Capítulo 8: "Me conoce"
☆♛☆ 8. "Me conoce" ☆♛☆
—Vaya, no esperaba convencerlo tan rápido. —Se rasca la nuca y sonríe con nerviosismo.
—Es lo menos que puedo hacer por usted —aseguro.
—Lo dice como si estuviera en deuda conmigo. —Se rasca la mejilla y aún no se atreve a verme a la cara.
Esa no sería la definición correcta, porque las deudas se pueden pagar, pero no existe objeto en el mundo que darle como atribución.
Y la señorita Thompson desaparece de mi campo de visión.
Bajo la mirada hasta el suelo, en donde se haya situada, y la razón por la que está ahí es la pelota que rueda a su lado. La agarro con una mano y la reviso a detalle.
—Disculpe, ¿podría devolverme mi pelota?
Me giro hacia el niño que me observa desde su diminuta altura, y se limpia con el dorso de la mano los mocos que le cuelgan. No noto pizcas de arrepentimiento por su acción, ni siquiera una mísera disculpa, está más centrado en recuperar la circunferencia que en el daño que ha provocado.
Me inclino hacia él para mirarlo más de cerca.
Su boca empieza a temblar y sus ojos se cristalizan. Sale corriendo mientras llama a su mamá.
Me empino en una pierna para enfocarme en la madre de Lía, quien se ha quedado viendo en la dirección por donde el niño desapareció.
—No se levante —le pido en voz baja.
—¿Ah? —Me mira, y se sorprende por verme tan cerca.
—Podría tener una concusión. —Le doy varios vistazos a cada rincón de su cabeza—. ¿En dónde le golpeó?
—Aquí. —Se toca el lado izquierdo—. Auch. —Se retuerce de dolor ante el tacto.
La sujeto de la barbilla y la miro fijamente a los ojos, revisando el estado de sus pupilas. Parecen estar bien.
—Frank.
Algo se remueve en mi interior al escucharla decir mi nombre. Recién puedo notar la situación en la que nos encontramos, con su rostro apenas a unos centímetros del mío, y sin soltarle la barbilla.
—Estoy bien. —Curva los labios y quita mi mano con gentileza.
Intenta levantarse y la ayudo a concretar la tarea.
—¿Siente mareos? ¿Ve borroso?
—No y no. —Asiente con tranquilidad.
—Igual la llevaré al hospital para un chequeo.
—No —se niega al instante.
Duró solo dos segundos, pero pude notar miedo en sus ojos.
—Se necesita más que una pelota lanzada por un niño para concusionarme —bromea con una divertida sonrisa—. Ya tardamos demasiado, seguro Lía ya se comió tres porciones de helado. —Empieza a caminar.
Sé que solo está fingiendo su buen humor para ocultar algo, pero no tengo derecho a indagar o insistirle a que me diga lo que ocurre.
El resto del camino lo recorremos en silencio, ella adelante y yo atrás, observando sus movimientos por si noto algo raro que pueda ser un efecto secundario del golpe. Por suerte no pasa y llegamos con éxito.
—Aquí estamos. —Lía agita los brazos al aire llamando la atención de varios presentes.
Su madre se apresura en llegar a ella y la besa en la frente. Rei se acomoda en el asiento contiguo y deja vacío el que está junto a la pequeña.
—Espero sea la primera ronda. —Se sienta a su lado.
—Sí, la primera de chocolate. —Se ríe.
—Intentamos evitarlo todo lo posible —dice Rei con resignación—, pero es muy pero muy buena convenciendo.
Jack se limita a asentir.
—Bueno, pero será la última muchachita —le advierte a su hija—, que luego te duele el estómago.
—Eso es problema de la Lía del futuro. —Continúa devorando lo que queda del helado.
—No sé de donde aprende esas frases. —Sacude la cabeza—. Dudo que de Pocoyo.
—Exionista, ¿te gusta el helado de chocolate? —Me mira.
—No —afirmo.
Su carita feliz se convierte en una triste.
—Me encanta —agrego.
Sonríe ampliamente. Finjo que no noto las miradas extrañadas de los demás porque no tengo excusas. Si es por Lía hasta comería coco.
—Mamá, ¿puedes pedir una ronda de helado de chocolate para Exionista?
—Eeeeh... —Me da un rápido vistazo, como si esperara que le diera una señal que le indique si debe o no hacerlo.
—Yo lo haré. —Me alejo para dirigirme a la zona de atención.
—Buenas tardes, señor. —La muchacha sonríe ampliamente—. ¿Qué le atiendo?
Trago saliva y respiro hondo como preparación para hacer el pedido.
No aborrezco el chocolate, pero tampoco es de mis platillos favoritos, lo comería solo si se tratara de vida o muerte. Y supongo que esta es una ocasión similar.
—Una porción de helado de chocolate.
—¿De qué tamaño?
—La más pequeña posible.
—De acuerdo. —Entorna los ojos en sospecha, pero igual se va a servirlo.
—Lo siento mucho. —Aparece la señorita Thompson—. Lía a veces un poco... ¿autoritaria?
—Aquí tiene. —La muchacha me extiende un gran tazón lleno de chocolate.
—Pedí el más pequeño.
—Invita la casa. —Sonríe de oreja a oreja.
—Yo comeré ese. —La madre de Lía se lo quita y me mira—. Le diré que es lo último que queda.
La miro fijamente.
—Sé cuánto detesta el dulce. —Se encoge de hombros.
—No lo detesto —aclaro—, no es de mis sabores preferidos, pero es soportable. —Le arrebato el tazón y me dirijo a la mesa.
—¿Está seguro? —Me alcanza—. No tiene que hacerlo solo porque Lía se lo pida...
—Es justo por eso que tengo que hacerlo.
Haré todo lo que ella me pida, por más imposible que parezca, por más desagradable que sea.
Me acomodo en el puesto vacío y observo el tazón. Debe haber como un kilo de tal empalagoso postre.
—Quién diría que sería testigo del día en el que una mujer tuviera a sus pies al inalcanzable y ladino Frank —murmura Rei cerca de mi oído.
—Puedo decir lo mismo de ti.
—Touché. —Se apoya en el respaldar de su asiento y sonríe de lado.
Sostengo la cuchara y me mentalizo para lo que estoy por hacer. Y el plato desaparece de mi vista.
Observo cómo la señorita Thompson bebe el helado como si fuera agua, me quita la cuchara para raspar lo que queda y de esa manera dejar el tazón vacío en menos de un minuto.
—Aaaaah mi cabezaaaa. —Se toca el cráneo desde ambos lados.
—Otra vez, otra vez. —Lía aplaude mientras ríe, entretenida con el espectáculo.
—Ya está despertando el lado travieso que le heredó su padre —comenta Rei.
—Mis neuronaaaaas —se queja la madre de la pequeña.
Y mientras más se queja, más fuerte se ríe su hija.
—¿Quieres que te traiga algo de beber? —Jack se inclina hacia la madre.
Sacude la cabeza y se levanta.
—Voy al baño. —Se va.
Lía deja de reír para enfocarse en su aguado postre.
—Iré a ver cómo está. —Rei no tarda en pararse e ir tras la madre.
Jack se concentra en la ardua tarea de limpiar la manchada cara de Lía, la cual no parece poder mantenerse impecable por más de tres segundos.
—Tío Jack. —Se ríe ya que la limpieza le provoca cosquillas.
—¿Sí? —Sonríe, contagiado por su adorable risa.
—¿Cuándo va a venir Santa?
Mi hermano me da un rápido vistazo.
—No estoy seguro.
—Espero venga pronto. —Se mete a la boca otra porción del líquido marrón, lo que provoca nuevas manchas en su rostro.
—¿Qué pasaría si no viene?
—Él vendrá. —Sonríe.
—¿Por qué estás tan segura? —Le limpia las nuevas zonas sucias.
Se limita a sonreír y continuar comiendo.
Ladeo mi boca y asiento.
Me conoce.
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¡Hola!
Qué felicidad que pude actualizar a tiempo :3
Les comento que publicaré la escena extra de MVDS que cuenta lo que ocurrió en aquel año nuevo interesante para Amelia 7u7. Lo publicaré aparte ya que viene algo picoso e.e
Por cierto, estaba pensando en compartir material exclusivo en mi grupo de lectores en fb o telegram (como adelantos de capítulos, información extra del mundo de Amelia, etc) pero no me decido en cual de los dos hacerlo o en ambos u.u me ayudarían mucho comentando por aquí en donde prefieren que lo comparta y qué les gustaría ver por ahí :3
Días de actualización: Lunes y Viernes
♛PREGUNTAS♛
☆¿Preguntas?
☆¿Frase favorita?
☆¿Teorías del siguiente capítulo?
Nos vemos pronto 7u7
♡ Los adoro ♡
Vale Rie☆
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