II

Lamento tanto no poder ayudarla pero a pesar de mi impotencia pude notar un águila que empezaba a volar por encima de los cuerpos. Cerré los ojos y todo se perdió, desapareció.
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Ahora es como si estuviera dormida, en el suelo, pero con una diferencia muy notable, sentía frío. Abrió poco a poco los ojos y vio el dorado piso en donde estaba. Se exaltó en ese momento, su corazón latió desenfrenado. No se atrevió a mirar arriba. Tenía la cabeza agachada y el cuerpo temblando.

- Así que esta es la hija de Astra - habló una voz gruesa y autoritaria - ______ - llamaron su nombre - levantate y mírame

- La pobre está como un cordero recién nacido - habló una voz femenina - temblando

En todo su alrededor se oyeron risas. Había muchas personas en ese lugar, no, no eran personas. Dioses, seguro eran ellos pero con el miedo que tenía no se atrevía a mirar a los ojos del que  le llamaba.

- Pero que descarga - soltó otra voz femenina - Querido, ejecuta la

- Demosle algo de tiempo - mencionó nuevamente la primera voz - volveré a repetirlo. Mírame

- No esperes mucho de una humana, son tan tontos que da risa - hablo otra mujer que tenía una voz chillona

- Vaya si sigue así necesitará disciplina - mencionó otra voz femenina, esta era más relajada pero tenía un vestigio de autoritad

- Athenea siempre tan recta - se burló la anterior voz - confías mucho en tus siervos ¿no?

- Almenos ella no ando insinuando placeres carnales a otros - soltó otra voz nueva

- Hestia no hay necesidad de defenderme - dijo Athenea

- Mira tienes a todos esperando - le hablo una nueva voz masculina quien se acercaba a ella - Levántate - ordenó

- Hermes sujeta la y has que me mire - ordenó el jefe. La dama se alertó e intentó escapar pero fue detenida por el hombre que estába en frente. Forcejeo un momento pero al final terminó mostrando su cara a todos los dioses que estaba en frente de ella. Cada uno de ellos quedó congelado y él mismo Hermes soltó a la mujer por la impresión - Vaya vaya. Así que no fui engañado por el emperador

- No... es - hablo la mujer de voz chillona - tan bonita...

- Afrodita tus celos se pueden ver por todos lados - se burló un joven de cabello risado y rubio - Padre está mujer es perfecta

- Así es - confesó Poseidon quien tenía a la mano su tan característico tridente - ¿Que harás con ella hermano?

- Yo la quiero como amante - reclamo otro hombre de melena negra y ojos intensos

-  qué ambicioso Ares - soltó otro hombre de cabellos castaños y ojos lujuriosos - Zeus ¿qué hará con la dama?

- Está fue la recompensa de mi ayuda al emperador de Marcelia - sonrió acomodándose en su trono - Me expresó que los olímpicos teníamos el derecho en el cuerpo de esta mujer

-Así que podemos matarla - soltó la mujer que estaba a su lada - no deberíamos dudar ni esperar más

- Hera - le llamó su esposo - los hijos que esta mujer tenga serán poderosos y fieles a sus padres

- Y eso que importa -

- Si es así hermano dejame a mi preñarla - mencionó Poseidon mientras miraba a la joven. Sus ansias de tomarla justo ahora crecian - Ya que tienes una esposa que puede poner en peligro la vida de esta apresiada mujer

- Amado padre yo no tengo esposa aun - mencionó nuevamente el joven de cabellera rubia y ondulada - No habrá miedo de ninguna mujer celosa y te daré a tu voluntad los hijos que me conseda

- Apolo estas muy exigente hoy - mencionó el dios de la guerra - Yo puedo complacer a una humana

- Ares yo no confijaría en tu sano juicio para tener una joya e hijos - soltó Apolo altaneramente

Entonces inicio la demanda de la joven. Todos los dioses peleaban por su compañía, muchos alegaban el placer que podrían darse con ella. Todos peleando por su cuerpo.

- ¡Ya no es pura! - mencionó Afrodita en un arrebato de ira - ¡Fue tomada por un cazador!

Esa perra empezó a burlarse de la debilidad de la chica. Se notaba los celos por todos lados pero era bien apoyada por las otras diosas quienes la veían con desagrado a esa joven

- Él cazador esta muerto - mencionó Zeus - yo mismo mande a que le arrancarán los ojos y me trajeran a la joven. Ven su ropa, rasgada y sucia. Nadie se la quito hasta hora. Su pureza está intacta por todos lados y enca rincón de su cuerpo

- Zeus... - le regaño su esposa

Entonces la pelea volvió. Nuevamente los reclamos y repudio hacia la joven que hasta ahora no lograba alzar la mirada.

- Tal vez no oyeron - dijo el padre de los dioses - pero está chica fue encomendada a los olímpicos. Los tres. Esta mujer es propiedad de Zeus, Poseidon y Hades. Los únicos que podremos tocarla

Y otra vez los reclamos se hicieron presentes

- pero les tengo una condición - sugirió el dios - si en el tiempo en el que ella esté en nuestro poder no logra darnos descendencia será transferida a otro dios ¿que dicen? El plazo será seis meses

Los reclamos se cayaron, nadie iría en contra del dios superior. Pero hubieron muchos murmullos deseando que la joven no dejara hijos a ninguno de los tres

- Como no hay reclamos entonces esta bien - sonrio Zeus - podemos irnos

Todos los dioses de apoco abandonaron la sala hasta que solo quedaron Zeus, su esposa y Hermes.

- Hebe, ven aquí - llamó el dios rey siendo oída por su hija quien llegó rápido a su presencia - Atiende a nuestra invitada. Tu serás la encargada de su sustento en el Olimpo. Su vida esta en tus manos

- Si amado Padre - se inclino la joven - Hermes ayúdame a llevarla a la tina

El joven asintió y tomó a la chica en sus brazos. Ella estaba temerosa, exaltada. Apenas caminaba y era casi arrastrada por el dios mensajero

Si ahora esa sería su vida, la de una esclava sexual. Sin dueño definido pero cumpliendo su maldición.

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