12. Índices de frustración.
Desde aquí veo a Ashton entrar a la biblioteca. Su forma de vestir desentona completamente con la forma de vestir que traemos todos los demás que mantenemos por aquí. Es como si este fuera mi territorio y no el suyo. Agacho la mirada de vuelta al libro mientras recuesto la mejilla en mi mano con aburrimiento. Ni siquiera voy a plantearme la posibilidad. No vale la pena.
Mueve la silla que hay en frente para sentarse. No voy a mirarlo.
—¿Qué hay, hombre?
Ashton me caía bien. Hasta que se puso en mi contra como todos los demás. Entiendo que hice mal, pero ya no puedo confiar en nadie. Ni siquiera en Anna. Las personas son crueles, egoístas y despiadadas. Si eso es así, ni siquiera me interesa interactuar con un mundo como este.
Paso las páginas con aburrimiento. Ashton obviamente no está aquí para leer.
—Escucha—suspira—. Lo que Roxy hizo estuvo muy mal, pero tampoco debiste tratar de destruirnos por un capricho.
Lo ignoro.
—Pero podemos ayudarte. ¿Quieres salir con nosotros?
Cierro el libro con brusquedad. Ahora cada que me mencionan algo por el estilo, lo único que veo es un montón de personas sociables riéndose de mí y lanzándome a la piscina.
—¿Puedes dejarme leer en paz? —murmuro.
Ahora si me he quedado completamente solo. Espero que estén felices.
—Oye, Grenford... —vuelvo a abrir mi libro mientras habla—. Solo dime algo. ¿Habrías sido capaz de seguir adelante con tus planes si Roxy no hubiera accedido?
Suspiro con tristeza, porque sé que no habría podido. Admiraba mucho a la banda como para haber dejado ese daño sin arreglar.
—Ya veo... —se inclina sobre la mesa con comprensión—. Holly tenía razón. No eres malo.
No me interesa.
—Grenford, en realidad-
—Solo vete—le pido, por dentro estoy rogando que se vaya.
—Pero quería pedirte que-
—Ustedes ya me han hecho suficiente—murmuro con cansancio. Ahora si estoy completamente solo, y eso es lo que Roxy quería—. Solo déjenme tranquilo.
Me mira con frustración, pero no hay nada que hacer. Solo hará lo que todos hacen en este caso.
—Está bien—suspira, para luego marcharse.
Rendirse.
Observo la salida de la biblioteca con nostalgia. El bajista de Danger Knight vino a hablar conmigo para ofrecerme su ayuda y yo lo rechacé. Vaya que las cosas han cambiado.
Cuando la clase termina, suspiro con aire apesadumbrado. La mirada preocupada de Anna me llega desde su asiento, pero no puedo mirarla. Fuera del saludo no me ha dado ninguna explicación sobre por qué hizo lo que hizo. Empezó a hablar sobre como era un nerd, como mi destino era ser un gran empresario y como todos ellos iban a ser mis subordinados en el futuro, y no sé por qué lo hizo. Solo me revolcó más en la mierda de la que trato de salir.
Me acerco a la salida del salón, pero los matones de siempre están allí para impedir que me vaya.
—Alto ahí, futuro gran empresario—se burla uno de ellos—. Creo que nos debes algo.
Lo ignoro. No me interesa entablar conversación con estos simios.
—¡Oye cerebrito! — Me agarra de las solapas de la camisa. No le tengo miedo—. ¡Te estoy hablando! ¡¿Te crees muy gracioso tratando de amedrentarnos?!
Estos imbéciles no se han dado cuenta de que realmente ya no me importa lo que me pase. No creí que mi vida podría irse tanto a la mierda en un mes, y no lo digo solo por la universidad.
Me tiran al suelo. Suelto un quejido mientras trato de acomodarme las gafas. Supongo que me van a golpear de nuevo.
—¡Al menos demuéstranos respeto, enano! —grita colérico.
Me agarra de camisa y me levanta del suelo. Luego su puño se estrella contra mi cara, como si fuera de concreto. Aquí vamos otra vez. Observo el piso, algo borroso. En el fondo quiero llorar, pero sé que no puedo. ¿Hasta cuando va a durar esto?
—Bien, bien. Es suficiente—dice una voz femenina desde atrás.
Se crea el silencio, yo no quito la mirada del suelo. Uno de ellos habla.
—Hola Roxy.
¿Roxy?
—¿Qué hacen chicos? —la oigo preguntar lo más relajada del mundo.
Aprieto el puño sobre el suelo con rabia. Solo esto me faltaba. Que Roxy se una al combo para terminar la humillación.
—Estamos encargándonos de la basura por ti, cariño.
Me pongo recto para poder mirarlos. Roxy está ahí, mirándolos con expresión aburrida y las manos en los bolsillos de su chaqueta. Esto es. Solo soy un juego para todos ellos.
—Yo me encargaré ahora, si no les importa.
Los chicos se miran entre ellos.
—Mejor no. Déjanos la basura a nosotros—insisten—. No quieres mezclarte con este tipo de gente, ¿no?
Hace una mueca de desagrado y luego me mira.
—Estoy bien—murmura. Luego se abre paso entre ellos y me jala de la muñeca—. Ven aquí, nerd. Tengo que hablar contigo.
Roxy me levanta y se abre paso entre los demás. No entiendo qué está tramando ahora. No quiero ir con ella, quiero que simplemente se aleje y me deje tranquilo, en un lugar donde pueda escuchar sus canciones sin tener que acercarme a ella.
Ni siquiera pude continuar el cómic después de eso.
—Un momento—uno de ellos le pone una mano en el hombro a Roxy para detenerla. Luego me mira con burla—. ¿Hablar con él? Así no es como hacemos las cosas. Este idiota me humilló y lo va a pagar.
¿Se refiere a que lo encuellé contra una pared para que me dejara tranquilo? Estaba irritable.
—Viejo, métete en tus asuntos —bufa ella.
Roxy se aleja, llevándome con ella. Cuando estamos lo suficientemente lejos me suelta y se gira para mirarme.
—Bien, ¿cuándo puedes?
La miro con enfado. ¿Aun le quedan burlas para mí?
—¿De qué hablas? —pregunto, ofuscado.
—Estudiar. Soy tu tutora.
¿Qué? ¿Ahora quiere ser mi tutora? Solo se está riendo de mí otra vez.
—No tengo tiempo para esto—murmuro.
Sigo caminando, pero me agarra del sueter y me frena.
—Esperaaaa —me jala del brazo y me devuelve frente a ella. Se ve demasiado seria—. Hablo en serio.
No, no lo hace. No puede tratarme mal a un minuto e intentar ayudarme al otro.
—No importa cuánto lo intentes. Nunca podrás aspirar a nada más.
—¿Qué? —pregunta, atontada—. ¿Y eso a que viene?
—Eso fue lo que dijiste, ¿no?
Está anonadada. Creo que es la primera vez que logro dejarla callada. De verdad me hizo daño y no tiene idea de cuánto. Solo quería que me escucharan, pero fue lo que menos conseguí. Es bueno saber que yo también puedo hacerla sentir mal. No, no es eso. ¿Hacerla sentir mal? Eso no es posible. Ella no tiene corazón.
Carraspea, tratando de recuperar el control.
—Estás enojado, lo entiendo—comienza a decir—. Pero tus notas son muy malas. Tienes que mejorarlas o te pueden expulsar.
¿Y eso a ella qué le importa?
—Ya hablé con el señor Smith y estuvo de acuerdo. Así que nos reuniremos en la biblioteca para estudiar. Además el viejo va a estar sobre ambos como buitre para cerciorarse de que estudies.
No me sorprende, mis padres aportan para el mantenimiento de la universidad. No sería nada raro pensar que quieren hacer todo lo posible para que no me expulsen. Eso haría la explicación del señor Smith mucho más lógica. ¿Pero por qué ella?
—No vengas a fingir que te preocupas por mí—farfullo, soltándome de su agarre—. No seas falsa.
—N-No es eso...—murmura, incómoda—. Solo quiero ayudar a que mejores tus notas.
Solo déjame tranquilo. Me está engañando de nuevo, como la primera vez.
—También me dijo que me asegurara que no faltes a clase—dice Roxy, desviando la mirada con incomodidad—. Al parecer estás dejando de venir.
¿Y qué va a hacer? ¿Obligarme? Ya tuve suficiente burla, ¿acaso no se da cuenta que lo único que quiero es desaparecer? Verla me da rabia. Quiero llorar. No soporto esta realidad, y no quiero seguir haciéndolo. Solo sigo vivo por obligación.
—Déjame en paz—murmuro.
—Pero-
—¡Que me dejes tranquilo!
Las personas a nuestro alrededor se detienen para vernos con extrañez. Roxy está boquiabierta, pero luego se enoja. Que novedad.
—¡Bien! ¡Si quieres joderte, pues jódete!
Se va, ondeando su cabello con un aire de enfado. No me interesa que se enoje conmigo. Pero duele seguirla viendo todas las noches cuando cierro los ojos. Será mejor que me vaya. Ya no quiero nada.
Tenía un trabajo para hoy, pero me sentía tan mal que no lo hice. Estoy tirado sobre mi cama, mirando hacia el techo. Ya debí haberme ido para la universidad, pero en lugar de eso estoy aquí tirado en pijama. Casi no pude dormir. Esto se hace cada vez más recurrente. Llegará el día en el que no vuelva a salir, estoy casi seguro.
El techo es el mismo insipido de siempre, hasta que un rayo rosa aparece en mi visión.
—Wow. Estás hecho mierda.
Es oficial: estoy tan cansado que ya estoy alucinando. Roxy me mira con su rostro suspendido sobre el mío a varios metros, como si le divirtiera mi situación. ¿Qué hace en mi cuarto?
—Vamos, levántate. Hay que ir a clase.
Me doy vuelta en la cama para tratar de dormir. Estoy alucinando.
—¡Félix! —la alucinación me sacude de los hombros con violencia, hasta que me pone de vuelta boca arriba—. ¡Levántate, maldito nerd flojo!
La ignoro. Sé como se llama esto, es una alucinación por falta de sueño. He leído sobre eso en alguna revista. Comienza a empujarme, hasta que logra tirarme de la cama. ¡Duele! Qué alucinación mas agresiva.
La alucinación de Roxy silba mientras mira alrededor. Incluso cuando es producto de mi imaginación no le importa dejarme tirado en el piso. Pero que modales.
—Bonito cuarto—dice—. Wow, ¿de donde sacaste esto? ¿Tenemos mercancía?
Camina casi sobre mi cara para acercarse al poster de la pared de Danger Knight. Me levanto del suelo y me froto los ojos. Los cierro con fuerza, cuando vuelva a abrirlos ella ya no estará aquí.
Los abro de nuevo. ¿Por qué sigue aquí? No lo entiendo, de verdad está en mi cuarto... ¡¿Por qué está en mi cuarto?!
—Sí, me gusta este ángulo. Pero no es el mejor —dice con orgullo, mirando el poster. La miro con rabia, comenzando a asimilar que ella de verdad está aquí—. ¡Quiero uno de estos! ¿Donde puedo conseguirlo? Oye nerd, ¿me lo regalarías?
Me pongo de pie, evitando no explotar.
—Lárgate—farfullo.
—Bueno, supongo que eso es un no—dice con lástima.
Ella se ve tan fresca como una lechuga mientras yo estoy hecho mierda. ¿Por qué? ¿Por qué no me deja en paz? ¿No era eso lo que quería?
—¿Tienes el cuarto para ti solo? —pregunta con sorpresa. Luego sonríe—. Bueno, sí que has sido mimado.
En un momento dado veo rojo. Golpeo con fuerza la pared detrás de ella, mirándola con rabia. Está en mi cuarto, molestándome y escaneando mi habitación como si tuviera alguna clase de derecho. Ella es la que menos tiene derecho a decir algo. Nadie lo tiene.
—Te lo repetiré una vez más—le digo con rabia—. Déjame tranquilo.
Está sorprendida por mi ataque de rabia, pero es que ya me tiene harto. No quiero verla, no quiero hablar con ella, no quiero nada que tenga que ver con ella mas allá de su música. ¿Es que acaso no lo entiende?
No dice nada por unos segundos, solo me mira con sorpresa, pero luego toma mi brazo y lo baja para que deje de acorralarla. Luego me mira como si fuera ella la que estuviera molesta conmigo.
—¿Vas a ir a clase? —pregunta.
—No.
¿Quién se cree que es? ¿Anna?
—¿Por qué no?
—Porque no se me da la gana.
Sonríe de medio lado.
—Odio decir esto, pero te ves mejor sin las gafas.
Me llevo la mano al rostro, no me di cuenta de que no las tenía. Claro que no las tengo, me acabo de levantar. ¿A qué viene eso ahora? Ni porque fuera lo que piensa de verdad. Me separo de ella negando la cabeza en señal de confusión. Me siento en el borde de la cama y miro hacia el suelo.
—Oye Félix.
—¿Qué quieres?
—Normalmente te diría que esa rebeldía es justo lo que necesitas, pero no hoy—dice, cayendo sentada a mi lado—. Si ya empiezas a afectar la vida real ya es otra cosa, viejo.
—No necesito tu opinión, señorita narcisista.
Se ríe. No sé por qué, eso es lo que es. Lo que sea, solo necesito que se vaya para seguir durmiendo. ¿Por qué quiero llorar? Tengo esa sensación muy seguido. No me va a dejar tranquilo tan fácilmente. Antes era ella quien no podía deshacerse de mí y ahora es al revés. No tiene ningún sentido para mí.
—¿Vas a ir a clase? —pregunta de nuevo—. Ya te perdiste una.
Me río.
—¿Qué? ¿Acaso tienes mi horario?
Desvía la mirada incómoda. La miro, boquiabierto. ¿Lo tiene? ¿Por qué diablos tiene mi horario?
—¡No me mires así! —alza las manos en defensa—. Me lo pasaron para el plan.
—¿Qué plan?
—El plan de devolverte a tu puesto de nerd y que dejes el berrinche.
Aprieto los puños con rabia. Sí, eso es lo que quiere, eso es lo que todos quieren. Ya me cansé de ser lo que todos quieren que sea.
—Bien, lo siento, eso sonó mal—se disculpa, dándose cuenta de su error—. A veces digo cosas estúpidas y no me puedo controlar, ¿lo entiendes? Suelo ofender a la gente aunque no sea mi intención.
—Ajá.
Suspira con fuerza, como si estuviera tratando de tener paciencia. Se pone de pie y me jala de la camiseta. ¡¿Pero qué problema tienen todos con mis camisas?!
—¡Ya para de lloriquear! ¡Las personas no siempre son buenas y ya!
¿Y a esta qué bicho le picó?
—¡¿De qué estás hablando?! —le grito.
—A veces las personas son malas o hacen cosas malas, y no siempre pedirán perdón. Y eso es algo con lo que tienes que aprender a vivir. Ahora no les vas a dar gusto porque te vas a poner de pie, te bañarás, te vestirás, te pondrás ese ridículo sueter y esas ridículas gafas, cogerás esos ridículos libros y vendrás conmigo a clase. ¡¿Entendiste?!
Me suelta con brusquedad sobre la cama y se acerca a una pared. Se recuesta en ella, cruza los brazos y me mira con el ceño fruncido. La miro, muy sorprendido. No esperaba que alguien como ella dijera algo tan filosófico.
—¡Muévete! —me grita.
No sé que decir. Pero en vez de decir algo, me pongo de pie y voy a la ducha. No quiero darle la razón, pero sé que la tiene. Aun así, por mas que las personas sean malas por naturaleza, eso no significa que a mí no me deba doler. Pero en algo tiene razón. Todos quieren verme caer y les estoy dando el gusto.
Aun así, hay algo que no termino de entender. ¿Por qué a Roxy le importa tanto que me levante? Agacho la mirada, debe estar planeando algo. No quiero relacionarme con ella. Solo iré a clase para... ni sé para qué.
—Así está mejor—sonríe ella cuando me ve salir. Me lanza los libros y los agarro a duras penas—. Ahora vámonos.
Me pongo las gafas antes de salir. Camino adelante de ella, no quiero hablarle. ¿Cómo diablos llegó hasta mi cuarto? ¿Tiene mi horario? No entiendo nada. Las directivas de la universidad son enfermizas por no permitir que el hijo de una de sus mayores fuentes de ingreso sea expulsado. Así de mucho les importa el dinero de mi familia. ¿Pero por qué tenía que ser ella?
Me acerco al salón. Veo a los matones de siempre en la entrada. Freno de golpe.
Ya recordé por qué no quería venir.
El matón mayor se acerca a mí, pero antes de que pueda hacer cualquier movimiento, Roxy me pasa un brazo por los hombros y sonríe en su dirección.
—¡Ey, muchachos! ¿Bonita noche?
Estoy a punto de sacarme su brazo de encima, cuando entiendo por qué lo hace.
—Roxy... —la saluda, pero está serio—. ¿Qué haces con esta niña?
—Ahh... lo siento, hombre. Ahora es mi asunto, así que tendrás que dejarlo en paz por unos días—les dice—. Lo entiendes, ¿no?
—¿Lo estás protegiendo? —se ríe.
—No, tengo mis modos de hacerlo pagar por lo que hizo—les dice, guiñándoles un ojo.
¿Qué mierda significa eso? Pero no me atrevo a averiguarlo, los matones nos dan paso hasta que entramos al salón y todos miran en nuestra dirección. Esto no puede ser mas raro. Roxy Knight, conocida por odiar a los nerd, entra al salón abrazando a uno. Mi odio se reduce un poco por ese hecho. Debería cuidar mas su reputación de rockera, o algo así.
Anna nos mira y su rostro se pone rojo de la rabia. Su ceño fruncido pasa entre Roxy y yo, como si estuviera decidiendo a quién matar primero.
Bien, es suficiente.
Me quito el brazo de Roxy de encima y voy a mi asiento, pero todos me están mirando. Suspiro con fuerza, tratando de calmarme.
¡Métanse en sus asuntos!
................................
¡Hola! ¡Lamento no haber actualizado en un par de semanas! Tuve algunos trabajos y la mente no dio para tanto :( ¡Pero aqui estamos de vuelta! ¡Y tendremos otro capítulo el fin de semana! :D Así que nos leemos muy pero que muy prontito.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top