I
Si empezamos a relatar una historia entonces deberíamos iniciar con el principio. Si soy honesta me duele recordar esto. Pero es necesario no puedo dejar que su historia sea olvidada. Todo por lo que tuvo que pasar fue horrible pero almenos quiero contar el final. No es lindo en si pero almenos deja tranquilo al corazón.
Ya relate el prólogo de una vida decadente. Pero me quedé corta con lo mencionado. Así para expresarme mejor tomare el inicio de su tortura. Cuando fue atrapada por los dioses. Así que empezaré como su narrador, y les contaré una travesía llena de dolor.
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________, ese era el nombre una mujer, maldecido desde pequeña, confinada a vivir eternamente en una cueva en Letho. Único lugar en donde los dioses no la encontrian. Aparte de eso llevaba como principal vestimenta una piel de león que cubría cada extremo de su cuerpo. Su rutina de vida era difícil. En los días dormía escondida del sol, al fondo de la cueva y por las noches salía para respirar. En cada momento llevando la piel encima. Los baños no estaban permitidos. Solo las noches en donde la luna desaparecía y nadie podía llegar a verla. Solo en esos casos se quitaba momentáneamente su abrigo y se desnuda para ir al río, siempre en la orilla nunca dentro. Como le decía su madre.
Sus pobres padres. Como recordaba esos momentos tan tranquilos en donde si bien no entendía porque estos la encerraban en casa todo el tiempo aún los quería. Perderlos fue el peor dolor que había experimentado. Si ni hubiera sido por la sacerdotisa ella no habría escapado a los caprichos de los dioses.
Esa era la rutina de su vida. Y así seguiría si no se hubiera descuidado. Solo una noche, una noche en donde no se percató que había personas a su alrededor. Tal vez fue el hecho de ver nuevamente a la gente, tal vez fue la debilidad de su voluntad o quizás todo fue planeado por un dios.
Ver aquello me destroza pero es necesario relatarlo.
Una noche en donde la luna estaba a punto de desaparecer salió para respirar. Su vida era dura, quería un descanso. Camino con una vasija a las orillas del río, debía llevar agua para sobrevivir. Lo bueno era que pronto se iría la luna y al fin podría tomar un baño, su cuerpo ya estaba lleno de sudor y polvo. Era pesado andar así. Llegó entonces al río y con cuidado de no tocar el agua con sus manos lleno la vasija. Se levantó y Quizo continuar con su rutina.
- ¡Te tengo! - gritaron y de la nada le cayo una red - ¡Maldito monstruo!
- ¡¿Que es esto?! - se alertó la joven - ¡Dejame! - cayo su voz de inmediato y posó sus manos en su boca. Había gritado y alguien la había oído
- ¡pero que?! - se asombro el cazador mientras agarraba a su presa con sus grandes brasos y la tiraba al suelo sin piedad - ¡una mujer!
El hombre no dudo ningún momento y sometió a la chica dejándola sumisa en el piso. Poco a poco y con esfuerzo le quito ese manto de león que llevaba encima. Lo lanzó tan lejos que no se podía ver por la oscuridad. Aquel hombre que la atrapó se quedó perplejo, en sus brazos tenía a una mujer, de bella figura y perfecta apariencia. Entonces el deseo entró en su cuerpo, sus instintos empezaron a dominarlo, quería tomarla, justo ahí justo ahora. El forcejeo se hizo más fuerte, y de apoco las prendas que aún poseía se fueron rasgando y quitando. Esa noche un hombre normal le quitaría la virginidad a la mujer de los dioses.
Si soy honesto ver aquello me dejó con ira. Quería llegar y golpear a ese hombre. Sus instintos carnales eran lo peor que se podía ver, un acto de deseo no consentido. Una violación.
Y para la joven que no lograba quitarse a su violador de encima solo le quedaba el miedo y la desesperación. Pero entonces un Águila voló por encima de ellos. Y todo se volvió completamente oscuro.
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