14. Falsa esperanza.
Me siento como un idiota. Rechacé a Anna, la única persona que me quedaba y ahora me he quedado completamente solo. Ella fue la única de mis amigos que sobrevivió a medida que fueron pasando los semestres, porque la verdad es que entre más avanzas, más amigos pierdes pero más ganas. O se supone que así funciona. Para mí funciona diferente, aquellos amigos que tenía al principio fueron desapareciendo hasta que solo quedó ella. Pero presumir de mi estatus social es algo que no debió hacer, no cuando lo único que quería era que me miraran como un igual. Es como si ella estuviera más orgullosa de mi futuro que yo mismo.
Ahora Roxy mantiene detrás de mí pero estoy seguro de que tiene una razón para hacerlo y no es buena. No me interesa interactuar con ella si lo único que busca es hundirme aún más. Por más que tenga razón sobre el hecho de que no puedo echarme a morir, mi mente no dejará pasar lo ocurrido tan fácilmente.
Y a pesar de todo estoy aquí bajo un árbol escuchando sus canciones. Por sus letras parecía que comprendería la situación, que al menos me escucharía. Pero no fue así. Solo son letras fabricadas, huecas y sin sentido, que no tienen un objetivo real. Me siento estúpido por haber creído en una mentira.
Suspiro. Solo debo cerrar los ojos, esperar que todo pase y aguantar hasta la graduación, donde me podré alejar de todos ellos para siempre. ¿Y luego qué? Tomaré el control de la empresa de mi padre...
No se pusieron para nada contentos por lo que pasó en aquella fiesta. No por la humillación, sino por lo que eso acarreó luego para mi apellido. Para todos, los Grenford se volvieron más viles y crueles al punto de que adquirieron mala reputación. A esta universidad vienen muchos hijos de padres ricos, por lo que la voz llegó hasta sus padres y el resto es historia.
— ¡Es increíble! ¡¿En qué estabas pensando al mezclarte con esos plebeyos?! —grita mi madre, colérica. Me tira el sobre manila con el resultado del médico—. Esto es lo que te ganas por meterte con esa gente. ¡Nos humillaste frente a todos nuestros amigos! ¡Los amigos de tu padre!
Cojo la carpeta y la abro para leer su contenido. No puede ser.
—Mamá...
—Hablé con tu padre—me da la espalda. Eso es malo—. Está furioso.
— ¿Qué dijo?
—De ahora en adelante solo te dedicarás a estudiar. ¡Olvídate de amigos! ¡De salir! ¡De todo! ¡Te vas a dedicar a estudiar, a sacar buenas notas y vas a ser un hombre exitoso, cueste lo que cueste!
Cierro los ojos con fuerza. Ella no entiende que el tipo de éxito que quiere que tenga es vacío. Piensa como Anna. Como todos ellos. Y aunque eso fue lo que dijo, lo único que siento es la presión, pero no la obligación. Tal vez por eso mis notas han bajado tanto. ¿De verdad algun día esto va a terminar?
—Bueno, bueno—salto en mi sitio. Roxy se asoma al árbol donde estoy sentado—. Eres un gusano escurridizo.
La miro con rabia. Ella no entiende hasta que nivel lo empeoró todo. Antes tenía algo de libertad, pero ahora parece que tengo aún menos.
La ignoro mientras devuelvo la vista al celular. A pesar de todo sigo escuchando sus canciones. ¿Qué me pasa?
— ¿Eran mentira las letras de tus canciones? — se me da por preguntar.
— ¿Qué?
—Quiero decir, hablas sobre el deseo de ser aceptado. Hablabas como si lo entendieras—murmuro, mirando el celular en mi mano—, pero no lo entiendes.
— ¿Por qué lo dices? —pregunta, arrodillándose a mi lado. Cuando nota que tengo un audífono puesto, agarra el celular— ¿Qué estás escuchando?
—Es la última canción que estrenaron, Lost in heaven—contesto, desviando la mirada con incomodidad.
—Ah sí—sonríe, poniéndose uno de mis audífonos. ¿Quién le dijo que podía tomarse esas confianzas?
Roxy canta bajito mientras escucha la canción, sonriendo. Es tan engreída que la pone feliz escucharse a sí misma en una canción. Solo quiero que se vaya, ¿cómo puede ser feliz con una mentira como esa canción?
—Es pura mercadotecnia, ¿no? —pregunto—. Hacen las canciones de lo que creen que más pegará entre los adolescentes.
—No es así—se ofusca, quitándose el audífono—. Todas las canciones son reales.
— ¿Ah sí? ¿Y qué hay de esta? —Le quito mi celular—. ¿En quién está inspirada? ¿En Holly? ¿En Ashton? ¿En Derek?
—En mí.
Me río. Eso no es posible, comenzando porque fue ella la que empezó todo esto. Debe estar inspirado en alguien más.
— ¿De qué te ríes? —se cruza de brazos.
—No, es que... hablas de aceptación, pero te has asegurado de que nadie me acepte.
— ¡Eso fue porque me hiciste enojar! Además... no justifico tus acciones así como tampoco las mías.
—No tiene sentido. Esta canción habla de aceptación, pero a ti todos te aceptan.
—Puede ser—suspira. Se pone de pie—. Te dejaré con el misterio.
No lo entiendo. La canción no trata de ella, debe estar mintiendo. Solo está jugando con mi mente de nuevo. Es mejor que se vaya.
—Ven—me tiende la mano.
La miro con desconfianza. Se supone que solo me concentre en estudiar, no debería hacer nada más. Como si no hubiera aprendido algo con la primera vez.
Cuando ve que no tomo su mano, rueda los ojos y me jala del brazo para obligarme a levantarme.
— ¿Has montado en una motocicleta antes? —pregunta.
—Pues... no.
—Wow, sí que no has vivido nada—dice. La fulmino con la mirada, enfadado. Ella es la que menos tiene derecho a juzgarme—. Bien, me callaré. Pero ven, te mostraré a mi bebé.
¿A su bebé? ¿Acaso Roxy es madre? Pero no puedo pensar mucho porque me jala hacia alguna parte. Pasamos por diferentes sitios hasta que llegamos al estacionamiento. No quiero irme muy lejos, debo ir a clase incluso si no sirve de nada.
—No quiero alejarme mucho de la facultad—me quejo.
—Félix, la facultad está ahí—me regaña, señalando el edificio a unos pocos metros de distancia.
Lo suficientemente lejos.
—Es suficiente para mí.
Roxy suspira con cansancio y me hace dar la vuelta. Allí hay una motocicleta negra, le queda bastante bien con la personalidad. ¿Acaso podría ser más cliché?
—Eres un cliché con patas—me río.
— ¿Por qué?
—Eres una rockera con motocicleta. No podías tener, no sé, ¿un auto?
—Sí, a lo mejor lo soy. Y no, los autos son aburridos—sonríe. Se monta en la moto—. Sube.
—Te dije que no iría contigo—farfullo.
—Si lo harás.
— ¿Por qué haces esto? —me frustro—. ¿No entiendes que ya estoy cansado de las burlas como para que ahora tú hagas lo mismo?
Pone un pie sobre tierra para estabilizarse.
—No me estoy burlando. Solo... deja de pensar tanto y sube.
No sé si creerle. ¿Por qué me iría con ella?
— ¿O prefieres quedarte aquí? —pregunta, como si ya lo dudara.
No, realmente no. No es como si haya algo bueno aquí, pero no sé si irme con ella sería mejor. Es probable que me deje tirado en algún lado y luego tenga que buscar la forma de como regresar. Me pongo la mano en el bolsillo para revisar que llevo la billetera.
—Vamos, necesito hablar contigo—insiste. No le creo—. Es en serio. Te prometo que te traeré sana y salva, princesa.
Creo que debería acostumbrarme al hecho de que Roxy es cruel por naturaleza. Suspiro con pesadez y accedo, pero después de esto va a tener que dejarme en paz. Ya he tenido suficiente de sus juegos.
—Nunca te has subido a una moto, ¿verdad? —pregunta con diversión mientras trato de subirme.
—Hace mucho que no lo hago—comento, subiéndome con miedo. Cuando estoy arriba tengo que agarrarme bien del asiento—. Es una bonita moto.
— ¿Bonita? Es la jodida motocicleta más increíble del mundo. No la cambiaría ni por un modelo más reciente.
— ¿Y no le pusiste nombre? —me burlo. Es lo que suelen hacer los motociclistas en los clichés.
—No. ¿Por qué haría algo tan ridículo? —Pregunta, poniéndome un casco en la cabeza—. Bien, ¡nos vamos!
Antes de que pueda preguntarle a donde vamos, ella arranca con gran velocidad. Cierro los ojos con fuerza y me aferro al asiento de la moto con las uñas mientras su cabello me golpea en la cara. Abro los ojos y veo aterrado que ella no tiene casco puesto.
— ¡Roxy! —le grito entre el aire— ¡¿Y tu casco?!
— ¡Odio esas cosas! —grita.
Tiene que estar loca. ¡Se puede accidentar!
Mientras vamos por las calles observo aterrado como la universidad se aleja cada vez más. Nunca había estado tan lejos de esa zona de la ciudad. ¿A dónde diablos vamos? Quiero devolverme, no confío en ella, ni siquiera sé por qué me subí. Apenas se detenga buscaré un taxi que me devuelva a la universidad. O eso quiero, pero algo me detiene. ¿De verdad le tengo tanto miedo a la aventura? ¿Me volví más miedoso desde lo que pasó la última vez? No he vivido mucho y eso no es un secreto para nadie, pero no quiero más problemas. Creo que he tenido suficientes.
Cuando por fin se detiene me bajo todo lo rápido que puedo. Me quito el casco. ¿A dónde diablos me trajo?
— ¿Dónde estamos? —pregunto.
—Oye, relájate—se ríe.
— ¡No! No confío en ti y lo más probable es que sea una trampa. ¡¿Qué es lo que pretendes?!
Se pone seria. Se baja de la moto con toda la tranquilidad del mundo mientras dirijo mi mano de vuelta a mi bolsillo. Si, aún tengo la billetera, puedo volver a la universidad.
—No debiste sacarme—farfullo, sacando mi billetera.
—Creí que querías salir —se cruza de brazos, mirándome con una expresión extraña—, pero en lugar de eso estás desesperado por volver. ¿No dijiste que querías salir?
Es cierto, lo dije, pero ahora todo es diferente. No espero que ella lo entienda.
—Pues pasó lo que querías, felicidades —le recrimino. De repente comienzo a notar donde estamos—. Que no quisiera volver a salir.
Nunca había estado en esta parte de la ciudad. Las casas son viejas, las calles tienen baches y la gente viste con ropa muy humilde. Muchos de ellos son vagabundos. Creo que es la primera vez que me alejo tanto de la zona donde vivo. Frente a mí hay un parque de juegos, algo descuidado.
No entiendo nada.
— ¿Por qué... me trajiste aquí? —pregunto sin dejar de mirar los columpios desgastados.
—Para salir un rato—se encoje de hombros y camina delante de mí—. ¿Qué? ¿Es muy poco para ti?
No, no podría decir eso. Aunque es verdad que no estoy acostumbrado a este tipo de sitios.
— ¿Acaso este sitio es especial para ti o algo así? —pregunto, recordando los clichés de los libros.
—No, solo es un sitio al azar. Siéntate—dice, pateando el columpio al lado de ella.
No sé qué hacer. Aunque no recuerdo la última vez en la que estuve en un columpio. Probablemente fue a los diez años, cuando iba al parque con Lucy. Pero incluso en ese entonces las cosas no eran muy diferentes, nos hacíamos en los columpios mientras mirábamos jugar a los demás niños, y cuando los columpios estaban ocupados yo no me acercaba. Lucy le decía a mamá, y ella hacía que los guardias quitaran a los niños que usaban el columpio en ese momento. Mi hermana era feliz por haber logrado su cometido, pero cuando hacían eso yo solo quería irme.
Me siento en el columpio y agarro las cadenas con mis manos. Pudimos haber ido a otro parque en ese entonces, pero no sé por qué no lo hicimos.
— ¿Sabías que cerca de aquí nació Danger Knight? —pregunta Roxy, pateando la tierra con su bota. ¿No acaba de decir que este sitio no era especial?
— ¿De verdad?
—Sí. A veces parece que fue ayer. Aunque hemos logrado mucho en poco tiempo—dice, mirando al frente—. ¿Dónde estabas tú en ese entonces?
—En un instituto privado—contesto rápidamente—. Aunque la situación allí no era muy diferente.
—Ya veo...
— ¿Me mostrarás donde nació la banda? —me atrevo a preguntar.
—No. Tal vez algún día—contesta. Suena aburrida. ¿Está aburrida?
Me pongo de pie.
—Cogeré un taxi.
— ¿Por qué? —frunce el ceño hacia mi dirección.
—No sé qué hago aquí contigo—admito—. Es mejor que me vaya.
—Estamos hablando, ¿qué no ves?
—No, no lo veo.
Es la verdad. ¿Por qué está haciendo esto? ¿No hubiera sido más fácil para ella quedarse al margen?
—Mira Félix, tu problema es que no puedes concentrarte, y no precisamente porque seas mal estudiante—dice con rabia. Saca mi libreta y la tira al suelo—. Tienes que apagar tu cerebro. ¿Acaso crees que alguna vez en toda mi carrera he tomado notas tan tontas como esas? ¡Pues no! ¡Todo está en tu cabeza!
—No lo entiendo— Mi libreta. Tiró la libreta al suelo—. Das muchas vueltas. Solo di lo que quieres de una vez.
—Bien—suspira. Se pone de pie—. Tenía un trato contigo, ¿no?
— ¿Qué?
—Te ayudaría si devolvías todo a la normalidad. Lo hiciste, así que es hora de pagar mi parte del trato. Voy a ayudarte a salir.
¿Qué? ¿Acaso se está burlando de mí? Sin saber por qué, me echo a reír. Es puro nerviosismo, ni siquiera sé por qué estoy riéndome cuando en el fondo quiero llorar. Se está burlando de mí, esta es otra de sus ridículas bromas.
— ¿De qué te ríes? —pregunta, ofuscada. — ¡¿De qué te ríes?!
— ¡No puedes estar hablando en serio! —Me limpio las lágrimas de la risa—. ¡¿Ayudarme a salir?!
—S-Sí—se mete las manos a los bolsillos mientras mira hacia otro lado—. Es lo que querías, ¿no?
— ¡Sí, eso quería antes de que lo empeoraras todo!
—Puede arreglarse —asegura, recogiendo el librito del suelo—. Pero tienes que despedirte de estas cosas.
— ¿De qué? —comienzo a enfadarme. ¿Acaso me cree tan ingenuo como para aceptar algo de ella ahora?
—De tu vida metódicamente planeada, del miedo a los sitios desconocidos, y por sobre todo de las gafas que obviamente no necesitas.
Me quita las gafas y las tira al suelo, antes de aplastarlas con su bota. La miro con la boca abierta. ¡¿Está loca?!
—Sí, esto no va a servir de nada, las habrás repuesto para mañana—asegura, mirando los pedacitos rotos—. Pero tienes que-
Veo rojo. La agarro de la chaqueta de cuero. ¡¿Qué acaba de hacer?! Ella no entiende nada, nadie lo entiende, sus canciones son una mentira. Ni siquiera sé que hago aquí, ¿por qué no me he largado? ¿Ahora quiere ayudarme? ¡¿Es una jodida broma?! ¡Es una falsa!
—Esto va a costar —suspira.
—No, tranquila, no te va a costar nada—farfullo—. Porque yo me largo de aquí.
La suelto y me dirijo una avenida. Un taxi, tengo que buscar un taxi. Es cierto que no necesito las gafas, pero ella no tenía por qué meterse. Ni siquiera sé por qué trata de ayudarme, en el fondo quiero confiar en ella y pensar que tiene una buena razón. Pero sé que no es así. Y aunque trate de negarlo, aún quiero salir de la burbuja en la que estoy metido.
Es como si la prisión en la que vivo se hubiera hecho más estrecha desde la fiesta.
— ¡Espera! —Me jala del hombro—. Alto ahí, dije que yo te llevaría. No vas a conseguir transporte tan fácil por aquí.
No puede ser posible.
—Roxy, si esta es otra broma mejor déjalo así.
—No lo es—asegura—. Te voy a ayudar.
— ¿Por qué? ¿Te sientes culpable?
—No, creo que eres un jodido cretino que se merece todo lo que le pasó—asegura. La miro con rabia—. Pero es cierto que mereces una oportunidad.
— ¿Entonces?
—Hagamos una prueba—dice, tendiéndome un papel.
— ¿Y esto?
—Es otra fiesta—antes de empuñar el papel, me detiene—. No es una trampa, en serio. Pero podemos probar. Si te diviertes en la fiesta tus notas podrían mejorar.
—Eso no tiene sentido—aseguro con firmeza—. Estoy reprobando porque no estoy preparándome lo suficiente.
—Ajá—rueda los ojos—. Te crees que lo sabes todo.
—Pues sí.
— ¡Pues no! —me golpea el hombro. ¡Duele! —. Ya verás que mi teoría es correcta. Es una fiesta pequeña, con amigos cercanos.
No sé cómo pretende que vaya a una fiesta si todos me van a rechazar apenas ponga un pie allí. ¿Acaso no es obvio? ¿No ha visto todas las cosas que han pasado últimamente? ¿Cómo puede pensar que voy a ser bien recibido? ¿Además por qué está invitándome a una fiesta por voluntad propia?
—Vamos, ¿o acaso quieres decepcionar más a papi y mami? Porque estoy segura de que tuviste problemas con ellos. ¿No les dolió que ahora todos en la universidad piensen que son escoria por tu culpa? —sonríe con burla.
—Tienes que dejar de jugar con eso —farfullo, devolviéndole el papel.
—Lo haré si dejas de ser una jodida gallina y vas a la fiesta—insiste, empujando el papel contra mi pecho—. Si no los quieres decepcionar más te vale venir mañana. O te llevaré a rastras.
Maldigo en voz baja. Me iría al campus caminando si supiera por dónde ir. Me meto el papelito en el bolsillo. Lo botaré apenas llegue a la facultad.
No voy a caer en sus juegos otra vez.
.........................
Wenas, ¡aquí llegué yo! Disculpen la tardanza, es que mi caballo no corre lo suficientemente rápido. Tal vez debería modernizarme y buscar un auto. Bueno, al menos puedo montar caballos en mi imaginación mientras estamos en cuarentena :) * llorando *
Bien, sé que a veces tardo mucho en actualizar esta novela, pero aun así lo seguiré haciendo, incluso si no muchos la leen. Pero quienes si lo hacen, les agradezco con todo mi corazón y desde lo mas profundo de mi patata porque eso significa que están dispuestos a darme una oportunidad :') ¡Muchisimas gracias! Y para ustedes disfrutarán la recompensa de que esto se pondrá mas interesante ;)
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