te importa nadie más, no te importa la banda, no te importa Holly, todo es una máscara. Por eso crees que no puedo cambiar. No te importo yo.
— ¡Grenford! —grita hecha una furia.
— ¿Me vas a ayudar?
— ¡No!
—Bien—me enderezo y acomodo mis gafas—. Entonces asume las consecuencias.
Chasqueo los dedos y uno de los mastodontes vuelve a presionar el pañuelo contra su nariz. No voy a arriesgarme a que se vaya por su propio pie y sepa dónde estamos, no será muy profesional en mi primer secuestro. Ella trata de resistirse como un animal salvaje revolviéndose con desesperación, pero finalmente pierde la consciencia. Parece una persona completamente diferente estando inconsciente, tan inocente, tan ajena a todo.
Cuando llego a mi habitación veo el poster de Danger Knight orgullosamente pegado en mi pared. Dejo las gafas a un lado y sobo mis ojos con fuerza. Entonces lloro. Lloro por toda esta mierda, porque Roxy no fue capaz de comprender a pesar de todo lo que hay en riesgo, porque me convertí en la misma clase de escoria de mi familia. Doy asco.
Caigo de rodillas frente al cartel y aprieto los puños contra mis rodillas. Duele. Duele mucho. Quisiera dejar de respirar.
¿Qué he hecho? Me quiero morir.
—Perdóname Roxy... Perdóname.
La admiro. La admiro mucho a pesar de lo que hizo, porque fue capaz de crear una banda y cobrar fuerza entre los estudiantes. Pero ella... ella... ella necesita una lección.
Ya no me importa lo que pase conmigo ni en qué clase de persona me convierta. Preferiría cualquier cosa a esto.
Ya no me importa nada.
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Cuando estás leyendo una novela pero terminas en El Padrino.
¡Hola a todos! Muchas gracias a quienes le están dando la oportunidad a esta historia :D, es un poco fuera de lo normal que escribo porque esta vez ella está loca >:v ¡Pero no la odien! Que en el futuro van a querer darle amor :3 O al menos eso espero. Por ahora guarden las antorchas D:
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